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5. Reencuentro

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capitulo cinco

REENCUENTRO

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CON LA LUZ DEL ALBA, REGRESARON POR OTTERY ST. CATCHPOLE HACIA LA MADRIGUERA. Cuando doblaron el recodo del camino y La Madriguera apareció a la vista, les llegó por el húmedo camino el eco de una persona que gritaba:

—¡Gracias a Dios, gracias a Dios!

La señora Weasley, que evidentemente los había estado aguardando en el jardín delantero, corrió hacia ellos.

Cassiopeia vio como una cabellera castaña se asomó por la puerta de la Madriguera.

—¿Mamá? —Callie corrió a abrazar a su hija, luego se separó un poco para revisar su cara y cuerpo—. Mamá, estoy bien.

—¡Falto yo! —Cassiopeia se volvió hacia la otra voz. Su tía la envolvió en un abrazo mucho más fuerte que el de su madre—. Cassie, cariño ¿Estas bien?

—Sí, eso dije. ¡Estoy bien! —dijo al separarse del abrazo—. No me pasó nada, tía.

—Nos tenías preocupada, chiquita —Callie acarició el cabello de su hija.

Amabel y Callie volvieron a abrazar otra vez a la joven, ella podía jurar que la estaban ahorcando, y luego se acercaron a al señor Weasley.

—Arthur, muchas gracias por cuidar de mi niña —sonrió, estrechando su mano—. ¿Cómo están tus hijos?

—En perfectas condiciones —Arthur habló una sonrisa amable—. Gracias por preguntar.

—Me alegro mucho —Callie vio como la señora Weasley se les acercó junto a sus hijos—. ¡Molly, cuanto tiempo sin vernos! —se acercó a Molly en un abrazo que le fue gratamente correspondido.

—Es un gusto verte, Molly —aseguró Amabel, también recibiendo un abrazo.

—¡Callie, Amabel! ¡El gusto es mío! —le sonrió al dúo—. ¿Cómo han estado? A los años que se dejan ver.

Amabel rio—. Estamos bien, un poco atareadas de trabajo, pero excelente...

Mientras Molly y las chicas se ponían al tanto de las cosas, Ginny se acercó a Cassiopeia.

—No sabía que nuestras madres y tu tía se conocían —comentó Ginny.

—Yo sí —se encogió de hombros—. Ellas dicen que se conocieron cuando yo apenas había nacido y han hablado maravillas de tus padres, en especial en tu papá, ya que son compañeros de trabajo.

—Cassie, anda despidiéndote de tus amigos —informó Callie.

—De acuerdo, ma —respondió—. Nos vemos en Hogwarts, si es que te acuerdas de mi existencia —añadió Cassiopeia, sonriendo.

—Claro que me acordaré de tu existencia, Cassiopeia —replicó Ginny. Y luego hizo algo que dejó sorprendida a la castaña, le regaló un abrazo—. Fue lindo conocerte.

Cassiopeia sonrió. Era lindo la sensación de hacer un amigo, con el que te lleves bien y luego, tener la desgracia de despedirte y no saber si volverás a verlo.

—Igualmente.

—¡Cierto, espera! —Ginny rebuscó entre su maleta algo—. Ten —la pelirroja le tendió el omnicular que habían comprado.

—Oh, no. Quédatelo tú.

—Pero...

—¡Quédatelo de recuerdo! —dijo Cassiopeia, regresándoselo.

Antes de que Ginny diga algo, se alejó de ella, y se acercó a Harry, Ron y Hermione.

—Bueno, fue lindo conocerlos y quedar atrapados en el bosque —dijo Cassiopeia. Ron rio por lo bajo y Harry sonrió.

—Sin duda —concordó Harry—. Pero que eso no se repita.

Cassiopeia se alejó de ellos sin antes despedirse agitando su mano junto a un "adiós" algo bajo. Los chicos la imitaron, incluyendo Hermione solo que ella se quedó callada.

Se acercó a su madre y tía, que todavía mantenía una conversación con los señores Weasley.

Por Salazar, ¿no se supone que ya nos íbamos?, pensó la chica.

—¿Todos son suyos? —preguntó Callie a Molly, refiriéndose a sus hijos.

—No, él es Bill, ya lo conocen. Él es Charlie, de seguro lo recuerda, él es quien trabaja en Rumanía con dragones. Ella es Ginny, nuestra única niña. Estos son los gemelos, ellos siempre te daban dolores de cabeza desde chiquitos, él es Ron. Ella es Hermione, amiga de Ron y él es Harry, estoy seguro que lo recuerdan.

Como Amabel se había reencontrado con él hace unos días, no estaba tan sorprendida de verlo después de años, pero Callie si, ella sonrió al posar sus ojos en Harry ¡El niño que derrotó a Voldemort!

—¡Harry, estás muy grande! —comentó Callie, sintió unas ganas de abrazarlo, pero se las aguantó, así que solo colocó su mano en su hombro—. ¿Cómo va tu vida con los muggles? Han de ser desagradables.

—¿Usted los conoció? —su cara reflejaba mucha sorpresa.

—Claro, recuerdo que Petunia no era muy amable que digamos, a diferencia de Lily —Harry asintió, aunque él creía que decir que "no era muy amable" queda corto a comparación de cómo es ella realmente—. Bueno, me tengo que ir. Fue lindo volver a verte, Harry.

—Sí, eres bienvenido a nuestro departamento—comentó Amabel, sonriendo—. Eso sí, está vez no rompas ningún jarrón carísimo. ¡Adiós a todos!

Harry no entendió a lo que quisieron decir con eso de no volver a romper ningún jarrón, pero no pudo preguntar ya que las dos, junto con Cassiopeia, se habían desaparecido.




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—¿Qué fue lo que realmente pasó, Cassie? —preguntó Amabel, muy seria.

—¿Por qué?

—Mira.

Amabel alzó la manga de su camisa, dejando ver en su brazo una marca.

Pero no cualquier marca. Cassiopeia observó en el brazo el dibujo una calavera un cráneo con una serpiente saliendo de su boca. Estaba ligeramente clara.

—Después de trece años, tanto la marca de Amabel como la mía se activó —habló Callie, con el semblante serio—. ¿Tienes alguna idea de quién conjuró el hechizo, Cassie?

—No, mamá. Pero fue un hombre...

Cassiopeia se sentó en la sala de estar junto a su madre y tía. Le contó con detalles todo lo que había pasado. Desde que se encontraron con Malfoy hasta que Barty Crouch despidió a su Elfina.

—¿Sabes que estuviste a nada de salir herida, tanto tú como Harry y sus amigos? —exclamó, muy alterada—. Te pudieron haber inculpado de algo que no hiciste.

—Lo sé, mamá...

—Cassie, el hecho de que esa marca hubiese aparecido en el cielo significa algo peligroso. Él regresará —dijo Amabel, preocupada—. Y lo que más me preocupa es el hecho de que tú y Harry estuvieron ahí, les pudo haber pasado algo malo...

—Cassie, prométeme algo —habló su madre mientras le daba un cálido abrazo—. Quiero que me prometas que te cuidarás de la maldad de todos. Mantente alejada de lo peligroso, por favor.

—Claro —asintió—. Y quiero que ustedes me prometan algo, que, por nada del mundo, se unirán al bando de quienes-ustedes-saben.

—¿Cariño, que dices? —musitó Callie—. Puede que en el pasado tu tía y yo hayamos cometido nuestros errores, pero no lo volveremos hacer. No después de que él haya traicionado a tu padre.

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