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Cabaña

Su pequeña idea sobre poder ir juntos a la cabaña de su tía Mirko había sido una buena excusa para pasar tiempo con el nerd, prácticamente había sido algo imprevisto pues ni el alfa tenía pensado tener que salir el fin de semana, pero era la oportunidad perfecta para intentar confesar al menor la verdad respecto al como fue el inicio de su relación. La apuesta era algo de lo que ahora no se sentía del todo orgulloso pero había logrado conocer lo que era tener una pareja de verdad. No solo encuentros sexuales o una simple relación que buscaría desechar en unos días. Lo que el alfa sentía por Izuku era real y genuino. Poco a poco afloró hasta transformarse en eso que sentía ahora. Una conexión y cariño que no había sentido por nadie nunca. 

Ante las palabras del menor el rubio alzó una ceja y chasqueo la lengua. Ciertamente sabía que no era del todo bueno convencerlo de mentirle a Inko pero era la única alternativa para estar a solas. Ella había sido muy clara con el asunto de su relación y el como debían ser "cuidadosos" así que la idea del menor por tratar de decirle la verdad terminaría en un rotundo "NO". Sin embargo decidió dejarle al menor hacerlo a su manera. 

—De acuerdo, entonces infórmame lo que ella te diga — 

Murmuró rodando los ojos, el menor era muy ingenuo creyendo que su madre le daría el permiso si le decía la verdad. 

—Ya tienes casi 20 años y aún tienes que pedirle permiso a tu madre para salir... Vaya que eres un torpe y adorable nerd — 

Le dijo en una falsa burla y noto como el menor le tomó del brazo para prácticamente hacerlo caminar más rápido

Mientas caminaban pudo ver a una pareja en frente, un chico y una chica que iban de la mano y diciéndose cosas acarameladas y estúpidas. El rubio suspiro, supuso que el Omega esperaba algo así de su parte.

"¿Realmente le gustaría que fuera así?... Supongo que podría intentarlo"

Pensó observando a la acaramelada pareja hasta que estos doblaron la esquina, miro de nuevo al bendito chico de pecas mirándole con ese asqueroso brillo que le causaba náuseas en el mejor de los sentidos. ¿Por qué tenía que ser siempre tan lindo? Katsuki pensaba que él pecoso tenía un brillo que radiaba de si mismo y que a la vez le molestaba y agradaba. 

—Agh... Mira al frente y camina... Podrías caerte — 

Le dijo gruñendo con un ligero sonrojo en una de las mejillas y lo tomo de la muñeca para ahora ser el quien lo llevaba caminando rápido. Faltaban pocas cuadras, hasta que llegaron a la calle que daba a sus casas. Entonces lo soltó y un suspiro escapó de su boca.

— Debo preparar todo para mañana, saldré temprano al amanecer, así que manténme informado de lo que decidas. — 

Le solicitó antes de despedirse con un suave beso en los labios ya era tan común para ambos tornar a darse besos en cualquier lugar y momento. El alfa entró a su hogar y negó con la cabeza. Era atemorizante como cada vez necesitaba más de Izuku, su compañía y atención, lo quería todo para él. Era aún más claro al pasar todos los días a su lado, incluso después de clases, la nueva rutina del alfa era pasar toda la tarde en casa del Omega hasta antes de que su madre llegara y claro... Volver a entrar a escondidas algunas noches después de que cometieron esa pequeña travesura la primera vez. Aún así pese a pasar días y noches juntos el alfa aún no podía creer lo mucho que habían cambiado las cosas en tan poco tiempo. 

Camino hacia la sala que ya tenía un par de muebles gracias a sus ahorros. Tomó asiento en el sofá y recargo la cabeza en el respaldo mirando al techo. Aún recordaba como odiaba a Izuku al inicio. El primer día de clases en que lo vio y lo azotó contra el casillero. Ahora lo besaba y cuidaba como naturalmente cualquier alfa haría con su Omega. ¿Eran destinados? Era una gran casualidad que ambos fueran del genero opuesto y sus aromas atrajeran mucho más que cualquier otro. Katsuki no solía creer en el mito de los destinados, pero si existiera quería que fuera con deku. 

Tras un leve descanso acudió a tomar un baño caliente. Miro su cuerpo en el espejo dándose cuenta de que sus heridas estaban aun dibujadas sobre su piel pero el dolor era menor que días atrás. Solo quedaban pequeños moretones y una pequeña costra en el hombro justo en el área en que la bala rozó. Ciertamente los Todoroki no habían vuelto a molestarlos y Shoto no se había vuelto a acercar al menor en el colegio. Eso le agradaba al rubio, no quería lidiar con un tercero molestando, aunque Izuku ya le había dejado claro que lo elegiría a él. Aun así, prefería evitar tener que verle la cara. 

Tras bañarse, se dedicó a empezar a preparar la maleta para el viaje, solo serían dos días y una noche, así que no sería mucho lo que llevaría un par de cambios de ropa y productos de aseo personal. Al abrir el cajón de su mesa de noche observó un desodorante y un paquete nuevo de preservativos. 

"Antes de estar con él... Solía tener sexo muy seguido"

Pensó tomando el paquete y mirándolo de un lado a otro. Solía ser muy cuidadoso con ello, siempre usando protección con cualquiera que se llevará a la cama y entonces se dio cuenta que ya había pasado bastante tiempo desde su última vez, con Izuku siempre se limitaba a masturbarlo o tener sexo oral pero hasta ahora no habían tenido un momento ideal para tomarlo por completo. 

"Su último celo fue cuando le di el supresor en el callejón... Además siempre está usando esos parches supresores...supongo que no tendremos sexo por el celo como causa"

Pensó guardando también la caja de condones en la maleta deportiva que ya estaba casi llena.
"Estaremos a solas... Lejos de todos y de todo, pasaremos una noche allá, probablemente los necesite por fin"

Dibujo una leve sonrisa ladina antes de cerrar el cierre de la maleta y suspiro tirándose a la cama, solo restaba conseguir los productos de limpieza pero eso ya lo compraría por la mañana. Saco su teléfono y llamo a Kirishima para confirmar que su padre le prestará el auto. 

— Entonces, ¿Irás con Midoriya?... Estarán solos en ese lugar todo el fin de semana, es casi como gritarme en la cara que tendrás sexo dos días seguidos, yo aún no doy el siguiente paso con Denki, él es muy tradicional— 

Bromeo el pelirrojo al otro lado de la línea. 

— No se trata de eso pedazo de idiota... Además aún no se si irá conmigo... Dijo que le pediría permiso a su madre 

Las risas del pelirrojo no se hicieron esperar haciendo al alfa gruñir.

— Claro, seguramente dejará a su adorado hijo Omega irse todo un fin de semana a solas con un alfa y no cualquiera.. su novio. ¿Crees que es idiota? Obviamente le dirá que no — 

—Eso mismo le dije yo... — 

El alfa suspiro con el teléfono en el oído y el hombro mientras votaba una pelota en el techo. 

— Realmente quiero que me acompañe... Independientemente de si tenemos sexo o no... Me gustaría si compañía en ese lugar — 

—¿Escuchas lo que dices?, ¿Quién diría que algún día estarías tan enamorado?... Me da escalofríos, ni siquiera pareces tú, pero me alegro por ti, pero... ¿Que harás si se entera de la apuesta? — 

La pregunta de Eijiro hizo al alfa dejar de botar la pelota y enfrió el rostro. 

— Planeo decirle mañana si es que me acompaña... Los idiotas del equipo ya amenazaron con contarle si no envío pruebas. Los escuchaste. Así que prefiero ser yo quien se lo diga — 

Hubo un pequeño silencio, Kirishima estaba preocupado por la respuesta que escucho. Jamás había visto tan feliz a su primo, y lo mejor era que lo notaba alejarse de sus vicios gracias a su nueva relación con Izuku. Si el alfa le contaba la verdad habría una probabilidad de que el Omega lo dejará. No quería volver a ver a su primo regresar a su mala vida y hundirse en drogas y sexo en burdeles de mala muerte. 

— ¿Que harás si él se molesta y decide terminar contigo? Sabes que es probable que ocurra — 

—Yo... Quiero confiar en que él me perdonará si soy sincero y le explicó lo que realmente siento — 

— ¿Y si no es así? — 

El pelirrojo estaba sembrando en el rubio una espina de duda, el Omega ya le había dicho muchas veces que lo amaba y se lo demostraba cada día con besos y abrazos y la forma cariñosa en qué lo cuidaba y le hablaba. No tenía duda de que Deku lo amaba pero... ¿Que tan frágil era su amor en ese momento?. 

El rubio no quería estar solo de nuevo, ya había encontrado a alguien que le iluminaba sus días con el simple acto de sonreír, no quería ni podía perder eso. Sin Izuku en su vida no sabía que es lo que ocurriría y tampoco quería imaginarlo. Sentía además una sensación poco sana de posesión hacia el Omega. 

—Solo... Piensa bien lo que harás y no sea alguna tontería — 

Indicó Eijiro antes de despedirse y colgar la llamada. El alfa se quedó en silencio meditando las posibilidades. Que tanto era el porcentaje de que las cosas pintarán bien si confesaba la verdad y que tanto si no. Realmente no sabía con exactitud lo que pasaría. Normalmente veía a Izuku como alguien dócil y tranquilo no imaginaba un escenario donde pudiera enojarse y terminar con él. Aún así ya estaba sembrada la duda. 

"Quizá será mejor no arriesgarme pero si no lo hago los idiotas le dirán la verdad, a menos que... Envíe alguna "prueba"... Solo para que nos dejen en paz pero ¿Que cosa podría ser?"

Cerró los ojos un momento tratando de pensar en algún plan que sirviera. Aún tenía en mente ser honesto como su primera opción. Después de unos minutos su teléfono volvió a sonar con un tono que reconoció de inmediato. 

Al encender la pantalla noto el mensaje del pecoso y su petición de salir al patio en unos minutos. No había nada más que eso. Le parecía extraño que le dijera que se vieran en la barda en vez de ir simplemente hasta su puerta.

"No lo dejaron, le dije que decirle la verdad era una idea ridícula"

Pensó resignado antes de bajar al primer piso para preparar un poco de agua caliente, tenía la intención de tomar una taza de te antes de irse a la cama. Cuando el tiempo transcurrió, salió al patio para ir al punto de encuentro en el mensaje. Al salir notó la presencia del Omega recargado al otro lado de la barda perimetral. Se acercó hasta estar frente a él y miró con una ceja en alto lo que el menor le señalaba en mano. Parecía ser un bento envuelto en una tela de cocina. Al escuchar que se trataba de comida hecha por el menor no dudo en tomarla mientras su mano libre fue tomada por la ajena. 

— Justo a tiempo para cenar... Gracias, ¿Le dijiste a tu madre sobre mañana? — 

Cuestionó llendo al grano, la respuesta que escucho era la que esperaba, Inko no dejaría al Omega ir con el, era más que obvio, pero sorprendió al escuchar que había tenido que usar el plan b. Usar una mentirilla piadosa para poder ir juntos. Todo apuntaba que ya tenía el permiso e Izuku había decidido mentir. El alfa suspiro no muy seguro de que fuera lo mejor pero por otro lado estaba alegre de saber que podría "robarse" a Izuku todo el fin de semana. 

—Bien, entonces te recogeré en la escuela, llevaré el auto de mi tío, trata de estar allí a las 8, lleva ropa y cosas que necesites. Yo me encargaré de la cómida y lo que necesito para limpiar. Después de todo ese es el motivo de ir. Tengo que dejar la casa limpia para la inmobiliaria. —
Explicó entre pausas mientras acercaba su nariz al bento para olfatear los alimentos. Indico al menor que otras cosas más podría llevar. Cómo alguna chamarra ya que en el bosque era más frío que la ciudad y estaban en temporadas de lluvias. Seguramente tendrían una madrugada y noche bastante helados. Luego de darle algunos detalles e instrucciones más, decidieron despedirse. 

El pecoso tomo su mano brindándole un beso sobre ella y acariciando su mejilla en su palma. El alfa aún no estaba del todo acostumbrado a ese tipo de gestos de parte del menor, siempre lo tomaban por sorpresa haciéndole tensar ligeramente. Observaba cada minimo detalle de ese rostro al darle semejantes mimos y solo podía suspirar con el pecho latiendo fuerte por la sensación que le llenaba ser acariciado de esa forma tan amorosa. Apenas pudo corresponder con la caricia de sus dedos en aquellos labios antes de alejarse y escucho la misma frase de los últimos días. "te amo". 

El alfa resoplo con una sonrisa ligera y tuvo el impulso de responderle lo mismo pero las palabras quedaron atoradas en su garganta. ¿Por qué le costaba tanto expresar un simple te amo?. Sentía que era una frase con mucho peso, un enorme significado que no debía decirse tan a la ligera. Adoraba a Izuku, lo quería y sentía tantas cosas por el, lo ama también, entonces ¿Por qué no podía decirlo? ¿Le daba vergüenza?. No estaba seguro. 

Al entrar a casa dirigió a apagar la estufa, el agua ya estaba lista y la sirvió en una taza para colocar la bolsita de te, dejo el bento en la barra y luego lo abrió cuidadosamente. 

Sus ojos ampliaron al ver lo cuidadoso que había sido preparado aquel bento, llevaba arroz, pescado y vegetales acomodados con armonía sobre papel verde de cera. Humeaba aún, y el aroma era exquisito, a Katsuki se le hizo agua la boca y de inmediato tomo los palillos para dar un par de bocados. Arrugó el entrecejo y gruño placentero por el delicioso sabor. Bien equilibrado entre la sal y las especias. 

—Joder si cocina así de bien, no me molestaría casarme con él... mierda esto esta muy bueno— 

Dijo mientras devoraba aquel bento entre sus manos y de pronto pauso quedando estático por lo que acabas de decir. 

— Casarnos...— 

Pensó arrugando el entrecejo y la mirada fija en la taza de te. El alfa jamás había pensado en la idea de casarse y formar una familia, su actitud y estilo de vida eran todo lo contrario a lo que alguien quisiera para esposo, intento imaginarse como un hombre responsable, casado y viviendo una vida tranquila. 

— ¿Sería capaz de lograr algo así? — 

Murmuró moviendo con desgane los palillos entre el arroz desde pequeño había sido un chico problema. Siempre en contra de las reglas y viviendo la vida como el quería. Sin seguir tontos estereotipos. El simple hecho de tener una familia y trabajar el resto de su vida para mantenerla le parecía aburrido o al menos eso pensaba haga hacia poco, cuando aún no tenía ni la más mínima intención de formar una relación seria con alguien, pero ahora era distinto. 

— ¿Deku querrá eso?... Ahora que lo pienso... jama hemos hablado del tema de tener cachorros o casarnos... es demasiado pronto...— 

Dijo dando otro bocado más a su comida, en su mente se creo una adorable imagen de Izuku cargando a un cachorro recién nacido, a él mismo a su lado y a la idea de como sería una vida así, normal y relajada siendo recibido por su Omega y sus hijos después de un largo día de trabajo. Su pecho bombeo con un ferviente sentimiento de deseo, quizá la idea no era tan mala después de todo.

— Que cosas estoy pensando... Que mierda me pasa... Que me has hecho Deku... Yo jamás hubiese tenido esas ideas antes — 

Murmuró con una sonrisa ladina y un gesto afable mientras terminaba de comer. Las señales eran claras, al grado de que su subconsciente ya le decía que Izuku era el Omega indicado con el que deseaba para formar una familia. Definitivamente lo amaba. No había una razón más allá. Simplemente estaba perdidamente enamorado de ese Omega que de alguna forma había logrado derretir su corazón y derribar sus barreras. 

Esa noche, durmió tranquilo como pocas veces lograba hacerlo y al despertar por la alarma de su teléfono, rápido tomo una ducha, se vistió con ropa cómoda, se colgó la maleta deportiva y salió rumbo a la casa de sus tíos no sin antes mirar de reojo la casa de al lado sonriendo travieso por saber que más tarde vería al menor como dictaba su travieso plan. 

Afuera de la casa del pelirrojo estaba estacionado el auto del padre. Un viejo cámaro de color negro con franjas blancas en el frente. Un clásico. El rubio adoraba los autos clásicos y aunque ya tenía permiso para conducir, nunca había podido tener su propio auto aún. 

El rubio se encontraba metiendo su maleta en el portaequipaje, hacia un poco de frío y apenas estaba comenzando a llover, era una madrugada algo nostálgica, las llaves le fueron cedidas junto a la petición de su tío sobre cuidar mucho su auto y que ya había revisado el motor y las llantas para asegurarse que todo estuviera en orden para el viaje y finalmente otorgó las llaves de la cabaña a lo que el rubio asintió. Despidió de él y se dirigió al supermercado más cercano en donde compro todo lo que iban a necesitar para limpiar. Algunos baldes, jabón, esponjas, trapeadores y escobas entre otras cosas de limpieza. Compro además los alimentos para el fin de semana en su mayoría cosas que podrían preparar rápido como fideos instantáneos, pan para hacer sandwiches, sodas entre otras cosas. Después de esto se dirigió directo a la escuela, faltaban aún unos minutos para la hora acordada con el pecoso pero no le importaba llegar temprano. 

Su sorpresa fue que al avanzar por la calle que daba al colegio logro observar al menor caminando por la banqueta y sonrió entusiasmado acelerando para alcanzarlo. Freno de golpe a su lado y pudo notar la alterada reacción en el Omega. 

— Idiota... Lo olvide por completo...— 

Se dijo a si mismo, había pasado por alto que el pecoso llevaba aún los traumas de los autos frenando a su lado para llevárselo. Rápidamente bajo del auto para que le mirará y como era de esperar el Omega le reclamo el no haberle avisado que ya iba en camino. El alfa río encogiéndose de hombros. 

—Lo siento... No sabía que ya estabas por llegar también. — 

Respondió mientras acercaba a él para recibir su abrazo y el dulce beso. Curiosamente esos gestos le llenaban de una extraña energía. Solo bastaba besar al menor para sentir que sería un maldito gran día. 

— ¿Estás listo?... Ya es hora — 

Pregunto con la frente pegada a la ajena y separo para tomar la maleta del menor. Al igual que el habla empacado solo lo necesario pues era esa misma maleta que ya le había visto antes en algunos entrenamientos. Acudió a dejar la maleta en el portaequipaje junto a la suya y las demás cosas que compro y volvió al auto para subir junto al menor quien tomo asiento del copiloto. 

—Ponte el cinturón — 

Le dijo para después suspirar y ponerse en marcha, Se Sentia increíble poder conducir. Esperaba poder recordar bien el camino. Tenía un mapa en el teléfono y también recordaba las carreteras que debia tomar. De pequeño había visitado varias veces ese lugar junto a sus padres. 

—Duérmete un rato... Será un viaje largo — 

Sugirió al menor, debía mantener toda su atención en la carretera al menos hasta que salieran a zonas más libres de tráfico. 

El vibrar del motor era tremendo, katsuki podía sentir que tenía en sus manos un verdadero auto, un clásico y uno poderoso en cuanto a motor y velocidad. Sin duda su tío tenía buen gusto. Mientras conducía rumbo a la salida a la carretera sintió el agarre en su mano por la del pecoso el calor y suavidad de su mano estaban más que presentes. Enlazo fuerte sus dedos entre los ajenos y se dedicó a disfrutar del camino. Manejar en tanta libertad le relajaba. 

Un par de horas más tarde el paisaje ya había cambiado, el asfalto y los edificios habían cambiado por vegetación y una verde naturaleza que los saludaba con un fresco rocio. Conforme avanzaban su mente iba retomando los recuerdos de su infancia, algunas cosas no habían cambiado como una pequeña granja cerca de la carretera que le anunciaba que estaban ya estaban cerca. Giro en la entrada de un camino amplio y viejo de terracería húmeda por las recientes lluvias, esperaba que no fueran a atascarse en el lodo o algo similar por lo que bajo la velocidad para ir más cuidadoso, la pregunta de Izuku respecto a si era el camino correcto le hizo reír bajo. 

—Tranqjilo, Voy bien, hay un motel a unos kilómetros de la cabaña, Eso es todo lo que hay por aquí... Realmente no es la gran cosa... Ya estamos cerca de llegar — 

Le dijo encogiendose de hombros para entonces fijar su atención completa a la carretera de nuevo, pues ahora había el riesgo de topar con algún animal salvaje y no quería arrollar a ninguno.

No se escuchó palabra más, de reojo miró al nerd notando que parecía estar entretenido mirando por el cristal de la puerta. Las gotas de lluvia ya caían por lo que tuvo que encender el limpiaparabrisas. El rubio encendió la radio y aprovechó un semáforo en rojo para sintonizar algo, logrando encontrar una estación que tenía lo que parecía ser música electrónica de ritmo suave. Parecía ser la ambientación perfecta para un viaje así que dejó esa estación puesta.

—Ya casi llegamos... — 

Encendió el GPS, siguiendo el mapa trazado por el mismo horas antes de salir. Desvío un par de caminos más hasta que dio finalmente con el gran anuncio metálico que decía "Bienvenidos a Kaite" el nombre del pueblo que era colindante a la montaña donde estaba la cabaña. Se detuvo en la pequeña gasolinera para cargar un poco de gasolina, el dueño salió para cobrarle, reconociendolo de inmediato.

— ¿Katsuki eres tu? Vaya que has crecido, hace tantos años que no te vemos por aquí, ¿cómo están tus padres? Vienes con ellos? — 

El anciano le sonrió agachándose un poco para ver por la puerta abierta del auto, katsuki chasqueó la lengua y le dio el dinero.

—Ellos están bien, tengo prisa... Gracias — 

Le dijo interponiéndose para entonces subir al auto y encenderlo de nuevo.

— Oh claro... Ah sí, Parece que este fin de semana anunciaron una fuerte tormenta en la montaña y sus alrededores, tengan cuidado podría fallar la energía eléctrica — 

Advirtió el hombre, Katsuki sólo asintió para entonces seguir su camino.Tras casi media hora más de camino finalmente logró ver la cabaña de su tía Mirko a unos metros y sonrió al comentario del pecoso. Efectivamente era una cabaña grande, con acabados de lujo como las paredes de cristal y las grandes puertas delanteras con molduras talladas a mano. 

— Ya llegamos. A mi tía le gustan los lujos como podrás darte cuenta, supongo que se ha hecho una nueva y más grande.. por eso la vende. — 

Le dijo mientras quitaba las llaves del motor y se quitaba el cinturón. Presionó el botón para abrir el portaequipaje y bajó del auto cerrando de un portazo. Abrió el portaequipaje y comenzó a sacar las maletas tanto la suya como la del nerd y las bolsas plásticas de compra y se acercaron a la enorme puerta. El alfa saco un manojo de llaves de las que colgaba un estorboso llavero de un conejo blanco. Nunca entendió la obsesión de su tía por esos animales que ciertamente le recordaban a Izuku también. 

La puerta estaba algo dura y rechinaba por la falta de uso, dejo pasar al menor y entonces cerró la puerta. Encendió la luz y para su suerte había electricidad por lo que suspiro un tanto áliviado. Un aroma a polvo y guardado los recibió, se adentraron observando la altura de los techos y la bonita vista que algunas de las paredes de cristal les daban. El alfa suspiro de tan solo imaginar todo el tiempo que les tomaría limpiar ese lugar así que resignado dejo las cosas de limpieza en el piso mientras escuchaba al pecoso indicar que había mucho trabajo y que le ayudaría. El alfa negó levemente con la cabeza. 

—Para eso vinimos nerd — 

Bromeo acudiendo a abrir las demás puertas y ventanas Solo la principal tenía seguro.Todo estaba tal como recordaba, los amplios pasillos que crujían por la madera ligeramente húmeda y los elegantes arcos de madera que adornaban la cocina en conexión con la sala de estar en donde había una gran chimenea. 

"Es un buen lugar para acostarnos a descansar"

Pensó mirando la estancia con un amplio juego de sofás de cuero y una pomposa alfombra de piel sintética. La chimenea tenía troncos listos para ser encendidos en cualquier momento. Regreso a la cocina donde miro el refrigerador. Abrió las puertas para guardar la comida que había comprado y al cerrar la puerta noto la fotografía pegada en ella con un imán. 

La imagen de sus padres junto a su tía sentados en la sala estaba bien impresa en aquel trozo de papel. La observó despacio prestando atención a su madre. Se preguntó cómo es que ella estaría actualmente. Después del incidente no había hablado mucho con ella pero sonaba más animosa la última vez que le llamó hacía un par de días. Aún no le había contado de su relación con Izuku a sus padres a diferencia del menor que ya le había dicho a su madre, el Alfa quería aguardar un poco más y llevarlo con ellos para presentarlo formalmente como su pareja. Era increíble como sus metas estaban cambiando poco a poco pasando de ser ideas egoístas a solo imaginarse una vida con Deku. 

Su mirada viajó de un lado a otro, el recibidor y sala, al lado la cocina y al frente las escaleras para subir al segundo piso. Las voces de sus padres sonaron como ecos en su cabeza hasta que un murmuró de Izuku devolvió a la realidad.

Se acercó a el notando que parecía estar preocupado o tenso por algo. 

—¿Que te pasa? — 

Cuestionó acercándose al Omega pero este lucía nervioso sobre reaccionando a su pregunta. Tal parecía que se le había olvidado el botiquín médico en casa pero para el rubio le parecía algo exagerado ponerse así por algo tan simple. Había algo más pero decidió no preguntar. 

—Solo trata de no herirte, aún así creo que mi tía tiene un botiquín en el baño de arriba...iré a ver y a llevarme nuestras cosas a la habitación aguarda aqui— 

Le dijo tomando su maleta y la del menor para subir rápidamente a la habitación principal en donde dormirían. Era un cuarto grande, con solo la pared del balcón de cristal cubierto por una larga cortina blanca de encaje que caía hasta el suelo. Había un baño individual que conectaba con otra habitación y esa. La cama era amplia con una elegante cabecera de madera con cristales de espejo y también había dos burós con lámparas modernas. Lo único que no le gustaba era la decoración. Decenas de cuadros y figuras de conejos adornaban los pasillos y los muebles de la cabaña.

Suspiró y entró al baño buscando el botiquín, no había gran cosa más que algunas vendas, banditas curativas, alcohol, pastillas para el dolor de cabeza y afortunadamente un paquete a medio empezar de toallas húmedas."

Supongo que esto servirá por ahora"

Pensó tomando el paquete de toallitas húmedas y bajo se regresó a dónde estaba Izuku, o donde creyó que estaría pues al bajar no había nadie en la entrada

— ¿Deku... Dónde estás? —

Le llamó sin recibir respuesta así que comenzó a buscarlo por toda la casa y al no encontrarlo chasqueó la lengua preocupado. La cabaña era enorme pero no parecía haber señal del menor.

— ¿Se habría ido? Imposible, dudo que sepa conducir, además está demasiado lejos para regresé él solo y sin conocer el camino. —

Al no encontrarlo dentro de la cabaña decidió salir al patio trasero a buscarlo.

—¡Deku! ¿Donde estas estúpido cabeza de brócoli? —

Le gritó empezando a alterarse pero no lo encontró tampoco atrás, por última opción decidió ir a la parte frontal de la cabaña. En la entrada.

— Si salió a caminar al bosque lo mataré... No sabe que puede ser peligroso —

Murmuró gruñendo mientras llegaba a la puerta principal y al abrirla salió a zancadas mirando en todas direcciones hasta que finalmente pudo ver al omega en cuclillas cerca del riachuelo que conectaba al lago ladero, se acercó a él sin que se percatara de su presencia.

— Ahí está ese idiota... —

Arrugó un poco las cejas y ladeo su cabeza.

"¿Que mierda hace ahí sentado y hablando con.... Una maldita... ¿ardilla?."

Se sorprendió de ver como el roedor parecía estar como si nada sentado cerca del nerd hasta que se acercó lo suficiente como para espantar al animal con su mera presencia el cual salió corriendo a esconderse entre los arbustos.

—¡Maldición si vas a salir dime! Caminar por el bosque puede ser peligroso. El suelo es inestable y resbaladizo por la lluvia y los animales salvajes son, esa cosa te pudo haber mordido...Agh.. Olvidalo... Solo estaba preocupado —

Le dijo gruñendo y desviando la mirada, la ardilla había salido corriendo aún más por sus gritos.

— Entra a la casa. Tenemos mucho que limpiar —

Le dijo dándole la espalda para comenzar a caminar para entrar de nuevo a la casa. Se dirigió a la puerta trasera para ir al patio y acercarse al cobertizo y abrirlo para sacar un par de cubetas además de un rastrillo grande para poder barrer las hojas y basura regadas en ambos patios.

Lleno algunos baldes con agua y entonces entró a la casa y finalmente repartió los utensilios de limpieza.

—Toma... Tú sacude el polvo de los muebles y barre, yo lavaré las ventanas, sacaré basura y trapearé, luego entre ambos limpiaremos las hojas de los patios y cambiaremos la ropa de la cama. Tenemos un par de horas antes de que llegue la lluvia así que hay que darse prisa... Si todo sale bien, luego podremos ir a caminar al bosque un rato —

Le dijo con calma para entonces comenzar a acercarse a las ventanas para quitar las cortinas y comenzar a retirar las ligeras telarañas y el polvo.

Limpiar la cabaña sería una tarea cansada pero estaría lista para recibir al agente de bienes raíces quien haría el avalúo y papeleo para poner a la venta el inmueble con más rapidez.

El tiempo comenzó a pasar muy rápido. Entre sacudir las cortinas limpiar las ventanas por dentro y por fuera, limpiar los pisos, juntar y sacar toda la basura de la casa y por ultimo trapear los pisos. Entre lapsos miraba a Izuku trabajando con entusiasmo y en ocasiones agachándose para limpiar o sacudir algo. Instintivamente el alfa quería acercarse para darle una nalgada, la forma redonda y suave de aquellos glúteos era tentadora, no podía reprimir ese impulso. Fue en un momento en que el menor estaba inclinado sacudiendo uno de los sofás cuando Katsuki acercó por detrás y dio una fuerte palmada en el trasero del menor.

— Lo estás haciendo muy bien —

Le susurro dándole un mordisco al hombro antes de alejarse entre risas para continuar con lo suyo. Había iniciado primero en la planta alta para que el pecoso se encargará del primer piso y así cuando bajara el menor subiría y no se estorban mutuamente.

Había sido un trabajo de limpieza bien coordinado, tras casi cuatro horas de trabajo duro la cabaña quedó rechinando de limpio.

Tras cerrar la última bolsa de plástico negra llena de basura y dejarla en los contenedores del patio delantero, el rubio limpio su sudor de la frente con su antebrazo, vaya que había sido cansado y aunque había tenido un poco de dolor en su costado no había dejado que eso le detuviera.

Suspiro quitándose la hoddie que tenía para echarse aire dentro de la camisa sin mangas que llevaba debajo, el clima era frío aún, pero ante el ejercicio que había hecho con la limpieza terminó por sudar y tener calor. Entonces escuchó a sus espaldas a un auto acercarse por el camino que se abría por los árboles para llegar a la cabaña. Se giró y afiló la mirada, logrando leer que en el auto había un logotipo que de inmediato reconoció. Al estacionarse justo detrás del auto negro del padre de Kirishima, una mujer alta de cabello platinado, piel morena y ojos tan rojos como los suyos bajó del auto.

El rubio alzó una ceja y chasqueó la lengua al tiempo que se metía las manos a los bolsillos.

— ¡Hola cariño! Cuanto tiempo, la última vez que te vi eras un jovencito de secundaria —

Saludó la mujer que llevaba un traje ajustado de falda, sacó y zapatillas haciendo notar su muy bien trabajado cuerpo cualquiera podía darse cuenta de que esa mujer se ejercitaba con una sola mirada y tenía un porte elegante y refinado.

—¿Esto es una broma? ¿Que no se supone que estabas lejos y por eso no podías venir? 

Preguntó el rubio con su mueca de disgusto de siempre y la mujer se acercó a él para abrazarlo y jalarle una mejilla haciéndolo gruñir forcejeando en separarse.

—¡Agh suéltame! Ya no soy un maldito mocoso —

— Mi fuerte y guapo sobrino, eres tan irritante como mi hermana... Eres su viva imagen, supongo que el carácter se hereda, eras más alegre de pequeño —

Murmuró la mujer sonriendo para después alejarse dando una caricia en la cabeza del rubio quien le quitó la mano de un golpe no muy fuerte.

—Ya te dije que no soy un maldito mocoso vieja loca, como sea. ¿Que haces aquí? ¿No se supone que debía venir el agente de bienes raíces? —

La mujer frunció el ceño para después dar un golpe fuerte en la cabeza del rubio.

— Soy tu tía, no me hables de esa forma tan irrespetuosa Katsuki. Cielos, ahora entiendo por qué mi hermana se quejaba siempre de ti... Eres un grosero —

—Ambas siempre serán un par de viejas brujas —

Gritó el rubio mientras se sobaba el golpe en su cabeza. La mujer solo negó con la cabeza y río para comenzar a caminar y ver la casa con detenimiento por fuera, la fachada, los acabados. Luego entró para observar que tan buen trabajo de limpieza habían hecho.

El rubio solo la siguió en silencio con un semblante irritado y las manos en los bolsillos.

— Estaba de viaje de negocios pero debo irme a otro esta tarde, solo pasé para ver qué todo estuviera en orden... el agente vendrá el lunes —

Explicó la alta mujer con una sonrisa complacida.

— La cabaña es preciosa, se venderá por un buen precio, además está en una excelente ubicación y parte de la ganancia se irá para tu madre y ustedes. Es una herencia que nos dejó tu abuelo después de todo —

Dijo Mirko mientras subía las escaleras y el rubio solo rodó los ojos. Aquella mujer era la hermana menor de Mitsuki. El rubio buscaba con la mirada al nerd, no sabía dónde estaba, no lo veía pero no fue necesario preguntar más pues en cuanto entraron a la habitación lo miraron terminando de acomodar unos adornos en uno de los muebles.

La mujer ladeó su cabeza algo sorprendida y extrañada por la presencia del menor y un brillo se notó en sus ojos rojos que demostraba tener el linaje de la familia.

— Oh, no sabía que habría más personas. Hola ¿que tal? Soy Mirko ¿Eres amigo de Katsuki? 

Preguntó la mujer dándole la mano con entusiasmo al pecoso.

— Mucho gusto Izuku, eres tan adorable. Oye Katsuki no sabía que podías ser amigo de alguien tan contrario a ti —

Dijo la mujer mientras sonreía pero el alfa rápido se acercó a él y lo tomó del brazo para jalarlo hacia su lado. Mirko notó ese gesto posesivo en el alfa y solo sonrió cómplice.

— Ya entiendo... —

Murmuró la mujer mientras recorría la habitación. Katsuki estaba algo avergonzado por la actitud extrovertida de su tía quien tras unos minutos más salió de la habitación y recorrió el resto de la casa para después volver con ellos.

— Bien, ya terminé...Todo luce impecable, han hecho un grandioso trabajo, felicidades chicos, ahora descansen, debo irme ya, me dio gusto verte Katsuki y conocer a tu lindo novio también... ¡Nos vemos! —

El rubio abrió la boca en sorpresa y luego miró al Omega con extrañeza.

—¿Le dijiste algo?... Cómo supo que nosotros... —

Le preguntó y luego corrió tras su tía.

—Hey... ¿Cómo diablos lo supiste? —

La mujer le puso la mano en la boca y sonrió divertida.

— No necesitan decírmelo, es más que obvio, dos chicos a solas en una cabaña en el bosque, alguien tan lindo con alguien como tu... Por Dios no nací ayer. Descuida no le diré a tus padres, su secreto está a salvo conmigo, yo también tuve su edad —

Les guiñó el ojo para después salir por la puerta e irse triunfal con una amplia sonrisa de oreja a oreja. El rubio se le quedó viendo con una mueca de sorpresa y gruñó bajito, ambos acercaron a despedir a la mujer quien se retiró en su lujoso auto en medio de una llovizna que parecía no tener fin, al quedar a solas de nuevo el alfa negó con la cabeza cansado.

—Supongo que hemos terminado, buen trabajo —

Le dijo al menor dándole una caricia en la cabeza en donde removió sus rulos verdes.

—Muero de hambre... Comamos algo y tomamos un baño después... O hagamos algo que tú quieras, tenemos todo el resto del día hasta mañana por la tarde... —

Le dijo con más calma mientras entraban de vuelta, se sentía en deuda con él por su ayuda así que solo podía hacer aquello, devolverle el favor haciendo algo que Izuku quisiera.

Afuera las gotas de lluvia que habían iniciado en la mañana cobraron fuerza, se podía oír el ruido del agua chocando contra las tejas y chorreando, los árboles moverse por el viento y claro que la luz de los rayos verse e iluminar todo el interior cada vez que uno descendía acompañado de un estruendo.

— Terminamos justo a tiempo... Al menos tenemos electricidad y eso ya es un milagro a como está el clima así que aprovecha para llamar a tu madre... Hay señal pero solo en el segundo piso y es poca —

Se sentía extraño de estar ahí a solas con el menor. Antes de que le pudiera decir algo le miró acercarse tomando su rostro con sus manos y recibiendo uno de sus besos tan dulces para después verlo dirigir a la cocina indicando que le prepararía café.

Katsuki solo le miró con una ceja en alto. No le sorprendía la amabilidad del Omega después de todo ya la había visto en más de una ocasión. Tal como la noche en que se accidentó su madre y estaba más que dopado en su habitación, y la noche en que le curó las heridas de la pelea. El omega era demasiado amable y protector, tenía todo lo que una buena "esposa" necesitaba. Nuevamente tuvo ese pensamiento de estar juntos el resto de su vida.

Acudió a la cocina junto al menor y tomó asiento en la mesa para empezar a sacar algunas cosas y cuchillos. Miro a Izuku calentando el agua y buscando las tazas en la alacena con una sonrisa tonta en su rostro pecoso adornado por un leve sonrojo.

El alfa suspiró, se estaba dando cuenta inevitablemente de que el pecoso era demasiado bueno y a la vez frágil como una copa de cristal. Misma que él sabía que se rompería en muchos pedazos cuando le dijera lo de la apuesta. Una sensación de culpa se estaba instalando en su pecho. Las palabras de Kirishima cobraban cada vez más fuerza, "Él es un chico bueno, si lo descubre lo lastimaría mucho" "¿Va a dejarte si le dices la verdad?"

El rubio chasqueó la lengua y negó con la cabeza.Murmuró más para sí mismo en voz baja y cerró los ojos unos segundos apoyando los codos en la mesa y la frente en sus manos, trató de calmarse luego miró al nerd una vez más y sus ojos rojos estaban más suaves, al igual que su rostro más relajado.

—Deku, ¿Que tan dispuesto estarías a perdonar a alguien que miente? —

Le preguntó curioso mientras cortaba el pan, pero el Omega le miró con extrañeza indicando que mentir era malo y era algo que no estaría feliz de hacer tal como mentirle a su madre esa mañana esperando no volver a hacerlo. El alfa sintió una punzada de culpa y remordimiento. A la pregunta del menor del por qué había esa pregunta el rubio solo negó.

—No por nada en especial... También pensaba en... Lo de tu madre —

Murmuró sacando un poco de carne precocida que había comprado solo bastaría con freirla un poco. Lo justo solo para comer ese par de días unos sándwiches de carne con vegetales no estaría mal. Miró a Izuku y lo noto cortando un poco de vegetales y el rubio se acercó por la espalda y se inclinó cerca de el abrazandolo y dándole un beso en el cuello, en ese momento el alfa se dio cuenta de algo, la sensación del molesto parche supresor no estaba. Miro de reojo notando la falta del mismo y eso le hizo alzar una ceja. Ahora tenía sentido el por qué durante todo el día había detectado el aroma de Izuku más fuerte de lo usual. Ese rico y tentador aroma a cedro con manzanilla.

—Tu parche... No traes puesto ninguno —

Murmuró cerca dejando otro beso sobre la nuca caliente y palpitante del Omega quien tenso de inmediato diciéndole que eso era lo que había olvidado. El alfa se sorprendió de tal descuido. Siendo Izuku siempre tan cuidadoso le pareció extraño aún así no evitó reír un poco y acariciar la cabellera verde una vez más.

—Ya veo... Descuida.. no voy a morderte —

Advirtió con un toque de misterio y regresó a seguir con lo suyo.

—Haré una mezcla de especias y chile para bañar la carne — Murmuró para arremangar su ropa y comenzar a preparar la mezcla.

Entre el lapso en que ambos cocinaban juntos pudo oírle hablar sobre cosas irrelevantes, como algunos recuerdos de su infancia. Katsuki por su parte se mantenía callado, concentrado al picar la carne y solo escuchaba. Hasta que en un breve momento el nerd habló sobre una vez en que estaban haciendo pasteles de lodo en el patio de su casa y que el rubio había dicho una frase tonta

"Cuando seamos grandes, serás mi esposa Deku".

Aquel recuerdo hizo que el rubio frunciera el ceño y frenará avergonzado.

—Agh... Lo había olvidado... ¿En serio dije eso? —

Respondió llevando la carne a freír, sus mejillas estaban un poco pintadas de rojo. Katsuki no solía sentir ese tipo de emociones pero en ese momento fue un tanto bochornoso pero hasta cierto punto divertido.

—Aunque... Tal vez no sea una mala idea... ¿Tu que opinas?, ¿Te gustaría llamarte Izuku Bakugo algún día? —

Cuestionó tranquilo aprovechando el tema para resolver la duda que tuvo la noche anterior. ¿Que opinaba Izuku sobre casarse y tener hijos?. El menor parecía haberse puesto algo nervioso ante la pregunta. El alfa sonrió y acercó a su lado dándole un pequeño y ligero golpe en la coronilla.

— Éramos niños en ese entonces... Pero ahora ser mi "esposa"... Es algo muy serio Deku. No estaría en contra de tenerte a mi lado con un brillante anillo en tu mano —

Respondió con diversión mientras terminaba de cocinar y tras otro rato mas el aroma de los guisos ya cubria gran parte de la casa y seguro salía al exterior y el estómago de ambos rugio. La comida ya estaba lista así que sirvio un poco en un par de platos desechables y los llevó a la mesa para finalmente tomar asiento y comenzar a comer.

—Esta muy bueno... tus verduras salteadas son deliciosas... —

Elogio mientras comía, afuera la lluvia seguía cayendo a cantaros por lo que su idea de salir a caminar al bosque deberia ser descartada. Entre un suave sonido de los cubiertos, los vasos y el comer de ambos, el tiempo paso volando y el atardecer comenzaba a llegar y cuando finalizaron de comer y limpiar la cocina el alfa cerro las puertas con seguro. Al menos las que daban al exterior.

Miro a Izuku al lado de las escaleras y acerco a su lado para tomarlo de la mano y subir los escalones. Había llegado el momento para tomar el baño, entraron a la habitación para sacar la ropa de sus maletas.

— ¿Quieres que tomemos un baño juntos? —

Cuestionó mirando de reojo al menor, la respuesta que recibió fue inesperada al escucharle decir que lo mejor sería tomar un baño por separado. No era difícil saber la razón. Con Izuku sin ningún tipo de protección supresora sería bastante peligroso. Era evidente que al menor probablemente aún le daba miedo dar el siguente paso. Hacer algo más allá de solo besos, caricias y masturbarse pero Katsuki era distinto. El alfa deseaba poder tomarlo, y el aroma que Izuku estaba liberando sin medida ni control alguno, no le ayudaba.

— Bien... Entonces iré yo primero... —

Indico y luego sacó su toalla, el jabón y shampoo que había empacado. Entró al baño que estaba ahí mismo dentro de la habitación.

Aun salía agua caliente gracias a la energía que había acumulado el calentador solar, el vapor ya estaba concentrado por lo que al desvestirse no sintió frío. Entonces se metió bajo el chorro de agua caliente y casi soltó un gruñido de placer aunque el agua que bajaba por sus pectorales lograba hacer arder un poco la costra sobre su hombro. Talló su cuerpo con especial calma y cuidado en esa zona para despues lavarse el resto del cuerpo con normalidad.

En ese lapso de tiempo en que se relajaba volvió a reflexionar sobre ser sincero con el menor y decirle la verdad. Estaba tan inseguro de hacerlo. La simple probabilidad de que todo se fuera a la mierda le causaba pánico. No quería perder a Deku ahora que las cosas iban tan amenas entre ambos. Se debatió un buen rato bajo el chorro de agua hasta que finalmente tomó una decisión.

—No puedo hacerlo... —

Murmuró con derrota y un sonrisa ladina. Se llevó la mano al rostro con frustacion. Era la primera vez en su vida que se acobardaba por algo. La primera vez que temia perder a alguien.

—No quiero que se aleje de mi —

Susurró retomando a tallarse mientras sonreía con algo de culpa, se sentía mal por no decir la verdad pero era mayor el peso del cariño que sentía ahora por Izuku. Confiaba en que las cosas estarían bien y que si todo iba en orden, no habría necesidad jamás de revelar que todo habia iniciado como una estúpida apuesta de dinero.

Las cosas habían escalado cada vez más hasta que se volvió imposible decir la verdad. Ahora eran una pareja formal, incluso por poco y se bañaban juntos. El alfa río para si mismo con la imagen del menor sonrojado y nervioso al negar la sugerencia del baño. Era obvio que si lo hacían terminarian haciendo de todo menos bañarse. No lo culpaba.

"Quizá es muy tradicional y quiere mantenerse virgen hasta el matrimonio "

Pensó mientras tallaba su cabello con el shampoo de hierbas y menta que había comprado. Tras terminar de bañarse se secó el cuerpo con la toalla y se puso ropa cómoda para dormir, secó su cabello para después salir completamente relajado. Miró a Izuku recostado en la cama con su móvil quizá enviándole algún mensaje a su madre, se acercó a él para inclinar a darle un beso rápido sobre los labios y luego se alejó hacia la puerta.

—Tu turno... Iré a encender la chimenea de la sala mientras tanto... —

Le dijo saliendo de la habitación, fue hasta la chimenea en donde encendió un par de fósforos y los arrojo a los leños, en menos de un minuto las llamas comenzaron a surgir de forma pequeña, pronto serían grandes brazas que arderian calentando toda la casa con calidez por lo que tomo el atizador de metal para moverlos y que ardieran más rápido. Pasaron unos minutos cuando el fuego ya estaba tomando forma y pronto la cabaña estaría calida, afuera la lluvia continuaba acompañada de algunos rayos.

Regresó a la habitación y miró la puerta del baño cerrada aún, noto que el teléfono del Omega estaba sonando encima de la cama. Se acercó curioso a mirar la pantalla del teléfono alzando una ceja por el nombre en la pantalla. "Mineta-kun".

—¿No es ese idiota de su clase?. —

Murmuró mientras acomodaba las mantas y las almohadas. Nuevamente el teléfono empezó a sonar haciendo al alfa enojar. Tomó el teléfono contestando la llamada. Le sorprendía que hubiese algo de recepción con semejante clima y en tal lugar. Bueno era solo en el segundo piso.

—¡¿Que mierda quieres?! —

Respondió molesto escuchando la voz confundida al otro lado de la línea quien preguntaba por el menor.

—Esta ocupado, deja de estar jodiendo, lo verás el lunes —

La voz de Mineta alteró cuestionando si el Omega no iría con ellos a lo que el alfa alzó una ceja.

—Esta conmigo y no volverá hasta el lunes... Asi que ya no molestes. —

Colgó la llamada y dejo el móvil en la mesa de noche, justo en ese momento el pecoso salió del baño vestido con una pijama cómoda el alfa le miró de pies a cabeza le parecía que lucia adorable con el pantalón tan grande y la camisa holgada. A su pregunta sobre quién llamaba el alfa suspiro.

—Tu idiota amigo... El de tu clase, preguntaba algo de que si no irías con ellos a no se que. ¿Tenías planes con ellos? —

El menor explicó que se trataba de una invitación a ir con ellos al karaoke y comer. El alfa alzo una ceja suponiendo que el menor había elegido estar con él en lugar de salir con sus compañeros. Aquello le hizo sonreír victorioso.

Se acostó en la cama soltando un quejido cansado. Había sido un día largo el menor rápido sentó a su lado dándole suaves caricias en la cabeza. El alfa abrió los ojos observando al pecoso con calma, extendió una mano a alcanzar su rostro para darle una sutil caricia. El aroma del menor era más marcado que antes causándole un agradable cosquilleo a la nariz.

—¿No estás cansado? —

Cuestionó invitando al menor a recostarse también y ambos miraron al techo mientras escuchaban la lluvia caer.

—Gracias por venir a ayudarme... En verdad estoy disfrutando que estés aqui... conmigo —

Confesó con algo de dificultad pero se sentía en deuda con el Omega por toda la ayuda que le dio además de haber sido elegido por encima de sus torpes amigos. Ahora podía descansar allí sin más preocupaciónes, El fuego de la chimenea se apagaria por sí sólo en cuanto los leños y el carbón se consumieran así que no se preocupaba por ello.

De pronto un fuerte rayo se escuchó de forma estruendosa, haciéndolos resaltar del susto, las luces se apagaron quedando una oscuridad profunda en la que no era posible ver más allá de su propia nariz.

—¡Mierda maldita tormenta!, ¡odio los días lluviosos! —

Bramo el alfa moviéndose a ciegas buscando al menor quien al sentirlo este pronto aferró a su cuerpo. El alfa correspondió el abrazo con extrañeza por la manera en que el Omega parecía temblar ligeramente.

— ¿Deku? Calma es solo la tormenta... —

Le dijo tratando de relajarlo, lo miraba entre cortos segundos que la luz de los relámpagos le permita ver. Llevo su mano a la cabeza del menor dando un par de palmadas.

— ¿Que pasa? ¿Te da miedo?... Que llorón eres —

Murmuró negando con la cabeza pero entonces escucho un ligero balbuceo, un suave ruego que le dio un escalofrío de los pies a la cabeza. Sintió un leve temblor en el omega. El alfa de inmediato tenso por eso.

—Deku... ¿Que ocurre? —

Llevo sus manos despacio para alcanzar el rostro del menor quien le pidió disculpas por el repentino miedo, todo parecía ser a causa de los severos traumas del Omega aún por culpa de los Yakuza. La oscuridad y la lluvia, los estruendos, todo lo relacionaba con el día lluvioso del primer secuestro, la oscuridad de la tela sobre sus ojos y el estruendo del arma que por poco le quitaba la vida al alfa.

Katsuki solo suspiro, busco a ciegas el teléfono del menor que seguía por allí en la cama. El suyo lo había dejado en la mesita de noche. Lo agitó para encender la linterna y lo dejo a un lado. Solo le interesaba no estar completamente a oscuras por el momento. Miró a Izuku aún aferrado a su pecho e inclino a darle un beso en la mejilla para calmarlo. Sabía que no podía borrarle un trauma así al menor de la noche a la mañana, pero si podía intentar distraerlo.

— Hey... ya no está tan oscuro... Mírame, todo está bien pequeño nerd miedoso —

Murmuró acariciando la mejilla del pecoso. De forma instintiva su cuerpo y mente trabajaban en conjunto guiados por su lobo que le exigía ser protector y cariñoso en ese momento en que su Omega lo necesitaba. Cuando Izuku fijo su mirada en él le sonrió con calma. Despacio lo recostó en la cama y le abrazo por detrás apegandolo a su cuerpo.

—Quedemonos así hasta que la lluvia se calme —

Le dijo rodeándolo con fuerza, su rostro yacía encima de la nuca y hombros del Omega siendo atacado por el rico aroma de sus feromonas que poco a poco estaban despertando una necesidad e instinto en el alfa que nunca había sentido. El deseo aún más fuerte que antes. Quería tomar a Izuku y hacerlo suyo. Que solo el fuera suyo en todos los sentidos. No quería perderlo, no quería pasar ni un solo día sin el a partir de ese momento.

—Izuku... —

Llamó con una voz rasposa y grave demorando seriedad. Eran contadas las veces que le había dicho al Omega por su nombre, tenía la intención de confesar lo que llevaba tiempo guardado.

— Tengo que decirte algo... —

Dijo cerrando los ojos y armándose de valor. Jamás se había abierto a nadie, no lo permitía que vieran su lado vulnerable, solo Izuku lo había visto un par de veces por accidente. Pero está vez era completamente intencional.

— Se que no soy el mejor novio, se que a veces te gustaría que fuera más cariñoso o expresivo... Incluso que a veces puedo llegar a lastimarte con mis palabras —

Inicio con voz temblorosa entre pausas. Su pecho latia con fuerza. Ya recordaba por qué no le gustaba abrirse a otros pero Izuku era distinto. Con el sentía que podría decir lo que sentía sin miedo a ser críticado como alguien debil.

— Antes tal vez mi intención era esa... Buscaba hacerte sufrir en todo momento, te hice cosas horribles por qué te detestaba, ya sabes... Por el malentendido de nuestra infancia... lo lamento. Pero ten la seguridad de que... hoy en día yo... —

Para el menor era tan fácil decir que lo quería. Ser expresivo y cariñoso a Katsuki le estaba costando mucho trabajo por qué no sabía cómo hacerlo. Tenía miedo de equivocarse pero solo podía confiar en que las palabras saldrían con calma. El menor siempre le decía la misma frase todo el tiempo y él también quería decírsela de vuelta, quería regresarle al menos un poco del amor que le daba y confesarle eso que llevaba unos días sintiendo con mas seguridad. Finalmente se había dado cuenta, no podía negarlo, lo supo en el momento en que todo su cuerpo paralizó a la idea de perder a Izuku de su vida. No había duda alguna de lo que el alfa sentia ahora.

— No quiero perderte... dime qué vas a estar conmigo toda la vida... Quiero estar contigo para siempre Izuku, yo... Te amo —

Confesó agradeciendo que no había luz o seguramente el Omega vería el libero sonrojo en su mejilla. Tragó saliva esperando la respuesta, sintió al menor removerse y girarse para quedar de frente a él y le escucho decirle que no lo perdería, y que también lo amaba, entonces recibió un beso en los labios que de inmediato correspondió, una humedad entre la piel de sus rostros se sintió. Katsuki se dio cuenta que el menor estaba llorando. Rápido se apartó y limpio las lágrimas.

— ¿Dije algo malo? ¿Por qué rayos estás llorando?—

Cuestionó preocupado pero recibió una simple respuesta de que estaba feliz. El alfa resoplo aliviado y negó con la cabeza conmovido por aquella reacción.

—¿Ves? ¿Cómo mierda no voy a amarte si eres así de adorable?. —

Le murmuró tomando el mentón para acercarlo a sus labios, nuevamente creo un leve roce antes de conectar sus bocas y besarlo de una forma ciertamente vulgar, acariciandole la lengua con la suya y mordisqueando el labio inferior.

Jugar de esa forma con el menor era agradable, le causaba el impulso de hacer algo más... De ver que reacción tendría si se atrevía a acariciarlo hasta llegar más allá. ¿y por qué no? Ambos se amaban con la locura y pasión que solo una pareja de jóvenes enamorados podía tener.

El alfa jamás creyo que caería en su propio juego. ¿Que clase de idiota iniciaría una apuesta y terminaría enamorándose de su víctima? Bueno, allí estaba la respuesta entre sus brazos compartiendo un profundo beso que calentaba sus lenguas en una danza desesperada por parte del alfa. Quería hacerle sentir lo mucho que lo quería tal como las palabras que le acaba de confesar.

Disfruto de aquellos labios que de apoco cedieron a su ritmo, las caricias húmedas de sus lenguas transformaron a leves gruñidos que el alfa no pensaba reprimir está vez. Siempre solía ser silencioso cuando tenían momentos como ese ya que estaban en la habitación del menor con su madre en la siguiente. Esta vez no había nadie ni nada que pudiera escucharlos o interrumpirlos así que tenía total libertad de hacer el ruido que quisieran.

El beso fue acompañado de una suave caricia que el alfa inició en la espalda del Omega, recorriendo lentamente desde los hombros hacia abajo en movimientos circulares. La otra mano se mantenía firme sobre la cadera del menor que de apoco adentró despacio bajo la playera holgada para recorrer el torso y el pecho.

Pronto la tensión de Izuku se eliminó, dando pase a un momento cálido de esos que ambos adoraban crear entre besos y caricias que empezaron a volverse casa vez más intensas. El aroma de ambos empezaba a emanar con la incitación de tomarse mutuamente sin ninguna medida, embriagados de necesidad e impulsos que llevaban reprimidos por un tiempo.

Izuku era hermoso, su cara, sus gestos y su voz al recibir las primeras caricias hicieron despertar en Katsuki cierta adrenalina impulsado por las feromonas de ambos. No había podido oír con libertad aquella adorable voz aguda que gemía avergonzado por una simple caricia sobre sus pezones. Katsuki sonrió y gruñó, para besar los labios del menor de forma más agresiva y dominante callando los suaves jadeos.

Sonreia al notar que el omega se aferraba a su cuello. Realmente estába excitandose tanto que pudo notar las caderas del menor moviéndose contra su cuerpo, logró detectar cierto bulto en la entrepierna ajena. No era el único, el también se estaba poniendo más que duro.

—Mierda, Izuku... Tu... Me estás provocando como no tienes una maldita idea —

Murmuró en voz grave rompiendo el beso y se separó un poco dejando un hilo de saliva que se cortó a la distancia. La lluvia y los relámpagos habían pasado a segundo plano. La luz de la linterna del teléfono les daba la suficiente visión para observar al otro con detalle en un entorno azulado.

Observó por un momento al Omega y suspiró perdido en su mirada.

— Izuku... De verdad... amo todo de ti —

Dijo con mayor fluidez, ya no costaba tanto decirlo después de la primera vez. Ver al menor sonreir por escuchar sus palabras eran su mejor recompensa.

Se separó un poco para comenzar a acariciar una vez más el torso del menor, con lentitud sin prisa alguna, bajo despacio a la entrepierna en donde acarició por encima del pantalón, tomando el miembro ajeno ya despierto y tocandolo suavemente en un permiso sordo de acceder a ser más profundo con sus caricias, quería tantear hasta donde podía llegar. Izuku abrió las piernas pareciendo estar dispuesto a ser acariciado a sus anchas. Las pupilas del alfa dilataron al oír la voz del menor una vez más, sintiendo sus uñas aferrar a sus hombros.

El alfa quería más, sus feromonas dispararon a manera de cortejo, envolviendo al Omega para relajarlo y hacerlo sentir cómodo. Izuku por su parte parecía estar más que dichoso al demostrar lo mucho que estaba disfrutando de su alfa con los ligeros temblores en su cuerpo.

Era extraño, anteriormente ya habían compartido momentos así, pero este tenía algo distinto, se sentía más íntimo que antes y con mayor plenitud. Quizá por qué había dicho abiertamente lo que sentía, por qué deseaba a Izuku a más que nada.

— Quiero vivir a tu lado, que tengas a mis cachorros... Ser una familia algún día —

Confesó con su instinto de alfa más que despierto, a la reacción ajena sonrió alegre de saber que no le desagradaba la idea y entonces recorrió el cuerpo del menor adentrando está vez su mano en el interior de la ropa.La sensación caliente y húmeda del falo del menor le encantaba, haciéndolo gruñir entre los besos que otorgaba en el cuello y hombros a su merced.

Poco a poco la ropa se hizo menos, sin prisa, ambos cuerpos desnudaron en medio de la ligera oscuridad hasta que no hubo prenda alguna encima de ellos. Katsuki estaba recostado encima de Izuku, observando la hermosa imagen que había de ese Omega totalmente desnudo e indefenso bajo su cuerpo. Le encantaba el sonrojo en las mejillas pecosas, la ligera capa de sudor que le perlaba la frente bajo sus rulos verdes.

—Eres perfecto... Maldita sea —

Negó con una amplia sonrisa, no podía ocultar lo mucho que le encantaba su pareja. Sus miembros rozaban entre si con una deliciosa fricción, Katsuki quería marcar todo el cuerpo, cada milímetro hasta dejar bien impregnado de su aroma al menor, besó y mordió gran parte del cuello y orejas, dejo varias marcas que seguramente se harían moradas al día siguiente.

En ese punto ya podía notar la entrada del omega completamente humeda y lista para recibirlo con un golpe de feromonas que lo mareaban en el mejor de los sentidos, haciéndolo sentirse mucho más ansioso ante la erotica imagen de aquel lugar virgen y puro. Tragó saliva y bajó despacio su rostro hasta pasar la nariz por aquella zona, olfateo y dejo besos humedos desde la base del erecto y caliente miembro ajeno hasta cerca de la entrada, tan Irresistible.

La voz y temblores del menor aumentaron y eso le excitó mucho más, no había mejor sonido que la hermosa voz del menor jadeando tan obseno y se preguntó cómo sería si lo tomaba por completo. Alzó la mirada para observar al pecoso que estaba algo tenso. Tomo su mano con la suya entrelazando sus dedos. Sabía que el Omega era virgen, si planeaba tomarlo, debía hacerlo con cuidado.

Le relajó acariciandole las piernas y se acomodó entre ellas posicionando su ya necesitado miembro sobre la entrada húmeda que le esperaba pero pronto recordó que tenía un par de preservativos en la maleta.

—Aguarda... Necesito ponerme el —

Apenas iba a moverse pero fue retenido por el abrazo desesperado de Izuku, clamandole que no se alejara, no había tiempo para el razonamiento, todo eran sentimientos a flor de piel en oleadas de una sensación caliente y frenética.

El rubio no se negó, solo basto ese pequeño gesto para saber que tenía todo el permiso del mundo de tomarlo finalmente y así lo hizo, el simple roce de la punta de su falo con el húmedo orificio de su amado le hizo jadear grave.

Con cuidado comenzó a empujar contra aquella zona, abriéndose paso en el interior de aquel apretado, caliente y humedo lugar, el alfa hizo una nueca indescriptible de placer mientras sentía las uñas de Izuku clavarse en su espalda. Empujo poco a poco hasta que llegó al tope y los glúteos del menor chocaron con su pelvis. Estaba dentro. Soltó una bocanada de aire en medio de un rico éxtasis. La sensación era tan distinta a lo que Katsuki conocía. Las mujeres con las que habia estado eran tan distintas. Izuku era mil veces mejor.

Sintió como el interior del menor se acoplaba a su forma apretándole en un patrón similar a los latidos del menor, volviéndolo loco. Se había contenido tanto tiempo que sentía como toda la tensión acumulada se liberaba, quitándole un peso de encima.

Inclinó a besar al menor que parecía haber derramado un par de lágrimas. Le dio tiernas caricias con los labios a las mejillas pecosas. Sus cuerpos encajaban como su hubiesen sido hechos el uno para el otro.

—¿Estás bien?... ¿Te duele?... —

Cuestionó un tanto preocupado pero relajo de oír que estaba bien, sonrió despacio para seguir besando al menor, relajandolo, con cuidado comenzó a moverse iniciando un vaivén suave y paciente que poco a poco torno a volverse más rápido y profundo después de unos minutos en cuando noto al Omega completamente relajado.

El regocijo que el alfa sentía no tenía igual, se seguía cuestionando como era posible que las cosas acabarán así, descubriendo que su amigo de la infancia, terminó siendo su pareja destinada y además era alguien tan lindo, tan perfecto y cariñoso. Era todo lo que cualquier alfa podría desear.

El cuerpo bajo sus manos se arqueaba y retorcía. Los jadeos y gimoteos acompañados de la respiración errática ya le dejaba conocer lo mucho que Izuku estaba disfrutando también.

Cuando los brazos ajenos lo buscaron no se negó y se inclinó para que le pudieran alcanzar, cerró sus ojos y apoyo el rostro sobre la mano que le acariciaba mientras sentía las piernas del menor enrollarse en su pelvis. Katsuki sentía mariposas no sólo en el estómago si no en todo el maldito cuerpo y era la mejor sensación del mundo.

Sus embestidas seguían siendo suaves, más rápidas pero igual de cuidadosas. Apretó los ojos y los dientes al sentir los rasguños en su espalda, el ardor le invadió haciéndolo excitarse mucho más, tomó miembro del omega para estimularlo mientras se relamia los labios sin parar su vaivén.

El escuchar al omega pedirle por más fue la gota que derramó el vaso, quiso controlarse pero no pudo, y cumplió la peticion de su amado comenzando a embestir con mayor fuerza y rapidez alcanzando el punto tan dulce en el interior del omega de forma inmisericorde.

Los jadeos y gruñidos sonaban al unísono al ritmo de las estocadas, sintió como su miembro advertía con inflarse estando dentro del menor, estaba cerca del orgasmo y sabía que no era el único.El sonido de sus cuerpos chocando era lo único que podía distinguirse entre los gritos, gemidos y gruñidos de ambos apenas opacados por la lluvia del exterior.

En un momento de frenesí, el alfa tomo al menor para girarlo boca a bajo y elevó sus caderas volviendo a penetrarlo con mayor profundidad, ambos estaban perdidos en placer, agitados y acalorados y los sonidos lascivos se intensificaron. Estaban completamente conscientes, no estaban bajo el efecto del celo solo las feromonas de cortejo. El deseo que sentían era genuino.

El alfa miró aquella deliciosa nuca expuesta, limpia y tibia como invitándolo a que dejara su marca y hacer suyo a Izuku en todos los sentidos y realmente lo deseaba, sabía que una vez que marcara a izuku con su mordida no habría vuelta atrás, estarían enlazados para siempre. Eso estaba bien, al final de cuentas ambos se amaban más que nada en el mundo.

Inclinó despacio hasta que sus labios rozaron el cuello y nuca del omega, delineó la piel con su lengua entregando un par de besos volviendo a recordarle al menor lo mucho que lo quería y entonces abrio su boca y clavo los dientes en aquella piel.

Una sensación electrizante y placentera lo recorrió de pies a cabeza haciéndole gruñir, seguido de una alegría y calidez indescriptible que opacaron por completo el sabor metálico en su boca por la sangre que emano de su mordida. El grito de Izuku fue intenso, difícil de interpretar pero el alfa pudo detectar placer y dolor al mismo tiempo.

Cómo una especie de magia, podía sentir lo que Izuku sentía, esa alegría y gozo que tenía fue transmitido a su subconsciente y viceversa. Eran sensaciones tan nuevas, ahora entendía por qué decían que solo se debía marcar a un Omega si se deseaba estar con él el resto de tu vida.

No solo el enlace les lleno de placer, el alfa sintió casi de inmediato como llegaba al clímax, su miembro se hinchó anudando al menor, al mismo tiempo que el interior del omega le apretó con demasiada fuerza. Inevitablemente su esencia se derramó en el interior del menor hasta escurrir un poco al exterior. Sabía que el omega también había llegado a su orgasmo pues la mano con la que lo masturbaba estaba llena de su tibio semen.

Estaba hecho, había tomado a Izuku como tanto deseaba y lo había marcado. No se arrepentía. Se sentía feliz, había sido el mejor sexo de su vida también, quería a Izuku y eso lo hacía mucho mejor.

—¿Estas... Bien?. —

Le preguntó mirándolo acalorado y sonrojado como de costumbre, tan lindo pero le preocupaba la herida de la marca que derramaba sangre.

"Eso debe doler"

Pensó con culpa saliendo despacio del interior ajeno cuando su nudo bajo. Volteó al menor con cuidado y lo abrazó con fuerza. No dudó en depositar pequeños besitos a los brazos que le rodearon el cuello, uno tras otro hasta llegar a los hombros y finalizar en el rostro. Acerco a besar sus mejillas y ojos, dando una caricia melosa con la nariz a la contraria. Nunca en la vida se había sentído tan meloso. Usualmente aborrecía esos comportamientos cuando los veía en otras personas pero ahora era diferente quería llenar a Izuku de cariños y entendía perfectamente el por qué la gente lo hacía.

—Ahora eres mío... Solo mio.. y yo soy tuyo, en todos los sentidos, Deku.. Izuku mi Omega —

Le susurró sonriendo, cerrando los ojos mientras pegaba sus frentes y escuchaba decir al menor lo mismo que siempre, sin importar cuántas veces lo dijera el alfa no se cansaba de escucharlo.

—Y yo a ti.. también te amo Izuku Midoriya, por ahora porque después te llamaré Sr. Izuku de Bakugo —

Bromeó correspondiendo el suave beso que el menor le dio. Sin embargo el alfa se acercó besando su cuello una vez más. Aún tenía energía para otra ronda, incluso toda la noche si quisiera, inició con más de caricias y besos, finalmente terminó tomándolo una vez más de una forma más tosca y deliciosa sin ningún tipo de pudor, más intenso que la anterior haciendo al omega tocar el cielo, gritando y llorando de placer Jamás creyó que llegaría a hacerse adicto a esa voz y ese aroma.

Cuando acabaron, la lluvia había calmado, la luz eléctrica se había restablecido y ambos estaban en la cama cansados, exhaustos y abrazados. El alfa contemplaba el tranquilo semblante del Omega dormido sobre su regazo. Tan dulce y sereno que parecía un maldito ángel caído del cielo. Suspiró enamorado pensando en que definitivamente no quería alejarse más de él.

En ese momento el móvil del alfa sonó, lo que le pareció extraño, ¿Quién diablos lo buscaba en una madrugada de domingo?. Alcanzó el teléfono para observar en la pantalla el nombre del maldito compañero del equipo. Tetsu.

Al abrir el mensaje arrugó el entrecejo al notar una fotografía adjunta. Todo parecía que habían enviado el mensaje desde hacía horas atrás pero debido a la mala recepción no había llegado hasta ese momento. La fotografía era la casa de Izuku desde la calle.

"Oye capitán, aquí vive tu bonito novio ¿no es así? ¿Que tal si los chicos y yo le hacemos una visita y le contamos lo de tu apuesta?"

El alfa gruñó molesto, casi sintió el impulso de romper el teléfono, miró a Izuku que seguía dormido y empezó a teclear.

"Alejense de él, si le dicen o le hacen algo... Juro que me las pagarán"

Escribió sintiéndose tenso, no quería que los idiotas arruinaran todo. Le sorprendió notar que un mensaje de respuesta fue entregado a los pocos minutos.

"Queremos la evidencia o si no... sabes lo que pasará capitán no vamos a desembolsar tanto dinero sin pruebas, se te acabó el tiempo, si no envías nada para hoy se lo diremos mañana y renunciarás al equipo"

Indico Tetsu en su mensaje haciendo chasquear la lengua al alfa.

"Malditos idiotas... No puedo dejar que se salgan con la suya... Pero, ¿Que diablos puedo hacer?"

Pensó frustrado, no quería que se creara un problema, conocía a los idiotas de americano y sabia que si podían llegar a intervenir con el Omega. Lo menos que quería era que se le acercaran y menos ahora que se sentía sumamente posesivo hacía él, que lo adoraba y ya había llegado tan lejos. No iba a permitir que le arrebataran la poca felicidad que apenas estaba teniendo.

Miró a Izuku en sus brazos y suspiró, solo podía hacer una cosa para proteger esa relación que tanto quería. Tomó el teléfono y con algo de inseguridad activo la cámara frontal. La enfocó hacia el Omega, se podía ver su cuello recién marcado y medio cuerpo desnudo, repleto de las marcas de besos y mordidas. La parte inferior de su cuerpo estaba cubierto por la manta, no había a la vista nada más allá de su torso. El alfa capturó la fotografía, era más visible el menor que él a quien solo se le veía la barbilla pero no fue intencional solo quería tomarla rápido y la observó unos instantes.

"Izuku... Lo siento, solo lo hago para que nos dejen en paz... No podría perderte... No quiero perderte"

Pensó con cierto remordimiento antes de enviar el mensaje adjuntando una fuerte amenaza.

"Ahí está tu maldita evidencia ahora déjalo tranquilo"

Se sentía nervioso, pero para su sorpresa la respuesta de Tetsuo fue positiva. Indicándole que eso estaba bien y que a la mañana siguiente le harían el depósito por el dinero apostado. El alfa suspiro eliminando el mensaje de la fotografía para todos.

"Malditos idiotas. Bueno... Al menos obtendré dinero y podré usarlo para comprar un lindo anillo para Izuku"

Pensó contemplando el dormitar ajeno acariciandole la mejilla con suavidad.

"Deku dijo que le gustaba esta casa... me preguntó si... Podrían vendermela algún día."

Pensó con una leve sonrisa. Ya estaba planeando con detalles como sería su vida, ahora que había marcado y enlazado a Izuku, no tenía ojos para nada más que él.

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Izuku permanecía tenso por su descuido, todo el tiempo tenía especial cuidado en mantener un perfil bajo con sus feromonas y no causar alborotos, aprendió de la peor manera que debía ocultar ser un omega para evitar los fastidios de otros. Pero con Katsuki las cosas estuvieron cambiando, se sentía protegido y a decir verdad su instinto le daba un empuje a ser más atrevido en cortejar al alfa.

Asintió la cabeza ante la indiciación del rubio en subir su equipaje y checar el botiquín de la casa, aunque dudaba que estuviera lo que en realidad necesitaba, los parches supresores en el cuello. Un poco nervioso merodeó por la planta baja hasta entrar a la cocina a enjuagarse los dedos con rastros de polvo en el fregadero. Encedió los interruptores de luz cerciorando que hubiera electricidad, la iluminación era en gran parte por los cristales al exterior.

Curioseando por ahí notó una fotografía pegada en el refrigerador, reconociendo algunas caras.

—Supongo que ella es su tia...

Susurró mirando a la mujer morena de cabello largo y pálido. Reconoció al señor Bakugo y su esposa, con ellos estaba acompañados una pequeña figura que Izuku reconocía bastante bien. Sus labios curvaron en una sonrisa nostalgica e implada de ternura por ver a Katsuki de niño, incluso su voz autoritaria y protectora cuando jugaban. Levantó la mano tanteando el lugar donde estaba el pequeño en la imagen, con esa risita bonachona que su mente podía recordar.

Katsuki de niño le parecía sumamente adorable, no cruzó por su mente en lo que se convertiría, un atractivo alfa con el que estaba saliendo. Eso le hizo acariciarse la nuca algo ansioso. La piel cosquilleaba en esa área, determinó que fue porque siempre acostumbraba llevar un parche color piel encima, se sentía descubierto.

Habían bajado las cosas en su mayoría, pero decidió salir a revisar el auto por si acaso. Al momento en que puso un pie afuera prestó más atención al entorno, rodeado de bosque con un estela de neblina particular por la humedad que anunciaba lluvia. El sonido del agua correr lo desvió del auto para checar un riachuelo que iba hacia el lago más adelante.

"Este lugar es algo que no acostumbro"

Estar rodeado de edificios de concreto, el ruido de las personas caminando a sus destinos o el tráfico, nada de ese se reflejaba allí. Era un extraño contacto con la naturaleza, cualquiera que fuera a un entorno en el bosque veía con curiosidad todo lo que podría hacer. Incluso encontró unas cuantas bellotas cerca de la orilla, pero cuando estuvo cerca de levantar una percibió una esponjosa cola de un roedor que alejó nervioso detrás de unas piedras.

Quiso mantenerse sereno y sigiloso para no volver asustarlo, así que levantó las bellotas y las arrojó una por una cerca de la ardilla, que con cautela acercó depositando cada una de ellas en sus regordetas mejillas. Izuku rió en sus adentros al percibir que se estaba acercando cada vez más con él.

—Toma, son todas para ti. No estoy seguro si te guste algo más, ¿no te caerá mal el pan o galletas?

Susurró meditabundo contemplando en darle algo de lo que llevaban de despensa para probar, pero tampoco debía malcriar a la fauna silvestre.
La ardilla tuvo más confianza en acercarse hasta tomar las bellotas restantes de la palma extendida de Izuku, quien estaba de cuclillas.

Una sombra lo invadió desde la espalda, el roedor huyó con pánico dejandolo sorprendido, al notar que era Katsuki se levantó relajado, pero volvió a quedar aturdido de los balbuceos molestos de porque salió solo.

—Pero estoy a unos metros de la cabaña... —señaló con ingenuidad que no había ido tan lejos.

Aunque fue entendiendo la preocupación que le armó, puesto que no le notificó el salir. Tomó ambas manos del alfa dándoles un ligero apretón.

—No pude evitarlo, estoy bastante curioso de estar aquí es nuevo para mí. Pero está bien, no saldré sin ti además venimos por trabajo.

Ladeó la cabeza mayormente feliz de darse cuenta la preocupación de Katsuki por él, así que obedientemente fue guiado de nuevo dentro de la cabaña, dio un vistazo final al arbusto donde la ardilla se ocultó y asomaba timidamente.

—¿Acaso de niño te mordió una ardilla? —Dijo con broma pero pronto desistió de insistir del tema, tenía muchas ganas de saber que tanto podría encontrarse en ese bosque o que tan profundo ha paseado Katsuki.

Permaneció en la sala de estar en lo que Katsuki fue al cobertizo por las cosas de limpieza. Balanceó los brazos para pasar el tiempo mirando el techo hasta percibir las telarañas de la esquina, entonces empezó a cuestionarse hace cuanto no le daban uso a ese lugar, le pareció un desperdicio.

Recibió la escoba y un trapo para limpiar, asintió a las peticiones de que sitios centrarse, era mucho trabajo pero entre dos personas lograrían desocuparse rápido, el plus fue que si terminaban antes de la tarde podrían ir a caminar al bosque un rato. Fue el incentivo suficiente para motivarlo más de lo que estaba.

Primeramente se dedicó a sacudir los muebles, retirando el polvo de encima provocando un par de veces unos cuantos estornudos, barrió arrastrando el cúmulo de tierra hacia. La cabaña tenía muchos adornos, en lo que estaba bajando algunos cuadros de la pared para retirarle las motas de polvo se dio cuenta que la mayoría eran de conejos, o las figuras de cerámica encima de la chimenea eran de esos adorables animales, se preguntó si acaso de dueña del mueble tenía alguna granja de crianza o porque le gustaban tanto.

Entre lapsos se limpieza separaban en áreas diferentes de la cabaña, por eso, cuando repentinamente recibió una palmada en el trasero al estar agachado le hizo respingar sorprendido, solo para obtener una repentina mordida en el hombro y el comentario de que lo estaba haciendo bien.

—A-ah, sí ya casi termino aquí... —tartamudeó encogiendo su cuello con nerviosismo, esperaba que no fuera tan evidente la ausencia de su parche.

"No creo que quiera marcarme aun, es decir... si no lo hizo cuando inició mi último celo y pudo controlarse, ¿por qué lo haría ahora sin razón?"

Confiaba en Katsuki, después de todo el alfa había recopilado una gran paciencia con Izuku quien le negaba el acostarse al no sentirse listo. Además nunca había marcado a ninguna pareja, no debería tener excepción, además... No imaginaba a Katsuki contemplando algo tan formal.

El tiempo transcurrió próspero respecto a la limpieza, el sitio ya no se veía olvidado y descuidado, ahora resplandecía como la hermosa cabaña que era.
Se encontraba en la habitación principal terminando de limpiar unas figuras de porcelana de lo que acostumbró a ver por ahí: conejos.

"¿Con quién está hablando?"

Oyó el grito exasperado de Katsuki afuera, así que acercó a la enorme pared de cristal con cortinas limpias buscando al rubio, no lo veía pero percató de otro auto estacionado detrás del que llegaron.

El alfa nunca le dijo que alguien más vendría, tal vez serían los de bienes raíces a checar la casa pero le parecía demasiado pronto. Consideró que lo mejor era mantenerse allí encondido por así decirlo, no estaba seguro si era adecuado saber que Katsuki llevó a un acompañante.

Sin embargo su idea desvaneció cuando fue empujada la puerta de la habitación encontrandose con una mujer acompañada de Katsuki. El menor se quedó rígido con el conejo de porcelana en su mano y con el trapo, pasó saliva nervioso dejandolo despacio encima del mueble donde estaba ahora limpio.

Reconoció la apariencia la mujer con la fotografía del refrigerador, era la dueña y la familiar de Katsuki.

—Hola, soy Izuku Midoriya... —quiso ser formal y actual natural presentandose también con la parlanchina mujer que lo ponía inquieto.

Recibió el apretón de manos con timidez, más aun cuando Mirko mencionó que no esperaba que su sobrino tuviera un amigo tan lindo. No supo corregirle, todo indicaba que nadie de la familia del rubio sabía de su relación.

No sería él quien aclarara eso, tal vez Katsuki se estaba guardando en secreto ese embrollo, era algo triste pero también apoyaría en eso. No era porque se avergonzara de él, fue muy claro en el instituto dando a saber su relación, pero quizás se reservaba hacerlo tan formal, y eso lo demostraba.

En todas las opciones que tuvo no se imaginó que Katsuki adentrara para jalarlo del brazo, alejandolo de Mirko y llevandolo consigo, logró frenar el repentino jalón llevando una mano al abdomen de Katsuki.

—Cuidado... —advirtió en su balanceo, pero al darse cuenta que el rubio se había retirado el hoddie y andaba con la camisa sin mangas por alguna razón lo tensó. Se apartó tímido por recibir con mayor fuerza el aroma de sus feromonas.

Se quedó en su lugar notando a la mujer paseando para indagar el estado de la cabaña, suspiró con alivio de oirla elogiarlas por su buen trabajo, no obstante, cuando asomaron a despedirse y escuchar que le dio placer conocer a su "lindo novio" se quedó congelado.

—Yo no le dije nada, ni siquiera... —negó con los brazos y pronto enterró parte del rostro en sus palmas.

"¿Somos demasiado obvios?"

Pensó agitado con un nervioso palpitar en su pecho, todo indicaba que en su relación eran todo menos discretos. Permaneció en el margen de la entrada viendo a Katsuki acudir a Mirko para que le aclarara algunas cosas, Izuku llevaba la mente dispersa de solo imaginar que la familia de Katsuki lo viera como su pareja.

El alfa volvió al recibidor cuando el auto arrancó, cerciorando que su trabajo fue aprobado en dejar la casa impecable, el menor suspiró con cierta fatiga pero desenvainó una sonrisa de alivio nuevamente cuando tuvo la caricia de su cabello.

Volvieron adentro con el apetito creciendo luego de tanto trabajo, la idea de tener opcion de hacer lo que quisiera en la tarde le dio ánimos.

—Cuando pare de llover, quiero ir a pasear contigo. ¿Conoces un sitio encantador por aquí? Te prometo tener cuidado con el fango y las piedras mojadas.

Aunque le parecía una petición imposible por las condiciones del clima, la llovizna no se detenía e incluso se volvió más densa. Mordió su labio con una mueca rebuscando otra cosa que hacer.

—Erh... pensandolo mejor podriamos descansar, hemos estado todo el día sin parar limpiando, ¿por qué no nos relajamos un poco aquí dentro?

Acompañandolo a la cocina escuchó la idea de que debía reportarse con su madre, se puso algo tenso con un sobre salto. El detalle de que la engañó para ir allí le hizo un tic en su ceja.

—En un rato... veré que le digo...

Primero tenía que ingeniarselas en darle resultados de la supuesta salida de la escuela, mentalizarse en no sonar tan forzado en mentir.

—Pondré agua para café, ¿quieres también?

Se acercó sujetando el rostro de Katsuki, enfocando en él con cierta dulzura, en parte se estaba recordando el motivo por el que llegó tan lejos como mentirle a Inko. El alfa era su aspiración.
De manera cariñosa recorrió sus mejillas hasta alcanzarle en darle un casto beso a los labios.

—También enhorabuena por terminar, ahora podemos estar juntos sin interrupción.

Fue con mayor ánimo a tomar la tetera llenandola de agua y poniendola en el calentador, posteriormente acercó a la alacena apenas alcanzando la parte superior al estar de puntitas, pero logró tomar el par de tazas que recordaba en ese compartimiento. Se giró a dejarlas en la mesa, sin embargo, se encontró a Katsuki con un gesto sombrío, totalmente contraste a hace unos segundos en la sala.

—¿Estás bien?... —Preguntó con incertidumbre esperando que no se quejara de un dolor por el remanente de sus lesiones.

El comentario de Katsuki lo tomó en curva, tensó las manos con las tazas apoyadas con su torso divangando pensativo en que responder.

"¿Qué tan dispuesto estarías a perdonar a alguien que miente?"

—No me gustan las mentiras... —recalcó incómodo dejando las tazas en la mesa— pero existen dos tipos, aquellas que son con total intención de lastimar y las piadosas que es lo que evaden... El lastimar...

Apoyó las manos al perímetro de la mesa apretando sus dedos poco a poco.

—No estoy orgulloso de lo que hice, pero es piadosa con mamá, supongo... Solo espero no volver a hacerlo.

Decretó con un desgano y soltando un suspiro.

—¿Por qué preguntas algo como eso?

Katsuki pronto respondió que no era nada en especial, solo lo cuestionaba también por el tema de engañar a su mamá, pero Izuku lo notó especialmente apesadumbrado.

Consideró que existiera algo más que estaba molestado a Katsuki, ¿quizás la visita repentina de su tia le recordó algo? Negó su cabeza procurando retirar el extraño entorno y enfocó en ayudar a preparar comida.

Al ver a Katsuki sacando carne precocida tuvo la iniciativa de tomar las verduras para y lavarlas, posteriormente las fue picando en una tabla de madera con precisión y cuidado. Aun así, seguía meditabundo de esa pregunta, ¿perdonaría a alguien de mentir?
En lo que continuaba sumido en pensamientos tuvo el sorpresivo y cálido abrazo desde su espalda, así como un casto beso en su nuca que le reflejó con un jadeo sorpresivo al recordar que estaba sin nada ocultando su piel y feromonas. Cuando Katsuki le hizo hincapié extrañado Izuku soltó el cuchillo nervioso en la tabla y llevó sus manos a las del alfa que le rodeaban.

—Sonará tonto pero los olvidé... No sé si fue porque estaba muy entusiasmado o con temor por pedir permiso, en lo que guardaba el equipaje se me escapó, incluso en la mañana cuando me alisté a salir...

Susurró avergonzado llevando una palma a su boca, sonaba bastante ridícula su excusa, no se sorprendería si Katsuki no le creyera. Sin embargo, al oir que no lo mordería le aturdió en sorpresa. Katsuki era sensato, ¿por qué iba a morderlo a él si siempre ha estado expuesto con otras omegas?

—Sí... eso supuse —dijo con una risita entre dientes nerviosa apartandose para continuar con su tarea.

Por un lado estaba un toque desilucionado de esas palabras, era duro oir que el alfa que deseabas anunciara que no te marcaría. El pecho de Izuku apretó con un dolor extraño, como si hubiera sido rechazado... ¿Shoto habría sentido algo como eso cuando lo vio con Katsuki?

Por más que rebuscaba en otros temas, existía algo que le volvía el entorno lúgubre. El silencio y la conversación se volvía incómoda, incluso dejó de escuchar a Katsuki luego de anunciar como cocinaría. Fue hacia el refrigerador a recoger más cosas, al mirar la fotografía colgada con un imán alzó las cejas un poco, el pequeño Katsuki estando ahí le daba un poco de alivio a sumergirse en la nostalgia.

—¿Recuerdas cuando nos conocimos? Honestamente lo hago muy poco, era muy pequeño pero supongo que fue en ese parque del vecindario donde muchos niños asistían a divertirse. Y al ser de los más pequeños los niños fueron algo abusivos... —dijo incómodo frotando un dedo en su mejilla—, Kacchan empezó a tener más figura entre ellos y de alguna manera me acogió para jugar también.

Un leve tic se formuló en su ojo tomando más memoria de su infancia.

—Siempre decías que era muy llorón, nunca me defendía y era permisivo a que me molestaran...

Si lo decía de esa manera continuaba siendo el mismo chico llorón que los bravucones abusaban de su ingenuidad.

—Me volví muy dependiente de ti desde ese entonces, y tú nunca me apartaste, me ponía muy feliz...

Varios días en que salieron a jugar, días soleados o tras una lluvia, era divertido encontrarse en el parque o visitar sus casas conjuntas.

—Hubo una vez que después de una lluvia salimos a jugar en el fango, hicimos una guerra con lodo, pasteles... —frenó su comentario dando hincapié a algo que en ese entonces fue tan ridículo y banal. —Tú... En ese entonces dijiste algo jugando, que algún día sería tu esposa.

Su voz fue disiminuyendo el volumen, al igual que su rostro se fue tornando rojo y bajó la mirada hacia los platos de verdura recién picada. En ese entonces ni siquiera se había revelado sus segundos géneros, probablemente fue un comentario burlandose de lo bien que moldeaba pasteles, o solo para darle más apego, pero hoy en día le dio más peso con su situación.

Todo indicaba que no era el único que sintió una pena por eso, escuchar a Katsuki refunfuñar con un tono avergonzado le hizo mirarlo y corroborar. El omega sonrió timidamente por ese reflejo que tuvieron ambos, no era tan malo. El ambiente entre ellos ya no era lúgubre, sino divertido.

No obstante, el gesto plácido de Izuku esfumó ante la tentativa invitación con un toque juguetón que no era mala idea, el que llevara el nombre Bakugo encima. Fue una propuesta particular, Katsuki al inicio siempre lo fastidió con comentarios en doble sentido y hasta acoso sexual, pero eso era algo más serio. Las fantasías de Izuku brotaron de solo imaginar una vida con el alfa de sus sueños, pero, al modo de vida que el rubio llevaba seguramente era una broma más. No dio respuesta a ese comentario y solo continuó terminando de preparar los alimentos.

A pesar de esa proposición incómoda, la cabaña estaba más relajada de lo que esperaba, ya sea porque acostumbró a ese encanto bromista del alfa. Los sandwiches tenían generosas proporciones de carne bien sazonada.

La tarde se fue recorriendo con avidez en lo que terminaron de comer y limpiar. Izuku estaba un poco decepcionado de que la lluvia no detuviera, así no tendrían ninguna oportunidad de salir a disfrutar el exterior, solo podían quedarse encerrados.

Suspiró recargado a la pared mirando a las enormes ventanas lo que las cortinas traslucidas mostraban con los chorros de agua caer, la iluminación ya era escasa, solo contarían con la cabaña. Percibió a Katsuki cerrar las puertas con seguro, las de la salida.

"No queda más que quedarnos juntos dentro, ya terminamos de limpiar y comer, ¿qué podriamos-...?"

Su ingenuo pensamiento fue transformando a las posibilidades que tenía al hospedarse con el alfa juntos y solos. Sus mejillas coloraron un poco y apretó las manos a su espalda queriendo erradicar los pensamientos sucios que cruzaron por su cabeza.

"Kacchan es sensato, él no..."

Su atención plantó a la siguiente pregunta de Katsuki si quería tomar un baño juntos. La cabeza de Izuku explotó, se quedó tenso en su lugar.

—Ah... Mejor, vamos separados... Ya sabes... Estoy... —su lengua entumeció de no poder lo que quería en realidad. Solo señaló su nuca con vergüenza.

Existía una espinita de moral consigo a intentar ser conservador. Los omegas eran pocos en la humanidad, por esa misma razón inculcaban el mantenerse castos hasta llegar al amor de su vida y casarse y ser marcados, eso les daba mayor "valor".

A pesar de que consideraba a Katsuki como el amor de su vida ya, quería tomar el consejo de su madre de toda las cosas a su tiempo. Si el alfa lo quería, continuaría esperandolo cuando estuviera dispuesto. Por si fuera poco, también le daba algo de miedo el siguiente paso.

Una vez que notó a Katsuki tomar sus cosas y encerrarse en el bañó soltó un suspiro con incomodidad y algo arrepentino de no entrar con él. En su cabeza aun revoloteaba la fotografía que le envió en la tina desnudo.

Acercó a la puerta del baño a punto de tocar para entrar también pero se detuvo abrupto regañandose a sí mismo con una bofetada mental.

"Cálmate Izuku, si Kacchan es paciente por ti, debes serlo también."

Se alejó de la puerta rascandose el cuello ansioso, como si tuviera ausencia de algo, ya sea del parche o una marca misma. El sonido de la lluvia se combinó con el de la regadera al otro lado de la puerta del baño, Izuku se alejó hacia la cama con cierta vergüenza por su imaginación dibujando a Katsuki desnudo bajo el chorro de agua caliente. Entonces algo en eso le generó una incertidumbre...

"¿Cuántas omegas lograron mirar a Kacchan desnudo?"

Conocía el atractivo de Katsuki y su estilo de vida antes de formalizar como pareja con Izuku, quien le confesó que era el primer omega varón con el que estaba. ¿Llegaría al punto en que se cansaría de él y buscaría a alguien más? Esa pregunta le revolvió las entrañas ansioso de erradicar esa opción, si quería estar aun con el alfa debía ser más esporádico y atrevido entonces.

Volvió a suspirar con desgano acercando a su maleta deportiva en busca de las cosas para entrar al baño después, en eso notó su teléfono y sobresaltó asustado, había olvidado reportarse. Se acostó en la cama notando la débil señal que llegaba a la cabaña, pero era suficiente para mandarle un mensaje a su madre.

Tenía notificaciones, un par, una de Inko preguntando como iba todo y si pasaba algo no dudara en llamarla. Eso le comprimió el pecho con culpa a Izuku, se sentía lo peor por engañar a su madre así.

"Estoy bien, mañana en la tarde volveré. He estado ocupado todo el día por eso no había tomado el teléfono, descansa"

En parte esa respuesta fue sincera, estuvo gran parte del día ayudando a limpiar esa cabaña y no había checado el móvil. Iba a revisar las siguientes notificaciones, pero escuchó a Katsuki salir del baño con ropa cómoda y secandose la cabeza con una toalla pequeña.
Sintió el colchón moverse por el peso extra y recibió un beso en los labios removiendo su mentón para comodidad.

—Sí, ya entro —comunicó con una sonrisa placentera. El tono relajado de Katsuki también lo tranquilizaba mucho en que no era malo estar allí los dos juntos.

Dejó el teléfono en la mesa de noche conjunta y tomó sus cosas para entrar al baño encerrandose. El pequeño cuarto oscilaba con un vapor agradable, cálido que incluso empañó el espejo.

Al estar debajo de la regadera recibiendo el agua caliente en su espalda continuaba meditabundo mirando a la nada en un punto invisible del vitropiso de la pared.

—Desde que estoy saliendo con él... Ya no ha consumido esas cosas...

Susurró refiriendose a la droga con que lo encontró una vez. Frotó el shampoo provocando espuma en su cabeza aun pensativo.

—Sigue agrediendo, en esas peleas clandestinas... Probablemente por ahí conoce a alguien que las proporciona... Si le sugiero que deje de ser Dynamight, ¿lo hará?

No le gustaba que se lastimara en cada combate, de por sí tenía suficiente con ser el mariscal de campo del equipo de futbol americano.

—Este año se gradua, ni siquiera sé si se propone entrar a la universidad...

Ahí se dio cuenta que no conocía las aspiraciones de Katsuki para el futuro. Solo sabía lo mucho que le gustaban las cosas de alto riesgo, su modo fresco de actual, a veces sin pensar en las consecuencias.

—Él mismo me dijo cuando me confesé que no tenía nada para ofrecerme más que su "odiosa actitud" y esa casa vacía...

El alfa había cambiado bastante desde que comenzaron a salir, ya no era tan pedante o sarcastico cuando trataba a Izuku. Cada vez más tenía un sentido de protección con el omega, y lo corroboró cuando conoció a Mirko y lo apartó de ella. Además, seguía tan agradecido por las veces que le ayudó contra los yakuza.

Enjabonó todo su cuerpo y salió de la regadera alcanzando su toalla, los repentinos truenos que se oían le provocaban sobresaltar nervioso en lo que estaba secandose. La ligera llovizna del día se tornó en una tormenta electrica que le ponía los pelos de punta.
Se puso ropa cómoda, unos pantalones cortos holgados así como la camisa de algodón. Se sentía renovado luego de tan extenuante día, nunca había estado tanto tiempo con Katsuki a solas.

En lo que estaba secando el cabello humedo oyó al alfa refunfuñar con alguien, estaba confundido por ese tono tan molesto. Acercó a la puerta hasta abrirla y salir.

—¿Qué pasó? Te escuché discutiendo con alguien.

Parpadeó con sorpresa de ver que era su teléfono el que llevaba en manos recién colgada una llamada. Su rostro deformó al saber que era Minoru y su reunión.

—No puede ser... Yo... lo olvidé completamente... Ni siquiera me reporté con ellos, ¿estaba muy enojado? Debería mandarles un mensaje y disculparme.

Acercó al teléfono pero al notar que no tenía señal otra vez hizo una mueca inconforme. Solo lo dejaría para más tarde, cuando la tormenta disminuyera y permitiera mejor cobertura.

Percibió a Katsuki echarse en la cama con un suspiro, le siguió tomando asiento en el borde y dandole caricias a su cabellera, tan suave y sedosa después de un baño relajante.

—Esos suspiros son los mejores, cuando termina un largo día, ¿no crees? —Recitó con un tono satisfactorio y un gesto tierno.

A la pregunta de si estaba cansado y el espacio que le compartió en cama se acostó a su lado.

—Deja de agradecerme por eso, estoy aquí por mi propia cuenta y disposición... Quería estar contigo, tanto como sea posible.

Acercó su brazo suavemente en el colchón para alcanzar a Katsuki y darle un abrazo, sin embargo, su trayecto interrumpió por un rayo ensordecedor e intimidante que los dejó a oscuras.

Izuku se quedó paralizado oyendo a Katsuki maldecir por los días de lluvia, pero el menor solo plantó horribles recuerdos de la visión totalmente oscura con los ruidos similares a proyectiles de bala. Las amargas memorias donde fue capturado y vendado de los ojos repercutieron en su sistema dejandolo pasmado en miedo.

Los Todoroki fueron muy grosero con él, tanto el hermano como el padre de Shoto. Los hombros de Izuku temblaron en la oscuridad, al percibir la luz del teléfono en mano de Katsuki pronto saltó hacia él aferrando con él en un abrazo de pánico. Era como un cachorro asustadizo que buscaba refugio.

—Por favor, no me dejes solo, no te separes de mí —susurró áspero y con el pánico en su voz.—No te vayas.

Dijo con un ruego encajando los dedos en los hombros del alfa sin disposición de despegarse de él, entre cada trueno solo se hacía más pequeño en su lugar sintiéndose indefenso.

La voz de Katsuki preocupado insistiendo en saber que le pasaba le llevó a tragar saliva tratando de tomar compostura.

—Tengo miedo... Los yakuza son crueles... te llevan a ciegas siempre con el cañón del arma apuntando a la cabeza, te dicen cosas horribles que se quedan grabadas en mente... Solo puedo recordar esas cosas estando así...

Dijo con un tibio sollozo asustado, al borde de llorar.

La voz de Katsuki intentaba sonar apacible, o al menos así lo percibió Izuku acompañado de sus feromonas que trataban de tranquilizarlo. Insistiendo en que no estaba del todo oscuro y estaba a su lado, Izuku abrió lentamente los ojos para corroborar la lámpara del teléfono iluminando un poco y los relampagos que atravesaban las cortinas, encontró la silueta de Katsuki en frente, sus dedos relajaron despacio pero no separó de su abrazo.

—Sí, hasta que la lluvia calme o vuelva la energía, seguiré aquí...

Susurró siendo guiado a volver a acostarse en la cama y recibiendo las caricias desde la espalda. Sentía la mandíbula del mayor clavada en su cabeza, quien oscilaba con un rotundo sentido de cuidado y protección que le regocijaba, todos lo veían como un alfa agresivo, pero Izuku aseguraba que no era así, al menos no con su persona.

Permaneció en su lugar sin ningun movimiento salvo su pecho inflando un poco en cada ventilación, pero toda su atención de plantó en Katsuki al oir que le llamaba con una voz tan seria y extraña. Era un tono inusual que cambió totalmente a como estaban antes.

—¿Pasa algo?

El alfa había actuado un poco anormal desde que estaban en la cabaña, hubo momentos en que dejaba a la deriva algunos comentarios o no insistía en algún tema que tanteaba, parecía que trataba de decirle algo.

Izuku se quedó admirando la silueta del alfa y el brillo de sus ojos a contra luz de la lámpara del teléfono. El tema que dio lugar fue a decir que no era la mejor persona, o el novio más expresivo, cosa que hizo al menor a suavizar el semblante y dirigir la mano acariciarle el rostro.

—No tiene nada de malo, te acepto tal como eres. Sé que cuesta decir algunas cosas, yo también sufro eso.

Comprendía que para la actitud del alfa era algo tan bochornoso esos gestos de cariño y lo meloso que podía ser a cada rato el menor diciendo lo mucho que lo ama. Le parecía un gran logro que aceptara esos gestos cariñosos de por sí.

Las palabras llegaron a un punto bastante incómodo en sus vidas, el como Katsuki dijo abiertamente que antes buscaba agredirlo, lastimarlo a como fuera lugar por su rencor creciente desde la infancia. Izuku lo contemplaba, no era dificil olvidar como lo golpeaba y se burlaba las primeras semanas de clases, fue un total infierno.

—Solo dejalo así, no tienes porque recordarlo —retomó con intención de interrumpirlo en desentrañar esa época de acoso horrible.

Sin embargo, cuando llegó a un punto en que oyó su disculpa amplió la mirada, quedó anonadado. Izuku fue el que todo el tiempo disculpaba y arrepentía por generarle esa carga en su vida por un malentendido, los papeles invirtieron.

"¿Al menos se disculpó por todo lo que ha hecho?"

La pregunta de Tsuyu resonó en su cabeza con un eco, ahí tenía su sinceridad arrepentida por todas las barbaridades que le hizo.

"Dime que vas a estar conmigo toda la vida... Quiero estar contigo para siempre Izuku, yo... Te amo"

Los labios del omega abrieron, solo un poco, liberando un tibio jadeo de sorpresa. Por un momento creyó haber escuchado mal, pero esas palabras quedaron bien grabadas. Su pecho bombeó con una presión tan poderosa que por un momento olvidó el respirar, era la primera vez que Katsuki decía palabras de tal peso.

Tenía que responder también, su corazón se lo exigía para permitirle seguir respirando, se giró hacia el otro para quedar de frente y sujetarle el rostro con una sutileza que percibió el calor en sus mejillas.

—No tienes idea... De lo feliz que me hace oirte... Jamás me hartaré de decirlo, también te amo. Te amo, Kacchan.

Su voz se fragmentó implantando un lloriqueo, pronto se acercó a depositar tiernos besos consecutivos a sus labios. Ante la pregunta de porqué estaba llorando soltó una tibia risa dichosa.

—¿Qué no me lo dijiste? Solo debería llorar de felicidad, aquí me tienes. Permaneceré contigo siempre, siempre...

Inclinó gustoso de corresponder a besarlo más profundamente, saboreando sus lenguas y abrazandolo con suficiente apego y cariño. Katsuki se volvía cada vez más invasivo e Izuku no tuvo ningun inconveniente con ello. Ya no era como las primeras veces que besarlo le daba mucha vergüenza y apretaba los labios impiendo alcance.

Resultaba increíble como cambiaba el entorno tan fácil, hace unos minutos estaba sumergido en temor de revivir traumas en la oscuridad de la tormenta por lo yakuza, y ahora estaba dando tanta entrega de amor, devoción hacia su persona favorita.

No había nada que pudiera frenarlos, entre cada sonido estruendoso del cielo provocaba un pequeño respingo pero poco a poco fue ignorandolos solo concentrandose en besar a Katsuki. Las caricias en su espalda y como sujetaba su cadera cruzando bajo su camisa le devolvía unos gemidos tímidos ante la áspera mano que recorría la piel.

No quiso quedarse atrás, acudiendo para recorrer con especial cuidado los sitios donde recordaba lesiones aun sanando. La silueta tonificada, los gruesos brazos y su tórax, las manos le ardían por continuar tocando, las feromonas del alfa se volvían más agudas y seductoras, era un estimulante perfecto para que también desglosara las suyas.

Hubo ocasiones en que trataba de retroceder y pausar los besos para ventilar su aliento, pero Katsuki solo reprochaba con un gruñido a volver con su juego en su lengua. El menor no se quejaría, al contrario, le gustaba como es que podía volverse como un niño caprichoso en busca de más.

Unos cuantos besos obsenos y las manos recorriendo con fluidez toda su espalda eran más que suficiente para excitar al omega. Su olor, su cuerpo, todo el estimulo hicieron que la parte baja de su cuerpo empezara a actuar provocando a su entrepierna sentirse atrapada en su erección y una súbita humedad que estaba mojando su ropa interior.

—Quiero continuar... —susurró con un tono parsimonioso dando luz verde en que siguiera tocandolo.

Soltó suspiros vanagloriados cuando las manos recorrieron su torso hasta pellizcar uno de sus pezones, así como la otra acudir a su erección comenzando con a tocarlo con necesidad. Apretó sus manos a los brazos del alfa y deslizó por los costados hasta sujetar su camisa sin mangas en un intento torpe de retirarla.

Al oir como Katsuki recitaba que amaba todo de él su sonrisa dibujó sin pudor en labios, una reacción ebria y tonta por el amor que le confesaba, era una sensación tan gloriosa.

—También yo, te amo mucho, anhelo continuar demostrandolo, depositarte mi cariño de todas las maneras. Kacchan es mi persona favorita.

Era más accesible a esas caricias, a ser masturbado sin un complejo de vergüenza, las cosas no eran tan toscas como las primera veces que hicieron cosas así. Donde el alfa le comandaba el como debía hacer el acto, desde el más absurdo como besarlo o hasta una felación. En esta ocasión Katsuki era más condescendiente e Izuku se volvió más permisivo.

Abrió un poco las piernas dándole espacio al alfa que estaba encima mientras lograba quitarle por fin la camisa arrojándola con descuido a un lado, el aroma picante y cítrico que provenía del rubio estaba tan implantado en esa habitación que las prendas eran nimiedades.

Cuando se inclinó hacia su persona lo rodeó del cuello para darle besos, recorrer su rostro hasta llegar a sus labios, sin embargo, Katsuki dijo algo que lo dejó aturdido. El querer vivir a su lado, incluso que tuviera sus cachorros... ser una familia.

Izuku no estaba seguro de que cara tenía, pero lo dejó totalmente en blanco. Por el estilo de vida que tenía el alfa, ese tipo de futuro no era algo que especulaba que dijera.

"Soy un idiota. No puedo creer cuanto te subestimé"

Era como si el alfa hubiera leído su más íntimo deseo, el anhelo más profundo que cualquier omega tendría. Ser aceptado por el alfa de sus sueños a formar una vida juntos.
Bajó una mano a frotar su ojo derecho con brusquedad impidiendo que volviera a derramar lágrimas.

—Me parece ideal, también quiero estar toda mi vida contigo y formar una familia.

Retomaron a lo suyo, entre besos húmedos que calentaban su entorno más allá del temprano clima lluvioso de afuera. Lentamente permitió retirarse el conjunto de ropa así como la interior y al mismo tiempo el mayor se despojó de sus restantes. Ambos quedaron totalmente expuestos en esa liviana oscuridad que solo la luz del teléfono espabiló.

El peso de las manos del rubio rodeando a los costados y teniendo la mirada carmesí fija en él le provocó una inquietud, lo estaba devorando con la vista, escaneando todo en él. Era la primera vez que se apreciaban así.

—¿Qué... pasa? —Balbuceó algo tímido llevando las manos a su torso como una pequeña barrera.

Al tener la respuesta de que era totalmente perfecto con esa boba sonrisa le hizo desviar la vista hacia un lado sonrojado. Era un cumplido tan sencillo pero tan pesado, a pesar de que se sentía algo acomplejado por las delgadas líneas de cicatrices que le quedaron en el torso por la agresión de Endeavor. Katsuki lo aceptaba como tal, con sus cicatrices, su piel manchada en constelaciones de pecas, su cabello mullido, todo en él le parecía perfecto. Izuku se sentía orgulloso, cualquiera podría decirlo lo que quisiera pero solo importaría lo que el alfa viera en él.

La figura de Katsuki no se quedaba atrás, llevaba días que fantaseaba con ese cuerpo que quedó grabado en sus retinas con esa atrevisa selfie que le mandó. Con una figura de modelo, pero con ese salvajismo de varias cicatrices de sus agresiones de peleas clandestinas, ser el propio mariscal de campo.

Los besos transformaron en mordidas en parte del cuello y sus orejas provocando jadeos repentinos buscando aferrarse a su cabellera, acarició los mechones rubios de su nuca.

—Más, quiero más de Kacchan... —bramó enternecido así como excitado con su pelvis dando un roce delicioso hacia la erección del alfa.

Su cuerpo solo aspiraba la saciedad que el alfa podría darle, sus poros desvordaban ese aroma excitado por lo que el mayor estaba generando entre sus mimos y agresiones posesivas.
La piel estaba aperlandose por el calor que llevaban en sus movimientos, el pulso aceleraba con ansiedad una vez que percibió a Katsuki descender a sus muslos dando besos y mordidas a la carne. Los gemidos acudieron avergonzado y un poco nervioso por sentir sus respiraciones tan cerca de ese sitio tan sensible, sus piernas fueron abiertas más para dar mejor libertad en medio de estimulos y masajes en su falo erecto.

Una sensación electrizante pasó por su espalda baja hasta su nuca cuando la caliente y húmeda lengua saboreó entre las nalgas. Sus instintos tomaron el completo control, meramente quería saciarse.

Con un lloriqueo ansioso entre sus jadeos retorció insistente en buscar ese mismo estímulo que Katsuki le provocaba con su lengua.

—Kacchan por favor, quiero sentirte más.

¿Nervioso? Desde luego que lo estaba, pero no frenaría. Agradecía que el alfa lo notó así, buscó relajarlo dando caricias suaves a un muslo mientras tomaba la mano enlazandola.

—La persona que amo, que quiero en mi vida...

Dijo con total apego y sinceridad en el tono, sus pupilas dilatadas como un gato en hojas de vid observaba el reflejo color escarlata que daba la vista del mayor. Apretó su enlace de la mano.

—Respirar todo tu ser, hacerme completamente tuyo.

Sus piernas fueron elevadas un poco posicionando al rubio entre ellas, encaminó en abrazarlo rodeandole el torso con las palmas a la amplia espalda. Su corazón palpitó entusiasmado por sentir la punta del miembro rozar en su entrada empapada de excitación, preparado para recibirlo. No obstante, cuando sintió a Katsuki removerse para ir por algo procuró detenerlo apretando sus piernas a los laterales.

—¡No! ¡No te vayas! —Jadeó sorpresivo y hasta con pánico de la idea, aferrando su abrazo también para que no separara. —¡Quiero; te necesito, Kacchan!

Dijo con una increíble angustia y el calor de sus mejillas rojizas, si tan solo se enterara que era pura devoción sin un celo encima. Los deseos más surreales en Izuku presentaron dispuestos en ser tomado.

Recordaba el contorno y forma del falo del alfa, era grande y esperaba que fuera algo doloroso, sin embargo, incluso en eso Katsuki fue cuidadoso en empujar con cautela a pesar de que lubricación natural lo deslizó fácil.
Abrió su boca con un gemido frágil, los dedos de los pies curvaron e involuntariamente sus uñas clavaron al agarre de la espalda. Era una sensación diferente a ser masturbado, una entrega total con el alfa. Sus paredes estaban tensas, pero fueron relajando como si supiera su cuerpo el que hacer.

Cuando sintió que estaba totalmente dentro, con la pelvis del alfa tocando el borde, se sintió completo entre cuerpos acalorados y sudados. Dirigió la vista adormilada y con repleta admiración hacia el otro.

Sus ojos se tornaron vidriosos, húmedos por las lagrimas que otorgaba un fulgor en su liviana oscuridad, la pregunta preocupada del rubio sobre si le dolía le provocó negar la cabeza.

—Estoy bien, más que bien... —respondió ablandando su gesto, a pesar de las pequeñas muecas.—Quiero sentirte todavía.

Permanecieron unos segundos allí, contemplandose uno al otro con esa boba mirada ensoñada y con cariño. Dio un permiso sordo para que pudiera moverse, por fin había amoldado adecuadamente con el alfa.

Los movimientos fueron despacio en un suave vaivén que le provocaba gemidos agradables, era como tocar el cielo, sobretodo por estar llevando tal acto con la persona que anhela. El cuerpo lo sentía caliente, con una fina capa de sudor encima y sus alientos golpeando por la cercanía hasta cerrar con besos fogosos que otorgaba balbuceos y gruñidos por ambos.

Las manos recorrieron la espalda con intención del alcanzarlo más y más, fundirse en todo ese amor, lo bien que se sentían. Llegó al punto en que no entendía como es que había sido bendecido con Katsuki, como escalaron tanto en convertirse en eso, en un par de tontos enamorados.

La mirada granate que le dirigía le provocaba escalofríos en el mejor sentido, una parte de su cuerpo se ponía alerta pero también relajaba por tener a un alfa tan perfecto consigo.
Continuó besandolo, saboreando esa boca, sus mejillas saladas en sudor y el áspero gruñido placentero que daba a su oído, Katsuki lo volvía una masa de placer.

—Quiero más, ocupo más de Kacchan.

Era como su vicio, una droga andante, nunca tendría suficiente de él. Y parecía que sus ruegos dieron frutos, los movimientos en el vaivén de ambos aceleró con el sonido obseno de sus pieles golpeandose. Las piernas del menor tensaron abrazandose de la cadera ajena para no separarse, llamandolo una y otra vez, diciendo ese mote infantil que ya era parte de su identidad, su lengua no podía llamarlo de otra manera, a menos...

—Alfa... Alfa...

Canturreó entre sus gemidos en un trance placentero mientras sus manos recorrían en un agobiado abrazo que no buscaba apartar, no obstante, las embestidas suspendieron, justo cuando estuvo por llegar al climax, a punto de hacer una rabieta con disgusto por sentir a Katsuki salir de su interior caliente y empapado.

Con total facilidad fue girado boca abajo en la cama, en confusión iba a protestar, pero su cuerpo se quedó estático cuando fue elevado unos grados su cintura y fue penetrado a volver a las estocadas. Sus manos cerraron apretando las almohadas, era lo único que tenía a su alcance, comenzaba a extrañar el calor de la piel de Katsuki donde podía aferrarse con mayor posesión, sin embargo, encontró un nuevo vicio ante la húmeda y caliente sensación que sufrió en la nuca, su cuello tuvo una lamida de advertencia con besos apresurados.

Su instinto comandó en que debía, necesitaba hacerlo, por lo que continuó en su lugar inclinando el rostro en la almohada para presentarse adecuadamente, aquella porción de su piel que todo el tiempo llevaba discreto. Cada milimetro aclamaba ser marcado.

—...Hazlo.

Suplicó en un balbuceó contra la almohada por las estocadas que continuaban con mayor velocidad e intención de embriagarlos en placer. Tuvo un sobresaltó sorpresivo a pesar de que sabía lo que venía, los colmillos fue lo primero que clavó en su piel, después siguió la linea de dientes que apretaron contra la carne. Removió algo nervioso pero estaba contra la cama a forma de sumisión.

Algo en sí se sintió provechoso, una sensación ajena de placer y gusto por eso, no solo se trataban de sus emociones, percibió las del alfa con ese enlace. Era un placer extraño pese a lo doloroso que se sentía.

No era todo, aun no los dientes clavados en su cuello continuaban el frenesí de las estocadas que combinaron en éxtasis y dolor. Su lloriqueo anunció que estaba llegando al tan esperado orgasmo, su interior fue más que invadido con el calor disparado y el nudo aparienciendo.

El cuerpo le temblaba quedando un tramo en ese lugar retenido por la mordida y el peso encima, trato de mirar de reojo por encima de su hombro pero la vista estaba borrosa entre lágrimas y cansancio.

Poco después los dientes separaron de su cuello, la marca estaba hecha, ya ni estaba seguro si se trataba de gotas de sudor o sangre lo que derramó por su cuello hacia la almohada. Una mano serpenteó hasta posicionarse encima de la suya y sujetarla con fuerza.

"Fui marcado... fui marcado por un alfa, por Kacchan..."

Pensó con un orgullo revoloteando, se sentía a flor de piel sus emociones, así como el calor en su vientre por su corrida también. En lo que el nudo estaba desinflamando tomaron aliento, Katsuki fue tan cariñoso depositando besos a su alcance en el cabello y mejilla. Preguntando como estaba.

—Duele, pero estoy bien —afirmó— esto es perfecto.

Cuando Katsuki logró salir por fin sintió algo derramar más entre las nalgas, su sonrojo aumentó y al girarse con dudó ni un segundo en colgarse en un abrazo desde el cuello. Habían llegado tan lejos como para formar un enlace, eso denotaba la seguridad de entregarse, ahora entendía por qué las personas buscaban sexo ocasional y saciarse.

Katsuki profesando como le pertenencía completamente ahora le suavizó el rostro con una sonrisa afirmativa, no podía mover mucho el cuello del dolor pero asintió despacio.

—Te amo, mi alfa.

Que palabras más maravillosas eran oir que también lo ama, incluso con esa genuina broma de que proximamente llevaría el nombre Bakugo encima. Estaba bien con eso, quería tener todo rastro de pertenencer al rubio.

Fue una noche larga, la tormenta fue vilmente ignorada, la tenue oscuridad en ese manto de luz débil de la lámpara fue su cómplice en sus rondas de sexo y devoción. Era la primera vez de Izuku, era natural apenas sostener el aguante de alguien que ya tenía experiencia como Katsuki. Luego de la primera que por impaciencia no usaron protección ya no le dieron importancia, quería sentirlo, tener la satisfacción de llenarse con él.

Recibió un delicado estímulo que le hizo apretar el ceño y abrió despacio los ojos solo para entrarse a Katsuki restregando la barbilla con su cabello. Ya había algo de iluminación del día desde la ventana, era de mañana.

Solo tuvo la necesidad de mantener su abrazo por el torso del mayor y seguir inclinado hacia él.

—Buenos días —saludó con esa voz aterciopelada dando un beso a una de las clavículas y después elevó a besarle los labios.

Estaba presente lo que hicieron anoche, la cama estaba hecha un desastre y sus cuerpos yacían desnudos. La pregunta de como se encontraba le llevó a reclinarse de nuevo en el pecho del alfa con un agradable suspiro.

—Estoy bien, no tienes porque preguntarlo en todo momento.

Encaminó la mano en acariciarle la mejilla y removerle parte del cabello hacia atrás volviendo a su lugar cuando lo soltó. Pese a lo que decía cuando levantó la cabeza emitió una queja de dolor que le hizo ladear a un lado, era verdad, se encontraba bien pero eso no quitaba el dolor de la mordida que llevaba en la nuca apenas haciendose una costra.

El lazo con tu pareja era algo mágico, se supone que se otorga en el momento adecuado, que llega cuando lo menos lo esperas, esa sería esa noche mágica.
Parte de su cuello llevaba sangre seca con la evidencia de las sábanas también pigmentadas, además de otros fluidos. Los cuerpos estaban pegajosos, cosa que solo recordar le hizo sonrojar un poco, pero también le dio una idea genuina.

—Kacchan, ¿sigue en pie la invitación de bañarnos juntos?

Preguntó más liberal y con ese centello curioso en su mirada, recibió como respuesta un apretón en su abrazo reteniendolo con el alfa.
La habitación tenía un poderoso aroma a sexo y sus feromonas, habían hecho un desastre. El comentario de que debían cambiar las sábanas antes de irse le llevó asentir con melancolía y resignación.

—No me importaría que se quede así, un sitio adecuado y perfecto que dé lugar con mi alfa —siseó con cariño restregando su mejilla y dandole besos a su oreja.—Aunque... Entiendo que no nos corresponde. Debe de estar presentable para el agente de bienes raíces.

Alfa era un término que en gran parte de su vida ha estado diciendo, pero "mi alfa" era nuevo. Le provocaba un cosquilleo en la punta de la lengua sonar tan egoísta y posesivo, no estaba mintiendo, luego de ser marcado tenía todo el derecho de llamarlo así.

Katsuki levantó primero de la cama preparando las cosas para tomar un baño, Izuku pretendía seguirlo, no obstante, al momento en que intentó levantarse sintió un temblor en su cadera que le sentar confundido.

—¿Eh?...

Sentía sus piernas débiles, debía tener un esfuerzo mayor en tratar de ponerse de pie. En ese tramo se podía notar la carga de besos y moretones que llevaba cincelada en su pecosa piel. Pronto se dio cuenta del motivo, era como cuando iniciaba algun ejercicio o rutina diferente, así fue cuando hacía atletismo en secundaria o las practicas en el equipo de porristas en la actualidad.

Sus caderas se manifestaban con dolor, avergonzado apretó los puños en la sábana y miró al rubio.

—¡D-dame un momento! ¡Puedo hacerlo! —Balbuceó apenado del espectaculo que le parecía patético.

No quería culpar a Katsuki, después de todo fue él quien le estuvo pidiendo más en todo momento. Fue demasiado caprichoso de su parte.
Solo fueron unos segundos para que Katsuki acudiera con él para levantarlo en sus brazos, inmediato Izuku se aferró a su cuello ocultando la mirada avergonzado encima de un hombro.

—¡Te dije que podía solo!

Su cuerpo estaba molido, sobretodo la porción inferior que sentía haber perdido fuerzas. Tolerar tantas rondas apasionadas y desenfrenadas dieron consecuencias por estar acostumbrado, al menos tendría oportunidad de recibir más apego del alfa.

Luego de lo que pasaron anoche, el tomar una ducha sin pudor era algo que parecía normal, después de todo con esa marca era como si el alfa tuviera completa autoridad en verlo así. Las retinas de Izuku ya no solo fantanseaban con una imagen en su teléfono, su cuerpo ahora recordaba todo en Katsuki.

Bajo el agua de la regadera fueron limpiados entre la espuma y vapor. Su cuello tenía una reciente costra que cicatrizaría en dejar la más bella marca que anheló desde que se dio cuenta que estaba enamorado de su amigo de la infancia.

A diferencia de él, Katsuki tenía tibios moretones en su mayoría por cosas problematicas como los partidos, las peleas clandestinas o el tramo con los yakuza. El menor comenzaba a memorizar cada rastro en él mientras sus yemas recorrían la piel y otorgaba tiernos besos esperando que curaran completamente. 

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