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17

Encontramos a JiMin.

Al escuchar las palabras, JungKook se levantó de golpe de su cama y sobresaltó a Pequeñín, quien dormía a su lado.

— ¿Qué? ¿Dónde? Hwasa... — balbuceó sin sentido, moviéndose en su cuarto sin dirección alguna. Pequeñín lo observaba confundido desde la cama.

— Te enviaré la dirección pero debes venir ya, JungKook, es urgente. — Hwasa dijo y JungKook se congeló en el lugar. — O no sé si adelantarnos nosotros y llevárnoslo pero estoy segura de que no estarás tranquilo si no eres tu quien lo lleva y-

— Hwasa, ¿JiMin está bien? — preguntó con un nudo en la garganta.

— Lo encontramos debajo de un puente y... está mal, JungKook, muy mal.

— No se muevan de allí.

(🍒)

El auto negro de JungKook se movía con velocidad por la carretera y el ojinegro no podría estar más angustiado. Llevaba mucho tiempo de no sacar su auto dado que el tráfico de la ciudad era siempre excesivo, así que prefería caminar.

Por lo tanto, su angustia se daba a que cada cien metros se atoraba en una pequeña presa de autos.

Pequeñín iba en el asiento de copiloto e iba extrañamente tranquilo, como si sintiera la urgencia de la situación.

Aun con la intermitencia del viaje, en quince minutos llegó a su destino.

Tan pronto estacionó el auto, alzó a Pequeñín y corrió con el cachorro en sus brazos hacia el puente que se encontraba en medio del parque que se ubicaba al borde de la ciudad.

Estaba corriendo tan rápido que sentía que iba a escupir los pulmones en cualquier momento. El sonido de sus pisadas contra el piso y el de su agitada respiración era lo único que podía escuchar, retumbando en sus oídos de manera aturdidora.

Hasta que pudo ver a lo lejos el puente y al lado tres figuras humanas, una de pie y dos en el piso. JungKook sintió que iba a vomitar justo en ese momento.

Corrió aún más rápido y cuando llegó al puente, casi que lanzó al pobre cachorro a los brazos de NamJoon, quien estaba de pie, y se lanzó al suelo, al lado de Hwasa, quien tenía abrazado al castaño, cubriéndolo con una gruesa cobija.

JungKook sintió que se moriría allí mismo al ver a su bonito con el cuerpo estremeciendo en temblores, con las mejillas hundidas, la piel pálida y los labios secos y rotos. Tenía los ojos cerrados e inhalaba con dificultad por la boca entreabierta.

Sin articular palabra, JungKook tomó al joven chico en sus brazos y lo apretujó hacia su pecho. Sentía como su corazón se estrujaba al sentir la respiración pesada del menor y su cuerpo empezó a temblar.

Estaba jodidamente asustado.

Sabía que debían llevar al ojiazul al médico inmediatamente, pero no podía evitar pegarlo a su cuerpo. Parecía como si se quisiera adherir a él y hacer de los dos, uno solo.

— Cariño... — Murmuró Hwasa y JungKook sintió como la peli negra le pasó en dedo por la mejilla. No se había percatado que estaba llorando. — Debemos llevarlo ya a un médico.

JungKook solamente asintió y se levantó aun con el pequeño castaño en sus brazos. Un sollozo escapó de sus labios al sentir lo liviano que estaba el chico; era como alzar un niño, no pesaba nada.

Caminó apresurado hasta su auto y Hwasa sacó sus llaves del bolsillo. Con ayuda de NamJoon, JungKook acostó a JiMin en el asiento trasero.

Escuchó como Hwasa le dijo una dirección de un hospital privado al que podrían llevar pero JungKook no podía quitar sus ojos de encima del chico acostado en su auto.

— Okay. — Dijo Hwasa con un suspiro al ver el estado en que estaba JungKook. Se volteó hacia su esposo y lo miró. — Yo llevaré este auto, tú lleva el nuestro y síguenos.

Con un beso, NamJoon se despidió de Hwasa y con Pequeñín en sus brazos caminó al auto. Ella empujó con suavidad a JungKook para que se sentara junto al cuerpo débil del castañito.

Como en un trance, JungKook se sentó al lado de JiMin y lo alzó por las costillas hasta dejarlo sentado y lo acurrucó a su costado, dejando la cara del menor recostada en su hombro.

Acercó su rostro y plantó un beso en la frente del ojiazul.

En ese momento JiMin abrió los ojos y JungKook sintió una ola de emociones golpearlo de pronto.

Volver a ver aquellos ojos azules rellenó un agujero que se había formado en su pecho.

Sintió como la vida volvía a su cuerpo, después de haberlo abandonado junto a JiMin hacía una semana atrás.

Sintió como su pecho se expandió y pudo respirar sin sentir que moría con cada exhalación.

— J-JungKook — empezó a susurrar JiMin con dificultad y JungKook sintió como sus manos temblaron al escuchar su voz una vez más.

— Shhh, no gastes energías bonito. — murmuró JungKook y plantó un suave beso sobre los labios resquebrajados del ojiazul. — Vas a estar bien.

JiMin asintió a como pudo y con dificultad pegó su cara al cuello del ojinegro.

Y así, con el chico moribundo entre sus brazos, fue como JungKook se dio cuenta de que JiMin era su verdadero hogar.

Y que necesitaba protegerlo.

(🍒)

Ya estoy feliz, tranquila y relajada.

A menos que..

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