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𝟎𝟐. ── Abaisser, capítulo dos.

RECORDATORIO. desliza hacía abajo para encontrar el glosario de las palabras gastronómicas que desconozcas. ( * )


─  ✩ 𓎩 ✩  ─
... POUR VOSTRE DÉGUSTATION ...  /
RIVER NORTH, CHICAGO, 2022.
Abaisser*, Capítulo Dos𓈒

— Fumas como si fueras una maldita chimenea —gruñó Jo, su voz ligeramente ronca, mientras observaba a Carmen atentamente.

— Vaya forma de comenzar una conversación —respondió Carmen, sus palabras saliendo con una calma y un tono sarcástico.

Jo no era precisamente una experta en socializar, y Carmen tampoco era un virtuoso de la charla, especialmente cuando se trataba de abrirse sobre sí mismo. Ambos eran torpes en lo que se esperaba de ellos en situaciones sociales, pero hacían el esfuerzo. Cuando Carmen propuso hablar en privado, Jo aceptó, aunque no pudo evitar pensar que el hombre no había reflexionado mucho sobre ello. La condujo hacía la parte trasera del restaurante, donde en cuanto salieron, sacó un cigarrillo y lo encendió. Jo cerró la puerta tras de sí y sus primeras palabras parecieron escapársele de manera casi inconsciente, su nerviosismo palpable en el ligero temblor de sus manos y las gotas de sudor que se formaban en su frente.

— Lo lamento, esto es extraño para mí... —comenzó a decir, sintiendo ese característico nudo en la garganta. Los ojos azules de Carmen Berzatto la miraban fijamente, lo cual no ayudaba a calmar sus nervios—. Volver aquí, hacía meses que no ponía un pie en este lugar. Es...

— ¿Nostálgico? —interrumpió Carmen, con una sonrisa en los labios.

— Asqueroso, ¿no han limpiado la cocina? Realmente huele muy mal. —dijo Jo arrugando la nariz mientras se cruzaba de brazos.

La sonrisa de Carmen se ensanchó, aunque no llegó a mostrar los dientes. Jo juraría que incluso lo escuchó ahogarse un poco con el humo del cigarrillo. Pero lo más sorprendente fue que Carmen apagó el cigarrillo frente a ella y lo tiró, pisándolo con la punta de las botas negras que portaba. Jo frunció el ceño confundida, y Carmen extendió la mano hacia ella.

— Soy Carmy —dijo con un tono amigable mientras Jo estrechaba su mano. El apretón de manos reveló unas manos ásperas pero bien cuidadas, con tatuajes que decoraban sus brazos, levemente fornidos y con venas marcadas. No lo había notado antes, pero Carmen era sorprendentemente atractivo, más que Mikey (aunque menos que Sugar, la única hermana Berzatto). Tenía rizos descuidados y un aroma a cocina mezclada con cigarrillos baratos y colonia, pero olía bien, más de lo que Jo esperaría de alguien que trabajaba catorce horas al día—. Les dije que limpiaran las estaciones, no suelen respetarme mucho allí dentro. —comentó Carmen con una pizca de exasperación en su voz, se rascó la parte trasera del cuello mientras tragaba saliva.

— Eres nuevo, y seguro te encuentran, intimidante o ridículo —explicó Jo, su sonrisa dejando al descubierto unos bonitos hoyuelos en su rostro. Sus ojos se entrecerraron ligeramente y un brillo peculiar iluminó su sonrisa—. Soy Jo, Carmy.

Carmen era el tipo de hombre que de vez en cuando se perdía en los laberintos de sus propios pensamientos. Tenía la costumbre de desconectarse de la realidad, alejándose de sus errores, heridas y pérdidas, pero está vez había algo divertido en ver la sonrisa de la peli-negra con ese color tan característico rojo sobre sus labios. Creo que podía comprender un poco porqué Richie se asustaba al verla o porqué había evitado gritarle cuándo ella estaba presente, incluso porqué Sugar se preocupó por el bienestar de la mujer cuándo lo llamó aquella noche.

Escuchó sobre Jolene el día que Mikey falleció.

Más de dieciocho horas sumido en la abrasadora cocina. Apenas había probado bocado, pero desde que se había despertado, algo no estaba bien; una opresión en el pecho que lo dejaba sin aliento, temblores y unas jornadas laborales cada vez más largas y agotadoras, todo porque no estaba realmente presente. Estaba exhausto y el estruendo de los gritos de su chef, junto con el constante estrés en el trabajo, le estaban pasando factura. Apenas llegó a casa, vomitó, lo suficiente como para que se recostara exhausto sobre la taza del inodoro y tuviera un ataque de pánico. Y lo peor de todo, lo que odiaba con el alma, fue haber respondido el teléfono, solo porque anhelaba escuchar algo familiar, algo que lo hiciera sentir mejor, pero lo único que encontró fue a su hermana menor temblando de miedo a través de su voz, llorosa y titubeando.

"¿Carmy?" Fue lo primero que escuchó, y escuchar su nombre escapando de los labios de su hermana lo hizo sentir ligeramente mejor. "Es sobre Mike, Carm, yo... yo no sé cómo decirte esto, no puedo, pero mamá está asustada y yo no puedo dejar de llorar." En cada palabra se escuchaban los sollozos, apenas podía respirar, y Carmen estaba disociando, tratando de bloquear sus sentimientos mientras se preparaba para lo que iba a escuchar a continuación: "Está muerto."

Todo se volvió borroso después de eso. Sugar seguía hablando sin cesar, detallando lo que había ocurrido, llorando y rogándole a Carmen que no se moviera, que no regresara a casa. Le pedía calma, y luego mencionó a alguien más: "Richard ya lo sabe, creo que se lo dijo a Jo, y ella no me responde."

"¿Quién es Jo?" preguntó Carmy. Todo lo que había escuchado tenía una extraña sensación de familiaridad, incluso el dolor de saber que su hermano estaba muerto, pero el nombre de Jo no cuadraba en todo lo que había escuchado, y por alguna razón, eso lo enfurecía un poco. Así que habló, y Sugar se asustó por el tono de voz de su hermano. No había dicho mucho hasta ese momento, y su primera frase directa fue una pregunta, pero así era Carmen: apenas expresaba nada y sólo se comunicaba con alguien que no fuera un vegetal o un plato que requiriera cuarenta horas de preparación.

"Jo, Jolene..." trató de refrescarle la memoria a Carmy, casi como si fuera algo absurdo que él preguntara quién era esa mujer. Toda su familia la conocía; Jo era una Berzatto a los ojos de la madre de Sugar. "Jolene A'Dair, Carmy, por Dios. ¿Realmente eso es lo único que te preocupa en este momento?" Pero su hermano no respondió. Se quedó divagando sobre un vago recuerdo de quién podría ser Jolene, pero no encontró nada. No había rastro de un rostro con ese nombre en su memoria. Aunque se hubiera ido casi cinco años de su hogar y tres lejos de su familia, eso no era suficiente tiempo para que alguien fuera tan importante como para que Sugar estuviera tan preocupada por su bienestar tras la muerte de Mikey.

Sin embargo, ahora lo entendía. Lo comprendió tan pronto como la vio de pie detrás de Richard y cómo su rostro se endureció, lleno de preocupación y miedo al verla. Lo entendió cuando su primo lo regañó por haber llamado a todos esos "nerds videojugadores" al restaurante, cuando escuchó los gritos emocionados de Tina, Neil, Ebrahim y cada ayudante de cocina al verla. Incluso lo entendió cuando ella se ofreció a ayudar con los espaguetis.

La amaban, y Mikey seguramente la amaba aún más.

Ya no podía sentir enojo o celos por la influencia que Jolene A'Dair había tenido en la vida de su hermano. ¿Por qué? Porque era dulce, fuerte y podía sentir el magnetismo de paz que emanaba de ella, incluso cuando sus ojos eran el contraste perfecto de su sonrisa bonita y alegre; sus ojos estaban llenos de tristeza y cansancio, pero también de la determinación de intentarlo, de intentarlo con él.

Eso le recordaba a Mikey, y extrañaba tanto a su hermano que intentar comprender por qué el restaurante llevaba el nombre de la mujer frente a él resultaba doloroso. Se sentía abrumado por lo que había sucedido en todos estos meses que no había puesto un pie en el restaurante. Incluso se sentía avergonzado; todo el lugar era un desastre, y ella lo había encontrado en esas lamentables condiciones bajo su control. Se sentía humillado por haber fallado a quien su hermano confiaba.

La voz de Jo lo sacó de sus pensamientos, y también lo hizo el hecho de que ella intentó liberarse del agarre de su mano y la de Carmen. — ¿Carmy? —preguntó, y cuando él finalmente soltó su mano, ella soltó una risa, llevando la mano a la boca para contenerla. Carmen sintió la vergüenza arder en sus mejillas, pero Jo lo calmó tocando su hombro. — Está bien, parecías en otro mundo. ¿Estás bien?

— ¿Por qué nunca había oído hablar de ti? Estaba pensando en eso. —confesó.

— Bueno, yo me pregunté lo mismo. Pensé que era una coincidencia muy curiosa que hubiera un Berzatto famoso. —Jo bajó los dos escalones del borde de la puerta, acercándose un poco más a Carmen, quien dio un paso atrás para darle espacio. Jo se quedó quieta, preocupada de haberlo incomodado—. Te había visto en televisión e incluso en algunas revistas, pero jamás había oído hablar de ti directamente. Mikey no me hablaba de ti, al menos no a mí.

Carmen frunció el ceño. Su hermano no hablaba de él con su mejor amiga, pero Tina había dicho que Mikey no paraba de hablar sobre "su hermano, el chef famoso", cada vez que alguien entraba a The Beef.

— Jamás había escuchado tu nombre, eso es aún más sorprendente. Tú sabías que yo existía. —explicó Carmen mientras cruzaba los brazos. Jo pudo notar que los tatuajes no se limitaban a sus antebrazos, sino que se extendían más arriba—. Yo no sabía que tú existías.

— Y eso me ofende, tal vez no soy suficiente para ser presentada ante el gran Carmen Berzatto.

Carmy iba a responderle que Mikey probablemente estaba demasiado celoso para presentarlos. En su mente, Mikey lo adoraba y él se atormentaba por ser un mal hermano. Añoraba recibir algún mensaje o una llamada más de su hermano, y aunque eso ya no era posible, tal vez mencionar a Jo despertaba sus celos, tal vez pensaba que juntar a ambos era una decisión demasiado arriesgada en su cabeza egoísta. Sin embargo, no tenía idea de qué tipo de relación compartían ambos, y realmente no quería indagar al respecto: — Bueno, tú eres realmente algo muy diferente.

Jo levantó una ceja y se cruzó de brazos, y analizó el rostro de Carmy unos segundos antes de responde.

— Bueno, tú tampoco eras lo que esperaba, así que dime, Carm, ¿quieres venir a cenar algo después del trabajo? Podemos hablar de cómo nos escondieron para evitar éste día. —habló con una sonrisita en los labios, los ojos azules marino de Carmy la miraron directamente y ella se intimidó un poco hasta que lo vió asentir—. ¿Te han contado que tengo la mejor panadería de Chicago?

— Fue lo único que aprendí de ti estos últimos días.



Las decepciones iban y venían en la vida de Jo, pero no sabía que podían ser tan rápido hasta que Carmen Berzatto la dejó plantada.

Jo se retiró después de probar un nuevo sándwich que se había añadido al menú del restaurante, y quedó encantada. Estaba tan feliz que terminó llevándose algunos para comer en casa, por lo que su único objetivo al regresar al trabajo fue comer y —para su sorpresa—, hacer lo que mejor sabía hacer: hornear.

Marcel se quedó a su lado hasta tarde, ayudándola a preparar pequeños pastelitos rellenos de caramelo de frambuesa y piña. La mezcla les tomó varias horas, pero valió completamente la pena.

Cuando el delicioso aroma de Grummies inundó el aire, no hubo nadie que pudiera resistirse a entrar. Las tiendas vecinas lo sabían; la mayoría reconocía cuando Jo estaba en casa y estaba a cargo de la cocina. Sabían que ella era la responsable cuando la panadería se llenaba de clientes haciendo fila y otros disfrutaban del café en las mesitas de madera hechas a mano mientras se deleitaban con algún postre creado por Marcel o alguno de los trabajadores.

A Jo le encantaba lo que hacía, y habían pasado meses desde que no se sentía tan motivada para entrar en la cocina y ponerse su delantal blanco. Pero esa noche, la motivación regresó, aunque la abandonó abruptamente sobre la barra de su cafetería con un delicioso pastelito y una copa de vino vacía.

La conversación con Carmen había ido bien, al menos hasta ese punto se había sentido bien. Pensaba que chocarían o terminarían peleando de inmediato, pero parecía que ambos tenían demasiadas heridas por sanar. No anticipaba problemas con él, al menos por ahora. No mencionaron los cambios en el restaurante ni cómo estaba sacando de quicio a Richie, pero Jo lo hacía por el bien de ambos. No podían hablar sobre el tema del restaurante, y no quería cargar con más peso del que ya tenía al lidiar con todos los papeles, trámites y cuentas ahora que el restaurante era suyo. Pero todas esas responsabilidades y tareas las tenía que hacer junto a Carmen, y no hacía mucho, él la había dejado plantada en su intento de socializar.

— ¿Quieres probar este? —Marcel preguntó, acercándose con una botella de vino blanco en las manos. Aunque aún llevaba su uniforme, algo desaliñado por las largas horas de trabajo, seguía luciendo bien, y era consciente de ello—. Lo guardé especialmente para ti. Quizás puedas prepararme esas Vieiras Saint* que me conquistaron.

— Sírveme, déjame probar eso. —Jo entregó su copa y la recibió, tomando un pequeño sorbo después de sostenerla entre sus manos. Aún había tenido tiempo de regresar a casa, darse una ducha y oler bien antes de volver a "Grummies". Sin embargo, Carmen todavía no había llegado, y ya casi eran las 10:40 pm—. Mmm, sí, tal vez pronto tengas algo estilo Saint en el menú.

— Él no va a venir, Jo. —Marcel bajó su copa de vino y la miró fijamente durante unos segundos, evaluando si estaba hablando en serio—. Has estado esperándolo por más de una hora. O se fue a casa o aún está en el restaurante, disociando de nuevo.

— ¿Qué quieres decir con eso? —Jo tomó su copa de vino y la llenó a medias, a pesar de las protestas de Marcel, pero ella lo silenció con un "shh" mientras disfrutaba del pastel que había estado guardando sobre la mesa—. Pensé que le importaría más resolver esto.

Marcel suspiró. Cuando estuvo a solas con Richie, lo primero que hizo su hermano fue recriminarle por no haberle avisado que Jo había llegado. Estuvo casi treinta minutos gritándole y preocupándose por cómo terminaría la conversación entre Carmen y Jo. Richie estaba ansioso y temía lo peor, pero cuando los vio entrar a la cocina en completo silencio y luego Carmy le ofreció un sándwich, Richie se preocupó aún más. A sus ojos, tener a esos dos como amigos era mucho peor que si se odiaran.

— No es que no le importe, Jo, pero Carmen está pasando por algo igual o peor que tú. —explicó mientras tomaba la copa de vino de Jo y daba un sorbo. Ella lo miró, esperando que continuara—. Richie me ha contado que ha estado aumentando sus horas de trabajo, rara vez lo ve comer, fuma demasiado y hace horas extras, haciendo no sé qué.

Jo apretó los labios, miró a su amigo durante unos segundos y asintió cediendo. Tal vez no debía meterse demasiado, tal vez no necesitaba ser amiga de Carmen Berzatto para llevar los negocios de THE BEFF, tal vez no necesitaba preocuparse por él, pero lo hacía.

Carmen ahora era lo único cercano que tenía a Mikey. Richie había aceptado tanto la muerte de Mikey que su luto parecía más un chiste de humor negro y ella aún no podía hablar de él sin querer romper en llanto, por otro lado Sugar la veía como una muñeca frágil y evitaba tocar el tema de Mikey, y luego estaban los demás integrantes de la cocina. Tina era la única que podía entender a Jo, porqué era la única que (fuera de Richie) comprendía la conexión entre Mike y ella, Tina veía a Mike como su hijo y ama a Jo como su hija, los amaba ambos y verlos juntos era algo mágico ante los ojos de la cocinera, pero ella ya no hablaba mucho de Mike si nadie lo mencionaba y solamente decía que "lo amo hasta el último día" y después se quedaba callada, así que Jolene estaba sola, y Carmen parecía ser el único que seguía en duelo por el fallecimiento de Mikey y Jo entendía que si ella no podía ayudarse a salir del dolor que vivía tal vez podía ayudar a Carmy con su duelo y después ayudarse a sí misma.

Pero Jo era una salvadora de personas que no deseaban ser ayudadas, y ella lo comprendía pero nunca ha podido parar: — Bien, iré yo.

Se levantó de su asiento en la entrada de Grummies, con Marcel observándola detrás de la barra, completamente desconcertado. Jo agarró su bolso y avanzó hacía la salida, tomando su abrigo en el camino. Colgó su bolso en el perchero por un momento antes de deslizar su gabardina sobre sus hombros. Marcel se pasó una mano frustrada por el rostro y la siguió fuera del local. A Marcel no le gustaba la idea de involucrarse en los problemas relacionados con el reciente cambio de dueño del restaurante, y mucho menos en asuntos con su hermano, pero no podía dejar sola a Jo, no cuando conocía las intenciones que ella tenía y sabía qué tipo de persona podía ser Carmen Berzatto.

No es que Carmen fuera una persona terrible, no, pero había razones claras por las cuales Sugar se había alejado de él, razones por las cuales Mikey había dejado de buscarlo y había seguido adelante con su vida, e incluso razones por las cuales su madre, antes de llegar a Chicago, había evitado preocuparse por él. Carmen nunca estaba presente en la vida de los demás, y era lo suficientemente egoísta como para no intentar no herir a los demás, lo que resultaba en alejar a todos de su vida, el prefirió el camino fácil antes de enfrentar a su familia, y Marcel no lo culpaba por eso pero no quería que Jo se ilusionará al pensar que Carmy iba a estar presente con ella.

— ¿Y qué tienes pensado hacer? ¿Enfrentarlo? —preguntó Marcel mientras caminaban hacía el exterior.

Jo se detuvo abruptamente, como si una sombra invisible hubiera cruzado su camino. Sus ojos se encontraron con los de Marcel, y en lugar de palabras, regaló una sonrisa que marcó su rostro con esos hoyuelos característicos, sin revelar sus dientes. De repente, sacó una bolsa de celofán que hizo aparecer frente al asombrado rostro de Marcel, quien se preguntó cuándo la pelinegra había conseguido algo de su propia panadería.

— Voy a alimentarlo. Es un idiota, debería comer algo que no sea un cigarrillo. —declaró Jo, sin titubear. Durante un fugaz instante, consideró las consecuencias de sus acciones, pero decidió que había perdido demasiado tiempo esa noche como para arrepentirse de sus decisiones de los últimos meses—. Quiero ser su amiga, parece...

— ¿Necesita un amigo? —preguntó Marcel con un suspiro, mientras se apoyaba en la puerta, tratando de mantenerse en el interior del local y escapar del frío que se colaba—. Necesita más que amigos, Jo, y dudo que puedas hacer mucho por alguien que no desea ser ayudado.

Pero ese era uno de los rasgos definitorios de Jolene A'Dair.

Tenía una insaciable necesidad de reparar a las personas, al igual que su mejor amigo. Ahora, se enfrentaba al peso de no haber podido salvarlo. Tal vez era un poco egoísta o incluso descortés, pero veía algo de Mikey en Carmy y, al menos en esa noche, después de meses sin avanzar, se sentía un poco mejor. Parte de su mente y corazón se sentían culpables por desear sanar su propia herida a través de otra persona, y por más que lo intentara, no sabía cómo hacerlo de otra manera. Necesitaba enfocarse en algo que la llevara a superar su propio dolor, pero aún se sentía insegura acerca de si Carmy era la elección correcta, considerando que era el hermano menor de su mejor amigo. Sin embargo, ya no tenía mucho más que perder.

— Dame un momento. Sabes que necesitaba un respiro, Marcel —dijo Jo, colocando su mano libre en el pecho de su amigo y empujándolo hacia atrás, dejándolo atrás de la puerta de vidrio que ostentaba el gran logo de "Grummies"—. Los chicos son geniales, pero apostaría las escrituras de este lugar a que todos le han hecho la vida imposible. No puedo cambiar mucho, pero al menos lo alimentaré esta noche.

El menor de los Jerimovich sabía que no podría retener a Jo, por más que lo intentará. Y aunque quisiera advertirle sobre las posibles consecuencias, era su decisión, y él no podía entrometerse. Observó cómo Jo subía a un taxi y se despedía de él asomando la mitad de su rostro por la ventanilla, lanzándole un beso sarcástico. Cuando ella desapareció de su vista, decidió hacer un último intento para evitar que el caos se desencadenara: llamar a Richie.

Era una opción estúpida, pero era la única que tenía. Al final del día, sabía que Carmy o Jo terminarían destrozados; solo era cuestión de tiempo antes de que ambos tocaran la misma herida compartida que aún sangraba.



A mediados del año, Chicago se tornaba una ciudad fría, y en ocasiones, uno debía tomar precauciones, siendo la más importante: alimentarse adecuadamente, así que si no era por su decisión, Jolene iba a alimentar a Carmy, eso era un hecho.

Jo había reflexionado en más de una ocasión sobre las posibilidades de que la reunión saliera mal. Imaginaba todas las discusiones y conversaciones que podrían surgir entre ellos, y aún así, sentía una inquietud constante. Su mente seguía vagando por la pequeña charla detrás de The Beff, donde pensó que todo había ido bien, pero ¿habría dicho algo incorrecto? No lo creía, pero se encontraba como una recién llegada en un círculo de amistades rigurosamente establecido desde hacía años, por lo que se atormentaba tratando de complacer a todos.

Cuando se encontró frente a la puerta del pequeño restaurante, notó que casi todo estaba en penumbras, salvo una tenue luz que iluminaba el fondo. Abrió la puerta principal con su copia de llaves, que colgaba de un llavero con forma de lobo, un regalo de Mikey. Sus pasos fueron cautelosos mientras escuchaba el eco de sus zapatos de charol negro chocar contra el suelo de mármol descuidado y amarillento. A lo lejos, pudo divisar la cocina iluminada. Mientras caminaba por el pasillo detrás de la barra, se encontró con Carmen Berzatto de rodillas en el suelo, frotando con fuerza una mancha de salsa de origen incierto que se había secado y adherido al suelo.

Carmy alzó la mirada al escuchar un carraspeo y vio a Jo con el ceño ligeramente fruncido, sosteniendo una bolsa grande. El aroma del pan recién horneado hizo que su estómago se despertara del trance del trabajo, y empezó a sentirse mareado.

¿Cuánto tiempo hacía que no comía? Tal vez el hambre había agudizado sus sentidos, pues además del olor del pan, percibió la fragancia a frutas en el aire, casi mareándolo. Jo llevaba una gabardina roja, el cabello suelto y alisado, y sus labios pintados con un labial rojo brillante que los hacía lucir irresistibles.

Carmen se preguntó si el labial de Jo tenía un sabor tan cautivador como su perfume.

—Hola... —murmuró Carmen mientras dejaba la franela con la que estaba limpiando el suelo—. ¿Qué haces aquí?

—No eres muy hábil haciendo amigos, ¿verdad? —Jo no le dio la oportunidad de responder y le lanzó la bolsa que sostenía en sus manos. Carmen la atrapó ágilmente mientras Jo se desabrochaba la gabardina y continuaba hablando—. Aquí tienes un consejo, Carm. Cuando conoces a alguien nuevo, debes conversar. Si te invitan a charlar, ve. No los dejes esperándote toda la noche. Dime, ¿era más divertido tallar ese piso que cenar conmigo?

El rostro de Carmen se endureció como si le hubieran arrojado un cubo de agua fría. Lo había olvidado, por supuesto que lo había olvidado.

Colocó la bolsa de pan en el borde de la mesa y se levantó lo más rápido que pudo, sacudiendo desesperadamente sus pantalones.

—Lo siento mucho, Jolene, de verdad y... yo, yo, olvidé... —titubeó.

—Ugh, no me digas "Jolene", suena como si estuviera hablando con mi madre.

—Lo siento.

—Cierra la boca, ¿vale? —Carmy no dijo nada más, se quedó quieto, esperando que Jo continuará con su molestia. Jo se movió hacia la estrecha cocina y abrió un locker, dejando su bolsa y su abrigo allí—. Bien, termina de limpiar eso, yo me encargaré del área de tablajería.

Carmy sólo asintió. Toda la tarde había sido un desastre. Después de que Jo se fuera, tuvo que soportar los gritos de Richard mientras los demás ocultaban sus utensilios de cocina. La clientela había causado un desorden, y había tenido que vender la mitad de su ropa para pagar la factura de luz y gas del restaurante. Claro que se había olvidado de que tenía que salir temprano y regresar a casa. Había intentado hacerlo, pero cuando estaba a punto de salir, se dio cuenta de que no podía dejar el lugar así. Había tantas cosas por hacer dentro que su mente seguía divagando en el restaurante, y no podría dormir de esa manera, así que se quedó y terminó olvidando que tenía una cita con la chica.

Jo salió del cuarto de almacenamiento de limpieza con una escoba, un recogedor, bolsas de basura y varios productos de limpieza. Hizo espacio en el lavabo y los arrojó allí, mientras se ponía unos guantes de hule azul marino, del mismo tono que el mandil de Carmy.

— Carmy... —susurró Jo mientras se giraba para verlo. Tras ella, el hombre alzó las cejas, aguardando sus palabras con expectación—. Come algo, ¿por favor, Chef?

No recordaba haberle llamado así, ni que ella estuviera presente cuando mencionó esa forma de respeto hacia los demás, por lo que se sintió desconcertado así que solo respondió simplemente: — Sí, Chef.

Jo esbozó una sonrisa de gratitud mientras se volvía y llenaba una pequeña cubeta con agua y jabón. A sus espaldas, oyó el sonido de la bolsa siendo rasgada y a Carmen disfrutando su comida entre jadeos disfrutando la comida. Jo soltó una risita cuando lo escuchó maldecir. Luego, bajó la cubeta al suelo y buscó con la mirada a Carm, que se apoyaba en la isla de la cocina. Su cabello estaba revuelto, los ojos cerrados, la cabeza inclinada hacía atrás y mirando hacia arriba mientras dejaba escapar un suspiro profundo mientras masticaba un éclair* cubierto de glaseado de cereza y hojaldre. Carmen la miró, se llevó el último bocado del pastel a la boca y después, llevó sus manos detrás de la espalda, desabrochando el delantal que llevaba puesto. Se lo quitó por encima de la cabeza y caminó hacia Jo, extendiéndoselo con delicadeza.

— Delicioso, Jo. —la mujer asintió agradecida mientras sonreía complacida. Se puso el delantal mientras el hombre la observaba y, cuando Carmen confirmó que ella lo tenía puesto, volvió a sus quehaceres, tomando una escoba a su paso.

Jo se quedó un momento analizando la tela del delantal, parecía distinta, más elaborada. Tenía un grosor inusual y daba la impresión de ser más costoso de lo que cabría esperar en un restaurante de sandwiches baratos. Sin embargo, no fue hasta que notó las letras 'CB' bordadas en la esquina superior derecha que se dio cuenta de que ese delantal pertenecía claramente a la persona que ahora estaba barriendo, dándole la espalda.

Parecía que en la familia Berzatto, expresar gratitud no siempre requería palabras efusivas, pero siempre había un toque personal y dulce detrás de sus gestos.

Pero aún así ella los disfrutaba, era como tener un pedazo de algo que hacía mucho le faltaba. Recordó a Mikey disfrutando su comida y luego volvió a lo suyo.








GIFSET BY MILA@doomkills.





















































GLOSARIO—         Manual de supervivencia de cocina por Lily Berzatto, (yo).

* ABAISSER. término francés que significa estirar o extender masa, como la masa de hojaldre o la masa quebrada, para hacerla más delgada y de un tamaño específico antes de utilizarla en recetas de repostería.

* ÉCLAIR.   pastelito francés alargado relleno de crema pastelera y cubierto con glaseado de diferentes sabores. Es un postre conocido por su forma elegante y es popular en la repostería francesa y en todo el mundo.

* VIEIRAS SAINT. plato de la cocina francesa, generalmente preparado como "Coquilles Saint-Jacques". Consiste en vieiras cocinadas en una salsa cremosa con champiñones, vino blanco y chalotas, a menudo gratinadas con queso. Es un plato popular en la gastronomía francesa.

* VERJUS. jugo ácido hecho de uvas no maduras que se utiliza en la cocina como un condimento ácido en lugar de vinagre o jugo de limón. Aporta acidez y sabor sin agregar color ni dulzura a los platos, siendo apreciado en la alta cocina.


( ! ) disfruta tu lectura, las palabras culinarias serán marcadas con * para agregarse a éste manual al final de cada capítulo.







© R-RIZZO, SWANN'S BOOKS
2023, THE BEAR SERIES BY FX
A CARMY BERZATTO FANFIC




























Jelou, recuerda tener el fondo blanco para q los gráficos resalten ;)))

Creo que ya lo he dicho, pero esté libro es mi bebé, mi cosita más preciada y deseo ponerlo lo más lindo y darle todo mi amor, pipipipi, lloró, de verdad amo mucho Honeypie Y POR ESO AGREGUÉ EL GLOSARIO Y TMB HICE UN APArtado dE RECETAS QUE HARÁN JO Y CARMY 😭😭😭

de verdad mi bb esté libro 😭 es q the bear es mi serie favorita, entiéndanme

Recién terminé hoy la segunda temporada de The Bear y quiero que sepan que la historia va a cambiar ahora que ya tengo una visión más clara de Carmy y otros personajes, NO SE ASUSTEN, todo bien, pero ahora puedo comprenderlos mejor, incluso a Mikey y bueno, se vienen capítulos fuertes, por ahora quiero que se inicie a poco la relación de Jo y Carmy.

Introvertido + Introvertida = NOVIOS <<<3 (claro q jo es extrovertida x obligación al estar con carm)

aún no empezamos con lo bueno, espero ya pronto pueda leer de la convivencia de jo con los demás personajes y tmb todo el desastre en la cocina y SYDNEYYY, pronto, pronto, gracias por leer hasta acá, PERO OYE, VOTA, COMENTA, yo te leo siempre y me motivas a actualizar más rápido (ya tengo 7 borradores, TÚ SABRÁS) gracias, tqm 😘

por cierto q este cap va dedicado a devishwakumars porque sus comentarios me hacen la vida para seguir con éste libro

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