1: Great Superhero
Estados Unidos de América es la nación más importante del planeta, donde más allá de lo pensable, lograba avanzar con pie firme en grandes campos de la ciencia y la tecnología. No solo era una potencia económica como política, era sobre todo una potencia militar. Y esto, cada día, parecía ser más claro por cada alba alzándose en el horizonte del Pacífico, donde el gran sol con su vestido raso brillaba a este país con bastante dulzura.
Los superhéroes eran algo que solo se había fantaseado hasta hace unas décadas y cuyo interés fue perdiéndose notoriamente hasta resurgir como nunca; ahora eran una realidad palpable en la punta de las manos con algo más que vigilancia, sino poderes. Habían distintos grupos de estos alienados por el fin de defender el mundo de cualquier mal. Pero no había ningún grupo que se gozase de la misma popularidad y tendencia como serían Los 7.
Héroes que salían en todo tipo de marcas, comerciales, escapartes, tiendas...y con una estrella realmente americana como máxima representación: Homelander. El mismo tenía la bandera ondeando en su espalda, en donde sea que esté volando, repartía paz con su sonrisa esperanzadora en cada niño y niña del mundo.
-¡¡Mi pie se atoró!!- gritó un joven en el tránsito, que debido a su falta de sabiduría aceleró imprudentemente. Un estropicio producido por su falta de carácter o conciencia madura. El chico estuvo a punto de chocar contra una madre y su bebé en la vereda, estaba tan solo a unos 20 metros cuando apareció la figura del superhéroe "Homelander" para alegrar al conducto y salvar dos vidas inocentes. Homelander se interpuso entre el auto y las dos víctimas inocentes, haciendo que el conductor salga volando de su asiento (pues, además de no saber frenar ni andar lento, menos atinó con el cinturón de seguridad) y se estrelle contra una pared de ladrillos. El impacto fue tan fuerte que se rompió su cráneo, se escuchó la ruptura de su espalda y algunos dientes salieron volando del impacto. El joven piloto del coche resultó mortalmente herido, pero no impidió a Homelander como figura número uno en cada televisión americana al salvar a una pequeña familia.
-Gracias, gracias...- decía el héroe al escuchar alabanzas y elogios- no me agradezcan, solo hago mi trabajo. Frenar el mal, salvar al mundo del cáncer, y no olvidemos de los extranjeros- algunos televidentes se ríen; los espectadores hacen eco de sus voces. El típico humor "irónico" de Homelander en cada tercera línea de cada diálogo suyo hacía de su "personaje" más icónico, gracioso, un chiste mismo contra los progres que creen que el humor negro no es gracioso sino un odio disfrazado. Pues que aprendan la verdad de que es solo ironía, gracias al mejor superhéroe de América y del mundo.
-Pero, señor, ¿qué piensa del joven que terminó herido?
-Fue tarde para él, aceleró demasiado y...- hizo un gesto de dolor, una mueca de tristeza actuada- lo siento mucho, creo que no fui lo bastante fuerte, lo bastante veloz, ni lo bastante audaz...lo siento por fallarlos- pasó una de sus manos a los ojos, y como una caricatura, pasó un dedo suyo por encima de su ojo al fingir una lágrima agria.
-Tranquilo, apreciamos tu honestidad y que, bueno, nos abras tu corazón- dijo el presentador, a lo que el público respondió con un "Awww" totalmente meloncoso. Homelander sonrió con más fuerza, creándose unas arrugas en la cara y una dentadura exageradamente exhibida.
-Eso es tan...- se ve que aprieta sus dientes, pero no mucha gente le da importancia- lindo de tu parte. Gracias, muchas gracias por ver lo que hago. Digo, por escuchar lo que hablo.
Así, el patriota superheroico termina el largo diálogo saliendo por la salida de emergencia, sin cesar su endiablada marca sonriente hasta salir de los reflectores y de las vistas de otros. Tan pronto como lo hizo, en el largo pasillo que conducía a la salida, cambió velozmente la cara contenta con una de sumo asco y desagrado.
- Joder, que maricon fue ese pendejo de mierda- arremetió Homelander, quien por fin salió fuera y se enmarcó en su cabeza el volar hacia la base- Que puton. Le he dicho que no me haga esos mierderos diálogos en televisión y no me hace caso. ¿¡Quiere que lo mate!? Maldito calvo chupa penes de...
Llegó a la base de los siete en corto tiempo, escupiendo al piso de la rabia. Homelander fue recibido por la secretaria de los siete, quien cargaba su agenda en mano y una ropa propia de secretaria.
-Señor, bienvenido a...
-Ahorrate tus mamaderas- le contestó descaradamente- ¿Cuántas veces te he dicho que REVISES los contratos a esos gilipollas? No quiero PUTAS cursilerías cuando estoy en televisión internacional, ¿¡ME HAS ENTENDIDO!?- gritó con ira y brillando sus ojos de rojo.
La secretaria bajo la mirada, tartamuda y temblando un poco.
- Perdone, no lo volveré a hacer, yo...
- Más te vale, porque si no...- Homelander acerca su boca a su oído- Tendré otra mujer acabada en mi cama- toca su hombro, con una ligera fuerza que atormenta el todo y su otra mano pasando cerca de su ombligo, hasta finalmente dejar a esa mujer de lado en una aterradora sensación de mortalidad.
Desde que él era el lider de Vought Internacional, todo era una aterradora situación que aparentaba sobre la superficie una decencia minimalista, en vez de la opresión mundial que Homelander ejercía sobre otros superhéroes y presidentes del planeta. Mató a los anteriores líderes tras una disputa y culpó de ello a un ataque terrorista. Manipuló la situación para verse a sí mismo como el líder ideal autenticamente perfecto, incluso con una perfección más fingida que la ya proyectada desde antes. Era una imagen pulcra donde siempre hallaban un justificante que, a la larga, defendía sus acciones y eran aceptadas por un público totalmente grato ante la percepción compartida de su símbolo nacional. Había actuado a favor del país en la guerra de Irak por amor a Dios, ¿acaso no era digno de ser alabado? Solo los iraquíes que acusaron al héroe nacional de falsos asesinatos y violaciones masivas pretendían ensuciar su imagen. Pero Homelander era divino, intocable, lo veías ahí volando en el cielo con su larga capa y una imagen principesca, de la realeza o de los mismos dioses. Homelander vendía su lucha como la lucha por la ciudadanía, por la seguridad, y la gloria de América. Cuando solo era su lucha, la de un hombre exhibiéndose por encima de Alejandro Magno y Napoleón Bonaparte.
-Reunión de Equipo- anunció en un altavoz, a lo que todos los integrantes de los 7 no esperaron ningún otro pitido. Estaban ahí sus cuerpos incluso antes que sus almas. Tenían un cuerpo tan recto y estrecho que hacía difícil saber si eran humanos o estatuas. Las chicas vestían autenticamente austeras, a penas tenían ropa ni muecas en su rostro. Una de ellas pareció ocultar en su rostro algunos moretones.
Esto no hacía que los chicos estuviesen mejor. Al contrario, uno de ellos tenía expuestas sus branquias, en contra de su gusto; manteniendo un rostro muerto de misma categoría. Otro estaba con ropa para que Homelander pudiese verlo. Y el único salvable era cierto hombre de ropa negra, que ocultaba todo su cuerpo como para decir si estaba bien o no.
-Caballeros y Damas...- dijo Homelander, mientras caminaba de un lado a otro- Los he reunido aquí porque me he dado cuenta de algo terrible. Verán, llevamos varios meses...¡Con putos accidentes de coches!- gritó eufórico- He estado pacientemente a qué apareciese cierta amenaza terrorista, algún chalado que se ponga a robar bancos o alguna huelga feminista para actuar. Pero no he, bueno...- golpea sus palmas entre sí, entonando un aplauso- visto nada. ¿Puede alguien decirme, porqué mierda NO hay nada?
Hubo un momentáneo silencioso. Escalofríos y salivas bajaron por la laringe. Solo pudo Queen Heave respirar profundo, siendo ella la más valiente y habladora, la única en poner un pie al frente.
-Los..."criminales" ya saben que no es buena idea actuar contigo al mando. Temen morir.
-Puff, ¿Morir? Por favor, ellos deberían saber que primero los dejaría parapléjicos. Si no quieren morir, no irse a rincones oscuros. Es su culpa por no dejarse ver por nadie más.
-Ya...el punto es que eso es lo que pasa. Saben ello y se ocultan.
-¿Y nadie aquí ha pensado que necesitamos una solución?- gritó Homelander, reclamando- Ustedes también necesitan acción, adrenalina, una buena pelea, un nuevo combate que cree teorías de mierda en internet...no podemos quedarnos así ¿capiche?- risito, lanzando una sonrisa espeluznante que no dejaba saber si era más amable que de costumbre o más agresivo- O solo seres un grupo de maricones disfrazados...y unas prostitutas- lanzó una mirada despectiva a las chicas, aunque fuese él quien obligase esos trajes- así que, ¿alguien tiene algo?
- Y si...- chasqueo su boca el superhéroe "Profundo", encontrando las palabras exactas balanceándose entre sus labios-...¿Creamos nuestros propios villanos?
Homelander sonrió, sacando su dentadura en exposición y caminando de lado a lado.
-Oh, my deep...¿qué estupidez es esa?- sostuvo, sujetando su hombro con ironía- ¿eh, colega? Crear villanos es molesto, estúpido, y encima ya están muy sobresaturados. ¿Qué quieres?¿Qué tengamos riesgos de saturación de cárceles?¿qué cada estúpido que sea creado tenga algún traje y origen hilarante?...me suena convincente- relajó su mano, aliviando al héroe Profundo, relajando su expresión facial tensionada a una atenuada- Por fin haces algo útil. Pues bien, hagámoslo. Cada uno tendrá algún que otro villano, yo que sé, alguno que tenga poderes de águila u otro de dildo, cualquiera sirve.
-Pero, ¿cómo se van a crear?- preguntó Queen Heave.
-Prisioneros, mi querida guerrera, las inmundicias que a nadie le importan, y que no tendré problemas al exigir su uso. Has sido brillante, muchas gracias. El resto ha sido profundamente decepcionante. Enserio que me dan asco, se quedarán sin pulpo.
-¿Pul-pulpo?- preguntó Profundo, consternado.
-Bueno, es tu premio. Conseguiré un pulpo para que satisfagas tus gustos nada criticables, mi querido amigo- sonrió con malicia, mientras se reía por lo bajo- Para que veas que mi amistad premia. En fin, gracias por nada y pónganse a trabajar...excepto Queen Heave, me gustaría que me ayudaras a escribir un amoroso poema.
No hacía falta sentir los escalofríos de la heroína para saber el mortal problema del que tenía que hacer frente. Le provocaba solo arqueadas tener que hacer...eso. Ese algo totalmente humillante y denigrante, pero que respondía al final como única respuesta posible. Así, Homelander la guió al cuarto de ella, no de él, cerrando las puertas en una sentencia penitente.
.......
.....
Mientras, a los laterales de tal edificio, un rascacielos de misma envergadura era el lugar perfecto para una periodista, quien sostenía un café mientras usaba una cámara para intentar captar cualquier irregularidad. Las vistas del edificio entero de la organización superheroica eran de las mejores de toda la ciudad, disponiendo de acceso visual a los altos mandos de arriba con solo un pequeño artefacto con visión aumentada. O eso sería el idealismo de dicha mujer, estropeado por el complejo sistema de seguridad de la torre de los siete con vidrio compacto. Pensó que era una buena idea subir tantos pisos pagando un destacable plato de primera clase que no era, realmente, su gusto gastronómico. Las conchas se iban a quedar en el platero como espectadoras sin invitación, mientras la señora guardaba su artefacto eléctrico en el bolso y dejaba a la exasperación apoderarse de su cavidad pulmonar. Tantas opciones había intentado y aún no había encontrado algo que sea lo bastante explícito para tener a Homelander bajo peligro. No bastaría una mera acusación; porque una acusación básica solo supondría una plática en los tribunales, lo cual daría tiempo al falso héroe de Estados Unidos a silenciar su voz. No, ¿qué estaba diciendo? Daría tiempo para que todo el país la silenciara y muriese en el apagado mundo en el que vivía ahora, donde la libertad se estaba esfumando a cada paso.
Había pruebas que formarían montañas sobre sus crímenes de guerra en la guerra de Irak, solo que nadie quería darle la misma veracidad ni credibilidad a tales imágenes por ser personas "malvadas" contra el gobierno estadounidense. Ello, o una implicación más peligrosa de la contribución nacional a tales crímenes de guerra. Si tuvieran que aceptar que ellos apoyaron una guerra con tales matanzas ¿quién no más callaría y fingiría ser el héroe?¿apoyando a quienes trabajaron en eso?.
Vienen a sus mentes las escenas de la contienda. En Irak, filmó decenas de muertes grotescas. Las grabaciones no solo tenían que ser imágenes...tenían que ser voces, llamadas de muertos, manos arrastrando al cabron de Homelander al infierno. Ella se sostenía en solitario en esta contienda, donde ella estaba sola para enfrentar a tal monstruo...ese país.
Su única baraja era filmar algo perjuicioso en pleno New York. Algo que no se pudiese excusar en "era necesario para la seguridad nacional". Debía de encontrar algo, algo...
Fue en esos instantes que se levantó de la mesa, revisó sus apuntes y decidió descartar ese punto de vista como posible lugar de hazañas. Iba a tener que buscar en un lugar problemático para su puesto, pero necesario para su misión.
-La cuenta, por favor- pidió amablemente al mesero, antes de seguir su camino hacia el sendero de un final para unos héroes, y el comienzo de otros.
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