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17: Feliz cumpleaños, Alex.

Nuevo día, nuevo día.

—¡Mami! ¡mami! ¡Es el cumpleaños de Alex! ¡Mami despierta! —Madison salto sobre Alice y comenzó a despertarla— ¡Mami!

Alice abrió los ojos a penas y se encontró con unos ojos mieles y unas pestañas largas, mirándola muy de cerca.

—Madison, no grites —susurró apenas.

—¡Mami, hoy iremos a esquiar! —murmuró emocionada y nuevamente comenzó a saltar en la cama.

Alice soltó un bostezo y finalmente abrió los ojos por completo, no pudo evitar reír al ver a Madison emocionada.

—¡Hey! Debes darte una ducha —la miró con una ceja alzada.

—¡Mami! —se quejó— Después de llegar de la nieve, ahora vamos a despertar a Alex.

—Déjame vestirme, Madison. Ve a ver si tú padre está despierto, pero no despiertes a Alex —ordenó.

Madison asintió con una sonrisa y salió corriendo de la habitación.

Alice negó con la cabeza y entró a la ducha. Una vez lista, se maquilló ligeramente y se puso los pantalones de nieve con una camiseta, más tarde se pondría la chaqueta de nieve. Quería andar cómoda.

Caminó fuera de la habitación y se encontró a Justin abrazando a Madison.

—¿Alex aún duerme? —preguntó.

—Sí —Isabel respondió con un pequeño regalo en sus manos.

—¡Es hora de despertarlo! —Madison exclamó con emoción.

Todos asintieron y rieron.

Entraron a la habitación en silencio y comenzaron a cantar el cumpleaños feliz.

—¡Cumpleaños feliz —Madison comenzó con un grito y los demás le siguieron—, te deseamos a ti, cumpleaños Alex, que los cumplas feliz!

El pequeño abrió los ojos confundidos y luego los abrió con fuerza y sonrió en grande.

—¡Hola!

—¡Feliz cumpleaños! —Todos exclamaron con fuerza y se tiraron sobre él para abrazarlo.

Justin comenzó a hacerle cosquillas y todos comenzaron a reír.

Alex abrió los regalos y luego de bastantes cariños, todos bajaron a desayunar.

—¡Yo opinó que igual debería ir al Spa! Mami siempre va y nunca me ha llevado —Madison comentó, luego de que todos comentaran que Isabel hoy se iría directo al Spa.

Justin comenzó a reír junto a Alex.

—Eres muy pequeña para ir al Spa, tu madre a los diecisiete recién comenzó a ir al Spa —Justin miró a Alice.

Alice elevó una ceja y negó con la cabeza.

—La primera vez que fui a un spa fue a los quince —elevó una ceja.

—¡Me dijiste que fue a los diecisiete! —Justin protestó.

—No importa la edad —Isabel rodó los ojos.

—¡Pero Madison! —Alex regañó— ¡Iremos a esquiar! ¡Es mucho más divertido que ir a un spa!

—Tú hermana tiene razón, Maddie —Justin le acaricio la mejilla— Cuando cumplas quince años te pagaré el spa, el salón de belleza y lo que quieras. Aún eres una niña, ir a esquiar es más entretenido —le guiñó un ojo.

Alice elevó una ceja y los miró a ambos.

—Ustedes realmente son una mala dupla —negó con la cabeza.

Justin sonrió y elevó una ceja.

—Claramente —le guiñó un ojo.

Luego de desayunar, todos se prepararon y salieron en la Chevrolet Silverado camino a la nieve, pasaron a dejar a Isabel al Spa y luego se fueron directo a la montaña.
Esquiaron toda la mañana juntos como una familia, Alex se veía muy feliz y Madison igual, a decir verdad todos estaban muy feliz.
Luego de almorzar, los niños se fueron a esquiar a la sección de niños, dejando a Alice más preocupada de lo normal y a un tranquilo Justin tratando de calmarla.

—Estarán bien, Alice —insistió, arrastrándola hasta el andarivel.

—¿Y si caen?

—Se levantaran —Justin rodó los ojos como si fuera lo más normal del mundo.

Alice soltó un suspiro y terminó asintiendo.

Subieron al andarivel con sus esquí y se sentaron con naturalidad.

—Espero que Isabel se esté divirtiendo —Justin rió.

—Realmente se lo merece, es una mujer que merece muchas cosas buenas en la vida —Alice hizo una mueca con tristeza.

Justin la abrazó levemente y le acarició el brazo.

—No te pongas así —susurró—, nosotros estamos haciendo bien al hacerla sentir como en casa.

Alice asintió levemente y se recargó contra el hombre de Justin.

—No sé porqué a una persona tan buena como ella, le pudieron haber pasado tantas cosas malas.

—Tranquila, Alice —Justin siguió acariciando su brazo.

Justin conocía la debilidad de Alice, sabía que ella se entristecía con problemas que ni siquiera le pertenecían, y en realidad le encantaba que ella fuera así, eso demostraba lo real que ella era por dentro.

Bajaron del andarivel y comenzaron a esquiar bajando la montaña.

—¿Una carrera hasta el final? —Justin sugirió.

—¿Quieres la revancha? La última vez yo te gané —ella sonrió con victoria.

—Sí, en realidad caí sobre ti, esa es la mala suerte que existe cuando tú ganas —la molestó.

Alice rodó los ojos, aunque Justin no la pudiera ver ya que ella llevaba sus antiparras puestas.

—Alcánzame —le gritó y comenzó deslizarse en sus esquí.

Justin sonrió viendo como ella se deslizaba y no tardó en seguirla hasta el fin.

Como era de esperar, Alice ganó, siendo la primera en frenar sus esquís.

Justin soltó un suspiro y salió de sus esquís tirando sus antiparras a la nieve con fuerza.

—¡No puedo creer que hayas ganado nuevamente!

Alice igualmente salió de sus esquís y tiro sus antiparras a la nieve.

—¿Cuando superarás que soy mejor esquiadora que tú?

—¡Nunca! —gruñó.

—Soy mejor —ella rió.

Sin pensarlo dos veces, Justin tomó un poco de nieve y se lo lanzó a Alice en el estómago.

—¿Es en serio? —Alice lo miró atónita.

Otra bola de nieve le llegó.

—¡Justin! —se quejó.

Otra bola de nieve le llegó.

Alice no quiso quedarse atrás, por lo que igualmente comenzó a lanzarle nieve. Ambos comenzaron a reír y a gritarse mientras se lanzaban bolas de nieve, ambos peleaban por la victoria, pero Justin era el más insistente.

—¡Admite que antes yo siempre te ganaba!

—Descarado, siempre fui mejor que tú esquiando —Alice abrió la boca indignada.

Justin se acercó hasta ella, y la tomó por completa sorpresa cuando la elevó en el aire y comenzó a correr montaña abajo.

—¡Justin basta! —Alice gritaba mientras Justin corría con ella en brazos— ¡Justin! —chilló con fuerza cuando Justin tropezó y comenzaron a rodar montaña abajo.

Ambos chocaron contra un mono de nieve y finalmente pudieron dejar de rodar.

Alice quedó con los ojos abiertos, tirada en el suelo y mirando al cielo, completamente asustada.
Justin estaba igual a su lado, se miraron lentamente y en seguida estallaron en carcajadas.

—¡Eres un niño! —Alice le golpeó el hombro sin parar de reír.

—¡Hay insultos peores, cariño! —Justin respondió mientras seguía carcajeando.

La sonrisa de Alice se borró lentamente al escucharlo llamarla "cariño", pero lo olvidó y volvió a sonreír.

—Creo que ya es tarde, deberíamos volver por los niños e irnos al chalet.

—Creo lo mismo —Justin se levantó por completo y tendió su mano para ayudarla a hacer lo mismo.

Caminaron montaña arriba, encontrándose con sus esquís, y luego fueron en busca de los pequeños.

—¡Mami! ¡Me gane un chocolate por ser mi cumpleaños, los tíos de la cancha de esquí me lo dieron —Alex llegó feliz hasta Alice en cuanto lo vio.

—¡Me alegro mucho, bebé! —Alice lo abrazó.

Subieron a la camioneta y Justin manejó montaña abajo, pasaron por Isabel y luego se fueron directo al Chalet.

Cada uno se metió a una ducha y tanto Justin como Alice se encargaron de los pequeños. Isabel se dedicó a preparar la deliciosa cena y cuñado Alice terminó con sus asuntos,  la ayudó a ordenar la mesa.

Un hermoso pastel de chocolate, preparado por nadie mas que Isabel, reposaba en el centro de la mesa, llamando la atención de cualquiera que pasara por allí. Una vez que la lasaña con crema blanca estuvo lista, todos se sentaron en la mesa y volvieron a cantarle el cumpleaños feliz al pequeño Alex, llenándolo de emoción y felicidad.

—¿Qué tal te lo pasaste en el spa? —Justin le preguntó a Isabel con una pequeña sonrisa, mientras bebía de su copa de vino.

—¡Nunca había estado en un lugar así, fue asombroso! —Isabel exclamó con bastante alegría. Robándole la sonrisa a todos en la mesa.

—¡El spa es una de las cosas mas relajantes que existen en esta tierra! —Alice la miró cómplice.

—Creo que lo mismo, Cariño —Isabel se elevó de hombros, llevándose un trozo de su lasaña a la boca—. ¿Y ustedes? ¿Disfrutaron la nieve?

Incluso antes de que Alice y Justin pudieran responder, los pequeños gritaron con emoción;

—¡Siiiiiiiii! —gritaron al unísono, alargando la "i".

Todos rieron con ternura.

—Dejamos a los niños en la cancha de esquí de niños, ahí tienen juegos para esquiar y la gente está muy al pendiente de ellos.

—¡Oh! Recuerdo que tus padres te dejaban a ti y a Jazmyn en esa sección cuando eran niños —Isabel miró a Justin con una sonrisa.

—Sí, siempre nos dejaban allí. Alice no me creía, estaba bastante histérica con la idea de dejar a los niños solos —él rió.

—¡Yo no estaba histérica! Mal hablado —se defendió.

—Lastima que no tenemos nieve o  ya empezaríamos con la guerra —Justin hizo un puchero.

Alice rió como si fuera la cosa más chistosa del mundo, contagiando a Justin también.

Tanto Isabel como los niños, los miraron a ambos confundidos.

—¿Están bien? —Isabel preguntó, mientras ellos seguían riendo.

Alice respiro profundamente, para tratar de calmarse y asintió. Jusgin igual paro de reír y carraspeó la garganta.

—Resulta que hicimos una guerra de nieve hoy, Justin se molestó porque le gané una carrera.

Alice negó con la cabeza mientras una sonrisa se formaba en su cara.

—¡Podríamos hacer una guerra de nieve mañana! —Madison elevó los brazos emocionado.

—Mañana volveremos a Seattle, cariño —Justin miró a Madison con una mueca.

La pequeña hizo un puchero y le pidió ayuda a Alex con la mirada. Alex negó con la cabeza y siguió comiendo. A diferencia de Madison, Alex obedecía a todo lo que salía por la boca de sus padres.

—¡No me quiero ir! —gritó, explotando en llanto.

Alice se levantó de su asiento y sacó a Madison de la cocina, la llevó hasta la habitación y trató de calmarla. La calmó y cuando finalmente Madison se tranquilizó, se quedó profundamente dormida. Alice salió de la habitación y se encontró con que Justin iba subiendo las escaleras con Alex en brazos de la misma forma.

—Madison igual se ha quedado dormida.

—La nieve los agotó —Justin entró a su habitación y dejó a Alex sobre la cama—, Isabel igual se está quedando dormida, iré por ella —Justin rió.

Alice sonrió y lo vio bajar las escaleras. Soltó un suspiro y en realidad no supo que hacer, no quería dormir, pero tampoco quería estar aburrida. Sus planes de volver a la habitación se vieron interrumpidos en cuanto vio la puerta de la azotea, no lo pensó dos veces y se dirigió hasta allá. El aire fresco golpeó su cara y un escalofrío le recorrió el cuerpo. Se sentó en uno de los sofás y cerró los ojos, relajándose por completo con aquel panorama.

Sonrió sintiéndose feliz. ¿Por qué se sentía feliz? Si últimamente las cosas con sus sentimientos habían estado muy inestables.

La puerta de la azotea resonó y unos pasó se escucharon a sus espaldas. Incluso sin verlo sabía de quién se trataba.

Justin se sentó a su lado y le ofreció de la manta que había traído. Alice rio levemente y asintió.

—¿Qué haces aquí? Pensé que te irías a la cama —Justin la miró con los ojos entrecerrados.

—No tengo sueño y este lugar me relaja —se elevó de hombros ligeramente.

Justin asintió y bajó la mirada, bueno, raramente no sabía que decir. Alice lo miró con una ceja alzada y notó lo estresado y cansado que lucía, pero de todas formas, parecía que ese momento igual lo relajaba.

—Has estado fumando —susurró, más que una pregunta, era una afirmación.

Justin la miró con los ojos abiertos, sorprendido, y no lo negó. Los ojos verdes y decisivos de Alice no lo presionaban, pero él no le podía mentir, menos cuando ella lo miraba así.

—¿Cómo... —se quedó callado, perdería tiempo en preguntarle como lo sabía, ya que Alice lo conocía de pies a cabeza—, ya sabes, no fumo, pero...

—Lo entiendo, has estado estresado últimamente —Alice puso su mano derecha en el hombro de Justin y lo acarició lentamente.

Justin la miró fijamente y luego miró la mano de ella en su hombro. No pudo evitar sonreír y dejó un pequeño beso en la mano de Alice.
El corazón de Alice latió con fuerza y se obligó a bajar la cabeza antes de Justin notara sus mejillas rojizas, pero eso no sirvió de nada, al igual que ella, Justin conocía cada reacción de su cuerpo.

—Eres muy buena esquiando, lamento haberte llenado de nieve —Justin rió levemente.

—No te preocupes —Alice lo miró.

Un temblor recorrió el cuerpo de la chica, dejando en evidencia el frío que sentía.

—¡Ven aquí! —Justin tiro de ella y la envolvió en sus brazos.

Alice lo miró bastante asombrada y con las piernas temblando, trató de alejarse, pero Justin no la dejó.

—¡Justin! —se quejó.

—Justin, nada. Disfruta el momento, sabes que en mis brazos no pasarás frío —le guiñó un ojo.

Alice no pudo evitar reír y le golpeó el hombro. Justin también rió y casi por impulso llevó su mano derecha a la mejilla de Alice, para acariciarla. Alice se quedó en silencio, mirando algo atemorizada los ojos de Justin, estos la miraba fijamente y eso la estaba poniendo nerviosa, además del hecho de que se encontraban abrazados y cerca. Justin soltó una gran respiración, percatándose de lo que estaba sucediendo, pero no retrocedió, era lo que menos quería.
Se acercó a ella aún más, tanto que la respiración acelerada de ambos se mezclaba salvajemente.

—¿Qué haces? —Alice susurró, y Justin tuvo que hacer un esfuerzo por escuchar.

—Algo que debería haber hecho hace bastante tiempo —susurró.

El corazón de Alice se detuvo y cuando los labios de Justin tocaron la comisura de los suyos, supo también, lo mucho que ella quería eso. Justin selló sus labios contra los de ellas finalmente, al darse cuenta que Alice no retrocedería y la besó, la besó con bastante pasión. En ese momento los corazones de ambos se habían detenido, era como si miles de fuegos artificiales estuvieran explotando al rededor de ellos.
La mariposas revoloteaban por el estómago de Alice, al mismo tiempo que casi ni podía respirar por los nervios, los labios de Justin la estaban devorando, estaba besando esos labios con sabor a miel que la mataban, después de tres años Justin la estaba besando, de la misma forma en que lo hizo toda la vida. Alice se estaba dando cuenta de lo mucho que extrañaba esos labios sobre los de ella.

—Alice —Justin susurró casi inaudible cuando se separaron.

Alice sonrió levemente y esta vez fue ella quien se lanzó sobre él, dejándose a ambos sorprendidos. Justin quiso aullar de gusto, esos labios con sabor a fresa, esos labios carnosos que le encantaban, la estaba saboreando con sus bocas después de tres años y eso se sentía como hogar, sentía como el vacío que tenía en su interior se llenaba lentamente mientras la besaba.

Ambos labios se mezclaban con lentitud, pero con bastante pasión como para hacer el beso único. Ambos se encontraban con los ojos cerrados, ambos estaban en una nube de la cual no querían bajar.

Nuevamente se separaron por falta de aire. Justin la quedó mirando con la respiración agitada y sin poder creerlo, le dio una mirada pícara, de esas que dejaban en evidencia que necesitaba más y más. Se acercó a besarla nuevamente, pero Alice fue más astuta y dio vuelta la cara, de modo que Justin terminó besando su mejilla.

—¿Qué sucede? —murmuró.

—Esto está mal, Justin —lo miró.

—Deja de pensar en lo que está bien y en lo que está mal. Ambos queremos esto... —le besó la mejilla.

Alice cerró los ojos bajo el tacto de los labios de Justin.
¿Qué estaba haciendo? Esa pregunta se repetía en su cabeza, y bueno, no podía seguir así mientras su mente no la dejara tranquila. Miró los ojos mieles de Justin y se sintió perdida, ya no podía retroceder, ya no podía dejar las cosas así. ¿Con qué derecho se dejaba besar, luego lo besaba ella y luego se negaba? Con ninguno.
Mandó sus pensamientos a la parte más profunda de su cabeza, por último quería atormentarse después, pero no en ese momento.

—Esto no nos compromete a nada —susurró.

Justin asintió y no pudo evitar acariciarle la mejilla. Ella era tan hermosa, perfecta.

Se besaron nuevamente, pero con tranquilidad, era un beso mucho más seguro, ambos ya estaban conscientes de lo que hacían y de lo mucho que lo querían. Justin se atrevió a bajar su manos con lentitud por el cuerpo de Alice, sabía que esa noche no llegarían a nada más, Alice no era una chica fácil, pero nada le impedía tocarla un poco más, solo para recordarla con sus manos.

La manta de polar terminó en el suelo y Alice quedó sentada a horcajadas sobre Justin, una posición bastante sexual, pero en ese momentos ambos lo veían con inocencia.

—Dios Santo, tus labios —Justin susurró entre beso y beso—. Que cosa más deliciosa —otro susurro entre beso y beso—, los extrañé demasiado.

Alice se mordió los labios con los ojos cerrados en cuanto Justin bajó hasta su cuello. Tiró su cabeza hacia atrás y dejó que él le devorara el cuello como en los viejos tiempos. Mientras Justin succionaba de su cuello, ella llevó sus labios hasta los oídos del chico y le mordió el lóbulo con delicadeza, tratando de ahogar su agitada respiración. Aunque Justin no lo quería, no pudo evitar el problema entre sus pantalones, vamos, ambos ya eran adultos y sabían a lo que se arriesgaban.
La miró algo preocupado, pero Alice no le tomó mucha importancia, es más, volvió a besarlo y a apretarse contra su cuerpo. La manos de Justin se colaron bajo la camiseta de la chica y quiso soltar un gruñido de placer al tocar la suave piel de Alice, le acarició la cintura con bastante ternura y siguió besándola, con devoción.
Alice se acomodó mejor sobre él, pasando a rozar la erección de Justin descuidadamente. Ambos soltaron una respiración agitada y se miraron fijamente. Justin cerró los ojos tratando de mantener autocontrol, pero Alice no, se abrazó con más fuerzas al cuello de Justin, volviendo a rozarse contra su erección, y no le importó, le gustó, su necesidad carnal la estaba cegando.

—Alice —su tono sonó como una advertencia.

Alice le mordió el labio inferior, dejándolo sorprendido y volvió a rozarse contra él. Justin la beso si pensarlo dos veces y el fuego se encendió, la pasión explotó y la llama se mantuvo encendida, en realidad jamás se había apagado.

Las manos de Justin acariciaban con libertad el trasero de Alice, mientras ambos cuerpos se rozaban con dureza. Siguieron así, por un largo rato, quizás horas, no lo sabían, pero cuando nada más sucedió y ambos seguían con ropa, Justin supo que debían parar, sabía que Alice no bajaría la guardia y para el estaba perfecto, se conformaba con besarla, pero con la erección que tenía en sus pantalones las cosas se complicaban.

—¿Tienes sueño? —quitó un mechón de cabello de los ojos de Alice, solo para poder mirar ese verde potente que lo volvía loco.

Alice soltó un bostezo y eso bastó.
Justin la abrazó y recogió la manta del suelo. Alice se acurrucó entre sus brazos y el se encargó de cubrirse a ambos, se abrazaron con fuerza y se quedaron profundamente dormidos.
Dormidos y abrazados, después de tres años anhelándolo, al fin lo estaban cumplido.

Pero lo que ninguno sabía, era si aquel suceso cambiaría o no sus vidas.

————

Maratón 2/2

Espero que les haya gustado.
A decir verdad no estoy muy convencida con este capítulo, siento que lo he escrito a presión. Pero no tengo nada más planeado. Nos leemos en el próximo :) y ojalá esta vez lleguemos a 400 votos!

Honey
Justbiebssg

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