Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

12: Tienes algo que me pertenece.

Alice Coleman.

Un bulto, un bulto revolviéndose entre mis brazos, me hizo abrir los ojos asustada. Cosa de la cual en seguida me arrepentí ya que el sol daba justo en mi cara.

—¿Mami?

Abrí los ojos lentamente, encontrándome con los claros ojos de Madison.

—¡Buenos días! —bostecé con bastante pereza— ¿Qué hora será?

—Las nueve, es algo tarde —Madison rió, mirando su teléfono.

En estos momentos agradecía que Justin les haya regalado un teléfono a los niños. Al menos sabían ver la hora.

—¿Quieres desayuno a la cama, princesa? —elevé una ceja.

—¡Sí! —se sentó en la cama en seguida.

Reí al verla emocionada por algo tan simple y negué con la cabeza.
Por un momento me quedé estática mirándola, era demasiado hermosa, y no se parecía a mi, sus grandes pestañas claras lograban hacer que sus ojos mieles lucieran más profundos y grandes, su cabello castaño, casi rubio, y sus labios pequeños pero gruesos le daban a un toque bastante adorable.

—¿Mami? ¿Por qué me miras así? —frunció el ceño.

—No es nada —sonreí con algo de melancolía—, solo que eres un copia exacta de tu padre —suspiré.

—Sí, todos me dicen eso —rió.

Sonreí con ternura y me levanté finalmente de la cama.

—Iré a mi habitación a ponerme alguna bata y luego le diré a Isabel que te prepare el desayuno —avisé, mientras recogía mi ropa del suelo.

—Esta bien, mami —respondió desde la cama.

Le lancé un beso en el aire y salí de la habitación.

La mansión no se encontraba en completo silencio, al igual que todas las mañanas, se sentía como algunas empleadas se encontraban aseando el primer piso y algunas risas de la cocina.

Caminé por el frío piso de mármol, descalza y en ropa interior, miré la habitación de Alex, y por más ganas que tuviera de entrar para verlo, no lo hice, Justin aún debía encontrarse en la habitación y yo no entraría ahí en ropa interior.

Abrí la puerta de la recámara principal, mejor conocida como mi habitación y solté un gran suspiro. Todo estaba perfectamente ordenado.

Dejé mi ropa del día anterior a un lado, y comencé a buscar la ropa que usaría el día de hoy en mi walking closet.

Sentí como la puerta de mi habitación se abría y fruncí el ceño, seguramente era Madison o Isabel. Por lo que seguí caminando por mi closet en busca de ropa decente.

—Tú closet cada día me sorprende más, tienes tres murallas repleta de zapatos —una voz ronca mañanera, bastante conocida, se escuchó por todo el closet, logrando hacer que mi corazón se acelerara al punto máximo.

—¡Justin! —en seguida me di la media vuelta, encontrándomelo a unos pasos de distancia.

Se encontraba mirando mi closet, el cual antiguamente también había sido suyo, con bastante admiración.

—¡Dios Santo! —me cubrí el cuerpo con lo primero que encontré— ¿Qué haces aquí? ¿Y Alex? ¿Cómo está Alex?

Su vista se encontró con la mía y odié  lo lindo y claros que lucían sus ojos, como cada mañana, al igual que los ojos de Madison.

Una sonrisa apareció en su rostro, y me observó de pies a cabeza, logrando ponerme nerviosa.

—¿Debería comenzar a acostumbrarme a encontrarte así? —se lamió los labios y puso sus manos en su abdomen.

Recién ahí me percaté de que se encontraba en tan solo bóxers.
Mis piernas temblaron y me puse aún más nerviosa.

No podía ser que esto me estuviera sucediendo nuevamente, pero en realidad sólo era culpa de Justin. Él no tenía porqué estar en mi habitación y menos en bóxers.

—¡Te estoy preguntando por nuestro hijo!

—Está bien, Alice. Aún sigue durmiendo, los calmantes para el dolor lo harán dormir algunas horas más de lo normal —finalmente se puso serio y volvió a mirar mi closet.

—Veo que los muebles en donde tenía mis zapatos se volvió un perfecto armario para todos tus bolsos de marca... Con todos esos bolsos podríamos hacer una nueva mansión, ¿sabías? —frunció el ceño ligeramente.

—¿Qué haces en mi habitación a esta hora? —resoplé.

Con cada paso que daba, lograba ponerme más nerviosa.

Sonrió con diversión y admiró su propio cuerpo con una sonrisa.

—¡Cúbrete! —le lancé lo primero que encontré, lo cual fue un muy grave error.

—¿Quieres que me cubra con estas? —elevó las braguitas que recién le había lanzado— Veo que tus gustos han cambiado, pasaste de Victoria's Secret a... —frunció el ceño leyendo la etiqueta— ¿La perla?

—¡Dame eso! —caminé con furia hacia él, quitándole mis preciosa bragas de sus sucias manos.

—Te has levantado de mal humor... —susurró, aprovechando la cercanía que teníamos en este momento.

—Me apesta cuando te pones burlesco... —escupí con rabia.

En realidad, odiaba esa faceta de él, cuando era muy egocéntrico y se ponía burlesco.

—Esta bien, me comportaré.

—¿Qué haces aquí? —miré fijamente sus lagunas mieles, logrando quedar inmune a sus encantos.

Gracias a Dios.

—¿Por qué ayer no fuiste a dormir con nosotros? —evadió mi pregunta.

—No es correcto que duerme en la misma cama tuya, además me quedé con Madison.

—¿No es correcto dormir en mi misma cama? ¿Por qué? —elevó una ceja, dando un paso más hacia mi, quedando demasiado cerca, tanto, que sentía su respiración chocar con la mía.

—No te hagas el imbécil, Justin. Te pedí distancia, no lo estás respetando.

—¿Me vas a decir la verdad de por qué me pides distancia?

Mi corazón se aceleró con furia, logrando que mi respiración saliera con escasa facilidad.

—Los niños —susurré, sin dejar de mirar sus ojos.

—Hay algo más —su mano tocó mi cintura, cubriéndola por completo.

Mi piel se erizó por completo ante su tacto, mi garganta se secó y mis ojos casi se salieron de sus órbitas.
Su mano tocando mi piel se sentía demasiado bien.

—¿Por qué insistes? ¿Por qué me buscas? Ha pasado bastante tiempo... ¿Por qué ahora? —suspiré con pesadez.

Debía hablar con claridad, no podíamos seguir hablando en códigos, teníamos que dejar esto claro de una vez porque él estaba lográndome enfermarme de los nervios.

—Quizás porque me he dado cuenta que tú aún tienes algo que me pertenece —susurró, acercándose aún más a mi.

Puso su otra mano en mi cintura y me giró, dejándome completamente pegada con uno de los muebles que se encontraba dentro del walking closet, en donde guardaba toda mi joyería.

—¡Justin! —se me escapó un gran jadeo de la garganta—. Aléjate, no tengo nada que te pertenezca, te entregué todo hace tres años, cuando decidíamos terminar recuerdas...

—También me entregaste el anillo de bodas, el cual te pertenece... —su voz salió enojada, logrando sorprenderme.

—No tengo nada que te pertenezca, ¿me dirás porqué te empeñas en buscarme si ya hemos dejado todo claro hace algunos años? —traté de alejarlo, empujándolo del pecho, pero en realidad fue en vano.

—Porque lo nuestro aún no ha muerto por completo, me lo has dejado claro en Whistler —susurró y bajó una de sus manos de mi cintura para agarrar mi mano derecha y acariciarla, la mano en donde tenía el brazalete que el me había regalado para navidad—, cuando casi nos besamos, tu reacción; tu piel erizándose en mis manos y tu respiración... pidiéndome a gritos que te besara de una vez por todas... —se acercó aún más a mi.

—Estas loco... —volví a empujar su pecho, pero nuevamente fue en vano.

Mi respiración se había elevado de la misma manera en que lo mencionó, y en realidad era irónico porque sus mismas palabras me habían logrado poner así, totalmente dependiente a su tacto; Y odiaba el sentimiento, sentimiento de debilidad ante él, pero a la vez me gustaba, hace tres años que no sentía esta grata adrenalina que él lograba producir en mi.

—¿loco? —sus ojos bajaron de los míos hasta mis labios— ¿Entonces por qué estas temblando? ¿Me vas a negar que no te sientes igual que como lo hiciste en Canadá? ¿Me vas a negar que no quieres que te bese? —mi corazón se paró cuando sus labios rozaron los míos.

Mi interior me decía que lo detuviera, pero mi cuerpo no reaccionaba, mi cuerpo lo quería, mi cuerpo lo añoraba.

—Estas hablando tonterías.

—¿Tonterías?

Su mano derecha soltó la mía y su mano izquierda soltó mi cintura, pero no se alejó, en vez de eso, puso sus manos en mi trasero, agarrándolo con fuerza y apretándome hacia su cuerpo.

—Justin, por favor —supliqué en jadeos.

No creía poder soportarlo.

—Te he deseado todos estos años, pero me he mantenido al margen y he logrando grabarme en la cabeza que lo de nosotros fue cosa del pasado, cosa de niños, pero tus ojos mirándome de esa forma me han logrado demostrar lo contrario —rosó su nariz con la mía.

Lo odiaba por estar diciéndome esas cosas.

—Aléjate.

—No quieres que me aleje... tu pecho está pegado al mío y en realidad todo tu cuerpo lo está... no quieres que me aleje. Tú solo quieres que te bese... y lo haré —suspiró—, después de tres años te besaré, te besaré, Honey.

Mi respiración se quedó atascada en mi garganta, sus labios estaban rozando los míos solamente, se encontraba él rozando sus labios contra los míos, como si solo me quisiera sentir de primero, como si me quisiera encontrar finalmente después de tanto tiempo, y yo me encontraba muriendo, muriendo porque igual lo quería.

Abrió su boca y tocó mis labios finalmente, por unos segundos, pero yo no cedí, me quedé congelada, sin poder procesarlo. Apretó aún más mi trasero con sus manos y volvió a abrir sus labios para besarme, pero yo sin poder controlarlo giré la cabeza, de forma que me terminó dando el segundo beso en la mejilla.

—¡Justin para! —sollocé sin poder evitarlo.

Volvió a hacer el intento, volviendo a buscar mis labios, pero nuevamente giré mi cara y sollocé aún más fuerte.

—¡Justin! —sollocé— Detente, por favor...

Se alejó de mi con el ceño fruncido, y cuando vio mi rostro, seguramente percatándose de las lágrimas que caían por mis mejillas, su cara cambió y pasó de lucir confundió a arrepentido.

—Mierda, perdóname, Alice. Perdóname, por favor —murmuró en seguida, tomando mis manos—. Me dejé llevar... ¡Alice! —insistió.

Lloré en silencio y con los ojos cerrados, sintiéndome completamente helada. Sentí su calor corporal envolverme, me estaba abrazando, y aunque lo quise alejar de un empujón, no pude, me quedé ahí siendo rodeada por sus brazos y soportando sus dolorosos besos en mi hombro.

Quería gritarle que se alejara, que me dejara en paz y que dejara de buscarme, pero en vez de eso terminé abrazándolo de vuelta y escondiéndome en su cuello.
Irónico, me quería proteger de él y me refugiaba en sus brazos.

Lo había alejado y estaba llorando porque me lastimaba, pero también estaba llorando porque no me hubiese gustado que nuestro beso de reencuentro fuera de esta manera.
Yo practicante me rehusé a besarlo de vuelta.

—Vete —susurré cuando finalmente recuperé mis fuerzas y mi voz—, te pedí distancia, respétalo, por favor —supliqué.

Asintió, secando mis lágrimas con sus pulgares.

—Lo haré, Alice.

Miré sus ojos mieles y afirmé mi frente contra la suya. Sus ojos igual se encontraban mirándome fijamente. Su nariz nuevamente rozando la mía y sus manos abrazándome la cintura.

Todos pensarían en que yo era una tonta, porque igual lo quería y no aceptaba que algo entre nosotros pasara; pero ya había dado mis razones, no era fácil crecer con un trauma que te dejaron tus padres.
Yo lo seguía amando y ya lo había admitido, pero ya no le creía sus palabras, Justin había cambiado demasiado desde que terminamos nuestro matrimonio. Él era una buena persona, pero nunca había sido mujeriego, y bueno, yo lo había visto coquetear con Samantha y aceptarle una cita, no digo que ahora sea un mujeriego, pero no puede venir y hacerme sentir estas cosas, cuando esta saliendo con otra.

Luego de un rato, él soltó un gran suspiró y finalmente se alejó.

—Cuida a Alex —susurró—, te veo el Lunes.

Desapareció del walking closet y luego salió de la habitación.
Me deslicé por el mueble hasta el piso y abracé mis rodillas.

—¿Justin? —sentí la voz de Isabel fuera de la habitación.

—Cuida a los niños y a Alice, Isabel —murmuró.

Segundos después sentí los pasos de Isabel en mi habitación y luego apareció en la puerta de mi closet.

—¡Dios mío! ¡Alice! —rápidamente se acercó a mi y me abrazó.

Terminé llorando con fuerza y abrazándola, recibiendo todo el apoyo que necesitaba en ese momento.





—Hola, mami —Alex se encontraba recostado en la cama, con la cabeza vendada.

—Hola, cariño —murmuré entrando a la habitación con su desayuno en una bandeja— ¿cómo has amanecido?

—Me duele —hizo un puchero—, pero también tengo demasiado apetito —rió dulcemente mirando la bandeja.

Reí negando con la cabeza y lo ayude a sentarse, para luego dejarle la bandeja sobre una almohada.

—Isabel preparó deliciosos hot cakes con Nutella, como te gustan —me senté a su lado y me acaricié la espalda—, bebé tus medicamentos primero.

Asintió y bebió las pastillas con el vaso de leche que tenía sobre la bandeja.

—¿Dónde está papá? Su ropa no está —me miró con curiosidad.

Solté un suspiro innecesario y se me revolvió el estómago.

—Él tiene su casa, Alex. Se fue en la mañana porque tenía cosas que hacer —mentí con algo de culpabilidad.

—Oh, comprendo —hizo una mueca antes de seguir comiendo—, ¿y Madison? —me volvió a mirar con sus ojos verdes.

—Está desayunando en su cama —reí.

—Oh, no quiero que le den un sermón a Madison, ella es buena hermana.

Sonreí con ternura ante sus palabras y admire como tomaba de su desayuno con bastante lentitud. Algunas veces me sorprendía lo dulce que podía llegar a ser Alex.

—Esta semana no iré al trabajo, me quedaré contigo en casa ya que no puedes ir al colegio.

—Oh está bien, me hará bien un descanso del colegio —sonrió levemente.

—¡Sin vergüenza! —reí— Has tenido bastantes vacaciones.

—Mami, no te burles, a mi me gusta ir al colegio —elevó ambas cejas.

Reí con fuerza y lo agarré a besos en las mejillas. Era un ternurita.

—Mami me llenas de besos, mejor ve y dáselos a tu novio —me alejó con su mano.

—No tengo novio —abrí mis ojos, haciendo una O con mi boca.

Alex comenzó a reír.

—Pues, como papá es tu amigo, mejor deberías ir y buscarte un novio —elevó ambas cejas, haciéndome reír nuevamente.

La semana pasó lenta y agradable, en realidad cuidar a Alex en la casa fue muy tranquilizador y relajante. Justin vino a visitarlo el lunes, cuando trajo a Madison del colegio se quedó unos minutos con Alex. Con Justin no volvimos a hablar de algún tema a solas y solo hablamos de Alex y de Madison. Él había cambiado desde ese sábado en la mañana, hablaba lo justo y necesario, comportándose fríamente, pero no me quejaba, al fin de cuentas yo misma se lo había pedido. En la mañanas no lo veía, solo pasaba por Madison para llevarla al colegio, pero la esperaba en su auto, de forma que apenas nos veíamos.
Y aunque lo comenzaba a extrañar, porque vamos... tres años estando separados pero siendo muy unidos, sabía que lo mejor era la distancia.

Pasaron tres semanas de la misma forma, se sentía el tiempo lento y algo doloroso, pero las cosas habían mejorado, mi melancolía había cesado y mis líos igual; en fin... ya no estaba depresiva.
Alex igual estaba mejor, aún le dolía su cabeza, pero finalmente hoy iríamos al hospital para retirarle las suturas, ya que la herida finalmente había cicatrizado bien.

—¿Veremos a Papi? —Alex me miró, mientras abrochaba su cinturón de seguridad.

—No lo creo, Alex. Tu padre debe estar haciendo alguna cirugía, es jueves —me elevé de hombros.

—Oh, está bien... ¿y Madison?

—Madison se quedará con Isabel porque tiene que terminar sus tareas del colegio —finalmente encendí el auto, acelerando lentamente.

—Oh, entiendo.

Tardamos unos veinte minutos en llegar al hospital, digamos que el tráfico a las tres de la tarde en Seattle era muy pesado.

Bajamos del auto con Alex y caminé con él de la mano hacia la entrada. En mi rogaba no encontrarme con Justin o simplemente esa rubia doctora que era su amiga. Justin sabía que hoy Alex se quitaba las suturas de la cabeza, pero ni siquiera me había hablado de aquello, así que prefería dejarlo así.

—¡Alice! —en cuanto entré al hospital, una voz varonil llamó mi nombre.

—¿Josh? —elevé una ceja.

—El mismo.

—¿Cómo estas? —sonreí y no dudé en abrazarlo.

Desde año nuevo no lo veía.

—Bien bien —sonrió— ¿y cómo está mi campeón favorito? —se puso a la altura de Alex y lo abrazó.

—Bien, aún me duele, pero ya puedo moverme más.

—¡Eso es bueno! —besó la mejilla de Alex y nuevamente se puso de pies— ¿Qué hacen aquí? ¿buscan a Justin?

—¡No! —hablé en seguida, luciendo desesperada— Vinimos a ver al doctor Johnson para que le retiren las suturas a Alex de la cabeza —expliqué en seguida para suavizar el tema.

—Oh, ese doctor es un pequeño grano en el culo, con Justin lo odiamos —Josh hizo una mueca, haciendo reír a Alex.

—Es simpático —lo defendí, recordando lo amable que fue conmigo cuando Alex tuvo el accidente—, bueno, de todas formas debo ingresarme con la secretaria, ¿o no?

—Sí, pero él está atendiendo en curaciones hoy, quizás por eso te cito este jueves —se elevó de hombros—, anda, di tú nombre y luego te entrarán al box donde está él con su enfermera.

—Gracias, Josh pequeñito lindo —lo abracé y besé su mejilla—, nos vemos luego y si ves a Fallon dile que me llame.

—Como ordene su majestad —hizo una reverencia, haciéndome reír tanto a mi como a Alex—, adiós, campeón.

—¡Adios, tío Josh!

Caminamos por todo el hospital, hasta que llegamos al elevador para subir a la segunda planta donde hacían curaciones.
Esperamos unos largos segundos con Alex fuera del elevador, hasta que este finalmente se digno a abrir, encontrándonos con una grata sorpresa.
Samantha Anders se encontraba dentro de este.
Dude en subir, pero realmente las escaleras quedaban en el otro extremo del hospital y con Alex estábamos algo atrasados.
Entre al elevador con toda la personalidad del mundo y me quedé en silencio mirándome en el espejo, podía ver el reflejo de la rubia, la cual se encontraba mirándome disimuladamente.
Ahora que la veía con más claridad, podía entender el porqué Justin se sintiera atraído a ella, la muy suertuda era bastante sexy y tenía una cara linda, incluso tenía más senos y trasero que yo, eso lo decía todo.

Tomé a Alex con fuerza cuando el elevador marcó el piso dos, y salimos de este rápidamente.

—¿Mami, ella era la doctora amiga de papá? —Alex frunció el ceño cuando ya estuvimos fuera.

—No lo sé, Alex —mentí.

Finalmente llegamos hasta curaciones y nos registramos, esperamos dos minutos solamente y en seguida una enfermera salió para llamarnos.

—Alex Bieber —el doctor Johnson sonrió al vernos llegar— ¿cómo has estado, pequeño?

—Bien —Alex se elevó de hombros.

—Hola —sonreí, saludándolo de besó en la mejilla.

—¿Cómo ha estado esa herida? —preguntó con una sonrisa.

—Creo ha evolucionado bien, levanté los parches y vi que ya está cicatrizado, así que obedecí y lo traje para que usted lo revise —reí.

—Buena elección, linda —me guiñó un ojo.

Revisó la cabeza de Alex con delicadeza, la enfermera comenzó a limpiar la herida, mientras él se dedicaba a escribir en su laptop.

—La herida esta bastante sana y limpia —comentó luego de unos segundos—, por lo que retiraremos las suturas y seguirá con los parches algunos días, es importante no mojar la herida hasta en unas semanas —comentó.

—Está bien ,doctor.

—y por favor, los medicamentos tiene que seguirlos tomando.

—Okey.

La enfermera comenzó a retirar las suturas de la cabeza de Alex y me puse nerviosa en cuanto él comenzó a quejarse.

La puerta de mi costado se abrió y mi corazón casi se dispara al ver a Justin entrar al box médico.

—¡Alice! —murmuró con fuerza, sorprendiéndonos a todos por lo enojada que sonó su voz.

—¡Justin! —suspiré, quitando la vista de sus ojos y mirando nuevamente al doctor Johnson.

—Hablaremos afuera —susurró en mi oído al quedar a mi lado.

Rodé los ojos y asentí.

Finalmente la enfermera terminó su trabajo y el doctor Johnson suspiró levantándose de su asiento.

—Fue un gusto verla nuevamente, Alice —sonrió tendiéndome la mano educadamente.

Sonreí tomando su mano y me sorprendió tanto a mi como a los demás al besar el dorso de esta.

—Pequeño, Alex. Espero que te cuides y sigas todas las indicaciones recientes —se despidió de Alex.

—Adios Doctor —sonreí saliendo de la consulta.

—¿Qué fue eso? —Justin murmuró en seguida.

—¿De qué hablas? —fruncí el ceño.

Fue un gusto verla nuevamente, linda —hizo una voz aguda, imitando las palabras del color Johnson.

Quise reír por su molestia, mejor conocida como celos, pero en vez de eso me mantuve seria.

—¿Qué querías hablar conmigo?

—¿Por qué no me dijiste que venías? —no eliminó la seriedad de su cara.

—Sabías que hoy vendría a esto.

—Tenía una cirugía importante, si me hubiese dicho antes, podría haber cancelado esa cirugía.

—Ya lo sabias, pues ve a operar tranquilo —susurré.

No entendía su mal humor conmigo.

—Samantha me dijo que te vio. Ni siquiera tú...

—¡Justin! Lo siento, ¿si? Pensé que lo sabías, ahora mismo debo llegar a casa y resolver asuntos pendientes —chillé—, ¿podemos dejar esta estúpida conversación para otro día?

Al parecer quedó sin palabras ya que su boca se abrió, pero luego comenzó a respirar con fuerza, mirándome con bastante furia.

—Esta bien.

—Adios —murmuré, antes de desaparecer por los pasillos.

————

Bueno, quiero decirles que...
ME ENCANTA EL DRAMA!

Y bueno, aún no se viene el beso... estaba viendo y necesito que pasen ciertas cosas en la novela (qué quizás les guste y no) y luego lo emocionante.

El jueves es mi cumpleaños (sí, el mismo día que Justin), asique déjenme un voto para acumular los deseos ❤️🤩👏🏻😂

Honey
Justbiebssg

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro