C I N C O
Era viernes. Era un día tranquilo, demasiado tranquilo, el sol se filtraba a través de las cortinas de seda, iluminando casi toda la habitación, Annie abrió lentamente los ojos y miro el reloj de encima la mesita, eran las 07:30 am. Suspiró, con las pocas ganas que tenía, hoy no era muy buen día para ella.
Annie se levantó rápidamente de la cama y fue hacia al baño, se dió una ducha rápida, luego de eso se vistió lo más rápido que pudo, tomó sus cosas para así irse al trabajo. Hoy había una reunión con unos ejecutivos de México y Venezuela. Estaban promocionando unos productos muy buenos en los que habían trabajado juntos y Mark tenía pensando firmar con ellos y así vender sus productos en cada rincón de toda Corea.
Cuándo por fin la reunión terminó Annie se acercó a los ejecutivos para felicitarlos por su gran trabajo cosa que sorprendió a su jefe cuando la escucho hablar con un perfecto Español. Después de estar un rato hablando con todos los invitados se despidió de ellos para irse de regreso a casa.
— No sabía que hablabas español tan bien.— escuchó decir detrás de ella.
— Hay muchas cosas que no sabes de mí, Tuan.— respondió Annie girándose a verlo.
— Buen trabajo hoy, Annie.— extendió su mano hacia ella con una sonrisa que mostraba sus blancos dientes.
— Buen trabajo a ti por hacer un contrato millonario, Mark.— Annie estrecho su mano regalandole una sonrisa.
— Gracias por encontrar a esos ejecutivos. Eres increíble.— se recostó un poco de la pared.— Jisoo tenía razón. Eres la mejor en este puesto.— volvió a sonreír.
— Espero tener medio millón de won en mi cuenta bancaria a finales de este año.— respondió arqueando su ceja divertida cosa que hizo que Mark soltara una leve carcajada.
— Lo tendrás.— acomodo su corbata un poco.— Te invitare a comer para recompensarte todo lo que hiciste hoy, ¿vamos?— la miro detenidamente esperando su respuesta.
— Bien. Lo haré solo porque hoy no comido.— ambos subieron al auto de Mark y se dirigieron a un pequeño restaurante lujoso para comer, ahí se encontraron con dos amigos de Mark los cuales se unieron a comer con ellos.
— Mark y ¿esta hermosa chica es tu novia?— dijo el chico rubio con una sonrisa haciendo reír a su compañero.
— No, Kunpimook, ella trabaja en mi empresa. — metiendo un poco de ensalada a su boca.— Ella es solo una amiga.
— Te dije, amigo. No creo que Annie soporte tener algo con Mark sabiendo como es.— comentó el otro chico con sonrisa angelical.
— He tenido que tratar de llevarme con él, Yugyeom.— sonrió posando sus ojos en Mark.
— También nosotros...— respondieron los dos en unísono.
Dos horas después Mark había dejado en su departamento a Annie.
Ella se cambió y miró la hora, eran las 7:40pm, fue a la cocina y tomo un vaso de leche, se sentó en el gran sillón, en la televisión no pasaba nada interesante, sólo noticias y más noticias, apagó de esta cansada de oír lo mismo. Se acercó al gran ventanal que daba vista a la gran ciudad que se iluminaba con pequeñas y grandes luces de colores dando una hermosa vista.
Debería salir a dar una vuelta y aprovechar la hermosa noche. Pensó.
Cogió las llaves de casa y, dando un pequeño portazo, salió a la ciudad, miraba los arboles decorados con luces de color blanco, rojo y verde, la navidad estaba por llegar pronto y aun Annie no había comprado decoraciones y así adornar su departamento. Las navidades pasadas se la pasaba con Jisoo y Mark. Aunque ella creía que esta vez se la pasaría sola. Su amiga no la había llamado desde que se encontró con ella y Jaebum. No entendía porqué había tomado distancia.
¿Y sí ella y Jaebum tienen algo? Pensó de repente haciéndola pararse de golpe.
No puede ser posible. Sacudió su cabeza y siguió su camino.
Mark le había comentado que su hermana viajó de repente a China. Pensar eso le hizo la cabeza un mar de dudas.
— ¿Qué hace una chica como tú tan sola?— escuchó ella decir detrás de ella.
— Ya, Park...— dijo dándose la vuelta para ver a su amigo.
— Auch... no me llamas así a cambio de que estés enojada conmigo.— frunció el ceño para luego reir.
— No estoy enojada contigo.— arqueó su ceja.
— Bien, bien... ¿qué haces a estas horas por aquí?— preguntó curioso.
— Necesitaba distraerme así que salí a tomar aire.— suspiró pesado.— ¿Y tú?— lo miró.
— De compras...— enseñó las bolsas que tenía en ambas manos las cuales tenían alimentos.
— Siempre comprando comida a altas horas de la noche.— hablo irónicamente cosa que hizo lo reír.— Nunca cambias Jinyoung...— rió de lado.
— Bueno, ¿ya te distraiste?— miró a su alrededor.— ¿O necesitas otro tipo de distracción?— la miró divertido y se acercó un poco a ella.— Yo puedo distraerte si quieres...— susurro en su oído.
— Eres imposible, Park Jinyoung.— se alejó de él y se rió.
Jinyoung dejó las bolsas que traía en el piso, la tomó del brazo acercandola mientras la miraba unos segundos y besó sus labios saboreando de estos y se alejó.
— Linda noche, Annie-ssi...— él tomó las bolsas y se fue con una sonrisa en sus labios dejándola ahí parada viendo como se alejaba.
Park Jinyoung serás un gran problema para mí. Dijo para sí misma.
Annie decidió volver a casa, eran las 11:30 pm. Se dirigió a su cuarto y se tiró en su cama a lo indio respirando muy hondo. Buscó su celular, y pudo ver que tenía varias llamadas de Jaebum así que decidió llamarlo.
Al otro lado de la línea pudo escuchar una respiración profunda que inmediatamente erizó su piel.
— Princesa, te extrañé.— habló con voz suave.
— Yo igual, lo siento estaba ocupada arreglando unas cosas.— Annie se arropo con una de sus colchas.— Y dime chico bonito, ¿te desperté?
— No, no lo hiciste. Estaba pensando en ti.— rió un poco.
— Ay, pervertido.— bufó mientras intentaba no reír.
— ¿Qué? ¿Por qué soy pervertido? no estoy haciendo nada malo.— Jaebum se quejó como un niño pequeño.— Tú eres la pervertida aquí que pensó mal.
— Ya, ¿cuándo regresas?— pregunto mordiendo un poco su labio.
— Mañana, en la noche estaré en Corea.— dijo tosiendo un poco.
— ¿Te enfermaste?— habló preocupada mirando una de sus manos.
— No, princesa. No estoy enfermo. ¿Me extrañas?— lo escuchó reír bajo.
— Sí, mucho. — sonrió.— Jae, ¿dónde te estás quedando?— hablo con curiosidad.
— En la casa de Jackson, bonita.— aseguro.— Tu amiga... Jisoo está aquí con nosotros...— rió leve.
— Oh, ya, Jisoo.— frunció el ceño..
— Bueno en realidad se la pasa con Jackson.— corrigió.— Desde que son novios son inseparables.— Annie se sorprendió al escuchar eso.— Yo quisiera que viajaras siempre conmigo así no tengo que extrañarte tanto.— susurro
— Yo igual quisiera... pero por mi trabajo me es imposible.— habló lento.
— Mañana llegaré y recuperaré los días que no estuvimos juntos. Te necesito Annie.— susurró con voz ronca.
— También te necesito a tí.
— Hacerlo con tus fotos no es lo mismo.— Annie rió leve al escucharlo decir eso.
— Jaebum, por favor...— busco el control remoto y puso en mute la tv.
— Si supieras lo que hago cuándo no estoy contigo.— habló con voz ronca.
— Supongo que trabajas más, ¿no?— respondió divertida.
— Annie, princesa... no seas así.— se quejó.
— Va, va... quiero saberlo.— susurró mordiendo una de sus uñas.
— No, ya no.— habló como niño pequeño.
— Ok, mira lo que te enviaré.— Annie se deshizo de su ropa, se sentó en la cama quedando frente del espejo. Puso la cámara y tomo una foto a su cuerpo desnudo y la envió.— ¿Es de ayuda eso?— dijo volviendo acostarte arropando su cuerpo.
— Oh, mierda, nena. Te ves jodidamente sexy.— ella sonrió orgullosa de sí misma.— Me pusiste duro y quisiera hacerte mía.— su voz sonaba más ronca de lo normal.
— Quiero que lo hagas cuando regreses.— respondió bajo.
— Lo haré... ¿Aún quieres saber lo que haré con tu foto?— preguntó dando un suspiro profundo.
— Sí, quiero saber.— respondió con una sonrisa de lado.
Annie escucho como Jaebum desabrochaba el cinturón de su pantalón y como el cierre de este bajaba. Jaebum dió un leve jadeo y bajo sus boxer para así sujetar su miembro que estaba erecto. Con firmeza empezó a frotar su mano en este, subiendo y bajando con un ritmo constante. Los jadeos y gemidos de Jaebum salían de su boca mientras soltaba algunas groserías y en ocasiones mencionaba el nombre Annie. El sonido que hacia el subir y bajar de su mano hizo que ella se calentara. Así que decidió hacer lo mismo. Annie quito las sabanas que la cubrían y empezó a tocarse frotando con delicadeza su clítoris en círculos. Ella siguió complaciéndose, en algunas ocasiones metía dos de sus dedos dentro de ella y de su boca se escapaban ligeros jadeos que se mezclaban con los roncos gemidos de Jaebum. Minutos después ambos llegaron al clímax dando un suspiro profundo.
— No puedo esperar a verte mañana.— dijo entrecortado él.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro