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Asistente personal

La mirada carmín idéntica a la propia no dejaba de observar repleto de curiosidad e inocencia. El parecido que compartía con ese cachorro era de niveles estratosféricos. Su viva imagen encarnada en ese niño que llamaba "mami" a su expareja.

Al alfa se le vino el mundo abajo por un momento al darse cuenta de la situación. Comprender que todo encajaba. Miró a Izuku esperando las respuestas a sus preguntas aunque eran más que obvias, aún así debía saber el trasfondo de todo en ese mismo instante. Muchas cosas se le vinieron a la mente, incluso que tal vez Shoto había vuelto a meter sus narices para convencer a Izuku de ocultar el embarazo.

En silencio observó al Omega decirle al cachorro que fuera por su juguete. Katsuki desvío la mirada a dónde el infante señaló, había una figura de All Might entre la arena. Sus ojos se ampliaron de recordarlo, esa figura, ese niño, ya los había visto en la guardería del trabajo. Por eso se le había hecho tan extraño que un niño tuviera una figura de un héroe antiguo en la actualidad. Se trataba del cachorro de Izuku y esa figura era la misma que ellos compartían de pequeños. Todo tenía cada vez más sentido.

El niño se alejó de ambos y fue entonces que regresó la mirada al Omega, este se le plantó de inmediato con un rostro frío con la intención de pelear. El alfa detecto ese aire déspota en él ante la ridícula pregunta de qué es lo que hacía allí y eso le molestó, quería preguntarle mil cosas al Omega, ni siquiera llegó con intenciones de pelear pero para Izuku parecía que si, después de todo no le sorprendía que lo viera como una amenaza. Ya le había dejado en claro en el trabajo que no deseaba volver a ser cercanos, tragó saliva tratando de calmarse. Eran muchas emociones en apenas un breve momento.

— ¿Disculpa? Esto es un espacio público, solo pasaba por aquí y entonces los vi, es la verdad. —

Explicó con el entrecejo ligeramente fruncido, después de todos los rechazos que tuvo de Izuku en la oficina jamás se plantearía el acosarlo. Quería hacer las cosas bien y por eso le había pedido iniciar de nuevo. Tal parecía que Izuku seguía teniendo una muy mala imagen de él y seguía aferrado a las cosas malas del pasado.

La identidad del cachorro fue finalmente revelada, Nobuyuki Midoriya de cuatro años de edad. El alfa arrugó el entrecejo con más dudas que respuestas. ¿Por qué ese niño solo llevaba el apellido de Izuku? Era evidente que el linaje Bakugo corría por sus venas. Lo veía en sus ojos, cualquiera podría verlo y quién no es por qué estaba totalmente ciego, la más clara prueba era las cuidadoras de la guardería que le felicitaban por tener un hijo tan listo y lindo pero sobre todo parecido a él.

— Con que Nobuyuki Midoriya.—

Murmuró pensativo, era un bonito nombre aunque se sentía nuevamente rechazado pero está vez no se trataba de una simple mueca en la oficina o el no responder a sus saludos. Se trataba de la identidad de un hijo, de un niño que era suyo también y del cual le fue negado, seguramente seguiría así de no ser por qué los había descubierto por mera casualidad. En ese momento Izuku le pareció un completo egoísta, era la persona más rencorosa y cruel que había conocido. Tal vez la idea de que era un Omega dulce y lindo era solo su imaginación.

— Sé que lo que pasó en la escuela fue malo, sé que no querías volver a hablarme pero ocultarme un embarazo y negarme a mi propio hijo es ir demasiado lejos. ¿Por qué nunca me lo dijiste? Yo hubiera vuelto si me lo pedías... —

Cuestionó con seriedad, esto ya no se trataba de una estúpida discusión de preparatoria, era algo mucho más delicado e importante. Sin embargo, la voz de Izuku le frenó gritándole con seguridad que ese cachorro no era suyo, que el padre era Shoto Todoroki. Katsuki alzó una ceja y formó una sonrisa cansada y fastidiada.

—¿Crees que voy a tragarme eso?... aún viendo que es idéntico a mi. Yo soy su padre —

Respondió más áspero con molestia, claro, entendía que lo más seguro era que Shoto se había hecho cargo de cuidarlo durante esos cuatro años, eso lo volvía su padre pero biológicamente era suyo y no de Shoto.

Izuku parecía estar firme, era la primera vez que lo veía con semejante actitud, en el pasado jamás recordó algo similar. Cada vez le sorprendía más notar lo mucho que había cambiado, ya no era para nada la persona de la que se enamoró alguna vez y lo confirmó al oír su siguiente sentencia.

Era la petición más ridícula que jamás pensó que podría decirle. No acercarse ni hablarle a su propio hijo escudándose en el hecho de que a él no le gustaban los cachorros.

Claro, se lo había dicho alguna vez cuando eran pareja, pero tal parecía que también había olvidado la parte más importante, aquella donde también le dijo que ansiaba formar una familia con él, que ansiaba tener una vida a su lado con muchos cachorros, esa promesa que le dio poco antes de que ocurriera el incidente de la filtración. Izuku solo le recalcaba lo malo olvidándose de las cosas buenas que alguna vez también le dijo e hizo. Negó con la cabeza completamente incrédulo de lo que oía, era terco y firme en querer alejarlo del cachorro.

— ¿Que diablos te pasa? ¿Cómo puedes pedirme algo así? Me sorprende ver este lado de ti —

Cuestionó ofendido peor aún cuando escuchó que el único padre que el niño tuvo fue Shoto pero algo no le cuadró del todo.

"A pesar de dejarnos"

Katsuki arrugó el entrecejo ahora con más preguntas. ¿A qué se refería con eso?. ¿Acaso el bicolor los había abandonado?.

Lo recordaba obsesionado con quitarle a Izuku en la UA, su eterno rival, incluso aún recordaba lo pegado que estaba con el Omega después de que terminaron, asegurándose de no dejarlo acercarse a él para disculparse, simplemente no encajaba que pudiera quedarse con él y hasta su hijo y de la nada dejarlos, no tenía sentido alguno, tal parecía que nunca se terminaba de conocer a alguien de verdad e izuku era el más claro ejemplo en ese momento.

El pequeño regresó a ellos y con eso la amenaza de alejarse del niño se dio por segunda vez acompañado de una frase que le hizo sentir su pecho latir con angustia y enojo.

"No es tu hijo, ni siquiera sabías de su existencia lo idóneo es que continúes así".

Con esa cruel sentencia el menor se llevó al pequeño de allí, Katsuki se quedó en su lugar temblando de furia, sus puños apretados demostraban lo frustrado que se sentía. Completamente lleno de impotencia y decepcionado de conocer ese lado tan egoísta y horrible en Izuku, definitivamente se había decepcionado de él y toda la intención de llevarse bien, de querer volver a empezar y hasta tal vez volver a salir, se esfumó por completo.

— Si no supe de su existencia fue por ti, tu me cortaste toda comunicación primero... Me alejaste y me sacaste de tu vida ¿Y te atreves a culparme a mí ahora?... Eres horrible, pero esto no se va a quedar así —

Lo único que Katsuki sentía ahora era enojo e impotencia, darse cuenta que tuvo un hijo y le fue ocultado por cuatro años era algo que no iba a perdonar con facilidad. Sabía que Izuku jamás lo perdonó por la apuesta pero ocultarle algo así era incluso peor que lo que él hizo. Estaba obligando a un niño inocente a no tener contacto con él. El cachorro no tenía la culpa de las cagadas de sus padres. Katsuki tenía el derecho de conocer a su hijo.

Negó con la cabeza y simplemente se retiró del lugar con un aura fría y decidida. Definitivamente las cosas no se quedarían así. Ese niño era su hijo, no tenía las pruebas más que su parecido físico ridículamente grande, pero las obtendría de una forma u otra.

Entendía la postura de Izuku al querer alejarlo de él, pero el alfa jamás abandonaría a su propio hijo, sabía lo mal que se sentía no tener tiempo de calidad con sus padres, el mismo tuvo una infancia solitaria y dolorosa que lo encaminó a tener una vida llena de rebeldía y vicios al llegar a la adolescencia. No permitiría que su hijo se sintiera así también. Quería conocer a Nobuyuki y ser parte de su vida, no lo abandonaría como Shoto lo hizo.

Al día siguiente, el alfa estaba de muy mal humor, más de lo usual, no había dormido casi nada al pasar la mayor parte de la noche leyendo y buscando información respecto a casos parecidos al suyo. En cómo poder proceder para tener acceso a su hijo.

Al llegar a la compañía ni siquiera dirigió la palabra a quienes lo saludaron con timidez por el aura y aroma tan denso y pesado que llevaba encima. Era como si la misma muerte caminara frente a ellos. Llegó a la oficina a pasos firmes con ese mismo semblante poco amigable.

Al llegar al pasillo de su oficina y pasar frente a Marketing, alzó la voz con fuerza.

— ¡Izuku Midoriya a mi oficina, ahora! —

Anunció con su voz de mando, seguía molesto por lo de ayer. Avanzó a su oficina y cerró la puerta con fuerza tratando de al menos nivelar su enojo con eso.

Setsuna que estaba sentada en su escritorio afuera de la oficina lo notó de inmediato, sabía que algo andaba mal pues nunca había visto al alfa con semejante actitud, ni siquiera la saludó, no lo recordaba de tan mal humor cuando hablaron para ir al festival. Algo pasó después de eso y por como llamó directamente al Omega seguro estaba relacionado con él.

— El niño que vi ayer con Izuku... Era idéntico a Katsuki pero es hijo de su alfa que supuestamente murió hace tres meses... ¿Por qué se parece tanto a Katsuki? ¿Quién era el alfa de Izuku? —

Se preguntó con seriedad mientras tecleaba en su computadora. Observó a Izuku acercarse para ir directo a la oficina. Al ser una orden directa de Katsuki no tenía por qué pedir permiso.

Setsuna solamente asintió al saludo del menor y le vio de reojo entrar a la oficina con cierto nerviosismo. Suspiró inquieta. Debía averiguar cómo lucía el padre del niño. Todo era muy extraño y no le daba buena espina.

Por otra parte Katsuki estaba sentado en su fina silla de cuero y miró fijamente al Omega al entrar. Su expresión era sería, no tenía humor de ser amable esa mañana pero tampoco quería volver a discutir. No después de conocer el verdadero lado de Izuku Midoriya en el parque el día anterior. Solo iría directo al grano.

— Sabes perfectamente por qué te llamé —

Respondió tajante con una ceja en alto y brazos cruzados. Solo recibió una burda respuesta, una disculpa a medias por la actitud del día anterior que defendió con el hecho de que no era de su incumbencia meterse en su vida ya que solo tenían una relación meramente laboral. No había nada más. Katsuki solo bufó por esas absurdas palabras.

— Tienes razón, tu vida ya no es de mi incumbencia pero la de mi hijo si lo es. —

Respondió directo y sin rodeos pero el Omega mencionó que solo estaba allí por qué Shoto lo había recomendado. Katsuki aún no investigaba el expediente de Shoto en la empresa pero tampoco le interesaba del todo ahora. Su prioridad era conocer a su hijo.

—Es obvio, ya me has dejado bien claro lo mucho que detestas mi presencia pero esto ya no se trata solo de ti, Izuku... —

Respondió áspero, se puso de pie sin dejar de observar al pecoso con aquella intimidante aura.

— Ese cachorro necesita a una figura paterna, es mi hijo y tengo el derecho a estar presente en su vida estés o no de acuerdo. No puedes negarme eso —

Respondió tajante pero Izuku parecía firme en mantener su palabra respecto a alejar al niño de él. Katsuki arrugó el entrecejo molesto de oír solo reclamos del pasado diciéndole que le dio el mínimo afecto y que solo lo había lastimado intencionalmente. El alfa estaba cada vez más cansado y harto de solo escuchar reclamos del pasado. No todo fue malo. También había hecho cosas buenas por él que jamás hizo por otros pero tal parecía que Izuku no valoró esas buenas acciones.

— ¿Mínimo afecto? En más de una vez arriesgué mi vida por ti y aún así fuiste tu quien no quiso perdonarme ¿Que esperabas que hiciera? No me vengas de víctima cuando tú también me obligaste a alejarme —

Respondió molesto, dando un par de pasos al frente de Izuku que a pesar de todo seguía firme en su lugar o al menos lo intentaba, el Omega solo afirmó que no le tenía rencor pero que no quería volver a tener algo que ver con él por estar cansado de ser herido o hacer el ridículo. El alfa alzó una ceja y suspiró harto de esa situación.

—¿Cómo sabes que saldrás herido si no me das la oportunidad de demostrar lo contrario?, antes y ahora, eres igual, solo piensas en ti... entiende que esto ya no tiene que ver con nosotros... es sobre nuestro hijo y su bienestar —

El alfa estaba cada vez más frustrado por las respuestas incoherentes de Izuku que no salía de un papel de víctima incapaz de reconocer que él también lo dañó de muchas maneras en especial al obligarlo a salir de su vida y ser reemplazado por otro alfa. No quedó en él intentar arreglarlo, hizo todo lo que pudo en su momento. Aún así todo apuntaba que se quedó con el papel del villano.

Quería decirle tantas cosas a la cara pero se contuvo cuando escuchó que su única aspiración era criar a su hijo y darle un buen futuro aunque eso implicaría alejarlo de él y del pasado que tuvieron. Katsuki ya no soportaba esa actitud.

— Tu no eres el Izuku que recuerdo... ¿O es que siempre fuiste tan egoísta? ¿Por qué me estás negando el acceso a mi propio hijo? No puedes evitarlo, ¡No puedes mantenerme alejado de él para siempre! —

Advirtió afilando la mirada, Izuku fue bastante insolente en cortar la conversación y simplemente retirarse dejándole en claro que no se acercara al cachorro o intentara meterse en su vida.

Esa conversación fue peor que la del día anterior en el parque. El alfa simplemente bufó molesto negando con la cabeza una vez que se quedó a solas en la oficina.

— Para nada es la persona que recuerdo, engañaras a todos pero ya me has mostrado tu verdadera cara...—

Murmuró volviendo a tomar asiento con el ceño fruncido y empezó a buscar algo en su teléfono. Se tranquilizó un poco antes de hacer una llamada a uno de sus contactos.

— Ese cachorro es mio también, no me importa lo que digas, voy a ser parte de su vida con o sin tu permiso, él me necesita. —

Murmuró decidido y posteriormente realizó la llamada al número que tenía en la pantalla de su teléfono, una voz femenina respondió del otro lado.

— ¿Tienes tiempo? Necesito asesoría sobre algo importante. —

Mencionó el alfa y poco tiempo después salió de la oficina a reunirse con esa persona. Setsuna le miró confusa en su lugar.

— ¡Bakugo! ¿A dónde vas? La reunión en la guardería para los simulacros de seguridad es hasta el medio día. No hay más citas programadas hoy —

Cuestionó Setsuna pero el alfa le miró de reojo indicando que volvería pronto, que tenía un asunto personal que atender. La chica alzó una ceja. ¿Que diablos estaba pasando?.

Setsuna se levantó de su silla y corrió a recursos humanos. Ibara la vió entrar con sorpresa mientras daba un trago a su termo con café.

— ¿Que te pasa ahora, Setsuna-chan? —

— Busca la carta de recomendación de Izuku Midoriya, debe estar en el expediente y envíame el documento a mi correo. También enviame el expediente de la persona que lo recomendó —

Ordenó con calma y se retiró. Ibara parpadeo confusa.

— Ese tal Midoriya sí que causa muchos alborotos por aquí... ¿Que estará pasando? —

Pensó con curiosidad mientras buscaba los archivos que Setsuna le pidió. Cuando la Omega los recibió rápido leyó con cuidado.

—Shoto Todoroki, ese es el nombre del alfa de Izuku... Fue doctor en la empresa por tres años antes de su baja a petición de su abogado, que extraño...—

Murmuró la chica mientras leía el archivo en la pantalla de su computadora, allí mismo estaba adjunto el currículum y la carta de recomendación. Al abrirlos sus ojos se ampliaron al ver la fotografía del supuesto Alfa. Un hombre de cabellera mitad pelirroja y mitad albina, con heterocromia azul y negro, la facciones eran masculinas y muy bien definidas. La Omega busco el parecido del niño con él. No existía.

— El cachorro no se parece absolutamente nada a él ni tampoco a Izuku, se parece a Katsuki... ¿Por qué? —

Abrió el archivo de la carta de recomendación, leyó con cuidado, no había nada anormal allí más que la petición de darle trabajo a su esposo en caso de su despido y solo indicaba las actitudes del Omega, recomendadolo como alguien responsable y dedicado a su trabajo. En cuanto a Shoto, había obtenido su puesto de médico allí gracias a la recomendación del jefe del departamento de salud de la empresa que era al parecer uno de sus profesores en la universidad.

— También estudio en UA, igual que Izuku y Katsuki... ¿Los tres se conocían? Ese chico me dijo que era animador y Katsuki era parte del equipo de football americano —

La chica se llevó una mano al mentón analizando todas las pistas. A como ella lo veía sabía que algo ocultaban.

Escribió en el navegador el nombre de la universidad y busco videos de los partidos de su equipo de football, encontró muchos, pero la mayoría eran recientes. Agregó el filtro para buscar por fecha de más antiguo al más nuevo y presto atención a las fechas.

Todo se veía normal sin nada raro, había varios videos de los entrenamientos y algunos partidos, la mayoría tomados por gente común con sus teléfonos, hasta que el título de uno de los videos le llamó la atención, en especial la miniatura del vídeo que parecía una imagen borrosa de una figura muy parecida a Katsuki.

"El quarterback renuncia"

Rápidamente hizo click sobre el vídeo y se colocó los audífonos, la persona que grabó lo había hecho desde las gradas cercanas al campo.

Abrió sus ojos con sorpresa al reconocer a Katsuki, pareciera ser que estaban en un partido de noche, pero arrugó el entrecejo al notar como el Alfa se dirigió a hablar con alguien a la orilla del campo.

La cámara enfocó en el rostro del rubio, se le notaba afligido y triste mientras decía algo que el audio del teléfono que grabó no logro captar. Solo se escuchaba el barullo de la gente molesta por algo. Katsuki le hablaba a alguien que estaba oculto del ángulo de la camara. Sorprendió aún más al ver al rubio querer alcanzar a alguien y ser frenado por otras personas. Una mujer de espaldas de cabello castaño vestida con un traje de animadora. Setsuna alzo una ceja.

Segundos después el alfa se alejo y se dirigió al público en general. Allí dijo algo más que no se alcanzó a escuchar del todo bien por el ruido de alrededor. Solo alcanzó a distinguir las palabras "disculpa pública" e "incidente de la página web".

Lo siguiente fue ver al alfa con un rostro que jamás le vio antes. Una mirada adolorida y vacía acompañada de un "renunció a los Wolves de la UA". Eso si lo pudo escuchar mejor y entonces el vídeo termino enfocando de nuevo a dónde estaban los animadores allí apenas pudo notar una cabellera verde parecida a la de Izuku en el último segundo del vídeo.

— ¿Que diablos fue todo eso?... Katsuki se veía tan triste. —

Ahora tenía más preguntas que respuestas, la fecha del vídeo era de hacía cinco años, casi la misma edad que le vio al hijo de Izuku.

Tecleo en el navegador "incidente de la página web de la UA", era la única pista que obtuvo con más relevancia en ese vídeo.

Al hacer click no encontró gran cosa, los resultados no eran relevantes e incluso no tenían que ver con la búsqueda pero la Omega no se rindió. Busco con más cuidado y en todas las páginas que había, hasta que de pronto encontró un viejo blog titulado "Club de fans del quarterback".

Tenía cuatro años que no se publicaba nada, tal parecía que era un blog creado por las fans del alfa en su época de capitán del equipo. Vaya que era popular. La chica leyó varios de los post, la mayoría eran con fotos tomadas por las mismas fans a escondidas del alfa mientras entrenaba o andaba por los pasillos. Sin embargo conforme fue leyendo algunos hilos, sus ojos abrieron con sorpresa de ver una foto del alfa tomado de la mano con Izuku quien llevaba la chaqueta de Katsuki puesta encima.

Ambos se veían felices, como una pareja normal. Setsuna apretó los dientes llenándose de enojo. Miró al área de marketing con las manos apretadas con furia.

—Lo sabía, sabía que había algo que ocultaban —

Murmuró molesta y volvió la vista al blog leyendo los comentarios en esa misma fotografía.

"Te odiamos Izuku Midoriya"

El título del hilo, el texto parecía ser hecho por una fan del Alfa repleta de envidia hacia Izuku.

"¿Cómo es posible que el capitán se dejará en alguien como él? Yo soy diez veces más bonita"

"¡Que envidia! Quisiera ser él"

"No es justo, ¿Que tiene ese idiota que no tenga yo?"

Comentarios de odio era lo que más había hacia el omega pero con eso Setsuna confirmaba sus sospechas. Esos dos habían sido pareja en algún punto pero ¿Por qué lo ocultaban?. Ni Katsuki ni Izuku parecían desear dar a conocer que en algún punto habían salido. ¿Por qué?. No le parecía una reacción normal. ¿Que había pasado entre ellos?.

El niño era idéntico a Katsuki, la respuesta ahora era más obvia, no hacía falta ser un genio para darse cuenta que ese niño era hijo de Katsuki y no del supuesto padre que decía Izuku. ¿Katsuki lo sabía?. Todo era tan raro.

Quería investigar más pero ya había perdido una hora leyendo y buscando información debía enfocarse en el trabajo. Ese blog parecía ser la respuesta a sus preguntas, asi que guardo el link y lo envío a su correo personal para seguir investigando después con más calma. Solamente supo que debía tener mucho más cuidado con Izuku ahora, se trataba del ex del alfa del que estaba interesada. Debía evitar a toda costa que volviesen a enamorarse. No debía permitir que algo surgiera entre esos dos de nuevo aunque a juzgar por como parecían verse las cosas, dudaba de que eso fuera a pasar.

Un par de horas más tarde Katsuki regresó, se le veía mucho más relajado, incluso le había traído un café a Setsuna a modo de disculpa por salir tan repentinamente sin dar mucha explicación.

— ¿Algo nuevo que deba saber? —

Cuestionó Katsuki, Setsuna negó con su amable sonrisa de siempre.

—Todo está en orden, te deje los documentos pendientes de firmar y revisar en el escritorio y dentro de media hora es el simulacro en la guardería —

Informó la chica y el Alfa asintió, miro al área de marketing antes de entrar a su oficina y volvió a sentarse en el escritorio. Abrió el cajón para sacar un bolígrafo y empezar a firmar documentos y encontró de nuevo aquel anillo de promesa que tenía guardado allí. Se quedó quieto un segundo observándolo y negó bufando, lo aventó al fondo del cajón y lo cerro de golpe con el entrecejo ligeramente fruncido. Ya no quería verlo de nuevo, aun tenía un amargo sabor de boca por la discusión de esa mañana con el pecoso.

Empezó su trabajo con calma, tratando de mantener su mente ocupada en todo momento hasta que la hora del simulacro llegó. Se dirigió a la guardería y dio la bienvenida a los cuerpos de emergencia que darían la plática ese día. El simulacro se llevaría a cabo en presencia de él como jefe que debía dar su presencia como protocolo.

El personal de la guarderia fue llamado al patio principal junto con todos los cachorros mayores de 3 años. Allí recibieron una plática sobre los protocolos de seguridad y que hacer en caso de emergencias como terremotos, incendios e inundaciones. Siempre explicados con divertidas representaciónes para que los pequeños entendieran que hacer, en especial a quien llamar en caso de una emergencia.

Katsuki miraba desde su lugar a Nobuyuki, parecía ser el más listo del grupo de su edad, eso le hizo sonreír, no esperaba menos de su hijo, era enérgico y audaz, verlo participar sin miedo y seguridad le hacía sentir como si su corazón se hubiera detenido y luego vuelto a latir con una fuerza renovada.

"Tienes mis ojos, mi sonrisa, mi cabello. Eres un reflejo de mí mismo, pero con una luz propia que brilla con tanta intensidad"

Pensó con un leve suspiro.

"Quiero saber todo sobre ti, cada detalle, cada momento que has vivido. Quiero saber qué te gusta, qué te hace reír, qué te apasiona. Quiero ser parte de tu vida, de tus sueños, de tus logros"

El alfa estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para acercarse a su hijo y compensar el tiempo perdido. Cuando el simulacro acabó y el personal de emergencias se retiró, el alfa acerco al área infantil, las cuidadoras lo miraron con sorpresa pues ya les había dejado en claro que no tenía hijos. No había razón para que estuviera allí así que pensaron que las regalaría o algo similar. Para su sorpresa solo quería ver a uno de los niños.

— ¿A quien?... No nos permiten dejar que vean a los niños a menos que sean parientes —

Menciono nerviosa Komori. Aunque el alfa fuera el jefe había ciertos protocolos con los niños.

— Lo se, pero Nobuyuki Midoriya es hijo mío —

Las cuidadoras se miraron confundidas entre ellas. Si bien el parecido en ambos era obvio, les confundía que días atrás les dijera que no tenía hijos.

— Se que les dije que no tenía hijos pero era una manera de probarlas, quería saber que tan fieles son a los protocolos de seguridad. Buen trabajo—

Katsuki sonrió con suavidad a las chicas que se quedaron embobadas por ello, sintiéndose felices de haber aprobado una prueba "sorpresa".

—¡Gracias señor Bakugo! Pero... ¿Por qué el apellido de Nobuyuki-chan es Midoriya y no el suyo?—

Katsuki ya se imaginaba que iban a preguntarle eso así que suspiro.

— Fue una decisión personal de su madre —

Respondió sin dar más detalles. Las chicas se volvieron a ver más relajadas.

— B-Bien, nosotras supimos que Nobu-chan era su hijo desde el primer día. Son idénticos, no se puede negar que es su padre señor Bakugo. Pase por favor —

Le dieron acceso al alfa quien sonrió victorioso y entro al área de juegos. Era un salón amplio con varios juguetes y al fondo un patio al aire libre con los juegos que recién inaguraron. Busco con la mirada a Nobuyuki y lo noto distraído en los columpios con otros niños. Desvió la mirada a un área de caja de colores donde estaban las mochilas de los infantes. Notó una con la etiqueta bordada con el nombre "Nobu-chan". Se acercó y la abrió buscando en el interior.

—Debe haber algo aquí que me sirva —

Había un refrigerio, un cambio de ropa y algunas cosas más. Entre ellas notó un cepillo lo sacó observando varios cabellos rubios enredados entre las cerdas. Había encontrado lo que buscaba. Tomó algunos cabellos guardandolos en una bolsita de plástico y volvió a dejar todo como estaba. Suspiró cansado antes de retirarse del lugar no sin antes mirar de nuevo al infante que corría y reía con sus amigos haciéndole sentir un vuelco en el corazón robándole un suspiro. Era cierto que los cachorros le colmaban la paciencia, pero en el caso de su propio hijo era distinto.

Al volver al edificio se dirigió primero al baño del piso de su oficina. Era un baño elegante con cubículos y un gran espejo con lavabos de lujo. El alfa estaba en uno de los cubículos cuando escucho entrar a más gente que parecía reírse de forma burlona de algo.

—Midoriya es un completó perdedor, ¿Vieron la cara que puso cuando preguntaste lo del celo? —

Katsuki alzó una ceja, el escuchar ese apellido captó de forma inmediata su atención.

— Si, pobre idiota, ya es suficiente castigo ser Omega, seguramente su primer alfa encontró algo mejor y por eso lo dejó... No lo culpo, no tiene nada de agraciado, lo único rescatable son sus ridículas pecas —

Las risas se hicieron presentes de nuevo con aires de superioridad. Katsuki estaba molesto sintiendo ganas de salir a confrontar a esos idiotas. Los comentarios que estaban diciendo de Izuku eran de lo peor.

— A mi no me molesta tanto, desde que entró al departamento nuestra carga de trabajo es mucho menor, el cree que son ordenes del supervisor que haga todas nuestras tareas secundarias también y lo peor es que se lo cree... Es un tarado de lo peor —

Una tercera voz se unió a la conversación con risas burlonas, después de ese comentario cambiaron de tema y se les escucho salir. El alfa salió también y rápido lavó y seco sus manos. Molesto salió del baño y miro a cuatro de los integrantes de marketing por el pasillo dirigiendo a sus areas. Eran los que habían hablado mal de Izuku.

"Es el área, no me siento cómodo ahi, como novato suelen tener un ambiente más tosco conmigo"

Recordó las palabras de Izuku el día anterior cuando le llamó a la oficina para hablar del cambio de puesto. Ahora entendía el porqué con mayor claridad. Quizá no se trataba de querer estar lejos de él. Simplemente era la actitud reprobatoria de sus compañeros. Tal vez ambas, no sabía pero no toleraba esas actitudes en su empresa, tenía una idea más clara de que es lo que haría con ellos pero sobretodo con Izuku.

Al día siguiente avisó a Setsuna que no podría ir a la oficina ese día, tenía otros asuntos más importantes que arreglar, acudió a la firma de abogados Burning, ya había hablado con la abogada de confianza de la familia el día anterior y le había pedido llevar algunos documentos. El alfa ya estaba sentado en la minimalista oficina de la abogada, contemplando la vista desde casi diez pisos de altura cuando la vio entrar con un par de sobres color amarillo que colocó sobre el escritorio que los separaba.

— Buenos días Bakugo, eres puntual —

Saludo la chica de amplia sonrisa y cabellera verde brillante. Sus ojos ámbar se fijaron en el alfa mientras tomaba asiento cruzando las piernas bajó la minifalda ajustada de color blanco.

— Kamiji-san, estos son todos los documentos que me pidió —

Cuestionó el alfa. La chica sonrió mientras tomaba el folder de Katsuki y comenzaba a revisar los documentos, asintió con un aire de seguridad.

— Todo parece en orden, esto es todo lo que necesito por ahora, te notificaré una vez que tenga los resultados del laburo también, por ahora mantente relajado —

Sugirió, abriendo uno de los sobres con los que llegó indicándole que firmara en algunas partes a lo que el rubio accedió.

— No es un caso fácil pero hay solución, podemos impugnar la paternidad del cachorro en cuanto las pruebas estén listas, incluso tal vez podríamos ganar la custodia total mediante un juicio —

El alfa alzo la mirada hacia la mujer que parecía sedienta de ganar el caso que todavía ni empezaba como tal. Sólo dibujo una leve sonrisa y negó.

—No pretendo quitarle al cachorro. Lo único que quiero es poder acercarme a él de forma legal, sin que nadie me lo impida. Quiero estar presente en la vida de mi hijo. —

Indicó terminando de firmar los contratos. La chica hizo un leve puchero y se encogió de hombros.

— Tú expareja no te deja acercarte al niño, te ocultó su existencia por años y no registró con tu apellido, tenemos todo de nuestro lado para ganar la custodia total. Si cambias de opinión házmelo saber, en cuánto lleguen las pruebas de laboratorio te enviaré el acuerdo de custodia por correo. Recuerda que tú expareja debe firmarlo —

Indico la mujer.

— ¿Y se niega a hacerlo? —

Cuestionó el alfa, si bien quería hacer las cosas bien y con la mayor calma posible, estaba esa posibilidad de que Izuku se negará rotundamente a firmar el acuerdo de custodia. Después de todo ya le había demostrado en los últimos días lo reacio que era con el tema de volver a acercarse por algun motivo que no fuera trabajo.

— Demanda por coacción pero aún no podemos proceder hasta tener la prueba de que eres el padre biológico del cachorro, hasta entonces mantente al margen y trata de llevar una buena relación con la madre, muchas veces no es necesario llegar a una demanda —

— ¿Sugiere que intente llegar a un acuerdo con él? Eso será algo dificil... me odia por completo.—

El alfa guardo la pluma dentro del estuche dejándolo a un lado mientras observaba preocupado el documento en la mesa.

— Descuida, por ahora solo estamos reuniendo pruebas. Yo realizaré el acuerdo para que lo firmen ambos, si se niega procederemos con la demanda, ganaríamos en cualquier caso, nada que un poco de dinero extra no solucione... Si sabes a lo que me refiero —

Kamiji frotó sus dedos en señal de soborno. Ella tenía muchos contactos en la fiscalía, su propio padre era un juez de la corte muy respetado e importante. Si algo le aseguraba a Katsuki era ganar en caso de que hiciera falta llegar a juicio.

— Lo más importante aquí es el bienestar físico y psicológico del cachorro, así que intenta acercarte a él aunque sea a escondidas de la madre mientras terminamos todo para el acuerdo de custodia. —

Sugirio por último. Katsuki asintio rezando a todos los dioses que el Omega decidiera dejar de lado las cosas del pasado para permitirle poder estar con el cachorro. Tal vez ya era demasiado tarde para una relación entre ellos de nuevo pero no lo era para crear un vínculo con su hijo.

Cuando regreso de con Kamiji, paso a un centro comercial, buscando con la mirada encontró una tienda de dulces y bocadillos gourmet. Se acercó a los anaqueles mirando el montón de variedad de golosinas incluso algunas importadas. No era una dulcería regular. Vendían solo dulces de calidad.

— ¿Puedo ayudarle? ¿Busca algo en especial? —

Cuestionó la empleada de turno acercándose al rubio, Katsuki la miró con algo de confusión y sin saber que diablos decir, jamás había entrado a una tienda de esas como tal.

—Eh... Solo busco algo para... Mi hijo —

Sentía un cosquilleo agradable cada vez que decía eso, era extraño. Por años sus padres le decían que ya era hora de que sentará cabeza, tener hijos y firmar una familia. Le dio risa imaginar la cara que pondrían cuando se enteraran de que todo esté tiempo tenían un nieto.

— Tiene apenas cuatro años, ¿Que clase de cosas le gustan a los niños de esa edad? —

Respondió franco, la chica sonrió curiosa y recorrió con la mirada al alfa, de inmediato se percató del estatus social del rubio al ver el fino traje de diseñador que portaba, nada tonta pensó en ofrecerle los dulces más caros. Se acercó a una de las vitrinas mostrándole al rubio algunos chocolates envueltos en paquetes de colores llamativos y bonitos. Otros tenían imágenes de las caricaturas que estaban de moda.

—Probablemente le gustarán estos, son los que más se llevan las familias con hijos pequeños. Son deliciosos porque tienen un relleno de mermelada de frutas, sin duda a su hijo le gustará. —

El alfa analizó el chocolate con la mirada, lucía bien, no tenía idea de que rayos le gustaba a Nobuyuki pero quería empezar a acercarse de alguna u otra forma.

— Deme toda la caja —

La chica casi se va para atrás cuando escuchó. Un solo chocolate costaba una fortuna. Por toda la caja era un precio bastante alto, en total tenía diez barras de chocolate.

— ¿Esta seguro? —

Katsuki rodó los ojos y suspiro tratando de mantener la paciencia.

— ¿Acaso no me escuchó?, ¿No hablé lo bastante fuerte?, Quiero toda la maldita caja y también deme esas paletas y esos otros dulces de allá, Pagaré con tarjeta —

Indicó sacando su billetera de cuero del bolsillo del interior de su saco. La chica rápido preparó el pedido y lo entregó recibiendo la tarjeta negra del alfa. Era claro que se trataba de alguien muy bien posicionado económicamente.

Horas más tarde decidió pasar a la guardería frente al trabajo. Sabía bien que todos estaban aún en horario laboral por lo que el rubio no tenía de que preocuparse. Había repasado todo en su mente durante el camino y aún así se sentía un tanto nervioso, ¿Que diablos iba a decirle?.

—Calmate... No debe ser tan difícil —

Pensó rascando su nuca y finalmente bajo del auto con la bolsa de chocolates en la mano. Al entrar a la guardería todos lo saludaron con una venia como de costumbre.

—Señor CEO, ¿Viene a visitar a Nobu-chan? Él está por allá en el patio de juegos —

Indicó Komori. Katsuki solo asistió y atravesó el pasillo para llegar al patio. En efecto la cabellera rubia de Nobuyuki era fácil de notar. Lo miró corriendo con la pelota mientras jugaba con otros dos niños de su misma edad.

En ese momento fue como quedarse en blanco y su disco duro se formateo. ¿Que iba a decir?. El alfa apenas y tenía gracia para entablar conversación fuera de ámbitos laborales. De la nada debía ahora ser un padre y hablar con su hijo. Aclaro su garganta, tratando de calmarse. Jamás había hecho algo así.

Dio un par de pasos cuando de pronto la pelota salió disparada hacia el por error. Chocó contra su pierna, apenas y sintió el golpe, era de plástico muy suave, se inclinó para tomar la pelota. Fue Nobuyuki quien se acercó a él pero se quedó quieto al observar al alfa.

— Usted es el señor que conoce a mi mami —

Ambas miradas granate se observaron por un breve segundo. Katsuki estaba tan tieso como una tabla pero pronto se relajó al notar la sonrisita curiosa del pequeño.

—El balón... ¿Me lo regresa por favor? —

El menor apuntó con el dedo hacia el balón y Katsuki asintió y se armó de valor para acercarse un poco más, se inclinó dándole la pelota al pequeño quien la tomó con cierta precaución, pretendía regresar con sus amigos a jugar pero el alfa le detuvo por un breve momento del hombro.

— Oye espera Nobu chan, ¿Así te dicen verdad? —

Cuestionó sintiéndose idiota. ¿Cómo era posible que le estuviera costando tanto trabajo hablar con un cachorro que apenas y sabría cómo atarse los zapatos?. El infante asintió algo confuso y curioso a la vez.

— ¿Te gustan los dulces? —

Cuestionó sacando la bolsa que llevaba repleta de lo que compro. El pequeño abrió su boquita en sorpresa y se acercó curioso observando con un brillo en sus ojos el montón de caramelos.

— ¿Quieres uno? Toma el que tú quieras —

Katsuki abrió la bolsa con ambas manos para que el pequeño pudiese agarrar pero le pareció extraño verlo quedarse quieto. Miro de un lado a otro como si tratara de hacer algo indebido.

—Mi mami me ha dicho que no acepte nada de extraños —

Hizo un puchero porque era obvio que deseaba tomar dulces de aquella tentativa bolsa abierta a su merced. El alfa sonrió con suavidad sintiendo mucha ternura. No cabía duda de que Izuku había educado bien al cachorro.

—Bueno, me llamó Katsuki, soy tu... —

Decirle que era su padre no era recomendable aún. El pequeño apenas y lo había visto un par de veces.

— Soy el jefe de tu mami, ya no soy un extraño ¿verdad? Anda toma lo que quieras —

Le dijo señalando a si mismo pero el menor parecía seguir algo tenso a acceder. Miro el reloj de la pared no sabía leer bien el reloj aún pero sabía que aún no era la hora de comer porque el círculo aún no estaba "en la mitad".

— No puedo —

El alfa alzo una ceja cuestionando el porque con cierta calma. Por alguna razón sentía mucha dulzura al hablar con Nobuyuki por primera vez.

—Mi mami no me deja comer dulces antes de comer, se va a enojar... —

La respuesta era tan inocente que el alfa no evito carcajear bajito. Tomó una barra de chocolate y un par de paletas dándolo al pequeño en la mano.

—No te preocupes, será nuestro secreto, no le diré nada pero tú tampoco le digas que yo te los di. Si te portas bien te traeré muchos regalos más y también le daré algo a tu mamá para que se ponga feliz —

Ni siquiera sabía de dónde estaba sacando tantas tonterías pero se sentía emocionado de poder conocer un poco más a su hijo quien parecía meditabundo al respecto, apenas un par de segundos antes de sonreír cómplice y tomar las golosinas de la mano del alfa con entusiasmo.

— ¡Esta bien! — dijo el pequeño dándole la mano al mayor. Katsuki la estrecho con cuidado, era tan pequeña comparada a la suya.

—Vendre mañana, manten el secreto ¿Quieres hacer feliz a tu mami? Entonces... Shhh—

El alfa llevo un dedo a sus labios simulando que guardara silencio. El infante asintió ilusionado y después Katsuki rodeo al cachorro por la espalda formando un abrazo. Se sintió realmente lindo. Su lobo interno se removió emocionado y orgulloso. Eran emociones nuevas que jamás habia tenido.

Lo dejó ir a seguir jugando con los demás cachorros tras unos segundos. Nobuyuki era adorable y no cabía duda que era su hijo, era como ver su reflejo, el parecido era descaradamente enorme, su corazón palpitaba con esa sensación nueva, repleta de alegría de alguna forma. El aroma atacado y lechoso llegó su nariz, el olor de su cachorro era muy agradable.

Tras la marea de emociones, se retiró de la guardería y paso a la oficina, allí Setsuna lo observó con sorpresa al llegar con la bolsa de dulces.

— Katsuki, pensé que ibas a tomarte todo el día, ¿qué pasa? —

Cuestionó preocupada pues ella siempre está al tanto de todo en la empresa. No habría ninguna cita que Katsuki no hiciera sin que ella lo supiera a excepción de esa mañana que fue el mismo alfa quien le aviso que lo iría pero era obvio que su mayor interés recaía en aquella bolsa que el alfa cargaba.

— ¿Me compraste chocolates? —

Cuestionó sonriendo pero el mayor negó mientras abría la puerta de su oficina.

— No, son para otra alguien más, si quieres uno después te compro a ti —

Respondió lo más cortes posible antes de entrar a la oficina y dejar los dulces dentro del último cajón de su escritorio. Luego suspiro y decidió retomar un asunto pendiente, lo haría ahora que ya estaba allí. Setsuna se quedó confusa por lo que acababa de ver. Sabía bien que el alfa no comía dulces y si no eran para ella la llevo a cuestionarse para quien era. Ya había investigado que ambos habían salido en la preparatoria pero aun así, no había indicios de que quisieran retomar algo lo que la llevo a pensar en el hijo de Izuku. Las sospechas de Setsuna respecto a que el cachorro era hijo de Katsuki eran cada vez más reales.

El alfa se había pasado la mayor parte de la tarde pensando en como mejorar su relación con Izuku, debía intentarlo si queria que el acuerdo de custodia del cachorro fuera menos agresivo para todos. Intentaría hacer las cosas por las buenas una última vez pero Izuku lo rechazaba cada vez que intentaba acercarse a él. Definitivamente tenía las cosas muy difíciles.

— ¿Cómo puedo hacer que estés más tiempo conmigo? —

Pensó, ya tenía una idea disparatada, era la última opción de todas pero al mismo tiempo la más factible. No encontraba otro camino disponible para lograr acercarse a él.

—Debo estar loco... Jamás aceptará el puesto, no después de toda esa mierda que me ah dicho —

Golpeaba la punta del bolígrafo contra su barbilla dudoso de hacer la orden o no. Bufó negando una vez más.

—Creera que lo hago para molrstarlo... Tal vez tenga razón, pero ahora hay un motivo mejor... —

Pensó con una sonrisa divertida, si bien el día anterior estuvo molesto con el Omega y no quería ni verlo en pintura, la convivencia con Nobuyuki había hecho que esos pensamientos relajaran un poco e incluso hasta había planteado nuevamente la idea de volver a intentar acercarse con la intención de volver a reconquistar al pecoso. Sabía que era algo difícil pero no era imposible.¿Cierto?. Además si lo lograba Nobuyuki sería feliz, tendría una familia completa.

Sus decisiones ahora también involucraban a su hijo.

—Si, es lo mejor para Nobu, además se queja mucho de su área de trabajo así que ni modo —

Se convenció con esa idea en la mente y una sonrisa traviesa. Eran las excusas perfectas para obligarlo a estar más cerca de él. Si no podían entablar una relación más cercana por su cuenta tal vez el trabajo lo haría por ellos.

Haria a Izuku su asistente personal. Lo tendría con el todo el tiempo y sacarlo de su área de trabajo como tanto quería era la excusa perfecta. Además había dejado en claro que aceptaría cualquier puesto. Katsuki podía lavarse las manos fácilmente ante cualquier otra acusación que se le ocurriera al Omega. Ya quería ver su reacción.

Al día siguiente acudió a recursos humanos a primera hora. Las chicas sorprendieron de verlo allí de nuevo en persona y aún más al escuchar su orden directa, como el CEO el tenía toda la autoridad y poder para modificar el reglamento a su gusto cuando quisiera y esa fue la mejor demostración.

Un nuevo puesto se abría, uno que no había estado antes en la empresa, ni siquiera con su padre. Katsuki requería la contratación de un asistente completamente personal. Las chicas de recursos humanos se miraron extrañadas. Sabían bien que Setsuna era lo más cercano a eso y hacia bien su trabajo. No les parecía necesario que el CEO tuviese un asistente.

—Estos son los nuevos horarios que tendrá mi asistente, contacten al mantenimiento para que instale un escritorio dentro de mi oficina. Allí será su lugar de trabajo. Tengo una reunión dentro de una hora que lo haga en ese lapso de tiempo —

Ordenó autoritario el ex mariscal dejando en la mesa de Ibara el cronograma del nuevo horario.

Por lo regular se abría una convocatoria a todo el personal en general cuando un puesto de ese rango se abría pero el alfa no deseaba abrir la convocatoria, ya tenía decidido quien sería el afortunado de llevarse ese puesto.

— ¿Midoriya Izuku el de nuevo ingreso de marketing? —

Cuestionó Ibara completamente descolocada, el nombre del peliverde era cada vez más frecuente por esos lares. Katsuki alzo una ceja y asintió dando la orden de que prepararán el contrato, especificando el salario y nueva fecha de inicio que seria al día siguiente. Era un puesto que sería fácilmente codiciado por muchos.

No solo por la cercanía que tendría con Katsuki si no también por el sueldo, era el doble de lo que ganaba cualquier empleado promedio de la empresa pero con horario de un administrativo es decir el mismo horario del CEO. Sus tareas serían similares a las de Setsuna pero mucho más personales.

Ibara solo acató órdenes y empezó con el contrato que rápido imprimió y dio al rubio para formarlo. Solo haria falta la firma de Izuku.

—Ah, algo más, levanta cartas administrativas de mala conducta a todos los ejecutivos de marketing excepto por Izuku Midoriya. Deja claro que su actitud es reprobable y que serán despedidos si continúan asi—

Indicó el alfa por último antes de abandonar la oficina de RH dejando pasmadas a las chicas.

— ¿Por qué no le dio a Setsuna ese puesto?, prácticamente ella debería ser su asistente —

Murmuró una de las chicas. Ibara suspiro meditabunda. Estaba igual de sorprendida pero eran órdenes directas ellas solo debían obedecer con ello prepararon todo para llamar a Izuku más tarde.

Mientras tanto Katsuki ya se encontraba nuevamente en la guardería tal como le habia prometido a Nobuyuki, en la mano cargaba otras tres barras de chocolate. El chiquillo salto de la resbaladilla cuando lo miró acercarse. Katsuki suspiro al verlo correr hacia el con una sonrisa de oreja a oreja repleta de complicidad.

— ¿Te gustaron los dulces de ayer? —

Cuestionó inclinándose a la altura del cachorro quien asintio de manera exagerada sacudiendo sus cabellos idénticos a los propios.

— Mami no se dio cuenta, ¿Me trajiste más? —

Katsuki asintió y tomó la mano del pequeño para entregarle los chocolates.

— Guardalos en tu mochila — Sugirió Katsuki y Nobuyuki asintió y agradeció con una sonrisa radiante y dulce.

— ¿Y mi mami? Dijiste que le darías un regalo también. —

Mencionó el pequeño recordando la promesa del alfa el día anterior. Katsuki suspiro tomando asiento sobre el pasto artificial.

— Lo haré, ¿Qué te parece si me ayudas? ¿Que cosas le gustan? —

Cuestionó mirando al cachorro quien se sentó a su lado mientras comía una barra de chocolate y pensó como recordando algo lejano.

— Papá le regalaba flores... Siempre lo hacían sonreir mucho —

Indicó el pequeño mientras movía sus pies en un vaivén suave pero decir aquello parecía hacerlo sentir melancólico. Katsuki arrugó un poco el entrecejo.

"Se refiere a Shoto... Izuku dijo que lo crío hasta que los dejó... Maldito bastardo, ¿Por qué mierda los dejo?."

Pensó sintiéndose molesto, suspiro desviando la vista al frente al igual que el infante. No pudo evitar dar rienda suelta a su imaginación con escenarios melosos entre esos dos. Después de todo Shoto era más detallista y sensible que él. No le sorprendió imaginarlo llegando con un gran ramo de rosas para el Omega, una parte de el sintió celos y molestia aunque por otra parte se sentía aliviado de saber que el Omega no había estado solo del todo.

— ¿Dónde está tu papá? —

Cuestionó el rubio con curiosidad, en ese instante el pequeño dejo de mover sus piernas y se quedó quieto con un aura entristecida y algo confusa. El alfa pudo notar una extraña mueca en el cachorro que demostraba que no comprendía bien lo que estaba por decir.

— Se fue... Mi mami dice que está muy lejos —

El niño se encogió de hombros y Katsuki bufó negando con la cabeza repitiéndose un "Lo sabía" mentalmente.

—¿Usted sabe cuándo regresan del cielo? Mi mami dice que papá nos cuida desde allá pero lo extraño mucho, quiero que vuelva —

El infante hizo un puchero desganado y hasta medio enojado, en su joven e inocente mente no era capaz de entender el significado de la muerte, para Nobuyuki, su papá solo estaba de viaje y quizá algún día volverá. En ese momento Katsuki comprendió mucho mejor las cosas, se quedó en shock por un breve segundo, procesar una noticia así era difícil incluso para un adulto.

"Nos dejó... ahora entiendo a qué se refería con eso... Maldita sea me siento como un idiota por pensar otras cosas"

Se recriminó mentalmente aún sin poder procesar la idea de que el bicolor estaba muerto. Era imposible, ¿Cómo diablos paso?. Lo recordaba de buena salud, no tenía enfermedades aún recordaba como incluso tras romperle una costilla anduvo por la escuela sin problema poco después. Saber que había muerto era simplemente inaceptable.

Miró de reojo al pequeño que seguía comiendo su dulce con un puchero decaído. ¿Que se supone que debía decirle?, siempre solía ser tosco e idiota con sus palabras. Reflexionó un poco, tratando de recordar cómo es que su padre Masaru le había explicado algo similar cuando su primer mascota había muerto.

— Es que... En el cielo hay cachorros que están solos, tu papá fue elegido para ser el nuevo papá de uno de ellos. No volverá porque si lo hace dejará solo a ese cachorro, ¿Entiendes? —

Trató de explicar con lo primero que se le vino a la mente con algo de ayuda de sus recuerdos, Masaru le había dicho lo mismo pero en vez de ser un padre con otro cachorro era un perro con otro dueño. Era tonto las cosas que le decían a los niños pero entendía que la muerte era algo complejo de entender para los cachorros de esa edad. El niño le miró con el entrecejo marcado y formó una mueca triste.

— Pero nos dejó solos a mi mami y a mi, ¿Quiere más ese otro cachorro que a nosotros? —

El alfa pensó que tal vez su respuesta no había sido la mejor ante esa reacción. Rápido negó pensando en como solucionarlo. Rascó su tabique nasal y suspiró.

— No pero tú tienes a tu mami y si él regresa ese cachorro se quedará sin nadie. Ni una mami ni un Papá... ¿Cómo te sentirías tú si fueras ese cachorro? —

Eso hizo al niño desviar el rostro y pensar un momento, aún no comprendía bien pero parecía que su ánimo mejoró un poco. La empatia era algo que el menor tenía bien inculcado por su madre.

— Papá es una buena persona, quiero que se quede con el otro cachorro para que no esté solo y triste entonces. —

Nobuyuki decía eso con seguridad pero se podía notar en su mirada lo mucho que extrañaba a Shoto. Katsuki suspiro aliviado de haber solucionado lo que por un segundo pensó que sería un grave problema pero sobre todo se sentía conmovido por los buenos valores que el menor tenía a pesar de su corta edad, no le cabía duda que Izuku y Shoto lo habían criado bien hasta ese momento. Incluso sintió algo de celos y hasta envidia, empezaba a creer que no tendría la capacidad de ser tan buen padre como lo fue el bicolor. Hasta en eso le ganó, lo superaba por cuatro años de experiencia, tal vez dentro del mismo tiempo sería igual de bueno, después de todo nadie nace sabiendo ser padre, había tanto del mundo de la paternidad que no conocía. Tanto que aprender.

— ¿Y no te gustaría tener otro papá? —

Cuestionó con cierta curiosidad. El cachorro negó de inmediato. El alfa solo suspiro y ya no dijo más. Otros niños llamaron al infante a ir con ellos a jugar y rápidamente se puso de pie pero antes de irse se giro hacia el alfa y sonrió.

— ¿Va a venir mañana? — cuestionó el pequeño guardando el chocolate restante en la bolsa de su sudadera. El alfa asintió con una sonrisa ladina prometiéndole volver.

— Rosas, son las flores que le gustan a mi mami, no se le olvide darle su regalo —

Dijo Nobu con una sonrisa traviesa antes de irse con sus amigos. El alfa despidió ondeando la mano y se puso de pie para retirarse también.

El resto del día todo paso con calma y normalidad, en la noche mientras recién terminaba de bañarse se miró al amplio espejo de su baño, aún tenía las ligeras cicatrices de algunas de sus peleas.

— Realmente era un desastre —

Murmuró notando todas esas cicatrices pequeñas sobre todo en los nudillos, eso le llevó a recordar algo, las cicatrices que recordaba de Izuku en su espalda, esas mismas que los Yakuza le habían hecho.

