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𝟎𝟑. ── Brûleé, capítulo tres.



RECORDATORIO. desliza hacía abajo para encontrar el glosario de las palabras que desconozcas en la área culinaria
( * )

─ ✩ 𓎩 ✩ ─
/ ... POUR VOSTRE DÉGUSTATION ... /
RIVER NORTH, CHICAGO, 2022.
Créme Brûlee*, Capítulo Tres𓈒

A Carmy le avergonzaba profundamente reconocer cuán patética podía llegar a ser su vida en momentos del día.

No podía culparse por las elecciones que lo habían llevado hasta aquí, las decisiones que tomó para escapar de una familia disfuncional y una madre que nunca mostró un ápice de preocupación por él o sus hermanos. Ser el menor en un clan roto era una tarea ingrata. Y, en realidad, ¿quién podría culparlo por huir? La verdad es que más bien los mismos Berzatto lo habían sacado de la familia, como un acto de misericordia, para protegerlo de los terrores más oscuros que amenazaban con terminar con él — Y de alguna forma estaba agradecido.

Carmy continuó tallando la cocina durante horas interminables, a un lado de una joven que apenas conocía. Jo, había compartido el peso de muchas tareas en común con Carmy, siendo más fiel que algunos de sus propios familiares o aquellos que aseguraban amar a su hermano fallecido.

La joven había limpiado cada rincón de la cocina hasta que sus uñas quedaron destrozadas y la fatiga se apoderó de ella. Exhausta, finalmente cayó en un sueño profundo, recostándose en una de las mesas del comedor.

El reloj marcaba casi la medianoche cuando Carmen entró en el comedor de THE BEFF con un trapeador en mano. Jo dormía allí, con la cabeza descansando sobre una mesa de plástico cubierta por un mantel rojo a cuadros blancos. Sus brazos estaban cruzados, utilizándolos como improvisada almohada, y de su mano derecha colgaba un trapo de limpieza impregnado con el aroma a productos para superficies limpias y el asqueroso olor a aceite usado, comida y otras sustancias. Carmen la observó, casi hipnotizado por la apacible imagen, y se quedó mirándola durante unos instantes, preguntándose si Jo estaba verdaderamente dormida o solo parecía estarlo.

Supuso que ninguno de los dos tenía el menor deseo de entablar una conversación que no fuera sobre las deudas pendientes. Jo había intentado ser amigable, y Carmen había metido la pata al ignorarla, incluso se habían mantenido en absoluto silencio durante las últimas tres horas, limpiando manchas de aceite y salsa.

Carmen se sentía atrapado, incapaz de encontrar las palabras adecuadas, temiendo mostrar cualquier signo de vulnerabilidad frente a los ojos de Jolene.

Carmen sabía cómo se habían conocido Jo y Mikey, en aquel invierno en el que él se mudó a Copenhague para vivir en un bote. Sabía que la vida de Jo había sido una pesadilla cuando Mikey la encontró y que había vivido en la casa de Mikey, pasando algunos veranos en la casa de Natalie y su esposo. Jolene A'Dair era, en cierto sentido, parte de su familia, pero Carmen nunca la había visto en persona. Y, había tantas preguntas que quería hacerle, tal vez ella tenía información que nadie más sabía sobre el dolor de su hermano antes de su partida. Pero, ¿cómo se le pregunta algo así a alguien?

No era el tipo de persona que invitaba a tomar un café, ni el tipo que salía a cenar con una joven hermosa que terminaba durmiendo en el mismo lugar que él. Ese era Mikey, no él. Y por eso, no sabía qué hacer con respecto a la pequeña siesta de la pelinegra. Así que simplemente se sentó en la mesa a su lado derecho y se apoyó en la pared, cerrando los ojos por un momento, observando el techo con sus grietas y la pintura blanca descascarada. Debería esperar hasta que la chica despertara por el dolor de cuello o el olor desagradable que emanaba del trapo sucio que sostenía en sus manos. Algo tenía que despertarla, pero no pensaba tocarle el hombro ni decirle que debía irse del restaurante que ambos compartían escrituras.

Ni siquiera reparó en el momento en que el sueño lo atrapó, dejándolo en una posición aún más incómoda. Los brazos cruzados sobre el pecho, la cabeza apoyada en la pared, inclinada ligeramente hacía la derecha, y las piernas extendidas en una pequeña silla de plástico. Su cuerpo, en un estado de inconsciencia, fue consciente del comienzo de la misma pesadilla que lo acosaba cada noche desde su regreso de París.

Está vez, se encontraba en Nueva York, en el rol de Chef de Cuisine* para el mejor maestro culinario de Estados Unidos. Encabezaba la cocina y enfrentaba un estrés incesante, donde los gritos e insultos eran el estribillo que resaltaba en su oído o impactaba directamente en su rostro. Vestía el impecable uniforme blanco, el cabello cuidadosamente peinado para ocultar sus revoltosos rizos. La narrativa se repetía como un mantra: una salsa que no cuajaba, comensales ansiosos con millones en sus tarjetas, una cocina que debía mantenerse en un estado impecable y él, alguien destinado a cometer errores constantemente.

Era ese alguien, el que se convertía en la pesadilla andante de las otras quince personas que trabajaban incansablemente a su lado. Carmen Berzatto era testigo de su propio infierno, una experiencia que lo llevaba a desconectarse, respondiendo con un monótono "Sí, Chef" ante cada insulto que emerja de la boca del Chef Ejecutivo.

Eres una mierda. No tienes talento... Deberías morir.

Carmy, desde que era niño, había normalizado la violencia verbal.

Había sido testigo de su madre gritándole y golpeando a su hermana, de cómo Mikey intervenía entre los golpes para proteger a su hermanita, terminando él mismo con la espalda hecha trizas. Escuchaba a su madre diciéndole a sus hermanos que eran una decepción, basura o que no deberían haber nacido. Luego, su madre lloraba durante horas en un rincón, pedía perdón a su hermana con los ojos llenos de lágrimas y más licor en las venas que sangre. Su hermana la perdonaba, besándola en la sudorosa frente y llamándola "mamá" de nuevo. Para un niño con poca experiencia en el mundo, era una brutalidad, pero para Carmy, era un jueves por la noche después de una cena familiar. No sabía cómo defenderse y solía pensar que después de todos los gritos que soportaba a diario en el trabajo, eran una especie de elogio que llegaba después de casi 14 horas de esfuerzo, donde los clientes se iban satisfechos. Para Carmy, los gritos de su chef eran como los golpes de su madre a Natalie, y los clientes felices, su hermana y madres abrazadas.

Cada día algo salía mal en la cocina de del French Laundry y claro que era su culpa. Él estaba a cargo, era quién decía cada paso daba y tal vez su jefe tenía razón, era una mierda y debía morir. No esperaba que él se disculpará, ni tampoco esperaba más que un buen servicio y un enfoque exquisito en cada platillo que servía.

Tampoco esperaba que en cada pesadilla dónde volvía a esa cocina, terminará con él disociando hasta perder la conciencia de sí mismo. No esperaba que la última vez casi destruye el FL en llamas después de un episodio donde su ansiedad lo hizo revivir aquella pesadilla, tampoco esperaba tener esa pesadilla frente a Jolene quién se despertó cuando Carmen se sobresaltó balbuceando cosas inaudibles para su oído. Jo se levantó y se quejó del dolor de cuello, mirando a Carmy brincando del susto, aún con los ojos cerrados y las manos temblorosas, ella se preocupó cuando la vio. Él parecía perdido, casi en otro mundo, con los ojos rojos y ese brillo tenue perdido entre una pupila dilatada y el sudor en su frente cayendo rebotando en sus mejillas rojas.

— Puta madre, mierda, mierda, mierda...

Carmy se levantó apenas tomó conciencia y salió despavorido de la cocina, dejando a Jo confundida y un poco incómoda. Escuchó cuando abrió su locker y tomó sus cosas, también lo escuchó azotar la puerta trasera del restaurante.

La dejó sola con un inexplicable sabor agrio en la boca.




Casi una semana de regreso en Grummies, y Jo estaba recuperando su antigua esencia.

La gente ya no comenzaba las conversaciones con el típico "lamento lo de Mikey", y eso, de alguna manera, la reconfortaba. Le permitía sanar y avanzar, centrándose en otras cosas que no estuvieran relacionadas con los Berzatto.

Durante la última semana, ignoró los mensajes de Richie, las llamadas de Tina y las quejas de Ebrahim en su correo. A veces se encontraba con Marcus en el supermercado, y él preguntaba si algo andaba mal con Carmy; ella respondía que no y luego le pedía que regresara inmediatamente a The Beff o Richie explotaría.

Al entrar a Grummies, se escuchaba música italiana. El aroma de chocolate, vainilla y fresas llenaba cada rincón del lugar. La panadería, que ahora también funcionaba como cafetería, servía el mejor café de todo Chicago gracias a Marcel Jerimovich, quien había aprendido a prepararlo durante su último internado culinario. A Jo no le gustaba ser el centro de atención, pero era imposible no desear probar los deliciosos sabores que ofrecía.

Los viernes eran la noche de los postres italianos, y horas antes del cierre, se formaba una fila para comprar un pedazo de su Della Nonna* por $5 dólares. Podría parecer caro para algunos vecinos, pero según el periódico de la ciudad, valía cada centavo, y Marcel se sentía orgulloso. Jo, por otro lado, creía que era demasiado por algo que solía preparar sin mucho esfuerzo, pero no tenía control sobre los precios y no le interesaba enriquecerse. Si veía un precio alto, no solía cobrar más de lo necesario.

— ¿Sabes cuánto cuesta importar esa azúcar? —preguntó Marcel mientras tomaba la bolsa de papel que contenía la fina azúcar que Jo había vertido en un tazón—. Debes dejar de regalar nuestro trabajo, Jo, en serio.

— Yo no te pedí que importaras azúcar desde Italia, Marcel. Además, sigue siendo mi dinero, ¿por qué te preocupas? —murmuró mientras tomaba el pequeño tazón de plata entre sus manos.

— Eres igual que Mikey, no puedo creerlo —Marcel dejó la bolsa de azúcar y se pasó las manos por el rostro con frustración. Jo levantó las cejas sorprendida, y él se quedó analizando lo que había dicho, luego miró a su socia y apretó los labios—. Lo siento, Jo.

Jo se encogió de hombros y murmuró un "no te preocupes" antes de buscar su utensilio para mezclar. Llevaba su característico delantal blanco, y su cabello estaba cubierto por una red transparente para evitar que un cabello errante terminara en algún rincón de la cocina o, peor aún, en la boca de un cliente. Tenía algunas manchas de masa o jalea en el rostro, y sus mejillas brillaban con un tono carmesí debido al calor del horno, que estaba a pocos metros de ella.

— Mikey siempre decía que la calidad de servir a las personas se daba en amor y cantidad. A mí me gusta servir con amor, y si puedo gastar el dinero en azúcar de $50 dólares para hacer feliz a cada niño que sale de aquí, lo haré. ¿Sabes por qué, Marcelus? —dejó el tazón sobre la mesa mientras se sacudía las manos y se llevaba ambas a la cintura. Marcel negó con la cabeza en respuesta, y ella suspiró—. Porque me gusta lo que hago. No estoy buscando aparecer en el periódico ni figurar en un "mapa" como tú quisieras. Este lugar estaba destinado a ser una ventana a mi corazón. Necesito que...

— Cada parte de tu corazón vale lo que yo pongo de precio en el menú, preciosa. —sonrió Marcel mientras se acercaba y le pellizcaba las mejillas. Jo bufó molesta y se alejó, apartando sus manos de su rostro—. Deja de cambiar mis precios, Jo. Sigo siendo tu socio, y la mitad de esto me pertenece. Yo no tengo un papi cagón de dinero, ¿porfi?

— Tienes razón, por ejemplo, tú tienes tienes un hermano molesto que no deja de llamarme. ¿Podrías decirle a Richard que dejé de ser un bebé y paré de llamarme?

— ¿Crees que no lo intenté ya? Me despertó a las 4AM diciéndome que no había dormido nada porqué Carmy los hizo limpiar las estufas con un cepillo, Jo, un cepillo de dientes. —enfatizó, eso hizo reír a Jo, imaginar a Richie limpiar una estufa grasienta con un cepillo de dientes era una imagen bastante cómica—. Me ruega que te haga aparecer en el restaurante de nuevo, y honestamente creo que deberías darle una vuelta, sigues siendo la dueña.

Después de su última visita a The Beff, no volvió. Tampoco intentó llamarle a Carmen —ni siquiera tenía su número de teléfono, por Dios—, en sus dos encuentros siempre había una clase de incomodidad entre ambos y ninguno de los dos quería dar el primer paso, entendía qué tal vez era cuestión de tiempo, pero Jo estaba aferrada a la idea de que Carmy debía acercarse primero, ella conocía cada rincón del restaurante y cada miembro del personal, eran prácticamente su familia, él menor de los Berzatto era el intruso y si él no quería dar el primer paso, ella no lo haría, por eso no intentó meterse más en su vida después de haberlo visto despertar de lo que sea que lo había salir corriendo, pensaba que iba a tener un ataque de pánico en ese momento, y aún que ella tenía más experiencia de la que deseaba con esa clase de cosas, no le hacía feliz ver a nadie en esa situación y se quedó congelada cuando vio a Carmy en ese estado de colapso.

Y se alejó, lo dejó por la paz, por el bien de ambos.

Mikey cometía muchos errores, y, Jo pensaba ahora con claridad que dejarle el restaurante a ella había sido su mayor error.

Ese restaurante le pertenecía al hombre que se quedaba horas tallando el piso sucio, ese que apenas comía por estar al pendiente del lugar, no ella. Jo estaba en paz en su propio lugar, preocupada por sus propios problemas, pero Marcel tenía razón. Ella era la dueña, pero había algo más personal entre ella y The Beff y eso era lo que temía. Temía arruinar la idea que había pasado por la cabeza de su mejor amigo al dejarla como dueña de su restaurante, ¿quién era ella para cargar con ese peso?

Pero se menospreciaba a sí misma. No solamente se trataba de lo que había pensando Mikey mientras firmaba con su notario, no, se trataba de las intensas horas de trabajo y los años que estuvo trabajando en The Beff para conseguir dinero para fundar Grummies. Se trataba del amor y cariño que aportó al restaurante durante años que lo mantuvo a pie, se trataba de que ella era parte de ese peldaño que había puesto Mike para sostener el restaurante.

Llamó a Richie unas horas después de su charla con Marcel. Él timbre sonó dos veces antes de escuchar a su mejor amigo maldecirle en la oreja.

"¡Mierda, Jolene!" Richard desde el otro lado del teléfono, sonrió de alegría cuando el contacto de Jo apareció en la pantalla de su teléfono — "Olvídalo, estoy molesto contigo, ¿qué carajos pensabas, señorita?"

"Tengo un lugar propio, ¿sabes? No puedo soportar que todas nuestras charlas sean sobre tu primo y su Crème Brûleé*" se quejó mientras miraba las uñas de sus dedos, llenas de un barniz color azul metálico desgastado intentando ocultar sus uñas malogradas — "Tienes que dejar de llamarme si hay algo que te disgusta de Carmen, soy su jefa, no su madre."

"Lo dices cómo si estuviese obsesionado con ese imbecil. No sé porqué no estás de mi lado, debería largarse, estaba mejor cuándo yo manejaba esto solo, ¿lo recuerdas?" Richie había salido a la calle después de tomarse un descanso para responderle a Jo, Carmen iba a molestarse pero no le importaba en lo más mínimo — "Ven aquí y míralo por ti misma."

"¿Cuándo lo manejabas tú? Qué yo sepa, menos dinero fluía, ¿sabes qué hice mi fin de semana? Organizar cuentas, papeles y tirar a la basura recibos sin pagar" a su cabeza, Jo no era más que un peón de desastres para The Beff y Carmy era el rey listo para derribarla, ella no podía con nada de lo que estaba haciendo ahora — "Iré en una hora o dos, tengo algo dentro de horno, ¿podrías dejar de lloriquear cómo un bebé hasta que mami vaya a cambiarte el pañal?"

Richie río del otro lado de la bocina, haciendo que Jo también riera. El hombre accedió sin antes recordarle lo mucho que la quería y que la había extrañado, también le mencionó que sus llamadas no siempre eran por Carmen, sino porqué extrañaba tener a su mejor amiga a su lado todos los días.

Antes de la muerte de Mikey, Jo se la pasaba gran parte del día junto a Richie y Mikey, ella solían estar metidos sus horas libre en Grummies y viceversa, solían comer en cualquier de los dos lados o los días que cerraban The Beff, Jo tenía abierto para que Mikey y Richie le ayudarán, siempre era así. Viernes de descanso no eran descansos para ninguno de los tres, pero la pasaban bien, Jo disfrutaba tenerlos en su cocina mientras Mikey se robaba sus provisiones o le tiraba masa en el cabello burlándose de su estúpido ex-novio. Eran los tres comportándose como adolescentes, pero eran felices, o por lo menos así lo sentía Jo.

A veces pensar en su pasado con Mikey era revivir una mentira, una mentira tan bien planeada.







Uno no podría imaginar que tipo de cosas podrían salir mal en un pequeño restaurante de comida rápida, pero el más mínimo error se volvía un caos andante, incluso peor que en un restaurante de alta cocina.

Y Richard Jerimovich, sin estudios, ni experiencia, lo había aprendido a la mala.

Había trabajado para Mikey desde que THE BEFF abrió, cosa que jamás le molestó hasta que se convirtió en padre. Su sueldo no podía pagar lo suficiente para poder criar a una hija y aún que lo tuviese, fue demasiado tarde cuándo intento buscar otro empleo. Su esposa lo abandonó y luego Mikey murió, quedándose en la nada. Lo peor vino cuándo el restaurante comenzó a venirse a abajo, Mikey escondía cada cuenta sin pagar y los proveedores eran un desastre, así que Richie se hizo cargo a su manera, y aún que Carmy no lo viese de esa manera, el restaurante seguía en pie gracias a Richie.

Tal vez era un gaje del oficio, quedarse sin nada para poder trabajar correctamente.

Sabía que algo iba a salir muy mal cuando olvidó que la revisión de salubridad sería ese día. Estaba demasiado estresado y su ex-esposa no dejaba de llamar para recalcarle sobre los días que tenía que hacerse cargo de su hija pequeña, pero apenas podía salir del restaurante, no tenía tiempo para hacerse cargo de su hija, así que se la pasaba todo el día de malhumor y que Carmy fuese un idiota y Jolene se comportará como una niña irresponsable no ayudaban a su humor.

— Entonces... —la mujer de cabello cenizo y corto había entrado con un pequeño maletín negro y lo había azotado sobre la barra metálica llamando la atención de Richie, la atención con toda la amabilidad posible hasta que dijo ser inspectora—. ¿No eres Ron?

— Ron se ha ido. Se fue. Al cielo, murió.

Marcus levantó las cejas sorprendido mientras le echaba una mirada a Carmen que salía de la cocina detrás de Sydney, la nueva pasante: — ¿Ron murió?

Carmy frunció las cejas al escuchar a su primo decirle que él se encargaba del asusto, pero claro que no iba a dejarlo encargarse de eso. Richie se puso más tenso cuando Carmen llegó a su lado, y el más bajo preguntó «¿Quién es Ron?», lo que hizo que la mujer volteará a verlo.

— Mi compañero. Ron Pager. Falleció, me encargo de sus rutas ahora. —Richie rodó los ojos mientras se pasaba las manos por el rostro en frustración, Marcus suspiró mientras apoyaba la cabeza sobre la barra—. Nancy Chore, Comisión de Salud, vengo a inspeccionar el lugar.

— Hola. Soy Carmen Berzatto, el dueño. —Carmy se acercó para darle la mano y la mujer la tomó con gusto.

— Es el copropietario, en realidad —Richie habló con un tono de voz arrastrado mientras tragaba saliva—. El verdadero dueño también murió.

— Pero aquí está él, bien vivo —Nancy abrió los ojos mientras observaba a Carmy, quien negó con la cabeza mientras miraba a Sydney, que escuchaba todo en silencio.

— No, no, yo no estoy muerto. Mi hermano está muerto. Él era el dueño.

— Lamento escuchar eso —mencionó Nancy, y Carmy asintió en respuesta—. Pero necesito que el propietario esté presente durante la inspección. Son reglas.

Richie se rascó la nuca, y Carmen suspiró cansado, dándole una mirada recelo a su primo antes de suspirar frustrado. Sydney no entendía nada de lo Richie intentaba hacer, así que se puso a juguetear con sus uñas mientras miraba a un punto fijo, ni siquiera sabía que el restaurante no era de Carmen en sí.

— Entendido, uhm, ella dijo que vendría hoy... —murmuró Richie, haciendo que el rostro de Marcus se iluminará en una sonrisa—. Pronto, muy pronto vendrá.

— ¿Jolene va a venir hoy? —Marcus se puso recto, haciendo que Nancy lo mirará aún más confundida—. Jolene es la dueña.

Carmy sintió un golpe en el estómago cuando escuchó a Marcus decir eso, casi dando la media vuelta para entrar por la puerta de la cocina de nuevo y seguir con lo suyo, sin embargo se quedó cuando Sydney se cruzó de brazos, su primo y Marcus miraron a la puerta que se abrió.

Jo llamó la atención cuando entró por la puerta y la campanilla de bienvenida sonó. Llevaba el cabello suelto y tenía puesta la misma gabardina color vino que la última noche que vio a Carmen. Todos la miraban y eso la hizo sentir un poco incómoda que se quedó quieta mientras analizaba el rostro de cada persona.

Qué clase de suerte tenía para después de escuchar el nombre de la chica, ella apareciera con su clásico labial rojo y sus pequeños ojos color café.

— Y hablando de la reina de Roma... —dijo Richie mientras fingía una sonrisa—. ¿Puedo ver una identificación, Nancy? Ella es Jolene, Jolene, Nancy de la Comisión de Salud.

Nancy sacó su placa reluciente y se la hizo ver a Richie que se quedó callado antes de que Jo se acercará de prisa y saludará a la mujer tal y como Carmen había hecho minutos atrás.

— ¿Hay algún problema? —suspiró Jo antes de hablar, aún apretaba la mano de la mayor y ella negó, eso sentir un alivio a Jo que no duró mucho.

— Aún no, vengo a inspeccionar el lugar, y aún no pueden dejarme pasar. —refiriéndose a Richie, apuntó débilmente al hombre que se ofendió y sonrió irónico, Jo miró a su mejor amigo con reproche y luego a Carmen que también miraba a Richard de la misma forma.

— Lo lamentó, siéntase bienvenida y si necesita algo, hágamelo saber, ¿está bien? Gracias. —Jo habló con una suave sonrisa sobre los labios, mirando a los demás, Carmy la miró con una sonrisa muy fingida sobre el rostro, Jo se frustró un poco cuando el hombre la miró y la analizó unos segundos antes de entrar a la cocina detrás de la joven que llevaba una pañoleta sobre el cabello.

Él había huido de ella, la había dejado sola a altas horas de la noche en un vecindario peligroso, ¿por qué estaba molesto con ella?

Ni siquiera se dio cuenta cuando la inspectora comenzó hacer su trabajo, Jo se quedó analizando la entrada de la cocina por dónde Carmy había desaparecido, mientras Richie murmuraba alguno que otro insulto, Marcus la saludó con un beso en la mejilla y luego volvió a su trabajo. Dejándola a ella y a Richie en la barra del recibidor, a solas.

— Pudiste mencionar que vendrían los de salubridad hoy. —murmuró Jo mientras se quitaba el bolso del hombro, lo colgó en el perchero junto a su saco—. ¿Sabes qué la semana pasada pase aquí cinco horas tallando las lozas de la cocina? Mira esto, Richie.

Richie volteó a fuerzas, dejando a un lado las papas fritas que estaba marinando para meterlas a la freidora. Jo estaba parada detrás de él, enseñando sus dos manos, poniendo sus uñas frente a los ojos de su mejor amigo. Tenía las uñas hechas un desastre, realmente asquerosas.

— Deberías hacerte un manicure, ¿cocinas con esas uñas? Qué asco.

Eso hizo que Jo golpeará a Richie en el pecho, haciendo que esté se quejará, sobando la zona afectada. Iba a responderle con un pellizco, pero la inspectora salió con un rostro serio de la cocina, pasando a un lado de Richie y Jo, haciendo que ambos se asustarán después de escucharla hablar.

Para cuándo Richie comenzó a quejarse en voz alta, la mayoría del personal estaba junto a Jo. Ebrahim y Tina entraron al restaurante, Tina saludando con una sonrisa a la chica hasta que vio a Richie maldiciendo, la mayor rodó los ojos y se desapareció en el comedor. Fak, Sweeps, Marcus y Manny solamente esperaban lo peor para cuando Carmy y Sydney entraron a la escena.

Nancy Chore explicaba la situación y mientras Jolene escuchaba solamente pensaba en lo poco que había hecho por su mejor amigo los últimos meses, pero lamentarse por haber sido la peor amiga del mundo no iba arreglar el hecho de que la inspectora de salubridad había encontrado una grieta asquerosa en una de las esquinas de la cocina.

— Descubrí un gran agujero en el azulejo. Parece una antigua conexión de gas al lado de las cocinas. Y no solo no lo secaron ni sellaron correctamente, sino que alguien tapó el agujero con servilletas y un especié de plástico. —Jo frunció las cejas cuando sintió el estómago revolverse, se recargó sobre la pared cuando sintió la presión del dolor de cabeza sobre la frente—. La grasa se filtró en las servilletas y dejó de estar sellado.

Carmy se movió hasta quedar enfrente de la inspectora, Jo volviendo a escuchar la explicación que ya había escuchado junto a Richie, se acercó, quedando detrás del castaño. — ¿Qué significa?

— Una posiblemente contaminación cruzada, y no hay agua caliente en la estación de manos... Y ni siquiera he llegado a lo más grave.

A Jolene le temblaron las piernas cuando la cajetilla de cigarrillos terminó sobre la barra. Carmy tartamudeó unos segundos antes de verla, y en cuánto los ojos toparon con la cajetilla y Richie se tentó el cuerpo buscando la suya, Carmy sintió el calor de la ira recorrerle la espina dorsal.

Y allí estaba, Jo sosteniendo el papel con una gigante "C", sintiéndose culpable mientras Richie le pedía que soltará el papel. Richard poniéndose histérico solamente hizo que Carmy lo empujará, y que Nancy se fueran asustada del comportamiento de todos.

A Jo no le gustaban los gritos, mucho menos las peleas y conflictos. ¿Cómo había terminando siendo amiga de alguien cómo Richie y sus problemas de ira? No tenía ni idea, pero escucharlos gritar la ponían en un estado de ansiedad que le provocaba que las manos le sudarán y el pecho se le acelerará, así que se quedó callada gran tiempo de la conversación, de alguna forma todo comenzaba a caerle encima, y su falta de responsabilidad le estaba cobrando con una disociación, pero sin embargo no se sintió tan mal hasta que Carmy volteó a verla, arrebatándole de las manos el papel con una agresividad que hizo que ella se sobresaltará.

— ¿Sabes cuánto tiempo haz estado aquí desde que llegué? Menos de siete putas horas. —su tono de voz hizo que Jo se asustará, mirándolo desconcertada—. ¿Cómo se supone que voy a dirigir éste puto lugar si solamente estorbas con un título que no te mereces?

La mayoría se molesto, Fak gritó un "¿Qué mierda, Carmy?", haciendo que todos gritarán molestos pidiéndole que se calmará. Tina quién iba regresando al mostrador se molestó apenas lo escuchó hablar, apretando la mandíbula, por otro lado Marcus pasó gran parte de su brazo por encima del estómago de Jo para protegerla de Carmy de alguna forma, haciendo que ella diera dos pasos atrás. Jo estaba en un estado de shoock que ni siquiera ella entendía, se sentía asquerosa y sucia, y solamente pensaba en la forma que el hombre la miraba.

— ¿Qué mierda te pasa? —Richie empujó a Carmy, haciendo que éste volteará a verlo furioso—. Aléjate de ella, pedazo de mierda.

Richie golpeó los hombros de Carmen, haciendo que esté imitará su movimiento, comenzando un forcejeo de fuerza entre ambos.

— ¿Qué, vas a defenderla? Eres más inútil que ella, ¿quieres hacerte cargo también? —Carmy apuntaba a Richie mientras Sydney se entrometía entre ambos para evitar que terminarán moliendose a golpes—. Váyanse a la mierda, todos son un maldito estorbo.

— ¿Cómo sabes que no son tus putos cigarrillos? —por un segundo todo se calmó, haciendo que Richie y Carmy voltearán a ver a Jo que había hablado mientras se soltaba del agarré de Marcus, el hombre levantó ambas manos en modo de paz, Tina a su lejos sonrió mientras miraba a Fak que abría los ojos de sorpresa. Está vez fue Jo quién empujó a Carmy por el pecho, alejándolo de Richie y haciendo que Marcus tomará la muñeca de Sydney para que no se entrometiera—. Te voy a decir una cosa, Carmy, y espero se quedé grabado en esa cabeza estúpida.

Era más que obvio que ella se sentía culpable, hasta hace apenas una semana no podía pisar ninguno de los dos locales de comida porqué terminaba vomitando o teniendo un ataque de pánico que la hacía llorar por horas. Aún ignoraba a Natalie Berzatto cada que llamaba, y no podía pasar tiempo con Richie sin sentirse incómoda, pero aún así logró amarse de valor para volver a Chicago, y hasta ese momento todo estaba volviéndose mejor para ella, y haber tenido una buena semana no cambiaba los últimos meses horribles que había pasado, pero no iba a justificarse por estar ausente por un duelo o no ser suficientemente fuerte como todos los que estaban en el mismo lugar que ella ahora.

— Yo no soy Richie, y no soy ninguno de los idiotas que conoces a los que les puedes gritar y manejar a tu antojo. Sin ofender, corazón. —Jo levantó la voz, terminando su frase y mirando a su mejor amigo haciéndole ver que no era algo personal. Richie se encogió de hombros cuando ella lo miró, sabía que estaba disfrutándo de la escena pero ella no le tomó mucha importancia. Tragando saliva lo apuntó con el dedo índice—. He estado aquí, cinco años, ¿tú cuánto llevas aquí, eh? Cuatro meses, así que no vas a venir a decirme qué tan inútil soy. Vuelve a gritarme así, y de lo último que vas a preocuparte es sobre quién es el dueño de éste lugar al que llamas mierda, ¿me entendiste?

Carmen sintió el calor recorrerle el pecho cuando la mujer lo empujó. Podía ver los nervios de la chica, pero por alguna razón también se sentía intimidado, desde que la había visto por primera vez, en sus ojos solamente veía la tristeza y nostalgia brillando, pero ahora podía notar las lágrimas casi brotando por ambos y eso lo hizo sentirse asustado. No podía admitir que había tenido miedo de la pelinegra en cuánto supo de su existencia pero ahora era más obvio, porqué sus celos y otros sentimientos que aún no podía entender comenzaban a molestarlo.

Vio la mirada de todos, todos mirándolo decepcionados o molestos, pudo sentirse observado y juzgado en ese momento por los múltiples ojos que juzgaban la escena, pero aún así los ojos de Jo le pesaban más y terminaba viéndola fijamente de nuevo, con el corazón acelerado y ese mismo miedo de verse vulnerable como la última vez que la vio o que ella se pusiera a llorar frente a él. Apretó la mandíbula y dio dos pasos atrás, dándose la vuelta, sin responderle y saliendo por la puerta de la clientela y principal del restaurante.

"Yo me gradué con una C." Fak interrumpió el silencio qué se había formado unos segundos atrás haciendo que Jo soltará una risa mientras apretaba los labios, pronto esa risa se volvió un sollozo lleno de lágrimas derramadas sobre sus mejillas, haciendo que Richie envolviera entre sus brazos a la menor.

— Todos, vuelvan a lo suyo... —Richie levantó la voz, haciendo que la mayoría se quedará preocupados esperando hacer algo—. Ahora, lárguense de aquí, el espectáculo término. —su mano acariciaba el cabello de la chica mientras el otro la envolvía, Jo lo abrazaba por la cintura mientras recostaba su cabeza sobre su pecho—. Estarás bien, eso fue increíble, tú eres increíble, ¿lo sabes? Te amo, estarás bien.

Pero mentía, y ella lo sabía. Nada iba a estar bien desde ahora, y no había un abrazo o palabras para evitar el caos que se había creado.

El único hilo hacía la paz entre lo único que mantenía de pie a The Beff se había roto.










GIFSET BY MILA@doomkills.





















































GLOSARIO—         Manual de supervivencia de cocina por Lily Berzatto, (yo).

* CRÈME BRÛLÉE. postre francés que consta de una crema suave, generalmente de vainilla, con una capa superior crujiente de azúcar caramelizado. Esto crea un contraste de texturas entre lo cremoso y lo crujiente en el postre.

* DELLA NONNA.   postre italiano que combina una base de masa con crema y frutas frescas, como fresas. Es un postre clásico en Italia, especialmente en primavera y en el Día de la Mujer.

( ! ) disfruta tu lectura, las palabras culinarias serán marcadas con * para agregarse a éste manual al final de cada capítulo.







© R-RIZZO, SWANN'S BOOKS
2023, THE BEAR SERIES BY FX
A CARMY BERZATTO FANFIC






























Se logró, SE LOGRÓ ESCRIBIR ÉSTE CAPÍTULO INFERNAL AJSJDJDJD.

ME COSTÓ UN OVARIO TERMINAR DE ESCRIBIRLO, pero es que pasaron muchas cosas y una de esas fue que me enfermé de gripe y pensaba que la última parte era horrible. Pero aquí está, por fin, está listo y recién salido del horno para ustedes.

Chingadamadre cada que respires Carmy, me caíste mal está vez (la autora quién lo hace tener momentos cuestionables) pero te amo, así te amo.

Quiero agradecerles por todo el apoyo que está teniendo éste libro, no saben lo feliz que me hace ver que comentan o dejan un voto. No he visto muchos lectores fantasmas, GRACIAS??, por eso, y gracias por tenerme paciencia, creo que es el libro que más actualizo y espero seguir así, he estado trabajando en él muchísimo y me hace feliz ver los frutos de ese esfuerzo, por otro lado, espero que estén listos para ver el desmadre que se va armar entre Carmy y Jo en los próximos capítulos, va haber un poquito de estrés entre estos dos pero VALDRÁ LA PENA, lo prometo. Déjenlos llenarse de estrés hasta que exploten entre los dos SJDJDN, algo bueno saldrá de todo esto, GRACIAS POR LEER HASTA ACÁ.

VOTA, COMENTA, y gracias por serle fiel a Honeypie, te mereces un desayuno, cena o comida hecha por Carmy y un postre hecho por Jo. Un besote 💋💋💋

Swann.

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