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05: Whistler.


Alice Coleman

La vida tenía muchas formas de complicarte la existencia, comencemos por el hecho de que no había visto a Justin desde ese día, no exactamente porque él no apareciera, si no que yo había estado evitándolo todos estos días, ya que cuando venía por los niños Isabel se encargaba del asunto, y ahora por el hecho de que me encontraba en la sala de mi casa esperando por él, para irnos al aeropuerto y luego a Canadá. Genial. Lo más complicado es que yo debía actuar como si nada hubiese pasado, exactamente por le hecho de que Justin me conocía perfectamente y no tardaría en notar que yo aún sentía cosas por él, pero eso sería jodidamente difícil, él no era estúpido y sabía que lo había estado evitando estos días.

—¡Déjame mirar, Alex!

—Déjame a mi, yo llegué primero.

Suspiré tomándome de la cabeza. Alex y Madison se encontraban mirando por la ventana, impacientes por ver llegar a Justin.

—¡Dejen de pele...

—¡Llegó! ¡Papi llegó! —Alex comenzó a saltar y a aplaudir.

Isabel entró a la sala mirándome con una sonrisa. Ella sabía exactamente lo que sucedía, ya que ese día ella notó mis ojos rojos a causa de las lágrimas y debí contarle lo sucedido; exactamente por eso la consideraba una madre para mi, era de piel y de mucha confianza.

No pude detener a los niños y estos salieron corriendo por la puerta principal para abrazar a Justin.

—No te muestres dolida ni indiferente, Justin te conoce y lo notará —Isabel me dió un fuerte abrazo de despedida.

—Eso planeo hacer, aunque suena difícil, considerando que no sé esconder mis emociones —hice una mueca.

Me dio dos palmadas en la espalda y me entregó mis maletas.
Me giré lentamente, encontrándome con dos ojos mieles que me miraba fijamente.
Sonreí tratando de hacerle saber que nada ocurría, pero en realidad por dentro lo quería golpear.

—Alice —su voz sonaba más ronca de lo normal.

—Hola Justin —besé su mejilla.

—¿La abuela Pattie está en Canadá? —Madison abrazó las piernas de Justin.

—Sí, nos espera con litros de chocolate caliente y muchos pastelitos —Justin la elevó en sus brazos.

—¿Podré esquiar contigo? —Alex se cruzó de brazos mirando a Justin.

—Claro que sí, campeón. Este año aprenderás a esquiar —le desordenó el cabello.

—¡Genial!

—¿Llevas tu ropa de ski?

Si no fuera porque sentía su vista fija en la mía, no hubiese notado que aquella pregunta iba dirigida hacia mi.

—Claro que sí.

—¡Genial! —sonrió— Creo que deberíamos irnos antes de perder el vuelo.

—¡Viajaremos en avión! —Alex comenzó a saltar de felicidad.

Todos comenzamos a reír, incluyendo a Isabel que aún nos miraba de la entrada.

—Cuida el hogar, Isabel —le murmuré a la distancia.

—¡Y mis juguetes! —Madison rió.

—¡Cuídense y disfruten la navidad! —movió la mano en forma de despedida.

—¡Adios! —dijimos todos al unísono.

Terminé sentada en el asiento del copiloto, y aunque el viaje al aeropuerto no fue en silencio como lo esperé, tampoco fue incómodo, ya que Madison y Alex se dedicaron a cantar todo el camino.

Todo el tiempo en que estuvimos en el aeropuerto sentí la mirada de Justin en mi, sabía que él pensaba que yo podía estar dolida o enojada, y aunque realmente lo estaba, esperaba hacerle entender lo contrario. Madison no se despegó de su lado en ningún momento, y Alex se quedó a mi lado todo ese tiempo.
El vuelo a Vancouver duraba un poco más de una hora, pero para mi todo tiempo fue eterno. Gracias a Dios Justin y Madison se sentaron a una fila de distancia, por esa razón pude tener una hora en paz acurrucada con mi pequeño Alex mientras viajábamos.

—¿Por qué papá nos mira así? —Alex tiró de mi mano en cuanto bajamos del avión.

—¿Así como? —lo miré con algo de cansancio.

—Fijamente.

Miré hacia el frente y efectivamente Justin se encontraba mirándonos fijamente. Caminamos hacia él sin dejar de mirarlo y esperamos su veredicto final.

—Una helicóptero privado nos espera para dejarnos exactamente en Whistler, iré por las maletas —murmuró.

—¿Helicóptero? —los ojos de Madison se abrieron con emoción.

—Es lo mismo que un avión, Maddie —Alex rodó los ojos.

Reí con ternura y no pude evitar mirar a Justin, quien seguía mirándome.

—¿Por qué me miras tanto?

Pareció sorprendido por mi pregunta, pero terminó sonriendo.

—¿Te molesta? —elevó una ceja.

—Sí —admití.

Su sonrisa se borró y terminó soltando un suspiro.

—Escucha, Alice. Lo siento mucho por lo que ocurrió en el hospital, yo...

—No quiero hablar de eso aquí, Justin —miré a los niños con disimulo—. No tiene mucha importancia y no tienes que preocuparte —traté de sonreír como si no me importara.

—Sí, pero...

—Deberías ir por las maletas —lo corté, antes de que siguiera hablando del tema.

Soltó un suspiro y con algo de molestia, comenzó a caminar.

Whistler se caracterizaba por ser el lugar favorito de la familia Bieber para esquiar, considerando que todos ellos eran canadienses. Desde que comencé mi noviazgo con Justin a los diecisiete, había pasado cada vacación de invierno en Whistler hasta el año en que nos casamos, recuerdo que aquellas fueron mis últimas vacaciones en Whistler. También recuerdo las lindas y agradables costumbres que tenían como familia, siempre bebían chocolate caliente por la tarde después de pasar una agradable mañana en la nieve, por las noches hacían cenas deliciosas y algunos días solían ir a las famosísimas piscinas temperadas en medio de la nieve. La única navidad que pasé en Whistler fue la última, el año en que nos casamos, recuerdo haber recibido demasiados regalos por parte de la familia y también recuerdo lo divertido que eran la noche de víspera. La familia de Justin realmente era unida y dulce, en realidad todos se caracterizaban por ser agradables, divertidos y realmente buenas personas.

El helicóptero no tardó demasiado en partir, por esa razón a los minutos después, nos encontrábamos aterrizando en el chalet privado de los Bieber.

—Bajen con cuidado y corran a la casa, no tienen su ropa de nieve puesta y mojarán su ropa de vestir y...

—Tranquilízate —Justin acarició mis hombros.

Me sobresalté y me alejé de él al instante, mi corazón latió con fuerza y solté un gran suspiro.

—Lo siento... me has asustado —murmuré al ver su cara de desconcierto.

—Como sea —rodó los ojos.

Pude distinguir la molestia en su voz nuevamente, pero no le tomé importancia. Yo debería ser la única enfadada aquí, pero tampoco tenía derecho porque estábamos separados y yo no podía reclamarle ninguna cosa.

Él fue el primero en bajar del helicóptero, ayudó a los niños a bajar dándoles la mano, y luego me ayudó a mi. Tomó mi mano con fuerza y di un salto, sentí como me tiró hacia él, por lo que terminé cayendo casi sobre su cuerpo. Me afirmé de su pecho asustada y con la respiración descontrolada quedé a centímetros de su rostro; él lo había hecho a propósito.
Sus ojos se quedaron fijos en los míos y su mano izquierda agarró mi cintura. Una sonrisa apareció en su rostro, esa sonrisa de satisfacción, esa sonrisa de grandeza que solía tener, por lo que en seguida lo empujé con fuerzas y me alejé de él. Se estaba burlando de mi después de todo.
Sentí su risa a mis espalda, pero lo ignoré y seguí a los niños hasta la casa.

—Hey, no te molestes —lo sentí caminar a mi lado.

—Olvídalo, Justin —no me molesté en mirarlo.

—Pero... ¿sigues enojada?

Lo miré con algo de cansancio, dispuesta a decirle que no estaba molesta, pero un gran grito nos interrumpió y nos hizo mirar a la entrada de la casa.

—¡Llegaron los niños!

Como era de esperarlo, Pattie se encontraba en la entrada del chalet, con un gigante abrigo de piel y unos pantalones blancos, esperando por nosotros con los brazos extendidos. Los niños corrieron a ella y se envolvieron en sus brazos.

Ignorando el molesto ruido del helicóptero, subí las escaleras del gigante pórtico y con una sonrisa me acerqué a mi hermosa ex-suegra.

—¿Cómo están los niños más lindos del mundo? —su inigualable sonrisa estaba más grande que nunca.

—Yo soy la más linda —Madison rió separándose de ella.

—Te extrañé, abuela —Alex se abrazó con fuerzas de su cuello.

—Deja respirar a la abuela, Alex —Justin llegó a su lado con las maletas.

—Es igual a ti cuando eras pequeño, Justin —Pattie frunció el  ceño poniéndose de pies—. Aunque Alex es más ordenando.

—Claro que lo soy, soy aplicado como mami —miró hacia mi con una sonrisa.

La mirada de Pattie cayó en mi, y con una sonrisa gigante como la de ella, me acerqué para abrazarla.

—Estoy tan feliz de tenerte aquí nuevamente —susurró en mi oído.

La abracé aún más fuerte y besé su mejilla.

—Siempre es bueno verte, mami Pattie.

La vista de Justin estaba en nosotras, y una linda sonrisa pintaba sus labios.

—Oh, pequeña, siempre serás bienvenida y lo sabes más que bien, sin importar qué —finalmente se alejó de mi y se me quedó mirando fijamente.

—Muchas gracias.

Sus ojos verdes intimidantes finalmente dejaron de prestarme atención y se dio la media vuelta para caminar a la casa.

—Entremos, muero de frío.

Pattie se adelantó con los niños, dejándome nuevamente a solas con Justin.

—Aún te ama —elevó una ceja— han pasado tres años y no deja de amarte.

—Deberías presentarle a tu doctorcita para que la ame a ella.

Sus ojos brillaron y su boca se abrió. Recién ahí me di cuenta de lo que había dicho, por lo que la vergüenza no tardó en llegar a mi. Entré a la casa antes de que pudiera decir algo y me arrepentí en todo momento de lo que había salido de mi boca. Todo mi plan de hacer como si nunca nada hubiera sucedido se había ido a la borda y gracias a mi gran bocata.

Jeremy se encontraba sentado en su gran sofá al lado de la chimenea. Sonrió en grande en cuanto me vió y me dio un gran abrazo.

—Siempre es bueno verte, estás cada día más hermosa, pequeña.

Reí por lo repetitivas que sonaron sus palabras y me senté en el sofá más cercano. Los niños estaban en el sofá en forma de L, tirados jugando en sus teléfonos. Pattie estaba sirviendo chocolate caliente y galletas de vainilla.

El chalet era totalmente acogedor y gigante, sin perder el lujo ni tampoco la comodidad. Era una casa rústica perfecta para unas vacaciones de invierno, pero también podría servir perfectamente como hogar. Todo era de madera y muy antiguo, la sala era gigante y si bien recordaba, la cocina igual.

—¿Qué tal estuvo el viaje? —Jeremy bebió de su tazón de chocolate.

—Divertido, papá me contó la historia de como le enseñabas a esquiar —Madison sonrió con emoción dejando su teléfono a un lado.

—Oh, tú padre era demasiado travieso y desordenado, como tú, bonita —le respondió.

—Exactamente eso estaba recordando —Pattie rió con felicidad—, Justin era demasiado travieso y desordenado, al igual que Madison. Jazmín era la única normal.

—¡Oye! —Justin se quejó.

Reí por eso y me recosté en el sofá, totalmente encantada con el olor que salía de mi tazón con chocolate.

—¿Y yo soy como tía Jazzy? —Alex se incorporó.

—Tú eres tierno y lindo como tu madre —Justin murmuró abrazando a Alex.

—¡Exactamente! —Pattie murmuró con emoción— Jazzy es más loca y fría, nada comparado con Alex.

Algunas veces admiraba la emoción y felicidad que podía trasmitir Pattie, creo que jamás en mi vida la había visto enojada y triste, pero tampoco esperaba verla así, su forma de ser era una simple bendición.

—¿Cuando llega Jazmyn? —pregunté con curiosidad.

—Mañana en la mañana —Jeremy suspiró.

—Hace bastante no la veo —Justin frunció el ceño.

—Si tú no la haz visto, nosotros menos —Pattie suspiró igualmente.

—¿Sigue viviendo aquí en Canadá?

—Sí, terminó de estudiar psicología este año.

—Eso es genial —sonreí.

La única hermana de Justin, Jazmín. Nunca solíamos hablar de Jazzy ya que desde que entró a la universidad se mudó de vuelta Canadá y no volvió más, pero las pocas veces que la lográbamos ver era para fiestas familiares. Exactamente yo no la veía hace demasiado tiempo, quizás más de tres años. A Pattie y a Jeremy los solía ver cuando visitaban a los pequeños, pero a Jazmyn no la veía desde mucho antes que mi relación con Justin terminara.

—Por fin vendrá tía Jazzy. Quiero que me pinte las uñas y me haga fotos como tanto prometió —Madison suspiró con suficiencia, luciendo como una seria adulta.

Todos en la sala comenzamos a reír, menos Alex quien se limitó a rodar los ojos y acurrucarse en el pecho de Justin.

Sin poder controlarlo, solté un vergonzoso bostezo, que logró hacer bostezar a la mayoría.

—Perdón.

—No te preocupes, cariño —Pattie movió la mano quitándole importancia—, comprendemos que estén cansados, si quieren pueden ir a descansar, mañana será un largo día.

—Estoy completamente de acuerdo —Jeremy se levantó de su gran y cómodo sofá—. Justin, pueden ocupar las habitaciones del segundo piso.

—Eso pensaba hacer —Justin se levantó del sofá con Alex en brazos.

—¿Vamos a dormir? —Madison tomó mi mano haciendo un puchero— ¡Acabamos de llegar!

—Ya casi es media noche y estamos muy cansados, bebé —acaricié su cabecita.

—¡No quiero, mami! —lloriqueó.

—Mañana iremos a esquiar, Maddie —animó mi querido ex-suegro—. Debes descansar, pequeña.

—¡No quiero! —lloriqueó nuevamente.

—¡Madison! —bramé.

Hizo un gran puchero y tomó sus maletas.

—No seas dura con ella —Justin frunció el ceño.

—No te metas, Justin —Pattie rió.

—Gracias, mami —le lancé un beso en el aire.

Justin rodó los ojos y con su mano libre tomó las maletas.

—¡Hasta mañana! —miré con una sonrisa a mis ex-suegros.

—¡Buenas noches! —respondieron al unísono.

Subimos todos las escaleras y llegamos al segundo piso. Amé el olor a madera y lo tibio que se sentía el ambiente. Cabe destacar que el segundo piso era aún más grande y gracias a la gran chimenea igual se mantenía tibio.

—¿Dormirás con Madison? —Justin se giró a mirarme, aún con Alex en brazos.

—Claramente —susurré.

—Esta bien —asintió.

—Buenas noches, mami —Alex murmuró medio adormilado—. Dile buenas noches a Maddie de mi parte.

—Lo haré —besé su cabecita.

Besé la mejilla de Justin y completamente cansada entré a la habitación donde se encontraba Madison.

—No encuentro mi pijama —susurró con los ojos llorosos.

Sonreí y la abracé con fuerzas.

—Yo lo buscaré, ¿bueno? —besé su frente.

—Está bien, mami —hizo voz de bebé y un puchero.

Reí levemente y comencé a buscar entre las maletas.
Madison podía ser bastante regalona y creerse la mejor, pero al final del día siempre resultaba siendo tierna y solo quería cariño, cosa que yo le entregaba con demasiado amor.

Encontré su pijama junto al de Alex. Suspiré con cansancio y le entregué el pijama a Madison antes de salir de la habitación para entregarle el suyo a Alex.
Justin debía estar haciéndolo dormir en bóxers, cosa que yo odiaba ya que con este frío el niño podía agarrar una enfermedad

Crucé el amplio segundo piso y toqué la puerta de la habitación. Esta se abrió a los segundos, y un Justin en bóxers apareció.

—¿Qué sucede? —sus ojos me intimidaron.

Traté de ignorar el hecho de que estaba casi desnudo frente a mi, y levanté el pijama de Alex lentamente. Sus ojos me miraron con confusión y luego pareció captarlo.

—Oh, lo olvidé —rió levemente tomando el pijama.

Aproveche ese instante para tomar una rápida mirada de su cuerpo. No pude evitar morderme los labios y sentir una electricidad recorrer mi espalda, lucía más duro de lo que recordaba.

—Lo supuse —carraspeé la garganta, volviendo mi mirada a sus ojos.

—Gracias.

—Buenas noches —di la media vuelta antes de que se acercara.

—Alice.

Cerré los ojos a mitad de camino y maldije mentalmente. ¿Por qué simplemente no podía dejarme ir?

—¿Qué? —me giré nuevamente hacia él.

Se quedó en silencio mirándome desde la puerta. Sus ojos no dejaron los míos y siguió quedándose en silencio. Suspiré con cansancio y esperé a que dijera algo, pero al parecer no tenía nada que decir. Su boca comenzó a moverse, pero de ella no salía ninguna palabra, era como si no supiera como empezar.
Cuando creí que no diría nada, dispuesta a volver a la habitación di un paso hacia atrás, pero su voz volvió a detenerme.

—Sé que no hemos hablado de esto, pero necesito decirte que lo siento por lo que ocurrió en mi consultorio —sus ojos se desvanecieron, lo que significaba que hablaba en serio.

—Te he dicho que no importa, Justin —traté de sonreír.

—Sí importa, te debo respeto y... y... —se quedó sin palabras— yo no sabía que llegarías y Josh llegó y abrió su bocota y...

—Justin, no me interesa —susurré.

—Pero a mi me interesa, han pasado tres años y me interesa mucho lo que pienses de mi —se acercó rápidamente a mi.

—¡Justin! —me quejé tanto de su cercanía como de sus palabras.

Creo que había pasado bastante tiempo desde la última vez que nos encontrábamos en una situación parecida.

—Y sé que te interesa, te conozco como la palma de mi mano, y lo que has dicho ahí afuera no lo has dicho de la nada, todo lo que dices, lo dices en serio —odié la seguridad de su voz, sobre todo porque era absolutamente verdad lo que estaba diciendo.

—Basta, de verdad no me interesa —insistí.

Su cercanía y el hecho de que estuviera casi desnudo, me ponían los vellos de punta, y ni hablar de sus ojos que me estaban mirando con ese brillo tan peculiar.

—Pero no quiero que estemos así de distantes todos estos días, quiero disfrutarlos, aunque no sea de la misma forma de antes, pero disfrutemos ¿si?

—Esta bien, somos adultos —suspiré.

—Me parece, Coleman —sonrió.

Golpeé su hombro y finalmente me alejé de él. Se quedó mirándome y en vez de seguirle la mirada, me giré y entré a la habitación con el corazón en la mano.

Me dejé caer en la cama con cansancio y abracé a Madison quien ya estaba dormida.

Quizás no había sido la mejor conversación, pero finalmente las cosas ya no serían tan raras y podría hablar a Justin con normalidad. Creo que a pesar de todo, amaba la madurez que Justin sabía mantener en situaciones como estas.

Cerré los ojos y finalmente me dejé vencer por el sueño.


————

Quizás no es el capítulo más interesante de la vida, pero quise mostrarles que Pattie y Jeremy tienen una buena relación con Alice. También quise presentarle a Jazzy, quien no saldrá mucho (por eso no la puse en el Cast) pero igual tiene su papel guardado.

A pesar de que Alice estaba algo celosa y dolida, aceptó las disculpas de Justin y supo llevar el tema con madurez, como todo adulto debe hacer. Y Justin sabe que están separados y todo, pero aún así piensa que le debe algo de respeto a Alice por ser la madre de sus hijos.
Ahora que todo ha vuelto a la normalidad entre comillas, sólo debemos esperar para ver qué pasará en Whistler y ver que lograrán los recuerdos que tendrán esos días. ❤️

Voten si les gustó.

Honey
Justbiebssg

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