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33: Sinceridad.

Justin Bieber.

Viernes. Último día en el paraíso.

Amé la sonrisa que Alice tenía en su cara, la forma en que mostraba sus derechos y blancos dientes y lo lindos que se veían sus ojos verdes achinados. Le robé un pequeño beso, porque no me pude resistir y ella solo rodó los ojos con diversión.

—Me gusta tu espalda —murmuró luego de llevar el tazón de té a sus labios.

—Creo que ya me lo habías dicho antes —mi pecho se infló con orgullo.

Volvió a rodar los ojos y empujó mi pecho en broma.

—A mi me gustan tus piernas, son suaves y lindas —miré sus piernas desnudas, estaba en bikini por lo que podía ver prácticamente todo su cuerpo a la perfección—. Y tu cintura —recordé, llevando mis ojos hacia su gloriosa cintura—, me vuelve loco tu cintura —mordí mis labios.

Alice sonrió y me abrazó.

—¿Quieres té? —me ofreció su tazón.

—Te quiero a ti —acaricié su muslo izquierdo.

—Acabamos de hacerlo —elevó sus cejas.

—No me canso de ti —me elevé de hombros.

En realidad sólo la estaba molestando, claramente no volveríamos a la habitación a hacer el amor, aunque no estaría mal y era verdad cuando decía que no me cansaba de ella.

—Estuvimos toda la madrugada de tu cumpleaños despiertos haciendo el amor, los días siguientes igual lo hicimos y hoy en la mañana no me dejaste salir de la ducha. Tienes un serio problema —me miró con seriedad, sus ojos verdes lucían acusadores, pero yo la conocía, todo esto le hacía gracia.

—Tú no te quejas, incluso te encanta pedir más y más —susurré—; además tres años sin ti, estamos recuperando el tiempo perdido.

—Basta, Justin —giró su cara, bastante avergonzanda, evitando mis ojos.

Reí y la abracé. Nuestra habitación tenía como una especie de muelle personal, tipo terraza, pero igual podíamos ver a las demás personas en las terrazas de sus propias habitaciones.

—Creo que estoy terminando de creerme que estás aquí conmigo. No podía creérmelo del todo, se sentía como un sueño, solo faltan los niños para que sea perfecto —confesé luego de varios segundos en silencio.

Era la verdad. Me sentía en un sueño y no quería que terminara, nunca.

—Te creo —escondió su cabeza en mi cuello—, pero creo que el que estemos solos está bien, tenemos muchas cosas de las cuales aún no hemos hablado y este es el lugar y el momento perfecto.

No dije nada porque era la verdad. Las cosas entre nosotros eran color de rosas porque estábamos recién en nuestra reconciliación, pero habían heridas del pasado que ambos teníamos que sellar para que todo esto funcionara y era mejor dejarlo aclararlo desde un principio.

—Solo te puedo decir, que no volveré a cometer el mismo error dos veces. Te perdí una vez y no lo haré de nuevo, Honey.

Giró su cabeza y me miró con una sonrisa.

—Eso espero.

—No te volveré a dejar sola. Admito que me excedí los últimos dos meses de nuestra relación en el pasado. Te descuidé, te dejé sola, te perdí, fui un imbécil y hasta el día de hoy me arrepiento —aclaré, mirando sus ojos, transmitiéndole todo lo que sentía sin vergüenza, sin cohibirme ante ella.

—Yo igual debí haber tenido algo de culpa. Las relaciones son de dos.

—Estoy de acuerdo en que las relaciones son de dos, pero la mayor culpa fue mía y ambos tenemos que admitirlo —no pude evitar acariciar su mejilla. Se veía adorable.

