—¡Cariño! No debías—Exclamó la rosada enternecida y emocionada, ambos estaban en cenando, como cualquier otro día, hasta que Ramón la sorprendió con un pequeño regalo, ella llevo una mano a su pecho conmovida mientras tomaba la pequeña caja morada y desase el listón brillante para poder abrirla—Oh...por...Troll

Dentro había una figura de cristal de una mariposa rosada, con brillos rosados dentro de aquella capa frágil, ella levanto el decorado y de abajo salió la cuerda metálica del collar, Poppy lo poso en sus manos, era sin duda muy hermoso, jamás había visto algo así—Es...es muy hermosa.

—Sabes, ese collar es muy...muy...muy antiguo en mi familia, mi abuela me lo dio hace muchos años junto a otros dos collares, el cual uno es mío, me dijo que el rosa, debía dárselo a la persona indicada, a la cual amara, respetara y protegiera hasta el final de mis días, y eso es lo que estoy haciendo—Él se paro de su asiento y se arrodillo para estar más abajo, ya que ella seguía sentada, la reina lo miro con pequeñas lagrimas en sus y acaricio su mejilla con una mano, Ramón recordaba perfectamente ese momento, cuando su abuela le conto como sus ancestros lo habian hecho de cristal y brillo directo de las minas, antes de que los bertenos los capturaran para vivir en el Árbol Troll.

—Me encanta Ramita, ¿de verdad me lo darás a mí?—Preguntó mientras se levantaba junto a él, el hecho de que le confiara algo tan importante en su historia familiar, a ella, sabiendo lo torpe que podía ser, la hacia sentir tan amada, no estaba acostumbrada a recibir tantas muestras de confianza apesar de ser la reina.

—No se lo daría a nadie más—Unieron sus labios con cariño, luego ella se volteo para que su esposo colocara el accesorio en su cuello.

—¿Y para quien es el otro collar? —Él la abrazo por detrás y beso suavemente su cabeza, se recostó en él con cariño, dejándose mimar.

—Quizás para alguien de nuestro futuro amor, no tiene dueño por ahora.

—Sigues siendo un cursi—Bromeó muy tranquila, él seguía besando su frente y acariciando su cabello, ni todas las muestras de amor y presentes serían suficientes como para demostrar cuanto se amaban, pero uno que otro detallito de vez en cuando siempre era bien recibido por la pareja, sobre todo algo tan importante.

Sopiler: La futura princesa del pop es la dueña del tercer collar