✧ 6
Me escondo detrás de las cortinas, con el pelaje erizado y el corazón acelerado, temeroso de que sospechara que soy un híbrido.
No recuerdo haberlo visto en ningún lado...
Me giro completamente mientras me pregunto qué demonios fue eso, y veo algo moverse de reojo.
—¡Boo! —susurra alguien, haciéndome dar un respingo y aumentando mi irritación—. Está bien, lo siento... —ríe mientras se frota la toalla sobre el cabello—. ¿Qué pasa?
Abre la ventana y saca la cabeza, curioso. Cierro los ojos tratando de recordar al sujeto. Aparte de su aspecto intimidante, algo centelleante llamó mi atención: una cadena dorada, casi imperceptible, colgaba de su pequeño bolsillo.
—Pareciera que hubieras visto a alguien de tres cabezas, jajaja.
Ignorando su último comentario, vuelvo a mirar por la ventana a pesar del miedo que me carcome. Busco en la acera, en los bancos, en las casas con tenues luces aún encendidas e incluso en algún vehículo, pero no hay nadie.
Absoluto silencio.
Siento las manos del humano alzar mi cuerpo, y me dejo cargar sin resistencia.
Mis patitas sienten la suave superficie, y reconsidero descansar un rato. Amaso la cama, sin ningún motivo aparente, y me tumbo sobre su cama tratando de buscar la posición más cómoda.
Lo veo cerrar el ventanal y las cortinas antes de caminar en mi dirección.
—Tal vez quieras escapar, pero debes recuperarte primero.
De hecho, solo por eso estoy aquí.
Cierro los ojos e intento recordar cuando fue que me hice esa herida, me resulta extraño no poder recordarlo.
Escuché minutos antes de que me echaran de allí que ya no les servía por esa herida que me hicieron, que ya no era "bonito" ni mucho menos "tierno" para esos "futuros compradores". Nunca llegué a entender a lo que se referían, pero salir de allí fue lo mejor que me pudo haber pasado. No me hubiera gustado para nada que Jimin, aquel tierno chico gato de baja estatura que conocí el día que intenté mi primera fuga, se hubiera quedado allí.
Luego de darle muchas vueltas al tema en mi cabeza, con mi ineficiente cerebro gatuno a punto de explotar, un vago recuerdo pasa por mi mente.
El sonido de unas cadenas, una mano huesuda acercándose cautelosamente mientras sostenía una especie de... ¿trapo?, además de esos conocidos labios agrietados y esa piel pálida...
—¡Pequeño!
Qué insoportable...
Irritado, me levanto con dificultad y, sin perder su atención, empiezo a dar arcadas intencionales.
Su cara de pánico me hizo la noche, y sin querer lo hago correr por toda su habitación mientras grita "¡¿Dónde estan los baldes?!".
Detengo mi show y me recuesto nuevamente para acicalarme tranquilamente.
Lo veo correr hacia mí como si su vida dependiera de ello, casi cayéndose mientras busca desesperadamente mi posible bola de pelos recién regurgitada de mi lindo estómago.
Le dedico una mirada cómplice, y él solo atina a mirarme con los ojos entrecerrados y desconfiado.
—Así que te crees muy graciosito, ¿no? —deja el balde a un lado y me observa de cerca—. Tienes una personalidad un tanto curiosa para ser solo un gato.
Levanta la sábana casi haciéndome rodar hacia el suelo, de no haber sido por mis garras que lograron sujetarse a la tela.
—Me la debías, eh.
Me deslizo hacia el suelo y miro a todos lados buscando donde podría dormir.
—¿A dónde vas? Ven, dormirás conmigo por ahora, no te compré una cama aún y pero tampoco dormirás en el piso, hace frío.
Me carga en contra de mi voluntad, y me acomoda en su cama.
—Buenas noches, pequeño.
—Buenas noches, estúpido humano.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro