Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Intruso II

La oscuridad y el silencio en aquella sala le hicieron comprender varias cosas, que él era tan ajeno a esa casa donde la fotografía de un Alfa yacía sobre un altar así como una familia que nunca sería suya del todo.

La sangre de su linaje corría por las venas de Nobuyuki, sin embargo ese cachorro no lo veía como su padre, ni tampoco pretendía borrar el papel que Shoto ejerció en la vida del niño. Para él su único papá era el alfa bicolor y su mamá Izuku Midoriya. Esa era su verdadera familia. Una vez escuchó por allí, que los padres son quienes crían y no quienes engendran. Él no había estado presente en la vida de su cachorro hasta hacía unos días y no podía intentar arrancar al niño de su entorno solo por un capricho.

Se haría cargo de él claro, era su hijo y lo quería, ayudaría a Izuku con la manutención y lo que necesitará más adelante pero formar una familia con ambos era algo que no estaba a su alcance del todo, no era capaz de separarlos aunque en un inicio creyó que si.

Con una sonrisa ladina suspiro y estaba por salir de la sala, fue en el umbral de la entrada al pasillo dónde escuchó un ruido que lo hizo frenarse.

La puerta de la habitación de Izuku se abrió y pudo notar, entre la poca iluminación, la figura del Omega asomarse, llamándolo con ese mote infantil que tanto le gustaba escuchar. Fuera de ello había sido completamente atrapado en el acto como si de un ladrón se tratara.

"¡Mierda!"

Se tensó al haber sido descubierto, había sido muy descuidado, el sigilo era su prioridad y podría jurar que había sido muy silencioso, pensó que Izuku no lo escucharía pero fue todo lo contrario. Intento esconderse de nuevo tras el muro del pasillo pero había sido muy tarde, el Omega lo miró cuestionandole que hacía allí.

Tragó saliva, un tanto nervioso y suspiro rendido saliendo por completo del escondite, había sido atrapado con las manos en la masa. No había vuelta atrás más que enfrentarlo rogando por qué el omega no se molestará demasiado por haber irrumpido en su hogar con tanta confianza. Balbuceo una respuesta torpe y sin poder formular bien las palabras hasta que aclaro la garganta y suspiró avergonzado.

—¿Por qué estás despierto tan tarde? Deberías estar dormido... —

Cuestionó rascando su nuca y desviando la mirada del omega con el entrecejo fruncido, claro, era obvio que al vivir solo se asustaria de cualquier ruido extraño en medio de la noche, no se había puesto a pensar en que hacer en caso de ser descubierto, en realidad ni siquiera imagino que eso pudiese pasar. En su mente solo iba a dejar al niño y se iría rápidamente.

—Si, él me dijo de esa llave, fue así que pudimos entrar por sus cosas el otro día... Lamento no haber avisado que vendría...—

Respondió ante la pregunta de si había sido Nobu quien le menciono la llave escondida para entrar. Metió las manos en los bolsillos un segundo sacando dicha llave para dejarla sobre el mueble cercano del pasillo. Ante la pregunta de si le había pasado algo al cachorro y la clara preocupación de Izuku el alfa solo dibujo una sonrisa ladina y negó despacio con resignación.

— Él está bien...— chasqueo la lengua con falsa molestia — Pero ya arruinaste la sorpresa, se supone que te dieras cuenta hasta mañana —

Hizo una señal hacia la puerta de la habitación del cachorro, ya que mas daba, era mejor que el pecoso se diera cuenta de una vez por todas lo que había ido a hacer esa noche.

Avanzó despacio siguiendo con la mirada al menor acudiendo a la habitación de Nobu, se acercó hasta asomar por el marco de la puerta.

Observó al pecoso con una sonrisa repleta de felicidad dando un beso sobre la frente al niño. Inevitablemente también dibujo una sonrisa caída sobre su rostro y dejó salir un leve suspiro.

"Definitivamente esto es lo mejor... No puedo, ni debo alejarlos"

Sacó su teléfono observando la hora, debía irse pronto, ya había cumplido con su misión esa noche, retrocedió de nuevo a la sala y allí observo el retrato de Shoto.

"Estamos a mano"

Pensó entrecerrando los ojos con la sonrisa a medias pintada en sus labios. Luego escuchó al Omega volver hacia él y ante la pregunta de que hacían ambos alli, él y el niño, el alfa bufó despacio con calma y resignación. Se llevó las manos a los bolsillos de la gabardina y ladeó el rostro observando al ajeno, o al menos lo que la poca luz de las ventanas le dejaba ver. Era poca iluminación pero la suficiente para distinguir los ojos del Omega grandes y brillantes fijos sobre los suyos.

— Te traje a Nobu de regreso, ¿No es obvia la razón? — desvío el rostro rascando su barbilla un momento y luego señalo al sobre amarillo que Izuku ya tenía en brazos.

— Retiraré la demanda de custodia, Nobuyuki Midoriya debe estar en donde se sienta feliz y eso es en su casa con su madre.—

Respondió tranquilo y asintió ante la pregunta del Omega respecto a si iba a dejar al niño allí.

— El muy ingrato no dejaba de quejarse, lloraba todo el tiempo exigiendo verte y no estaba feliz en mi casa... Iba a ser complicado separarlo de ti, lo mejor es que los deje tranquilos, aún así me haré cargo de él y te daré una pensión. Por ley él es mi hijo así que es mi responsabilidad también —

Se encogió de hombros, debía sentirse triste por separarse de su hijo pero al contrario de eso se sentía feliz de notar el cariño que esos dos se tenían. Le preocupaba que el Omega volviese a caer enfermo y descuidara al cachorro pero tras su última conversación en la terraza del corporativo, sentía una mayor confianza en que el pecoso estaría bien. Debía confiar en él.

—Se supone que él te daría el sobre cuando despertarás por la mañana, iba a ser una sorpresa pero en fin, ya lo sabes ahora —

Respondió a la pregunta de Izuku sobre si esa era la sorpresa que había arruinado por despertar. Las cosas no salieron como lo planeado, pero el alfa estaba más tranquilo de notar que el menor parecía más calmado por la decisión que tomó.

—Me retiraré ahora... Si necesitas algo llám—

Fue interrumpido por un comentario que le hizo arrugar el entrecejo con extrañeza.

"¿Por qué siempre haces esto? Dejas una nota y te vas de mi vida"

— ¿Ah? 

Apenas susurró observando el gesto complejo en el omega, observo la nota en las manos ajenas, apretadas con un ligero temblor. Katsuki entrecerró suavemente los ojos. Era curioso, de pequeños fue una nota lo que dejó antes de irse, una que jamás llegó, la segunda fue entregada pero fue una despedida, la tercera... Estaba allí en las manos de la persona que a pesar del tiempo seguía robándole el aliento, Izuku disculpo por haberlo escuchado y aseguro que se equivocaba en algo, Katsuki se sintió algo avergonzado por saber que el menor lo había oído hablar con el retrato de shoto, sin embargo no entendió lo último.

— ¿A qué te refieres con que estoy equivocado? —

Cuestiono confundido, Izuku avanzó hasta estar frente al cuadro del bicolor, podía notar la melancolía con la que sus dedos acariciaron el marco recién puesto pero las palabras que salieron de la boca ajena eran otra cosa.

"Realmente adoro a Shoto-kun pero incluso el reconoció que mi corazón perteneció a otra persona"

Izuku se estaba sincerando por primera vez, el entrecejo del alfa suavizó conforme más palabras le expresaba el omega, su corazón pálpito un poco más rápido, como si estuviese a punto de ganarse la lotería.

"Estuve mucho tiempo intentando enterrar este sentimiento, pero simplemente no lo logré"

Esa frase le sonaba tan familiar, él sufrió exactamente lo mismo, durante esos largos cinco años, de alguna u otra forma, Izuku siempre volvía a sus pensamientos con la más mínima brisa de recuerdos o semejanzas. Fue doloroso, imposible de olvidar y superar. Izuku lo había dejado marcado en todos los sentidos.

"Solo me convertí en un terco que intentó forzar algo que creía correcto".

Katsuki bajó la mirada al piso y arrugó ligeramente el entrecejo de nuevo, ¿Que es lo que Izuku consideraba correcto?, ¿alejarlo de su vida y de su hijo? ¿Negarse a entablar una amistad de nuevo tras un reencuentro inesperado?. Sea lo que sea, parecía ser que el menor finalmente había aceptado que al igual que él, jamás pudo olvidarlo y eso abrió en el alfa la oportunidad de aferrarse a esa torpe esperanza que había decidido soltar justo esa noche.

— Entonces... La otra noche tú... ¿Realmente estabas enojado? —

Cuestionó, tenía que saberlo, Izuku ya se había disculpado por eso, pero necesitaba confirmar si realmente Izuku seguía amándolo de alguna manera, si solo era nostalgia o arrepentimiento pero la respuesta de que estaba feliz de que su alfa llegará le hizo abrir sus ojos con cierta sorpresa.

— ¿Tu alfa? —

"Kacchan, siempre has sido el alfa ideal para mí"

Katsuki abrió aún más sus ojos, sus labios despegaron sutilmente sin habla, ¿Estaba escuchando bien? Observó en la mirada del otro un cúmulo de lágrimas que luchaban por no ser desbordadas y aún así su lobo interior estaba inquieto por escuchar esas palabras. La noche en que lo encontró al borde de morir, lo llamo "mi alfa" y siempre pensó que se referia a Shoto, era grato y a la vez extraño saber que siempre se refirió a él.

— ¿Entonces no me odias? Estuviste fingiendo todo este tiempo...—

Cuestionó en voz baja, con una sensación que crecía a cada segundo, incierta aún pero liberadora a la creencia que el alfa tenía respecto a que el pecoso ya no sentía absolutamente nada hacia él. Estaba tan equivocado, como bien se lo dijo el menor hace unos segundos.

La mención de que, tras saber de la apuesta, el Omega fue incapaz de confiar en las personas hasta el punto de bloquear sus recuerdos tras reencontrarse, le hizo tragar saliva con pesadez, jamás se perdonaría a si mismo por haber causado tanto dolor a la persona más importante de su vida, aunque hayan pasado años, ese arrepentimiento seguía vigente.

"Dolió mucho perderte"

"Por más que lo intenté no pude olvidarte completamente".

La mirada del alfa estaba fija en Izuku, incapaz de prestar atención a otra cosa que no fuese él y el suave eco de su voz que era claro estaba a nada de fragmentarse, en ese momento en que el menor le confesaba esa realidad que desconoció, sintió una opresión en el pecho que le liberaba al grado de doler. Un dolor que no le hacia daño y que se reflejaba con la misma intensidad que las lágrimas que inevitables desbordaron por la mejilla repleta de pecas.

—Izuku... —

Alcanzo a murmurar sintiendo la necesidad de acercarse más y así lo hizo, avanzo un par de pasos, sin perder de vista el cuerpo tembloroso, envuelto en un sutil llanto.

"Eres mi alfa ideal Kacchan, te amo mucho"

Katsuki se quedó sin aliento al escuchar la confesión de Izuku. El pecho bombeo feliz y conmovido de escuchar esas palabras que por años solo fue capaz de oir en sueños. Dibujo una suave sonrisa trémula. Sentía que finalmente era correspondido. Se había rendido días atrás, pero ahora que conocía los verdaderos sentimientos de Izuku, se aferraría a ellos y no los soltaría jamás.

"Te amo"

La voz del Omega pronunció repetidas veces ese par de palabras con un enorme peso para ambos, era inesperado, tan solo un par de días atrás en ese mismo pasillo, a esa misma hora, ambos se gritaban con dolor y rabia, ahora ahí estaban de nuevo, con Izuku confesando lo mucho que aún lo amaba tanto a él como a sus acciones, su cachorro, todo de él. Katsuki no cabía de alegría, una que creyó perdida años atrás.

— ¿Por qué no lo dijiste antes? —

Cuestionó con suavidad acercando un poco más a esa persona frente a él. La mención de Izuku respecto a que no quería que se alejara de Nobu pero tampoco podía obligarle a amar al bebé que crecía en su vientre, le hizo sonreír con los labios cerrados. Las manos ajenas se aferraron a su ropa como pidiéndole con ese gesto que no se fuera.

Alzó una ceja al saber que Izuku planeaba llamarle al oír ruidos en su hogar, le pareció divertido que se trataba de el mismo quien lo asustó, y eso no fue más que una vaga excusa para lo que pediría después.

"Hiciste que le levantara, mi cuerpo volvió a enfriar y no podré dormir otra vez, además el nido necesita más feromonas"

Katsuki no pudo evitar suspirar con un gesto más apacible. El Omega no se daba cuenta de lo obvio que era con esas palabras, no debía apenarse si lo que deseaba era que le volviese a llenar de feromonas el nido.

"Por favor hazte responsable y duerme conmigo"

Los ojos de Katsuki abrieron sorprendidos por la petición, pero sobre todo por la forma desesperada y demandante en que Izuku se lo pidió, siendo directo y claro en lo que deseaba. Parpadeo perplejo al oír que le pedía o más bien exigía quedarse deseando sentirse protegido por un alfa en su nido al menos una noche.

Era irreal, escuchar al menor rogar por su compañía, al mismo tiempo que fue abrazado por el torso, todo lo tomó desprevenido.

"No solo es instinto omega en busca de mi alfa, Tu Deku quiere que te quedes"

El tibio calor que Izuku desprendía era melancólico, pero lo eran más sus palabras, no había necesidad de aclarar o hacer más preguntas, las cartas estaban puestas sobre la mesa en la espera de ser reveladas, Katsuki no podía estar más feliz por todo lo que pasaba, por haber tomado la decisión de acudir esa noche pero sobre todo por conocer los sentimientos que Izuku guardó.

Despacio tomó las manos de Izuku sintiendo el temblor presente en ellas. Las separó de su cuerpo con calma para poder apartarse y verlo a los ojos, soltó aquellas manos despacio y después llevó su derecha a acariciar la húmeda mejilla del Omega.

— Ni antes, ni hoy, ni nunca... Podría negarme a lo que sea que tú me pidas. —

Le dijo en un susurró mientras su mirada afilada le observaba con un determinado brillo. Su pulgar aventuró a limpiar los restos de las lágrimas que bajaron por esas mejillas acaloradas que ahora tenía toda la confianza de acariciar sin miedo a ser rechazado. Su corazón latía con fuerza y su mente estaba llena de emociones. Se acercó lentamente a Izuku, su mirada fija en los ojos ajenos aún. Despacio sin prisa alguna su rostro a centímetros del de ajeno, compartiendo un necesitado aliento.

— Recuerdo cuando estábamos juntos — dijo en un susurro palpable. — Recuerdo cómo me hacías sentir, como si nada más importara, como si fuera el único hombre en el mundo, me hacías sentir vivo, y aún logras hacerme sentir igual con tan solo unas palabras —

El Alfa sonrió, su mirada llena de amor. No importaba cuánto limpiara las lágrimas del rostro del pecoso, estás seguían emergiendo empapando las largas pestañas y llenando de un adorable brillo los ojos verdes que siempre amaba observar, como una extraña adicción.

— Aunque nos separamos, mi amor por ti nunca desapareció. Tampoco pude olvidarte por más que lo intenté, cada noche me arrepentía de todo, me hice a la idea de vivir con la culpa carcomiéndome y la sensación asfixiante de haberte perdido —

Confesó con la voz trémula, cerrando los ojos mientras sus labios acariciaban a los otros muy lento, apenas en un suave roce.

— Me castigué por años y aun así seguía sintiendo que no era suficiente. Que merecía sufrir eso y mucho más, pero... —

Dibujó una suave sonrisa melancólica. Tomando al menor de la cintura para pegarlo despacio hacia su cuerpo.

— No sé si lo merezco o si solo soy el idiota más afortunado del mundo, por qué me han dado una segunda oportunidad de volver a ti, Izuku, no he dejado de amarte. —

Katsuki se acercó un poco más, completamente hipnotizado en el otro, con un revoloteo de aromas que danzaban extrañándose. Rencontrándose al fin. El alfa ladeó su rostro, despacio cerró los ojos y la distancia entre sus bocas se borró, besó a Izuku, su boca cubriendo la de su amado con añoro. Lo apego a su cuerpo envolviéndolo en sus brazos mientras la calidez de sus labios le llenaban el alma de gozo.

Su lobo no podía estar más feliz, tanto que sentía que quería gritar, que no cabía en él tanta felicidad. Tanta que sus ojos sintieron arder mientras profundizaba el contacto, acariciando la lengua del otro que lo recibió tímido pero repleto de cariño en un vuelo de caricias que ambos recordaban perfecto. Esta vez ambos estaban en sus cinco sentidos. No era más que sus sentimientos reales saliendo a flote. Un par de almas que intentaron separarse, pero su amor fue imborrable.

El beso fue apasionado, lleno de emoción y amor. Katsuki sabía que había tomado la decisión correcta, que había seguido su corazón. Y en ese momento, sabía que nada importaba más que el amor que compartía con Izuku, resurgiendo con mayor fuerza, incluso más que cuando salían en la escuela. Ahora eran adultos maduros, más conscientes y sinceros.

Separaron despacio luego de un momento, compartiendo el calor y los suspiros.

El alfa miró a los ojos al Omega con una delicada sonrisa ladina.

— Voy a estar contigo, no solo durante una maldita noche. Si me lo permites, estaré contigo el resto de mi vida. No te dejaré ir, está vez no te fallaré —

Susurró tomando la mano de Izuku y la apretó con fuerza, la otra la dirigió al vientre de Izuku, dando una sutil caricia sobre la apenas palpable pancita.

— Estoy aquí para amarlos y protegerlos, a ti, a Nobu y también... A este bebé —

Con esa declaración, Katsuki dejó en claro que no rechazaría al hijo de Shoto, sería difícil encariñarse al principio tal vez, para alguien de su carácter. Pero, Shoto había pasado por lo mismo con Nobu, él también podía abrir su corazón para aceptar a un cachorro como suyo aunque no llevase su sangre. Se esforzaría por amarlo como si fuese su propio cachorro también.

— Deku, te amo — dijo, su voz estaba llena de calma y sinceridad.

— Te amo más que nada en este mundo, te amo más de lo que puedo expresar con palabras —

Katsuki tomó la mano de Izuku y la llevó a su corazón dejando que el menor pudiese sentir sus latidos desenfrenados.

— ¿Recuerdas lo que te dije una vez? mi corazón late solo para ti. Estaré aquí para ti, no importa lo que pase —

El alfa se acercó un poco más a Izuku y lo abrazó con fuerza. Aprisionándolo con cariño.

—Eres mío, que eres mi todo —

Esas palabras eran un deja vu agridulce, se lo decía todo el tiempo en la prepa, incluso de niños, Izuku era suyo, nuevamente era suyo y esta vez haría bien las cosas.

En medio de un abrazo en la oscuridad apenas alumbrados por la luz azulada que pasaba por la ventana, comenzó a besar el cuello de Izuku, suavemente, necesitaba probar esa piel, al menos un poco, la olfateó, esa zona que le perteneció una vez. Dejando un suave y delicado camino de besos hasta el lóbulo de su oreja.

— ¿Quieres quedarte conmigo? — preguntó — ¿Quieres pasar el resto de tu vida conmigo? — corrigió con una sonrisa esperanzada. Esperando la respuesta de Izuku que pronto le fue declarada con un determinado "si".

— Mi Deku, mi Omega, te extrañé tanto... Me hiciste tanta falta. Jamás te dejaré ir de nuevo —

Fue una confesión y una clara advertencia, de todas formas, Izuku ya sabía lo posesivo que era. Pronto el alfa tomó al omega, alzándolo del suelo y lo cargó en sus brazos dirigiéndose a la habitación. Allí, lo recostó con delicadeza sobre la cama, en el nido que aún tenía su aroma. No prestó atención a otra cosa que no fuera el pecoso. Cerró la puerta, después de todo recordó que no solo estaban ellos dos en la casa.

Se acercó mientras se retiraba la gabardina y el suéter. Se los otorgó al menor quien rápido los tomó olfateándolos con un adorable sonrojo. Katsuki negó con una risita divertida.

—Ya no tienes por qué avergonzarte. Después de todo soy tu alfa y me haré responsable como te prometí —

Despacio abrió su camisa de botones al tiempo que se acercó a la cama trepando a ella y encima de Izuku como si de un depredador se tratara y acomodó a su lado, abrazándolo por la espalda, juntos, sus cuerpos entrelazados, sus corazones latiendo al unísono.

Liberó sus feromonas ya sin ninguna restricción. Su aroma era fuerte y bien marcado, no habría espacio alguno en esa habitación que no estuviese cubierta de sus feromonas. Pudo notar el regocijo de Izuku con esa sonrisa y el brillo en sus ojos incluso un suave y apenas audible ronroneo.

Observó el cuello del menor con dos marcas de alfa sobre la piel, no le molestó, sonrió levemente cerrando los ojos y acercando a esa zona, olfateandola con delicadeza. Le fue inevitable dejar un par de besos sobre la marca de Shoto y la suya como una especie de mensaje de que "todo estaba bien". Quería saciarse de él, tratando desesperado de desquitar todo el tiempo que estuvieron separados en una sola noche, lo apretó más contra su cuerpo mientras el menor aferraba a las prendas que le dio.

— Me asegurare de ser yo quien coseche tu felicidad esta vez —

Le devolvió esa misma promesa que Izuku le hizo una vez y luego acerco a besar suavemente el cuello una vez más, pasando delicado a los hombros, sin prisa, en medio de besos mordió los labios ajenos, en un aviso de que necesitaba más. De que estaba cada vez más perdido en las sensaciones que solo Izuku podía darle. Estar así con el, era algo que había añorado tanto, comenzó a acariciar el cabello de Izuku, suavemente, y luego se inclinó para besar su frente. "Te amo", susurró una vez más con voz ronca y grave, ya no se cansaría de decirlo. Tenía el ligero trauma de que el menor se iría. No quería perderlo. Se lo susurró varias veces, sincero como nunca antes.

Estaban rodeados de la oscuridad y el silencio de la noche, pero llenos de amor. La luna brillaba fuera de la ventana, iluminando un poco su entorno en ese momento. Nada más importaba, solo ellos dos, después de mucho tiempo juntos al fin, en su propio mundo.

꧁_____________꧂

El abrazo era denso y aferrado, Izuku rogaba por quedarse así una eternidad con el rubio. Era como si el tiempo se detuviera con el contacto de su calor y esas agraciadas feromonas que irradiaba el alfa eran tan adictivas en darle plenitud.

—Quédate, tan solo quédate.

Musitó con una fragilidad en su voz buscando cualquier alternativa para su objetivo, ya había confesado todo abiertamente y no quería aceptar un rechazo, así que prefería conservarse en ese silencioso abrazo.

Sin embargo, esa magia duró relativamente segundos. Katsuki lo apartó de su cuerpo sin ser brusco, pero fue lo suficiente para que Izuku sollozara con desilusión. Las manos separaron del último tacto sintiendose tonto y arrepentido del efecto bola de nieve que provocó con la pedante personalidad de rechazo que tuvo con Katsuki todo el tiempo desde que se reencontraron. Ya estaba adelantando las conclusiones a lo peor.

Cerró un párpado con cuidado ante la repentina caricia que tuvo en la mejilla por uno de los pulgares del alfa en un intento de limpiar el rastro de lágrimas. Fue en ese momento que admiró de frente el gesto melancólico y lleno de amor en la mirada granate.

"Ni antes, ni hoy, ni nunca... Podría negarme a lo que sea que tú me pidas"

Un poco aturdido de la sorpresa a su respuesta, parpadeó espabilando ante el sutil acercamiento a su rostro, le provocó un jadeo que le robó el aliento por la peligrosa cercanía.

Conocer cómo Katsuki estuvo todo el tiempo atormentado en el arrepentimiento y castigándose todo este tiempo le hizo arrugar el entrecejo con una profunda pesadez en el pecho, todo indica que ambos tuvieron ese lapso lamentable que intentaron sobrellevar a su modo la separación.

"Merecía sufrir eso y mucho más, pero..."

El acercamiento a los labios era frágil y efímero entre las palabras, con ese roce de alientos que lo inmovilizaron, tomando toda atención a la confesión, hasta llegar a un tenso silencio.

—¿"Pero..."?

Repitió en un apacible susurro sin retroceder en su acercamiento a los labios ajenos que daban un agradable roce de calor.

Sintió el movimiento de una mano encaminando a su cintura para acercarlo más hacia el alfa, no sé negó a ese detalle sin apartarle la vista del rostro.

"Siempre te he amado y siempre te amaré".

Escuchar como le profesaba esas dulces palabras provocó mil sensaciones en su cuerpo, en el pasado fue muy limitado escuchar al alfa decir "te amo", fueron contadas y escasos momentos antes de que terminaran su relación. Quizás podría tratarse de algo insignificante, pero una parte de Izuku siempre esperó esa sinfonía de palabras en garganta de Katsuki, a pesar de que el propio alfa siempre restregó que era más de acciones que palabras, siempre deseó ser correspondido a las veces en que le decía que lo amaba.

—Kacchan...

Siseó en un jadeo antes de ceder a su beso y el tacto profundo de sus labios, ya no eran suspiros ligeros ante la cercanía, por fin se otorgaron un anhelado beso, ambos conscientes de ello y sin restricciones.

Llevó sus manos al torso ajeno apretando un poco el abrigo en sus dedos mientras correspondía a besarlo, además de tener un limitante siendo aprisionado por los brazos del alfa sin darle oportunidad de moverse de su lugar, tampoco es que quería retroceder.

Era completamente irreal volver a saborear a Katsuki, un ritmo en su beso desesperado y con un toque de nostalgia lo invadió. Las manos serpentearon por el torso hasta llegar a los hombros y sostenerse mejor.

Lentamente pausaron ese beso para volver a mirarse bajo esa respiración ardiente que chocaba en sus rostros.

—Te quedarás, ¿verdad?

Musitó con esa pequeña incertidumbre aun, a pesar de lo obvio con todo lo anterior, pero quería oírlo directamente. La respuesta fue más de lo que esperaba, con Katsuki asegurando que no solo se quedaría una noche, sino el resto de su vida si así se lo permitía. Izuku asintió la cabeza aun con lágrimas en su rostro conmovido de ello.

Separó un poco más al ser tomado de la mano con fuerza, así como la otra mano del alfa se dirigió a palpar su vientre provocando sorpresa. Apretó también la mano que lo sostenía y asintió con más fuerza la cabeza convirtiéndose en un bochorno sentimental que no paraba de llorar.

No estaba acostumbrado a las palabras directas del alfa expresando su amor, nunca en el pasado fue bueno para expresarlo y él mismo lo admitió en su momento, pero todo era más claro el día de hoy. Ya no se trataba de un enamoramiento frenético sin consecuencias como en la escuela, eran conscientes de su realidad con un cachorro y un embarazo de por medio.

Katsuki había cambiado, pero aun así conservaba esa chispa característica en él. La mano de Izuku fue guiada hacia el medio del pecho ajeno sintiendo los latidos del corazón, un bombeo fuerte, cálido y elevado; con las palabras de que eso lo provocaba el menor y nadie más.

—También te amo, Kacchan. No me hartaré de repetirlo.

Exclamó con un tintineante orgullo de saber cómo era correspondido ese precioso sentimiento que intentó enterrar por tanto tiempo.

Katsuki nuevamente acercó pero no en dirección del rostro, esta ocasión fue hacia el cuello dandole varios besos consecutivos que provocó un agradable escalofrío en Izuku por los afelpados labios que recorrieron su piel y la contraste declaración salvaje de posesividad.

Despacio cerró los ojos con un suspiro tímido permitiendo el acceso más fácil al ladear su cuello de manera instintiva. Su cuerpo facilmente reaccionó recordando a la perfección al alfa.

"¿Quieres pasar el resto de tu vida conmigo?"

La atrevida y repentina propuesta le hizo volver abrir los ojos un poco más de lo normal. Pronto la promesa de los anillos aterrizó en sus memorias, ahora la tenía tan grabada y tan presente que le parecía incómodo el hecho de que antes ni siquiera la recordó al estar reprimiendo todo lo relacionado con el alfa.

—Sí quiero... No solo una noche, quiero estar contigo por siempre Kacchan.

Confesó avergonzado por eso que consideró caprichoso e insolente, que optó por ser sutil en pedirle una sola noche, pero ahora podía decirlo abiertamente.

—Tu presencia... Todos mis días, todo mi tiempo. Quiero quedarme contigo.

Confesó apretando las manos a las prendas en los hombros de Katsuki, hasta que fue levantado en brazos, por lo que le rodeó el cuello e inclinó su cuerpo con él dejándose llevar de camino hacia la habitación y aprovechó la cercanía restregando su cabeza con la del alfa.

Fue dejado con especial cuidado en la cama, costó bastante para el menor separarse de su agarre pero cedió a quedar solo por unos segundos en el nido, observando como Katsuki devolvía a empujar la puerta.

Lo observó con una ligera exaltación en su respiración, ansioso del deseo de tener nuevamente proximidad. Su recompensa además del deleite de ver al alfa acercarse fue que le otorgara las prendas que se quitó, desde la gabardina como el suéter que llevaba debajo. Los llevó inmediato a su torso, apretandolos consigo aprovechando lo tibio que estaban, así como el mar de feromonas del alfa que llevaban consigo, inhaló profundo y gustoso de ello.

Al percatarse que estaba concentrado en las prendas retomó a Katsuki en el borde, sonrojó con pena por la absurda imagen desesperada que daba. Sin embargo, el rubio le confirmó que no tenía que avergonzarse, después de todo era su alfa y se haría responsable como lo prometió. "Su alfa" Esas palabras tan sencillas con enorme peso era un rebote feliz en el pecho de Izuku.

Katsuki terminó de desabotonar su camisa y sin más preámbulos dirigió encima del alfa para después posicionarse a su lado y abrazarlo con fuerza, Izuku hacía lo mismo con las prendas que aun llevaba contra su torso.

La experiencia de dormir al calor directo y acumulado en las feromonas de alfa era grato, le eran un perfecto ansiolítico y le llenaba de felicidad la idea de que su nido continuaría con el fuerte aroma a cítrico con picor del rubio.

—Kacchan es tan cálido...

Dijo con un ronroneo en su voz con la cosquilleante sensación de las respiraciones ajenas contra su cuello, inevitablemente desplomaba también sus feromonas demostrando lo agradable que estaba. Un sobre salto tentador estuvo al sentir un par de besos donde estaban su par de mordidas, un lugar tan erógeno e íntimo donde nadie más que su alfa podría acercarse así.

"Me aseguraré de ser yo quien coseche tu felicidad esta vez"

Eso provocó en Izuku abrir un poco un poco más de lo normal sus ojos con sorpresa, era lo mismo que él le dijo hace años cuando se confesó y no dudó en iniciar una relación con él.

Las caricias en el cuello recorrieron a sus hombros descendiendo un poco la camisa holgada de manga larga que usaba para dormir. Era muy inusual escuchar el timbre de voz de Katsuki profesando "te amo" en cada rastro de beso que daba, era enriquecedor.

Dejó las prendas por fin para darse espacio y giró sobre su propio eje para quedar frente al alfa en la cama, lo tomó del rostro acariciando con añoro y enfocando hacia él. Los ojos rojos brillaban pese a la pobre iluminación de la habitación únicamente por las sombras que daba la luz externa de la ventana.

—Que así sea... —musitó aproximando cada vez más al rostro ajeno a rozar sus labios—, dependemos el uno del otro para nuestra felicidad, no es mala idea.

El sonido de sus besos secos y esporádicos le generó una risita gustosa entre dientes, continuó delineando el rostro de Katsuki hasta llegar a su cabello y acariciarlo, más suave de lo que la vista puede imaginar de ello.

Una particular hambruna emergía entre cada pestañeo, cada beso, sus yemas de los dedos acariciando al alfa solo le recordaba esas traviesas escapadas para tener un tiempo de privacidad.

—¿Recuerdas cuando dormíamos juntos? Ya sabes, cuando ibas a escondidas a mi habitación —susurró dándole un beso a la barbilla con jugueteo. —Había ocasiones en que no solo dormíamos...

Mencionó descendiendo su mano con un sutil recorrido por el cuello hasta la clavícula del alfa donde se quedó en el torso desnudo dando unos pequeños círculos con timidez.

—Yo... eh... El nido es perfecto, pero lo sería aun más si... Ya sabes...

Dijo con una sugestiva invitación mientras elevaba sus hombros. Estaba muy necesitado ahora que fue correspondido, una parte de él desbordó con un deseo por el alfa aun si estaba en sus cinco sentidos.

—Quiero más de ti, no solo prendas.

Definitivamente estaba agradecido por las recientes adquisiciones llenas de feromonas, pero con el alfa en cama y el tacto directo a su torso solo le provocaba una extraña hambruna con anhelo de ser tomado. No quería esperar más para entregarse completamente a Katsuki.

Con ayuda y una paciencia poco tolerable fue despojado de la camisa por encima de la cabeza, teniendo también un apoyo en retirar también la camisa de abotonada del alfa quien solo restaba empujarla de los hombros. Detalló las caricias en toda expresión y oportunidad que tuvo en piel dando varios besos en busca de perdurar sus pieles tibias.

Caricias súbitas y agradables recorriendo hasta empezar a despojarse de las ropas restantes, arrojándolas con descuido en la cama y solo concentrándose en ellos. En el éxtasis de por fin tenerse el uno al otro.

A pesar de la liviana oscuridad pudo reconocer algunas marcas que observó con detalle en el torso del alfa, su mano dio un paseo corto y pensativo de darse cuenta que él las provocó la última vez que estuvieron en una condición similar en esa cama, solo que no llegaron más lejos de unos arrumacos. Izuku buscaba más y aseguraba que Katsuki también.

—Vamos, hace frío, solo necesito el calor de mi alfa.

Dijo con un ronroneo, rozando la punta de su nariz por las clavículas del alfa. Le dio besos secos que comenzaron a humedecer con una franja de saliva que dejaba en rastro, completamente ebrio por el fantástico aroma de las feromonas del alfa, Izuku correspondía con las suyas también en una danza parsimoniosa de estelas en el nido.

La cálida y amplia mano de Katsuki delineó el contorno de Izuku, desde el torso, la cintura, caderas, hasta llegar a la entrepierna despierta. El tacto que rodeó su miembro le provocó un jadeo sorpresivo por la estimulación que lo encogieron en su sitio encrespado por el placer debajo del cobertor.

El movimiento de arriba-abajo en el falo y la caricia del pulgar a la punta húmeda le hizo temblar, más no apartaba su mirada berilo directamente del alfa, con la sencilla tarea de reconocer que se trataba de Katsuki.

—Kacchan... —llamó con suplicio y una exigencia adorable que dejaba implícito lo bien que se sentía.

La manera en que Katsuki lo tocaba tan fácil y reconocía, o más bien recordaba sus zonas erógenas que ya había experimentado tiempo atrás. Fácilmente llevó a Izuku a gemir con el pulso acelerado siendo un manojo sensible que apretó las manos a las sábanas debajo de él para mantenerse en su lugar.

No quería quedarse atrás, pero los besos a sus botones sonrosados de pezones le provocaron alzar la voz cada vez más tratando de controlar las sensaciones. Las mano que le masturbaba fue cruelmente pausada para bajar un poco más y encontrar empapados los pliegues de sus glúteos completamente excitado y maleable.

Con un gesto afirmativo encaminó una mano al rostro del alfa para besarlo una vez más en la boca, fogoso obsceno, como lo mismo que desencadenaban en cada momento que tuvieran privacidad. El amor y entrega recíprocos era tan maravilloso.

Sintió un par de dedos dando una sutil presión a su entrada húmeda y estimulada, pero Izuku pronto tenso interrumpiendo las caricias que buscaban adentrar y continuar en un manojo de placer.

—No, Kacchan, aguarda... —exclamó descendiendo su mano al brazo del mayor para detenerle.

Sus miradas estuvieron fijas sin parpadeo, lograba visualizar el contraste rojo brillante que había en la oscuridad que la ventana intentaba apaciguar con la luz de los faroles y la luna.

—Juntos, quiero que ambos... Lleguemos juntos —dijo con un énfasis a lo último apretando el musculoso brazo del alfa.

Jadeó con suplicio y pasando saliva por su garganta nervioso, era la primera vez luego de tanto tiempo que ambos compartirían un momento tan especial y único, Izuku deseaba en ambos llegar al placer por muy impaciente que luciera, a pesar de que tenían toda la madrugada para ocuparse.

—El... el nido... —dijo cohibido buscando un pretexto, sin embargo, Katsuki le dijo que no buscara otra excusa y dijera abiertamente lo que quería. Izuku hizo un puchero avergonzado y excitado por ser descubierto. —Quiero venirme contigo y llenes mi nido de ti. Eso quiero.

Chilló con vergüenza bajando la mirada, pero no era todo lo que deseaba, ya llegaría un momento oportuno de mencionarlo.

Katsuki le dio unos besos en el rostro y con sumo cuidado debajo del grueso cobertor se puso encima de Izuku encarcelándolo en brazos a sus laterales, ambos a contacto directo. La piel vida y desnuda del alfa era algo tan embriagador y agradable, difícilmente perdía calor a pesar del frío por la tormenta invernal de fuera.

Izuku aprovechó estando debajo para llevar una mano al gran falo erecto del alfa y darle un sutil masaje como el que recibió. Grande con un surco de venas en el falo que daba el tacto más allá de la imaginación y lo que recordaba, nuevamente pasó saliva por su garganta, no por nervios, sino por una hambruna deseosa por tenerlo dentro.

—Yo... estoy listo —afirmó abriendo sus piernas dando espacio al alfa en acomodarse.

Las sábanas debajo de sus muslos y su entrepierna estaba empapada, con ese aroma excitado que daba más que indicio suficiente de estar listo.

Nuevamente lo besó en lo que daba oportunidad de levantar sus piernas y darle acceso al miembro viril erguido del alfa, quien lentamente adentró con suma facilidad por la lubricación en su entrada. La voz de Izuku fragmentó ante la penetración, sus ojos humedecieron como reflejo de la excitación y la demanda.

—Todo está bien —exclamó ante la pregunta de como se sentía. —Mejor que bien.

Su pecho infló con una ventilación ansiosa, sujetando en un lindo enlace una de las manos con la de Katsuki dando un apretón.

—Te amo —esbozó su voz en un frágil tono de voz.

Un rostro ruborizado y húmedo en lágrimas con un sudor reciente, sus labios estaban hinchados entre los besos y mordiscos que recibió, ambos impacientes.

Comenzó un vaivén en sus caderas que provocó el golpeteo de la entrepierna de Katsuki con los glúteos de Izuku en un obsceno sonido combinado de sus gargantas en gemidos del omega y gruñidos del alfa. La intensidad fue acelerando entre ellos.

Ya sea por el instinto o la memoria corporal, ambos se recibían con un anhelo que no parecía disminuir. El calor del ejercicio los hizo bombear sus corazones en más demanda, con el aire agotándose en cada estocada que buscaban saciar entre sus jadeos.

El placer era tanto, quizás por la acumulación del tiempo pero no conocieron límite en ese lapso. Una mano de Katsuki apretó la carne de su muslo con fuerza para sostenerlo en mejor angulo mientras continuaba las embestidas. Izuku se volvió loco con un lagrimeo y gemidos que no cesaban implorando por continuar así hasta que llegó al punto de advertencia.

—Yo... yo estoy apunto... —negó la cabeza angustiado de recibir tanto placer.

Sin embargo, el punto culminante fue cuando una mano de Katsuki descendió acariciando su vientre y llegando a tomarle el falo erguido que llevaba un rato siendo desatendido, empezando a masturbarlo también. Izuku lloriqueó en placer hasta que llegó una oleada cúspide del orgasmo.

Hilos blancos dispararon de su miembro encima de su ombligo y al notar a Katsuki tensar sin cesar en sus movimientos dio una estocada final también acumulando un particular calor en sus vientres. Izuku pudo sentir el calor de la semilla de Katsuki invadiéndolo también, ya no estaba seguro que si lo que sentía eran sus propios jugos escurrir en sus glúteos o la semilla de Katsuki fugando de su nudo.

Se dieron un vistazo a los rostros calientes, sudorosos e invadidos de jadeos que no detuvo su entrega de bocas a besarse.

Con sus sentidos totalmente alarmados en el éxtasis y una respiración agitada miró nuevamente esa preciosa mirada escarlata enfocada en sí, y totalmente seguro ladeó la cabeza exponiendo su cuello en una clara invitación.

—Hazlo. Por favor, muérdeme de nuevo, Kacchan.

Suplicó con ese plácido gesto de afirmación apretando el enlace que tenían en sus manos.

—Quiero ser uno contigo por siempre y para siempre. Ser completamente tu omega.

Su pecho bombeaba fuerte y rápido por el reciente éxtasis, pero tampoco había oportunidad de tomar el aliento, aun no habían terminado. Al sentir al alfa acercarse a otorgarle un beso húmedo a los labios, separando despacio con un delgado hilo de saliva que rompió en sus alientos bajo una afirmación se sintió más que feliz.

Su piel erizó con añoro ante el peligroso acercamiento a su cuello, sintiendo su respiración golpear y el rastro de saliva por la lengua saboreando piel con una clara advertencia de lo que se vendría. La dura sensación de los colmillos tan tentadores en romper la piel le cobró un agradable escalofrío por recuperar su lazo.

No obstante un traqueteo externo los tomó desprevenidos.

—Mami, ¿por qué lloras? Ya no estás solo volví a casa-...

Exclamó una voz infantil al tiempo que la puerta de la habitación fue abierta estrepitosamente, Nobuyuki despertó tras los fuertes ruidos de la cama y las "quejas" de Izuku. El pequeño no pudo contenerse en esperar a la mañana para darle la sorpresa, además de que preocupó por la idea de que su madre estuviera triste en su soledad. Quedó confundido de la escena que miró.

Katsuki seguía en casa cuando se supone que solo fue a dejarlo, pero más importante, estaba encima de su madre bajo el cobertor, quien lucía agitado y con lágrimas en el rostro. Nobuyuki se tornó con horror y enfado.

—¡¿Qué le estás haciendo a mi mami?! ¡Está llorando!

Reclamó molesto e inmediato se acercó subiendo a la cama con una rabieta andante golpeando con sus puños parte de la espalda y hombro del alfa que seguía inmóvil en su lugar a causa del nudo vigente que no le permitía separar del omega.

—¡Mentiroso! ¡Dijiste que lo querías! ¡¿Por qué lo estás lastimando?!

Dijo con un arranque de rabia al sentirse traicionado. Por su parte, tanto Katsuki como Izuku estaban consternados por la repentina llegada del cachorro que intentaba retirar al alfa de encima en base a empujones o intentando descubrirlos de su cobijo.

—¡Nobu-chan, basta, no es lo que parece!

Exigió Izuku avergonzado y levantando un brazo para sujetarlo y dejara de golpear a Katsuki quien estaba más ocupado tratando de mantenerse cubiertos por el cobertor.

—Kacchan no me está haciendo nada malo.

—¡¿Entonces por qué estás llorando?! —Reclamó frenando sus golpes al ser sostenido de la muñeca por Izuku.

El pecoso soltó la mano del alfa para llevarla al rostro y limpiar los restos de lágrimas y algo de sudor. Miró por breve instante a Katsuki con una comunicación muda de que se haría cargo del niño.

Tras unos segundos y sentir el nudo de Katsuki desinflamar, aprovechó la ligera oscuridad y que Nobuyuki era distraído por el alfa que trataba de relajarlo. Izuku deslizó al otro lado de la cama sin salir del cobertor y verse desnudo, tomó las prendas a su alcance del nido y se las puso apresurado, evidentemente le quedaban enormes por ser del alfa, una camisa que fue suficiente para cubrir parte de los muslos que estaban húmedos en la cara interna por el orgasmo y sudor, colocó un pants de algodón que torpemente arremangó en los tobillos por las prisas y no tardaron en empaparse en la entrepierna que seguía goteando.

—Vamos de nuevo a tu cama, ¿sí? Es muy tarde, a dormir.

Exclamó levantando al cachorro para cargarlo y retirarlo de la alcoba. Antes de salir le dio un vistazo a Katsuki que se quedó en la cama, habían pausado su oportunidad y no había remedio, por lo que Izuku elevó sus hombros y negó la cabeza con una sonrisa resignada antes de cerrar la puerta.

—Mami en la mañana te iba a dar la sorpresa de que volví, pero me desperté por los ruidos, estabas llorando.

Mencionó con preocupación mientras era devuelto a su cama, Izuku no supo que responder, ya que precisamente sus sollozos no eran por dolor sino placer, por esos instantes olvidó que debían ser discretos con alguien al otro lado del pasillo dormido, después de todo Nobuyuki a diferencia de él tenía el sueño muy ligero.

—Lo siento mi amor, no quería arruinar tu sorpresa... —disculpó acariciando la frente del menor, mientras estaba sentado al borde de la cama.

—¿Por qué estaba Baku-san contigo en la cama? No me dijo que se iba a quedar a dormir.

Izuku dijo que se haría cargo, pero a decir verdad no estaba seguro de que decirle al niño para saciar su duda y calmarlo.

—Bueno, es que... Yo le dije que se quedara... Hace frío —balbuceó apenado.

La ingenuidad en Nobuyuki solo le propició ladear la cabeza pensativo de ello.

—Ah, ¿no querías que se regresara a su casa por la nieve? Es peligroso y de noche.

—S-sí... eso... —dijo incómodo de la imagen benevolente que Nobuyuki tenía de él. La realidad era más caprichosa, por la petición para sí mismo en calentar su cuerpo y el nido.

—Pero lloraste, luces cansado y estaba encima de ti sin dejar que te movieras, ¿por qué pelearon? También estaba muy cerca de tu cuello y me dijiste que nadie debe tocarte ahí.

Dijo recordando la advertencia de Izuku de tener cuidado con el cuello en los omegas.

—No estabamos peleando, solo viste mal, está oscuro.

Justificó mientras tapaba al menor con su cobertor y continuaba acariciando su cabecita tratando de distraerlo.

—Lamento el preocuparte todo el tiempo, eres un buen niño.

Nobuyuki le observó por breves instantes mientras sus párpados se volvían pesados entre los mimos.

—Te extrañé mucho, siempre le pedía a Baku-san venir a verte, ¿viste mis regalos?

—¿Los dibujos? Claro, los tengo guardados en mi habitación, son muy bonitos.

—Tampoco estás enfermo de nuevo, ¿verdad? Que bueno...

Duraron segundos donde Izuku seguía acariciandole la cabeza con un liviano arrullo, hasta provocar a Nobuyuki cabecear hasta quedarse dormido. Era demasiado tarde para que un menor estuviera despierto, un mínimo estímulo lo hizo dormitar.

Admiró unos segundos en la leve oscuridad el gesto del menor con los ojos cerrados, se sintió con culpa por despertarlo y malinterpretar las cosas. Se movió con cuidado para separar y retirarse de la habitación. Cerró la puerta con extrema delicadeza y se dirigió a su habitación con el mismo sigilo, suspiró con alivio de lograr volver a dormirlo sin tantas cuestiones de lo sucedido recargando a la puerta.

Alzó el rostro para mirar a la cama con Katsuki aun en ella.

—Pude dormirlo, espero que en la mañana crea que fue un sueño... —susurró inquieto de que insistiera con preguntas.

Al estar sin ese pendiente pudo entrar en razón de todo mientras acercaba a la cama, un gimoteo con prudencia emergió sus labios afligido.

—Aunque... tuve que sacar prendas del nido...

Se miró las mangas de la ropa que llevaba puesta con una inquietud frustrante de sabotear el precioso nido que Katsuki le había hecho.

—Uh... Kacchan...

Lloriqueó acercandose para acurrucar en los brazos el alfa, estaba bastante sensible por algo que tal vez se consideraba nimiedad, pero para Izuku lo era todo.

—Si hubiera sido más discreto ya estaría marcado, pero debía calmar a Nobu-chan, lo arruiné todo.

Sollozó con más culpa encima inclinándose con el otro mientras era arropado. 

.

.

.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro