Estar dentro de la lujosa sala del director no era para menos algo extraño; el chico de cabellera dorada y mechones rosados había estado ahí más de una ocasión por los ya varios reportes y quejas por parte de los alumnos y docentes.

Memorizo cada cosa que había dentro, los diplomas y trofeos tras una vitrina de cristal, también archivos ordenados alfabéticamente y la pizarra forrada de corcho con anotaciones pegadas en el con tachuelas coloridas.

Sabia cada detalle de estos pues el joven había enterado varias veces a esa oficina que había perdido la cuenta, memorizo cada cosa por aburrimiento el cual le daba cada y que el director hablaba.

Cada palabra aburrida que salían de sus labios le daba sueño que para perder su tiempo memorizo cada aspecto de la sala así sin aburrirse de los largos discursos que daba el hombre de avanzada edad.

Grand Crown, la segunda escuela prestigiada del mundo y una de las mejores en todo Londres. ¿Como es que tiene un tipo problema?

Aquel chico siempre se metía en problemas, siempre acosaba chicas según el testimonio de muchas de estas, pero sobre todo todo; la cúspide de todo fue cuando el rubio agredió y lastimó a su compañero de clases con un objeto punzo cortante dejándole una herida justo debajo del párpado de su ojo.

Eso era ya el límite de su de por si mal historial académico, las medidas de tomaran en breve mientras este joven es retenido de nuevo en la sala del director esperando a que dictaminaran su castigo; por lo regular estos solo eran de suspensiones, trabajos de limpieza o sanciones mas fuertes como encerrarlo en un salón vacío durante la jornada de escuela.

—Joven, enserio no se que hacer con usted, tantas quejas y reportes de usted que me es imposible mantenerte un día más dentro de mis instalaciones. — Hablo el hombre de avanzada edad y poco cabello en la cabeza.—¿Estas conciente de la gravedad del asunto?

—Solo estoy conciente de que se lo merecía, como demonios se les ocurrió admitir a un afeminado a su tan "prestigiosa" escuela. —Hablo el menor haciendo comillas con sus dedos índice y medio.

—En esta escuela hay igualdad en géneros y preferencias sexuales joven,  le pido de la manera más atenta que respete dentro de esta institución. —Irritado ya el hombre por el comportamiento del joven sobo el puente de su nariz, seguido de esto deslizó su silla y busco papeles entre una gran carpeta color azul marino el cual, contenía una carcasa gruesa y en la portada pegado un papel con impresión del grupo en el que se encontraba el joven.

—Y ahora, ¿que castigo tan cruel me pondrá por haberle hecho y un favor y correr al fenómeno durante unos días?—Hablo el joven mientras dibujaba una sonrisa socarrona en su rostro y hablando en un tono sarcástico.

—No habrá ninguno y de hecho, ya no es necesario que te presentes a estas instalaciones pues, serás transferido a otra institución en Japón.

El joven rubio se quedo en silencio en su lugar por unos segundos mientras de su rostro se borraba esa sonrrisa. ¿Expulsado? ¿Por haber hecho el bien? Las personas en esa institución deben de estar dementes.

—Es una broma, ¿cierto? —Pregunto el joven riendo nerviosamente.

—Yo no bromeo con estas citaciones jovencito, le pido de la manera más atenta que se retire de una ves de aquí, de lo contrario tendré que sacarlo a la fuerza, usted elije. —El director procedió a sentarse en su escritorio.— Aya quizá le enseñen un valor humano, depende de usted enderesarse a las buenas o será por las malas allá.

Uno, como así se solía nombrar frente a todos estaba en blanco, su mente prosesavá las palabras dichas por el hombre frente a él, ¡¿enserio hasta Japón tendrá que irse?! ¡¿Qué demonios le pasaba al tipo?! Claro que desde el fatídico "accidente" de su padre y el abandono de su mamá, el había sido dejado a su suerte desde los 15 años y solo había conseguido el lugar en Grand Crown meramente por su apellido, siendo el director el único que se había hecho cargo de el educativamente mientras que por parte de su tía recibía ayuda económica.

Pero ahora el seria trasladado a otra escuela a enderezar su comportamiento quiera o no. Solo le quedaba una única esperanza entre todo esto así que se le ocurrió hablar.

—¿Habrán chicas lindas al menos? —Preguntó.

—Mañana mismo te vas de aquí.