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03: ¿Amigos especiales?

El viernes llegó rápido.
Alice se encontraba riendo mientras Alex y Madison cantaban con fuerza desde el asiento trasero. Resulta que el par siempre había amado a Rihanna, ya que Alice siempre solía cantar las canciones de la artista todo el tiempo.

—Recuerdo cuando mamá cayó a la piscina cantando Umbrella —Madison explotó en carcajadas, causando también la risa de Alex.

—Oh, y ese día papá nos había ido a buscar para ir a su penthouse y también calló a la piscina —Alex gritó con entusiasmo creando otra serie de carcajadas en el auto.

—Pequeños diablillos, les encanta reírse de mi —Alice rodó los ojos, sin evitar reír.

—Y de papá también —Madison sonrió.

—¿Por qué papá mencionó que mañana iríamos a su Penthouse y no hoy? ¡Es viernes! —Alex recordó la conversación que había tenido al teléfono con Justin aquella mañana.

—¿Qué? ¿Papá vendrá mañana? —Madison dramatizó haciendo un puchero.

—Oh, papá tiene cosas que hacer hoy y yo también, no puedo ir a dejarlos —Alice suspiró viendo la mueca de tristeza de Madison por el espejo retrovisor.

Estaba demás destacar que Madison era la más pegada a Justin.

—Papá tiene trabajo, Madison —Alex igual hizo una mueca, sacando su teléfono celular.

—Papá siempre tiene trabajo, papá siempre está ocupado, papá siempre tiene cosas importantes que hacer y papá siempre tarda —se cruzó de brazos.

El corazón de Alice se partió al ver los ojos de Madison cristalizados y al escuchar aquellas palabras. En verdad, el tema del trabajo de Justin era un gran tema, y Alice recién ahí notó que a los niños les estaba afectando.
Una de los mayores problemas de Alice y Justin en sus últimos años de pareja, fue el hecho de que Justin siempre trabajaba y trabaja y posponía eventos familiares por su trabajo; pero al escuchar a Madison decir aquello, Alice sintió que por primera vez en tres años volvería a tocar con profundización aquel tema con Justin, no dejaría que aquello le afectara a los niños.

—Maddie, papá tiene bastantes compromisos en el trabajo, pero él siempre se hace el tiempo para estar con ustedes y les hace todos los gustos. Aún así, todos los fines de semanas están juntos —trató de usar las palabras más correctas, para consolarla.

Madison se negó a responder y solo se quedó con lo brazos cruzados mirando por la ventana.

—¿Por qué papá no vive con nosotros y tenemos que verlo solo los fines de semana? —esta vez Alex no pudo evitar quedarse callado e igualmente hizo un puchero.

Alice nuevamente sintió una fricción en el corazón y realmente no supo que responderle a Alex.
Soltó un gran suspiro que llamó la atención tanto de Alex como de Madison y abrió la boca para responder;

—Mis niños, algunas veces los adultos...

El sonido de su teléfono la interrumpió, y aunque sintió que no se libraría del tema tan fácilmente, agradeció en silencio salir de aquella conversación tan difícil para ella y dos niños de seis y cuatro años.

El remitente marcaba el número de Justin.

—Oh, es su papá —miró a los niños por el espejo retrovisor con una sonrisa, sintiéndose más patética que nunca por sonreír como tonta— Hola —finalmente respondió, poniendo toda su atención en la carretera.

—¿Ya has dejado a los niños en la casa? Llegué al centro comercial hace cinco minutos —la voz ronca de Justin atravesó los oídos de Alice.

—Voy en camino a la casa, estaré allí en treinta minutos, el tráfico vehicular es un asco a esta hora.

—Empezaré a buscar regalos por mi mismo, no le digas a los niños que estamos juntos, no vaya a ser que descubrirán que Santa no existe y...

—Sí sí, comprendo, no te preocupes —no pudo evitar reír—, te llamo cuando esté allá. Nos vemos.

—Nos vemos.

Alice tiró el teléfono al asiento copiloto con una sonrisa. Era divertido ver a Justin preocupado sobre la mentira de Santa.

—¿Era Papá? ¿Qué quería? —Alex frunció el ceño.

—Nada —mintió— me dijo algo del trabajo.

—¿Por qué? Papá es doctor y tú diseñas ropa —Madison elevó una ceja.

—Ustedes en realidad son unos diablillos entrometidos. No se aceleren, ya verán a su padre en la tarde o mañana —rió negando con la cabeza.

Cuando llegaron a la mansión, los niños prácticamente corrieron fuera del vehículo e Isabel en seguida salió de la mansión sin evitar reír.

—No le digas a los niños dónde iré —Alice rodó los ojos.

—Justin realmente cree que los niños descubrirán que Santa no existe —Isabel rió negando con la cabeza.

—Justin es paranoico con el tema de Santa, pero lo entiendo, tiene un trauma con aquello —se elevó de hombros—. Como sea, que coman, hagan sus tareas y que luego jueguen. Nos vemos en la cena —sonrió.

Isabel se despidió con la mano y luego se adentró a la mansión.

Alice llegó al centro comercial milagrosamente quince minutos después, en todo el camino no dejó de pensar en las preguntas de los niños y en lo muy difícil que se estaba volviendo explicarle las cosas. ¿Cómo les iba a decir que con su padre ya no eran pareja? No parecía algo tan difícil, pero para Alice si lo era, especialmente porque ella misma tenía un problema con ello, en toda su infancia sufrió por la separación de su padres, ya que ellos volvían y terminaban todo el tiempo, logrando hacerle más daño a ella por aquello. No quería que sus hijos sufrieran lo mismo, por esa razón quería esperar a que estuvieran un poco más grandes y entendieran a su manera las cosas.

Se encontró con Justin especialmente en uno de los restaurantes del centro comercial, planeaban almorzar antes de hacer la compra.

Justin soltó un suspiro de gusto cuando la vio llegar, con sus típicas botas negras y esos jeans que remarcan su gran trasero. Se mordió los labios disimuladamente y sonrió cuando Alice tuvo frente a él.

—Hice lo mejor para no estrellarme contra un edificio y llegar rápido. Merezco un reconocimiento —Alice bromeó besando su mejilla.

—Gracias a Dios, me estaba comenzando a estresar.

—Tú siempre estás estresado —Alice rodó los ojos, pensando en el millón de veces que había oído salir aquella frase de la boca de Justin.

—Yo siempre estoy relajado —elevó una ceja.

Alice negó con la cabeza y abrió el menú, observando todos los tipos de comida que tenía para elegir.
La mesera no tardó en llegar y ambos pidieron espagueti a la boloñesa con soda natural.

—Justin —lo llamó.

Justin dejó el teléfono en su bolsillo y miró atentamente a Alice, pensando en lo lindos que lucían sus ojos ese día.
Alice pensó en cómo le comentaría la conversación se tuvo con los niños en el auto y decidió empezar por las palabras de Madison.

—"Papá siempre tiene trabajo, papá siempre está ocupado, papá siempre tiene cosas importantes que hacer y papá siempre tarda" —musitó. Justin frunció el ceño, no entendiendo sus palabras, pero al mismo tiempo molestándose, porque hace bastante tiempo que no había escuchado un reclamo como ese—. Esas fueron las palabras de Madison hace unos minutos —suspiró dejándose caer en el respaldo del asiento—. Ah, y Alex me peguntó el porqué no vivías con nosotros y solo estaban contigo los fines de semana.

Justin se quedó en silencio, reteniendo toda la información que salía de la boca de Alice, y sintiéndose algo mal porque no esperaba que esa conversación llegara tan pronto.

—¿Qué les dijiste? —en silencio rogó que Alice haya sabido responder aquello, pues, él sabía que Alice tenía un problema con el tema de cómo los divorcios afectaban a los niños.

—A Madison le expliqué lo del trabajo, y no respondí lo de Alex porque tu llamada me interrumpió, cosa por la cual me alegro, pero no del todo porque sé que pronto volveré a escuchar esa pregunta y realmente no sé qué responder a ello.

Justin se tiró del pelo con frustración y apretó sus puños. Él tampoco quería que los niños se vieran afectados con un tema como aquello.

—Solo hay que explicarles que mamá y papá ya no son una pareja y no pueden vivir juntos, no es tan difícil, Alice.

—¡Claro que es difícil! Los niños se harán más preguntas y comenzarán a compararse con otros niños —dramatizó abriendo sus ojos—, sé que es así, pensarán en el porqué sus amiguitos si viven con su dos padres, o...

—Alice, cálmate —Justin tomó una de sus manos para tranquilizarla, no quería que Alice comenzará a hablar y hablar, como cada vez que se estresaba y perdía la cabeza con cosas como esas.

—Sigo pensando que ir a Whistler todos juntos está mal, es distinto ir a Canadá a que pases la cena de navidad en casa y...

—Ya hablamos de eso, ¡No dejaré que pases la navidad en Seattle y sin mi!

Justin sabía que Alice insistiría con la idea de quedarse en Seattle, y de todas formas pensaba en oponerse, realmente quería que la navidad fuera distinta, y tampoco quería que los niños sufrieran a falta de alguno de los dos. Él con Alice tenían una buena relación de amigos, no podían desperdiciar aquello.

—¡Dios, está bien! —gruñó bajando la voz— Si los niños vuelven a preguntar, dejaré que tu se los expliques.

—Solo hay que decirles que es lo que somos.

—¿Qué somos?

Justin se quedó en silencio al igual que ella, no sabría que responder a ello porque ni él sabía lo que eran.

—¿amigos especiales? —una sonrisa coqueta comenzó a aparecer en sus labios.

—Ex esposos.

—Ni siquiera estamos divorciados, Alice. Solo que ya no estamos juntos, seguimos casados y...

—A los niños no les dirás eso —suspiró refregándose las manos por la cara—, déjalo así, solo hay que decir se ya no somos pareja, sabrán entenderlo.

—Esta bien, preciosa —Justin se dejó caer en la silla rendido.

Justin ni se había percatado de cómo la había llamado, pero Alice sí, su piel se había erizado y su corazón había saltado. Se mordió los labios bajando la cabeza y se quedó así unos largos minutos, con el corazón latiendo a mil por hora.

Justin canceló la cuenta y cuando ambos estuvieron listos, se levantaron de la mesa y fueron directo al centro comercial, aún en silencio.

—¿Tienes la lista?

—Sí —Alice rebuscó en su bolso, hasta que encontró la carta que Madison y Alex le habían escrito a Santa Claus.

Justin puso su brazo sobre el hombro de Alice y comenzaron a caminar en busca de los regalos.

La tardé pasó rápida, dieron las ocho de la tarde cuando ambos se despidieron en el estacionamiento y Justin se fue cargado de regalos a su Penthouse.

Alice manejó en silencio hacia la mansión, sin dejar de pensar en cómo Justin la había abrazado al despedirse y en lo bien que se había sentido besarle la mejilla. Suspiró maldiciéndose y golpeó el volante, ella trataba de ser dura frente a él para que él no descubriera que ella seguía loca por él, porque Justin la conocía perfectamente y Alice sabía que si sera dulce y amable como ella lo solía ser, ni notaría cuando él descubriera que ella aún seguía enamorada.

Photograph comenzó a sonar en la radio y el ambiente depresivo en el que Alice se encontraba, aumentó en un gran nivel.

Detuvo el auto a orillas de la carretera cuando sus ojos se nublaron y un gran recuerdo se vino a su mente.

«Alice sonrió cuando Justin le besó el cuello y se dejó caer a su lado. Le acarició la mejilla mirándole fijamente a los ojos y le besó los labios levemente.

—Estoy muy feliz —él sonrió abrazándole la cintura con fuerzas.

—¿Por qué?

—Porque has aceptado —rió y le mordió el hombro, subiendo por su cuello para besar lentamente allí.

Alice soltó un suspiro de placer y cerró los ojos.

—Aceptaría mil veces más si fuera necesario —susurró aún con los ojos cerrados.

Justin se mordió los labios con felicidad y coló su mano bajo la blusa de Alice, le acarició la espalda y pellizcó suavemente su piel, haciéndola reír.

—Honey —la llamó.

—¿Qué? —abrió los ojos, viéndole finalmente.

—¡Nos vamos a casar! —gruñó con felicidad, aplastándola hacia su cuerpo— ¡Nos vamos a casar! Serás Alice Bieber, ya no más Alice Coleman, serás Alice de Bieber y yo seré Justin Bieber de Alice Bieber.

Alice soltó una gran risa con bastante ternura y le acarició la mejilla.

—¿Madison está durmiendo? —Justin preguntó elevando una ceja.

—Sí, está durmiendo.

—¿Y tus padres no están en casa?

—No. Llegarán por la noche —se elevó de hombros.

—Lo primero que haremos al casarnos, será comprar una casa.

—Sí, me parece genial.

Justin volvió a sonreír y con sus manos, exploró bajo la falda de Alice.

—¿Entonces si quiero hacerte el amor ahora, nuestra pequeña hija no interrumpirá y menos tus padres? —elevó una ceja coquetamente.

Alice negó sonrojándose y mordiéndose los labios. Se levantó de la cama y cerró la puerta de su habitación con seguro, se volvió hacia Justin y se quitó lentamente la ropa, antes de lanzarse sobre él para besarlo.

Justin soltó un suspiro de placer y se dedicó a besar todo el desnudo cuerpo de Alice, antes de hacerle el amor con bastante dulzura».

Alice secó sus lágrimas y se obligó parar de llorar, eso no le hacía para nada bien. Ya habían pasado tres años desde que no estaban juntos, pero para ella era como si hubiesen pasado miles de años sin estar junto a él de aquella forma tan intima de pareja. Le extrañaba, extrañaba a ese Justin que la amaba y era atento con ella.

Puso el auto en marcha y llegó en menos de veinte minutos a la mansión. Sonrió cuando los pequeños corrieron a abrazarlas y cerró los ojos soltando el último suspiro del día, al final, lo niños eran los únicos que le daban las fuerzas para seguir adelante, como debía ser.

————

Subí este capítulo porque se lo merecen, ya que les recuerdo que la novela comenzará cuando termine Fame.

Honey
Justbiebssg

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