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(No al spoiler)

⊰✩⊱



Eran exactamente las 7 de la mañana.

El rostro de Jungkook lucía mucho más demacrado que el día anterior y su cabello mojado era todo un desastre gracias a la ducha extra veloz que había tomado a primera hora de la mañana. El nunca se había referido a sí mismo como una persona miedosa, todo lo contrario, en Busan sus antiguos amigos de instituto lo tenían prácticamente en un pedestal por ser valiente al entrar por una pelota que se les "voló" a aquella casa abandonada. Sin embargo, ahora ya no se sentía con dicha valentía, pues la situación que vivió durante la madrugada, le superó.

El castaño estaba aterrado, los temblores de su cuerpo y su vista llorosa, lo hacían notar. Estaba tan intimidado que hasta ducharse correctamente le daba miedo en ese momento, solo por el maldito temor de que aquel hombre se pudiese aparecer incluso dentro de su ducha.

Su pie se movía desesperadamente de arriba hacia abajo, la suela de su tenis golpeando contra la madera del piso ruidosamente. Su vista viajaba a todos lados, desde la estancia hasta las escaleras y viceversa mientras esperaba, masticando el pan tostado que sostenía su mano, a que la señora Kim regresara a casa. El menor rogaba por que la mujer regresara a casa. Y como si sus plegarias hubiesen sido escuchadas, el sonido de la puerta principal se escuchó y él, en un salto, se puso de pie y fue prácticamente volando a la recepción del hogar.

─Oh por dios, ¡Jungkook!─Expresó Young Mi al ver como su huésped perdía el control de sus pies y terminaba por deslizarse hasta caer al suelo, justo a su lado─ ¡¿Te encuentras bien?!

La mujer se apresuró a ayudarlo a levantar mientras hacía la última cuestión y Jungkook, aceptando la ayuda de los amables brazos, se puso de pie.

─Kookie, ¿Qué es lo que pasa? ¿Estás bien?─Insistió la mujer al ver el frágil, pero agitado, estado en el que se encontraba su huésped.

—L-lo estoy...─Respondió, en su inconsciente, refiriéndose a la caída.

— ¿Estás seguro? ¿Por qué estás...?─Se detuvo para llevar una de sus manos a los cabellos castaños del joven y tocarlos con sumo cuidado─ Cariño tu cabello sigue mojado ¿y por qué aun traes champú?─El menor bajó la mirada lentamente, sintiéndose completamente cohibido por la actitud tan maternal con la que lo estaba tratando la mujer ─A ver Jungkook, mírame

Y así lo hizo, levantó su aterrada mirada y por un momento la preocupación que brillaba en los ojos contrarios le hizo recordar tanto a su madre. Por un momento, quiso lanzarse a los brazos de la mujer y rogar por protección, rogar por un abrazo. Quiso llorar e implorar por la calidez que extrañaba tanto, esa calidez que solo la mujer que lo había dado a luz en Busan, le podía dar.

─Luces realmente cansado─ Señaló Young Mi, llevando cuidadosamente al castaño hasta la estancia y sentándolo en unos de los sofás de piel del salón─ ¿Es tu insomnio, cierto?

Jungkook movió la cabeza en negación. No, no había sido su insomnio, no habían sido aquellos sueños que tanto lo perseguían en el pasado, no, esto era algo peor. Estaba seguro que lo que presenció anoche no había sido una simple pesadilla.

─Entonces ¿Qué...?

─Señora Kim tengo que hablar con usted─ Y se sentía tan mal. Se sentía mal por interrumpir a la mujer que solo le había brindado buena atención. Se sentía mal por soltar aquellas afectuosas manos que sujetaban con preocupación las suyas. Se sentía tan mal por, justo en ese momento, endurecer la mirada y posarla en aquella que lo miraba con preocupación. Pero Jungkook no quería sentirse mal, él solo quería una explicación. Él exigiría una explicación.

Con sus ojos reflejando un mínimo recelo y su voz fingiendo un torpe enfado, reclamó—Señora Kim yo... necesito una explicación─ Soltó y la mujer se dedicó a escuchar con atención toda palabra que salía de la boca de su huésped.

El chico se encontraba alterado, pero aun así se encargó de hacerle saber a la dueña de su homestay todo, cada detalle, de lo que había sucedido durante la madrugada de esa misma mañana. Al principio la pelirroja no supo cómo reaccionar, pero al ver la mirada del menor ser víctima del miedo, decidió no abrumarse más ella misma, y decir, en parte, la verdad.

─En serio señora Kim─ Continuaba el castaño─ Usted me dijo que nosotros éramos los únicos aquí en la casa, sin embargo yo sé lo que vi y sé lo que he sentido también. Sé que ayer yo no era el único aquí. E-estoy aterrado. P-por favor necesito una explicación...

La mujer asintió diciéndose mentalmente que Jungkook merecía saber que había, o más bien, quién estaba detrás de la puerta continua a su pieza.

Kim Taehyung, era el nombre de esa persona. Kim Taehyung era el nombre de su hijo menor, quien había estado en la casa todo el tiempo, encerrado, justo en aquella habitación.

— ¿Su hijo?─Cuestionó un perplejo y sorprendido Jeon Jungkook a lo cual la mujer asintió─ Oh...─Expresó un poco más calmado y menos a la defensiva─ Me lo hubiera dicho antes p-para así evitar malos entendidos. No tenía por qué ocultarlo.

—No lo entiendes Kookie...—Interrumpió la mujer bajando la mirada de un momento a otro y esta misma ensombreciendo repentinamente—Escucha, cuando puse mi casa como voluntaria de homestay para estudiantes, mi hijo no se encontraba en el país, así que cuando vinieron los del gobierno a analizar que la casa estuviera en condiciones, encontraron todo perfecto. Sin embargo... —Un gran suspiro escapó de sus labios antes de continuar—Mi hijo llegó del viaje donde andaba y las cosas se complicaron.

Y eso es lo que le hizo fruncir el ceño al menor─ ¿Cómo que se complicaron?

─Bueno, con mi hijo aquí dentro, mi casa no es apta para ser un homestay.

─ ¿Qué dice? ¿Qué tiene de malo que su hijo se encuentre aquí?

La mujer mordió parte de su labio inferior con angustia, miró a su derecha y después a su regazo para después hablar─ La verdad es que mi hijo... él sufre de una misteriosa enfermedad─ Soltó, sus labios transformándose en una extraña mueca de disculpa ante lo que estaba por decir─ Yo por el momento no puedo darte detalles, pero no te preocupes, por favor. No es nada malo te lo prometo. Solo tienes que confiar en mí y no delatarme con el gobierno por no ser una casa adecuada...

— ¡No, no!—Expresó interrumpiendo las palabras de Young Mi—Yo no haría eso. Usted me ha tratado muy bien desde que llegué aquí. Se ha preocupado mucho por mí cuando no le correspondería hacerlo. Yo soy simplemente su huésped.

─Por eso mismo es que tengo que preocuparme por ti. Porque eres mi huésped─ Señaló dando un pequeño pinchazo con su dedo índice al hombro del castaño, quien sonrió nada más al sentir el toque─ Aparte, no lo quería decir, pero me recuerdas tanto a mis hijos. Tu actitud tan tierna, curiosa, amable e inocente me recuerda al menor y esa que me mostraste hace unos momentos, aquella que finge dureza y aires de adultez, me recuerda tanto al mayor...

El joven sonrió, Young Mi imitándolo rápidamente.

─Entonces, ¿Qué dices?─Preguntó después la pelirroja, refiriéndose al tema de su hijo en casa.

El castaño entornó los ojos en un punto lejano y frunció sus labios en un gesto pensativo.

—Él no me hará daño, ¿cierto?

La señora Kim, abrió la boca para decir algo, sin embargo la cerró rápidamente al no tener una respuesta concreta a esa cuestión.

─ ¿Es peligroso?—Cuestionó ahora el menor, dejando a un lado la primer pregunta.

—No, no. Él, él no es peligroso...

— ¿Pero?

—Pero si es un... tanto extraño—Confesó, viendo cómo el contrario arrugaba su frente y barbilla, no quedando satisfecho con la respuesta escuchada— Espero y entiendas el hecho de que no puedo decirte más.

Jungkook negó, quitando la inconforme expresión y reemplazándola por una sonrisa—Uhm, está bien. Lo entiendo, no se preocupe.

Pero, ¿En serio estaba bien? ¿En serio estaría bien su estadía en esa casa?

Jungkook quería ser comprensivo, quería entender y confiar en la dueña de su homestay. Él en verdad quería pensar en que todo estaría bien. Quería pensar en que los siguientes días serían iguales que su primer fin de semana estando ahí.

Lo único que le quedaba era confiar en aquello que en su mente se formaba, confiar en la señora Kim y tratar de acoplarse nuevamente a su homestay y al supuesto extraño joven que ahí vivía.

⊰✩⊱

Segundo día de clases y... todo seguía igual.

Después de que terminara aquella charla en donde Kim Young Mi le confirmara a Jungkook que ellos dos no eran los únicos que vivían en esa casa, el castaño no tuvo más remedio que subir rápidamente a su habitación, lavar su cara, cepillar sus dientes y peinar su cabello para de esta manera aguantar, otro día sin dormir, las clases de la universidad.

Sus ojos se cerraban mientras en cada minuto su boca bostezaba y el joven estaba seguro de que en cualquier momento, si no fuera porque ya no se encontraban en los 90's, el profesor encargado de la cuarta hora de clases haría volar el borrador para apuntar directamente en su cabeza.

5, 6, 7...por otra parte, Hoseok, sentado en el puesto que se encontraba a un lado del menor, se dedicaba a contra los cabezazos que este había empezado a dar desde el inicio de clases y miraba con ternura los ojitos dormilones que se cerraban perezosamente sin tener la fortaleza de mantenerse abiertos por más tiempo así que decidieron quedarse así, sumergiendo a Jungkook en un profundo, pero corto, sueño.

No fue hasta que el timbre de cambio de hora sonó, que Jungkook despertó completamente y comenzó a mirar a todos lados, alarmado por no recordar donde estaba.

─Yha, andando enano

Y al ver el rostro de Hobi sonriéndole, sus mejillas se colorearon de un potente color rubí a causa de la vergüenza.

─H-hyung.

─Bueno, no me interesa saber qué tanto es lo que haces en la noche como para que estés tan cansado en el día, no estoy dispuesto a soportar otra clase con los ojos del profesor puestos en esta dirección.

Pero ese comentario solo logró que el rojo de sus mejillas se intensificara, acto que provocó una carcajada en el mayor.

─Vamos Kook...

Hoseok tomó la mochila del contrario y la colgó en el hombro que no cargaba la propia para después girarse a la salida y comenzar a ir hacia ella.

─Hyung, puedo cargarla yo...

─Intenta primero balancear correctamente tu propio cuerpo─ Señaló, Jungkook caminando tras de él con pasos perezosos.

─Hyung...

─ ¡Hobi hyung!─Un grito se escuchó a lo lejos y ambos chicos, uno con más flojera que otro, se giraron a ver de quien se trataba.

Y si no hubiera estado tan cansado, Jungkook probablemente hubiera notado el gran brillo que se apoderó, aún más, del alegre rostro de Hoseok al ver al bonito chico de cabellos claros que se acercaba a ellos con dos latas de refresco en sus manos.

─ ¡Jimin-ah!—Expresó el peli naranja recibiendo mencionado, con un leve abrazo.

─Hyung, te estaba buscando...

─ ¿A si? ¿No tenías dos horas de clase?

El joven recién llegado negó su cabeza en respuesta—Nop. Bueno, si, pero la maestra faltó, ¡Gracias a Dios!—Juntó sus manos en un ademán de agradecimiento al cielo—Esa maestra es un perra total. Ayer nos puso una prueba de conocimiento ¡Y a todos nos reprobó!

Mientras el pelirrojo ponía total atención a su lindo amigo, Jungkook miraba ausente la forma en la que el chico alegaba frente a él, agregando a su relato gestos y ademanes totalmente notorios.

Lo cierto es que a ese chico rubio ya lo conocía, pues iba en la misma carrera que él (y Hoseok) y era su compañero en dos de sus clases. Park Jimin, era su nombre y era un joven portador de un rostro de porcelana, mejillas abultadas y manos imposiblemente pequeñas.

—Tierra llamando a Jungkook...—Sintió un pinchazo en su nariz y fue solo así que pudo despertar de su ensoñación.

─Oh, perdón hyung, yo... ¿Qué decías?

─Te decía que este es Park Jimin, mi mejor amigo. ¿Ya lo conocías?

El castaño asintió y el rubio lo confirmo.

─Hyung, comparto artes escénicas con Jungkook, aunque no hemos hablado. ─ Señaló llevando su mirada del joven castaño a su mayor─ No sabía que tu lo conocías.

Pero Jungkook no pudo escuchar más gracias a que, nuevamente, su mente se perdió.

─Okey, insisto, tienes que ir a tu casa y descansar Jeon─ Le reprimió Hoseok al ver que, otra vez, el chico les había dejado de poner atención y ahora estaba a punto de caer dormido en pleno patio.

─No, está bien, soporto una clase más.

─No, no la soportas, tienes que irte.

─Pero...

─Jungkook─ Y los ojos recriminatorios del pelirrojo le hicieron dejar de insistir.

─De acuerdo─ Aceptó reprimiendo un bostezo─ ¿Me dices que habrá de tarea?

─Sip ¿Te doy mi número de celular?

Y después de anotar dicho número de teléfono y también el de Jimin, pues estaba de insistente en que deberían formar un grupo de chat o algo así, salió casi que corriendo de la escuela y se dirigió con la misma velocidad a su homestay.

¡Carajo!

Otra vez esa maldita sensación al llegar al jardín de la casa. Alguien lo observaba, pero en dond...

Ya.

Un escalofrío recorrió su espina dorsal al mirar hacia la ventana de la habitación contigua a la suya y ver como una silueta de un hombre recorría las cortinas rápidamente para no ser descubierto en su intento de espionaje.

—Ese hijo de...

Cegado por el cansancio y sin saber qué es lo que estaba haciendo exactamente Jungkook se apresuró en entrar a la casa y subir los escalones a toda velocidad sin ni siquiera molestarse por cerrar correctamente la puerta de entrada.

¿Que tenía una extraña enfermedad?
En ese momento al menor le importaba un carajo que el chico tuviera una enfermedad, él no iba a tolerar que alguien lo espiara como si fuera la víctima de un completo lunático perver...

Pervertido.

—¡Te vi!—Gritó golpeando con brusquedad la puerta—¡Te vi! Maldita sea, deja de hacer eso. No se lo que te pasa, o que enfermedad tengas, pero luces como un maldito pervertido, ¡Así que deja de hacer eso! ¡Deja de acosarme! ¡Déjame dormir tranquilamente! ¡Déjame vivir en esta casa en paz!

Y completamente necio e irritado debido al sueño que había estado arrastrando ya hace un par de días, dirigió sus pasos a su habitación, dio un portazo y se echó en la cama.

Sumergió su rostro en la almohada y gritó completamente superado, soportando el molesto dolor que había invadido en su cabeza.

Dormir, era lo único que el menor ansiaba en esos momentos.
*
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16/01/2020: <3

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