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28: Cartas sobre la mesa.

Domingo.

Había amanecido y había dejado de llover, él día seguía oscuro pero ya no llovía y eso era lo importante.

Alice despertó a las seis de la mañana, demasiado temprano por costumbre. Despertó siendo prisionera de unos grandes brazos tatuados, rodeándole por debajo de la sábana, brindándole calor corporal y comodidad. Analizó la situación en la que se encontraba y en vez de salir corriendo, sonrió, sonrió con felicidad.
Había hecho el amor con Justin la noche anterior, no sabía como debía sentirse, pero se sentía bien, en el ámbito sexual y romántico, tres años sin sexo igual es un factor que te estresa, pero extrañar a la única persona que amas es aún peor.

Notó como Justin respiraba tranquilamente, sus labios estaban juntos, sus pestañas claras y largas descansaban en sus mejillas y hacía un puchero, como si fuera un bebé durmiendo.
Alice rió casi en silencio, para no despertarlo y trató de acomodarse un poco, pero Justin la apretó inconscientemente hacia él, ella no se quería alejar, solo se quería acomodarse por lo que lo volvió a intentarlo, pero Justin volvió a apretarla contra él.

—No te muevas, Coleman. Cierra tus ojos y sigue durmiendo —la voz ronca de Justin la sorprendió por completo.

La piel de Alice se erizó y el corazón le latió con más prisa. La voz ronca de Justin la excitaba y le causaba muchas más sensaciones.
Dejó dos tímidos besos en sus pectorales y le acarició la espalda con sus pequeñas manos.

—¿No vas a dormir? —Justin volvió a hablar con los ojos cerrados.

—No —Alice volvió a dejar un beso en su pecho.

Sintió como el pecho de Justin vibraba contra su mejilla. Él se estaba riendo. Alice lo miró con una ceja alzada y esperó a que abriera sus ojos.

Justin abrió sus ojos lentamente y sonrió. Alice quedó helada, hace tres años no veía esos ojos mieles lucir tan claros como todas las mañanas, claros como siempre lo estaban después de hacer el amor.

—Ven aquí —Justin la tomó de la cintura para ponerla a su altura.

Alice lo abrazó del cuello esta vez y recargó su frente contra la de él. —No me he lavado los dientes —le avisó, cuando él se acercó a su boca con claras intensiones de besarla.

—Es lo que menos me importa, no me importa —Justin le aseguró antes de estampar sus labios contra los de ella.

Se besaron delicadamente, creando una pequeña batalla de lenguas y logrando que a ambos los envolviera un calor placentero.
Alice sentía la erección mañanera de Justin en su vientre y eso le acaloraba aún más.

Justin dejó de besarla y volvió a sonreír, esta vez él se acurrucó en el pecho de Alice, teniendo muy buena vista de sus senos, pero además de eso, sintiéndose cómodo y protegido.

Alice le acarició la nuca, como si de un bebé se tratara y lo apretó contra ella.

—Te he extrañado tanto —Justin la miró desde abajo.

El estómago de Alice se contrajo en mil emociones, pero solo se limitó a seguir acariciándole la nuca.

Justin se subió sobre ella, dejándola entre su cuerpo y la cama, y la besó, sorprendiéndola por completo con aquel impulso repentino. Alice soltó un gran suspiro y abrió sus piernas para que Justin pudiera acomodarse sobre ella. Se besaron un largo rato, varios minutos, entre pequeños susurros y varias caricias de por medio.

—Hermosa —Justin le susurró en el oído antes de seguir besando su cuello.

Alice cerró sus ojos, mientras su corazón latía con fuerza y disfrutó de los húmedos besos de Justin en su cuello.

—No has teniendo suficiente al parecer —se rió cuando él se refregó contra su cuerpo.

Piel caliente contra piel caliente.

—Jamás tendría suficiente de ti, Honey —susurró contra sus senos, mientras los lamía con ternura.

Alice soltó un gemido al sentir la boca caliente de Justin contra sus duros pezones. Aplastó la cabeza de Justin contra su pecho, pidiéndole más, y él así lo hizo, le dio más mientras bajaba su mano derecha, escabulléndola entre sus cuerpos, hasta llegar a la entrepierna de Alice.

—Justin —gimió en un susurró.

Justin le acarició allí abajo con bastante ternura e hizo algo que Alice jamás pensó que haría. Introdujo un dedo en ella, haciéndola volverse ligeramente loca.

—¡¿Qué haces?! —chilló, abriendo los ojos asustada.

—No me digas que jamás te hiciste esto a ti misma en estos tres años... —Justin la miró confundido.

—¡Claro que no! ¡Mier...! —se quedó en silencio cuando Justin introdujo otro dedo en ella— Justin no quiero eso, te quiero a ti —suplicó.

Justin sonrió y sacó sus dedos de ella, se acomodó entre sus piernas y se introdujo en ella, tomándola de nuevo, por segunda vez en pocas horas.

Justin gruñó, ella se sentía bastante estrecha y eso le gustaba aún más. Comenzó a mover sus caderas contra las de Alice y varios gruñidos se le escaparon. Notó como Alice trataba de no volverse loca mientras se mordía los labios y miraba hacia otro lugar, pero no la dejó, con su mano hizo que dejara de morderse el labio y la tomó del mentón para que ella lo mirara.

Alice reclamó, pero Justin solo sonrió y la besó mientras seguía penetrándola con emoción. Alice gemía en su oído, volviéndolo loco, y le besaba el lóbulo de la oreja de vez en cuando, mientras Justin cerraba los ojos y disfrutaba de todo el placer que estaba recibiendo.

—Alice deja de hacer eso —le advirtió, Alice sabía muy bien lo que hacía acariciando allí abajo, muy cerca de la unión de ambos cuerpos— ¡Alice! —gruñó.

Justin salió del cuerpo de Alice, mirándola con enojo y ella solo rió y lo acarició allí abajo, dejándolo sin respiración y congelado.

—¿Qué decías? —ella preguntó.

—Sigue —Justin cerró sus ojos.

Alice siguió acariciándole hasta que él la volvió a tomar con fuerza y la penetró con movimientos rápidos.

Ambos gimieron al mismo tiempo y llegaron a su fin juntos. Se quedaron abrazados, sintiendo la respiración del otro y sin dejar de mirarse.

—Preciosa —Justin susurró.

Alice se acurrucó en su pecho y dejó algunas besos allí, como solía hacer antiguamente. Le gustaba hacer eso, el pecho de Justin era una obra de arte antes sus ojos.

Justin sonrió y le acarició la mejilla.

Alice lo miró fijamente, sin saber que decir, se sentía bien, no podía creer todo lo que había pasado y estaba pasando. Ella jamás se hubiese permitido que eso pasara con Kyle y bueno, no se sentía tan culpable como ayer, aunque debería hacerlo. En realidad nada le interesaba, estaba bastante concentrada y atrapada en Justin, en sus ojos, en sus caricias y en su sonrisa. Alice no podía ni siquiera expresar lo mucho que lo había extrañado y no quería que aquello se acabara nunca, y ahí fue cuando le entraron las dudas, ¿Qué era todo eso? ¿En qué lugar se encontraban? ¿Qué significa todo eso? No era momento de preguntas, pero ella sabía que tendrían que aclararlo si o si en algún momento.

—¿Qué es todo esto, Justin? —murmuró.

Justin, quien no había dejado de mirarla y tampoco de acariciar su mejilla, soltó un suspiro y le besó la punta de la nariz. Él sabía a lo que ella se refería, obvio que lo sabía.

—Hemos hecho el amor —susurró—, algo que queríamos hacer desde hace bastante tiempo...

Las mejillas de Alice se enrojecieron un poco, haciéndolo reír, él pensaba que era increíble como ella con veintisiete años, conociéndolo desde toda la vida, aún se sonrojaba con facilidad.

—¿Y esto dónde nos deja? ¿En qué lugar? —Alice insistió.

Justin cerró sus ojos por unos segundos. Muchas preguntas.

—No estoy dispuesto a perderte, Alice. Menos ahora que me has demostrado que me sigues queriendo —abrió sus ojos—, pero tampoco te quiero obligar a algo que lo quieras hacer, las cosas nunca fueron así con nosotros.

Alice le besó el dorso de la mano que estaba acariciando su mejilla.

—Tengo miedo —susurró.

—Lo sé —Justin la acercó aún más a él—, pero sabes que jamás dejaría que nuestra relación terminara como la de ellos.

Estaban hablando de los padres de Alice.

—Me iré de viaje el próximo fin de semana, Bahamas —Justin continuó hablando.

—Es tu cumpleaños —Alice le acarició el hombro con sus dedos.

—Sí, compré dos pasajes, pensaba invitarte a ti y a los niños, pero cuando compré los pasajes las cosas no estaban de lo mejor entre nosotros por lo que terminé comprando sólo dos —los ojos de Justin seguían brillando de la misma forma en que lo hacían cuando él recién despertó—. Ven conmigo, me voy una semana, podemos dejar a los niños con Isabel o con mis padres.

El corazón de Alice latió con velocidad, llenándose de una sensación muy conocida como nervios y ansias.

Sí, quería ir, moría por ir y estar con él, y repetir lo que habían hecho las últimas horas, pero lamentablemente primero tenía que hablar con Kyle, tenía que ser sincera de una vez por todas, tenía que decidirse.

—Los pasajes a Cancún con Kyle igual son el próximo fin de semana.

—Pero tus ojos me dicen que no quieres ir con él —Justin respondió casi en seguida—, tus labios y tu cuerpo me reclaman a mi.

Alice lo besó brevemente. Un beso mojado, cálido y tierno.

—Dejaré que lo pienses, tienes toda la semana para pensarlo, entiendo que estes complicada porque tienes un corazón de oro y no quieres hacerlo sentir mal, pero te daré un consejo —Justin se lamió los labios—, solo sigue lo que diga tu corazón, porque el corazón tiene mente propia —él le guiñó un ojo.

Claramente lo decía Justin Bieber, Cardiólogo de Seattle.

Alice rió y le besó la mejilla.

—Lo pensaré.

Justin la abrazó unos segundos y luego se levantó.

—Se me hace tarde, tengo que ir al hospital a buscar unos papeles y luego iré a almorzar a la casa de mis padres, Jazmín vino desde Canadá a visitarnos este fin de semana —explicó levantándose.

Alice asintió, mientras veía como él se ponía sus bóxers. Analizó cómo se ponía la camisa, sus pantalones y sus zapatos, era como un déjà vu, pero no, solo estaba recordando las veces que habían hecho el amor cuando estaban juntos y él igual se levantaba de la misma forma mientras ella lo observaba. Era algo cotidiano en ellos.

Justin se acercó hasta la cama y se inclinó para quedar a la altura de Alice.

—Nos vemos, Honey —se acercó hasta su cara.

Se quedaron mirando fijamente, ambos con la respiración atascada, como si en realidad no se quisieran despedir.
Alice le acarició la mejilla y tras batallar varios segundos, finalmente juntó sus labios con lo de él. Justin le besó la frente por último y luego salió de la habitación que antiguamente también pertenecía a él.

—¿Papi?

Se sobresaltó, y miró hacia la derecha. Madison se encontraba de la mano de Isabel, mientras caminaban por los pasillos del segundo piso.

La vergüenza cayó sobre Justin cuando notó que Isabel lo miró con el ceño fruncido; bueno, digamos que Justin llevaba la camisa mal abrochada y el cabello desordenado, dejando en evidencia que estaba mal vestido.

—Hola, cariño —susurró.

Madison corrió a abrazarlo.
Justin correspondió el abrazó y miró disimuladamente a Isabel, quien lo miraba con una mueca, pero con una sonrisa escondida.

Madison no preguntó nada y Justin lo agradeció, incluso siguió su camino a lo que al parecer se suponía que eran las escaleras.

—Isabel —Justin carraspeó la garganta algo incómodo.

Isabel soltó una pequeña carcajada y lo abrazó.

—No te preocupes, cariño —le besó la mejilla—. Espero que hayas tenido muy buenos días —se burló antes de seguir su camino.

Justin soltó una carcajada y negó con la cabeza antes de bajar las escaleras.

Estuvo toda la mañana sonriente, bueno, era obvio que su ánimo había cambiado, pero lo más sorprendente era que todos lo habían notado. Cuando llegó al hospital y Josh le entregó unos papeles, le preguntó qué le sucedía, y aunque Justin moría por gritarle al mundo que había estado con Alice, solo se quedó callado y le dijo a Josh que estaba loco si pensaba que a él le sucedía algo. Cuando volvió al Penthouse a tomar una ducha, tuvo que permanecer bajo el agua mucho rato, digamos que todos los recuerdos de la noche invadían su mente, Alice besándole el torso, Alice gimiendo en su oído, Alice desnuda retorciéndose contra su cuerpo, Alice besándole; todo muy intenso, por esa razón se quedó casi dos horas completas bajo el agua helada.

—¡Justin! —Jazmín gritó con emoción y corrió hasta su hermano mayor en cuanto lo vio entrar a la mansión de sus padres.

Justin soltó todo el aire retenido y la abrazó con fuerza.

—¿Cómo estas, enana? —susurró.

—¡Feliz ahora que te veo! No nos hemos visto desde navidad —ella replicó.

—¿Me has extrañado? —elevó una ceja con burla.

—A ti no, a los niños sí, ¿dónde están Madison y Alex? —Jazmín frunció el ceño.

—Este fin de semana se han quedado con Alice, yo tenía que trabajar —Justin juntó sus labios en una línea.

—¡¿Justin?! —Pattie apareció en la sala con una bandeja en sus delicadas manos llenas de joyas— ¡Cariño!

—Madre —Justin sonrió y se acercó a abrazarla y a besar tiernamente su mejilla.

—¡Has llegado justo! Comencé a pensar que no vendrías —Pattie hizo una mueca.

—Me he atrasado.

—¿Atrasado? Pensamos que te habías quedado dormido. ¿No estabas en tu Penthouse? —Jazmín preguntó en seguida.

Justin rodó los ojos y Pattie rió.

—Mejor vamos a la mesa niños —Pattie murmuró, comenzando a caminar hacia la cocina.

Justin saludó a todas las empleadas que llevaban años trabajando en la casa de sus padre, incluso habían algunas que estaban desde que él nació, como Isabel, con la única diferencia de que Isabel ahora trabajaba en la mansión de los niños. Saludó a su padre con un fuerte apretón de manos y palmadas en la espalda, y minutos después todos comenzaron a comer.

—Realmente pensé que los niños vendrían —Pattie murmuró mientras bebía de su copa de vino.

—No he podido tenerlos en mi Penthouse este fin de semana, pero los vi el viernes en el lanzamiento de la colección de Alice —Justin respondió.

—¡Fue todo un éxito! —Jazmín exclamó emocionada— Me encantaría haber estado allí.

—A mi me gustaría haber ido, pero no podíamos —Jeremy acarició la mano de su esposa.

—Fue genial, todo lo que Alice merecía —Justin se elevó de hombros.

Jazmin sonrió con melancolía, bueno, le daba ternura y tristeza ver lo enamorado que seguía su hermano.

—Siempre supe que iba a ser una chica muy inteligente e independiente en sus asuntos —Jeremy opinó mientras cortaba su comida con los cubiertos.

—Es una gran chica, muy hermosa. Aún no entiendo por qué terminaron, Justin. ¡Nunca nos has querido decir! —Pattie hizo una mueca.

—¡Mamá! —Justin se quejó.

Pattie, siempre que tenía la oportunidad, trataba de sacarle el tema a Justin.

—¡Y siempre se han visto tan enamorados! —Jazmín apoyó a su madre.

Justin rodó los ojos y Jeremy rió. Toda la vida, Pattie y Jazmín se las arreglaban para sacar de quicio a Jeremy o al pobre Justin.

—Papá —Justin pidió ayuda.

—Aún están enamorados, solo que los dos son muy orgullosos, nada más —Jeremy opinó.

Al parecer nadie quería apoyar a Justin.

—No creo que sea orgullo, Alice Siempre sufrió en su adolescencia por culpa de sus padres, quizás tiene miedo de que se repita la historia —Jazmín comentó.

—Ya que la psicóloga lo ha dicho —Justin murmuró con molestia.

Pattie la acarició la mejilla a Justin, mientras sonreía con ternura. Bueno, Justin molesto era muy tierno algunas veces. Solo algunas veces.

La familia terminó de almorzar entre bromas y luego de hacer sobremesa, Justin y Jazmín salieron al jardín a pasear.

—¿Cómo te ha ido en Canadá? —Justin preguntó, mientras caminaban por el jardín.

—Genial —Jazmín sonrió, agarrada del brazo de Justin—. Canadá lo es todo.

—Siempre has amado ese país, a mi me gusta, pero no para vivir —Justin comentó.

—Pero si Alice te pidiera que se fueran a vivir allí, ¿lo harías? —Jazmín elevó una ceja, mirándolo fijamente.

—¿Por qué siempre tienes que mencionar a Alice? —Justin frunció el ceño, algo cansado de la insistencia de su hermana.

—Porque es la persona que más amas en este mundo, además de tus hijos —Jazmín respondió con obviedad, haciendo una cara que Justin creía que era idiota.

Justin soltó un suspiro y respondió; —Lo pensaría, pero probablemente me iría con ella y los niños.

Jazmín rió con fuerza, dejando a Justin bastante avergonzado.

—Eres muy obvio, hermanito. Deberían volver y ya.

Justin prefirió guardar silencio, después de lo que había sucedido con Alice prefería no decir nada, solo dejar que las cosas fluyeran sin que nadie supiera.

—¡¿Qué tienes ahí?! ¡Drew! —Jazmín chilló con horror de un momento a otro.

Justin estaba dispuesto a regañarle por gritar en medio del jardín y por decirle Drew, detestaba ese nombre; pero Jazmín lo interrumpió, apuntando a su cuello con un dedo.

—¿Eso es una marca? ¿Son unos dientes? ¿Qué has hecho? —Jazmín lo miró con enojo— ¡Justin! —se quejó.

—Si dejas de gritar consideraré contarte que ha sucedido, pero cállate —la miró con enojo.

Varios empleados se encontraban mirando curiosos a la pareja de hermanos.

Jazmín lo miró molesta y asintió a regañadientes; —Esa marca es de ayer, esta roja aún, si hoy en la mañana te retrasaste porque estabas en la cama de alguna muchacha, tendremos serios problemas —se puso las manos en la cintura, luciendo como una mamá molesta.

—Te ves patética, Jazzy —Justin rodó los ojos.

—¡Dime dónde estabas esta mañana! —exigió, parando su caminar.

Justin se giró con cansancio, también parando su caminar. Siempre había confiado en Jazmín, era muy molestosa, chillona y todo lo que la gente se pudiera esperar de una chica como ella, pero jamás había sido una chismosa; —estuve con Alice, ¿bien?

La cara de Jazmín fue confusión plena, pero tras analizar los ojos de su hermano, los cuales lucían muy serenos, supo que él estaba diciendo la verdad. Soltó un chillido de emoción y comenzó a saltar antes de abrazar a su hermano con fuerza.

—¡Estoy tan feliz! Tengo ganas de besarte el trasero porque quizás es la primera cosa buena que has hecho en tu vida —exclamó sin dejar de chillar.

—Que asco —Justin la alejó con el ceño fruncido.

Jazmín rió y lo abrazó.

—¿Entonces han vuelto? —preguntó con emoción.

—Veras, es más difícil que eso, ella... —vaciló—, ella está con un tipo, y aunque eso es lo que menos nos importa a ambos —Justin aclaró—, ella tiene miedo y yo lo respeto. Las cosas pueden tardar, pero con tiempo todo es mejor.

Jazmín hizo una mueca algo desilusionada, pero sin dejar de sonreír, abrazó nuevamente a su hermano y soltó varios chillidos de felicidad.

—Ya veras como las cosas se arreglan con tiempo —Jazmín le sonrió.

—Eso espero —Justin suspiró con sinceridad—, eso espero.


————

Justin ya ha puesto sus cartas sobre la mesa y eso es genial.

¿Qué opinan?

Honey
Justbiebssg
🧠🧠🧠🧠

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