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34: Realidad.

Alice despertó aquel lunes gracias a unos fuertes gritos.

—¡Despierta! ¡Despierta! —Fallon entró a la habitación agitando sus manos.

Alice abrió los ojos asustada y se sentó en la cama con rapidez, llevando sus manos al pecho.
Tardó en analizar todo lo que estaba sucediendo, pero cuando vio a Fallon mirándola con desesperación y caminando de un lado a otro en la habitación, comprobó por milésima vez que su amiga estaba mucho más loca de lo que pensaba.

—¡Es lunes! ¡Son las seis de la mañana! —se llevó las manos a los ojos, gruñendo.

—¡Tu despertador está sonando! —Fallon se elevó de hombros— De todas formas, hay muchas cosas que debes explicarme, empezando por...

—¡No ahora! —Alice rodó los ojos estirando su mano— Tengo que despertar a los niños para que se vayan al colegio.

—No te librarás de mi —Fallon se cruzó de brazos.

—Lo sé, tonta. Déjame ver a los niños y luego de que se vayan al colegio desayunamos y te cuento lo que quieras saber —se levantó de la cama.

Fallon elevó una ceja y asintió no muy convencida. Conocía a Alice, ella la terminaría evitando.

Alice envolvió su cuerpo semidesnudo en su bata de seda y se metió en sus pantuflas. Salió de su habitación y caminó por el largo pasillo hacia las habitaciones de los niños.

—¡Lunes de colegio! —abrió las cortinas de la habitación de Alex.

En realidad ni siquiera había sol, estaba todo oscuro y las nubes grises de Seattle lo empeoraban.

—¡No, mami! —Alex gruñó, abrazando una almohada.

—Despierta, cariño. Tu padre no tardará en llegar por ustedes —tiró de él, obligándolo a salir de la cama.

Alex, gruñendo, cosa adorable, miró a su madre con reproche y entró al baño de su habitación adormilado.

Alice sonrió al ver que logró su objetivo y posteriormente se dirigió a la habitación de Madison para hacer lo mismo.

—¡Buenos días, princesa! —exclamó con algo de sorpresa cuando la encontró despierta.

Madison estaba sentada en la cama, ya vestida para ir al colegio. Miró a su madre somnolienta aún y sonrió.

—He despertado gracias a mi alarma. ¡Tengo hambre! —abrió sus ojos mieles con cansancio.

—¡Bajemos a la cocina! Isabel debe haber dejado preparado tu desayuno.

Madison asintió y siguió a su madre fuera de la habitación.

Caminaron por el largo pasillo del segundo piso, llegando a las grandes escaleras de mármol al estilo medieval. A decir verdad, la mansión tenía una mezcla muy buena de estilo mediterráneo y a la vez colonial. Bajaron las largas y anchas escaleras y luego caminaron por el gran primer piso hasta la cocina.

—Hola, tía Fallon —Madison besó la mejilla de Fallon y se sentó en la mesa.

Alice sacó leche del refrigerador y la puso a calentar.

—¿Qué tal el fin de semana, pequeña Maddie? —Fallon se sentó en la esquina.

—Nada divertido. Mami llegó el sábado de la playa y no me llevó. Además estuvo con papi —Madison protestó con indignación.

Fallon elevó una ceja con diversión y a la vez curiosidad. Curiosidad por saber más de lo que pensaba la pequeña.

—Sí, me he enterado de que se han ido a la playa...

—¡Fue un viaje de negocios! —Alice se giró en seguida, mirando con enojo a Fallon.

Fallon comprendió la indirecta en seguida, carcajeando con fuerza, pero callando en seguida al ver la cara de Alice, la cual no era para nada amigable.

—Hola, tía Fallon —Alex entró a la cocina.

—Hola, pequeñín —le sonrió.

—Mami llegó el sábado de la playa —Alex comentó.

Alice rodó los ojos suspirando.

—Estuve en un viaje de negocios, ¿entendido? —se giró hacia ellos enojada, dejando con fuerza los tazones de leche sobre la mesa de cristal.

—¡Nos estás mintiendo! —Madison se cruzó de brazos.

—Si me siguen contradiciendo, los castigaré a ambos —advirtió.

Ambos pequeños bajaron la cabeza en seguida. Dedicándose a tomar leche y a morderse la lengua para no hablar. Ambos sabían que cuando Alice se enojaba o advertía, era buena decisión obedecerle.

Alice soltó un suspiro y posteriormente se giró para colocar las tostadas de los niños sobre la mesa.

Ella no quería ser mala o mentirles, pero era lo que les debía decir a ambos niños para que ellos no se sintieran mal. No quería retarlos y menos teniendo el descaro de mentirles, pero desde que había puesto un pie en la casa, ambos no habían dejado de insistir e insistir en saber si en verdad su madre había estado en la playa de vacaciones con Justin.

Las cámaras de seguridad ubicadas en la entrada de la mansión tenían pantalla directa en la cocina, por lo que Alice, Fallon y los niños fueron testigos del momento en el que un Lamborghini negro del año, aparcó frente a la mansión.

—¡Papá! —ambos niños exclamaron al unísono, mirando con ansiedad las cámaras.

Alice sonrió, al mismo tiempo que su corazón se acelera ligeramente al ver cómo él bajaba del auto, luciendo una de sus típicas camisas de líneas, mezcladas con sus jeans negros. Un look semiformal pero juvenil.

Fallon miró disimuladamente a Alice y la molestó, elevando las cejas repetidamente. Alice rodó los ojos y negó con la cabeza.

—Terminen de desayunar y vayan a lavarse los dientes. Tía Fallon se quedará con ustedes mientras yo voy a... —no supo que excusa inventar, quedándose en silencio y siendo observada atentamente por los niños y Fallon. Luego pensó que no necesitaba dar una excusa, no haría nada malo—... a hablar con su padre —tosió levemente.

Ambos niños asintieron y luego siguieron concentrados en su comida.

—Quédate con ellos —Alice miró a Fallon con advertencia.

Fallon elevó las manos en forma de inocencia, con una sonrisa burlona. Alice tiró de su cabello en forma de broma y luego salió de la cocina.

Caminó hasta las puertas de la mansión y las abrió en seguida, encontrándose con Justin, ligeramente mojado por las gotas de lluvia.

—Hola —susurró él.

Sus ojos mieles estaba brillando y la leve sonrisa que llevaba en su cara lo hacía todo mejor. Alice sonrió y en seguida lo abrazó del cuello, apegándose a él, inhalando su dulce aroma varonil; ese olor propio que tenía y su inconfundible perfume. La piel de Alice se erizó por completo cuando Justin le rodeó la cintura y se la acarició con la yema de los dedos.

—Hola —respondió ella, mirándolo hacia arriba con una sonrisa.

Justin miró a las espaldas de Alice, notando que los niños no estaban cerca, y ninguna empleada tampoco. La mansión estaba vacía y en silencio, lo cual se suponía porque aún era muy temprano. Cuando se aseguró de que nadie estaba por allí, la apretó aún más contra él, mirándola a los ojos, con una sonrisa de complicidad, siendo picarón y tierno a la vez, se lamió los labios, mirando los de ella y la besó, tomándola de la nuca con fuerza.
Alice suspiró en el beso, por lo bueno que se sentía besarlo y lo muy bien besador que él era.

—Dios mío, no te veo hace casi dos días y mira como me tienes —susurró contra los labios de ella.

—Muy buenos días —Alice rió levemente.

Justin le dio el último beso, en donde mezclaron lenguas, antes de separarse finalmente.

—Muy buenos días —él estuvo de acuerdo— ¿Dónde están los niños?

—En la cocina con Fallon.

—¿Qué hace Fallon aquí y a estas horas? —Justin frunció el ceño, mirando su reloj de mano, solo para comprobar lo temprano que era.

—¡Eso mismo me pregunto yo! —Alice suspiró— Supongo que viene a hacerme un interrogatorio o algo así.

—Hazla sufrir —Justin rió—, hazla sufrir por lo chismosa que es.

Alice rió y se acercó a su cara con intenciones de besarlo, pero una tos falsa los interrumpió.

—¿Chismosa? ¿No podían dejarme un apodo más lindo?

Ambos miraron hacia la derecha asustados, encontrándose a una Fallon cruzada de brazos en el marco de la puerta que daba a la cocina.

Justin quiso soltar una carcajada, pero se controló, de modo que solo terminó sonriendo con diversión, mientras miraba a su amiga. Alice solo rodó los ojos, mirando a Fallon con molestia.

—¡Papi! —Madison salió de la cocina con los brazos estirados.

Justin soltó la cintura de Alice y ella se alejó de él. Él se inclinó en sus rodillas y abrazó a la pequeña Madison, quien sonreía con felicidad.

—¡Feliz cumpleaños atrasado, papi! Te quiero mucho —sacó de su bolsillo un papel doblado.

Justin le besó la mejilla con ternura, recibió el papel con felicidad y la abrazó.

—Gracias, princesa —volvió a besar su mejilla.

Alex apareció también en el cuadro, caminando al igual que su hermana hacia su padre para abrazarlo, pero manteniéndose en silencio.

—¿Están listos para irse al colegio?

Ambos niños asintieron.

—Bueno, entonces suban al auto, pero primero despídanse de mami.

Ambos pequeños besaron las mejillas de Alice y luego corrieron fuera de la mansión.

Justin miró a Fallon con una ceja alzada, trasmitiéndole con la mirada sus palabras.

—Está bien, volveré a la cocina —elevó las manos en forma de víctima y se giró rápidamente para entrar en la cocina.

Alice soltó una pequeña carcajada y miró Justin negando con la cabeza mientras él igual sonreía.

—¿Te veo más tarde? —bajó su mano, por la bata de seda que cubría el cuerpo de Alice.

—Sí, podríamos cenar con los niños —ella sugirió.

—¿y luego? —la mano de Justin llegó hasta el borde de su bata, mientras la miraba como si en realidad su mano no estuviera colándose por debajo de la bata.

La respiración de Alice se aceleró ligeramente, dándole paso a sus traslúcidos pezones a través de la bata.

—¿Luego qué? —ella igual podía jugar, elevó una ceja, como si estuviera des-informada de sus intenciones.

Justin la miró penetrando su color miel en los grandes y verdes ojos de ella. Su mirada trasmitía pasión y lujuria, al mismo tiempo que una onda de ternura acariciaba en los ojos de ella.

—Podríamos encerrarnos en tu habitación y hacer el amor el resto de la noche —susurró con su voz ronca, acercándose a ella, rozando sus labios.

Alice asintió en seguida, sin pensarlo ni dos veces, y se obligó a besarle los labios a Justin para ahogar el gemido que empezaba a escapársele cuando él le acarició la entrepierna con descaro.

—Vete, Justin. Los niños llegarán tarde —le empujó del pecho, en el momento en que él la estaba besando con fuerza contra una de las puertas de la mansión.

—Te amo —la miró a los ojos, sonriendo.

—Yo igual te amo —Alice le besó por última vez.

Justin soltó un suspiro, retirando su mano de la bata de Alice y la miró con picardía antes de marcharse.

Finalmente, cuando la puerta de la mansión se cerró. Alice sonrió, afirmándose contra la pared, se mordió los labios y miró al cielo mientras repasando en su mente lo recientemente sucedido.

Entró a la cocina sin dejar de sonreír, mientras se encontraba con Fallon, la cual estaba ordenando la mesa para desayunar.

—Se fueron —Alice se sentó en la esquina de la mesa, comenzando a preparar su café.

—Así he notado. Me he tenido que soportar escuchar a Justin diciendo que te iba a follar duro esta noche, fue lo más asqueroso que he escuchado en mi vida, ademas con esa voz de imbécil que puso —Fallon hizo una mueca, demostrando su recelo.

Las mejillas de Alice no tardaron en enrojecerse. Miró a Fallon con reproche y negó con la cabeza.

—¡Eres una chismosa!

—Especialmente por eso estoy aquí, quiero saber qué tal las Bahamas. ¡Yo sabía que terminarías yéndote con Justin! —exclamó, cambiando su faceta de "Fallon perra odiosa" a "Fallon, mujer madura que es la mejor amiga de toda la vida".

—Sinceramente, no me arrepiento de haberme ido con él —Alice soltó un gran suspiro, dejando en evidencia lo enamorada que se sentía—. Me siento en las nubes sinceramente.

—¡Cuidado con eso, cariño! Quizás ahora te sientes en las nubes, pero quizás más adelante  vuelvan los problemas si es que no han aclarado lo que pasó en el pasado —Fallon bebió de su tazón de té, mirando con advertencia a Alice.

—Créeme que ya lo hicimos. Este viaje nos sirvió mucho a ambos, aclaramos todo como para empezar bien todo esto, no quiero decir que no habrán discusiones en el futuro, todas las relaciones afrontan aquello, pero lo del pasado por mi parte está superado, y vaya que me costó hacerlo —Alice admitió, recordando todas esas noches en donde se desvelaba, pesando en Justin y en los problemas del pasado.

—¿Y con tu miedo? ¿Has superado tu trauma, Alice?

Alice miró a Fallon con el ceño fruncido, Fallon sonaba algo pesimista, pero Alice sabía que su amiga lo decía con la mejor intención, por lo que no tardó en contestar;
—Justin me hizo ver que nosotros somos distintos a mis padres —Alice suspiró—. Si alguna vez volvemos a terminar, cosa que deseo que no vuelva a suceder, ese sería el fin de todo, definitivamente, pero ahora solo nos estamos dando nuestra primera segunda oportunidad, con veintisiete años, casados y con dos hijos, recién nos estamos dando nuestra segunda oportunidad en toda la historia de nuestra relación. Definitivamente somos distintos a mis padres —Alice miró a su amiga con seguridad.

Fallon no podía evitar sentirse sorprendida y a la vez feliz. Alice siempre había sido una chica insegura, llena de miedo, y ahora verla tan segura de algo que en realidad era un tema delicado, provocaba algo de orgullo.

—Creo que el hecho de que el hombre de tu vida sea Justin, te ha ayudado un montón. Siempre es él, él es quien te da seguridad. Y en estos no me puedo sentir más feliz y orgullosa por ti, Alice, por ambos, ambos se lo merecen —Fallon le acarició el hombro en forma de apoyo.

—Gracias, Fallon. Muchas gracias por preocuparte y por siempre estar allí presente —Alice asintió, sonriendo.

Fallon rodó los ojos con diversión, ya que no le gustaban mucho los momentos cursis, pero aún así le sonrió a Alice.

—¿Entonces? ¿Supongo que en esta semana recuperaste todo el sexo perdido en tres años? —elevó ambas cejas.

Alice volvió a sonrojarse y comenzó a reír; pensó que Fallon no tenía remedio. Nunca cambiaría.

—Quiero saber todo, y con detalles —recalcó con seguridad.

—Disfruté mucho esta semana, conocí lugares increíbles, celebré el cumpleaños de Justin, tuvimos tiempo de aclarar errores del pasado y muchas cosas más. Efectivamente recuperamos todo el tiempo perdido —Alice miró al cielo mientras hablaba, recordando lo muy buenas que fueron las vacaciones en las Bahamas.

—¿Celebraron el cumpleaños de Justin? ¡No me digas! —Fallon exclamó algo emocionada— Me imagino que hicieron el Kamasutra completo —Fallon murmuró, con burla, molestándola con la mirada, pero al no obtener respuesta por parte de Alice y ver como sonreía mirando al suelo, supo que en realidad había ocurrido— ¿Hicieron el Kamasutra completo?

—Eres muy inmadura, Fallon —Alice rió algo nerviosa—. No hicimos el Kamasutra completo, pero si, obviamente no las pasamos "en eso" —hizo comillas con los dedos— la mayor parte del tiempo —confesó.

Alice sólo podía confesar aquellas cosas con Fallon. Había un gran nivel de confianza entre ambas.

—¡Dios mío! ¡Siento que has tenido más sexo que yo en mi vida! —Fallon murmuró indignada.

—Hacer el amor y tener sexo casual son cosas muy distintas —Alice aclaró—, en este caso, yo jamás he tenido sexo, solo he hecho el amor con Justin —se elevó de hombro.

Fallon rodó los ojos por lo cursi que sonaron las palabras de Alice.

—Cariño, hacer el amor se dice solo porque uno lo hace con la supuesta persona que ama, y sí hay momentos en los que supongo que lo hacen con delicadeza y bla bla bla, pero en ese momento cuando estás con Justin, y él no está siendo para nada delicado contigo y tú lo cabalgas como si tú vida de eso se tratara, es literalmente como tener sexo, solo que con más confianza —la miró con simplicidad—. Y no me digas que no has hecho cosas así con Justin, eres una pequeña mojigata. Te conozco, Alice. Supongo que en la cama eres más sucia que yo con mis vecinos de New York.

Alice la golpeó con el pie por debajo de la mesa y la miró mal.

—No soy mojigata.

—¿Le has hecho sexo oral a Justin? —Fallon elevó una ceja.

—¡No te diré eso! —las mejillas de Alice estaban hirviendo— ¡Es asqueroso!

—Eres una completa mojigata. Dices que es asqueroso porque sigue siendo algo tabú, pero se que lo has disfrutado.

Alice soltó un gran suspiro y prefirió cambiar de tema, antes de que Fallon terminara descubriendo todos los secretos de su vida sexual privada.

Fallon se marchó a la hora del almuerzo, aquel día ninguna trabajaría por lo que se despidieron dramáticamente como si nunca más se volverían a ver. Alice recién después de almorzar tomó un baño y se vistió, solamente porque tenía algo importante que hacer, algo que le tenía los nervios de punta y que había olvidado.

Tomó una profunda respiración, recargándose contra el volante del auto, mirando frente a ella el elevador subterráneo del hospital, debatiéndose si salir del auto y no.
Tenía que hablar con Kyle, pero sentía que no tenía las agallas suficientes para mirarlo a la cara, para pedirles disculpas por dejarlo plantado y para decirle la verdad. Era una cobarde, siempre había sido cobarde, iba en su naturaleza, pero de todas formas siempre terminaba enfrentando los problemas, y ese no sería una excepción.

Cerró la puerta del auto y con los nervios a flor de piel se metió dentro del elevador y marcó el piso dos, donde están segura que podría encontrar a Kyle Johnson.

Caminó por los pasillos del hospital mirando hacia todos lados, por alguna razón no quería encontrarse con Justin, sabía que él le preguntaría qué estaba haciendo allí y si ella decía que estaba allí para hablar con Kyle, Justin insistiría en no dejarla sola, y a decir verdad era un asunto que ella sola debía arreglar.

Se detuvo en seco cuando se lo encontró, estaba al final del pasillo, hablando con una enfermera. Se quedó mirándolo desde lejos, entrando en pánico, no sabía si avanzar o darse la media vuelta y salir corriendo. Se dijo así misma que ya estaba allí, y mientras antes lo hiciera, más luego se sentiría aliviada.

Cuando estuvo frente a él y los penetrantes ojos de Kyle toparon con los de ellas, se dio cuenta de que tenía el aire retenido, por lo que lo soltó, bajando por completo sus hombros tiesos.

—Kyle... —susurró casi en silencio, cohibida por los ojos violentos de Kyle, llegó a dudar si él la había escuchado en realidad.

Kyle aún estaba algo sorprendido, no pensó que Alice se aparecería en el hospital ese día para hablar con él. La miró fijamente, sin saber cómo reaccionar en realidad, estaba molesto, muy molesto con ella y no hacía falta mencionar que también estaba dolido.

—Alice Coleman —saboreó el nombre Alice entre sus labios, tragando amargamente.

Quiso moler a golpeas a Justin cuando recordó que ella se había ido de vacaciones con él, lo recordó por lo bronceada que estaba la piel de Alice.

—Kyle yo... —ella no sabía como comenzar, y el hecho de que Kyle la mirara de aquella forma tan intimidante, la hacía sentir pequeña y débil.

—¿Tú qué? —Kyle elevó una ceja, siendo duro, pero tratando de mantener la calma.

En realidad él tenía muchas cosas que decirle a Alice, pero quería esperar a ver que era lo que ella, a quien encontraba descarada, le diría.

—Kyle yo... —volvió a repetir aquellas palabras, con la voz temblando— Debemos hablar.

—¿De qué? ¿De como me dejaste plantado de un día a otro para irte de viaje con el otro imbécil? —soltó una risita irónica, hablando fuerte y llamando la atención de varias enfermeras, quienes se encontraban chismeando desde cerca.

—Estoy aquí para hablar como personas civilizadas, Kyle. Sé que lo que hice estuvo feo, muy feo y lo lamentó, y por eso eso estoy, para disculparme.

—Tus disculpas no arreglan mi ego herido y menos el hecho de que haya gastado mis ahorros en ti, jamás pensé que fueras de ese tipo de mujeres.

Alice abrió la boca indignada y retrocedió un paso, sintiéndose algo pasada a llevar por las palabras de Kyle.

—Si lo que tanto te duele es el dinero, te lo devolveré —rebuscó en su cartera de diseñador su chequera, y la sacó.

—¡No seas estúpida! —la tomó del brazo con brusquedad, lastimándola.

Soltó un gemido de dolor, y se quedó mirándolo asombrada, con miedo. Jamás nadie la había agarrado de esa forma y con los ojos tan enfurecidos como los de Kyle.

Sus dedos estaban enterrados en el brazo de Alice, le dolía demasiado, pero no sacaba nada con quejarse cuando él parecía una bestia.

—¡Me lastimas, Kyle!

—Te fuiste con él, mientras yo me esforcé porque me dieras una oportunidad; me pude haber ido con cualquier otra mujer que estuviera dispuesta a darme lo que tú jamás quisiste, pero te esperé porque eras tú quien me gustabas —gruñó, cerca de mi cara, apretando aún más sus dedos en mi brazo, como si eso incluso fuera posible—. Me equivoqué contigo, eres una mujerzuela más.

Las enfermeras que se encontraban escuchando, quedaron con la boca abierta, jadeando de asombro.

Alice sintió la humillación caer encima de ella y la vergüenza atormentarle. Estuvo dispuesta a levantar su mano para golpearlo, pero alguien se le adelantó.

Un tacto bastante conocido, arrebató de un manotazo la mano de Kyle del brazo de Alice. Empujándolo con fuerza contra una pared.

—Repite lo que acaba de decir, maricón —Justin lo tomó por el cuello, mirándolo con furia—. No me molestaría tener que golpearte otra vez frente a todos.

—¿Esa es tu forma madura de comportarte, Justin Bieber? Pensé que te hacías respetar más. Aún te comportas como un niño. Como un inmaduro imbécil.

—Tú eres el único imbécil inmaduro aquí, porque a las mujeres no se les trata de esa forma —se acercó hasta el rostro de Kyle, casi rosándole la nariz—. Y no permitiré que a ella la trates así, no con Alice —gruñó.

Alice, con el corazón el la garganta, se acercó a ambos y trató de tirar a Justin, ya veía el momento en que comenzaban a golpearse.

—Ella se merece todo lo que le dije. Pareciera que no rompe ni un plato, pero es una mujerzuela.

El puño de Justin impactó con fuerza en el estómago de Kyle, dejándolo sin aire por algunos segundos, pero él no se quedó atrás, ya que le devolvió el golpe a Justin en la mejilla, rompiéndole el labio por alcance.

Alice soltó un pequeño grito, y gracias a Dios, dos doctores se encontraban en el pasillo, por lo que intervinieron entre Justin y Kyle, antes de que realmente se formará una grande.

—¡Ven! —ella gruñó tirando de Justin— No lo mires, Justin. Mírame a mi —lo tomó por las mejillas, obligándolo a mirarla.

Justin, por algún motivo logró sentirse algo más calmado cuando sus ojos chocaron con los lindos ojos verdes de Alice.

—Estoy bien, Justin —recargó su frente contra la de él.

—Eres una decepción, Alice Coleman —se sintió la voz de Kyle a las espaldas de Justin.

Justin estuvo dispuesto a darse la media vuelta y volver a tirarse sobre él. Si había algo que Justin no soportaba, era que le hablaran de aquella forma a Alice, y menos un hombre. Jamás lo había permitido y jamás lo permitiría.

—¡Justin, vamos a tu consultorio! —Alice tiró de su mano con fuerza.

Justin miró a Kyle con odio, soltando un pequeño gruñido; pero se contuvo, exactamente porque las pequeñas y suaves manos de Alice se encontraban tirando de sus brazos con fuerza.

Le dio la última mirada a Kyle, y finalmente se marchó por los pasillos con Alice, soportando todas las miradas de los chismosos, fastidiándose aún más.

Entraron al consultorio de Justin, y Alice tiró su bolso sobre la camilla de los pacientes. Justin se dejó caer en la silla detrás de su escritorio, algo adolorido por los pocos golpes que Kyle logró proporcionarle.

—No me mires así —murmuró, viendo cómo Alice se acercaba a él con una mueca en la cara.

—Mira como tienes ese labio —Alice soltó un suspiro, llegando hasta él y lo tomó por las mejillas para examinarle el labio—, ¿tienes suero? —preguntó.

Justin apuntó el último cajón de su escritorio. Alice sacó un poco de algodón y luego lo untó en suero, para limpiarle la herida del labio a Justin. No era una gran herida, pero la sangre allí se podía infectar.

—¡Auch! —Justin se quejó, apretando con fuerza la cintura de Alice.

—¡No te muevas! —ella protestó.

Justin la obligó a sentarse sobre sus piernas y finalmente se quedó tranquilo. Alice le limpió el labio con delicadeza, odiando la mueca de dolor de Justin, pero no le dijo nada. No quería comentar nada al respecto porque sabía que quizás terminarían discutiendo.

—Kyle es un imbécil, Alice. Aún no entiendo que le viste —susurró, mirándola fijamente con sus ojos mieles.

Alice miró al suelo por un segundo, antes de volver su vista a los ojos de Justin.

—Ya pasó.

—¡Claro que no! ¿Acaso no recuerdas la forma en que te estaba apretando el brazo? —Justin se enojó. No entendía como Alice podía seguir tranquila después de aquella escena— Realmente debería haberme quedado a reventarle la cara.

—¡Justin, basta! —pidió. Estaba un poco asustada aún, no quería escuchar regaños— Yo debía hablar con él, no sabía que las cosas terminarían así —sus ojos se cristalizaron.

Justin soltó un gran suspiro, aún mirándola molesto, pero con menos intensidad, la abrazó por la cintura y tiró de ella para que se recostara en su pecho.

—Veamos el lado positivo de todo esto. Ya no necesitarás volver a verlo —metió su mano bajo la camiseta de Alice, para acariciarle la piel de su espalda.

—Sí —Alice suspiró, escondida en el cuello de Justin—, pero yo creo que le devolveré el dinero que gastó en pasajes, es lo mínimo que puedo hacer.

—¿Vas a volver a hablar con él? —preguntó incrédulo, girando por completo su cabeza para mirarla— ¡¿Qué pasa contigo, Alice?!

—No necesito volver a hablarle, conseguiré sus datos con Josh o no lo sé, pero es lo mínimo que puedo hacer. Él no es una persona al que le caiga el dinero del cielo.

—No estoy de acuerdo —Justin se negó.

—No me importa si estás o no de acuerdo. Quiero hacerlo para quedar con mi conciencia tranquila —miró a Justin con reproche.

Justin soltó un gran suspiro y miró largos minutos los ojos verdes de Alice, queriendo discutirle, pero sabía que ella tenía la razón, por eso prefirió quedarse en silencio.

—No te enojes —Alice le cubrió las mejillas con la palma de sus manos y recargó su frente contra la de él—. No seas celoso.

Justin soltó un gruñido ante las últimas palabras de Alice, haciéndola reír levemente, le miró los labios, aún con su frente recargada contra la de ella y se impulsó para besarla finalmente.

—¡Ay! —se quejó, separándose en seguida de Alice.

—¡Cuidado con tu labio! —Alice lo miró preocupada, y le observó brevemente la herida.

—¿cómo me resistiré a besarte si me miras de esa forma? —Justin lloriqueó como un niño pequeño.

Alice se acercó de nuevo hasta él y con sus labios le tomó el labio que estaba sano, tomó el labio inferior de Justin, lo besó y pasó su lengua por allí, robándole la respiración por completo al pobre hombre.

—¡Dime dónde aprendiste a hacer eso porque conmigo no lo hiciste! —exclamó, con una mueca de placer, pero a la vez bastante celoso.

—Nadie me enseñó. Se me ocurrió ahora —ella se elevó de hombros.

—Hazlo de nuevo —ordenó.

Alice se acercó hasta él y lo hizo nuevamente, dejando a Justin mucho más tentado que la primera vez.

—Eres mi perdición, Alice Coleman.

—¿Qué?

—Me tienes loco por ti, Honey —susurró molesto.

Alice rió y dejó un dulce besó en su mejilla, antes de acomodarse sobre él para quedarse abrazándolo un largo rato.

————

¡Nos leemos el próximo sábado!
:(

Honey
Justbiebssg

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