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(No al spoiler)

⊰✩⊱


Una mañana tranquila, como cualquier otra.

La soledad de las calles de Busan era la muestra perfecta para dar a entender que todo ciudadano que ahí residía, se encontraba fuera de la pequeña ciudad disfrutando los últimos momentos del último fin de semana de las vacaciones de verano. Vacaciones que en poco más de 3 días acabarían y darían lugar a un nuevo ciclo escolar para aquellos niños, adolescentes y jóvenes que se encontraban en plena formación de un gran futuro. Las calles solitarias, el cantar de los pájaros apenas despertando, el sol asomándose lentamente iluminando todo a su paso y... un grito que perturbó probablemente a toda la ciudad.

─ ¡Jungkook vamos, se te hará tarde!─Voceó una mujer de cabellos castaños y cara de muñeca para después tocar repetidas veces la bocina del claxon que yacía frente a ella─ Si no sales en 5 segundos, apago la camioneta y a ver cómo le haces para irte al aeropuerto... ¡Jungkook!─Y ese último grito fue el que logró espantar a una bandada de pájaros que disfrutaban del amanecer, brincando de un lado a otro sobre un gran árbol, el cual, se encontraba muy cerca del vehículo en el que se encontraba aquella mujer.

— ¡Ya voy, ya voy!—Salió por fin el chico de nombre Jeon Jungkook cargando, a cómo podía, un montonal de maletas.

─ ¡Muévete cariño!

—Ya sé Mamá, ¡No seas desesperada!

La mujer volvió a sonar el claxon un par de veces más y contestó—Llevo 1 minuto con la camioneta encendida ¿Cómo no quieres que me desespere?

El castaño bufó para sus adentros y sonrió algo superado por la actitud, un poco exagerada, de su madre.

— ¿Llevas todo?—Preguntó Jeon Hee Sook a su hijo una vez que este subió al vehículo.

— ¡Yep!

— Libros, papelería, cepillo de dientes, ropa de cama, ropa interior...

— ¡Mamá! ¡Sí! empaqué lo necesario...

—Contigo nunca se sabe, eres muy despistado cariño—Señaló la mujer y el chico no tenía argumentos para luchar en contra de tan acertada verdad.

Después de un largo camino de su madre cantando a todo pulmón las canciones de Vaselina, y él haciendo los coros, llegaron al lugar de destino. El castaño bajando apresuradamente, y Hee Sook siguiéndole el paso a como podía. Ambos documentaron el equipaje y en cuestión de minutos, el chico, ya se encontraba en la fila para abordar el avión.

— ¡Te amo!—Chilló la señora Jeon a lo lejos, mientras limpiaba discretamente un par de lágrimas que habían escapado cuando dio a su hijo su último abrazo, antes de dejarlo ir— ¡Recuerda marcarme cuando llegues!

— ¡También te amo, mamá!─Gritó Jeon sintiendo su corazón oprimirse cuando las puertas de metal se cerraron frente a él─ Okey. Respira Jeon, esto es para mejor... todo es para mejor.

Lo cierto es que aquel chico apuesto de ojos cafés y cabello castaños dorado, conocido y sobresaliente en la escuela por su gran capacidad de baile, había recibido una invitación con beca del 100% para estudiar en una de las más prestigiosas universidades de artes en Seoul. Exacto, todo completamente gratis, y bien su suerte no pudo ser mejor, al momento en que dicha universidad le ofreció la oportunidad de hospedarse en un homestay de gobierno junto con una común y amorosa familia.

Al llegar a la capital de Corea del sur, el chico no tardó en sacar su teléfono y tomar fotos de todo lo que cruzaba por su camino.

Seoul era increíble.

Su primera parada fue en la dichosa universidad de artes, donde comenzó a realizar todo el papeleo para la entrega de su beca correspondiente. Estuvo de ventanilla en ventanilla, de piso en piso, de edificio en edificio, hasta que por fin todo tipo de trámite acabó. Eran pasadas de las 3 de la tarde cuando su estómago comenzó a rugir más fuerte implorando por algo comida, salió de la institución y encaminó sus pasos a aquel mini súper que había encontrado de camino a la universidad.

—Sí, Mamá, ya me encargue de todos los trámites...—Contestó a la mujer que se encontraba al otro lado de la bocina de su teléfono celular, mientras tomaba su mochila de la pequeña mesita que tenía en frente y se disponía a salir del Seven—Sí, sí, recién acabo de terminar de comer...─Esperó por la pregunta de su madre y contestó─ Ramen.... Mamá claro que eso si es comida... no, no, estoy tan flaco como para que me digas... ¡mamá!—El castaño suspiró mientras frotaba su cien completamente superado—Okey, okey... Si, prometo que comeré más sano a partir de ahora... Nop, nada de chatarra... ¡mama! ¿Cómo puedes pensar eso de mi?... de acuerdo al ratito hablamos... Y claro que si te quiero, ¡no seas exagerada!... adiós mami— Para cuando terminó la llamada ya tenía dibujada una enorme sonrisa en su boca. Aunque hablar con su madre en ocasiones era estresante, eso era lo que más le alegraba el día.

Después de terminar la llamada y abrir la aplicación de "Maps" escribió en dicho buscador la dirección que el gobierno le había asignado como su homestay.

Según lo que él sabía o, más bien, según las especificaciones que investigó en Internet, el hogar se encontraba a unos 15 minutos de la universidad, por lo que el transporte no sería problema alguno. La casa lucía grande en las imágenes puestas en la página y según recordaba una familia de 4 integrantes vivía ahí. Una madre, un padre y dos jóvenes con edad similar a la de él.

Con las maletas aún en mano, porque si, todo este tiempo había cargado con todo su equipaje, se apresuró a tomar un taxi que lo ayudó con el transporte de él y sus tres valijas, a su homestay. Le dio la dirección al chófer y en menos de 10 minutos ya se encontraba frente a la puerta de aquella enorme y hermosa casa. Definitivamente el hogar lucia mucho mejor que en las imágenes de Internet.

Nervioso, tratando de luchar con los temblores de sus manos y el sudor de su frente, Jungkook extendió su mano derecha para poder presionar el botoncito del timbre que se mostraba frente a él. La puerta se abrió al cabo de segundos dejando ver a una hermosa y amable mujer de cabello rojizo y piel extremadamente blanca.

— ¡Hola!—Expresó dicha mujer, al mismo tiempo en el que dibujaba una sonrisa en su rostro— Eres Jeon Jungkook ¿cierto?─Adivinó y el mencionado asintió tímidamente.

—Buenas tardes─ Logró articular apenas.

—Oh, vamos, ¡Pasa!─ La pelirroja abrió la puerta de par en par, para que de esta manera, el castaño y sus valijas pudieran entrar sin problema.

Jungkook entró con pasos lentos, y como si de un pequeño entrando por primera vez al jardín de niños se tratara, observó con detenimiento y admiración el interior del hogar. La sala de estar era grande, 3 veces más que la estancia de su casa, las paredes blancas presumían una exótica decoración color chocolate, grandes sillones de piel del mismo tono oscuro y una plasma que podía adivinar era de más de 55 pulgadas. Las repisas no contaban con fotografías, en su lugar, había figuritas de porcelana y más objetos de decoración.

—Siéntete como en casa Jungkook—La voz de la mujer le hizo despertar de su ensoñación—Ven, te mostrare tu habitación.

La mujer caminó escaleras arriba y Jungkook se apresuró a seguirla intentando cargar todas las maletas a su vez. El segundo piso contaba con una pequeñita estancia que presumía un sofá y una mesita con un florero como adorno. Siguiendo de frente aquella área, un largo pasillo se posó justo frente a sus ojos, pasillo que llevaba a los dormitorios del hogar.

—Este será tu cuarto—Señaló la pelirroja mientras se dirigía y abría la puerta de la primera pieza. La habitación de invitados.

El castaño formó una "o" con su boca al momento en el que la puerta abierta dejó ver el interior de su nueva alcoba.

Dicha habitación estaba perfectamente iluminada gracias al gran ventanal que dejaba entrar los rayos solares desde afuera. La cama que se apreciaba perfectamente tendida al centro del gran espacio, era de tamaño matrimonial; a un costado de esta, había una mesita de noche adornada con una lámpara y un reloj. En una de las esquinas lucía lo que al parecer sería su armario y justo a un lado un escritorio con un archivero y una portátil encima, sin embargo lo que más le emocionó fue ver que la habitación tenía una puerta, aparte de la entrada, la cual le daba acceso directo a un baño propio.

— ¿Te gusta?—Cuestionó la mujer a quien se había quedado boquiabierto admirando el lugar.

— ¡Sí!—Expresó con la emoción floreciendo en su piel— ¡Me gusta mucho!

—Me alegra Jungkook.

—Muchas gracias por todo, señora amm...

—Kim—Terminó la pelirroja en una amable sonrisa—Me llamo Kim Young Mi, pero, si estás de acuerdo, puedes llamarme señora Kim.

— ¡Claro! gracias señora Kim.

—Bueno, ¿por qué no acomodas tus cosas mientras voy y preparo la cena?—El chico asintió una y otra vez como respuesta mientras que la mujer hacia ademan de salir— ¡Ah! y Jungkook...—Se giró a él repentinamente—La puerta del fondo del pasillo, yo... me gustaría que no entraras ahí—Señaló—Velo como la única regla de la casa.

—Descuide señora Kim, no me acercaré ahí si así lo ordena—respondió y solo de esa manera, la pelirroja pudo dejar la habitación tranquilamente.

Las horas habían pasado rápido aquella tarde con Jungkook ordenando su ropa en su closet y pegando sus posters en las blancas paredes, dándole así en cada detalle, un toque de su esencia a la ex solitaria habitación.

Por la ventana ya no entraba luz solar, al contrario, la oscura noche se asomaba por el cristal y Jungkook no tuvo necesidad de ver su reloj para saber que el día había acabado y la noche había llegado.

Un llamado a su puerta se escuchó y el castaño dejó a un lado todo lo que estaba haciendo, para poder apresurarse y abrir.

— ¡La cena está lista!—Anunció la mujer que entraba con una charola a la habitación.

El castaño observó, extrañado, la escena donde la señora Kim depositaba el plato de alimentos en el escritorio junto con un vaso de lo que al parecer era jugo de naranja.

—Uhm... ¿Ce-cenaré en mi habitación?

—Claro, pensé que te sentirías más cómodo que en el comedor.

—Oh, pero yo supuse que sería bueno mh... conocer a la familia.

La mujer lo miró interrogante— ¿La familia?

—Sí. B-bueno, yo vi que eran cuatro personas en esta casa...—Musitó tímidamente.

— ¡Oh ya!—Young Mi cayó en la cuenta a lo que se estaba refiriendo su huésped y respondió— ¡Claro, mi familia! Verás, mi esposo fue transferido temporalmente a Daegu por su empresa de trabajo y mi hijo mayor estudia en el extranjero...—Explicó

─Ah, ya veo─ Asintió comprendiendo, aunque quedándose con una última incertidumbre que no dudó en aclarar─ ¿Y su segundo hijo?

Los ojos de la mujer se abrieron un poco antes de comenzar a viajar su vista por alrededor del lugar. Inquieta.

—Ah, mi otro hijo, mh...—Titubeó, rascando la parte trasera de su cuello, dudando si sería bueno decir la verdad o no—Él no... no está aquí—Terminó por decir.

El chico simplemente asintió (en su ingenuidad) satisfecho por lo escuchado—Entiendo, entonces...─ dirigió sus pasos hacia el escritorio─ Cenaré aquí. Muchas gracias por la cena señora Kim.

—De nada cariño, provecho—dijo la mujer antes de salir de la habitación.

Jungkook suspiró sintiéndose algo solitario dentro de esas casi blancas paredes. Tomó los palillos y se dispuso a cenar el Kimchi que le fue entregado como cena.

Bueno, era cuestión de adaptarse a dicha soledad ¿no? era cuestión de adaptarse a esa bonita casa y a su amable dueña. En realidad, Jungkook no tenía nada de qué quejarse de su nuevo hogar, dejando afuera la falta de compañía, su Homestay era espacioso y agradable, tenía su propia habitación, y su propio baño, y con la señora Kim rondando por ahí no había algo que le pudiese faltar.

Jungkook definitivamente se había sacado la lotería al ser asignado en ese lugar.

Así que llámenlo exagerado igual que su madre, pero no habían pasado más de cinco horas y Jungkook ya sentía que amaba su Homestay.

Ese fin de semana, el menor solo se limitó a arreglar su habitación, escuchar música y a prepararse para la siguiente semana, la cual sería grandiosa para él, pues el ciclo de clases por fin comenzaría.

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Empezamos de nuevo <3

No olviden llenar los párrafos de comentarios👀

ILY



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