Capítulo XXIV
Aquella noche, después de vencer a Null, salvar su universo y procurar sanar el daño espiritual que el oscuro ser le había hecho al bosque las jóvenes durmieron una vez más en la habitación de la casa que habían creado, sus cuerpos tan juntos como era posible y llenas de una felicidad imposible de describir con palabras, al poder pasar una noche más junto a la mujer que amaban tan profunda y sinceramente, bañadas por la calma de saber al irse a dormir que aún tenían un futuro por compartir.
A la mañana siguiente los toques en la puerta despertaron a la joven pareja, que se vistió rápidamente y bajó a recibir a quienes ya sabían eran sus familiares y amigos.
El grupo estaba formado por Anna, Kristoff, el Teniente Mattías, Yelana y Ryder, todos sabían que algo estaba mal y habían acordado que un grupo más pequeño estaría más seguro en caso de que hubiera algún peligro, pudiendo pasar desapercibido; se prepararon adecuadamente para el viaje, dejaron los caballos, renos y a Sven en el campamento Northuldra y siguieron el resto a pie. Cada uno de los presentes quedó sorprendido al ver a la joven pareja salir al porche de la casa.
—¡Elsa! —gritó Anna lanzándose a los brazos de su hermana—. Wow, te vez un poco más en forma, y... te siento diferente, ¡¿cómo cambiaste tanto en unos días?! —preguntó Anna a su hermana, aún tomadas por los brazos.
—Es una larga historia.
—Bueno, ¡tengo tiempo para escucharla ahora que sé que están bien! —dijo Anna animadamente.
—Nos alegra que estén bien, y no estaría nada mal escuchar esa historia —agregó Kristoff con un gesto sonriente y semblante calmado, abrazando también a su cuñada.
—Es un alivio verlas —dijo el teniente Mattias, haciendo una respetuosa reverencia.
—¡Hermana! —exclamó Ryder, abrazando a Honeymaren—, me encanta tu nuevo estilo, ¿dónde conseguiste algo así?, me vendría bien una capa —agregó Ryder, bromeando mientras dejaba salir la preocupación que había estado sintiendo por su hermana.
—Nos alegra que estés bien —dijo Yelana poniendo su mano sobre el hombro de la joven y después la capa abrazo a ambos.
—¡Wow! ¡Esa cosa se movió! —gritó Ryder e instintivamente todo el grupo se ocultó tras el Teniente Mattias y Yelena, que apuntaban su espada y bastón a los extremos de la Capa de Levitación, que se expandía a sus anchas mientras parecía divertirse con la impresión que causaba en las nuevas caras.
—Cálmense, no les hará daño, es nuestra amiga —dijo Honeymaren.
—Vaya, aún no termino por acostumbrarme a las cosas mágicas —dijo el teniente Mattias, dejando salir un suspiro de alivio.
—Es por eso que sentía gran magia en ti —dijo Yelana bajando su bastón y recuperando rápidamente su semblante tranquilo.
—Me temo que no es la única magia que hay en mi, Señora —dijo Honeymaren, proyectando un gran círculo mágico frente a ella para la sorpresa de todos y después haciéndolo desaparecer con la misma facilidad que lo conjuró.
—Creo que tenemos mucho que explicar —dijo Elsa tomando la mano de su amada.
—Pasen, esto puede tomar un tiempo —añadió Honeymaren, y todos las siguieron adentro.
Las jóvenes explicaron todo; el altercado con Null del que ya sabían Yelana y Ryder, la aparición de Ancestral, su entrenamiento en el santuario con el tiempo alterado mágicamente y como finalmente lo derrotaron, salvando todo y a todos de un enorme peligro. El pequeño grupo quedó maravillado y después las jóvenes se dispusieron a mostrar el santuario, encontrándose con los espíritus al salir de la casa, aparentemente recuperados; Gale repleto de hojas y vigoroso en actitud como siempre, Bruni igual de activo y juguetón, el Nokk, en todo su esplendor y el grupo de gigantes de tierra, de un tamaño más o menos humano.
—¡Hola chicos! —dijo Elsa al recibirlos mientras, Gale y Nokk las rodearon felizmente y después el grupo de gigantes de tierra las envolvió en un abrazo grupal.
—Gracias chicos, me temo que el hechizo que usaron para encogerlos irá desapareciendo gradualmente, traten de disfrutar ese tamaño mientras crecen —dijo Honeymaren al terminar su abrazo, los gigantes parecían felices de estar bien y de poder ir creciendo de nuevo gradualmente, aprovechando el tiempo para hacer cosas que en su tamaño normal no podían.
El grupo convivió un poco con los espíritus y después la joven pareja los guio a través del santuario, mostrándoles sus maravillas y dejándolos realmente sorprendidos.
—¿Van a vivir aquí o en su casa? —preguntó Anna.
—Es importante saber dónde encontrarlas —agregó Kristoff.
—Y es importante que protejan este lugar, presiento que el bien de todos dependerá de ello —agregó Yelana.
—No se preocupen, tenemos la solución perfecta —dijo Elsa tomando la mano de su amada y lista para poner en acción el plan que habían ideado la noche anterior.
Una vez que el grupo salió nuevamente las dos jóvenes utilizaron su magia para mover la casa justo a la entrada de la cueva, para el asombro de todos, y una vez adentro crearon una puerta nueva al fondo de la sala que daba a la cueva; Elsa congeló y adornó bellamente el tramo de la cueva como un pasillo, con algunos retoques de Honeymaren, y la casa y el santuario quedaron unidos bella y eficientemente, conservando oculta la puerta al santuario, siendo posible de abrir solo gracias a la magia de una de ellas.
—¡Deberíamos hacer un gran festejo! —dijo Kristoff, cuando todos estaban de vuelta al borde del lago.
—¡Si! No todos los días se salva al mundo de ser devorado —agregó Anna.
—No sé si sea la mejor idea —dijo Elsa.
—¿No podría atemorizar a la gente contarles de los peligros a los que han estado expuestos? —dijo Honeymaren.
—Es mejor que sepan la verdad a vivir en el miedo... los jóvenes desaparecidos fueron rescatados por los espíritus antes de que el ser que llaman Null los consumiera, están recuperándose de vuelta en el campamento, pero todos sabrán lo que les ocurrió... no hay mejor remedio para el miedo que la verdad en una situación como esta, después de todo, los Northuldra llevamos la relación con la magia en nuestras raíces —dijo Yelana, en un tono sabio y decidido, con Ryder asintiendo confiadamente a su lado.
—Y nuestra gente aún debe aprender más sobre ella... para no volver a repetir el pasado... los rumores del misterioso encuentro que tuvieron algunos recolectores de hielo han comenzado a esparcirse, y con ellos el miedo —dijo Anna, a lo que Kristoff y el Teniente Mattias asintieron.
La joven pareja se vio a los ojos y después dieron su respuesta al unísono.
—¡Hay que hacerlo!
Ambos pueblos trabajaron en conjunto y decidieron armar las festividades en un largo claro de terreno que se encontraba aproximadamente en medio del camino que había entre ambos, siendo esto un símbolo más de su amistad y cooperación. Los dos grupos trajeron lo mejor que pudieron durante el día y las festividades comenzaron en la tarde; hubo comida, bebida, música, juegos e incluso baile.
—¡Elsa, Honeymaren, vengan!, ¡es tiempo de bailar! —dijo Ana a la joven pareja, que se encontraba sentada contra un gran árbol viendo como los pueblos se divertían.
—Oh no, no, no lo creo, yo no sé bien cómo hacerlo —dijo Elsa mientras veía como las personas comenzaban a juntarse y danzar al ritmo de la creciente música.
—Nadie aquí lo sabe, no sabemos los bailes de los otro pueblo, ¡pero será divertido, y aprenderemos más unos de los otros! —dijo Kristoff.
—¡Vamos Honey!, ¡será divertido!, no sueles ser la clase de persona que evade los retos —dijo Ryder, acercándose a la pareja.
Ambas jóvenes se vieron, sonrieron nerviosamente y asintieron con la misma duda, no muy seguras de lo que harían, pero de acuerdo en que juntas valía la pena intentarlo.
—De acuerdo —dijo Elsa.
—Haré lo que pueda —dijo Honeymaren.
A pesar de ser nuevas en ello las jóvenes bailaron, no sin pisarse algunas veces y caerse por entrelazar sus piernas al querer seguir el rápido ritmo de la música en una ocasión, o por tropezarse con la Capa, que se negaba a ser excluida de la diversión, en otra, pero lo disfrutaron, riendo de sus equivocaciones, y tal como ellas gente de ambos pueblos tomó con alegría equivocarse al intentar algo completamente nuevo para ellos, felices también por sentir que podían compartir su cultura, y en ese intercambio, los Northuldra y la gente de Arendelle, entrelazaban más sus lazos, proyectando un futuro de unión en el que ambos serían cada vez más cercanos.
La celebración fue algo memorable y divertido e incluso los espíritus formaron parte de ella. Finalmente, en la madrugada, después de festejar hasta quedar agotados, ambos pueblos recogieron sus pertenencias, intercambiaron regalos de buena fe y partieron de vuelta a descansar a sus hogares.
—Prométanme que vendrán a nuestra noche de sábado —dijo Anna antes de despedirse nuevamente de la pareja ante la gran hoguera del evento; siendo ella y Kristoff los últimos de Arendelle que esperaban antes de partir, acompañados solo por los guardias, y claro, Sven y Olaf que ya había caído dormido encima de este.
—Claro que lo haremos —dijo Elsa, tomada por la cintura con Honeymaren.
—Será divertido —dijo Honeymaren, tomada igualmente de Elsa.
—Sí que lo será —dijo Kristoff, después los cuatro se dieron un abrazo grupal y la pareja real de Arendelle partió en su pequeño carruaje tirado por Sven.
—Cuídense mucho chicas —dijo Ryder, quien se acercó para abrazarlas.
—Tú también —dijo su hermana.
—Te veremos la mañana del sábado —agregó Elsa.
Finalmente, Yelana se acercó también, uniéndose al abrazo a pesar de lo poco acostumbrada que estaba a ellos.
—Estoy muy orgullosa de ustedes jovencitas, han logrado más de lo que siquiera pudiera haber llegado a imaginar, cuídense y sepan que nuestros pueblos están listos para ayudarlas en cualquier cosa que necesiten —dijo la líder Northuldra, siendo interesante que tomara a Arendelle ya como un pueblo hermano, a pesar de todas las dificultades que habían pasado, pero sabiendo que en el Reino sentían justamente lo mismo.
—Así lo haremos —dijo Elsa.
—Y no se preocupe, contamos con ustedes —agregó Honeymaren.
Yelana y Ryder asintieron y después montaron sus renos, iniciando también su camino de vuelta.
—Bueno, creo que es hora de ir a casa —dijo Honeymaren.
—Así es —respondió Elsa y apagó con su gélido toque la hoguera que había brindado luz y calor a su velada. Enseguida Honeymaren la tomó de la mano y con un rápido gestó abrió un portal de vuelta al santuario por el que ambas pasaron juntas. Las jóvenes aparecieron frente al gran ventanal, que para su sorpresa se encontraba ligeramente empañado y en una letra cursiva aparentemente escrita de forma delicada con el dedo podía leerse claramente un mensaje.
"Sabía que lo lograrían"
Ambas jóvenes sintieron un escalofrió de sorpresa y felicidad al leer eso.
—¿Ella no está aquí verdad? —preguntó Elsa, al no poder percibir la energía de su maestra.
—No, no puedo sentirla... quizá dejo un preparado hechizo para felicitarnos cuando no pudiera detectarse más la presencia de Null —dijo Honeymaren, tocando el ventanal, gesto que imitó su pareja y también la Capa de Levitación.
—Quisiera que pudiéramos verla una vez más... dijo Elsa.
—Tal vez lo hagamos, no puedo saber con certeza como apareció ahí ese mensaje, quizá... estuvo aquí después de todo —dijo Honeymaren esperanzada.
—Sí, tienes razón —dijo Elsa, contagiándose de esa esperanza.
Un breve momento de silencio pasó mientras las jóvenes mantenían su vista en aquellas palabras escritas en el vidrio.
—Lo hicimos —dijo la Reina de la Nieve, como si aún no creyera por completo lo que había ocurrido.
—Sí, en verdad lo hicimos —dijo la Hechicera, acercando persuasivamente su cuerpo al de su novia.
Los labios de la joven pareja se encontraron íntima y apasionadamente una vez más ante aquel mágico ventanal que presenciaría incontables veces el amor que se tenían. Con tantos posibles futuros era incierto saber que deparaba el destino para ellas, o que amenazas podrían surgir, pero algo era seguro, esa dimensión ahora tenía alguien para enfrentarlas; una poderosa Reina de la Nieve y una gran Hechicera... una Hechicera Suprema.
----
Arte del capítulo hecho por @noidontgetthis en Twitter.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro