Capítulo 1
— Vaya, Lexi —dice el estúpido casero mirando el dinero en sus manos—. No esperaba que lo consiguieses.
Le sonrío con sorna.
— Ha sido fácil. Sólo he tenido que hablar con... la gente adecuada.
Después me giro, siendo consciente de que ese cuarentón me está observando el trasero. Maldito pervertido.
Entro en mi piso pequeño y sucio con dificultad, ya que es bastante difícil por la falta de pomo. Es una larga historia, pero digamos que tengo suerte de que aún no se me haya caído la lámpara encima.
Hoy le he pagado al casero todo el dinero atrasado del alquiler que le debía, y debo decir que se siente bien. Aunque, bueno, ese dinero no sea técnicamente mío, si no del chico que está estirado en el sofá y viendo la reposición de algún partido de béisbol. Tina no me creería si le dijese que tengo a Cameron Dallas estirado en el sofá, seguro.
— Gracias de nuevo por el dinero, Míster Perfecto.
— Te odio —replica sin apartar la mirada de la televisión.
Creo que las palabras que más nos hemos dirigido en los dos días que lleva aquí son "Te odio", "Gracias por el dinero", "Vete a la mierda" y "Eres demasiado estúpido para tu propio bien". Sí, simplemente hermoso.
— No deberías odiarme. Es tu culpa estar aquí, fue bastante estúpido ir a un bar ilegal y creer que nadie te reconocería.
Aparta la mirada del partido y me mira con rabia.
— No me preocupaba encontrarme con una maldita chantajista. No era algo que tuviera en mente, ¿sabes?
— Y así has acabado. Pagándome las facturas y mirando reposiciones de partidos en la televisión.
Eso le enfurece aún más, pero a mí me hace sonreír con fuerza antes de irme hacia mi habitación.
— Por cierto —le digo antes de desaparecer por el marco de la puerta—. Necesitaré ochenta dólares para mañana. ¡Duerme bien!
Cameron se vuelve para mirar la televisión y no me contesta.
•••
— ¿Crees que este vestido me queda bien?
— Tina, a ti todo te queda bien.
Mi hermana pequeña mira la etiqueta y luego me observa frunciendo el ceño.
— No lo quiero.
— ¿Qué? ¿Por qué no?
Se nota que le encanta el vestido y es su primer baile de instituto, además de que le queda genial.
— Es muy caro, Lexi. No lo quiero, seguro que en mi armario encontraré algo que ponerme.
Sus palabras me duelen, me recuerdan que no es la primera vez que no puede hacer algo que le gusta por culpa del estúpido dinero. Pero eso se ha terminado.
— Tina, vas a sacarte el vestido y lo vamos a pagar, y luego tú te lo pondrás para el baile de inicio de curso y ligarás con muchos chicos, ¿de acuerdo?
— ¡Lexi! —exclama, poniéndose roja. Amo a mi hermanita y haría lo que fuera por ella, pero es muy divertido verla avergonzada.
— Vale, vale. Si eres más de chicas lo entiendo.
— ¡Lex, para!
Suelto una carcajada al ver la cara de Tina más roja que el propio vestido.
— Está bien, está bien. Sácatelo y lo pagamos.
Ella me mira con desconfianza.
— ¿No irás a robarlo, verdad?
Tina se siente mal cuando alguien roba algo. Una vez vimos a una chica de unos diecisete años a la que le robaron el móvil en medio de la calle y mi hermana fue hasta ella, le dio un abrazo y le regaló su chaqueta. Si ella supiese que la chaqueta también era robada...
— No, Tina, no voy a robarla. En el bar me han dado el sueldo antes y puedo pagarla.
Ella sigue con el ceño fruncido.
— Pero si con el sueldo de un mes en el bar no consigues pagar este vestido...
Mierda. Piensa Lexi, piensa.
— Ya, pero estaba ahorrando para tu... regalo de cumpleaños.
— Lex, mi cumpleaños fue hace dos meses y ya me diste un regalo.
— Tómatelo como un regalo de cumpleaños... adelantado. Muy adelantado.
Culpo esta excusa estúpida al hecho de no acabar mis estudios, definitivamente.
Tina, claro está, no se traga ni una palabra de lo que digo, ¿pero qué iba a decirle? ¿"Resulta que te lo puedo pagar porque le estoy haciendo chantaje a tu ídolo, el que por cierto ahora mismo está viviendo en mi sofá"? Comparado con eso mi respuesta ha sido más inteligente que Albert Einstein.
— Ya, bueno... No me he tragado ni una palabra, pero haré como que me lo he creído. Creo que el regalo de cumpleaños adelantado que yo te haré será una clase sobre excusas buenas y creíbles.
— Me parece un buen trato. Ahora paguemos y vayamos a desayunar, me estoy muriendo de hambre.
Mientras Tina vuelve a entrar al vestidor para sacarse el vestido mi mirada se dirige hacia una revista que está en un sillón en la que Cameron Dallas sale en la portada.
•••
— Creo firmemente que Cameron ha muerto.
Casi me río. Casi.
— ¿Y eso por qué?
— Lleva dos días sin subir fotos a Instagram, ni tweets, ni posts, ni actualizaciones... ¿Cómo se supone que voy a dormir en paz sin un tweet suyo en el que desee buenas noches?
Cuando el semáforo se pone en verde cruzamos, no sin antes mirar a ambos lados. Nunca me he fiado de los conductores en Nueva York, la verdad.
— Estoy segura de que Cameron Dallas está vivo, pequeña. Puede que esté aún con resaca después de una noche loca.
— Cameron no se emborracha. Él es mi ejemplo a seguir después de ti, ¿sabes?
— No creo que ninguno de los dos seamos un buen ejemplo a seguir.
Antes de que Tina pueda replicar llegamos hasta casa. Solo con verla un escalofrío me recorre entera, y los recuerdos vuelven a pasar por mi mente. Los alejo a tiempo.
— Bueno Tina, yo te dejo aquí y me voy. Buena suerte esta noche con el baile, estarás fantástica.
— ¡Espera! ¿Por qué no entras? Mamá y Josh están en casa, seguro que podrías salu... ¿Estás bien?
No entiendo a lo que se refiere hasta que veo que me mira la mano, que está temblando.
— Sí, estoy bien. No voy a entrar, pero gracias. Llámame después del baile o mañana por la mañana, y no te olvides de enviarme una foto tuya con el vestido, eh.
— Pero Lex, ¿por qué nunca quieres entrar en casa? Todas las hermanas mayores de mis amigas las ayudan a prepararse para el baile, me encantaría que tú también lo hicieras.
Haría lo que fuera por mi hermana, de verdad, pero la simple perspectiva de volver a entrar en esa casa me aterra.
— Siento no poder ser como las demás hermanas, pequeña, pero te aseguro que no necesitas mi ayuda para ser hermosa.
Le doy un beso en la frente y me voy. Antes de cruzar la calle veo que me mira con tristeza pero que me sonríe, y yo le devuelvo el gesto. Tina es la única que no sabe qué sucedió, pero es mejor así. Aunque odie dejarla en esa casa, será peor si no lo hago y, además, ¿dónde se supone que la llevaría? ¿A mi casa? No, ella se merece algo mejor que eso, y aquí parece feliz.
Tina es inteligente y muchas veces me pregunta "¿Por qué vives en el Bronx en vez de venir aquí con nosotros?" o "¿Por qué no tienes casi dinero y mamá y Josh no te dan del suyo?". En realidad, es normal que se lo pregunte. ¿Por qué alguien viviría en el Bronx y teniendo muchas deudas de alquiler en vez de venir con ella a Brooklyn y tenerlo todo pagado? Fácil.
Nadie quiere volver a la casa en la que la violaron. Y menos junto a la persona que lo hizo.
•••
Estaba soñando en... no sé, algo, el caso es que un ruido extraño me despertó a las cuatro de la mañana, procedente del salón.
Al principio pensé en dejarlo estar, seguro que era Cameron haciendo algo y no me preocupaba en lo más mínimo, pero después oí a alguien intentando abrir la puerta y supe exactamente lo que él estaba intentando.
Salí de la cama y me dirigí a mi propio paso hasta el salón y sí, efectivamente Míster Perfecto estaba intentando escapar de mi casa. Estúpido.
— Oye, si querías salir sólo debías pedírmelo, ¿sabes? Se necesita un arte para abrir esa puerta, y está claro que tú no lo tienes.
Se quedó completamente quieto por un momento, pero después siguió intentando forzar la cerradura.
Iba a dejarlo allí haciendo el memo toda la noche, pero el ruido no me dejaría dormir, así que opté por a su lado, apartarlo, y abrirle la puerta yo misma.
En ese momento se quedó pasmado, mirándome como si me hubiera vuelto loca. Creo que era la primera emoción que le veía expresar, a parte de la rabia y del asco cuando le dije que el baño no funcionaba y que debería hacer sus cositas en una bolsa de plástico. Era mentira, claro, pero la cara que puso fue demasiado divertida.
— Puedes salir si quieres, escaparte y todo eso. Yo por la mañana subiría esas fotos de la fiesta en las que sales guapísimo, no te preocupes, pero tú haz lo que quieras —le dije, sonriendo y señalándole la puerta.
Míster Perfecto me miró y luego miró la puerta, para agarrarla y cerrarla con el pie. Cuando la puerta se cerró con un fuerte sonido, nos quedamos en silencio, observándolos el uno al otro con desafío. Él fue el primero en hablar.
— ¿Cómo te llamas?
— Wow. ¿Ahora me hablas? Qué honor.
— Contéstame.
Sospesé en mi cabeza las opciones que tenía: si no le decía mi nombre todo seguiría igual, y si se lo decía podría denunciarme. Aunque no se atrevería a hacerlo, no con ésas fotos de él haciendo cosas que sin duda destrozarían toda su imagen pública.
— Lexi Frey.
— Bien, Lexi Frey. ¿Qué quieres de mí?
— Dios mío —bufé—. ¿Qué pasa, que cuándo me dabas tu dinero estabas drogado o qué?
— Yo no me drogo.
— Las fotos no dicen lo mismo, querido.
Cameron calló.
— A ver, Lexi, ¿tú tienes trabajo?
— No —no se me hacía necesario mentir—. Me despidieron del bar en el que trabajaba hace unos tres meses.
"El bar en el que tu hermana cree que sigues trabajando", me recordó mi conciencia.
— ¿Te despidieron porque chantajeabas a los clientes?
Idiota.
— No, me despidieron por pegar a un cliente.
Míster Perfecto encarnó una ceja.
— ¿Por qué lo pegaste? ¿Se negó a dejarte propina?
— Me tocó el culo cuando pasaba por su lado.
Aún recuerdo a ese hombre. Su personalidad me recuerda a la del casero, con la diferencia de que si pego al casero seguramente me desahucien. Y él no ha intentado nada físico por ahora, así que...
— Bien, Frey, tú no tienes trabajo, pero yo sí. Mi agente se está volviendo loco porque no subo fotos y me he perdido el rodaje para un anuncio.
— Ah, sí. La colonia para ser perfecto, ¿verdad? Qué desgracia —dije con sarcasmo. Él se fue enfadando cada vez más.
— No seas imbécil. De verdad necesito salir de aquí, si no lo hago no me pagarán y no podré darte dinero, ¿sabes? Mira, haremos un trato. Tú dejas que me vaya y yo a cambio te voy enviando una suma de dinero al mes. Es un buen trato.
— Lo sería si supiera cuando dinero necesito al mes, pero no lo hago, así que tú te quedas aquí. Aunque con lo de las fotos tienes razón —mi cerebro empezó a pensar en una solución rápida para eso, pero no la encontraba.
Necesitaba una forma de entrar en su vida pero sin que nadie sospechara, algo que explicase su actual ausencia... Bingo.
— Cameron, ¿tú tienes novia?
— ¿¡Qué!? ¡No! —dijo Míster Perfecto gritando, adivinando mis intenciones—. Ni de coña. No, no, no. La respuesta es no. Antes sube esas fotos que hacer esto. No, no y no.
Por favor, lo dijo como si yo quisiera eso. A mí me importaba el dinero y entendía que él no quisiese vivir con una chantajista por novia (yo obviamente tampoco querría), pero ¿qué otras opciones teníamos?
— Vaya. Tú sí que sabes subirle la autoestima a una chica.
— ¡No lo digo por ti, lo digo por mí! ¿Sabes que el hecho de no tener novia hace que las seguidoras comenten y den más me gusta? ¿Qué crees que pasaría si de pronto empiezo a salir con alguien, Frey?
— Sabes, creo que te preocupa demasiado lo que piensen los demás de ti y que eres bastante egocéntrico.
— ¡Mi trabajo se basa en eso, en lo que la gente piense de mí! —cada vez estaba más exaltado y furioso.
— ¿Ah, sí? ¿Y qué piensa la gente sobre tu total falta de autocontrol? —dije yo, empezando a cabrearme en serio. No me gusta que me griten, para nada, aunque el plan no me hiciese una mierda de gracia a mí tampoco y él tuviera sus razones para querer matarme.
Cuando dije eso, él me miró. Me miró en serio, escrutándome entera, pero no en plan pervertido. Lo hacía como si estuviera pensando, tramando e intentando encontrar algo.
Dos minutos después, volvió la mirada hacia mis ojos. Parecía haber tomado una decisión, pero era como si le costase decirla en voz alta. Al final, habló.
— Sólo quiero salir de aquí antes de que me caiga el techo en la cabeza —tomó aire—. Acepto.
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Les juro que mientras escribía este capítulo estaba como: odio a Lexi, la amo, la odio, la amo (como la canción xD). PEERO aún nos queda mucho MUCHO MUCHÍSIMO (jejeje) de ella por ver y por descubrir.
A Tina en cambio la amo. ES TAN SKDNDJDJ.
Se conocerá más a Cameron en el siguiente capítulo, tranquilos tigres, también hay Cameron para rato (papuh zuculento) Y BUENO, este capítulo era más para presentar a Lexi y sus razones (idk why pensé en 13 Reasons Why). Me deprimí, basta
Y wenow, creo que eso es todo por ahora. Espero que el cap les haya gustado y prepárense porque vienen muuchas cositas 7u7
Bai.
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