"¿Cómo se verán ahora?... ¿Y si lo lastimaron más mientras yo no estuve presente?"

Ideas algo turbias se le venían en mente, después de todo Shoto era hijo de la Yakuza. Su mente hizo click en ese segundo.

"¿Y si murió a causa de su familia? ¿No pondría en peligro eso a Izuku y al cachorro también?"

Pensó mientras se peinaba el cabello húmedo hacia atrás.

— El niño no está registrado con los apellidos de Shoto, probablemente fue una manera de protegerse —

Poco a poco las piezas del rompecabezas iban tomando su lugar. Quizá había sido muy duro en juzgar a Izuku aunque también el Omega lo hacía con él. Era un tú por tú incómodo y extraño que parecía no tener fin. No recordaba a Izuku tan terco pero ahora era madre de un cachorro y las cosas cambian con el tiempo. Algunas otras se enfrían para protegerse como lo hizo el mismo en la adolescencia rechazando a todos a causa de un trauma en su infancia que hasta la fecha seguia teniendo ligeros remanentes, ahora se le facilitaba un poco más el crear una conexión con alguien pero siempre solia tener en mente que lo abandonarian. Por eso se negaba rotundamente a tener otra relación. Setsuna fue lo más cercano a ese propósito pero con la llegada de Izuku y el cachorro, sus planes cambiaron drásticamente.

Suspiró cansado mientras terminaba de ponerse la pijama y la bata de baño.

— Realmente quiero que confíe en mí, los últimos días de nuestra relación yo era más cariñoso y abierto con él—

Recordar esa última etapa que tuvo con el Omega antes de la separación era un recuerdo agridulce, se le hacía un nudo en la garganta, si tan solo hubiera confesado lo de la fotografía antes. Habían pasado cinco años y los vivió bajo la tortura del arrepentimiento. No había noche que no recordara a Izuku aunque fuese algo muy lejano, ni tampoco había noche en qué deseara volver el tiempo. La única diferencia era que ahora podia recordarle sin que doliera tanto como los primeros días. Cayó en cuenta que aunque siguió con su vida y se enfoco en otras cosas, aún seguía manteniendo ese amor por el Omega muy en su interior. Quizá nunca había dejado de amarlo pero, ¿Que hay de Izuku?.

—Se consiguió a otro alfa, borró nuestro lazo... Me oculto a un cachorro y ni siquiera desea que le hable si no es por trabajo, supongo que... Pensar en que algo puede pasar de nuevo, son solo ideas estúpidas mías —

Las señales eran claras, Izuku lo detestaba, no era bueno para su proposito en compartir la custodia del infante, al menos de su parte deseaba dejar de lado los conflictos. ¿Pero como?

"Sé amable con él"

El consejo de su abogada sonaba muy ambiguo pero podría ser la única forma de empezar todo ese proceso con el pie correcto.

—Nobuyuki dijo que a Izuku le gustan las rosas —

Murmuró pensando, era curioso, las rosas le generaban un mal sabor de boca, la última rosa que tuvo en sus manos fue aquella que tiro en el aeropuerto cuando Izuku no fue a despedirse. Ese mal recuerdo le generó disgusto por ese tipo de flor. Era muy irónico que al Omega le gustarán. Quizá por qué el color rojo le recordaba al cabello del bicolor. Quién sabe.

Tan solo faltaban unas horas para que Izuku iniciará con su nuevo puesto. Había recibido la notificación de confirmación por parte de Ibara del dia anterior. Le alivió saber que el Omega habia aceptado, era una buena señal. Quizá no todo estaba perdido.

Cuando la alarma de su teléfono sonó, se llevó la sorpresa de la notificación de Kamiji, sonrió ampliamente al leer el mensaje que explicaba que las pruebas de paternidad era de un 99.99 de coincidencia, lo que lo hacía el padre biológico de Nobuyuki de forma oficial aunque era más que obvió. El acuerdo de custodia compartida estaba listo y sería enviado a su oficina en un rato más.

Se vistió con uno de sus trajes favoritos, uno de color vino y camisa blanca, adorno con una corbata negra con líneas en el mismo tono. Se coloco un poco de colonia y ajusto un poco su cabello. Se veía muy formal y galante.

Miro su reloj de mano faltaba una hora para dar inicio a la jornada laboral. Estaba ansioso de ver al Omega como su asistente personal y claro que tenía en mente lo que la abogada le dijo. Ser amable con el pecoso.

Al llegar a la oficina Setsuna estaba instalándose en su escritorio parecía tener una mala cara y haberse desvelado toda la noche. La chica al verlo lo saludo de forma formal y amigable como siempre a diferencia de que está vez le detuvo un momento de la mano.

—Katsuki, ¿Podemos hablar?... Hay algo que me preocupa —

Pidió con la mirada desviada al suelo. El alfa arrugó el entrecejo y se giro hacia ella.

— ¿Que pasa? —

La chica tomó aire y miro a Katsuki con un puchero.

— ¿Por qué decidiste tener un asistente sin consultarmelo antes?, Ibara me lo contó, todos en el piso se han dado cuenta, creo que yo sería la más apta para el puesto, no un novato que apenas y sabe lidiar con la presión. —

Katsuki ya se imaginaba que algo así sucedería. Incluso no le sorprendería que los demás llegasen a creer que Izuku tuvo semejante ascenso gracias a sus conexiones con él. Lo cual se podría tomar como fraude laboral. La verdad había algo de eso pero obviamente no lo diría. Izuku tenía ese nuevo puesto por mero capricho suyo.

— No lo tomes personal, no había otro puesto para él por ahora, quise darle una oportunidad y ver de lo que es capaz, si no hace un buen trabajo lo cambiaré más delante a otro lado —

Respondió lo más formal posible. Setsuna no parecía muy convencida de esa respuesta pero solo asintió sin preguntar más, ya sabía lo que había pasado entre ellos antes. Solo quería confirmar algunas cosas.

— ¿ Nos vemos para almorzar juntos? Últimamente desapareces a la hora del almuerzo, ¿A dónde te vas?— cuestionó la chica con algo de resignación.

— No sé, te lo confirmaré más tarde, ¿ya le has enviado a Izuku mi agenda? —

Respondió inseguro, cambiando de tema. Obviamente no le diría que usaba su hora del almuerzo para visitar a Nobu en la guardería.

— Si, lo hice desde ayer pero no a llegado, que falta de responsabilidad, debería ser puntual al ser tu asistente, eso es prioridad te va a retrasar en tus actividades si no se reporta ya —

Era mentira, Setsuna había enviado la agenda del alfa apenas una hora antes y había editado la primer hora indicándole al Omega que podía presentarse hasta las 9 am. Lo había hecho a propósito para que Izuku llegará tarde a su primer día como asistente. El alfa solo suspiro negando con la cabeza y entro a la oficina.

Setsuna sonrió maliciosa. No le dejaría las cosas tan fáciles a Izuku, el día anterior casi le daba un infarto cuando se enteró del cambio de puesto que tendría. Grito y por poco y lanza todo lo que tenía al frente de coraje. Era completamente inusual que el alfa hiciera eso y de ser así sabía que ella sería la asistente. Todo eso tenía un transfondo. Toda la noche se la paso leyendo e investigando en aquel blog de fans de Bakugo.

La respuesta la obtuvo a muy altas horas de la noche, en medio de su obsesión encontró un post que capturo su atención de inmediato.

"Tutorial de como domésticar una perra"

Era en realidad un reposteo de lo que se había publicado en la página escuela. Aquel incidente que ocasionó tantos problemas y una separacion que concluyó con un hijo. La Omega se había quedado pasmada al ver la foto y reconocer a Izuku en ella, claro que también supo que el alfa a quien solo se le miraba la barbilla era Katsuki. Ellos se habían acostado y por la sangre y la marca en el cuello del Omega, se habían enlazado.

Setsuna había llorado casi toda la noche después de eso, estaba llena de envidia y enojó, ¿Como era posible que el ex de quién le gustaba reapareciera y lo más seguro con un hijo?. ¿Que pretendía Izuku Midoriya con eso?. Ella no iba a dejar que le quitaran a Katsuki y queria hacer lo que fuera necesario para alejar a Izuku, por ende la noticia del cambio de puesto le hizo hacer bilis. Nada estaba saliendo como ella quería. Necesitaba advertirle al alfa.

Por otra parte Katsuki estaba impaciente en la oficina, miraba al escritorio a un par de metros del suyo, vacío. Le parecía extraño que el Omega no se presentará si ya tenía la agenda. Treinta minutos habían pasado desde su hora de entrada y cada minuto era valioso. No podia darse el lujo de retrasarse en nada.

— Maldición en donde está... —

Cómo Ibara había enviado todo el currículum de Izuku a su correo lo reviso el mismo, alli encontró toda la información que ya conocía del menor pero busco con mayor interés la direccion y el número teléfonico del Omega. Lo agrego a sus contactos en su teléfono y llamó a su número. La voz adormilada del Omega le hizo alzar una ceja.

— ¿Dónde rayos estás?, llevas media hora retrasado y necesito saber que es lo que tengo que hacer primero, tu horario iniciaba a las 8 —

Regaño sin sonar tan molesto. En realidad no le molestaba del todo. Parecía que el menor estaba sorprendido por su llamada cuestionando de dónde había obtenido el número.

— Soy el CEO y tú eres mi asistente ahora, necesitó tu número así que registra el mío de una vez tambien, estaremos en comunicación todo el tiempo, ahora date prisa, los negocios no pueden esperar —

Fue todo lo que dijo y colgó la llamada. Le parecía gracioso el nerviosismo que el menor parecia tener al hablar. Hizo otra llamada pero está vez a un contacto muy distinto.

Un rato más tarde el Omega finalmente tocó un par de veces antes de que el alfa le permitiera entrar con la voz. Al verlo entrar completamente exhausto y hasta algo desarreglado le hizo sonreír divertidos. Podía imaginar claramente como es que el Omega había corrido para llegar pronto.

—Al fin llegas... Siéntate, ese será tu espacio de trabajo a partir de hoy —

Indicó al escritorio cercano al suyo. Alzó una ceja al oír si no podría estar afuera como Setsuna y el alfa negó mirándole fijamente.

— ¿Crees que estás en posición de ponerte caprichoso ahora?, siéntate y trabaja... ¿Cuáles son mis actividades de hoy? —

Cuestionó directamente volviendo la vista a su computadora. El Omega parecía no saber que hacer o decir. Katsuki suspiro poniéndose de pie, dio un par de pasos hasta estar frente al menor y se inclino un poco invadiendo su espacio personal.

— Por si aun no tienes idea de que harás, como mi asistente vas a encargarte de administrar totalmente mi agenda, programar mis reuniones, responder mi correo y representarme ante cualquier cliente, tu serás el primer punto de contacto antes de que llegue a mi directamente —

Ladeó un poco el rostro observando las iris verdes del menor. Formo una leve sonrisa.

— Organizaras mis viajes de negocios, redactaras documentos y contratos confidenciales con los clientes, pero sobre todo... Estarás conmigo la mayoría del tiempo. Si te retrasas me retratas a mi y por ende a toda la empresa, así que no quiero que llegues tarde otra vez. Tu posición es muy importante ahora ya no eres un ejecutivo cualquiera —

Indico retirándose un poco para darle espacio al menor. Desde luego que pudo olfatear desde esa distancia el aroma del pecoso. El cedro con manzanilla que tanto cosquilleo le hacía en el vientre. Sin embargo a las palabras del menor indicándole que si lo había dejado en ese puesto a propósito le hizo arrugar el entregó y voltear a verlo con un aura más sería.

— Ah, Izuku Midoriya— suspiró Katsuki, tratando de mantener una expresión seria. Miro al menor con una leve sonrisa bonachona.

—Quise ofrecerte un ascenso. Has demostrado ser un empleado valioso y capaz, creo que estarías perfecto como mi asistente personal —

Pudo notar como Izuku lo miró con escepticismo, preguntándole por qué, que no creia que fuese necesario ese puesto habiendo otros. Katsuki se sintió un poco nervioso, pero trató de mantener la calma. Vaya que el Omega era un poco insolente.

— Bueno, es una oportunidad para que crezcas dentro de la empresa, podrías aprender mucho y trabajaremos juntos de manera más estrecha —

Izuku seguía mirándolo fijamente, como desafiándolo a decir la verdad. Katsuki se sintió un poco acorralado, pero no podía dejar que Izuku viera su debilidad, ni mucho menos le diría que si, que tenía razón y lo habia puesto en esa posición a propósito solo por qué muy en el fondo tenía el deseo de reintentar algo con él. De llevarse bien por su hijo y por querer otra oportunidad.

Carraspeo la garganta. No parecía ser el mejor momento para decirle así que solo negó para tratar de calmar al Omega.

— Eso es agua bajo el puente, Izuku. Estamos en un ambiente profesional ahora, te pedí que empezáramos de nuevo, ¿no quieres que nos llevemos bien? —

Izuku lo miró fijamente, con una expresión que parecía decir "no te creo" que le gritaba un "No quiero estar cerca de ti. No quiero tener que trabajar contigo todos los días y fingir que todo está bien cuando no es así". Podía casi leerlo en sus ojos.

Katsuki se sintió como si lo hubieran golpeado. Se dio cuenta de que todavía había muchos sentimientos no resueltos entre ellos y que no podía simplemente ignorarlos pero por ese momento no era lo ideoneo tocar el tema. Tampoco lo de la custodia compartida.

— Como sea ve a tu escritorio y empieza a trabajar, ya tienes mi agenda y te estaré enviando todos los documentos que necesito que revises, haz un buen trabajo. No me decepciones.—

Indico con la ceja en alto mientras regresaba a su escritorio fingiendo un poco de indiferencia. Ambos se pusieron manos a la obra aunque se sentía un ambiente ligeramente tenso e incómodo. No se dirigieron la palabra a excepción de algunas cosas del trabajo y órdenes del alfa como tal.

Izuku salió varias veces al baño o eso creía, probablemente su aroma estaba muy denso. No se había percatado, la costumbre de estar siempre solo y lleno de estrés le hacía liberar sus feromonas de manera inconsciente.

Cuando la hora del almuerzo llegó, tenía pensado ir a ver a Nobu pero también involucraría que el Omega tuviera su descanso al mismo tiempo. ¿Y si lo veía ir con el cachorro como rreaccionaria?. Pensó de inmediato en algo para evitarlo.

— Izuku, me apetece un café ve y tráeme uno del moonbucks —

Indicó sin verlo mientras acomodaba algunas cosas en los cajones. Al frente del edificio había un local de la susodicha cafetería.

—Pero lo quiero del Moonbuck de la estación 3, en el de aquí enfrente usan una marca de leche que no me gusta asi que ve hasta allá y traemelo usa está tarjeta para pagar y quedatela será tuya para los gastos que yo necesite que hagas —

Le indico dándole una tarjeta al Omega que estaría destinada solo para él y las compras de ese estilo dentro de su puesto como asistente. Lo que le pareció gracioso fue la reacción del menor ante la petición de ir hasta el otro lado de la ciudad por un café cuando había una cafetería en frente.

"Seguro pensara que lo hago para molestarlo, pero solo quiero tiempo para pasar con Nobu"

Pensó entregándole la tarjeta al claramente molesto omega.

—Anda vete ya... No tengo reuniones hoy ¿o si? No me has notificado nada. Así que ve, estaré aquí esperandote —

Lo tomo del hombro para empujarlo hacia la salida aunque aprovechó la cercanía para poder olfatear un poco ese aroma que le gustaba. Al quedarse solo de nuevo observo el escritorio del menor y de acerco, allí estaba su mochila tenía el aroma de el bien marcado así que la tomo con cuidado y la olfateo. Cerro los ojos con una sonrisa suave.

— ¿Realmente tendré otra oportunidad contigo? —

Pensó melancólico, de pronto la puerta se abrió a sus espaldas y soltó la mochila de golpe. Al girarse miro a Setsuna con un par de sobres en su mano. Había olvidado que ella a veces no solía tocar la puerta.

—Acaba de llegar esta correspondencia para ti —

Indicó entregandole el sobre sellado con el logo de la firma de abogados. El alfa supo de inmediato que era y lo tomó dejándolo en su escritorio.

— Gracias pero ya no tienes que traerme la correspondencia, ahora ese es trabajo de Izuku, cuando llegue algo notificale a él para que me lo traiga, ¿que bien verdad? Tendrás menos carga de trabajo —

Cualquiera diría que era bueno tener menos carga de trabajo pero Setsuna no parecía muy contenta al respecto. Solo asintió y salió de la oficina.

El alfa guardo el sobre en su escritorio y saco un dulce para ir con Nobu. Ya era el tercer día seguido que lo iba a ver y se le estaba empezando a hacer rutina. En la guardería ya no le decían nada, todos asumian que simplemente el jefe quería ver cómo se estaba portando su cachorro no les parecía raro.

Nobu estaba lanzándole la pelota al alfa que la regresaba con una patada suave y muy medida de fuerza. El pequeño parecía empezar a tomarle un poco más de confianza.

— Hoy le dare su regalo a tu mami, asegúrate de que no lo vaya a tirar a la basura eh —

Indico el alfa con una sonrisa victoriosa. El pequeño lo miro con entusiasmo asistiendo. Cualquier cosa que hiciera feliz a su mamá lo hacía feliz a él también. Ese día hablaron poco pues el cachorro tenía más ganas de jugar que de hablar. Cuando el alfa retiro y regreso a la oficina miró que Izuku estaba recién llegando también y el café estaba en su escritorio tal como se lo pidió. El ticket declaraba que en efecto había sido traído de la sucursal cercana a la estación 3. El alfa no evito sentirse algo culpable pero estaba seguro que su regalo lo compensaría.

— Buen trabajo, toma un descanso para comer y vuelve en una hora —

Le indicó mientras tomaba asiento para retomar sus actividades. El menor salió nuevamente. Parecía ser que cualquier excusa para salir era un alivio pues lo observaba salir a toda prisa pero notó que sacaba de su mochila un bento de comida. El rubio solo suspiro recordando el buen sazón que el menor tenía, quería volver a probar esa comida algún dia. De eso no tenía duda.

Una vez que se quedó solo aprovecho que estaba solo para leer el documento de la custodia.

Todo estaba allí, redactado y bien claro. Era un acuerdo legal donde la madre accedía a compartir la custodia del cachorro hasta que fuese mayor de edad, respaldado por las pruebas genéticas y legales del padre biológico accediendo a su derecho de paternidad. En caso de negarse se iría a juicio para obtener la custodia. Todos los detalles del caso estaban allí. Parecía un documento agresivo pero no lo era tanto.

El resto del día fue más relajado ambos concentraron en sus actividades aunque era imposible mirarse entre ratos sin que el otro se percatara. No tocaron más temas personales por ese rato. Katsuki miraba de reojo al menor cada vez que podía. Verlo escribir y concentrarse en revisar y redactar documentos le parecia lindo. Cómo cuando lo veía estudiar en la preparatoria.

Cuando el final de la jornada estaba por llegar recibió una notificación en su teléfono.

—Izuku llegó algo a la recepción, ve por eso y tráelo —

Ordenó el alfa con una sonrisa divertida. Faltaban solo treinta minutos para salir así que noto la prisa con la que el Omega salió. Cuando lo vio regresar con un gran ramo de rosas rojas envuelto en papel blanco con destellos fue que no pudo evitar sonreír con diversión. El omega parecía admirar lo bonitas que se veían.

— Son para ti —

Le dijo con suavidad recargando su mejilla contra la mano. Por la reacción confusa del Omega Katsuki supo que debía explicarse mejor.

— Hiciste un buen trabajo hoy para ser tu primer dia, así que ordene esas rosas para ti, son un obsequio —

Indico poniéndose de pie y tomo su saco para ponérselo con la intención de irse.

— Si no las quieres tirarlas o regalaselas a alguien pero no lo hagas frente a mi. Ya me voy, tengo que ejercitarme hoy, envia el último archivo y también vete a casa en cuanto termines. Nos vemos mañana... y se puntual. —

Le indicó lo más amable que pudo, tuvo unas tremendas ganas de acariciar el cabello del menor pero se contuvo y solo palmeó un par de veces el hombro ajeno antes de salir de la oficina dejando la estela de su fuerte aroma.

La primer pieza de su tablero estaba puesta. Esperaba que con ese gesto el Omega empezará a suavizar un poco su actitud hacia él pues ya había tomado la decisión firme de decirle al día siguiente lo del acuerdo de custodia. Rogaba que todo saliera bien. Se despidió de Setsuna quien lo miro alejarse con el ceño ligeramente fruncido, seguía sin sentirse cómoda con la idea de que Izuku estuviese todo el tiempo dentro de la oficina con el fuerte aroma del pecoso.

Poco después observó al Omega salir de la oficina con el ramo de rosas. Alzo una ceja.

—Vaya que bonitas... ¿De dónde las sacaste? —

Le pregunto aunque sabía la respuesta. Casi se pone roja del coraje al escuchar que era un supuesto regalo de Katsuki.

"¡¡A MI NUNCA ME HA DADO ROSAS EN EL TRABAJO ESTO ES EL COLMO!!"

La chica fingió una sonrisa déspota.

—Bueno, no te emociones a mí también me ha dado rosas varias veces. No es nada especial —

Balbuceo claramente molesta antes de irse también tras apagar la computadora. Definitivamente tenía que ponerle un alto a ese Omega si no quería que le quitarán a su alfa.

꧁_____________꧂


El día terminó regular, por así decirlo. Izuku fue a su cubículo en los escritorios del área de marketing recogiendo sus cosas en mochila, después de todo dejaría ese lugar a partir de mañana. Nadie salvo Ibara y el CEO sabían de su cambio hasta ese momento, o eso creía ya que algunos lo miraron con extrañeza por verlo recoger todo lo cercano a su monitor, cualquiera pensaría que fue despedido, pero no tuvieron el valor de hablarle por el último llamado de atención que sufrieron por lo acosos al omega.

Al bajar e ir a la guardería recibió a Nobuyuki con una sonrisa radiante aferrándose a su pierna, como si el día hubiera sido muy bueno para él.

—Que linda sonrisa, ¿Hicieron hoy algo muy divertido para estar así? —cuestionó con una afable voz acariciando la cabellera rubia.

El niño negó la cabeza riendo entre dientes como si contuviera el dar detalles. Izuku levantó una ceja curioso de esa reacción.

—Jugué mucho y tengo un nuevo amigo.

Respondió elevando sus hombros con ese gesto risueño, a Izuku le pareció algo normal emocionarse así, le alivió bastante que Nobuyuki pudiera desenvolverse tan fácil con niños de su edad ya que antes no había tenido oportunidad de algo así.

Al llegar a su hogar el pequeño fue hacia la sala y encendió el televisor descansando en el sofá, por otro lado, Izuku fue a su habitación retirándose el saco formal y la corbata con un suspiro cansado. Últimamente sentía más fatiga, lo asumía a que ahora era él solo por su cuenta que tenía que lidiar con la casa y su hijo, y por si fuera poco ese tenue nivel de estrés de estar viendo esporádicamente a Katsuki.

Permaneció rígido con las palmas de sus manos en el mueble de su habitación.

—Mañana probablemente estaré con él todo el día. Soy... su asistente personal...

Carraspeó incómodo, sus últimos encuentros fueron demasiado insolentes, ¿con que cara lo vería ahora? Esperaba que no tocara el mismo tema central que era su hijo. Miró de reojo hacia la dirección del pasillo donde se oía el ruido de la televisión.

—Se escuchaba muy aferrado en decir que también era su hijo... Pero no es así, ni siquiera debe importarle, como fue conmigo...

Apretó sus manos con molestia por meramente recordar a alguien grosero y carente de empatía fastidiando en la escuela. Aun así, algo en sí le quería recordar que no era del todo cierto esa etiqueta, las veces en que voceaba defendiendo a Katsuki de las pestes y quejas mencionadas por sus amistades. ¿En qué parte la verdad se fue deformando en sus memorias?

Se llevó una palma por su frente deslizando su cabello hacia atrás y volvió a suspirar con hastío. Solo deseaba tener un trabajo tranquilo y equilibrado sin incidentes.

No tenía tiempo para quejarse o arrepentirse de sus decisiones, debía preparar las cosas para mañana e iniciar la cena.

Arremangó las mangas de su camisa y levantó la pequeña mochila que llevaba su cachorro a la guardería, usualmente le sacaba los restos de envolturas de la colación de comida que le daba y limpiaba otros utensilios que usara, no obstante, algo le llamó la atención. Acercó la mochila a su nariz olfateando el aroma cítrico de naranja con un picor, arrugó el entrecejo extrañado y volvió a oler dudoso.

"Ya lo estoy imaginando donde sea, especulo tonterías"

Negó la cabeza de la idea rara que se le vino a la mente, las chicas de guardería no dijeron nada y Nobu tampoco lo volvió a mencionar desde el simulacro en que lo volvió a ver.

Abrió la mochila con la sorpresa de ver varias envolturas de golosinas y un par de barras de chocolate de marcas costosas. Eso ya no le pareció normal. Tomó las barras y fue hacia la sala dirigiendo con el niño que estaba sentado mirando dibujos animados.

—Cariño, ¿de dónde sacaste esto?

Nobuyuki giró la cabeza para encontrarse a su madre con los dulces que había guardado, se tornó un poco nervioso y hasta culpable. Bajó la mirada y enlazó unos dedos a su vientre.

—Mi nuevo amigo siempre trae y me comparte. Sé que no debo comer antes de la merienda pero, solo son poquitos... —masculló con una ligera mueca.

Izuku ladeó la cabeza completamente descolocado de eso, era incluso anormal que un niño llevara dulces tan costosos de forma casual a su día a día a la guardería. Consideró que se trataba de esos niños caprichosos y bastante consentidos por sus padres que llevarían un puesto elevado como para ostentarse de ese tipo de dulces a diario.

Al notar la mirada afligida en Nobu dio un pequeño suspiro para acompañarlo a su lado en el sofá.

—Tu nuevo amigo, eh... Si que le gusta las cosas de calidad. Dices que te los regaló, ¿verdad? No llegaste a quitárselo —corroboró incómodo de imaginar algún incidente como riña en la guardería por eso, aunque las cuidadoras no mencionaron nada. Nobuyuki negó al cabeza.

—No le quité nada, siempre jugamos y hablamos, luego me comparte de los que trae sin problema —reprochó justiciando sus caramelos de buena manera.

—No deberías comer tanta azúcar... —susurró con las barras en mano y notó la mirada cabizbaja en el menor. Le ganó esa mirada de cachorrito regañado—, está bien come uno, pero ya no más hasta mañana, ¿de acuerdo?

Cedió una de las barras al menor quien asintió feliz de recibirla. Izuku recargó en el sofá cerrando los ojos un momento hasta que el rubio le ofreció darle un mordisco a la barra, a decir verdad, lo dulce no lo toleraba tanto como antes, pero no iba a negarle así que abrió la boca para dar un pequeño mordisco a la barra.

La textura suave y fina del chocolate relleno con alguna mermelada y nueces le transportó a las ocasiones en que recibía ese tipo de obsequios repentinos de su alfa sin ningún motivo en específico. Shoto solía llegar del trabajo con flores o chocolates consintiéndolo lo más posible. Frunció un poco el ceño incómodo de darse cuenta de lo mucho que extrañaba esos detalles lindos.

"Siempre fuiste muy detallista conmigo..."

Pensó con la imagen de Shoto en su cabeza mientras masticaba despacio, deglutió con cierto desagrado que trató de pasar desapercibido. El chocolate le parecía demasiado dulce a su paladar.

Se quedó un rato ahí hasta que decidió continuar preparando todo para mañana y hacer la cena para dos. En lo que estaba en la cocina reconsideró la idea de hacer un bento nuevamente, el comedor era un sitio que le parecía incómodo ahora, ya sea por sus anteriores compañeros de trabajo o el mal sabor que le generaba la comida por el aura del lugar.

Poco después de las 9 llevó a su cachorro a la cama y posteriormente se fue a su habitación. Tomó una ducha y en lo que estaba buscando ropa cómoda para dormir como un short y una camisa de algodón se quedó meditabundo con las manos en el cajón. Una furtiva ansiedad comenzó a creer, ya sea por imaginar el día de mañana o el hecho de que recaló la idea de que su alfa ya no estaba más para protegerlo. Acudió rápidamente hacia el armario hurgando entre las camisas hasta tomar una de Shoto, empezó a olfatearla con desesperación, apenas y mantenía muy poco el aroma a eucalipto y café del bicolor. Como último refugio se la puso dispuesto a dormir con ello encima, se tiró en la cama sujetando una almohada contra su pecho ansioso.

"Estaba llevando bien la transición sin él, demasiado mejor que la última vez... ¿por qué de repente?"

Sudó frío por imaginar la idea de que oler las feromonas de Katsuki, su primer alfa, lo estaba tomando de esa manera.

—Tal vez no sea buena idea... Estar encerrado en esa oficina todo el día... —salivó afligido de la especie de tortura que podría convertirse.

Intentó conciliar el sueño, se movió bastante en la cama hasta que muy tarde lo logró.

Poco antes de que sonara su alarma regular el sonido de otra notificación le hizo abrir los ojos apenas leyendo el mensaje por encima, se dio cuenta que era un cronograma de la agenda del CEO que tenía que llevar al pie de la letra. Su trabajo principal era organizarle los tiempos, no lucía tan difícil, de no ser que se trataba de Katsuki.

"¿Entra más tarde? Pero suele llegar siempre a las ocho como todos..."

Pensó extrañado, pero era una hora más de sueño que no desaprovecharía. Así que postergó la alarma para más tarde volviéndose a acurrucar hecho un ovillo debajo de las sabanas, apenas estaba descansando como pretendía desde que se acostó.

Una hora después el sonido de la puerta abrirse le hizo fruncir el ceño entre sueño, pero no fue hasta que Nobu llegó a su lado voceando algo.

—¡Mami tu teléfono no deja de sonar, despierta! —señaló el teléfono en la mesita, incluso Nobu lo había escuchado desde el pasillo.

No era el timbre de alarma que acostumbraba, a pesar de que puso a una hora específica para llegar a la hora estimada del trabajo. Izuku quejó aun con los ojos cerrados aun abrazado de algo, Nobuyuki infló las mejillas con un puchero indignado y jaló las sábanas para descubrirlo.

—¡Te has hecho muy dormilón! ¡Abre los ojos! —Reclamó agitando sus brazos, estaba algo frustrado de ser el único despierto con energía, sin embargo, sus gritos cesaron al darse cuenta de lo que llevaba Izuku abrazado bajo las mantas. —Oye, ¿por qué dormiste con mi mochila?

—¿Ah? —Balbuceó somnoliento levantando un poco la cabeza.

Se miró extrañado a sí mismo con la mochila de Nobuyuki en sus brazos, ¿en qué momento cambió la almohada por eso?

Frotó un párpado aun adormilado y miró de reojo el teléfono que no paraba de sonar en la mesa, lo desconectó y miró el número sin agendar.

—Eh... ¿Hola-...?

Todo el sueño se le desapareció al reconocer la voz al otro lado de la línea, saltó de la cama tomando asiento nervioso.

—¿Cómo diste con mi teléfono? —balbuceó sujetando con más firmeza el teléfono a su oreja. Nobuyuki rio bajito por la forma repentina en que su madre saltó de la cama en nerviosismo.

Escuchar la voz tan cercana a su oreja le hizo tragar saliva, no por miedo, sino por unas extrañas ansias de reconocer que se trataba de Katsuki tan "cerca".

—Mi error, lo lamento. Llegaré tan rápido como pueda, en serio discúlpame —exclamó apresurado yendo al armario a sacar la ropa que usaría. La voz le tembló afligido de darse cuenta que bajó la guardia, ¿cómo llegaría tarde en su primer día en ese puesto? Era su carta de presentación y quedó bastante mal parado.

Colgó la llamada agendando el número, al inicio por inercia iba escribir ese mote infantil, pero inmediato se dio cuenta de lo que hacía y lo borró corrigiendo con "CEO Bakugo-san".

—¿Qué pasó? ¿Te regañaron? —Cuestionó Nobuyuki notando a Izuku cambiarse de forma apresurada.

Izuku asintió la cabeza sin dar detalles y solo apresuró su paso para continuar preparando las cosas, desde cambiarse con un clásico traje ejecutivo de color grisáceo y una corbata amarilla, solo acomodó un poco su cabello ya que tenía prisa en cambiar al pequeño y darle algo de comer.

Metió las cosas apresurado a su mochila y la respectiva del niño, hasta cierto punto lucía gracioso con las prisas que se merodeaba de un lado a otro.

Dejó a Nobu en la guardería y fue rápidamente al edificio al otro lado de la calle intentando llegar de una buena vez, subió por el elevador jadeando por las prisas y sosteniéndose a la pared con una mano, las personas lo miraban con extrañeza.

Al llegar al piso deseado salió apresurado intentando ajustar su ropa lo más posible, fajándose las áreas que se habían zafado y ajustó su saco algo nervioso. Al llegar a la puerta doble de su destino se quedó rígido reconsiderando el tocar con sus nudillos. Miró de reojo a Setsuna que estaba en su lugar tan casual pero al ver a Izuku y posteriormente la hora solo restregó un gesto reprobatorio negando la cabeza, dejando en claro lo tarde que llegó. Izuku meramente bajó la vista con pena por lo sucedido.

"Nobu-chan tiene razón, estoy durmiendo demasiado..."

Se regañó mentalmente e inhaló pesado para tocar la puerta, al oír la voz permisiva de acceso fue que empujó la puerta y checó de forma cohibida el interior de la oficina.

—Buenos días... —balbuceó con el rostro gacho por su impuntualidad.

Como era de esperar le tocó una reprimenda hasta cierto punto modesta de su llegada, no iba a poner excusas que solo tomó un poco más de sueño. Rio bajito y nervioso hasta que su reacción enfocó al mueble que no recordaba en la oficina, era otro escritorio.

—Espera... ¿Voy a quedarme aquí todo el día? No puede ser como Setsuna-san que está afuera —señaló la salida a su espalda inquieto de la idea de quedarse con él tanto tiempo—, ya sabes... sería mejor que tuvieras tu espacio solitario.

No estaba con posición de ponerse quisquilloso, acababa de aceptar el puesto y no debía darle más trabas, pero la sola idea de quedarse horas en esa oficina perfumada en feromonas le generó tensión. La pregunta de como estaba su itinerario el dia de hoy le generó más nerviosismo, ni siquiera sabía por donde empezar. Intentó sacar el teléfono y buscar el correo con la agenda, sin embargo Katsuki se levantó de su puesto acercandose peligrosamente a Izuku que solo encogió en su lugar intimidado por el golpe repentino de realidad. Katsuki siempre tuvo un aroma bastante fuerte, no por nada era un alfa dominante, el cuerpo del menor dio un ligero temblor ante la sensación de la voz cercana dandole los puntos indispensables en su puesto.

Ya lo sabía, la gran carga que era ser asistente personal de un directivo como Bakugo Katsuki. Si él era lento retrasaba al CEO y de esa forma a toda la empresa, fue muy arriesgado exigir otro puesto llegando allí. Dio un vistazo furtivo a las iris granates del alfa y pronto desvió a otro lado con tensión.

—De acuerdo, iré a mi lugar, solo... Solo dame un segundo —reprochó haciéndose un poco hacia atrás para darse más espacio, el alfa estaba muy cercano dando sus indicaciones, no era necesario hacer eso.— Solo qué... ¿Realmente fue necesario que sea yo el que cargue este puesto? Me dijeron que esa vacante es nueva.

Percibió el suspiro íntegro y con una curiosa fachada seria en Katsuki anunciando que fue por su buen trabajo que ameritaba darle un ascenso, eso le generó a Izuku enarcar una ceja escéptico de eso. Realmente no había hecho algo tan relevante como tener dicho ascenso de puesto, lo que estuvo haciendo estos ultimos días fue rogar por un cambio de puesto, en otra área y contemplando la disminución de su salario.

—¿En serio necesitas un asistente personal? Tu secretaria de oficina hace un buen trabajo, debe de haber otras vacantes que encajarían mejor para mí —resopló un tanto inconforme por las palabras sin sentido de Katsuki para darle un ascenso. Pareciera que solo lo hace para fastidiarlo.

Al menos preferiría quedarse afuera. Inicialmente quería irse a otro piso del edificio para evitar lo más posible contacto con él, pero ahora terminó encerrado todo el día con esa persona, vaya ironía. Suspiró con discreción y negó la cabeza ante las mismas negaciones de Katsuki en no querer tocar más ese tema, estaban ahí para trabajar y lo idóneo era tener un buen estrechamiento. Eso se podría lograr si tan solo no tocaban temas personales.

Fue hacia su lugar dejando la mochila dentro de un cajón del escritorio, era más pequeño que el de Katsuki con una computadora y otros accesorios de oficina. Tendría que hacer un gran esfuerzo por mantenerse ahí con el mismo rostro indiferente ante el alfa. Lo primero que hizo fue dedicarse a checar la agenda digital del alfa y como se organizaba sus reuniones y eventos a los cuales asistir, había días que estaba repleto y otros en que podía quedarse en la oficina todo el día.

"Si que lleva bastante estrés... Ahora dudo que fuera por solo un capricho, parece que si necesita una mano"

El orden de esa agenda le parecía hasta desordenada o muy compacta para dejar varios pendientes en un día, se empeñó en ordenarla para darle ciertos horarios que no tuviera tanto ajetreo y hasta cierto punto relajarse. Existía un extraño silencio en el lugar que solo desaparecía por el sonido del tecleo en las computadoras y el click de los mouses. Izuku tuvo un momento en que desvió su vista del monitor y miró de reojo a Katsuki quien estaba enfocado en su computadora, prestó atención a su faceta seria y enfocada en lo suyo, por todo lo inicial no le había prestado atención pero el color de su traje color vino le contrastaba verdaderamente bien, la mirada roja y brillante que no parpadea devorando alguna lectura le provocó un ligero suspiro, el porte galante del alfa era verdaderamente profesional, no hubiera imaginado que fuera la misma persona que se encontraba la mayoría del tiempo con heridas o malhumorado en la escuela.

"Luce diferente, pero de alguna manera tiene ese estilo único. Rebelde pero perfeccionista..."

Inconscientemente dibujó una sonrisa aunque inmediato se dio cuenta de como estaba divagando en sus pensamientos, irguió la espalda y se llevó una mano a cubrir su nariz y boca. Estaba culpando el olor a las feromonas por relajarlo así.

Hubo un momento en que ya no pudo más, se levantó y salió de lugar en camino al sanitario. Debía despejar un poco la mente y descansar de estar con el intenso aroma del alfa que le parecía delicioso. Se miró en el espejo del tocador con parte de los pómulos ruborizados y la sensación caliente en el rostro.

—¿Acaso no se da cuenta de todo lo que desploma? Siempre trabajó solo en ese lugar... —quejó frustrado apretando las manos al lavabo.

Sentía que sus sentidos estaban bajando demasiado la guardia, tal vez por el hecho de que estaba sin alfa, pero le parecía sumamente exagerada la necesidad que le estaba naciendo, sobretodo porque eran unas feromonas que su sistema recordaba perfectamente bien y lo complementaron en su momento, así que las anhelaba de nuevo.

—Rayos, solo enfócate en tu trabajo Izuku... Ignoralo, ignoralo...

Discretamente levantó su saco para olfatear, especulando que tal vez el aroma del alfa ya se hubiera impregnado, pero no era así. Debía sentirse aliviado de eso, pero fue decepcionante.

Lavó su rostro para espabilar, pero cada vez le parecía más difícil. Llegó a salir múltiples veces de la oficina inquieto de lo que el simple aroma de Katsuki removía en sus instintos.

La tercera vez que volvió a la oficina miró con desgano hacia el escritorio del alfa, justamente hoy no tenía ninguna salida pendiente como para darle oportunidad de quedarse solo. No obstante, hubo algo que le hizo enderezar en su lugar.

—Quieres un café... ¿De la estación tres? —Citó con una sonrisa titubeante, le parecía que era una broma, ese sitio estaba bastante lejos—, hay un Moonbucks justamente en una esquina de la calle...

Se formó un tic en su párpado al oír que simplemente era porque usaban otro tipo de leche que no le gustaba, le parecía un capricho bastante absurdo. Le tomaría una hora el ir y volver.

"Solo quiere fastidiarme... Que más da, es mi deber como su asistente"

Mordió su mejilla interna con una queja evidente por la petición tan banal, pero su atención pasó a la tarjeta que le cedió, era de ese tipo de golden card que tenían un límite bastante grande. Miró aturdido el plástico en su mano.

—¿Realmente necesito cargar con algo así? ¿Y si la pierdo? —Balbuceó inseguro de la responsabilidad que era eso. No creía que debía llevar una tarjeta tan ostentosa para las cosas mínimas que ocupara.

Aun seguía escéptico de que realmente lo mandaría al otro lado de Osaka por un café, seguía mirando la tarjeta hasta que fue tomado del hombro guiandolo a la salida.

—No tienes reuniones agendadas hoy... —murmuró con un disimulado berrinche inconforme.

Salió de la oficina con un gesto tedioso y hasta indignado, pero que se le iba a hacer, de alguna manera él se había ganado ser un mandadero. Desde que estuvo en marketing sus compañeros lo mantuvieron con ese panorama al ser tan accesible. Aunque por otro lado, le parecía buena idea, así podría darse un respiro del exterior y olvidar el aroma a cítrico picante de Katsuki.

Bajó del edificio y al salir miró hacia el sitio donde estaba la guardería, inevitablemente sonrió al imaginar a su tierno cachorro jugueteando y aprendiendo con otros niños. Era un rotundo alivio que en toda la mañana Katsuki no hubiera hecho ninguna mención de Nobuyuki, todo indicaba que acató la indicación de Izuku sobre pasarlo desapercibido en su vida. Eso era lo que esperaba de él, un nulo interés en saber de ese cachorro.

—Sí, no le interesa nada de eso.

Resopló en su camino hacia la estación para tomar el tren correspondiente hacia el sitio que le pidió el alfa.

La transición fue muy laboriosa al ser un horario de almuerzo, había mucha gente circulando en las estaciones. Al llegar a la sucursal ordenó lo que Katsuki pidió, pero antes de marcharse cuestionó a la chica que cobraba qué tipo de leche usaban para preparar las bebidas, si había algo exclusivo o si era algo difícil de conseguir, la respuesta fue más simple de lo que imaginó. Era leche entera de una marca comercial regular que podía conseguir en cualquier tienda de conveniencia.

Izuku volvió exhausto protegiendo que no se derramara el vaso desechable caliente en la pequeña cajita de cartón que le dieron de portavaso. Al llegar a la oficina se encontró con la sorpresa de que estaba vacío, no estaba Katsuki en el lugar que acostumbró verlo toda la mañana, fue hacia su escritorio y dejó el café pensativo.

—¿Estará en el baño? —Elevó sus hombros restándole importancia, él ya había cumplido con su encargo.

Pocos minutos después le vio por fin entrar al lugar, lo saludó y señaló el escritorio.

—Si está tibio es porque fue demasiado el trayecto para traerlo... —indicó lo obvio, ya habían pasado varios minutos desde que se lo habían preparado y ese recipiente desechable no guardaría el calor suficiente. Mostró el ticket de compra cerciorando que fue en donde se lo pidió. —¿Necesitas algo más?

Katsuki negó la pregunta y solo le indicó que aprovechara para comer en esa hora, Izuku no pasaría desapercibido esa siguiente oportunidad de salir de la oficina, así que fue a su escritorio y sacó de su mochila una pequeña bolsa de tela que llevaba envuelto una caja de bento.

—En ese caso, vuelvo después.

Hizo una ligera reverencia y salió del lugar, resopló cruzando una mano por su cabellera con cierto estrés.

En el comedor mientras tomaba asiento en una de las mesas uno de sus antiguos compañeros lo vio abriendo la caja de bento con unas bolas de arroz con una ensalada.

—Vaya, ¿no te gustó la comida que sirven aquí? Regularmente es buena —mencionó Yosetsu con una charola de comida en manos.

—No, es que... No me da tanto apetito lo que preparan... —musitó incómodo por considerar desprestigiar a los cocineros. Desde el encuentro incómodo que tuvo con Setsuna en el almuerzo la comida no le sabía tan buena.

Yosetsu sonrió y elevó los hombros por el comentario, aunque pronto su sonrisa borró y se acercó a Izuku tomando asiento a su lado.

—Perdona si fuimos algo bruscos o impertinentes con nuestros comentarios, pero nos lo hubieras dicho primero a nosotros en vez de reportarnos.

Izuku parpadeó extrañado, no entendía a que se refería hasta que recordó la vez que fue a renovar el contrato y el comentario de Ibara sobre los extrañamientos al equipo de marketing.

—Yo no dije nada, pero sí les insistí en que dejaran el tema —respondió con firmeza, nunca le gustó que personas ajenas a los omegas quisieran visualizar su modo de vida. Las personas solían subestimarlos, haciendolos la pequeña mancha insignificante de la sociedad que no eran necesarios. A los betas les parecía un martirio el tema de controlar feromonas, celo, o cosas complicadas para ellos.

—Como sea, ¿a donde te movieron? Te hemos visto salir un par de veces de la oficina del CEO.

—Soy su asistente personal...

Respondió en murmullos que casi hicieron a Yosetsu escupir su primer bocado de comida.

—¡¿De verdad?! —Dijo incrédulo, pero Izuku asintió incómodo. —Pero hace nada te había hablado con una voz horrible, creímos que te despediría por algún error.

Incluso Izuku no sabía cómo aclarar que todo concluyó así, pues tampoco tenía idea. Cuando terminó la hora volvió a la oficina, no dijo nada, solo fue a su lugar acomodándose en su asiento.

Cada uno continúo con su trabajo en silencio sin mucha comunicación, solo lo necesario para darse unas cuantas palabras de un tema laboral.

Llegó un punto en que Izuku exaspera por la agenda virtual, no era algo que acostumbraba, así que sacó un cuaderno y comenzó a transcribir los próximos días que tenía programado para el CEO en sus visitas y citas correspondientes de la compañía, empezó a tomar esa postura concentrada en que sujetaba mechones del cabello con la cabeza ladeada mientras escribía todo en las hojas.

En un punto consideró que debió comprarse un café también, después de comer se sentía demasiado cansado, un sueño empezó a invadirlo, frotaba sus ojos una y otra vez tratando de no entrecerrarlos, ademas esas tediosos y magníficas feromonas del alfa le daban un efecto bastante bonachón en ceder a descansar, era molesto.

Oyó el teléfono del CEO sonar por alguna notificación, él simplemente siguió con suyo, quería terminar pronto para irse puntual antes de cualquier eventualidad, para su mala suerte Katsuki le llamó pidiendole que fue hasta la recepción a recoger un encargo que le llegó.

—Claro, ya vuelvo —dijo con un tono neutral, aunque ya no quería tener más pendientes encima para irse lo más pronto por su hijo.

Descendió al primer nivel caminando al sitio de la recepcionista. Le preguntó si había llegado algo para Bakugo, la joven solo señaló a un sujeto que estaba cerca de la sala del lugar.

—¿Bakugo Katsuki? —Cuestionó el repartidor. Izuku negó aclarando que iba a recogerlas en su lugar—, tan solo firma de recibido.

Izuku sujetó la tabla con un rostro indiferente, esperaba un sobre o una caja pequeña con documentos importantes o algo así, sin embargo, cuando entregó la tabla firmada al repartidor vio que se agachó al sofá para recoger un ramo de rosas que estaba atrás de él.

—¿Qué es esto-...? —Balbuceó aturdido recibiendo el ramo en el pecho.

—Flores —burló el repartidor con una sonrisa divertida por lo obvio. Izuku le detuvo antes de que se diera media vuelta y se retirara.

—Sé lo que son, pero ya sabe, me refiero... ¿Por qué? ¿Alguien se las envío? —Cuestionó preocupado revisando las flores si llevaban alguna tarjeta.

—Fue de Bakugo Katsuki, no hay más detalles —complementó el sujeto retirandose del lugar.

Miró las flores en su regazo todavía aturdido de ver las rosas frescas y lindas en ese ramo, le parecía muy inusual pero solo debía ir a por ellas. Subió nuevamente el ascensor teniendo las miradas curiosas de otras personas a su alrededor.

Volvió a la oficina admirando aun las rosas, ignoró la mirada de Setsuna que acechó discreta desde su escritorio ese detalle que no pasaría desapercibido por cualquiera.

—Son muy lindas, te llegó esto —voceó Izuku con un tono afable, las rosas le habían elevado el ánimo de esa tarde.

Acercó al escritorio para entregarlas, pero notó a Katsuki solo descansar el rostro en la palma anunciando que eran para el omega. Eso lo dejó pasmado.

—¿Eh? ¿Para mí? —Se señaló el pecho con el índice dudoso de lo que escuchó, pero Katsuki complementó diciendo que hizo un buen trabajo en su primer día ahí.

Izuku encogió en su lugar con el ramo en brazos.

—¿De qué hablas? Llegué tarde, fui un insolente en la mañana... Reconozco que fui un desastre, no es como si mereciera... —su voz tembló sin poder procesar la idea de que le estaba regalando flores.

Notó a Katsuki acercarse dándole la mención de que ya se retiraría y mañana esperaba verlo puntual. Izuku apretó un poco el ramo nervioso al percibir que se acercaba a él, pero solo recibió una palmada al hombro y con el movimiento del saco una ráfaga de las feromonas que le hicieron temblar las rodillas.

—Sí... hasta mañana... —respondió de forma robótica.

Una vez escuchó la puerta cerrarse a su espalda entró en sí. Parpadeó espabilando de lo que sucedió, Katsuki le había regalado un ramo de rosas. Había recibido muchas veces flores de su alfa, rosas, varias rosas.

—¿Qué rayos le pasa? Ni siquiera cuando fuimos pareja él...

Su voz pausando negando lo que estaba a punto de decir, eso no era del todo cierto, las rosas y Katsuki Bakugo tenían cierto acercamiento, no fueron obsequiadas de forma directa, pero si había recibido flores por él. Un escenario de una cena romántica con petalos esparcidos, hasta la solitaria flor que encontró en el aeropuerto.

—Solo es coincidencia, ¿verdad? —negó la cabeza queriendo excluir su idea.

No tenía tiempo para romperse la cabeza considerando la idea, dejó las flores con cuidado en el escritorio y terminó un formulario pendiente de uno de los documentos que debía enviar por correo. Dio un breve vistazo a las flores que brillaban sus petalos rojos, fue algo que asimiló con esa mirada escarlata que tuvo contacto varias ocasiones el día de hoy, desvió hacia el monitor incómodo.

—Rosas... nunca le dije que me gustan, solo es coincidencia... —reprochó insistente en erradicar la idea de Katsuki recordando algun indicio.

Terminó su último pendiente y apagó el equipo, recogió su mochila y las flores para salir del lugar por fin. Salió con una sonrisa apacible mirando las flores, le habían suavizado bastante el ánimo, eran tan bonitas y resplandecían en su regazo. El llamado de Setsuna preguntando por las flores le hizo espabilar.

—Me las dio Bakugo-san antes de irse —respondió con cortesía.

La chica fue clara en decir que eso no era novedad, Katsuki le había dado flores varias veces a ella.

—Ya lo imaginaba, es por mi cambio de puesto... —complementó con una sonrisa débil en resignación—, aun así, es un lindo detalle el que tiene con sus colaboradores...

Rascó una mejilla incómodo, ya que las rosas rojas podían significar algo más pasional y amoroso, pudieron haber sido otras flores más amistosas. Las cosas podían malinterpretarse facilmente.

Fue hacia la guardería a recoger a Nobuyuki, quien al salir y verlo con ese detalle en manos tuvo una sonrisa radiante y efusiva, se colgó de una pierna de Izuku en un abrazo.

—Mami, ¿estás feliz? —Cuestionó emocionado mirando las flores. A Izuku le pareció extraña esa pregunta para recibirlo.

—Lo estoy al verte.

—No, yo digo si estás más feliz, esas flores... —reclamó insistente comenzando a caminar agarrado de una mano. —Son bonitas.

Izuku bufó negando la cabeza, optó por seguirle la corriente dándole afirmación mientras acercaba su rostro a olerlas, los pétalos cosquillearon en la punta de su nariz.

—Claro que lo son, me recuerda a tus bonitos ojos.

Dijo con mesura notando incluso a su hijo más feliz que él por el obsequio, lo cual no entendía del todo. Nunca tuvo tanta atención a ningún ramo como esa tarde.

Al llegar a casa las puso en un florero con agua para conservarlas, se tomó un momento sentado en la barra mirando las flores.

"Son para ti"

Recordó el gesto afable con el que el alfa se lo dijo, bastante calmo y agradable, incluso le pareció un poco risueño.

—Es un raro —negó un poco la cabeza con resignación. —Tiene detalles bastante extravagantes para sus empleados...

Recordó la joyería que Setsuna le presumió haber sido regalada por Katsuki después de una cena en un grandioso restaurante, o algo así. Sus manos apretaron un poco en puños.

—Solo son flores de bienvenida... —se reiteró acomodando los tallos en el florero de cristal. —Será mejor que tengamos una buena relación como él dice, sin problemas, solo jefe y empleado.

Preparó todo para el día siguiente, acostó a Nobuyuki después de cenar y lavarle los dientes; entonces fue a su cama exhausto. Su habitación le parecía insípida luego de estar la mayoría del día en una oficina repleta de feromonas de alfa, por un momento tuvo una retorcida idea de que le gustaría dormir en ese lugar, pero pronto se golpeó las mejillas queriendo entrar en sí.

Al día siguiente logró levantarse con antelación para ir sin retrasos ahora, quería generar una buena impresión y erradicar su error del primer día. Iba más organizado y preparado para su día. Al dejar a Nobuyuki fue hacia el edificio corporativo.

Eran las ocho en punto, llegó puntual esta vez. Al entrar en el recibidor notó a Katsuki adelanto unos pasos, también acababa de llegar, la gente le hacía un saludo muy formal de buenos días al verlo pasar.

Aceleró un poco el paso para alcanzarlo, además de que el aroma del alfa era bastante fuerte, o al menos Izuku lo percibía así.

—Bakugo-san, buenos días.

Mencionó con una voz tranquila, más de lo que usualmente manejaba cuando hablaba con el alfa. Ese detalle de las flores le había subido el ánimo en comunicarse sin ser pasivo-agresivo. Acercó con una sonrisa tambaleante, así como sus rizos que rebotaban en sus pasos apresurados para llegar al punto donde esperaba el ascensor.

—Este... Gracias... Por las flores... —dijo con sinceridad mirando por un par de segundos al mayor, pero pronto bajó a mirar el suelo—, te aseguro que me desempeñaré adecuado, no te defraudaré.

Aseguró levantando un puño a su pecho con firmeza.

—Tengo lista tu agenda el día de hoy, en la tarde de ayer me dediqué en ajustar bien los horarios para que no chocaran y asemejar puntos de ruta sencilla para donde debes ir, incluso los ejecutivos de otras prefecturas no congestionen tu oficina con sus visitas, también las estadísticas del reporte de ventas del mes debe llegar en unas horas... —exclamó a punto de sacar el teléfono para decirle lo primero que correspondía, sin embargo, Katsuki le detuvo en seguir parloteando, asegurando que ya estando en la oficina comenzarían con eso.

Izuku se quedó con los labios entre abiertos y un rubor acumuló en sus mejillas por apenas darse cuenta que desentrañó ese mal hábito de murmurar sin parar. Ya no era tan frecuente como en la escuela, pero a veces salía ante algo que le emocionase tanto en compartir con otros o consigo mismo. La última vez fue cuando Nobuyuki con las manos en las orejas le silenció, cansado de escuchar la cronología de como ver la serie animada y películas de All Might.

Empezó a reír nervioso y rascó su nuca avergonzado, quería hacer bien su trabajo, pero también le interesaba ser elogiado por el alfa y darle a saber que podía ser sus asistente personal sin problemas ni excusas.

Ambos entraron al ascensor con otras personas, pero conforme iban entrando más los fueron haciendo hacia atrás. El sitio quedó atiborrado de personal que subiría a su oficina correspondiente en los pisos. Katsuki quedó cercano a la pared en una esquina e Izuku frente a él, las personas iban bastante concentradas en ese cubo que ascendía los pisos.

Fueron un par de empujones que le provocó al menor estar cada vez más cerca del torso del rubio, el aroma de una colonia varonil le impactó combinado con las feromonas de alfa. Su rostro nuevamente empezó a calentarse bastante centrado en el aroma que golpeaba su nariz, al llegar al siguiente nivel en que bajaron algunos hubo un empuje a su mochila que le impulsó hacia el mayor, para mantenerse estable alzó una mano para sostenerse al nivel de uno de los pectorales, tuvo oportunidad de sentir la fina textura del saco formal en sus yemas y algo removió en su abdomen ansioso.

—Lo siento, yo no quería... Estoy bien —disculpó cabizbajo retrocediendo unos pasos al haber mayor espacio en el ascensor.

El aroma del alfa le hacía temblar sus piernas, se puso un poco pálido contrastando más con el sonrojo de sus mejillas. La pregunta insistente de si estaba bien solo le hizo asentir aferrado.

—Descuida, en verdad estoy bien.

Ah... la voz grave y con interés de Katsuki era timbre agradable, como si le permitiera corresponder a liberar más feromonas de cedro y manzanilla también; apacible y en referencia a demostrar que le gustaba ese aspecto cuidadoso que llevó consigo en el ascensor.

Al llegar al nivel correspondiente ambos salieron con ese fuerte aroma que solo percibirían alfas u omegas. Entraron a la oficina y antes de que Katsuki se instalara en su escritorio el menor lo incerteptó.

—Oye... —dijo con una pausa abrupta por no saber comunicarse luego de eso que pasó.

Miró al escritorio y posteriormente a los ojos rojos una y otra vez juntando valor.

—Yo... Yo te...

¿Por qué era tan difícil? Hace unos minutos en la planta baja pudo comunicarse tan fácil, todo se fue en picada luego del ataque directo de las feromonas del alfa que lo volvieron a una personalidad torpe y blanda. Por un momento se le ocurrió la idea de pedirle prestado algún objeto que tuviera bien impregnado de feromonas, pero era ridículo, se escuchaba enfermizo e incluso acosador. Pero no mentiría, el aroma del alfa lo ponía en un humor nervioso pero agradable. Le asustaba el imaginar lo dependiente que podría verse.

—Café... Te traje café.

Carraspeó la garganta abriendo su mochila y de forma robótica sacó un termo plateado que trajo desde casa.

—Ayer le pregunté como preparan tu café en el Moonbucks que me pediste ir. Quise intentarlo, usé la misma leche, los tiempos, el modo que dijeron... Si te gusta, podría traerte todos los días desde mi casa. Así me ahorraría hacer esa vuelta hasta la estación tres.

Incitó dejando el termo en el escritorio, se sentía el metal tibio por el contenido caliente.

—Si no te gusta tan solo tíralo...

"Si no los quieres, tíralos..."

Su voz pausó de recordar algo similar que le había dicho en algún momento de su pasado, cuando le ofreció una bandeja con sándwiches en su mudanza como vecino nuevamente. Inevitablemente recordó la primera vez que lo vio sin camisa luego de haber tenido una tarde exhaustiva de limpieza, miró el torso con vestimenta formal y corbata en Katsuki, recordando su cuerpo e imaginando esa figura hoy en día. Varias cosas más pasaron por su cabeza, el como varias noches durmió acurrucado en sus pectorales al calor de sus brazos.

Hizo una señal silenciosa con su brazo de que saldría un momento, se dio media vuelta huyendo hacia el baño.

"¡¿POR QUÉ RAYOS ME ESTOY IMAGINANDO A MI JEFE SIN CAMISA?! SOLO FUE UN MALDITO REFLEJO PARA MANTENERME DE PIE EN EL ASCENSOR"

Se quejó mirándose al reflejo del tocador completamente sonrojado. Las feromonas del alfa lo estaban afectando más de lo que imaginó. No es como que fuera a entrar en celo ya, aun le faltaba un par de semanas y estaba bien preparado con supresores en su mochila como siempre fue educado por su madre.

Cuando el rubor de sus mejillas pasó volvió como si nada a la oficina, o algo menos eso intentaba.

—Perdona la demora, de acuerdo a tu agenda tienes que ir a la sala de juntas a las nueve para hablar sobre la expansión que tendrá las oficinas en Nara. Luego, a las once iré a entregar los trámites que encajen con eso.

Hizo una pausa revisando los horarios de comida, le dejó dos horas disponibles de 12 a 2 de la tarde, había puesto un especio demasiado largo, ya que ayer no percató en ningún momento que saliera, al contrario continuó encerrado y mandó a Izuku a comer.

—Pude organizarte para que tuvieras más tiempo de descanso, así no estarás tan estresado, ¿no te parece? —refirió con una plácida sonrisa.

Antes de continuar con la agenda, Katsuki le dijo que quería tratar un tema en específico fuera de ese itinerario. Izuku se puso algo tenso de imaginar a que se refería, vio que sacó un sobre de uno de los cajones de su escritorio.

—¿Qué es eso?

La respuesta fue clara y concisa: un documento que avala el parentesco de Nobuyuki Midoriya con Katsuki Bakugo. El entrecejo de Izuku arrugó aturdido y recogió el papeleo leyendo sus líneas.

—¿En qué momento tú...? ¡¿Cómo es que hiciste una prueba de paternidad?!

Levantó la voz un poco, estaba indignado de que el personal de guardería le haya permitido tomar cosas de su hijo para realizar la prueba.

—Custodia compartida... ¿estás bromeando? —cuestionó con un tono escéptico leyendo el documento que solicitaba la firma de la madre para dar esa autorización.

Se sintió mareado, le dio un efecto aturdidor todo eso, solo recargó la mano al escritorio. ¿Cómo se atrevía a querer integrarse de la nada a la vida de su hijo? Nobuyuki no tenía la menor idea de él, o que tanto influyó en la vida de su madre, desde que era un enclenque y torpe que fácilmente era pisoteado, hasta incluso ser sus emociones pisoteadas por el alfa.

Izuku se puso amarillo, sus oídos tuvieron el persistente sonido de un zumbido entrando en una conmoción exorbitante. Ni siquiera pudo responder a lo que sea que Katsuki le haya vuelto preguntar, apenas logró verlo levantarse de su lugar para ayudarle a sostenerse y guiarlo a tomar asiento en una de las sillas. El omega estaba con las manos heladas, estaba asustado de presentarle a Katsuki Bakugo a su hijo.

Hiperventiló aun tenso hasta tratar de calmarse, sus ojos abrumaron con gruesas lágrimas que brillaron en sus iris verdes, más no las dejó derramar.

—¿Realmente quieres esto? ¿Meter repentinamente un hijo a tu vida? No es algo que puedas desechar si te cansas de él... —advirtió como referencia a lo que hicieron su relación.

Esa no era su prioridad, lo que realmente le preocupaba era la reacción de Nobuyuki con alguien como el alfa.

—Nobu-chan no tiene idea de ti, no puedes solo llegar y decirle que eres su padre, esa imagen siempre fue Shoto-kun, incluso antes de que naciera... Él estuvo ahí para mi hijo...

Incluso cuando el propio Izuku fue quien rechazó a su hijo los primeros meses de nacido, Shoto fue quien le estuvo incitando en entrar en razón. La depresión postparto y el lazo original sufriendo por separación fue uno de los peores momentos que ha tenido en su vida.

Aun así, sabía que no podía solo negarse de manera egoísta y caprichosa como fue en el parque, fue un reflejo sobreprotector a su hijo y el miedo de inmiscuir a Katsuki nuevamente en su vida. Le daba miedo volver a confiar en alguien.

Con sus hombros temblando, giró la cabeza unos grados para visualizar al rubio a su lado. Sus ojos aun estaban húmedos y cristalizados. Sabía que no podía seguir negando lo obvio, pero no se sentía listo para ese paso, no aun. Arrastró su mano hasta alcanzar el antebrazo del alfa y le dio un ligero apretó con suplicio.

—¿Puedes darme unos días para pensarlo? No puedo solo firmar ese papel y dejar que la vida de mi niño sea invadida por un extraño... Un extraño para él. Por favor Baku-... Katsuki.

Lo dijo, no como su autoridad mayor allí, sino como alguien a quien alguna vez tuvo mucha cercanía, pero aun carecía de la fuerza para llamarlo como antes. Ese mote infantil y lindo que le gustó mencionarlo en el pasado.

Insistió con un gimoteo estresado, se sentía muy vulnerable y su lado omega se tornó quejumbroso con ese aroma pesado que no evitó liberar. Jamás esperó que Katsuki tomara esa carta del asunto cuando el día de ayer o los días anteriores no hubo ninguna mención de su cachorro.

De alguna manera, logró convencerlo, Katsuki accedió a su petición de darle unos días para dar respuesta al documento. Izuku exhaló de sus labios aliviado de ello.

—Nobu-chan... No sabe absolutamente nada de ti, solo te vio una vez en el parque y en ese evento de la guardería. Ni siquiera yo como su madre tiene idea de su reacción contigo, es un buen niño, no quiero conmocionarlo con cosas problemáticas de adultos.

Determinó llevando una mano al rostro con un gimoteo más calmo, estaba tomando mejor compostura luego de su shock inicial.

—Yo hablaré primero con él, lo intentaré. Te prometo que no le diré nada malo, te mencionaré poco a poco... —aseguró cubriendo sus labios con los dedos de una manera frágil. —Y cuando te presente, tú...

Silenció sus palabras, quería decirle que no fuera tan duro con él, que le tuviera paciencia, pero aún no visualizaba algo como eso en alguien tan robusto como Katsuki, lo imaginaba tan arisco con los cachorros.

—¿Podemos volver al trabajo? —intervino nervioso queriendo dejar ese tema atrás.

Y así fue, el resto del día tuvieron su desempeño monótono en ese lugar, aun así, había un ligero pique por lo sucedido esa mañana con el documento en referencia a Nobuyuki Midoriya.

Cuando ya estaba por terminar la jornada del día, Izuku complementaba unos documentos membretados que debía llevar al área de copiado antes de irse. Antes de irse al lugar notó a Katsuki levantarse primero de su escritorio, aproximó a la del omega y le dejó el termo de café que esa mañana le había traído en frente.

Ni siquiera notó cuando se lo tomó o si lo tiró cuando estuvo ausente de la oficina. Notó la mano deslizar despacio por la tapadera del termo; y escuchó que le había gustado y esperaba tener nuevamente mañana, eso hizo a Izuku elevar el rostro al alfa que estaba de pie al frente. Pasó saliva por su garganta con torpeza.

—Claro, mañana sin falta lo tendrás a primera hora en tu escritorio.

Le gustó saber eso, además, el ser elogiado por Katsuki era una sensación muy agradable que inconscientemente le hizo responder con una sonrisa.

—Ve con cuidado, hasta luego.

Despidió dando una pequeña reverencia con la cabeza y agitó su mano con formalidad. Al ver que Katsuki por fin se retiró fue que alcanzó el termo en su mano notando que estaba más ligero que en la mañana, estaba vacío.

—Realmente se lo tomó todo... —musitó abriendo el recipiente vacío y limpio.

Era extraño, pero una parte de él disfrutaba tener tan cerca a Katsuki, sin embargo, estaba todavía ese remanente de desconfianza hacía la persona que lo lastimó tanto en el pasado. Le generaba mucho ruido la idea de hablarle del alfa a su hijo, ¿por dónde debía comenzar? No podía quedarse como si no pasó esa conversación en la mañana, le había prometido empezar a tocar el tema con Nobu.

Por ahora se concentraría en terminar el papeleo para irse también, pero antes de levantarse la puerta fue abierta sin tocar, eso le sorprendió.

—Lo siento, el CEO se acaba de ir. Mañana puedes encontrarlo o si quieres dejarme un mensaje para él.

Comunicó Izuku con cortesía, pero sorprendió por darse cuenta que se trataba de Setsuna que adentró y cerró la puerta recargándose a ella para bloquearla con su espalda.

—No es a Katsuki quien busco.

Refirió mirando el entorno, desde luego que sabía que el alfa se había retirado, ella misma lo vio salir y se despidió con la misma amabilidad que habituaba. Su visita a esa oficina se había vuelto tan limitada desde que tenía un asistente personal, pero además, se dio cuenta que las feromonas del alfa estaban más acentuadas de lo normal.

"¿Y este tipo está todo el tiempo regocijándose en ellas?"

Hizo una tibia mueca disgustada de la forma en que fue usurpada de lo que ella esperaba tanto tiempo. Miró con un discreto desdén hacía Izuku y suspiró.

—De hecho, Midoriya, quería hablar contigo.

Su tono suave de voz y ese gesto afable se dibujó acercándose al escritorio.

—Estoy sorprendida contigo, tienes unas semanas aquí y escalaste demasiado tu puesto como para convertirte en alguien tan... Indispensable para Katsuki aquí. ¿Cómo lo convenciste de que te diera el cargo?

Exclamó tomando asiento en el borde del escritorio mirando con curiosidad a Izuku en su lugar de trabajo.

—No hice nada... Solo quería otro puesto lejos de marketing.

Las cosas no salieron como deseó, lo que optó al inicio era alejarse del alfa pero fue todo lo contrario. Setsuna levantó una ceja cuestionada de esa respuesta.

—¿Será por qué ya se conocían? ¿Le incitaste algo?

—Para nada, yo... Yo no...

Setsuna suspiró con cansancio y negó la cabeza de forma exagerada, tomó su teléfono empezando a checar algunas cosas sin tomar atención a los balbuceos torpes del pecoso.

—¿Sabes algo? Como su mano derecha debo tener muy bien observado las personas que trabajan tan cercano con Katsuki, así que me di la tarea de buscar un poco más de ti. Ya sabes investigar si no eres un riesgo para la empresa.

Lo que realmente quiso decir era un riesgo a sabotear su futura relación con el alfa. Estaba segura de estar tan cerca, esa última cena tuvo un propósito más, Katsuki nunca dudaba, pero en ese momento, algo le hizo prolongar su proposición.

—Me tomé la libertad de desentrañar tu expediente, tienes muchas trabas para tu puesto. Perdiste a tu esposo recientemente, en tu expediente médico señala que padeciste depresión postparto, ¿cuándo fue la última vez que te hiciste un chequeo? Esas cosas pueden dar un efecto rebote.

—Por favor ya no sigas —intervino Izuku con una mueca incómoda. No quería acentuar cuando llegó a rechazar incluso a Nobu.

—No tienes absolutamente patrimonio a tu nombre, ni familia más allá de tu hijo. Eso suena muy inusual. No quiero sonar prejuiciosa, pero, ¿qué vienes hacer aquí?

Izuku enfrío la mirada y la desvió de Setsuna, él solo llegó ahí por una carta de recomendación de su alfa. No tenía idea de que eso lo llevaría a alguien que no esperó volver a ver en su vida. La chica acomodó su cabello encima de su hombro mientras que con la otra mano llegó a la galería de imágenes.

—Encontré algo más, que me hizo vigilarte. Eres un omega, ¿cuántas veces te han marcado?

El menor alzó una ceja retrocediendo al respaldo de su asiento confundido por esa pregunta tan personal.

—Luces bastante adorable con un hijo pequeño que educas, pero ¿qué me dices de esto? ¿No crees que es vulgar?

Los ojos de Izuku ampliaron con horror de ver que la pantalla del teléfono de Setsuna estaba esa fotografía de la escuela. La misma que llevó a la ruina su relación con su primer alfa, la que dejó con estragos su vida y le provocó muchos problemas emocionales. Jadeó exaltado e intentó arrebatar el teléfono, pero Setsuna se levantó evadiendo la mano del otro.

—¡¿De dónde sacaste eso?! —Reprochó con el ceño ligeramente fruncido al igual que sus mejillas ruborizadas en pena por la fotografía tan comprometedora de su cuerpo después de una noche de sexo y su primera marca. Su cuello ardió por memorar el dolor de la mordida por solo ver las líneas de sangre en la piel pálida y sudada de la imagen.

—Dímelo tú, puede encontrarse fácilmente esto en internet —respondió con naturalidad, como si fuera algo que encontrarías en el primer link de búsqueda.

Izuku se quedó congelado en su lugar completamente crédulo de eso, sabía que la foto pudo ser filtrada y resubida en otros lugares, pero nunca quiso indagar en eso. Setsuna se tornó un tanto agresiva en el tono de voz.

—¿Tienes idea del problema que puedes meter a la compañía? ¿Qué crees que pasará con la imagen del CEO si su asistente es un cualquiera? Tienes un pésimo perfil para tu puesto.

Un tic se formó en una ceja del pecoso, completamente rígido. Si se dañaba la imagen de Katsuki era su problema, él mismo fue quien tomó esa condenada imagen para divulgarla. Izuku quería reprocharle, decirle que incluso fue el jefe quien empezó todo eso, pero algo más que dijo Setsuna lo dejó en blanco.

—No solo para el puesto, incluso para criar un cachorro. A servicios infantiles no le gustaría saber que un padre soltero con todos esos antecedentes que mencioné cuide a un niño de cuatro años.

—¿Qué quieres decir? —Exclamó con una voz tambaleante.

—Pueden ponerte un ojo, ir a tu casa y examinar las condiciones en que vives con tu hijo, checar tu expediente médico y cuestionarse si eres adecuado para cuidar a tu cachorro.

El gesto de Izuku nuevamente horrorizó, de solo imaginar que podrían arrebatarle a su hijo así le generó un nuevo miedo que desconocía hasta hoy.

Setsuna cruzó los brazos y suspiró negando la cabeza, en un intento de verse empática.

—Nadie quiere eso, pero las advertencias están puestas, no digo que lo haría yo, cualquiera podría hacerlo. Así que, solo haz tu trabajo y no intentes nada más. No estropees a Katsuki.

Refirió alejándose hasta la salida para salir con esa última advertencia, por la reacción de Izuku supo que dio en el blanco. Un llamado de atención así y todo colapsaría en la vida del pecoso, desde esa imagen que lo mancharía de encontrar otro trabajo o dejarlo completamente solo.

Izuku se sintió acorralado, pero no entendió a que se refería con estropear a Katsuki, aun así, el imaginar que le podrían quitar a Nobu fue lo que más le afectó en ese momento. Había dolido lo suficiente como para que sus lágrimas fluyeran contra el escritorio.

—No lo harían, no me quitarían a Nobu-chan... —se animó por interpretar que tenía todo lo necesario para criarlo por su cuenta, sin embargo, una sensación insegura lo abrumó en "que tal si no es así", con un sabor amargo en la boca arrojó unas cosas del escritorio al suelo y estrelló la cabeza contra la madera frustrado.

Al salir y recoger a Nobuyuki minutos después lo saludó con más estima y fuerza en su abrazo, como si quisiera que permaneciera ahí.

—Mami, ¿qué tienes? —Cuestionó extrañado por el abrazo aferrado, así como percibió un rastro de lágrimas mal limpiado en su rostro.

—Nada, solo te extrañé —indicó levantándolo contra su torso para llevarlo cargando.

Restregó una mejilla contra la cabecita a su lado que no entendía lo que sucedía, pero quería hacer sentir mejor a su mamá.

Izuku siguió con él todo el caminó hasta percibir un aroma particular en el menor, tenía el aroma a cítrico con picante. Comenzó a preocuparse por la idea de que estuviera imaginando a Katsuki en todos lados, incluso su aroma, tal vez su nariz quedó tan acostumbrada por estar tanto en esa oficina.

Ese noche que acomodaba las cosas de Nobuyuki volvió a encontrar muchas envolturas de dulces en su mochila. Eso ya le parecía exagerado, ¿cómo es que ese amigo le podía dar siempre todo el tiempo tantas golosinas tan costosas?

La mañana siguiente, después de dejar a su hijo en la guarderia y llegar al corporativo una vez más se encontró a Katsuki en el recibidor, ya se estaba dando la idea de la hora puntual en que siempre acostumbraba ir. A diferencia de ayer que tenía una sonrisa radiante al saludarlo solo le dio los buenos días con una arisca formalidad, subieron el ascensor que no estaba tan lleno como antes. Tenía mucho en mente desentrañando, desde la custodia compartida, la advertencia de Setsuna y el recuerdo de esa maldita imagen que le recordó lo falso que logró ser el alfa con él por dinero.

Izuku no dijo una palabra como antes, sabía que comenzaría la agenda estando en la oficina y no tocaría más temas de por medio allí. Salió del ascensor con Katsuki caminando hasta su respectiva área de trabajo, sin embargo en medio del trayecto fue llamado por el alfa que se detuvo en su marcha. Al alzar el rostro y querer indagar percibió la mano del alfa acercarse peligrosamente a su cuello, por un momento vio esa mano como aquella abusiva que alguna vez lo levantó del cuello de la camisa para estamparlo contra casilleros.

Tuvo una respuesta bastante agresiva como reflejo, un jadeo con miedo le hizo sobresaltar y apartarlo de un manotazo.

—¡No me toques! —Exclamó alerta y repleto de horror. Todos en el lugar giraron hacia él por ese escándalo, los de marketing e incluso Setsuna que ya estaban ahí.

La respuesta de Katsuki a decirle que traía una basurilla en el hombro, algo tan simple como apartársela e Izuku lo malinterpretó quien estaba algo paranoide. Miró hacia los lados notando a todos conmocionados por esa insolencia al CEO, la había liado.

—Lo siento, Bakugo-san... Me... me sorprendiste... —balbuceó con ese tono de voz roto al borde de llorar. Sentía que se estaba frustrando de forma patética, sintió que hacía una tormenta en un vaso de agua.

Antes de que algo más pasara se adelantó a la oficina buscando un refugio, evadió los densos ojos escarlatas que le siguieron. Estaba luciendo bastante anormal, pero luego de lo que pasó ayer las cosas no podían tener un ritmo adecuado.

Dejó la mochila encima del escritorio y se llevó una mano a su cabeza nervioso estirando su cabello, segundos después Katsuki entró cuestionando lo que pasó, Izuku lucía muy nervioso.

—Solo quiero hacer bien mi trabajo, no quise actuar así —disculpó con una maraña de nervios, sus manos temblaban. —No encajo aquí, no lo hago.

Quería irse a casa, refugiarse en cama y quedarse enterrado en las sábanas, pero eso no ayudaría. Ni siquiera tenía el aroma de su alfa para darle soporte. Bakugo lo tomó sujetó de las manos guiándolo a sentarse en el sofá, contrastaban los fríos y temblorosos dedos de Izuku con los cálidos del alfa, esta vez Izuku no actuó de forma grotesca como afuera al estar conmocionado aun.

Si lo arruinaba podían quitarle a su hijo y empezó con el pie izquierdo ese día, ese espectáculo agresivo frente a todos dejaría mucho que pensar a los demás. Sudaba frío.

El alfa le cedió un vaso de agua y le insistió en que no estaba haciendo un mal trabajo, que si necesitaba descansar que se quedara allí todo lo que quisiera. Y eso era lo que quería Izuku, estar relajado en feromonas de alfa.

Asintió la cabeza dispuesto a hacer caso a su sugerencia, pero antes de tomar el agua señaló su mochila encima del escritorio.

—Tu café... lo traje... —musitó cabizbajo. Eso fue un impulso para que Katsuki le reiterara que estaba haciendo bien su trabajo.

Tras unos minutos logró relajarse, agradeció la paciencia del alfa que estaba en su escritorio ya en su labor, no sin darle unos cuantos vistazos al estado del menor sentado en el sofá. Izuku tomó su lugar en la oficina y procuró atender sus pendientes.

La mañana se normalizó entre ellos, por así decirlo. Continuaron con su trabajo sin otros inconvenientes. Entre la lista de pendientes hubo una que tocaba atender ese día de la semana: recoger de la tintorería unos trajes de Katsuki. Por la dirección era un sitio que estaba igual de lejos que el Moonbucks al que le tocó ir la última vez.

Katsuki cuestionó si realmente se sentía bien como para ir, si no era así podía ir él mismo en la tarde, pero Izuku fue terco en posponer esa tarea. La tintorería tenía un horario específico de entrega para evitar acumulos, además, él contaba con la tarjeta que Katsuki le dio exclusivamente para ese tipo de encargos.

Ya se sentía mejor, pudo ir sin ningún problema a recoger un par de trajes que estaban en gancho y guardados perfectamente planchados en una gran bolsa de tela para resguardarlos.

Cuando volvió a la oficina con ellos no estaba Katsuki ahí, por la hora asumía que fue a comer, no tenía otra salida en su agenda. Con un suspiro se acercó a dejarlas en un pequeño armario entre los libreros para colgarlos y no se arrugaran.

Miró curioso el par de trajes, ambos de colores oscuros. Acarició la fina tela recordando la vez que le tocó palpar el calor de ese traje color vino en el ascensor, ruborizaron sus mejillas por la sedienta curiosidad que tenía, así que acercó su nariz a olfatear el saco, como esperaba al estar recién lavado carecía del aroma, pero el solo imaginar al alfa llevar ese traje en algun momento le hizo sonrojar más.

"Ojalá tuvieran su aroma..."

Dijo con una mueca desilucionado de la tela estéril y limpia. Una idea loca llegó cuando un escalofrío recorrió su espina dorsal, a pesar de que llevaba su propio traje formal tenía algo de frío ahí. Miró la hora en su teléfono y bufó.

—Aun faltan al menos una hora para que vuelva... Yo quisiera... Al menos un momento para descansar...

Con un gusto culposo y aprovechando la oficina llena de feromonas de alfa se le ocurrió la idea de tomar una siesta, una cortita y que no afectaría a sus deberes. Era cierto que últimamente estaba siendo más dormilón como Nobuyuki le recriminaba, pero si descansaba un poco, podría rendir mejor en el trabajo, ¿no?

Tomó uno de los sacos planchados y lo acercó consigo, a pesar de que carecía del aroma del alfa, con toda la oficina así podía imaginar que estaba bien impregnado también en feromonas. Así que fue hacia el sofá y se acostó abrazando el saco contra su pecho.

Ah... Esa sensación de poder dormir con el aroma de alfa acompañándote lo hacía sentirse tan bien, tan seguro y con un gesto apacible que le hizo desglosar sus feromonas también, haciendo saber que se sentía a salvo a diferencia de la vulnerabilidad de esa mañana.

Solo serían unos minutos, ¿qué tan malo podía ser?

Un ruido le hizo apretar sus parpados despertando somnoliento y con un calor abrumadoramente agradable consigo. No solo estaba abrazando uno de los sacos que recogió en la tintorería, sino también encima llevaba otro saco, pero a diferencia del primero, este tenía el aroma del alfa bastante fuerte.

Izuku tomó asiento somnoliento frotando un ojo, el sonido persistente del tecleo le hizo girar hacia el sitio, se llevó una gran sorpresa al ver a Katsuki en su escritorio trabajando con total naturalidad en su computador. Estaba solo con su camisa y la corbata, el saco que le vio esa mañana era mismo que lo estuvo arropando encima.

Lo había pillado holgazaneando en horario laboral y por si fuera poco arruinando uno de los trajes que recién había recogido en la tintorería.

—¡N-no es lo que parece! —Balbuceó poniéndose tan rojo del rostro e incluso de sus ojeras.

Había tenido muchos momentos vergonzosos en su vida, pero ese, ese sin duda se había convertido en uno de los peores. ¿Qué pretexto diría para esa escena tan obvia? Era todo lo que parecía.

—Volví a la oficina, estaba cansado... ¡LO SIENTO! —Voceó nervioso e inconscientemente abrazando los sacos contra su pecho.

Podía esperar un reclamo por arruinar el traje limpio o sacarlo molesto de la oficina con amenaza de despido por su ineficiencia, pero Katsuki actuaba totalmente diferente a lo que cualquiera esperaría. Solo reiteró que estaba en lo cierto que no debió dejarlo ir a recoger los trajes, no porque los halla arruinado, sino porque estaba tan cansado, ¿qué tal si hubiera colapsado o algo así en vía pública?

"Basta. No seas tan bueno conmigo, no lo merezco"

Pensó frustrado consigo mismo, la sonrisa de Katsuki era atractiva y le generaba mucha culpa. ¿Por qué tenía que ser tan suave cuando se trataba del omega? Solo tenía agrios recuerdos de lo cruel que fue la mayoría del tiempo, o eso consideraba ya que también desbloqueó momentos en que Katsuki lo trató con ese estilo tan cuidadoso y protector también.

Izuku se levantó caminando a su lugar, se dio cuenta muy tarde el como aferraba los sacos consigo hasta llevarlos a su asiento contra su torso. Miró de reojo el gesto entretenido y discreto de Katsuki por verlo así.

Los días pasaron con una relación bastante curiosa entre ellos. Llegó un punto en que Izuku estaba ansioso de llegar a esa oficina que quedarse en casa. Ya no era normal, incluso se quedaba minutos extras con una dificultad para salir de no ser porque tenía que ir por Nobuyuki a la guardería.

La dependencia por las feromonas de alfa, no solo eran por la ausencia de su esposo. Comenzó a especular algo que optó por no descartar.

El fin de semana que tocó descanso, después de salir del baño estuvo dando vueltas como león enjaulado en su habitación haciendo tiempo, contando los segundos hasta que sonara su alarma del teléfono.

Cuando sonó el temporizador y lo desactivó fue a la mesa para recoger otra cosa en su mano, cerró ansioso los ojos dando otra cuenta regresiva. Suspiró dándose mayor valor, al abrirlos también giró su mano para mostrar el resultado.

Positiva.

La prueba de embarazo salió positiva.

Una risa nerviosa espetó en sus labios y se sentó rendido en el margen de la cama.

"Shoto-kun... Voy a tener un cachorro tuyo. Esta vez con tu sangre."

Miró completamente incrédulo la prueba, pero no tenía porque negarlo. Todo encajó a como se estaba comportando, desde el sueño excesivo, lo quisquilloso que se hizo con la comida o las nauseas que le generó el chocolate, también lo dependiente que se estaba volviendo por tener un alfa con quien refugiarse.

Esa misma mañana fue al médico a empezar a darle seguimiento a su embarazo, no le dijeron nada que no supiera como fue la primera vez. Era un embarazo de alto riesgo por ser un omega varón, además de que carecía de un alfa y tenía unos malos antecedentes para sobrellevarlo.

Volvió a casa con desgano mientras tanteaba su vientre plano de apenas diez semanas de gestación, ya no tenía que preocuparse por el celo que supuestamente esperaba en unos días, no llegaría. Dejó la carpeta con el ultrasonido en el mueble de su cuarto y ese absurdo folleto que le recomendaron con terapia de feromonas para tener un buen embarazo. La primera vez lo rechazó, pero fue Shoto quien lo ayudó con ello, esta vez ya no lo tenía.

—Mami, ¿por qué el doctor no te dio medicina? ¿Qué no estás enfermo?

Preguntó Nobuyuki con ingenuidad acercándose a Izuku que se veía bastante sombrío en su lugar. Al girar con el pequeño rubio suavizó su semblante.

—Es que no estoy enfermo, Nobu-chan... —silenció un segundo tratando de encontrar las palabras adecuadas—, verás... dentro de mí está creciendo un bebé.

—¿Qué? —Dijo confundido ladeando la cabeza, miró a su madre acariciando su abdomen.

—Vas a tener un hermanito o hermanita. Que bueno, ¿no? Así no se sentirá tan solo sin papá aquí.

Nobuyuki seguía con un gesto abstracto, pero poco a poco fue encajando las cosas a su manera.

—¡Ah! Ya entendí, como papá está en el cielo con otro cachorro vas a tener uno también y así no estaremos solos.

Izuku alzó una ceja confundido de esa extraña conclusión, ¿de dónde había sacado eso? No le dio importancia y solo recibió el abrazo de Nobuyuki que recargó a su vientre curioso.

—¿Te duele?

—No, pero es lo que me ha hecho sentir cansado, por eso me he hecho un dormilón.

—¿Ves? Te dije que algo te pasaba —dijo con orgullo de su observación con Izuku.

Por otro lado, el pecoso acariciaba la cabellera rubia, feliz de su embarazo, aun así, ¿por qué tenía que llevar así esa etapa? Cuando el único vestigio que le dejaría su alfa sería un cachorro... No era la primera vez que le sucedía eso. Lucía como un patrón en su mala suerte.

Ya no tenía el apoyo de Inko o sus amigos para eso, solo contaba consigo mismo, además el sostener un hogar, un infante y su embarazo era algo que sonaba complicado, más no imposible. Debía ingeniárselas para tomar riendas.

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Eh cuyeyas, les agradecería mínimo un voto para seguir actualizando, no llegamos ni a los 50 estrellas y son 500 lecturas, luego andan pidiendo que actualicemos, no mamen -_- 

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