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𝟎𝟕. ── Coperchio, capítulo siete.


WARNING.    MENCIÓN DE TEMAS SENSIBLES.
Descripción de heridas, sangre, lenguaje mal sonante, uso de violencia, apodos insultantes, humor negro sobre temas cómo el suicidio y depresión.

─  ✩ 𓎩 ✩  ─
/  ... POUR VOSTRE DÉGUSTATION ...  /
RIVER NORTH, CHICAGO, 2022.
Coperchio*, Capítulo Siete𓈒

A Richard Jerimovich jamás le gustó seguir órdenes.

Desde la muerte de Michael, Richie se había vuelto más irascible y reclusivo. Afortunadamente, su ex esposa le permitió acercarse más a su hija cuando supo del fallecimiento de su amigo. Esto le dio la fuerza para levantarse cada día, motivado por el deseo de estar allí para su pequeña, pero la dulce Eva no podía entender mucho aún, y Richie sabía que crecer en un ambiente dónde su madre lo ignoraba o hablaba mal de él, afectaría a su hija, por lo que al final del día se sentía más solo que cualquier otra persona. ¿Era un mal padre o solamente era una mala persona?

Sabía que a veces sus actitudes o palabras dañaban a otros, así como terminaron arruinado su matrimonio y su relación con cualquier otro ser humano. A veces sentía que no podía conectar con nadie porqué su cabeza o pensamientos eran demasiado raros para cualquier ser humano. Y por eso no estaba dispuesto a permitir que su vida cambiara por el temor de no ser suficiente y ser desplazado por completo hasta sentirse solo, pero desde hacía semanas que comenzaba a sentirse así.

La palabra "traición" le parecía fuerte, pero era precisamente cómo se sentía: traicionado. Lo último que esperaba era que su única amiga respaldará al hombre que más detestaba. No entendía cómo, cuándo o por qué Jolene había decidido ayudar a Carmen en su proyecto. No comprendía cuándo empezaron a sonreírse cómplicemente en la pequeña cocina y a susurrarse cosas al oído. No entendía por qué el chef insistía en mantener el contacto físico con su amiga.

¿Qué demonios estaba sucediendo? ¿Y cuánto se había perdido?

La última vez que habló con Jo sobre el tema, ella aborrecía a Carmen. Según la mujer, estaba decidida a sacarlo de The Beef y, si fuera posible, enviarlo en el primer vuelo directo a París. Pero Richie no veía cómo el coqueteo indirecto de la panadera hacía al chef le estaba ayudando a lograrlo. Estaba harto de seguir las órdenes de Carmy y, además, de la chef que había llegado con su primo. Ahora, debía sumarle las reprimendas de su mejor amiga cada vez que hacía algo que, a ojos de Carmen o Sydney, resultaba incorrecto. Jo se estaba convirtiendo en una clase de perro faldero con todas las cosas que le metía Sydney a la cabeza, y eso estaba colmando la paciencia de Richie. El hombre ya estaba acostumbrado a avergonzar a la panadera o recibir sus críticas cuando se equivocaba, pero ahora Jo estaba encima de él, exigiéndole demasiado. Una y otra vez.

"Cambia tu temperamento, Richie", "Basta, Richie", "Eres un idiota, Richie".

Todo lo que salía de la boca de Jo lo lastimaba, aún que era demasiado estúpido para admitirlo, pero le dolía. Porqué desde la partida de Michael, Jo era lo único que le quedaba a lo que él pudiese llamar "familia", y la chica había avanzado todo lo que él no podía avanzar y había superado todo lo que él no podía superar. Así lo veía él desde su punto de vista y desde la ansiedad que lo llevaba a subir la dosis de sus pastillas: Tenía problemas de ira, ataques de pánico, y solía ser demasiado rudo y honesto con otros. A veces era grosero y testarudo, pero era leal, era valiente y sabía que era una buena persona que había jodido su vida desde hace muchísimos años y no estaba seguro si podía recuperarse.

Por eso odiaba acatar las órdenes de aquellos que aún tenían toda una vida por delante y por eso odiaba ver a Jo entre ellos.

Jamás se había dado cuenta que Jo aún tenía una vida que vivir aún con la partida de Mikey, ¿pero él tenía una vida que vivir aún?

Esa mañana en The Beef era la misma mierda de siempre.

Había tenido una noche horrible con una mujer que le había dado por el cuello haciéndolo sentir más estúpido y aburrido de lo que ya se sentía, y Jo había estado ignorando sus mensajes durante los últimos días mientras que su hermano respondía las llamadas para contarle lo bien que estaba yendo el negocio o directamente quejarse de Jolene en busca de que su hermano mayor hiciese algo, pero cuándo a Jo se le metía una idea en la cabeza nadie podía sacarla de ello, así que la falta de interés en su propio negocio era algo que iba a joderla a ella sola y Richie no iba a entrometerse para ser jalado a sus problemas. Mucho menos cuándo Jo no deseaba ser parte de los suyos, y si ya no eran tan amigos, no le interesaba, o eso se decía.

Y luego estaba Sydney, la cuál parecía tener una clase de odio irracional por él, y a él tampoco le agradaba demasiado, ni siquiera sabía si Carmy le agradaba, pero lo quería de alguna forma, aún que haber traído a la mujer insoportable que ahora se llamaba su 'sous' era una bomba de tiempo para que Richie saliera de sus casillas, aún cuando intentaba mantener la compostura por un poco de paz.

Aún que trabajar en The Beef significaba renunciar a su paz mental al final del día.

Esa mañana Jo llegó al restaurante casi echando humo por las orejas de lo molestaba que se veía. Richie había salido a fumar un cigarrillo después de escuchar a Sydney molestar con alguna mierda a Carmy, y mientras fumaba se dio cuenta que el pequeño bar a su lado estaba siendo cerrado para rentar el local. Se sintió raro por alguna razón cuando vio el letrero y un poco mal incluso, pero su mente viajó a preguntarse qué estaba pasando ahora cuando Jo pasó directamente por su lado sin hablarle mientras caminaba hasta la puerta trasera del lugar. Richie en un intento de ir a reclamarle a su amiga por las últimas semanas, la siguió.

— ¿Por qué no me respondes? —molesta se llevó las manos dentro de los bolsillos de su abrigo y Carmy se entumeció por el viento frío—. Te llamé seis veces, carajo.

— Estoy trabajando. Al igual que tú deberías estar haciendo —se encogió de hombros, Jo tenso la mandíbula—. ¿Qué?

— Estaba felizmente enviando una maldita carga de crossaint a una bola de idiotas en un corporativo —explicó, se estaba congelando así que se cruzó de brazos en un intento de disimular, Carmy sacó un cigarrillo de su cajetilla y Jo bufó—. ¿En serio?

— Oye, me estoy cagando de frío, entremos, por favor —Jo negó y le pidió que continuará, así que Carmy encendió su cigarrillo y tiró de él—. Deberíamos entrar, tiemblas.

— Cállate, déjame terminar —Jo tenía la nariz roja y tenía un tic nervioso sobre la pierna derecha que no dejaba de mover—. Le pregunté a Marcel si había recibido la maldita nota de pago, me dijo que no, entonces tuve que llamar para ver si me habían pagado, no tuve respuesta y me mandaron directo al banco, ¡dame eso!

Mientras más hablaba más nerviosa sonaba y Carmy tenía puesta toda su atención sobre ella, aún cuando la mujer le quitó el cigarrillo de la boca y fumó de él. Carmy levantó las cejas sorprendido, casi incrédulo y Jo lo juzgó con la mirada así que no se atrevió a decirle nada más que un "bueno" mientras sonreía bajamente por la acción de la pelinegra.

— Vale —continuó Jo, casi tomando del brazo al chef—. Te lo diré en la oficina.

Y allí estaban de nuevo. Ante los ojos de Richie se cuchicheaban cosas entre ambos y parecían estar más tranquilos con la cercanía del otro que nunca, mientras que para Richie su amiga estaba durmiendo con el enemigo, a Jo se le venía el mundo encima esa mañana por algo que deseo no haberse enterado nunca.

Esa mañana Jolene A'Dair había despertando del mejor humor en meses. Ahora que no estaba dispuesta a seguir las estúpideces que decía su mejor amigo, parecía estar mejor, lo extrañaba pero hablar con Richard era una pérdida de tiempo si al final de la conversación la iba a mandar al carajo. Fuese lo que pensará Richie de Carmen, Jo seguía molesta por el tema de la venta de drogas y el dinero que había abierto su panadería.

Sus padres la habían abandonado desde el momento que ella decidió no trabajar para ellos en la empresa de la familia. Su padre era un federal retirado, qué invertía en todo tipo de negocios crecientes en Chicago, haciendo que se pudriera en dinero porqué cargaba con la suerte y el ojo para saber qué negocio iba a convertirse en el mejor lugar en todo River North, y su madre no era más que otra inversionista que junto a su esposo, tenían una cadena de restaurantes, hoteles y algunas otras propiedades que se sostenían con sus inversiones o otras que estaban a su nombre, incluso otras que terminaban vendiendo o derrumbando para ganar más dinero vendiendo los lotes.

El estudio culinario de Jo fue prácticamente un regalo de cumpleaños y ella rogándole a sus padres para que la dejarán estudiar lo que ella deseará. Y después de una gran pelea con su padre, terminó aceptando que su única hija tomará los cinco años gastronomía, los cuales ella abandonó porque conoció a Michael Berzatto y la llevó a trabajar en su restaurante familiar.

Los A'Dair se molestaron y terminaron quitándole su dinero a Jo, y ella terminó molesta porqué jamás se preocuparon en preguntar ni una vez porqué había decidido renunciar a la escuela por un tiempo o que estaba haciendo realmente con su vida. Jamás se enteraron que ella estaba ayudando a su amigo y así como ayudo a Michael durante un tiempo a levantar el lugar, él la ayudó a ella y unos meses después Jo volvió a la escuela con su propio dinero y con un Michael Berzatto dispuesto a hacerla creer que era posible que no volviese a necesitar a sus padres jamás.

Hasta ahora, porqué en ese momento Jo estaba al borde de un precipicio.

— ¿Te quitarán la panadería? —preguntó Carmen, su mirada llena de preocupación—. Jo...

— No lo sé. No entiendo este lío, lo siento, no soy tan astuta —se mordía las uñas, pálida en la pequeña oficina—. Llamé al banco, y como Michael me dejó esto, debo encargarme de la nómina y los pagos a hacienda. Como no hemos pagado nada, bloquearon mis tarjetas y el flujo de dinero que entra a la panadería. No tengo dinero y no estoy segura de que no me quitarán el lugar.

Jo estaba ansiosa. Sus empleados, proveedores y socios no esperarían, y si no se solucionaba pronto, Grummies se hundiría. Marcel se enteraría y temía la reacción de Richie. Su última opción era llamar a papá y mamá, cosa que iba a provocar una de las crisis emocionales más grandes de su vida, y ella lo sabía, porqué tenía que admitir que había fallado, y que Michael era el idiota que sus padres decían que era: Aquel que se aprovechó de la bondad de su pequeña Jelly y la cargó en deudas hasta pudrirla entre ellas.

Y sabía que su padre iba a querer deshacerse de The Beef si se enteraba que su hija era propietaria del lugar. Sí llamaba a papá y mamá, Carmen se hundía con ella, estaba asustada.

— Voy a llamar a Natalie —Carmy tocó la espalda de Jo intentando confortarla, ella se sobresaltó por inercia y éste quitó su mano rápidamente—. Lo lamento, ¿estás bien?

— No, yo lo siento, perdóname, estoy muriéndome justo ahora —una risita nerviosa salió de su boca y Carmy asintió, Jo se sintió mal por ello así que tomó de la mano del chef apretándola con la suya—. Gracias, ¿crees que Nat pueda ayudar con esto?

La forma en que siempre buscaba una conexión con la pelinegra regresó de manera que solía confundir a Carmy. No era el mejor leyendo a las personas, pero no sabía si esos contactos molestaban o tranquilizaban a Jo. Cuando él intentaba acercarse físicamente o darle un regalo, ella parecía negarse al principio y luego ceder. Tal vez lo hacía para no hacerlo sentir mal o simplemente porque ambos no sabían cómo tratarse.

— Bueno, trabaja en el banco, así que debe saber más que yo de Hacienda —sonrió apenas haciendo que Jo apretará los labios mientras asentía—. Pero no creo que esté muy contenta con ambos cuando le expliqué la situación.

— Bueno, prefiero escuchar los gritos de Sugar que los de Marcel.

Carmy asintió divertido al notar la cara de miedo y pánico sobre el rostro de la pelinegra, ella se aferró a su mano y éste le devolvió el toque con un apretón suave.

Carmen llamó a su hermana y unos segundos después Sugar estaba al otro lado del teléfono, feliz porqué su hermano estaba llamándole pero así como se alegró, la furia dentro de la rubia apareció. Carmen intentó explicarle de la manera más tranquila que podía, pero su hermana solamente maldecía al aire o directamente a él, incluso a Jo, y mientras Jo escuchaba apretando el antebrazo del chef, se preguntaba si en algún momento iban a tener un poco de paz aquellos que habían conocido a Michael Berzatto.

Lo último que Carmy escuchó fue a su hermana mandándolo al infierno, por milésima vez y diciéndole que estaría allí en veinte minutos.










Natalie Berzatto era el ángel guardián de Jolene A'Dair desde el momento que la conoció.

Llamó a su esposo y le avisó que tenía algunos asuntos con Carmen y Pete decidió no preguntar mucho cuando su esposa gritó a través de la bocina del teléfono. Estaba furiosa, porqué aún después de muerto, su hermano mayor seguía arrastrándola a su mierda — Y no sólo a ella, sino a cada persona que le importaba. La única mujer de la familia fue la que se llevó la peor parte, fue la que tuvo que soportar a una madre con serios problemas con la bebida, un hermano drogadicto y alcohólico que no podía consigo mismo, lo que lo llevó a un suicido prematuro que jamás podría haber evitado, y eso último desencadenó a sus dos problemas actuales; Carmy y Jo.

Su hermano y Jolene parecían estar hechos a medida para conectar con los problemas emocionales del otro. Funcionaban como imanes magnéticos que se atraían, generando problemas y daños sin preocuparse por las consecuencias. Ambos eran tercos, testarudos, soñadores, y su tristeza tan profunda se transformaba en ira. Por supuesto, Natalie se veía obligada a intentar repararlos sin preocuparse en sí alguno de los dos estaba listo para hacerlo o no.

— ¿Y bien? —preguntó la rubia cuándo miró a Jo, estaba tan molesta que ni siquiera noto que su hermano estaba confortando a su amiga de una manera no tan Carmy—. ¿Ya van aceptar que ambos son unos imbéciles?

— Natalie... —Carmy arrastró sus palabras cuando Sugar entró a la oficina.

— No, tú cállate —alzó la voz en un intentó de pelear con su hermano—. Yo te lo dije, Carmy, te lo dije, les dije que esto iba a pasar, se los dije a todos. ¿Por qué carajos insisten en mantener abierta está pesadilla? Y si no conseguimos el dinero suficiente justo ahora, ninguno de los dos va a tener nada, así que díganme, ¿quién tiene razón ahora? ¿Eh, Jolene?

Tenía razón. Aún que Jo no quisiese admitirlo, Natalie tenía razón, al final del día The Beef no podía llegar ni a las sombras de la gloria que un día fue. ¿Acaso se odiaba por empezar a sanar? Ni siquiera sabía cómo hacerlo sin terminar de matar la única piedad o amabilidad que tenía por sí misma. Odiaba tanto empezar a alejarse de su dolor por la pérdida para abrir los ojos y encontrarse en un torbellino de furia y estrés, tanto consigo misma como con Michael, culpándolo por haberla sumergido en esta maraña de problemas. Maldecía haber conocido a Carmen Berzatto de esa manera, porqué justo ahora era la única persona que tenía a su lado y aceptaba su proceso sin atascarla cómo lo hacía Richie al querer mantener el restaurante en su miseria, se odiaba por tanto por haberse dejado llevar por toda está basura, maldecía haberse convencido a sí misma que podía arreglar su corazón roto a través de The Beef, y Dios, se odiaba a sí misma por haber llegado al límite de poner en riesgo lo único que realmente la hacía feliz ahora.

Si Grummies se desvanecía, todo para ella se extinguiría. Ya no le quedaba nada que realmente le importara.

Había aceptado resignadamente la idea de vivir en un mundo donde intentaría perdonar las decisiones de Michael, mientras se esforzaba por enmendar los errores de su amigo, buscando una redención que aplacará la culpa por su propia falta de fuerza para ayudar a su amigo, porqué cada día se daba cuenta que pudo haber hecho más de lo que hizo, pero su mente se nublaba cuidándola a sí misma de los recuerdos que no había visto desde hace meses para no matar su corazón. Los cimientos de su autoestima se desmoronaban poco a poco, y Jolene comenzaba a odiarse de una manera tan nauseabunda que temía a la persona en la que podría convertirse.

Estaba al borde de su límite, a un paso de su propia autodestrucción, alimentada por el veneno de sus propios recuerdos.

— Agradezcan a Dios que soy la única persona con cerebro aquí —a ese punto no le importaba ni un carajo que todos en la cocina la escuchara—. He pasado los últimos días de mi vida poniendo todos sus documentos en orden para evitar que está mierda se hiciese más grande, y ahora, cuándo creí que iba a tomarse un descanso, parece que por fin se dan cuenta que este lugar es real y no una maldita fantasía que tienen ambos para arreglar sus traumas estúpidos.

Natalie dejó escapar un suspiro exhausto, sintiendo el peso de la carga sobre sus hombros. No tenía a quién culpar, Jo no tenía la culpa de sentirse tan deprimida cómo para revisar los documentos del lugar, ni Carmen tenía la culpa de no poder concentrarse en otra cosa que no fuese la cocina, ni siquiera a Michael y su salud mental totalmente rota. Condenarse a sí misma y cualquier otra persona en ese momento sería cruel, porqué el dolor de la pérdida no era fácil de sobrellevar y mucho menos para todos aquellos que amaban a su hermano. Carmen y Jo tenían todo el derecho de equivocarse si ninguno de los dos se había tomado el tiempo de procesar la pérdida.

— Necesito que busquen para mí la nómina del 2018 y Jo, me des acceso a tus cuentas bancarias, puedo llegar a un acuerdo. Podemos pagar menos, pero eso no significa que no estemos en la mira —se pasó ambas manos por el rostro, tomando una gran bocaza de aire, Jo levantó el rostro por primera vez para mirar a su amiga y asintió—. Hablaré con ustedes después, tengo que hacer unas llamadas, busquen lo que los pedí. ¿Está bien? Lo siento.

Para cuándo Natalie salió de la oficina, Jo ya estaba con una pila de documentos sobre los muslos; callada y abrumada. Sobre su rostro se veía la preocupación que tenía y si no fuese porqué el chef estaba a su lado se hubiese puesto a llorar de la rabia. Carmy por otro lado se movió apenas Jo soltó su brazo, sobre su piel quedaron las marcas de sus dedos debido a que mientras más Natalie gritaba, más Jo apretaba sus largos y finos dedos sobre la piel tatuada del chef, sin dolor pero la marca seguía allí cuando el chef tomó otro pila de archivos.

Ambos se mantuvieron en silencio, y Carmen estaba demasiado cansado para pelear con alguien, sin embargo su preocupación por la panadera le carcomía el pecho, pero tenía miedo de preguntarle si estaba bien. No deseaba discutir con ella más, no cuándo fuera de esa situación todo parecía estar tomando su lugar. Ella y él parecían llevarse bien, tal y cómo lo quería eran "amigos" y le gustaba pasar tiempo junto a la pelinegra, porqué era la única a la que podía considerar su amiga, era la única que se había tomado el tiempo de intentar conocerlo —a su extraña manera—, Jo desde que lo había visto por primera vez intentó saber sobre él. No era cómo con Sydney con quien se comunicaba a través de comida y el estrés de la cocina, o con Richie y esa incomodidad que existía entre ambos. Carmen Berzatto jamás tuvo muchos amigos a lo largo de su vida, y si lo que sea que sentía por Jolene ahora podía evitar arruinarlo, lo haría.

— ¿Por qué tenía que organizar todo esto así? Es una mierda, mira esto, ¿qué carajos es KLB? —Jo trajo de vuelta a sus pensamientos sacudiendo varias hojas—. ¿Ese pendejo estaba envuelto en el proyecto MK Ultra?

Carmy la miró unos segundos, y soltó una risa que al parecer Jolene no se esperaba pues lo miró sorprendida, con los ojos abiertos y las cejas fruncida y sus dos labios rosados juntos, Carmy se rió de su comentario inconscientemente.

— Puedo preguntarle cuándo reviva, tal vez nos enteremos que así perdió la cabeza —le respondió con una sonrisa sobre los labios, Jo bufó y golpeó el hombro de Carmy con el suyo con una sonrisa boba—. Estarás bien, escuchaste a Natalie.

— Entonces sí sabes bromear, mírate —dijo Jo, su rostro se había relajado y ahora ladeaba la cabeza para mirar a Carmy con curiosidad—. Tienes sentido de humor, qué sorpresa, ¿te resulta gracioso verme al punto del colapso?

No sabía que decirle, en realidad lo último que pensaba sobre la situación era que fuese divertida. Estaba preocupado por ella y por Grummies, parecía importarle tanto por la forma en la que llegó esa mañana, y le parecía doloroso no poder hacer más para ayudarla. Así que suponía que su humor venía desde lo más dentro de sí mismo en un estado de pánico por intentar que ella volviese a ser la Jolene de mejillas rosadas y sonrisa brillante.

— Sólo quiero que estés bien —respondió después de unos segundos, Jo se sorprendió por su respuesta quitando esa fachada divertida de su rostro—. Voy ayudarte en todo lo que pueda, sí me dejas.

— Gracias, Carm.

Nuevamente allí estaba. Lo que Richie tanto le confundía y lo que hizo que Carmy pensara que en realidad la mujer no le tenía la lástima que pensaba que le tenía; Jo volvió a tomar su antebrazo con su mano derecha y está vez tomó su mano suavemente.

A Carmy ni pareció molestarle, pero no supo qué hacer más que pensar en lo que significaba que su estómago diera un vuelco de nerviosismo.




¿Qué era lo más normal dentro de un pequeño restaurante de sandwiches en Chicago?

Recibir una bala perdida en el cristal, definidamente no era una de ellas, pero tampoco la menos desquiciada de pensar — Cuando Richie y Sydney se encontraban hablando y apunto de iniciar una pelea típica de ellos, una bala chocó contra el cristal de la entrada de The Beef haciendo que ambos se asustarán y todos en la cocina salieran para ver qué había pasado.

Afortunadamente para ellos, ambos estaban bien. Desafortunadamente para Richie, tener que salir a revisar qué había pasado solamente era la bienvenida a otro problema más que cargar sobre su espalda. River North tenía sus lugares y calles cuestionables alrededor, y ante la pérdida de los locales más humildes o pobres se venía el desalojo de muchas familias, trabajadores o personas de escasos recursos que seguramente estaban molestas por tener que cerrar sus negocios y vendérselos a algún viejo rico que usaba trajes de quince mil dólares. Así que para Richie era más que entendible toparse con una bola de mafiosos o traficantes de droga afuera de The Beef, y intentando mantener la paz a su manera. Sin embargo discutir o intentar llegar a un acuerdo con alguno de esos hombres sería como pelear con la pared y el hombre lo sabía así que prefirió entrar dentro del lugar y notó a la mayoría ya limpiando los vidrios o intentando tapar la ventana con una vieja lona azul.

— Me encanta venir aquí. —comentó Sugar sarcásticamente.

— ¿Estás bien? —Richie le pregunto a Sydney directamente y Jo se sorprendió por su amabilidad, suponía que no era demasiado horrible como para que no le importará un casi tiroteó.

— Sí, ¿y tú? —Sydney recibió una respuesta vaga y desanimada a su pregunta por parte de Richie y lo último que hizo fue insistirle, Jo miró a su amigo pasar cansado a su lado ignorándola por completo y se preguntó si era momento de hablar con él—. Increíble.

— ¿Deberíamos llamar a la policía? —Sugar mencionó haciendo que todos voltearán a verla, hasta Jo entendía lo horrible que sería para el negocio tener a la policía en el restaurante así que se unió a todos cuando al unísono gritaron un "no" rotundo—. Genial, entonces van a limpiar. Ja, Vamos a perder tu panadería, Jelly.

— Qué. —respondió Jo ofendida, Sugar levantó los hombros en respuesta—. ¿Es enserio?

Posiblemente era enserio y a ese punto ese tipo de comentarios ya no eran graciosos, y cuándo Carmy se molesto con su hermana y la dejó peleando sola, supuso que tenía que empezar a resignarse. No habían encontrado nada sobre la nómina en los archivos, Natalie seguía molesta, Richie y Jo no hablaban y Sydney estaba en una clase de disociación por la bala.

A las 8:20 AM, los archivos necesarios continuaban siendo un desastre absoluto. A pesar de la búsqueda incansable de Jo y Sugar durante más de una hora, con menos de dos horas para la apertura, seguían sin dar con ninguna pista. Jolene sentía la presión de regresar a Grummies antes de que Marcel descubriera la falsedad de su "salida al dentista" y notara la falta de fondos para cubrir los suministros de esa mañana. Seguía aborreciéndose tanto por estar buscando entre las mierdas de Michael una y otra vez, porqué mientras más indagaba en los cajones más se daba cuenta que todo lo que estaba pasando era real. Era el recordatorio más cruel de que jamás volvería a verlo a él y que posiblemente estaba apunto de perder otra cosa más que iba a destrozarla.

Mientras Jo bajaba otra caja de archivos en la oficina, un grito furioso de Richie resonó en el restaurante, seguido de un golpe sordo. La panadera se sobresaltó, soltando la caja que cayó a sus pies. Una mirada lasciva entre ella y Natalia Berzatto hicieron que ambas soltarán una maldición esperando encontrar a Richie golpeando a Carmen o peor, a algún cliente. Pero lo segundo era imposible porqué ni siquiera habían abierto, y lo primero resultaba más aterrador así que con eso Jolene ya llegaba el corazón en la garganta del terror, pero nadie le avisó que esa misma sensación se iba a convertir en un golpe de terror y asco tan profundo que le nubló la vista apenas miró lo que realmente pasaba.

Richie Jerimovich, con el rostro enrojecido por la furia, tenía su mano derecha convertida en un puño, aprisionando a un hombre que, a pesar de la situación, mantenía una sonrisa burlona. Carmy, acudiendo rápidamente, gritó pidiendo explicaciones: — ¿Qué demonios te pasa, Richie?

— Siempre das una bienvenida tan cálida, Richard —respondió el hombre contra la pared, con la cabeza levantada y una sonrisa sarcástica. Dirigió su mirada hacia Jolene, y la expresión en su rostro hizo que el corazón de Jo se resquebrajará—. Bonita, ¿podrías decirle que me suelte?

Los ojos de Jo se encontraron con los del hombre, y sintió cómo todo su mundo se desmoronaba. Las mejillas perdieron su tono rosado, los labios palidecieron y los ojos, una vez llenos de brillo, ahora reflejaban un dolor profundo. Sí durante todo el día había tenido la sensación de ansiedad sobre el pecho, ahora sabía exactamente porqué. Tal vez su corazón, el destino o alguna fuerza mayor la había intentando proteger de ese momento en su mañana, y estaba tan asqueada por pensar que aún le quedaba todo el día restante para soportar lo que tenía que sobrellevar ahora — Todos en la cocina, al notar su reacción, se volvieron hacía ella. Jo entendió que la mayoría compartía su mismo asco  a Kol Nighy.

Hubiese deseado tanto poder quedarse quieta sin decir ninguna palabra y dejar que Richie hiciese lo que deseaba en ese momento. Hubiese deseado tanto ponerse a llorar en ese instante mientras buscaba algún alivio al ver a su mejor amigo golpear hasta sangrar a Kol, y hubiese tanto no haber visto la mirada de Carmen Berzatto en ese instante.

Carmy,  había intentado persuadir a su primo para que soltará al hombre, en un forcejeo dónde Richie le gritaba que no se me metiera, pero algo dentro del chef supo que debía voltear a sus espaldas.  Se quedó inmóvil al captar la mirada de Jo. Esa conexión visual transmitió algo que confundió y dolió a Carmy de una manera tan inexplicable. Esa mirada que le dió la panadera le rompió el corazón por lo débil y vulnerable que lucía. Y mientras él se sentía tan confundido, Jolene se sentía aún peor por lo que tenía que hacer y decepcionar de alguna forma a cada persona que esperaba que ella tomará un valor que definitivamente no tenía.

— Suéltalo, Richie —su voz sonó tan débil que ella misma no se reconoció, se aclaró la garganta evitando mirar a cualquier otro punto que no fuese su amigo—. No gastes tu energía, no lo vale.

— Debes estar bromeando —Richie río falsamente cuándo volteo a ver a su amiga, sin embargo el rostro de Jo se notaba tan serio que frunció la ceja molesto—. Es un puto cobarde, te abandonó como una maldita niñita asustada, ¿qué mierda te pasa?

Richie volvió a empujarlo cuando gritó su última frase, Jo se contuvo a dar otro pasó, cuando Richie pareció estar listo para lanzarlo a una esquina de la recepción del lugar. Sydney trató de intervenir, hasta que se dio cuenta de la gravedad de la situación, solo para ser detenida por Tina. Esta última tomó la muñeca de Sydney, le lanzó una mirada compasiva mezclada con un toque de enfado, negó con la cabeza y le susurró que no se involucrara. La joven chef, consciente del temperamento de Richie, se quedó a la expectativa, temiendo lo peor.

No era una historia larga. Tampoco es que fuese tan grave cómo lo hacía parecer Richie, pero seguía lastimando a Jolene. Incluso Carmen sabía la historia pero posiblemente ni siquiera lo recordaba bien, porqué cuando Richie le contó sobre el novio idiota de Jolene A'Dair el chef se encontraba más perdido en su furia cómo para recordar qué tal vez Richie si le mencionó su nombre en algún momento de esa tarde de trabajo con Cicero. Todos dentro de The Beef conocían al hombre de cabello castaño, porqué así lo decidió Jo hace dos años, cuándo su vida no estaba en un colapso infinito. Jo los había presentado a todos con el fin de que Kol estuviese tranquilo sobre el trabajo de su amada novia, porqué hasta el último instante de su relación el castaño seguía creyendo que la pelinegra solía engañarlo con cada persona que se le cruzará.

— ¿Eso le dijiste a todos? —respondió Kol, su mano derecha fue directamente a la muñeca de Richie y se soltó de su agarré—. Qué barbaridad, y se supone que yo era el manipulador, eres una cajita de sorpresas.

— Lárgate de mi restaurante —murmuró Carmy, su vista estaba sobre el piso y agradecía que Jolene estuviese detrás de él para evitar que esta se acercará a los dos hombres—. Ahora, lárgate de mi restaurante.

— Vaya, Carmen Berzatto, ¿no es así? —Kol abrió la boca sorprendido mirando a todos a su alrededor, el chef volteó a verlo observando cómo éste sonreía irónicamente–. Sabes, Jo, tú familia murmura que ahora eres la zorra del otro hermano Berzatto.

Un grito ahogado de parte de Jolene salió de su boca cuándo el chef se abalanzó sobre el castaño.

— ¡Carmen! —al unísono Sydney, Sugar y Jo gritaron dando un paso hacía atrás de la sorpresa.

Richie dio dos pasos hacía atrás levantando las manos casi satisfecho, no podía ocultarlo, estaba tan feliz que lo último que iba a hacer era detenerlos, su sonrisa demostraba que por primera vez estaba tan orgulloso de su primo.

Carmy Berzatto, con los nudillos blancos por la tensión, dejó que su puño volará en un golpe certero hacía Kol. El impacto resonó en la habitación, llenando el aire con la furia acumulada y la determinación de Carmy. Kol, apenas reaccionando, recibió el golpe en la mandíbula, girando su cabeza con violencia.

El restaurante quedó en un silencio momentáneo, solo roto por la música tenue y los sonidos apagados de la cocina. Los demás presentes, incluida Jo, observaron con una mezcla de asombro y satisfacción. Carmy no era ajeno a la violencia, pero esta vez era más que personal. Su cabeza dejó de estar nublada apenas comprendió de quién carajos había entrado sin su permiso a The Beef, y la sangre le hirvió al punto de esperar solamente una invitación a asesinarlo él mismo, y la tuvo, porqué jamás se había sentido tan satisfecho de calmar su ira.

Kol, tambaleándose por el impacto, recuperó su compostura. La sonrisa cínica regresó a su rostro mientras limpiaba la sangre de su boca.

— ¡Lárgate de mi puto restaurante ahora mismo! —el grito de Carmy hizo que la mayoría se sobresaltará, sin embargo tanto Richie cómo Sugar mostraban una sonrisa que sin duda deseaban ocultar. Richie se encontró con la mirada de Sydney completamente aterrorizada y hizo un ademán con su mano diciéndole que todo estaba bien—. ¡Ahora!

— ¿Qué, chef? ¿Acabo de ofender a tu zorra o a tu hermano drogadicto? —Kol escupió una risa siniestra y se enderezó.

Carmy, lejos de amedrentarse, avanzó con paso firme. Sin decir una palabra, lanzó otro golpe que encontró su destino en el estómago de Kol. El castaño se dobló de dolor, maldiciendo al rubio.

Para ese punto, Marcus y Gary ya habían corrido hacía dentro de la cocina a Sugar, Sydney y Tina. Los dos hombres por orden de Ebrahim y Richie se acercaron listos para separar a Carmy de Kol, sin embargo Jo tomó del brazo de Marcus jalándolo, Marcus se quedó quieto evitando que Gary se moviera y ella negó con la cabeza. El corazón de Jo latía tan rápido sobre su pecho mareándola por todo lo que pasaba, estaba molesta, pero así como Richie o Sugar, estaba disfrutando sin querer hacerlo de ver al castaño quejarse de dolor. Jolene le dio una mirada fugaz llena sin sentimiento a Richie y éste suspiró. Su satisfacción solamente había durado menos de dos minutos.

— ¡Ya basta! —Richie se entrometió entre ambos, empujando a su primo hasta que la espalda de Carmy chocó contra la barra—. ¿No te cansas de esconder tu pene diminuto con comentarios hirientes, Kol?

Marcus ya había tomado del brazo izquierdo a Kol junto a Gary tomando su otro brazo. A su lado se había hundido Many y Neil que intentaban calmar a Carmy, era una bendición que Many fuese tan grande y Neil tan robusto porqué aún con su apariencia menor a la de ellos, Carmy tenía demasiada fuerza y estaba empujándolos listo para romperle la nariz al idiota a su frente. Kol solamente sonreía satisfecho de la furia del chef y de la mirada cansada de Jolene. Richie se negaba a ser quién calmará a su primo, pero ya había tenido suficiente.

— Si en algún momento ese drogadicto te mando al hospital, debería dejar que Carmy te enseñe algo que aprendió muy bien de ese hermano, ¿no crees? —agregó Richie, disfrutaba de su vista entre ambos hombres mientras forcejaban para soltarse de sus agarres—. ¿Qué carajos quieres, Kol?

— Suéltame, pendejo —exclamó Kol mirando a Marcus, intentando empujar al panadero—. Vine por mi parte del dinero que me debe tu estúpida amiga, ¿o ya pudrió su panadería para intentar reparar éste lugar de mierda?

Jolene podía hacer una lista de los peores días de su vida, y hasta ese jueves por la mañana podía ganarse un lugar de primera en esa lista. Estaba tan agotada y su mañana apenas había comenzado, todo el dolor de las lágrimas que se estaba guardando para esa noche en su cama, estaban provocándole un dolor de cabeza y ahora estaba maldiciendo tener el estómago vacío. Se sentía tan débil que su cuerpo comenzó a temblar cuándo se acercó a los hombres.

Habían pasado meses desde la última vez que vio a castaño. Esa noche seguía tirada sobre el suelo después de la llamada de Natalie sobre el fallecimiento de Mikey, había vomitado por segunda vez cuándo escuchó a Kol decirle que estaba harto de la "misma mierda de siempre", intentando levantarla del suelo, forcejeando con ella mientras Jo se arrastraba lloriqueando del dolor. Su cabeza esa noche estaba a punto de explotar, su corazón estaba roto y lo único que necesitaba y rogaba era un abrazo, pero para Kol Nighy no era más que una excusa más para llamar la atención que tenía la pelinegra. A su forma intentó ayudarla pero terminó lastimándola más, porqué cuando ella se soltó de su agarré el cuerpo de Jo azoto contra el suelo frío del mármol y ella jadeó del dolor por el golpe sobre sus brazos y piernas, haciendo que Kol la mandará al infierno y esa misma noche abandonará el departamento de la mujer para no volver a verla hasta ahora.

Le debía dinero, sí. Y todos esos ahorros que había guardado para pagarle se habían ido en algunas reparaciones de The Beef. Kol había ayudado a la construcción de Grummies cuando estaban juntos y el hombre se había negado a recibir un solo dólar de parte de su novia hasta que supo que Michael Berzatto estaba ayudando a construir el lugar también. Todos aquellos roces entre ambos hombres habían forjado una rivalidad entre ambos y Jolene estaba tan cansada de intervenir que terminó dejando a su amigo de lado para concentrarse en los arranques de celos y manipulación de su novio y cuándo Michael se suicido sin dejar una nota de despedida, ella murió un poco por la culpa que sentía de no haber hecho mas por su amigo. De no haber estado cerca por culpa del hombre que juraba por su vida que Jolene amaba de otra forma al mayor de los Berzatto.

— ¿Vienes a insultarla a ella y a la memoria de mi hermano por puto dinero? —Carmy movió a su primo a un lado—. Debí matarte, idiota.

— Carmy, ya basta —Jo suplicó, la pelinegra miró al reloj esperando un milagro que la salvará de esa mañana—. Estoy cansada de esto, por favor, basta.

A Jo le pesaban los párpados por las lágrimas contenidas. Su boca seca, y la lengua adormecida. Kol había activado todos los efectos adversos que tenía sobre ella en cuestión de segundos. La adrenalina fluía en su cuerpo, pero no como una carga positiva. Era un torrente energía que amenazaba con derribarla en los próximos segundos si no se detenía. Todo su cuerpo anhelaba un respiro mientras Kol y Carmy persistían en seguir forcejeando pero Jo anhelaba, sobre todo, que ese día de pesadilla llegara a su fin.

— Hablemos afuera, Kol. Tus idioteces no van a cancelar el servicio de hoy —concluyó, exhausta miró a todos a su alrededor y golpeó el hombro de Richie—. Sería una bendición que nos disparen a ambos afuera.

Para su mala suerte, Kol, no tuvo la oportunidad de devolverle un solo golpe al chef. Quienes ya conocían al de cabello castaño entendían que golpearlo hasta la muerte era mucho menos pernicioso que lo que provocaría al no poder responder. Su orgullo yacía en el suelo ajado de The Beef, mezclado con la sangre que salpicaba la recepción en pequeñas gotas.

A pesar de la sádica sonrisa que persistía en su rostro, incluso con la boca rebosante de sangre y el estómago adolorido por la paliza del chef, Kol exhibía una expresión de superioridad bufona. Era un deleite saber que había alcanzado su objetivo al infligir dolor a otro, y los ojos azules repletos de furia de Carmen Berzatto eran la recompensa que mitigaba la falta de mezcla de su sangre con la del chef en el suelo.

Oh, sí, también estaba el regalo adicional de la mirada decepcionada que le lanzó el rubio a la pelinegra cuando ella optó por hablar con Kol en lugar de calmar al hombre que peleó en su honor. Era un placer dulce contemplar el rostro lleno de frustración, decepción y enojo mientras Jolene A'Dair abandonaba el restaurante con Richie a su lado, y el castaño la seguía despidiéndose de todos con un gesto de la mano.

Lo último que Carmen Berzatto contempló fueron sus nudillos abiertos y empapados en sangre.

Y si el chef sabía hacer algo a la perfección era ignorar sus sentimientos mientras cocinaba. Y justo en ese momento, lo necesitaba más que nunca.

— Treinta minutos para abrir, ¡vuelvan todos a la maldita cocina, ahora!


Para los cocineros de The Beef ese servicio fue uno de los peores y más incómodos días de su vida.

Ninguno paraba de pensar en lo que había sucedido, e incluso para la sous-chef, Sydney todo a su alrededor parecía aún más caótico que antes. Carmen parecía haber entrado en un trance extraño dónde parecía más un robot que un ser humano pensante, porqué sus movimientos y palabras eran más fríos que la congeladora que mantenía fresca la carne para los sándwiches que Ebrahim preparaba. Y mientras Carmy se perdía en sus propios pensamientos friendo carne, pollo o res, los demás parecían esperar que alguien se acercará a ellos para hablar del tema.

Richie había vuelto al lugar cinco minutos antes de abrir. Levándose las manos en silencio, y sin decir una palabra le pidió a Tina que fuese abrir la puerta para recibir a los clientes que ya esperaban afuera, no sin antes agradecerle a Gary por haber limpiado el piso y mostrar una sonrisa para recibir a sus clientes y amigos conocidos para el almuerzo del día.

El resto de la mañana y tarde se mantuvo igual. Carmy evitaba hablar mucho y Sidney prefirió hacer el trabajo del chef y el suyo para evitar un desastre más ese día. Y afortunadamente para cuándo estaban preparando los sándwiches nocturnos todo parecía estar un poco más relajado. La chef se mantuvo al rededor de sus rondas escuchando a todos murmurar sobre la tarde; algunos defendiendo a Carmy y otros sintiéndose mal por Jo. Sydney hubiese deseado ver a la panadera entrar a la cocina para hacer sus turnos esa tarde, pero nunca volvió y en cambio Natalie se quedó sola dentro de la oficina, sentada con el mismo silencio e incomodidad que toda la cocina.

— Hola, ¿lo encontraste? —Natalie levantó la mirada para negar con la cabeza a su hermano, el rubio asintió desanimado antes de tirarse al suelo junto a su hermana—. ¿Quieres pelear conmigo?

— Creo que ya peleaste mucho hoy —intento bromear, sus ojos fueron directamente a los brazos y manos del hombre y soltó un suspiro—. Eso se ve mal.

Sus nudillos, era un asco. Entre los surcos de la sangre coagulada y la palidez de la piel maltratada, las manos de Carmy se habían convertido en algo no muy grato de ver. Natalie no entendía como su hermano había golpeado a Kol cómo para haberse abierto los nudillos de un solo golpe, y cómo había estado cocinando frente al fuego durante horas sin quejarse ni un segundo.

— He pasado por cosas peores —resopló, se recargó sobre la pared a su espalda y observó sus manos en silencio—. Sigues molesta conmigo, ¿no?

— Esto es irresponsable, Carm —suspiró mientras soltaba los papeles sobre sus piernas—. No habló de que lo hayas golpeado, ese pendejo se lo merecía, pero, estoy molesta porqué siempre dejas que tus malditas emociones o te lleven al límite o no te lleven a nada.

Carmy observaba a su hermana en silencio. Los ojos de Sugar miraban directamente a su hermano con cansancio porqué ella sabía que tenía razón una vez más. No era normal que él estuviese ignorando el hecho de que habían perdido a su hermano hace unos meses, y qué la única vez que mostrase algún sentimiento genuino por la muerte de Michael hubiese sido para derramar sangre de un desconocido que no conocía. En la mente de su hermana, llevar al límite sus emociones iban arruinar la vida del chef en cualquier segundo.

— ¿Hay un nombre para cuándo temes que algo bueno te suceda porqué crees que algo malo va a pasar? —preguntó mirándola en busca de una respuesta, su hermana frunció el ceño apenas un poco confundida—. Me siento cansado de intentar encontrar un poco de paz en mi vida, porqué siempre hay algo que arruina todo lo que intentó proteger.

— No vas a encontrar paz en éste lugar de mierda, Carmy —su tono molesto hizo que Carmy bajará la cabeza—. Jamás te preocupes por mí, nunca sabes si estoy bien o no, no te he visto desde hace años y cuándo estás aquí, esté maldito lugar te come vivo.

— Siempre culpas al lugar —murmuró—. Pero nunca a mí, a Michael, o a mamá.

— Carmy, acabas de golpear a un hombre, deberías estar en el maldito hospital suturándote las manos —un movimiento de su mano derecha apuntó a las manos de su hermano—. Recibiste un maldito disparo hoy, estoy cubierta de vidrios rotos y carbono. Éste lugar absorbe todo nuestro tiempo, dinero, trabajo, nuestra tu paz, Oso. ¿Cómo quieres proteger tu paz si no sabes lo qué es? Es una mierda porqué jamás podrás tener un buen día sin cargar con los problemas de otros.

— Ella me importa —la sonrisa irónica de Sugar se desvaneció cuándo Carmy volvió a hablar—. No lo sé. Toda mi vida me he sentido que nunca se ha tratado sobre mí, me he sentido ahogado, ignorado y maltratado pero cuándo ella aparece gritándome, preocupándose por mí o estando aquí en silencio mientras hace lo que sea que hace, me siento en paz.

— Lo entiendo —asentía lentamente mirando a su hermano jugar nervioso con sus manos—. Continúa, por favor.

— Preocuparme por otros me parece estúpido cuando ni siquiera sé cómo es preocuparme por mí —continuó, su corazón comenzaba a sentirse ansioso y se tomó unos segundos antes de continuar—. No conozco nada de mí mismo, pero me importas y creo que hoy, fue sólo un impulso por el miedo que sentí de pensar que podría perder la única paz que he conocido. De alguna forma éste lugar te une a ti, y a las personas que me importan, y sí lo pierdo no sé lo qué haría... ¿Cómo te sientes?

Sugar sonrió dulcemente: — Estoy bien, excelente de verdad.

Su hermano asintió, dejándola callada unos segundos mientras intentaba procesar todo lo que había escuchado del chef hace unos segundos. Era estúpido pensar que su primer sentimiento al escuchar a su hermano fue una clase de felicidad o dulzura que le animó el corazón, en su boca se formó un puchero y tuvo que apretar los labios para no decir algo incorrecto. Deseaba preguntar más e indagar más sobre lo que sea que sentía o pensaba con respecto a todo a su alrededor, y aún que estaba segura de que Carmy jamás se negaría a responderle, tenía miedo de tocar un lugar que él mismo no pudiese comprender aún para hablarlo con ella o con cualquier otra persona.

— Oye, ¿es esto? —Carmy tomó una carpeta de unos archivos viejos, estaban tirados a su lado y suponía Sugar que eran aquellos que Jolene dejó caer cuándo salió corriendo hacía la recepción—. Creo qué es...

La rubia se acercó a gatas hacía su hermano para mirar los papeles. Una sonrisa se formó sobre su boca mientras soltaba un pequeño suspiro exagerado, asintió en respuesta, su hermano respondió de la misma forma mientras reía bajamente. Habían encontrado el archivo de nómina junto a todos los demás, de la manera más estúpida que podían pensar, su problema estaba casi solucionado.

— Maldita Jolene, suertuda —exclamó Sugar tomando la carpeta, después de unos segundos soltó una risita—. Llámala y dale una buena noticia, se lo merece.

Carmy miró a su hermana de reojo y asintió. Para chef ser portado de buenas noticias era algo nuevo, y tal vez podía esperar unas horas más para llamarla porqué era un jueves por la noche y su departamento aún estaba repleto de especias, verduras e ingredientes que llevaban esperando a ser usados desde hace una semana.

Aún tenía una cita al día siguiente.

























































GLOSARIO—         Manual de supervivencia de cocina por Lily Berzatto, (yo).

* COPERCHIO.   palabra italiana para "tapa" o "cubierta". En el contexto de la cocina, podría referirse a la tapa de una olla, sartén u otro recipiente utilizado para cocinar. También puede hacer referencia a una cubierta que se coloca sobre un plato o recipiente para mantener la comida caliente o protegerla.

( ! ) disfruta tu lectura, las palabras culinarias serán marcadas con * para agregarse a éste manual al final de cada capítulo.







© R-RIZZO, SWANN'S BOOKS
2023, THE BEAR SERIES BY FX
A CARMY BERZATTO FANFIC





























El siguiente capítulo es la cita de Jo y Carmy 😭😭😭😭😭😭😭😭😭 MIS PAPÁS WEY 😭😭😭

Fua, esté maldito capítulo fue un verdadero infierno para mí. No saben lo difícil que fue escribirlo porqué sentía que perdía mi narrativa, sentía que estaba perdido mi esencia y me sentía ASQUEROSA escribiéndolo, pero la verdad aun no sigo contenta con el resultado :///  espero igual que a ustedes les guste, btwwww

Por favor, voten, y comenten ): yo sé que tardo en actualizar pero soy demasiado perfeccionista y jamás dejaría de lado está fic (prácticamente es en lo único que pienso para no deprimirme musjajaj), así que siempre me motivan sus comentarios o votos.

Gracias por seguir aquí, y mientras yo viva, Kol siempre va a tener alguien que lo mande a chingar a su madre 🙏🏻😍💋

El capítulo no está corregido, perdón por las faltas de ortografía o la narración nauseabunda 💀

— Lily.

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