El término de nuestra relación comenzó con discusiones, y luego conmigo no llegando a la casa y trabajando horas innecesarias. Y aunque Alice piense que ambos tuvimos culpa, no lo fue así. Todas las parejas pelean, y nosotros lo habíamos hecho desde pequeños, era lo normal, pero las discusiones fuertes, en donde nos gritábamos incluso cosas hirientes, comenzaron exactamente cuatro meses antes de nuestro término definitivo, y comenzaron porque yo llegaba estresado del trabajo y prácticamente le exigía a Alice atender a los niños, cuando ella igualmente se encontraba terminando de la universidad y con muchas cosas que hacer. Después de eso yo alargué mis horas de trabajo, porque quería evitar las peleas, pero todo terminó siendo peor. Mi gran karma fue sufrir, sufrir mucho. Pensé que nuestra ruptura no duraría más de dos meses al principio y de alguna forma me sentía tranquilo, pero cuando ya estaba en el quinto mes y ella no parecía tener intenciones en regresar conmigo y en escucharme pidiéndole que por favor volviéramos, comencé a sufrir el verdadero dolor de un corazón roto; fue un sentimiento horrible, era como si me hubiesen sacado el corazón y ese sentimiento de vacío me terminó comiendo vivo. Estuve un año llorando por ella y por la soledad que se sentía en mi nuevo Penthouse, mi hogar se había destruido y mayormente por mi propia culpa. En mi segundo año de soltero obviamente seguía amándola y seguía loco por ella, el sentimiento nunca se terminó y menos cuando terminaba viéndola todos los fines de semana, pero en mi segundo año de soltero aprendí a sobrevivir al dolor. Ahí fue cuando por primera vez me acosté con otra mujer. Y no me podían culpar, estaba soltero, llevaba un año y un poco más sin tener relaciones sexuales, usando solamente mi mano, cosa que solo había hecho en la pubertad, y además Alice parecía no querer nada conmigo. Me acosté con enfermeras del hospital, por primera vez a mis veintiséis años experimenté las relaciones sexuales sin amor, mejor conocidas como sexo, y no era nada comparado a hacer el amor con las persona que amas; pero en ese entonces yo solo podía conformarme con aquello.

Alice hizo una mueca ante el silencio que se había formado entre ambos. Cuando mis ojos se encontraron con ella por segunda vez, soltó un suspiro y bajó la cabeza. Algo le molestaba, yo lo sabía, pero no era algo relacionado a nuestro pasado.

—¿Qué te preocupa? —la tomé del mentón, obligándola a levantar su cabeza.

Me miró con duda. Ella era así, algo le preocupaba y le molestaba, pero le daba miedo decirlo, ya que pensaba que podría arruinar la situación. Varias veces habíamos tenido discusiones por es razón, en el pasado.

—¿Sigues hablando con Samantha?

Sus ojos ya no me miraban, era como si hubiese soltado la pregunta para desligarse de aquello que la atormentaba y no quería mirarme por vergüenza.

—Mírame —suspiré.

Igual soltó un suspiro y giró lentamente su cabeza. Puse una mano en su nuca y le brindé un pequeño masaje.

—No sigo hablando con ella. No te voy a mentir, me agrada y algunas veces la saludo cuando me la pillo en el hospital, pero nada más que eso, yo no la puedo mirar con otros ojos. Nunca pude —confesé.

—No digas que nunca pudiste, porque lo hiciste cuando te acostaste con ella y decidiste empezar algo así como una relación —respondió en seguida, casi a la defensiva.

Y en estos momentos yo no sabía como expresarme y hacerle creer que jamás me interesó Samantha de otra manera que no fuera sexual, sin sonar como un idiota, pero era imposible porque en ese tiempo fui un idiota.

—Atracción sexual, fue atracción sexual desde primer momento, nada más. Ella siempre estuvo dispuesta a mi y yo no la iba a rechazar, estaba soltero y desesperado por ti, pero como tú no me querías a tu lado, más desesperado y enojado estuve. Solo quería sacarte de mi mente en el momento en que estuve dispuesto a comenzar algo con ella.

Y esa era la verdad.

Me miró fijamente unos segundos y luego desvió la mirada soltando otro suspiro. Lo que significaba que no estaba segura en creerme, y eso me dolía.

¿En qué momento habíamos perdido aquella confianza? Nunca nos habíamos mentido. Jamás.

—Alice —la llamé—, tienes que creerme.

—¿Ya no sientes atracción sexual por ella?

Oh. Ya entiendo que era lo que la hacía sentir insegura.

—Cuando te tengo a ti a mi lado, no puedo sentir nada más por nadie. Siento todo por ti, Honey.

—Respóndeme esta pregunta, Justin. ¿La sigues encontrando linda, sexy? —elevó ambas cejas.

¿Por qué hacía esto? Solo lograba llenarse a ella misma de inseguridades y era lo que menos necesitábamos en este momento.

—¡Respóndeme! —insistió.

—Ella es linda y sí, tiene un físico espectacular —admití—, pero no me llama la atención, deja de pensar en este tipo de cosas.

Soltó un tercer suspiro y dejó de mirarme, mirando el mar que teníamos frente a nosotros.

—Mi amor... —la llamé.

Estaba molesta.

—Déjame, Justin.

—No entiendo porque estás enojada, estoy siendo sincero contigo, nunca te he mentido y aún así pareces no creerme.

—Me molesta pensar en Samantha. Eso es todo —juntó sus labios.

—No tienes que pensar en ella. Es un tema súper irrelevante en nuestra relación. Nunca han intervenido terceros y no lo harán en esta etapa de nuestras vidas —fruncí las cejas—. Ya no somos unos niños, somos adultos.

—¡Tú no lo entiendes! —me miró dolida, con los ojos cristalinos.

Sí, sí lo entendía, era su autoestima el que le estaba jugando mal en su cabeza; pero yo no podía mentirle, por esa razón le había dicho toda la verdad y era lo más correcto.

—Sí, lo entiendo. Perfectamente podría hacerte estas mismas preguntas sobre Kyle —fruncí mis cejas.

—Yo jamás me acosté con él, solo estaba ilusionada en comenzar algo con alguien que no fueras tú —me apuntó con el dedo, enojada.

Eso dolió.

—Lo encontrabas atractivo de físico y yo no estoy enojado por eso —admití.

—Pero a mi me importas tú.

—A mi igual me importas tú —tomé su mano en el aire y la llevé a mis labios, besándole.

—Encuentras buena a Samantha —sus labios se juntaron en una mueca, que terminó causándome ternura.

—Y tú a Kyle.

—Pero tú la sigues encontrando buena.

—Solo admití que tiene un buen físico, pero hay muchas mujeres que tienen buen físico, pero la única que me importa eres tú —susurré casi sobre sus labios—. Eres la única, Alice ¿Por qué no lo entiendes? —la tomé por las mejillas, acercándola a mis y mirando de cerca sus lindos ojos verdes.

Hizo un puchero, luciendo como una niña pequeña y no pude evitar reír con ternura. Besé sus labios y la abracé con fuerza.

—Olvídate de Samantha y de todo el mundo —pedí—. Te dije que te amaba y nunca lo dejé de hacer, te amo mucho.

Sonrió. Y fue tan refrescante verla sonreír, tirando su cabeza hacia atrás, mientras sus ojos verdes brillaban gracias al sol reflejado en su cara.

Besé sus labios lentamente, queriendo detener el momento ahí para ser feliz toda la vida.

No habían formas de explicar la relación entre ambos. A pesar de haber estado separados por tres años, en estos momentos todo se sentía la paz y la tranquilidad que causaban felicidad, era como si jamás nos hubiésemos distanciado tanto tiempo.
Ella había sido mi primer amor, mi primera novia y la única, mi esposa y la madre de mis hijos; ¿qué tan perfecto podía sonar eso? Estaba orgulloso de llamarla mía.

Mi linda, fina, delicada y hermosa Alice. Mía, solo mía.

Quedó sentada sobre mi a horcajadas, y rió cuando la tomé de la cintura, seguramente le dio cosquillas. Entrecruce mis brazos en su espalda, de manera que quedé abrazándola, y luego estiré mi cabeza hacia atrás, mirándola hacia arriba.

Acarició mis mejillas y dejó pequeños besos en ella, causando que mi estómago se contrajera y obviamente mi entrepierna creciera. No me culpen, en un hombre cualquier interacción con la mujer que amas, sea una interacción tierna o atrevida, causa efectos sexuales de ese tipo.

Alice frunció sus cejas y luego soltó una pequeña carcajada.

—Te amo —susurró en mi oído, mordiendo el lóbulo de mi oreja.

Cerré mis ojos, ante la sensación de su boca en mi cuello y bajé mis manos hasta su trasero.

—Es imposible mantenerte alejado —murmuró sonriendo, contra mis labios.

—¿Realmente me quieres tener alejado?

Alice negó con la cabeza y me sorprendió, tiró de la tira de su bikini, quitándoselo. Cosa que me había encendido más de lo normal ya que cualquier persona que bajara de la terraza hacia el mar, podría vernos.

Lleve mis manos hacia sus senos y estaba dispuesto a llevar mi boca también, pero mi teléfono interrumpió por completo el momento que estábamos por comenzar.

Alice se asustó y se abrazó en seguida de mi pecho, escondiendo sus senos gracias al abrazo. Solté un gran suspiro al sentir su piel caliente contra la mía y dejé un corto beso en sus labios antes de estirar mis manos.

—Es una videollamada de Isabel —me lamí los labios.

—Respóndela, me pondré el bikini.

Asentí y respondí la llamada, claramente enfocando sólo mi cara.

La llamada se configuró justo en el instante en que Alice se sentó a mi lado.

Isabel apareció en el teléfono con Alex en el lado derecho y Madison en el lado izquierdo. Sonreí al reconocer a ambos pequeños.

—¿Mami? ¿papi? ¿Están juntos? —Alex abrió su boca con sorpresa.

—¡Hola! —Alice saludó agitando su mano— Sí, estamos juntos.

—¡Era un viaje de negocios! —Madison se cruzó de brazos.

—Nos hemos encontrado acá, Maddie —aclaré, mintiéndole a mi pequeña hija.

—¿Cómo estás, Isabel? ¿Cómo se han portado los niños? —Alice elevó ambas cejas.

Los ojos verdes de Isabel se achicaron y se pudo escuchar su inconfundible risa.

—Bien, hoy fue el último día de colegio, han hecho las tareas y han jugado toda la tarde. Creo que después de cenar deberían irse a la cama —comentó, mirando a ambos pequeños.

—¡No tengo sueño! —Alex se elevó de hombros.

—¿Dónde están? —Madison le quitó el teléfono a Isabel, de modo de que solo podíamos ver su cara.

—Bahamas —Alice respondió.

—No conozco ese país. Pero papá está sin camiseta y tú estás en bikini, mami. ¿Hay una playa? —elevó sus cejas.

—¡No! —respondimos rápidamente al unísono.

—¿Entonces por qué...

—Madison entrégame el teléfono —el teléfono se movió rápidamente y luego apareció la cara de Alex en la pantalla.

—¿Están en la playa?

—¡No, Alex! —Alice habló más fuerte.

—¿Entonces por qué está mamá en bikini y papá sin camisa? —se sintió la voz de Madison a lo lejos.

—¡Hay un Jacuzzi! —exclamé.

Alice me golpeó la pierna. Me quejé mirándola mal y ella solo abrió sus ojos.

—¿Están en un Jacuzzi juntos?

—Dejen de interrogar a sus padres —Isabel esta vez apareció en la pantalla—. Espero que estén disfrutando, mis niños.

—¿Por qué disfrutando? —Alex preguntó.

Ugh. Alex se estaba volviendo curioso igual o peor que Madison.

—Nos vemos mañana, pequeños. Los amo mucho —Alice me quitó el teléfono y les lanzó un beso antes de cortar la llamada.

Soltó un suspiro y me entregó el teléfono. Yo solo reí, negando con la cabeza y finalmente la abracé, rodeando su cuerpo en mis brazos, mirando el horizonte. Que momento más perfecto.

—¿Entonces como le diremos sobre esto a los niños?

Ni si quiera lo había pensado y sinceramente no era mi mayor preocupación.

—Ellos ni siquiera saben que estamos separados —me elevé de hombros.

—Una vez Alex o Madison, no recuerdo cuál, me preguntó por qué no dormías en la casa. No supe contestar a eso.

—Bueno, si preguntan, es porque estábamos enojados, nada más. Están pequeños aún para comprender todo esto.

Asintió levemente y sonrió, pero luego su sonrisa se borró rápidamente.

—¿Qué pasa?

Soltó un suspiro y negó con la cabeza, luciendo algo cansada.

—Solo, pensé en Kyle y no lo sé, me da algo de temor hablar con él.

—No tienes que hacerlo.

En realidad, yo ni siquiera quería que ella se acercara a ese imbécil. Si ella decidía no hablar con él, estaría perfecto.

—Tengo que hacerlo, merece una respuesta, una explicación.

Tristemente era verdad.

—Si quieres yo hablo con él.

Alice negó rápidamente, quizás exagerando un poco.

—Olvídalo, Justin. Eso sería provocar una pelea intencionalmente. Déjame a mi, al fin y al cabo mientras más rápido hable con él, mejor. Él lunes iré al hospital exclusivamente a aquello.

—Está bien —suspiré.

De todas formas ella tendría que enfrentarlo, y como ella decía, mientras antes, mucho, mucho, mucho mejor.



Sábado.

Viajar en avión no era precisamente una de mis actividades favoritas. Era sábado en la mañana cuando me tuve que despedir de las Bahamas y dejar en ese lugar maravillosos recuerdos de la semana. Desayunamos a las seis de la mañana, exactamente, y ya a las ocho nos encontrábamos camino al aeropuerto. Alice parecía tranquila, feliz y satisfecha, en cambio yo, lo había disfrutado bastante y me había relajado tanto, que pensar en volver a Seattle me causaba estrés instantáneo.
En cuanto me subí al avión me dormí, la noche anterior habíamos hecho el amor por milésima vez y nos quedamos dormidos a las cuatro de la madrugada, por lo que solo había logrado dormir una hora antes de levantarme y arreglarme para desayunar, ademas tampoco me gustaban mucho los aviones, así que dormir todo el viaje hasta Seattle me había ahorrado la incomodidad y además había recuperado el sueño.

Los labios de Alice fueron los que me despertaron. Sus cálidos labios se presionaron en mi mejilla hasta que desperté..

Bajar del avión, buscar las maletas y todo lo demás, fue una pesadilla, por lo que cuando mi trasero tocó el increíble asiento de mi deportivo, sufrí una especie de orgasmo.

Dejé a Alice en la mansión y bueno, la besé casi una hora completa antes de dejarla ir. No quería que aquellas mini vacaciones se acabaran.

—Te puedes quedar a dormir, si quieres —acarició mi mejilla.

—Es una idea muy tentadora, Honey —susurré sobre sus labios—. Pero prefiero irme al Penthouse hoy, allá tengo toda mi ropa y necesito ordenar mis cosas.

—Nos vemos el lunes entonces —elevó ambas cejas.

—Te llamaré —la besé por última vez.

Alice sonrió y tomó su bolso antes de bajarse.

—Nos vemos.

—Adios, Honey —le guiñé un ojo.

Caminó hasta la mansión y luego desapareció por las grandes puertas. Solté un suspiro y puse el auto el marcha para volver a mi Penthouse, finalmente después de una semana.


Instagram 📸

justinbieber: Desperté en las Bahamas 🇧🇸 🇧🇸.

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jazminbieber: ¿con quién andas en las Bahamas?

fallonjefferson: ¿Quién habrá tomado la foto? 👀

joshjefferson: ¿Me perdí de algo? ¿Por qué Fallon lo sabe y yo no?

pattiemallette: Disfruta mucho hijito.


alicecoleman: 💓

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joshjefferson: Hermosa.

fallonjefferson: 🇧🇸🇧🇸

A justinbieber le ha gustado el comentario de joshjefferson.

A kylejohnson le ha gustado el comentario de fallonjefferson.


-

justinbieber: recuerdo de unos geniales días en Grecia hace algunos años 😏 @alicecoleman. #ABieber.

A 2.000 personas les ha gustado esto, incluyendo pattiemallette, jazminbieber, samanders, fallonjefferson, joshjefferson y leonorcoleman.

fallonjefferson: 👀

jazminbieber: Nótese el #Abieber. Alice Bieber 🤔

leonorcoleman: Que linda foto de mi hija 💓

alicecoleman: Justin hace algunos años en Grecia, cuando tenía el cabello teñido. 🤔👀

A 1.589 personas les ha gustado esto, incluyendo samanders, leonorcoleman, pattiemallette, jazminbieber y joshjefferson.

joshjefferson: Justin con el cabello teñido fue el mejor bullying que he hecho en toda mi vida.

justinbieber: Seguía y sigo siendo más atractivo que tú @joshjefferson.


Mensaje directo de Kyle Johnson.

Creo que ya se porque no
respondes mis mensajes.
¿Estás con Bieber en las Bahamas?

Leído.




justinbieber: ☕️ en 🇧🇸

A 1689 personas les ha gustado esto, incluyendo alicecoleman, joshjefferson, jazminbieber y samanders.

kylejohnson a comenzado a seguir a justinbieber.



alicecoleman: Enamorada de este lugar 🇧🇸

A 2.689 personas les ha gustado esto, incluyendo samanders, joshjefferson, Isabel, fallonjefferson, pattiemallette y leonorcoleman.

leonorcoleman: Disfruta, hija 💓 te ves espectacular.


justinbieber: 😍 🔥

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joshjefferson: Ahora comprendo todo.

pattiemallette: Hermosa @alicecoleman.

jazminbieber: ¡Sabía que estaban juntos! ¿Con quién dejaron a los niños?

justinbieber: Con Mamá Isabel @jazminbieber.

alicecoleman: Feliz cumpleaños 💓 espero haberte hecho feliz esta semana.

A 2.789 personas les ha gustado esto.

fallonjefferson: Obviamente lo hiciste feliz 24/7 👉🏻👌🏻

joshjefferson: Eres desagradable, hermana @fallonjefferson.

justinbieber: ❤️

jazminbieber: estoy tan feliz.

Historia de Instagram de alicecoleman.

visto por: kylejohnson, samanders, leonorcoleman, joshjefferson y 1.000 personas más.

Honey
Justbiebssg.

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