Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

9. Maldiciones Imperdonables

┌──────── ●✰● ────────┐

capitulo nueve

MALDICIONES IMPERDONABLES

└──────── ●✰● ────────┘



≻───── ⋆✩⋆ ─────≺



CASSIOPEIA, JUNTO A BLAISE, THEO Y DAPHNE SE APRESURARON A OCUPAR SILLAS DELANTE DE LA MESA DEL PROFESOR. Sacaron sus ejemplares de Las fuerzas oscuras: una guía para la autoprotección. No tardaron en oír el peculiar sonido sordo y seco de los pasos de Moody provenientes del corredor antes de que entrara en el aula, tan extraño y aterrorizador como siempre.

—Ya pueden guardar los libros —gruñó, caminando ruidosamente hacia la mesa y sentándose tras ella—. No los necesitaran para nada.

—Bien, he recibido carta del profesor Lupin a propósito de esta clase. Parece que ya son bastante diestros en enfrentamientos con criaturas tenebrosas. Han estudiado los boggarts, los gorros rojos, los hinkypunks, los grindylows, los kappas y los hombres lobo, ¿no es eso?

Cassiopeia sonrió ante la mención de su ex-profesor de Defensa Contra Las Artes Oscuras, lo extrañaba.

—Pero están atrasados, muy atrasados, en lo que se refiere a enfrentaros a maldiciones —Cassiopeia frunció el ceño—. Cuando se trata de artes oscuras, aplico el método practico, pero antes, ¿quién puede decirme cuantos maleficios imperdonables existen?

Hermione levanto la mano, y Moody la señaló.

—Hay tres, señor —contestó Hermione.

—¿Por qué se llaman así? —preguntó Moody mientras escribía en la pizarra.

—Porque son imperdonables, si un mago los usara...

—Se ganaría un boleto directo a Azkaban —completó el profesor Moody—. ¡Correcto! El ministerio dice que son muy jóvenes para ver sus defectos, ¡pero yo opino lo contrario! ¡Necesitan saber a qué se enfrentan!

Ante el gritó que hizo Moody, Cassiopeia y Daphne dieron un brinco en sus propios asientos.

—¡Weasley! ¿Conoce algún maleficio?

—Bueno... mi papá ha hablado sobre uno, sobre el maleficio imperius.

—¡Ah, sí! Tu padre lo conoce muy bien. Hace unos años le dio problemas al ministerio.

El profesor Mopdy se acercó a su escritorio, destapó un tarro y metió la mano, cogió la araña y se la puso sobre la palma para que todos la pudieran ver. Luego apuntó hacia ella la varita mágica y murmuró entre dientes:

—¡Imperio!

La araña se descolgó de la mano de Moody por un fino y sedoso hilo, y empezó a balancearse de atrás adelante como si estuviera en un trapecio; luego estiró las patas hasta ponerlas rectas y rígidas, y, de un salto, se soltó del hilo y cayó sobre la mesa de Neville Longbottom y Dean Thomas.

Luego la araña fue a parar a la cabeza de Crabbe, que miró con temor al animal. Después a la cabellera larga de Ron. Por más asustado que estaba, el pelirrojo se quedó en su lugar y no se atrevió a tocar al insecto.

Por último, y para felicidad de Black, la araña fue obligada a ir donde Malfoy, específicamente en su cara. Tanto a Cassiopeia como Daphne les fue imposible no soltar una carcajada.

—Hace años, muchos magos y brujas fueron controlados por medio de la maldición imperius —explicó Moody, al tiempo que la araña volvía a su tarro—. Le dio bastante que hacer al Ministerio, que tenía que averiguar quién actuaba por voluntad propia y quién, obligado por la maldición.

»Podemos combatir la maldición imperius , y yo les enseñaré cómo, pero se necesita mucha fuerza de carácter, y no todo el mundo la tiene. ¡ALERTA PERMANENTE! —bramó, y todos se sobresaltaron.

—¿Alguien conoce alguna más?

Para sorpresa de Cassiopeia, Neville alzó la mano.

—Hay una... la maldición cruciatus —dijo éste con voz muy leve pero clara.

Moody miró a Neville fijamente, aquella vez con los dos ojos.

—¿Tú te llamas Longbottom? —preguntó, bajando rápidamente el ojo mágico para consultar la lista.

Neville asintió nerviosamente con la cabeza. Moody se volvió a la clase en general y alcanzó el tarro para coger la siguiente araña y ponerla sobre la mesa, donde permaneció quieta, aparentemente demasiado asustada para moverse.

Moody levantó la varita, señaló de nuevo a la araña y murmuró: —¡Crucio!

De repente, la araña encogió las patas sobre el cuerpo. Rodó y se retorció cuanto pudo, balanceándose de un lado a otro. No profirió ningún sonido, pero era evidente que, de haber podido hacerlo, habría gritado. Moody no apartó la varita, y la araña comenzó a estremecerse y a sacudirse más violentamente.

Cassiopeia apenas se fijaba en la araña. Neville tenía el rostro pálido. En su cara se notaba que estaba sufriendo igual o peor que la araña. Daphne se tapó los ojos para evitar ver el sufrimiento.

—¡Pare! —exclamó una voz desde los puestos de fondo—. ¡No ve que lo hace sufrir!

Una chica de cabellera negra se había atrevido a interrumpir al profesor. Estaba enojada. No solo se había osado a gritar e interrumpir la clase, sino también a levantarse de su puesto. Sus ojos azules miraban con odio al Moody, sus brazos estaban a los cotados de su cuerpo y sus manos estaban cerrados, en puños.

Olivia Longbottom estaba muy enojada.

El profesor levantó la varita. La araña relajó las patas, pero siguió retorciéndose. Neville volvió a sentarse, y Olivia, también, sin antes, fulminar con una mirada al profesor.

Cassiopeia no conoce bien a Olivia, pero para ella, ni para nadie, era sorpresa que Olivia Longbottom es sobreprotectora con su mellizo. Cuando se meten con Neville, se meten con Olivia.

Reducio —murmuró Moody, y la araña se encogió hasta recuperar su tamaño habitual. Volvió a meterla en el tarro—. Dolor —dijo con voz suave—. No se necesitan cuchillos ni carbones encendidos para torturar a alguien... También esta maldición fue muy popular en otro tiempo. Bueno, ¿alguien conoce alguna otra?

A juzgar por la expresión de sus compañeros, parecía que todos se preguntaban qué le iba a suceder a la última araña. Las manos de Hermione y Cassiopeia fueron las únicas que se alzaron.

—¿Sí? —dijo Moody, mirándolas.

Avada Kedavra —susurraron al mismo tiempo.

—¡Ah! —exclamó Moody, y la boca torcida se contorsionó en otra ligera sonrisa—¡Avada Kedavra! —gritó.

Hubo un cegador destello de luz verde y un ruido como de torrente, como si algo vasto e invisible planeara por el aire. Al instante la araña se desplomó patas arriba, sin ninguna herida, pero indudablemente muerta. Cassiopeia ahogó un grito al ver el cuerpo sin vida de la araña.

Moody barrió con una mano la araña muerta y la dejó caer al suelo.

—No es agradable —dijo con calma—. Ni placentero. Y no hay contramaldición. No hay manera de interceptarla. Sólo se sabe de una persona que haya sobrevivido a esta maldición, y está sentada delante de mí.

Todas las miradas fueron dirigidas para Harry. El chico miró la limpia pizarra como si se sintiera fascinado por ella, pero no veía nada en absoluto...

Se pasaron lo que quedaba de clase tomando apuntes sobre cada una de las maldiciones imperdonables. Nadie habló hasta que sonó la campana; pero, cuando Moody dio por terminada la lección y ellos hubieron salido del aula, todos empezaron a hablar inconteniblemente. La mayoría comentaba cosas sobre las maldiciones en un tono de respeto y temor.

—¿Vieron cómo se retorcía?

—Y cuando la mató... ¡simplemente así!

—¿Viste la cara de Potter, Cassiopeia? —la castaña rodo los ojos al escuchar esa voz—. Fue sin duda muy graciosa...

Cassiopeia ya estaba lista para insultar a su compañero, pero Daphne la agarró del brazo y dijo:

—Con la muerte no se bromea, Malfoy —demandó—. No deberías de bromear con eso.

—Daphne tiene razón, Malfoy —habló Cassiopeia—. ¿Podrías una vez en tu vida tener empatía por alguien? ¿Dejar de ser tan imbécil e insensible?

Ni siquiera esperó que el rubio le respondiera, salió del pasillo y caminó sin ningún rumbo, recordando cada momento de la clase que recientemente tuvo y deseaba con todas sus fuerzas que Lupin volviera.

—¡Cassiopeia!

—¡Ginny! —la castaña brincó del susto y se llevó una mano en su pecho. Se volvió hacia la pelirroja—. No esperaba verte ¿Qué haces aquí?

—Oye, te dije que nos volveríamos a ver —le recordó Ginny. Ambas empezaron a caminar sin ningún rumbo—. Y un pajarito me dijo que recientemente tuviste clases de Defensas Contras las Artes Oscuras.

—Ginny, los pájaros no habla —habló, fingiendo estar seria—. Deja de consumir, niña. Eso es malo para tu salud.

Ginny soltó una risa.

—¿Qué tal fueron tus vacaciones? —cuestionó Ginny.

—Un poco agotador —respondió—. Me tocó trabajar ¿Qué tal las tuyas?

—Divertidas —exclamó contenta—. Mi hermano Charlie (seguramente te acuerdas de él) se quedó todo el verano, él es grandioso, igualmente Bill, pero a él no lo veo mucho. Percy pasó trabajando en el ministerio —dijo, rodando los ojos—. Fred y George me dejaron ayudarlos crear artículos de bromas.

—Eres muy unida a tus hermanos, ¿no? —preguntó con una sonrisa.

—Sí, algo...

A Cassiopeia le hubiese gustado tener al menos un hermano, pasó gran parte de su infancia sola. Para navidad ella siempre pedía un hermano, y así fue como descubrió que Santa Claus no existía.

El lado positivo es que tenía a su prima Nymphadora, lo malo era que las dos solo se veían durante tres meses antes de que la metamorfomaga volviera a Hogwarts. Y ahora que Cassiopeia está en Hogwarts, Nymphadora ya está trabajando.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro