🍯Lleven la miel con ustedes🍯
El agua caía en sus manos, con el grifo de la cocina prendido y él lavando los platos sucios que acababan de ocupar, como cualquier otro día, su amada esposa recogía algunas cosas de la mesa, repartir los deberes no era algo nuevo para ellos, durante su noviazgo, múltiples veces se habían quedado días o incluso semanas en el hogar del otro, incluso había ocasiones en los que se repartían los deberes del reino, cuando Ramón se ofrecía a ayudarla, en el matrimonio no sería la diferencia.
—Ríe conmigo, no más tristeza, he olvidado ya...—Esos versos parecían un cantico del viento, apenas los escucho, al voltearse solo vio a su amada reina, tartamudeando la melodía—Tu dulce sonrisa...si el mundo te agobia, y ya no lo soportas más, ven, búscame, y siempre ahí voy a estar...
—Tus colores reales...veo brillar, al ver tus colores, yo se que te amo—Cantó él en voz alta, haciendo que su pareja se volteara a verlo, algo avergonzada porque la escuchara cantar eso, estaba pensando en voz alta más que nada, su marido le sonrió con ternura, haciendo que se sonrojara aún más—Veo que no pasa de moda ¿eh?
—Jaja, no tienes idea de lo mucho que significa para mí, ambos sabemos muy bien como fue ese día—Ríe y se acercó a él.
—Sí...de hecho, creo que con eso empezó todo, nuestra amistad y luego...nuestra relación, aunque juraría que deje muy claro que te amaba esa vez—Recalcó secando sus manos con la toalla de al lado.
—Oye, eso no es justo, era muy pronto, recién nos conocíamos, ¿Cómo iba a saber yo en ese momento que eras el indicado? —Trato de excusarse, pero se detuvo al ver como Ramón se acercaba a ella, sonrió ampliamente y poso una mano en su pecho y con la otra lo abrazo del cuello, acerando sus labios para solo rozarlos.
—Buen punto, enamorarte poco a poco se sintió mejor—Bromeó.
—Ahora que lo pienso, ninguna otra pareja puede decir que tiene algo tan importante con esa canción, es...es solo nuestra—Bajo la mano en su pecho y la llevo a su mano azulada, un poco más grande que ella, ambos unieron sus dedos con cariño mientras sus rostros estaban cada vez más juntos, sintiendo sus corazones sincronizándose una vez más.
—Tienes razón—Susurró el peli-azul—Es solo nuestra...
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