Miguel

Me fuí con los nudillos destrozados, pero había merecido la pena. No quería que el maricón se pensara que ahora lo dejaría en paz, todo el contrario; iba a joderle la vida, literalmente. Puedo hacer que todo el instituto lo odie con solo una mirada, son ventajas de ser el mayor. Si, he repetido curso... tres veces. Ahora mismo tengo 18 años, y no me da la gana que un niñato de 16, homosexual, me venga con cara de pena para que no lo pegue. Pegaré a quien me de la gana, cuando me de la gana y como me de la gana.

Por suerte tengo un punto a favor, su família -que es católica- también lo odia, no tanto como yo porque desgraciadamente es su hijo, pero lo odian.

Ahora solo quiero hacer una cosa, encenderme un cigarro y disfrutar lentamente como el humo va llenandome los pulmones.