Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 12: Sus palabras

No me equivoqué en lo absoluto al pensar que aquella sería la noche más romántica de mi vida, y estoy sorprendida de la mejor manera posible: Porque me estoy sintiendo amada en una forma romántica, esa forma de cariño que siempre deseé tener en mi vida, y porque usualmente nunca tengo razón en nada. Descubrir que una de mis corazonadas era cierta me resulta simplemente… placentero.

Lo que no resulta ni de cerca placentero es llegar al hotel para mirar la fecha en mi teléfono y darme cuenta de que en menos de una semana este viaje llegará a su fin, y que probablemente una noche como esta no vuelva a repetirse. Que quizá las cosas terminen, porque las responsabilidades volverán y el tiempo se va a escapar de nuestras manos.

Trago saliva mientras me surge un pequeño vacío en el corazón y un montón de neblina en la cabeza.

Pienso en la posibilidad que existe de que Honey y yo terminemos por alejarnos después de esto; que incluso si volvemos a exactamente la misma ciudad, nuestros caminos podrían nunca volver a cruzarse, porque a veces las cosas son así: Todo se alinea para volverte la vida miel sobre hojuelas por unos segundos, y convencerte de que las cosas serán siempre así, y luego te hace dar cuenta de que te ilusionaste demasiado con algo que no va a rendir frutos por más que lo desees.

Siento que esto está a punto de pasar.

Dejo cargando el teléfono en el suelo de la habitación, cerca de la esquina de ésta, y vuelvo a recostarme al lado de Honey, que me observa durante todo este proceso y sonríe con una cantidad inmensa de ternura, con ese bello sonrojo, con todo lo lindo que hay en ella y que hace latir a mi corazón con fuerza.

Yo quiero evitar mirarla, pero no logro hacerme caso a mí misma. Termino viéndola por un buen rato mientras espero que mis ojos no empiecen a humedecerse; ella amplía su sonrisa y me da un beso suave antes de voltearse y apagar la lámpara sin siquiera decir nada.

No me quejo, sino que le doy la espalda también y pretendo que no me duele la idea de que nos falta tiempo; de que, cuando terminen estas vacaciones, ya no lo tendremos en lo absoluto y algo va a fallar.

Todo siempre falla cuando estoy empezando a ser feliz, ¿por qué ahora sería diferente?

El pensamiento me quita el sueño y hace que de vez en cuando me remueva sobre la cama, como si cambiar de posición pudiera callar mi mente por un segundo y hacerme sentir más tranquila.

—Te mueves mucho —Se queja Honey pocos segundos después. Me muerdo el labio ante la culpa; no me agrada la idea de no dejarla dormir.

—Lo siento —Me disculpo antes de volver a voltearme y tratar de concentrarme lo suficiente para no moverme de nuevo.
Entonces siento cómo ahora es Honey quien se mueve debajo de las sábanas. Su respiración cálida comienza a rozarme el cuello y yo solamente pienso en que voy a extrañar esta sensación, la cual en otro contexto me hubiera causado tantas cosas… y ninguna de ellas se relacionaría en nada a la tristeza.

Pero justo eso es todo lo que siento; una especie de vacío adelantado, un duelo que todavía no debería empezar, pero que está allí.

—¿Pasa algo? —Me hace la pregunta, su voz siendo depositada casi directamente en mi oído. Se me eriza la piel al mismo tiempo que mis ojos empiezan a querer derramar lágrimas.

Suspiro.

—Tranquila, todo está bien —Trato de convencerla de ello, aunque estoy casi completamente segura de que no va a resultar—. Es algo… bastante estúpido. No vale la pena que hable de ello —Me abrazo a mí misma en cuanto termino el diálogo.
Luego siento cómo sus brazos hacen un recorrido bastante similar a los míos para que sus manos descansen junto a las mías sobre mi pecho, y ella se apriete un poco contra mi espalda, lo cual no me hace sentir mejor en lo absoluto.

Tengo miedo a seguirla queriendo.

Tengo miedo a nunca olvidarla, y lo peor es que seguramente será así. No hay forma de que la olvide si sonríe así, si me abraza así, si su voz tiene esa capacidad de erizarme la piel. Si desde el primer momento la percibí tan magnética que por obvias razones resultaría también inolvidable.

—Siempre puedes decirme, Bee —pronuncia tras un rato de silencio, mientras sus brazos se aferran más a mi cuerpo, como si supiera que justo ahora lo único que necesito es un contacto así—. Créeme, nada de lo que tú puedas decir es estúpido.

Suspiro mientras mis ojos se llenan de lágrimas. Llevo toda la vida necesitando que me digan algo así.

Quizá por eso es que de repente me parece una buena idea hablar, aunque sienta que después de aquello sí me va a considerar una tonta. Porque justo ahora no me siento así, por lo cual mis pensamientos respecto al futuro no son claros en lo absoluto.

—Tengo… bastante miedo de lo que vaya a pasar después de volver a casa —admito, y luego me quedo en silencio, porque no sé si estoy lista o no para iniciar otra frase; para dar una explicación que hasta el momento no me han pedido.

El agarre de Honey se vuelve un poco más suave, como si quisiera permitir ese temblor que me surge cuando pretendo sollozar, aunque no ocurra y se quede todo en solamente ganas de hacerlo. Ganas que no se van aunque casi las estoy forzando para que lo hagan.

—¿Por qué?

Esa pregunta era todo lo que necesitaba para que mi mutismo acabara; para empezar a explicarme:

—Te quiero bastante. Lo sabes, ¿verdad? —digo, aunque aquello que murmuro apenas y se acerca a lo que debería decir. Es solo que no creo poder decir las cosas de manera directa; necesito hacer una introducción, aunque sea así de breve y patética.

Ella no pronuncia ni una sola palabra, y la verdad considero que las cosas son mejores así, al menos en este contexto específico.

Me gusta el silencio; no me hace querer llorar.

Siento cómo su barbilla se posa en mi hombro; es entonces que prosigo:

—Tengo miedo a lo que vaya a pasar con nosotras.

Era una frase tan simple como esa; es entonces que me doy cuenta de que no debí hacer tantos rodeos ni tener miedo a dar una explicación tan breve, pero fue de aquella manera; probablemente debido a que esa oración tan corta terminó de romperme.

No dejo de temblar. No dejo de llorar.
Honey no deja de apretarme.

No me siento bien y a la vez y a la vez me encuentro más cómoda que nunca.

—No tengas miedo —pronuncia por fin—. Tengo un muy buen presentimiento, ¿sabes? Esto va a funcionar. Y no nos falta tiempo, sino que lo tenemos de sobra.

—¿Tú crees?

—¡Claro que sí! No tenemos por qué separarnos después de esto; si venimos del mismo lado, si nos conocemos, si nos queremos… —Hace una pausa—. Nada impide que dure. Las cosas no tienen por qué terminar cuando lo haga el viaje; podría ser el fin de una etapa, pero definitivamente no es el fin de la historia.

Sollozo una última vez, cuando las emociones se han ido casi por completo y la tristeza ya no es un tsunami devastador, sino solamente gotitas cayendo sobre el techo que es mi cabeza, el cual probablemente tenga unas cuantas goteras.

—De todas formas… tengo miedo al fin de la historia.

—No llegará pronto; lo prometo —pronuncia de forma dulce mientras una de sus manos viaja hacia donde se encuentran las mías para tomarlas con fuerza—. Vamos a dormir —sugiere, con su otro brazo volviendo a apretar el abrazo en el que me enredó.

Y después de eso, la acción de dormir se vuelve ridículamente fácil.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro