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★彡[ᴘᴀʀᴛᴇ 3/3]彡★

Final
(primera parte)

💫

Al principio, cuando Beomgyu visitaba al pequeño Jaegun, Yeonjun mantuvo su distancia, mostrándose hosco e inaccesible. No iba a negar que era incómodo. Yeonjun vigilaba cada uno de sus movimientos y el descontento con su presencia fue evidente cuando lo atrapó múltiples veces observandolo desde lejos con el ceño fruncido.

Pero aún así el omega no se rindió.

Beomgyu estaba decidido a recuperar la confianza del alfa. Todos los días, se esforzaba por traer al menos una pequeña sonrisa en su cara.

Con persuasión persistente, gradualmente se acercaron cada vez más. El alfa finalmente logró mantener una conversación adecuada con Beomgyu sin caer en discusiones, e incluso pasaron horas jugando con el cachorro mientras disfrutaban de la compañía del otro.

El tiempo avanzaba, marchando al compás de cada mes que pasaba.

Las vacaciones en el jardín de infantes habían comenzado y Beomgyu asumió que su tiempo con Jaegun — y Yeonjun — había terminado. Entonces, se sorprendió cuando una mañana Yeonjun lo llamó debido a su ausencia, preguntando a qué se debía esto o si le había sucedido algo.

Ni su corazón ni su lobo debieron emocionarse.

Con una bonita lámpara como única fuente de iluminación en la habitación del niño, Beomgyu acariciaba suavemente los mechones ondulados de Jaegun a la vez que tarareaba una canción de cuna relajante.

"Hyung" — susurró con su voz cargada de somnolencia.

"¿Qué sucede, Jae?"

El cachorro se reincorporo en su acolchonada cama deteniendo las caricias que él omega proporcionaba en su cabeza.

En una muestra de su distintiva timidez, Jaegun se sentó en el regazo del mayor y jugueteó con sus diminutas manos antes de hablar "Hyung, ¿usted tiene un alfa?"— inquirió.

Al oírlo, Beomgyu se quedó en silencio durante unos minutos, negándose a mostrar sus sentimientos melancólicos "No, no lo tengo".

Emocionado, el menor sujetó las manos contrarias y preguntó: "Entonces, ¿Puede quedarse con mi papá y conmigo para siempre?".

Y como si fuera una señal, el sueño de su lobo terminó abruptamente y su cola comenzó a moverse vigorosamente de un lado a otro. El latido de su traicionero corazón latía furiosamente dentro de su caja torácica.

Beomgyu sintió un escalofrío mientras se preguntaba si los demás podían escuchar el fuerte latido de su corazón.

"Yo…"

"Jaegun a dormir"— una tercera voz intervino detrás de ellos.

Yeonjun se acercó al centro de la habitación y empujó levemente el cuerpo del cachorro para que este volviera a acostarse. Besó su frente con cariño y apagó la lampara quedando en completa oscuridad.

"Buenas noches, bebé".

"Buenas noches, papá".

Para evitar que el omega chocara con los muebles, el alfa lo tomó de la mano y lo condujo hacia la salida antes de cerrar la puerta detrás de ellos.

"¿Te importaría unirte a mí en el balcón para tomar una copa?"  preguntó, con la esperanza de aligerar el ambiente.

Sonriendo con aprobación, el castaño asintió satisfecho. Estaba aliviado de que, a pesar de que Jaegun ya estuviera durmiendo, no lo había obligado a irse.

[…]

"La noche es preciosa".

"Lo es" respondió sin desviar la mirada de un punto en especial en la oscuridad de la noche.

Mientras los ojos de Beomgyu seguían la mirada perdida del alfa, una punzada de tristeza pinchó su pecho, recordando las palabras del cachorro.

"Jaegun" carraspeó "me informó que su madre reside en la estrella del norte".

"De hecho, es exacto, su madre está allí".

Desconcertado, Beomgyu frunció el ceño confundido cuando Yeonjun ofreció una sonrisa serena en respuesta.

"¿Quieres saber la razón?"  —cuestionó vacilante, preocupado de que pudiera malinterpretarse su motivo.

Beomgyu asintió y él se llevó la bebida a los labios saboreando un sorbo antes de pronunciar una palabra.

"Cuando te conocí… Dios, lo recuerdo perfectamente ¿Cómo podría olvidar la noche que te conocí?… La noche que me enamoré de ti — hubo un silencio por parte de ambos. Yeonjun siguió observando la majestuosa creación que le había otorgado la madre luna y continúo: "Tus ojos son igual de hermosos que la estrella del norte. De hecho, seguían viéndose así todos los años que estuvimos juntos"

"Yeonjun…"

"Pero" — interrumpió — "la noche que me diste la noticia de tu embarazo, la luz de tus ojos pareció desvanecer, y esa oscuridad atormentadora continúo durante todo el embarazo".

La brillante sonrisa en el rostro de Beomgyu se desvaneció en un instante, y su lobo bajó las orejas en lamento.

Ahora entendía porque el mayor decidió llamarlo así.

"Lo siento" espetó de repente. "Sé que no quieres escucharlo, pero quiero decírtelo de todos modos; mi lobo y yo hemos querido decírtelo durante años".

"Entiendo".

No sabe de dónde sacó el coraje, pero Beomgyu colocó sus manos alrededor de las mejillas del alfa acunandolas e hizo que sus ojos se encontraran para que pudiera hablar correctamente "Te admiro mucho Yeonjun. Te esfuerzas tanto por Jae. A pesar de estar cansado por tu pesado trabajo, le das tiempo y dedicación, no dejas que se sienta solo y siempre hay una cálida sonrisa en tus labios para él.

Fascinado por sus palabras, Yeonjun no se dió cuenta de que su mano sostenía la cadera del castaño acariciándola con delicadeza a la vez que la distancia entre ambos cuerpos se acortaba cada vez más.

"Puedes odiarme, no me molestaré, me lo merezco" — y ese brillo que Yeonjun solía ver en su omega reaparece en su expresión arrepentida

O tal vez solo era él y los sentimientos que había decidido reprimir durante tanto tiempo. Aquellos al que su lobo le lloró día y noche oculto en la oscuridad de su habitación, cuando su máscara de valentía y fuerza se caía y Jagun no estaba ahí para presenciarlo ni sostenerlo con su inocente sonrisa.

Solo él y su lobo sabían cuándo había sufrido su alma al no tener a su omega a su lado.

"Solo quiero que me permitas estar a tu lado" la suave voz de Beomgyu lo trajo a la realidad, siendo inevitable no notar la cercanía de sus cuerpos "Es tarde, eso lo sé, pero yo quiero apoyarte en todo lo que pueda".

"¿En todo?" cuestionó llevando su vista a los rosados belfos contrarios.

"En todo" respondió ido "Incluso si alguna vez encuentras a un omega con el que quieras…"

Poco a poco la respiración de ambos chocaba contra sus rostros, las feromonas volaban por lo aires y sus pupilas se oscurecian cada vez más.

"Alfa…"

Había extrañado tanto aquel llamado. ¿Cuánto tiempo anheló volver a escucharla salir de los dulces labios del omega? ¿Cuánto tiempo había sufrido por su ausencia? ¿Cuánto tiempo había sufrido por culpa de la marca que los definía como pareja? ¿Cuánto tiempo…

Años.

Y el remordimiento lo golpeó tan duramente que aquella tensión que se había formado Yeonjun la rompió al instante colocando sus grandes manos sobre los labios del omega deteniendo cualquier intención que anteriormente haya tenido.

"Lo siento, creo que deberías irte".

"E-entiendo, volveré mañana".

El pelinegro suspiró y negó ligeramente con su cabeza "Es mejor que no vuelvas por un tiempo, se lo explicaré a Jaegun".

Beomgyu le dedicó una mirada hostil. Yeonjun no tenía porque reaccionar así. Lo que acababa de pasar fué solo porque ambos se habían dejado llevar por el momento.

"Dijiste que podía ver a Jae cuando quisiera".

"Lo sé, pero en estos momentos necesito aclarar mi mente y no quiero tu presencia en mi territorio ¿Me entiendes?"

"Tu territorio…" — murmuró, repitiendo más para él que para que Yeonjun lo escuchara "Así que aún no me perdonas".

"No" soltó de manera frívola y rápida.

No culpaba a Beomgyu, no podía hacerlo, no cuando él fué quien le entregó al amor de su vida, su hijo. Entendía claramente que fué culpa de ambos. Tal vez eran muy jóvenes y la causa de todo el sufrimiento que pasaron fue debido a la irresponsabilidad de dos jóvenes inmaduros e inexpertos. Pero lo hecho, hecho está y no es como si se arrepientiera de algo.

Yeonjun no sabía si el omega había sufrido por su ausencia, pero si él había decidido dejar de juzgarlo, creía que Beomgyu también debería ponerse en su lugar y comprender la razón por la cual él no podía perdonarlo. Porque perdonar significaba borrar y olvidar y él no podía hacerlo, por más egoísta que pueda sonar, no podía.

Beomgyu no dijo nada, solo dió media vuelta y se marchó.

Era lo mejor. No debería volver a albergar sentimientos por él.

Nuevamente lamento mucho la demora. El final está dividido, posiblemente en dos partes ya que se me hacía muy largo poner todo acá.

¡Gracias por leer!

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