27: Te necesito.
Era increíble como la vida se encargaba de remarcarte tus errores.
Alice no podía dejar de pensar en lo equivocada en que estuvo al aceptar aquel viaje, no podía tolerarlo demasiado, no podía ni siquiera imaginárselo; llegando a la conclusión de que si no quería estar a solas con Kyle era porque realmente no lo quería.
En Seattle seguía lloviendo torrencialmente, es más, Justin se encontraba esperando a Alice en la sala de estar del segundo piso y podía escuchar la lluvia torrencial fuera de la casa, y aquello lo relajaba bastante.
La puerta de la sala se abrió y Alice entró por ella en su típica bata de seda.
—Alex se ha dormido finalmente —murmuró.
Justin la miró de pies a cabeza, sin disimulo, analizando cada curva de la chica, y finalmente asintió. Los ojos de Alice se combinaron con los suyos, y a ambos se les revolvió el estómago, ninguno podía ocultar la atracción que siempre había existido entre ellos.
—Hoy estaba muy hiperactivo, Maddie igual —Justin se lamió los labios.
—Sí, aunque en realidad sólo los vi en la mañana, antes de ir al hospital a verte —Alice lo miró.
Justin asintió levemente y suspiró.
—¿Cómo te fue con tu novio?
Alice rió con ternura. Era algo divertido ver a Justin celoso, se notaba bastante cuando decía palabras apropósito y Alice lo sabía, sabía que él quería saber realmente qué relación era la que ella tenía con Kyle. Él era muy indirecto cuando estaba celoso.
—¿Estas celoso? —se sentó a su lado, quedando cerca de él.
—Muy celoso —admitió, serio.
Alice asintió y lo miró fijamente a los ojos, ambos se miraron, querían quedarse así, incluso sin saber que decir. Ella finalmente soltó un gran suspiro y desvió la mirada.
—Discúlpame por lo que tuviste que presenciar en el hospital, Kyle estaba celoso y yo solo estaba ahí para agradecerte por las rosas que dejaste en mi habitación —susurró con la vista en el suelo.
—No tienes que disculparte por él, Alice. Nunca —Justin la tomó del mentón, obligándola a que ella lo mirara fijamente.
Alice sonrió levemente, amando la sensación, los dedos de Justin la tomaban del mentón con delicadeza; se sentía tranquila y algo ansiosa, estaba a gusto.
La luz amarilla de la sala les daba un toque más cómodo, la chimenea a lo lejos, alumbrando también y el sonido de la lluvia fuera de la mansión. Todo era perfectamente cómodo para ambos.
—Estás sonriendo, pero tus ojos están decaídos, tienes unas pequeñas ojeras y el verde de tus ojos están muy oscuros —Justin la caracterizó, analizando todo su rostro.
Alice se sintió bastante cohibida, quiso bajar la mirada, pero no podía. Justin seguía mirándola y tomándola del mentón.
—Soy horrible.
—Eres la mujer más hermosa del mundo —Justin murmuró sin vergüenza, queriendo hacerla sentir bien—, pero sé que estás triste y me gustaría saber por qué.
Alice cerró los ojos en cuanto Justin dejó de tomarle el mentón y subió su mano hasta su mejilla, comenzando a acariciarla.
—Últimamente he estado haciendo las cosas mal, no me reconozco, estoy disconforme con mi vida. Tomo decisiones que no quiero tomar.
—¿Algo en especial? —Justin se acercó aún más a su rostro.
Ambos se encontraban muy cerca, hablando en susurros. Era un momento bastante íntimo.
—Me iré de viaje a Cancún con Kyle.
Justin dejó de acariciarla en seguida, pero no dejó de mirarla a los ojos. Alice notó como la respiración de Justin se atascaba, y tuvo que tomarle la mano para saber si estaba realmente bien. Los ojos de Justin brillaron y se dejó caer en el respaldo del sofá con fuerza. Alice se acercó a él y lo tomó de las mejillas para que él la mirara.
—¿Qué pasa? —preguntó, aunque en realidad lo sospechaba.
Justin la miró con tristeza y soltó resopló.
—¿Ya te perdí realmente? ¿Cierto? —Justin susurró, casi en silencio, pero Alice lo escuchó perfectamente— ¿Te perdí, Alice? No estoy dispuesto a aceptarlo.
El corazón de Alice dejó de latir, su presión subió, su estómago se sintió vacío y sus piernas temblaron ligeramente.
Acarició las mejillas de Justin con sus pulgares, mirándolo fijamente a los ojos, esos ojos mieles que brillaban cada vez que sonreían, miró su nariz perfecta, sus mejillas medias caídas y sus labios carnosos, angostos y rellenos.
—Siempre te voy a querer, siempre —le respondió.
Justin la tiró hacia él, para abrazarla. Alice cayó sobre su pecho y quedaron frente a frente, mientras los brazos de Justin la rodeaban con seguridad.
—Promételo —le pidió, es más, le suplicó mirándola a los ojos.
—Nunca te dejaré de querer —repitió.
Justin tomó aire antes de tomarla de la nuca y acercarla a él. Moría por besarla y en ese momento nadie podía interrumpirlos, por lo que le acarició la nuca, dándole indicios de lo que iba a hacer, y cuando Alice le miró los labios, el supo que podía hacerlo.
La besó con simpleza, pegando sus labios a los de ella en un microsegundo. Ambos se quedaron quietos, boca contra boca, solo sintiéndose, mirándose a los ojos y sufriendo remolinos en el interior. Alice movió sus labios brevemente y Justin le correspondió en seguida, besando esos exquisitos labios que habían sido suyos desde siempre, saboreando ese fresco sabor dulce que ella siempre tenía en su boca, generalmente de la típica goma de mascar que Alice masticaba. Se besaron lentamente, aprovechando, disfrutando y sintiendo el roce de labio con labio en cada segundo, sintiendo la mutua calidad del otro y del calor corporal que emanaban sus cuerpos.
Justin la abrazó esta vez por la espalda, haciendo que Alice pegara su cuero por completo al de él, haciéndola quedar a horcajadas sobre su cuerpo, y ahí fue cuando el beso se volvió un poco más rápido y sensual.
Se separaron solo un centímetro, para respirar, sin dejar de mirarse mientras ambos sentían la respiración del otro y ambos pechos subían y bajaban sólo un poco desesperados.
Esta vez Alice lo besó y Justin solo respondió. Le acarició las piernas, las cuales se encontraban a cada lado de sus torso y la apretó aún más contra él.
El interior de Alice gritó de emoción y no pudo evitar sonreír ligeramente contra los labios de Justin cuando él subió las manos desde sus muslos, pasando por su trasero, hasta su espalda.
Justin igual sonrió, pero no dejó de besarla en ningún momento, estaba sediento de Alice y no pensaba soltarle los labios.
—Nunca te dejaré de querer, lo prometo —ella repitió por tercera vez.
Justin, sin dejar de abrazarla y de rozar su nariz contra la de ella, cerró sus ojos por unos segundos y cuando los volvió a abrir, Alice sonreía.
—Te necesito —confesó.
La piel de Alice se erizó por completo con tan solo aquellas palabras. Ella conocía ambas palabras, significaban bastante, bastante más que sólo deseo carnal y pasión, significaban más.
—¿Qué esperas para hacerme el amor? —preguntó.
Justin la tomó de los muslos con fuerza y se levantó del sofá con rapidez. Salió de la sala de estar y caminó hasta la habitación de Alice sin dejar de mirarla a los ojos. Alice, con el corazón en la garganta, las piernas aún temblando y los nervios a flor de piel, se abrazó con fuerza de cuello de Justin.
Entraron a la habitación que antiguamente ambos compartían y Justin cerró la puerta con seguro. Dejó a Alice en el suelo y la apretó contra su cuerpo, volviendo a abrazarla por la cintura.
Se besaron nuevamente, un beso más seguro, pero aún nervioso, ambos sabían lo que venía. Justin succionó de sus labios con delicadeza, dándole un beso de los que sabía que le encantaban a Alice. Mezclaron sus lenguas en una lucha segundos después y el calor comenzó a subir con rapidez.
Justin movió su mano lentamente hasta el cordón de la bata de Alice, pero no lo tiró, la miró, analizándola, con una mirada podía saber si Alice estaba segura o no, pero ella si lo estaba, estaba nerviosa, pero si quería, quería estar con él.
Justin bajó sus labios por el cuello de la chica, besando su piel con bastante ternura, inhalando su aroma y queriendo gruñir del gusto. Alice soltó varias respiraciones agitadas y sólo cerró sus ojos. Hace tres años que nadie la besaba así, con tanto cariño, con tanta delicadeza y pasión.
Su corazón se paró cuando Justin tiró el cordón de la bata, pero no hizo nada, solo esperó a que él le termine de sacar la maldita bata.
—Te he anhelado tanto —Justin susurró con el corazón en la garganta.
Alice le besó unos cortos segundos, antes de que Justin finalmente la dejara desnuda frente a él, quitándole la bata con su mano derecha. Se lamió los labios, sin ser vulgar, y la miró de pies a cabeza, quedando embobado con lo hermosa que pensaba que se veía. La hizo recostarse en la cama y comenzó besándole el hombro, dejando tiernos besos y sin dejar de mirarla. Alice quiso llorar ahí mismo, estaba siendo tan lindo, lo amaba demasiado, pero no se sentía capaz de decirlo, era una cobarde.
Justin bajó sus labios por el pecho de la chica, llegando hasta sus senos, donde lamió y mordió con suavidad, haciéndola soltar los primeros gemidos de la noche, logrando que Alice comenzara a experimentar el camino de la excitación; siguió bajando hasta su ombligo, en donde Alice no pudo evitar hundir su estómago por la sensación que le causaban los besos de Justin en su piel. Justin saboreó cada rincón de la su piel, llegando hasta sus pantorrillas donde dejó varios besos antes de volver a su boca. Alice rodeó sus piernas en las caderas del muchacho, y mientras él le besaba las mejillas con ternura, ella se dedicó a desabrocharle la camisa, dándole paso a su fuerte y suave torso.
La camisa de Justin cayó junto a la bata de Alice y ella en seguida lo abrazó, sintiendo la calidad del pecho de Justin chocar contra el suyo, sus pezones se enterraron en la piel de él y a ambos les recorrió un escalofrío, antes de mirarse con pasión, con deseo, con amor y con excitación.
Justin sonrió y le acarició la mejilla, dejando pequeños y húmedos besos contra sus labios.
Se quitó los pantalones sin ni siquiera darse cuenta, se encontraba muy concentrado en acariciar el cuerpo de Alice, mientras ella le acariciaba la espalda con como respuesta.
—Tú cuerpo es una maldita obra de arte —susurró contra el cuello de la chica—, y siento que lo podría dibujar hasta con los ojos cerrados —aplastó su erección contra su vientre—, y si pudiera dibujar tus reacciones ante mi tacto, también lo haría porque me las sé de memoria.
Alice tiró de su cabello para poder aplastar su boca contra la de él. Justin movió sus caderas levemente, rozándose contra la intimidad de Alice con suavidad, haciéndola soltar pequeños jadeos contra su boca.
Justin bajó su mano hasta la entrepierna de Alice y la acarició con delicadeza, haciéndola cerrar los ojos y tirar de su cabello con fuerza. Justin siguió acariciado allí por un largo rato, sin dejar de besarla y ahogar los gemidos de Alice con besos.
Sus bóxers también desaparecieron del camino, y cuando ambos se sintieron desnudos, uno contra el otro, se miraron por milésimas vez, pero distinto, ambos conocían sus miradas, ambos las conocían, ambos se habían mirado de esa misma forma antes. Justin abrió las piernas de Alice con sus manos y sin dejar de mirarla, sin dejar de mirar esos ojos verdes que conocía perfectamente, y con el corazón latiendo a mil por ella, rozó su miembro contra la entrada de Alice, después de tres años, estaban por hacer el amor nuevamente.
Y sucedió.
Entró en ella con suavidad, sintiendo como la calidad del cuerpo de Alice lo abrigaba en seguida. La miró con curiosidad al sentirla tan estrecha, pero no fue necesario preguntar, él ya lo sabía, ella no había estado con nadie en esos tres años, y Justin trató de no pensar en que él si y trató de no sentirse maldito por eso.
La abrazó en cuanto ella gimió femeninamente y sonrió con ternura, repartiendo varios besos por toda la cara de la chica.
—Honey —la llamó—, te había extrañado.
Alice se contagió de la sonrisa de Justin y lo abrazó del torso, al mismo tiempo que el comenzaba a entrar y salir de ella con seguridad. Ambos gimieron al mismo tiempo y se besaron con desesperación en cuanto la respiración les subió.
Alice cerró sus ojos bajo ardiente pasión y dejó que Justin le acariciara los senos mientras seguía entrando en ella. El calor los envolvía, y ambas respiraciones calientes chocaban con furia. Ella sentía cómo el placer se le construía en el interior, y se encontraba en un estado de realización. No podía creer lo que estaba haciendo, no podía caer en realidad.
Justin, quien estaba en su mejor momento, seguía entrando en Alice con delicadeza. Miró como ella se volvía loca en sus brazos y la apretó contra él para controlarla. Alice buscó sus labios con desesperación y él atendió con gusto. Ella gemía contra sus labios y enterraba sus uñas en la espalda de Justin cada vez que él subía su velocidad. Los dedos de Justin disfrutaron de los senos de Alice con bastante emoción, haciéndola jadear con mucha más constancia.
Ambos cuerpos se restregaban con desesperación, ambos pechos se inflaban sincronizados por lo aceleradas que estaban sus respiraciones, ambos se sentían, de la misma forma en que hacían el amor tres años atrás.
Alice comenzó a desesperarse y Justin supo de lo que se trataba, aceleró sus momentos y bajó sus labios hasta los senos de ella, en donde se dedicó a morder sus duros pezones, haciéndola gemir y lloriquear con fuerza.
—Justin voy a...
—Lo sé, lo sé —le susurró en el oído.
Alice contrajo todos sus músculos, mientras el orgasmo la golpeaba, y gimió en el oído de Justin con fuerza, mientras se corría y sus piernas comenzaban a temblar.
Justin gruñó y cerró sus ojos, tratando de soportar aquel orgasmo, pero no lo logró, el orgasmo de la Alice logró desatar el suyo, por lo que gruñó con fuerza y acabó en el interior de Alice bruscamente, volviéndola loca tanto a ella como a él.
Cayó sobre ella derrotado, con la respiración hecha furia y los ojos cerrados, sin ni la más mínima intención de reaccionar.
Alice inhaló y exhaló, mientras sus ojos seguían poniéndose en blanco y sus piernas temblaban ligeramente. Abrazó a Justin con sus brazos, pero sin reaccionar tampoco, no tenía fuerzas.
Al cabo de varios minutos, Justin finalmente salió del cuerpo de Alice y se recostó a su lado, tiró de las mantas y se quedó mirando fijamente al techo, cayendo en la realidad de lo que había sucedido.
Giró su cabeza lentamente y no pudo evitar sonreír. Alice se encontraba con los ojos entrecerrados, acurrucada a su lado, somnoliento, luciendo frágil y delicada, devil. Se giró en seguida y la abrazó por debajo de las sábanas, haciendo que ella afirmara su cabeza en el pecho de él. Alice le sonrió levemente y dejó dos pequeños besos en sus pectorales. Justin se mordió los labios y la abrazó con más fuerza, queriendo protegerla hasta de las más mínima cosa. Alice se acurrucó aún más contra su pecho y cerró los ojos, quedándose profundamente dormida, después de haber hecho el amor por primera vez en tres años, con el único hombre que la había tocado en toda su vida.
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Buenas noches 🤫
Honey
Justbiebssg
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