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01: Diciembre.

Alice Coleman.

Miré encantada el árbol de navidad que se encontraba en el centro de la casa, era gigante, realmente gigante, digamos que cubría hasta el segundo piso y llegaba hasta la altura de la pequeña cúpula que había en el techo del segundo piso, bajé las escaleras sin dejar de mirar el precioso árbol navideño blanco.
Isabel se encontraba adornándolo con ayuda de Madison mientras reían ligeramente.

—¿Mamá a que hora llega papá? Se está haciendo tarde, pero si no te molesta me podría quedar todo el día decorando la casa con Isabel —Madison me regaló una pequeña sonrisa tímida.

Oh claro que no, conocía esa sonrisa fingida, Madison tenía la misma manía de Justin; sonreír tímidamente para lograr mi consentimiento en alguna situación a la cual yo no estuviera dispuesta a acceder.

—Ni lo pienses, Madison. Debes ir al colegio con tu hermano. Piensa que ya es diciembre y en dos semanas tendrás pequeñas vacaciones de navidad.

Hizo un puchero, arrugando su frente y achicando sus pequeños ojos mieles. Definitivamente era la copia exacta de Justin, a diferencia de Alex, el cual era muy parecido a mi.

—Bebé, la casa es demasiado grande para decorarla en toda una mañana, cuando llegues del colegio puedes seguir, solo si no tienes que estudiar —traté de consolarla.

Finalmente cuando comprendió que su mirada de víctima no lograría mi cambio de opinión, soltó un bufido y tomó su pequeña mochila de la sirenita para sentarse en el sofá con los brazos cruzados.
Isabel me miró algo divertida a lo cual yo respondí con una ligera carcajada.

—¡Mamá! —el grito de Alex nos desconcertó a todos en la sala— ¡Papá acaba de llegar!

Madison se levantó del sofá y corrió por toda la sala hasta la gran puerta principal.
Solté un pequeño suspiro y esperé a que Alex bajara las escaleras para salir al estacionamiento.

Justin se encontraba afirmado en el capó de su Audi negro, mirando sus zapatos con las manos en sus bolsillos. Traté de ignorar lo bien que se veía con ese traje negro y traté de lucir seria, seguía enojada con él por el hecho de que los pequeños tenían un teléfono.

Levantó la vista cuando Madison lo abrazó y me recorrió con su mirada, recién ahí recordé que seguía con una delgada bata que hacía traslucir mi ropa interior y el hecho de que no llevaba un brazier, por lo que supuse que mis pezones serían el centro de atención gracias al gran viento helado que corría.

No tienes nada que esconder, da igual, te conoce completa. A estas alturas ya no importa, Alice.

Carraspeé la garganta y crucé mis brazos tratando de cubrirme. Una coqueta sonrisa apareció en sus labios en el mismo instante en que elevaba una ceja.
Lo odié, juro que lo odié, conocía perfectamente a Justin, sabía que lo hacía apropósito.

—¿Debería acostumbrarme a recibirte así todas las mañanas que restan de lo que queda de colegio?

Mi estómago se apretó y mis mejillas se comenzaron a calentar.

—No me molestes, por favor —pedí.

Caminó hacia mi y besó mi mejilla, sin quitar su vista de la mía.

Si este hombre supiera que aún causa aquello en mi, dejaría de mirarme de esa forma. Aunque en realidad yo debería ser la que se esforzara por no sentirse nerviosa, pero llevaba tres años intentándolo y no habían cambios.

—Hace bastante tiempo no te veía en pijama.

—Hace bastante tiempo no te veía en un traje.

Soltó una pequeña risa y luego desvió su vista de mis ojos, para abrazar con fuerza a Alex, quien se encontraba estirando sus brazos a Justin. Él lo tomó en brazos y le besó la mejilla.

—Deberían subir al auto, llegaremos tarde —volvió a dejar a Alex en el suelo y los miró a ambos.

Los pequeños asintieron y subieron al auto, pero antes de aquello sólo Alex besó mi mejilla.

—¿Madison? —murmuró la voz ronca y varonil de Justin al notar que Madison no tenía intenciones de bajar del auto— ¿No te despedirás de mamá?

Madison se cruzó de brazos y giró la cabeza.

—Déjala, se ha enojado porque no quería ir al colegio —suspiré.

Justin asintió y luego cerró la puerta del vehículo, dejándonos a solas fuera del auto.

—Tengo algunas cosas que hablar contigo sobre la navidad —murmuró, nuevamente levantando su vista hacia la mía.

—Yo igual, pero debe ser lejos de los niños.

—Te llamaré en la noche, ¿o te parece si cenamos todos juntos?

—Esta bien, la cena es a las ocho. Ven después del trabajo, así pasas más tiempo con los niños —sugerí.

—Esta bien, trataré de estar a las ocho, hoy tengo una reunión importante, llegarán algunos doctores nuevos al hospital.

Oh, ahora entendía porque iba de traje al hospital.

—Suerte entonces, principito —reí levemente.

Negó con una sonrisa y luego besó mi mejilla antes de marcharse.

Alex agitó su mano por la ventana y no pude evitar hacer lo mismo y lanzarle un beso. Él era muy dulce, a diferencia de mi rebelde pequeña Madison. El auto desapareció de mi vista y como un rayo fugaz entré nuevamente a la casa.

El hecho de que Justin viniera a cenar, almorzar o simplemente a ver a los pequeños no me molestaba para nada, incluso se sentía de lo más natural del mundo porque esta seguía siendo su casa. Me gustaba que viniera y estuviera con los niños, ignorando el hecho de que a mi me hacia mal verlo ya que mis sentimientos hacia él seguían vivos, pero trataba de no tomarlo con mucha importancia, porque en realidad los únicos que importaban eran los pequeños, y ellos amaban pasar tiempo con Justin, por lo que estaban en todo su derecho, cosa que yo jamás en la vida les quitaría.

Mis problemas con Justin eran totalmente aparte y siempre lo habían sido.

Justin jamás tenía tiempo, yo lo entendía, desde pequeño fue muy dedicado y comprendía lo mucho que le gustaba su trabajo, pero ciertas veces pensaba que todo tenía un límite y creo que uno de nuestros grandes problemas siempre fue el que trabajara en exceso, también por esa razón lo dejaba aprovechar cada momento cerca de los pequeños.

El día pasó muy rápido para mi gusto, tenía un montón de trabajo en la oficina, y solo alcancé a terminar un diseño cuando dieron las siete de la tarde y tuve que volver a casa.

Todo se encontraba mucho más decorado que en la mañana, habían armado otro árbol de navidad en el otro extremo de la casa y la mayoría del ante jardín estaba lleno de luces y duendes navideños.
Me sorprendí al ver que Justin se encontraba en la casa, ya que su auto se encontraba en el estacionamiento. Sonreí inconscientemente al pensar en lo feliz que debían estar Madison y Alex.

Solté un largo suspiro de cansancio cerrando la puerta principal y al girarme me encontré con una de las escenas más bonitas que había visto en un tiempo; Justin se encontraba tirado en el sofá con Alex recostado sobre su pecho mientras miraban a la televisión, y Madison estaba en un costado jugando con su cabello mientras abrazaba el costado de Justin.

—¡Mamá! —Alex gritó al verme y corrió a abrazarme.

Sonreí mirando el brillo en sus ojitos verdes y lo abracé con fuerza.

—¿Qué tal el colegio?

—Muy bien, la señorita Sara me dio un adhesivo con una cara feliz por hacer la tarea —saltó con emoción, señalando un pequeño adhesivo en su frente.

—¡Eso es genial, bebé! Te felicito.

Levanté la vista encontrándome con la mirada de Justin y la de Madison. Caminé hacia ellos y dejé mi bolso a un lado.

Besé la mejilla de Justin y luego me acerqué a Madison, quien me miró por unos segundos y luego desvió la vista. Seguía enojada conmigo por lo de la mañana.

—¿No me darás un beso, princesa? —susurré ladeando mi cabeza para mirarla.

Elevó sus ojos mieles hacia mi y luego miró hacia Justin.

—Bueno, yo te lo daré —besé su mejilla y comencé a hacerle cosquillas—. Te traje algunos cuentos de la oficina, pensé que te gustaría leerlos, pero ya que no...

—¡No quiero! —se soltó de mi agarre y se acurrucó en el pecho de Justin.

Me dejé caer rendida en un sofá y miré con cansancio a Justin. Él soltó un suspiro y se elevó ligeramente para susurrar algo en el oído de Madison. La pequeña me miró, luego volvió a mirar a Justin, hasta que finalmente se levantó del sofá y caminó hacia mi;
—Lo siento mucho, mamá. Te amo mucho y sí quiero leer cuentos —bajó la cabeza.

Sonreí con ternura y la abracé con fuerza antes de dejarla libre. Algunas veces esos eran los momentos que te hacía feliz como madre.

—¿Qué tal el trabajo? —la voz de Justin se coló por mis oídos.

—Agotador, tengo muchos diseños que terminar, verás, lanzaré una colaboración con Karl Lagerfeld —sonreí.

—Eso es genial, Alice —sonrió achinando sus ojos—. Me alegro mucho.

—Sí, de verdad es genial.

—Alice, Justin, la cena está lista —Isabel apareció por un costado, luciendo un adorable delantal navideño.

—Iremos en seguida, mami Isabel —respondí levantándome del sofá.

—¡Niños, a la mesa! —murmuró Justin, tomando a Alex en brazos para caminar hacia la cocina.

Una exquisita lasaña reposaba sobre la mesa, nos acomodamos todos en nuestros asientos y realmente la cena fue agradable. Me mantuve en silencio escuchando la conversación de Justin con los pequeños, solo elevaba mi mirada algunos segundos para mirar a Justin y luego volvía a entrometerme en mis pensamientos. Me encontraba cansada, tan cansada que mi cuerpo solo exigía una cama, pero aún debía esperar a que los pequeños se fueran a dormir para poder hablar tranquilamente con Justin.

—¿Mami, este año pasaremos la navidad todos juntos? —la dulce voz de Madison silenció la cocina.

Era justo aquello lo que debía hablar con Justin.

—Eh sí, pequeños. Mmm creo que...

—Creo que es tarde y deberían ir a la cama, mañana es otro día de colegio y no quiero que lleguemos atrasados —la voz de Justin interrumpió, salvándome por completo de aquella respuestas.

Le agradecí con la mirada a lo que él solo asintió bebiendo de su café.

Luego de protestar un largo rato, Alex y Madison captaron que no conseguirían nada, así que sin más cada uno se fue a su cama.
Me quedé bebiendo de mi tasa de té en mi lugar, mientras Justin tenía la vista fija en su plato. Nos consumimos en un silencio profundo, pero para nada incómodo.

—Justin —lo llamé luego de unos segundos. Su vista se elevó en seguida y no pude evitar sonreír al ver sus ojos mieles brillar con fuerza—. Mmm, yo quería hablar contigo sobre los regalos, ¿cuando iremos a comprar los regalos de navidad y todo ello?

—Eso mismo quería hablar contigo, Alice. Mamá llamó esta mañana, quiere que pasemos la navidad esquiando en Whistler.

Mi tenedor cayó y lo quedé mirando fijamente. Se supone que íbamos a pasar una navidad en familia. Él no me podía fallar nuevamente.

—Debes estar bromeando, Justin —protesté—. El invierno pasado fue lo mismo, ¿sabes lo difícil que fue responderle a los niños el porqué no pasaste la navidad con nosotros? Acabas de ver lo emocionada que estaba Madison y ahora me dices que...

—¡Hey! ¡Hey! ¡Honey, para! —elevó las manos interrumpiéndome.

—¡No, Justin! ¡Ni se te ocurra pedir que me calme!

Honey...

¡No me digas, Honey! Quedó en el pasado junto a nuestra relación.

—Alice —gruñó con fuerza, golpeando la mesa, parecía dolido—, estoy tratando de decir que tú y los niños deben ir a Whistler conmigo, mi mamá quiere verte, quiere que vayas, es mas, debes ir —se levantó de la silla bruscamente y caminó hacia mi.

Me quedé en silencio procesando sus palabras. ¿Ir a Whistler? ¿Ir a Canadá con él y su familia? ¿Hace cuánto tiempo que no veía a Pattie y Jeremy? La última vez que habíamos ido a Whistler para navidad fue el año que nos casamos.

—No es lo correcto.

En verdad no lo veía correcto, digo, ya no somos novios, lo correcto sería que los niños pasaran una navidad con él y otra conmigo, pero se supone que como son pequeños trataríamos de estar juntos en navidad, los cuatros, y el ir a Whistler todos juntos sería mucho más que incorrecto; hablando psicológicamente.

—Debes ir, Alice. No quiero volver a pasar una navidad sin ustedes, quizás ya no estamos juntos, pero sabes lo mucho que te quiero y hemos pasado prácticamente toda la vida juntos. Podemos ser buenos amigos e ir felizmente a Whistler a esquiar sin ningún problema. Hazlo por los niños. Ni siquiera lo pienses, solo vamos, Honey.

Solté un suspiro y acaricié su mejilla. Este hombre no necesitaba darme miles de explicaciones o razones para hacerme acceder a algo, y por esa razón lo odiaba y lo quería al mismo tiempo.
No le respondí, me demoré unos varios segundos para no hacer parecer que sus simples palabras me habían derretido, cuando en realidad eso habían hecho.

—Esta bien, yo... um... Lo consideraré, aunque de todas formas me gusta la idea de ir a esquiar en navidad.

Sonrió levemente y me tendió la mano para ayudarme a estar de pies.

—Gracias, Alice —murmuró cuando estuvimos frente a frente—. Muchas gracias, de verdad —me abrazó con fuerzas antes de depositar un beso en mi mejilla.

Señor Jesús.


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Hola, este es el primer capítulo de HONEY 🍯

Quiero ofrecerles unas disculpas si se les hizo aburrido el capítulo, pero creo que ya he dicho que los comienzos y los finales no son lo mío ):
Aunque creo que todo primer capítulo es más narrativo que con diálogos.

Sé que dirán; oh, que aburrido, la novela es igual a Fame. Pero déjenme decirles que es completamente distinta.

•¿Qué les pareció?

Déjenme un comentario y un voto si les gustó. Recuerden que seguiré cuando termine Fame.

Honey 🍯
Justbiebssg

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