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31: Intimo.

Alice soltó un bostezo en cuanto piso su "habitación" de hotel. Se encontraba sobre el mar, con una vista espectacular. La habitación tenía un aspecto rústico por fuera, pero al entrar en ella todo cambiaba, y lo mejor, era que estaban algo alejados de las demás habitaciones, por lo que la privacidad era espectacular.

—Es hermoso —susurró, soltando su maleta y admirando por la ventana de la habitación el mar.

—Como tú —unos brazos le rodearon la cintura.

Las mariposas no tardaron en revolotear en su estómago. Giró su cabeza, encontrándose con la cara de Justin. Él le dejó dos pequeños besos en la mejilla antes de separarse.

—Tengo sueño —susurró Justin—, dejándose caer en la cómoda cama de tamaño King.

Alice se quitó sus zapatos y se tiró a su lado.

—Yo igual tengo sueño, pero creo que es mejor quedarnos despiertos hasta la noche para arreglar este horrible jet lag —lo miró, girándose hacia él.

Los brazos de Justin la acurrucaron en seguida, acercándola peligrosamente hacia él; —Aún no puedo creer que estes aquí conmigo. Es como un sueño —quitó un mechón de cabello de su cara, para mirar fijamente los ojos de la chica.

Alice se estremeció al ver la intensidad con la que los ojos de Justin brillaban, él la ponía nerviosa.

—¿Por qué?

—Porque hace meses atrás, pensaba en que a pesar de que yo seguía enamorado de ti, lo nuestro ya había terminado, pero no fue así y estoy tan feliz por eso. No me imaginaba viviendo una vida entera sin ti —la acercó aún más a él, la quería retener ahí para siempre, para que nadie se la quitara.

Alice sonrió con melancolía y apegó su frente a la de Justin.

—Creo que estos tres años nos sirvieron de algo; toda la vida juntos, se nos estaba haciendo costumbre y necesitábamos que nos sucediera algo para darnos cuenta de que nos queríamos igual que el primer día —espetó.

—¿Me quieres igual que el primer día? —Justin susurró, casi en silencio, luciendo como un niñito pequeño y asustado.

El corazón de ambos latió con fuerza.

—Sí —Alice susurró de vuelta, igual casi en silencio—. Te quiero igual que siempre —sonrió con ternura.

—No sabes lo feliz que me pone escuchar eso —Justin la besó.

—Mañana es tu cumpleaños —Alice le acarició la mejilla, en cuanto se separaron solo uno centímetros.

—Me siento viejo, cumpliré veintiocho —Justin sonrió levemente.

—Te sigues viendo de veinticuatro —Alice rió.

—Lo sé —susurró con egocentrismo, causando que Alice rodara los ojos con diversión—, pero me sigo sintiendo viejo —se elevó de hombros.

—Siéntete viejo cuando tengas cuarenta y algo —Alice respondió.

—Tú igual cumplirás veintiocho dentro de poco —Justin la sorprendió.

A decir verdad, Alice ni siquiera había pensado en su cumpleaños, ni en lo cerca que se encontraba la fecha.

Alice lo miró asombrada y asintió confundida.

—Ni lo había pensando.

—¿Qué te gustaría hacer? —Justin la miró con una sonrisa y curiosidad en los ojos.

—Sabes que no me interesan los regalos.

—Lo sé, por eso te pregunto qué te gustaría hacer —Justin suspiró—; podríamos ir a la playa o salir a cenar con los niños, o hacer una cena en la mansión con tu familia; y me incluyo en los planes porque no pienso alejarme de ti ese día, es más, no me alejaré de ti nunca más.

Alice sonrió con ternura y su cuerpo sufrió una pequeña descarga eléctrica ante las palabras de Justin. Se apego más a él y buscó sus labios para besarlo.

Justin la dejó recostada sobre su pecho y comenzó a acariciarle la espalda por debajo de la blusa, mientras ambos labios se mezclaban con lentitud.

—Podría quedarme aquí besándote todo el día —susurró contra los labios de Alice, mirándola fijamente a los ojos.

Alice quiso llorar, lo había extrañado demasiado, a él y a su dulce actitud. Era tan lindo que le daban ganas de abrazarlo más y más, no se saciaba con un simple abrazo y un simple beso. Quería más de él.

—¿Por qué eres tan dulce? —se quejó.

—Te extrañé demasiado, ese es mi problema —bajó su mano izquierda hasta el trasero de Alice.

Alice elevó una ceja con diversión, haciéndole reír.

—Sí, de esta manera igual te extrañé —Justin le agarró la nalga.

Alice le golpeó el hombro, sonrojándose en seguida. Justin comenzó a reír y volvió a besarla.

—Será mejor que durmamos un rato, realmente no creo aguantar hasta la noche.

Alice asintió y se volvió a recostar a su lado.

—Nadie dijo que te podías bajar, Coleman —la volvió a dejar sobre su pecho.

Alice sonrió, enterrando su cabeza en el pecho de Justin para comenzar a dormir.



Justin despertó primero. Eran las siete de la tarde cuando sus ojos se abrieron y miraron la hora en su celular. Soltó un bostezo y miró a Alice, dormida profundamente en su pecho.

Sonrió inconscientemente. Alice dormía tranquila, su respiración a penas se sentía, sus párpados descansaban, sus pestañas reposaban sobre sus pómulos y su boca estaba cerrada, estirada en un puchero. Justin le tomó una foto con su teléfono y luego se quedó observándola, sin poder encontrar una explicación por lo hermosa que era.

Suspiró y se mordió los labios. Aún no podía creer el hecho de que Alice estuviera allí con él, cuando hace pocas horas ella ni hablaba con él.
Le acarició la espalda, lentamente, haciéndola gruñir. Sonrió con ternura ante la escena.

Alice abrió sus ojos lentamente y soltó un bostezo, analizó la realidad frente a sus ojos, y sonrió levantando la vista, encontrándose con Justin.

—¿Qué hora es? —se levantó del pecho de Justin.

—Son las siete —respondió.

Alice asintió y se estiró. Soltando un pequeño bostezo.

—Hemos dormido siete horas —miró su reloj en la muñeca—, no podremos dormir en la noche —hizo una mueca.

Justin sonrió, quedándose en silencio. Él no pensaba en dormir esa noche, pero no pretendía decírselo a Alice, no quería sonar pervertido. Las cosas aún estaban frescas entre ellos, no quería presionarla a nada.

—¿Tienes hambre? —preguntó, levantándose.

Alice lo miró caminar hasta un gran espejo que acompañaba los lujosos sofás de la habitación.

—Sí —respondió.

—Hay un restaurante en este hotel, es muy bueno, Jazmín me lo recomendó —Justin se inclinó y abrió su maleta—. Me vestiré en el baño.

Alice asintió con una sonrisa.
Justin entró al baño y dejó la puerta abierta hasta por la mitad antes de comenzar a desvestirse.
Alice soltó un gran suspiró y se miró al espejo, observó su sonrisa y se sintió rara. ¿Por qué sonreía como estúpida? Se sentía literalmente como en los viejos tiempos, cuando sus padres le regalaban viajes a ella y a Justin, para que fueran con sus amigos.
Gran juventud al lado del Justin había disfrutado.

Hizo muecas al espejo y rió por cada una de ellas, pensando en lo estúpida que se veía haciendo tales cosas. Negó con la cabeza divertida y luego se inclinó a un lado de su gran maleta.

El cambio de clima había sido increíble. Había pasado de las horribles temperaturas de Washington a un clima extremadamente tropical, no le extrañaría si llegaba a Seattle con alguna enfermedad.

Sacó un vestido floreado holgado, era con tirantes y le llegaba hasta los muslos. Sacó unas sandalias de tirantes que se envolvían desde sus tobillos hasta su rodilla y luego sacó una chaqueta de mezclilla con hoyuelos.

Justin salió del baño, vestido con unos pantalones cortos y una camisa Hawaiana. Alice lo miró de reojo antes de entrar al baño. Cambió sus prendas de vestir, sintiéndose fresca y liviana, digamos que había salido de Seattle con un suéter, una camiseta, unos pantalones y unas botas de piel.

Estaba por salir del baño, cuando su teléfono vibró. Era una llamada de Kyle. Estaba tan sumergida en su burbuja de perfección y felicidad, que ver el nombre de Kyle en la pantalla fue como un balde de agua fría. Respiró profundamente, se miró al espejo, cerró los ojos tratando de tranquilizarse y soltó todo el aire retenido.

—Nada te arruinará esta semana, volverás a la realidad en Seattle pero aquí disfrutarás —susurró con los ojos cerrados.

Su teléfono dejó de sonar, cosa por la cual agradeció aún con los ojos cerrados. Pasaron unos treinta segundos y abrió sus ojos, respiró nuevamente y volvió a sonreír.

—Estoy lista —susurró, saliendo del baño.

Justin la miró de pies a cabeza disimuladamente, deteniéndose en sus piernas. Se acercó hasta ella, abrazándola por la cintura y le besó la mejilla.

—Vamos —tiró de su mano.

Alice sufrió un tipo de espasmo cuando salieron al aire libre tomados de la mano. Miró como la mano de Justin sujetaba con firmeza de la suya, y tiraba con seguridad, sonrió melancólicamente y caminó a su lado, admirándolo a él, ni siquiera al hermoso lugar que los rodeaba.

Caminaron por el muelle que unía las habitaciones, y cuando llegaron al "centro", en donde se encontraba la supuesta recepción, Justin tiró de Alice hacia una casita que se veía elegantemente playera a simple vista.

Se sentaron en una de las mesas que pillaron desocupados, a decir verdad el local estaba lleno de familias turistas, comiendo y causando bastante ruido. Justin en seguida llamó la atención de un mesero, el cual se acercó a ellos hablando inglés con dificultad, pero lo necesario como para poder entenderse.

—Pediré este plato de aquí —Alice señaló el menú. No sabía pronunciar el nombre de aquel plato, parecía escrito en español.

—Yo quiero lo mismo —Justin le entregó el menú al mesero.

—¿Y para beber? —preguntó mientras anotaba en su pequeña libreta.

—Whisky —Justin sonrió.

—Agua —Alice se mordió los labios.

—Tráigale el vino más suave y dulce que tenga —Justin miró al mesero, quien asintió y desapareció casi en seguida.

Alice miró a Justin con una mueca y una ceja elevada.

—¡Quería agua!

—El vino te hará bien —Justin elevó ambas cejas.

—No quiero beber —levantó sus ojos azules con pesadez hacia él, mirándolo con cautela.

—No te emborracharas o algo por el estilo. Vinimos aquí a relajarnos, siéntete libre —le pidió.

—Siempre cuando es la ocasión bebo algún trago y claramente no me emborracho —lo miró desafiante, creía que Justin lo hacía por molestarla.

—¿Segura? Yo tengo varios recuerdos tuyos borracha —la miró con burla.

—¡Hey! La última vez que me emborraché fue para mi despedida de soltera —lo miró con los ojos entrecerrados.

—No lo puedo creer. ¿Por qué nunca me di cuenta? —se preguntó a si mismo en forma de reproche—. En unos días nos emborracharemos para mi cumpleaños.

Alice elevó una ceja y sonrió con picardía.

—Solo te quiero ver intentarlo —rió.

—Nunca bebes alcohol, con tres vasos te tendré diciendo estupideces por tu linda boquita —se elevó de hombros.

Alice se sonrojó, pensando en lo descarado que era Justin.

—Pesado.

Justin estaba por hablarle y decirle que solo bromeaba, pero el teléfono de Alice vibró varias veces con fuerza sobre la mesa, llamando la atención de ambos.

Alice le dio una mirada curiosa a Justin y luego tomó su teléfono.

Kyle: ¿Dónde estás? Has desaparecido de la faz de la tierra .

Kyle: No mentiré estoy molesto. Me dejaste plantado en el aeropuerto. No me esperé eso de una mujer como tú.

Kyle: ¡Respóndeme el teléfono! ¡Maldita sea, Alice!

Justin elevó una ceja al ver la cara de Alice cambiar repentinamente,
él la conocía, se notaba tensa y preocupada.

—¿Qué pasa, Honey? —se levantó de su silla y caminó hasta la que estaba a un lado de Alice.

—Nada —se mordió el labio inferior, bajando la vista.

Justin soltó un suspiro y la atrajo hacia él, para abrazarla.

—¡Sé que algo ha pasado! ¿Los niños? ¿El trabajo? ¿Tus padres? ¿Isa...

—Era Kyle, Justin —Alice se enderezó para mirarlo fijamente.

La cara de Justin fue confusión pura, incluso comenzó a imaginar lo peor.

—¿Kyle? ¿Aún hablas con él? —la miró algo dolido y desilusionado.

—¡No! —se apresuró a decir— Yo estoy aquí contigo, no pienses estupideces —lo tomó por las mejillas y lo obligó a mirarla.

—¿Entonces qué quiere? —escupió molesto.

Alice soltó un suspiro y tomó su teléfono para desbloquearlo.

—El viaje a Cancún era ayer, y yo lo dejé plantado, no he hablado con él, tampoco he respondido sus mensajes, sé que fui una perra, pero de verdad no me quería ir con él —susurró.

Justin soltó un gran suspiro, con algo de alivio, de verdad se había imaginado lo peor. Alice se acercó a darle un pequeño beso en los labios.

—Estoy aquí contigo —le miró tiernamente.

—Aún no terminó de creérmelo —Justin recargó su frente contra la de ella.

—Yo tampoco —le dio un corto beso antes de entregarle su teléfono.

Justin leyó los mensajes de Kyle, a medida que su mandíbula se marcaba. Alice le acarició, para que dejara de hacerlo, y así sucedió.

Justin bloqueó a Kyle en los contactos de Alice y le entregó el teléfono.

—Sé que tienes que hablar con él, pero lo he bloqueado porque quiero que esta semana sea de los dos, de nadie más —la acercó hasta él nuevamente.

Alice sonrió y estiró sus labios para besarlo lentamente, con bastante dulzura. Justin gruñó con gusto y la apretó aún más hacia él, pero se obligó a controlarse porque estaban en un lugar público.

—Las bebidas.

Se separaron en seguida cuando el mesero puso los vasos en la mesa.

Alice sonrió incómoda y Justin solo rió.

Cenaron en comodidad, hablando de cualquier cosa que se les viniera a la mente, disfrutando del momento y de la compañía del otro.

Justin se encontraba bastante encantado con la situación, y de Alice... ni hablar.

Luego de cenar, volvieron a la habitación y Alice cayó profundamente dormida sobre la cama.

Justin sonrió con ternura y la cubrió con las sábanas, antes de acostarse a su lado y abrazarla.

Se quedaron profundamente dormidos, juntos, enamorados, como marido y mujer.


————
Honey
Justbiebssg

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