Epilogo.
Alice soltó un jadeo cuando encontró los juguetes esparcidos por toda la sala del segundo piso. Soltó un gran suspiro, llevándose la mano hasta sus sienes y dando un grito ahogado.
—¡Sophie ven aquí! —la llamó enojada.
La pequeña comenzó a correr, mientras reía con travesura. Se escondió detrás de un sofá y con los ojos asomados por el respaldo, miraba a su madre ordenar los juguetes con una sonrisa.
Justin rió, y la levantó tomándola en sus brazos. Sophie enredó sus brazos en el cuello de Justin y comenzó a gritar cuando notó que Justin la llevaba hasta Alice.
—¡No! ¡Papi, no!
—Pequeña, maldadosa —Justin frunció el ceño con diversión, tratando de lucir serio–. Ayúdale a mamá a ordenar.
Sophie soltó varios quejidos y cuando Justin la dejó en el suelo. Volvió a escapar, esta vez corriendo hasta su habitación.
—Déjala —Alice rió negando con la cabeza—, algunas veces puede conmigo.
Justin se inclinó a su lado para ayudarla a recoger todos los juguetes esparcidos por el suelo .
—Es igual a Madison —Justin murmuró—. No cambia en nada.
—Bueno, tiene los ojos verdes de Alex, pero el cabello y la personalidad es la de Madison —Alice se dejó caer en el suelo cuando terminó de ordenar.
—Siempre podemos emparejar la cosa —sintió los brazos de Justin, rodearla por la espalda.
—Me siento cansada para tener más hijos —se giró y posteriormente se sentó sobre las piernas de Justin.
—Claro, pero para hacerlos nunca te cansas —Justin le guiñó un ojo.
Las mejillas de Alice no tardaron en enrojecerse.
Las cosas entre ellos jamás cambiarían.
—¡Mami! ¡Mamá! ¡Mami! —los gritos Alex se hicieron presentes por toda la mansión.
Tanto Justin como Alice se pusieron de pies en tres tiempos y se dirigieron rápidamente a la habitación de Alex.
—¿Qué sucede? ¿Por qué gritas así? —Alice regañó.
—¡Sophie tiró los juguetes de Alex por la ventana! —Madison exclamó, cruzándose de brazos con seriedad.
—¡Y rompió mi play station cuatro! —Alex lloriqueó levemente.
Justin y Alice dirigieron su mirada hasta la pequeña de tres años, la cual los miraba con sus ojos verdes gigantes y una sonrisa llena de ternura.
Cualquier persona que la viera, diría que era la cosa más tierna del mundo, pero solo Justin y Alice sabían que era un pequeño demonio por dentro.
—¡A tu habitación! —Alice la miró enfurecida.
Sophie hizo un puchero, mientras su mentón comenzaba a temblar.
—¡A tu habitación, Sophie! —volvió a hablar.
La pequeña rompió en llanto y salió corriendo de la habitación de Alex.
—Ve con ella, yo me encargo —Justin le murmuró a Alice.
Esta asintió, soltando un suspiro y posteriormente salió de la habitación.
—¡Papá! —Madison espetó— No puedo creer que Sophie sea tan mal educada.
Justin la miró con una ceja alzada.
—Tu eras igual cuando pequeña, no te quejes.
—Tengo nueve años, soy grande —Madison elevó una ceja— y linda.
—¡Y yo también soy grande! —Alex murmuró.
Justin besó la cabeza de ambos.
—Vayan a recoger los juguetes que tiró Sophie por la ventana. Compraremos otro play station el lunes —acarició la cabeza de Alex.
—¡Está bien! —dijeron al unísono.
Justin rió levemente al ver el play station destrozado. Le causaba gracia que una criatura de tres años fuera capaz de romper los juguetes de dos niños de nueve y siete años.
Madison y Alex eran bastante unidos. A pesar de que estaban en grados distintos, Alex siempre protegía a Madison y viceversa. Quizás el hecho de que siempre fueron los dos pequeños y únicos, los había hecho más que unidos. Aún así, ambos querían a su hermana pequeña por igual, con la única diferencia de Sophie los hacía rabiar con todas sus locuras.
Justin se dirigió a la habitación de Sophie, pero esta estaba vacía, por lo que supuso que Alice estaría en la habitación principal. Entró a su habitación encontrándose con un momento bastante tierno, que le removió el corazón de amor.
—Amo, mami —Sophie apretó las mejillas de Alice—. Amo, amo, amo.
—Yo igual te amo, mi bebé —Alice le besó la mejilla reiteradas veces.
Justin soltó un suspiro y caminó hasta ellas. Se dejó caer en la cama y en seguida Sophie trepó hasta su pecho para acurrucarse allí. Alice sonrió y se dejó caer el lado de Justin.
—¿Y a mi me amas? —Justin le acarició la espalda.
—Amo, amo, papi —sus pequeños ojitos verdes brillaron.
El corazón de Justin se contrajo. Para él, ver los ojos de Sophie era ver los ojos de Alice en miniatura.
—Yo igual te amo mucho.
Sophie se rió y luego se removió incómoda. Se bajó del pecho de Justin y se recostó al lado de Alice. Por lo que Alice quedó entre Justin y la pequeña Sophie.
—Se va a quedar dormida —musitó Justin.
Alice asintió y se giró hacia Sophie para acurrucarla y cubrirla con las sábanas, dándole la espalda a Justin, quien no tardó en abrazarla por detrás.
Alice y Justin se quedaron mirando a la pequeña balbucear bastante hasta que después de cinco minutos se quedó profundamente dormida.
—¡Nosotros igual queremos!
Madison y Alex entraron a la habitación.
— Se pueden recostar a un lado de Sophie, pero en silencio —Justin susurró.
Ambos asintieron y se metieron bajos las sábanas a un lado de Sophie.
Este era orden en la cama; Justin, seguido de Alice, seguida de Sophie, seguida de Alex y al extremo Madison.
Justin se quedó acariciando el vientre de Alice un largo rato, mientras todos estaban en silencio. Diez minutos bastaron para que Alex y Madison se quedaran dormidos de igual forma.
—Abrázame —Justin susurró en el oído de Alice.
Alice se giró lentamente, para no despertar a ninguno de los tres, y se acurrucó en el pecho de Justin.
Justin sonrió y besó su frente repetidas veces.
—¿Tienes sueño igual?
—Anoche no me dejaste dormir —Alice lo miró somnolienta.
—Tu no te quejabas —elevó una ceja.
Alice comenzó a reír en silencio y enterró su cara en el pecho de Justin. Mientras él seguía acariciándole la espalda. Sin detenerse.
Justin inhaló su olor y sintió como automáticamente sus músculos se relajaban. Estar con Alice y los niños era lo mejor que le podía pasar, cuando se encontraban los cinco juntos, era como tenerlos a todos protegidos y con él. Era su tranquilidad.
—Se siente tan bien.
—¿Qué cosa? —Alice lo miró.
—Estar aquí, contigo y con mis tres hijos —suspiró y besó cortamente los labios de Alice—. Jamás en la vida hubiese imaginado que terminaríamos de esta forma.
—¿A qué te refieres? —Alice frunció el ceño.
—Éramos solo unos niños cuando nos enamoramos, sin saber lo que realmente significa amar. Ambos nos equivocamos y ambos salimos adelante. Tenemos casi treinta y un años y yo sigo sintiendo lo mismo que el primer día. Te amo con cada parte de mi ser, algunas veces pienso que estoy obsesionado contigo, no lo sé, pero te amo tanto que duele —volvió a besarla, mientras el corazón de Alice estaba disparado con todas aquellas palabras—. Y nuestros hijos son el regalo más grande que he podido recibir. Cada uno de ellos es especial, desde Madison hasta hasta el que viene en camino —acarició el vientre de Alice—, no me lo niegues, vi el test de embarazo en el basurero.
Los ojos de Alice se abrieron y miró a Justin con sorpresa. Justin secó las leves lágrimas que caían por sus mejillas y le besó la punta de la nariz, mientras su estómago se revolvía de gusto.
—Gracias por hacerme el hombre más feliz de la vida, gracias por amarme la misma forma en que te amo y gracias por darme a los hijos más hermosos del planeta —sonrió—. A pesar de todo lo que venga de ahora en adelante, prometo seguir a tu lado, apoyarte, cuidarte y amarte de la misma forma en que tú lo haces. Porque sé que juntos somos invencibles, nadie jamás se ha puesto entre nosotros y nadie lo hará. Porque mientras nos amemos de la misma forma en que lo hacemos todo estará bien. Porque yo te amo a ti y a los niños para siempre, Alice.
Alice sollozó brevemente contra su pecho. Justin sonrió al verla emocionada y sin dejar de acariciarle la espalda, le besó la coronilla hasta que ella pudo levantar su cara.
—Para siempre —sonrió.
Justin asintió y la besó lentamente, mezclando sus labios con delicadeza. Ambos sabían que la gente solía decir un "para siempre" sin sentirlo y sin cumplirlo, pero de la misma forma ambos sabían que el "para siempre" de ellos, era igual de real que el amor que se sentían.
—Te amo mucho, Justin —Alice suspiró contra sus labios.
—Yo igual te amo mucho, Honey —sonrió, mirando sus lindos ojos verdes brillar con emoción.
—Para siempre.
—Te amo para siempre, Honey.
Justbiebssg presentó
Honey 🍯
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