Era otro día en la playa, en la luna de miel de nuestra pareja favorita, que no se encontraba junta en ese momento, Ramón preparaba el almuerzo en la cocina, y Poppy estaba sentada en frente de la mesa de vidrio de la terraza, escribiendo una carta de "Mejórate" para su papá, le dijeron que estaba algo resfriado, recortaba tranquila a un pequeño Peppy con un termómetro de papel, mientras seguía pensando en que escribirle a su amado padre en la parte de atrás, lo que sea que fuera, le iba a poner muuuuucho brillo, en eso dirigió su vista un momento a su marido, se podía ver la sala y la cocina atreves de las puertas de vidrio, ahí donde el joven azulado cocinaba, sin duda lo hacia mejor que ella, estaba parado frente a una gran olla que se calentaba bajo la hornilla, ala vez que mezclaba el interior con un gran palo de madera y le echaba unas especias con sus dedos, por alguna razón ella sonrió al verlo tan concentrado en lo que hacía, se veía muy lindo con su expresión seria e indiferente.

De hecho, ¿Cuándo no se veía lindo?

Estas semanas con él habían sido las mejores de su vida, era tan dulce y atento, la consentía, la adoraba, le daba todo tipo de besos y mimos todos los días, en la mañana, tarde y noche, serían capaces de darle diabetes a cualquiera, aunque a veces se sentía triste de que toda la magia terminara cuando la luna de miel lo hiciera, estas vacaciones, a pesar de ser maravillosas, eran finitas, y bueno, volverían a Trollstopia, y gobernarían juntos como reyes y esposos, quizás tendría su propia familia, seria increíble, pero extrañaría mucho cuando eran solo ellos dos.

Le saco la tapa su marcador brillante y empezó a escribir, al momento de acabar, doblo la carta y le puso una estampilla y la ubicación, antes de llamar a un insecto volador para que la enviara, noto que aun le quedaba un sobre y un par de hojas de papel, tuvo una idea, una muy6 buena idea para su pareja y para ella también, tomo una hoja y volvió a escribir, con sus propias palabras, ¿Qué escribió?, cosas sencillas, como había estado su luna de miel, que esperaba de su matrimonio y lo feliz que estaba, también hizo un pequeño espacio para dedicarle a Ramón, relatando muchas e sus aventuras y todos sus sentimientos por él, cerró la carta con un "te amo", la cual la tuvo que extender a unas cuentas hojas más y las guardo en un sobre aparte, que enviaría a nada más y nada menos que al "Bunker del miedo", donde ambos acordaron vivir hasta crear un verdadero hogar para los dos, así, cuando tuvieran que volver, se encontrarían con aquel lindo detalle que ella especialmente hizo para su amado.

—¡Mi vida, a comer! —Llamó Ramón desde la cocina, sirviendo esa pasta en forma de moño con su salsa roja.

—¡Ya voy! —Le respondió con una sonrisa, rápidamente unió sus dedos en su boca y silbo lo suficientemente fuerte como para llamar a una gran luciérnaga y entregarle las dos cartas, claro, dándole también unos cuantos cubos de azúcar como propina, era una larga distancia que recorrer, y sin más, la vio irse para entrar a la casa y almorzar con su esposo.