38: Lo esperado.
Justin llego a la mansión luego de un largo día de trabajo, aquel día había tenido dos cirugía de emergencia, por lo que ya era media noche cuando salió del hospital y volvió a su hogar.
Dejó su maletín en la biblioteca de la casa y luego se dirigió por los largos pasillos hacia su habitación. Al parecer todos estaban durmiendo, la mayoría de las luces estaban apagadas, menos la de su propia habitación, por lo que supuso que Alice lo esperaba despierta.
Al entrar, la vio con la cabeza escondida en sus manos. Estaba sentada en el borde de la cama, mirando tristemente al suelo, mientras sus codos estaban apoyados en sus rodillas y con ambas manos sujetaba su cabeza.
Justin hizo una mueca, entrando a la habitación en silencio, sin dejar de mirarla y sentirse también deprimido, sospechaba lo que le sucedía a Alice y bueno, era algo que igual lo deprimía a él.
Alice lo había sentido, pero simplemente no tenía ánimos de girarse para saludarlo. Estaba metida en su mundo.
Justin se quitó la corbata, sin dejar de mirarla y posteriormente la camisa. No quiso acercarse a ella, la conocía y sabía que ella no lo quería mirar porque estaba muy triste y probablemente quería estar sola. Se dirigió al baño y se encerró un rato allí, hizo correr el agua del Jacuzzi y luego de dos minutos volvió a la habitación, encontrándose a Alice en la misma posición de hace unos minutos.
Finalmente se quitó los pantalones y se envolvió una toalla al rededor de sus caderas. Caminó hasta ella y se puso de cuclillas, para quedar a la altura de su cara. Alice lo miró con sus ojos verdes algo rojizos por las lagrimas retenidas. Justin solo le acarició los brazos y la atrajo hacia él para abrazarla. Alice sollozó en silencio cuando sintió los cálidos brazos de Justin envolverla con suavidad y se dejó hacer por él, necesitaba de sus abrazos, lo necesitaba a él.
—Tranquila, bebé —le besó la coronilla.
Habían pasado dos meses, duros dos meses para Alice. No podía embarazarse y no sabía el porqué, a las cuatro semanas de decidir quedar embarazada, se hizo un test y salió negativo, incluso pensó en algún error y fue al hospital a chequearse, pero todo estaba normal. Le volvió el periodo y no se afligió, siguió intentado y cuando regresó al hospital en tres semanas ya que el periodo se la había atascado, tampoco obtuvo un buen resultado. Mañana le daban los resultados de su tercera prueba y ya se encontraba bastante afligida y nerviosa, se le habían pasado miles de escenarios por la cabeza y eso le hacía aún peor.
Justin le secó las lagrimas con sus pulgares y le susurró algunas palabras lindas, haciéndola sonreír levemente. Alice no lo soltó en ningún momento, se quedó abrazada por mucho tiempo, tanto que Justin debió separarse de ella cuando sintió que el Jacuzzi emitía la alarma porque el agua estaba alcanzado el máximo nivel.
—Ven a tomar una ducha conmigo, te relajará —la animó.
Alice soltó un suspiro y asintió sin mirarlo.
—Espérame, iré en seguida —murmuró.
Justin hizo una mueca y se metió al baño en silencio, dudoso de la respuesta de ella. Se quitó la toalla y los bóxers, y se adentró al Jacuzzi. El agua caliente relajó todos sus músculos, tanto que soltó varios gruñidos de placer. Había sido un día bastante exigente, dos cirugías de corazón eran bastante largas, pero para eso había estudiado y no se podía quejar.
A Justin también le afectaba el hecho de que a Alice le costara tanto quedar embarazada cuando prácticamente hacían el amor casi todos los días. Es más, desde que habían decidido tener un bebé, aprovechaban cualquier momento para hacerlo, ya habían experimentado en el auto, en el estacionamiento del supermercado, en el consultorio de Justin, e incluso se habían ido un día completo al Penthouse, el cuál aún conservaba. Se habían ido un día y una noche completa para estar solos. Justin no creía que existiera algún problema, porque Alice siempre había sido sana y él igual, tenía la sospecha de que no funcionaba porque Alice había tomado mucho tiempo anticonceptivos y además había estado tres años sin pareja, pensaba que quizás eso influía, pero sabía que si seguían intentado y seguían sin obtener algún resultado, era porque algo andaba mal.
Abrió sus ojos algo asombrado cuando Alice entró al baño en ropa interior, pensó que ella no quería tomar un baño. Soltó un suspiro, mirándola con algo de tristeza. No le gustaba verla tan decaída, no exactamente cuando ella era linda y risueña.
Alice hizo una mueca y comenzó a deshacerse de su ropa interior. Justin la miró de pies a cabeza, pero sin ninguna otra intención, solo curiosidad. Alice entró en Jacuzzi y en seguida fue aplastada por los brazos de Justin. Quedó sentada sobre sus piernas, dándole la espalda, por lo que Justin la abrazó por la cintura, afirmando su mentón en el hombro de ella. Se recostaron hacia atrás y Alice se dejó caer en el pecho de Justin.
—¿A qué hora debes estar en el hospital mañana? —él preguntó, mirándola hacia abajo, mientras le acariciaba la cintura por debajo del agua.
—A las diez —finalmente lo miró.
Justin le besó la punta de la nariz.
—Si no resulta, sabes que lo seguiremos intentado —la miró con una leve sonrisa.
—No sé si quiero seguir intentándolo —finalmente suspiró.
Justin sintió su estómago vacío al oírla decir aquello.
—¿Te vas a rendir? —murmuró algo dolido por su actitud.
—No me mires así, Justin —se quejó—. Sabes que es bastante doloroso cuando la prueba da negativo, no quiero seguirme ilusionando por algo que siento que ya no dio resultado.
—Alice... —se quejó, no le gustaba cuando ella se rendía fácilmente.
—Lo siento, Justin. Lo siento por no poder darte lo que quieres —se afligió.
Cuando a Alice se le metía algo en la cabeza, no había nadie que la hiciera cambie de opinión, y Justin lo sabía mejor que nadie.
—Mírame —la obligó tomándola del mentón—. Te amo, Alice. No importa lo que suceda, el hecho de que trates de hacerme feliz con esto, es lo que realmente me vale, ¿entendiste?
Miró el pecho tatuado de Justin, ignorándole.
—¿Entendiste? —insistió.
Alice finalmente conectó sus ojos verdes ,cristalizados, con los de él y asintió.
—Sí, sí —al fin lo abrazó, quedando de frente a él.
Justin soltó varios suspiros y cerró sus ojos, sintiendo la tibia piel de Alice contra la de él, eso le brindaba bastante tranquilidad, sentirla a su lado.
—¿Qué tal las cirugías de hoy? ¿Estás muy cansado? —le acarició la mejilla, admirando lo relajado que se veía el rostro de Justin con los ojos cerrados.
Justin amó el hecho de que Alice estuviera hablando con él. Estaba algo enfermo con el triste silencio de ella.
—Muy bien, amor. Salvé la vida de dos niños y por supuesto que estoy cansado —la miró con una leve sonrisa.
—Mi héroe —Alice dejó dos besos en su pecho.
Justin sonrió, aún con los ojos cerrados. Sintió las pequeñas manos de Alice en sus hombros y luego cómo estás comenzaban a amasarlo.
—¡Jesús! No te detengas —gimió.
Los pequeños masajes que Alice le estaba brindando lo hacían sentir en la gloria.
—Bastante tenso —Alice hizo una mueca.
—Fue un largo día —se elevó de hombros.
—Espero que mañana sea un buen día —suspiró ella, volviendo a afligirse.
Justin abrió sus ojos y la tomó por la mejillas, para evitar que Alice volviera a pensar en lo que tan triste la tenía.
—Hey, piensa en otra cosa, disfruta del agua conmigo, está exquisita —le sonrió con ternura—. Hazme un favor y ayúdame con el champú.
Alice asintió y tomó su champú de fresas, esparció un poco en su cabello y luego en el de Justin, haciéndolo reír.
—Oleré a ti —elevó una ceja.
—¿Eso te disgusta? —lo miró con seriedad.
—Claro que no —la miró indignado—, pero me hará extrañarte aún más cuando esté en el hospital.
Alice sonrió levemente, mientras elevaba sus brazos para comenzar a esparcirle el champú por el cabello. Justin no pudo evitar bajar su mirada hasta los senos de ella, era inevitable mirarlos cuando prácticamente estaban frente a él, moviéndose gracias los movimientos que hacía ella con sus brazos.
—Deja de mirarme, sé que lo haces —ella susurró, con una sonrisa.
—No es apropósito, cariño —le respondió.
Alice rodó los ojos y tomó la pistola de agua. Le enjuagó el cabello a Justin y luego lo hizo con el de ella.
—Muchas gracias, bebé –le sonrió.
Alice asintió y Justin aprovechó el momento para besarla. La abrazó por la cintura, atrayéndola hacia él y continuó succionando de sus labios con bastantes ganas.
—Te amo mucho, ¿vale? —susurró entre beso y beso, con los ojos abiertos, mirándola.
Ella sonrió contra sus labios y se siguieron besando. Alice suspiró con algo de inseguridad cuando sintió el bulto en su entrepierna, pero aún así su cuerpo no tardó en reaccionar, no era fácil tratar de negarse al placer cuando estaba desnuda sobre él, siendo estimulado por aquellos besos.
De alguna forma se sentía diferente, hace días hacían el amor solo por lujuria y porque quería intentar que funcionara lo del embarazo, pero en aquel momento podía sentir como Justin la acariciaba con bastante pasión, de la forma en que solía hacerlo cuando hacían el amor solo para demostrarse lo enamorados que estaban el uno del otro.
Justin enterró sus dientes en el cuello de ella, amando sentirla estremecer sobre él. Los pezones erizados de Alice se enterraron en la piel de su pecho, haciéndolo estremecer a él también. La miró con una sonrisa, la cual ella respondió besándole los labios. La tomó por la cintura y la rozó contra su erección para estimularla mejor, ambos soltaron pequeños gemidos ante la sensación y no pasó mucho tiempo para que Justin se acomodara bajo ella y se introdujera lentamente en su interior. Alice cerró los ojos, soltando otro gemido y se abrazó del cuello de Justin con fuerza. Justin, mirándola fijamente, excitándose con tan solo ver la cara de placer de Alice, la ayudó a moverse sobre él con sus manos en la cintura de ella.
—Te amo, Alice —le besó la mejilla, mientras que con una mano le envolvía la espalda y con la otra la ayudaba a levantarse y a dejarse caer.
—Yo igual te amo —le susurró en el oído.
Justin también movió sus caderas, como pudo, enterrándose aún más en el interior de Alice. Ella tiró del cabello de este y le mordió el lóbulo de la oreja cuando una oleada de placer le recorrió el cuerpo completo, haciéndola temblar ligeramente.
Justin estaba ligeramente embobado con las piernas de Alice apretándolo con fuerza, eran suaves y largas, quería besarlas. Él gruño con bastante fuerza cuando la sintió contraerse, y aceleró un poco más sus movimientos. Alice comenzó gemir sin restricciones, sus pezones estaban siendo estimulados al rozarse con fuerza contra el tonificado pecho de Justin. Él le besó el hombro repetidas veces, inhalando de su olor a fresas y a la vez acariciando el trasero de la chica mientras la ayudaba a moverse. Alice sintió su estómago arder de placer y comenzó a contraerse por completo, llegando a su fin con la respiración completamente agitada, mientras Justin la observaba con los ojos entrecerrados por el placer. Justin aceleró su movimientos, haciéndola gritar ligeramente y luego, sintió como su erección explotaba finalmente. Soltó bastantes sonidos desde su garganta y se recargó contra los extremos del Jacuzzi, cerrando sus ojos, mientras sentía el éxtasis abandonar lentamente su cuerpo.
Alice se recostó sobre él y Justin aprovechó para acariciarle la espalda.
—Es una buena forma de terminar un día tan agotador —Justin susurró casi en silencio.
Alice dejó pequeños besos sobre su mentón, terminando sobre sus labios.
—Vamos a la cama, tienes sueño, debes dormir.
Justin no protestó.
Ambos se envolvieron en una toalla y Justin se sentó sobre la tapa del WC para que Alice le secara el pelo con el secador. Luego ella se sentó sobre las piernas de él y secó su cabello mirándose al espejo. Justin se quedó mirándola todo el rato, pensando en lo hermosa que era, y pensando en como era posible que toda su vida haya estado enamorado de ella y aún la siguiera queriendo y encontrando hermosa como desde el primer día.
Alice terminó de secar su cabello y le sonrió. Salieron del baño y en seguida se recostaron desnudos bajó las sábanas de la cama. Se besaron durante largos minutos, sin hacer nada más que hablar y mirarse. Finalmente, Alice se giró dándole la espalda y Justin la abrazó por la espalda, juntando su cuerpo al de ella, se susurraron el último te amo del día y se quedaron profundamente dormidos.
Alice caminó con los nervios comiéndola de pies a cabeza a través de la sala de maternidad. Iba tan concentrada en el suelo, que no notó el grupo de personas que estaba frente a ella y chocó con un cuerpo femenino. Levantó la cabeza irritada, pero su cara de transformó cuando se encontró con una rubia conocida. Samantha hizo una mueca sin poder evitarlo, y soltó un suspiro, no pudo evitar sentirse confundida al encontrar a Alice en la sala de maternidad.
—¿Te puedo ayudar en algo? —preguntó— Quizá estas en el lugar incorrecto.
Alice, más que asombrada, sin creer que la rubia le estaba hablando, carraspeó la garganta incómoda. Ella conocía el hospital quizás mucho más que la mismísima Samantha.
—Si este es el piso de maternidad, estoy bien —suspiró—. Vine a buscar un examen.
Samantha, aún analizándola y sintiéndose celosa por lo hermosa que era Alice, asintió, sin muchas ganas. Le dolió el pecho levemente al sospechar que Alice estaba allí por un examen de embarazo.
Alice siguió con su camino, sintiéndose aliviada de ya no tenerla frente a ella. Llegó hasta la recepción y cuando la secretaria la atendió, le sonrió amablemente y le entregó el sobre.
—Mucha suerte esta vez, señorita Bieber —le sonrió.
Bueno, algunas personas la llamaban por su apellido de casada y eso estaba bien ya que jamás se había divorciado por papeles.
Alice asintió, sin poder sonreír, se sentía bastante nerviosa y lo que menos le importaba en ese momento era ser amable.
Le agradeció a la amable recepcionista con un asentimiento.
—Hay un doctor de turno, el puede revisarte el examen, puedes entrar —señaló la puerta.
Alice asintió levemente y entró a tropiezos al consultorio. Soltó un gran suspiro y cuando levantó la vista se encontró con Josh sentado sobre en su silla detrás del escritorio.
Este la miró algo sorprendido, en primer lugar porque no esperaba verla, habían pasado dos meses sin hablar ni verse, y en segundo lugar porque no entendía porqué razón ella estaría en el área de maternidad.
—Yo... umm —habló nerviosa—. Lo siento Josh, creo que me equivoqué —murmuró, sin apartar sus ojos de él mientras trataba de abrir la puerta.
—¡No! Alice no te preocupes, ¿qué haces aquí? ¿te puedo ayudar en algo? —se levantó de su silla con rapidez.
Alice pensó es que era una mala idea hacerle saber la razón.
—No, no te preocupes, venía a revisar estos exámenes, pero no es necesario, de verdad —trató de sonreír, mirando los apagados ojos marrones de Josh.
—¿A maternidad? ¿Por qué exámenes aquí? —elevó ambas cejas.
Alice juntó sus labios sin saber que responder, en realidad no sabía si debía decirlo. Josh no tardó en darse cuenta que su pregunta había sido algo estúpida, y el silencio de Alice, considerando la situación, confirmó todas sus sospechas.
—Oh, ya lo entiendo —murmuró, desviando la vista de los ojos de Alice, mientras su corazón latía tristemente con fuerza.
—Lo siento, Josh —Alice hizo una mueca.
Abrió la puerta finalmente, pero la voz de Josh volvió a detenerla.
—Siéntate, Alice —susurró—. Yo puedo leer aquellos papeles.
—No es necesario, Josh —se giró a verlo.
—¡Siéntate! Somos amigos desde pequeños, déjame hacerlo —le sonrió levemente.
Alice soltó un gran suspiro, mirando fijamente a Josh, tratando de convencerse, por lo que finalmente terminó asintiendo.
Con las manos temblando le entregó el sobre a Josh. Y afirmada en la puerta y mirando al suelo, con el corazón latiendo a mil por hora, esperó pacientemente por los resultados.
El ruido de la hoja desdoblándose la ponía aún más nerviosa, y cuando Josh comenzó a murmurar, leyendo palabras completamente raras para Alice en voz baja, sintió como su cuerpo convulsionaba.
—No sé qué respuesta es la que esperas...
—¡Solo dilo! —se volvió loca, dejando de morderse el pulgar.
Josh tomó una fuerte respiración, mirándola con detenimiento. Miró por última vez el papel y finalmente susurró; —Tienes tres semanas de embarazo.
Fue como quitarle un peso de encima, fue como aliviarle el corazón y encender una llama en su estómago. Miró a Josh con los ojos completamente abiertos, mientras sentía como todo se concentraba en su estómago. Corrió hacia él y lo abrazó con fuerza, mientras sentía como las lágrimas comenzaban a correr por sus mejillas. Josh, asombrado por tenerla ahí abrazándolo, sonrió levemente y le acarició la espalda.
—Felicidades, Alice —susurró y le besó la coronilla.
Alice sollozó brevemente, se separó de Josh y le besó la mejilla antes de salir del consultorio, murmurando un leve gracias.
Corrió por los pasillos, no esperó el elevador y solo corrió por las escaleras hasta el piso en donde sabía que encontraría a Justin. No tuvo que esforzarse en buscarlo, lo diviso al final del pasillo conversando con un grupo de doctores.
Justin la vio caminar hacia él con lágrimas en las mejillas, se imaginó lo peor e incluso se alejó de sus compañeros de trabajo, dejándolos con las palabras en la boca. Cuando Alice le sonrió, Justin elevó sus cejas y ella asintió. Alice corrió hasta él y Justin la atrapó en sus brazos.
—¿Estas bien? ¿Qué-qué ha...
—¡Estoy de tres semanas! —sollozó.
El ceño de Justin se frunció, y luego cuando procesó las palabras, con la boca aún abierta por la sorpresa, tiró de Alice y la tomó por las mejillas.
—¿Vamos a tener un hijo? —preguntó, aún confundido, sin poder creerlo del todo.
—Sí, Justin —asintió, sonriendo, con lágrimas en los ojos—. Vamos a ser padres nuevamente.
Justin soltó un gran suspiró y lentamente empezó a sonreír, mirando fijamente los ojos de Alice. Sus ojos se cristalizaron y en menos de tres segundos, apegó sus labios a los de ella con fuerza.
—¡Yo sabía! —susurró— ¡Lo sabía! ¡Lo sabía! —gritó, llamando la atención de varias personas.
Alice rió acariciándole la mejilla.
—Nuria, mi esposa está embarazada por tercera vez —le gritó a la vieja enfermera que pasaba por el lado de ellos—. ¡Jaime, voy a ser papá! —se giró para hablarle a unos de los doctores con los que estaba hablando recién— ¡Mi tercer hijo viene en camino! —murmuró con fuerza.
Las personas comenzaron a reír y a murmurar felicitaciones. Alice estaba con las mejillas carmesí, mientras reía, sin poder creer lo que Justin estaba haciendo.
—Te amo, Honey, te amo tanto —la besó.
—Yo igual.
Justin la tomó en sus brazos y comenzó a correr por los pasillos de hospital. Alice comenzó a reír y algunas personas igual.
Todos se habían enterado de la gran noticia del doctor Bieber y se encontraban murmurando lo felices que estaban por él.
A lo lejos, Kyle Johnson, se encontraba mirando la escena con una mueca y bastante tristeza y enojo.
————
¡ayayai!
💓Gracias por leerme💓
🍓Honey🍓
Justbiebssg
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