
15
La celebración pasó demasiado rápida para Álvaro, quien no podía parar de llorar junto a Jack y Jey.
De vez en cuando los tres se abrazaban, susurrándose los unos a los otros un os echaré muchísimo de menos.
Desde la fila de atrás, Efrén, Zack y Mike se reían disimuladamente de aquellos dramáticos.
Para Efrén pasó demasiado lenta, casi tortuosa. Cinco alunmos subieron a dar un discurso que parecía digno de un rey, en los cuales se la pasó viendo el reloj porque sólo quería marcharse de allí.
Por supuesto, los dramáticos volvieron a abrazarse y susurrarse palabras de aliento como iré a visitaros, pero vosotros también debéis visitarme a mí.
-¡Por fin, joder!- gritó Zack, provocando que varios alumnos se girasen hacia él y lo mirasen mal- ¿Qué coño miráis, eh?- inquirió con molestia- ¡Me estaba aburriendo, coño!
Él, tan delicado como siempre.
-¡Aquí, mis niños!- gritó Amara- ¡Posad para mí!
Álvaro refunfuñó un ahora no, más su madre lo ignoró, ordenándoles que posaran para la cámara.
Jack se colocó en el medio, ilusionado porque era el único omega en el grupo y como tal debía brillar.
Por supuesto, le concedieron el capricho.
Zack se colocó tras Jack, abrazándolo.
A un lado de Jack se colocó Álvaro, quedando Jey en su otro lado porque como el omega había dicho los tres mejores amigos deben ir juntos, los demás que se jodan.
Mike se colocó a un lado de Jey y Efrén al lado de Álvaro, muy natural todo pero perfectamente planificado.
-¡Dadme una sonrisa, mis niños!- gritó Amara.
Dos segundos después escucharon un pequeño click, seguido de una maldición por parte de la omega porque todos habían salido con los ojos cerrados.
-¡Qué nadie se mueva!- chilló- ¡Otra!
Efrén aprovechó la ocasión, pasando su brazo por la cintura de Álvaro, atrayéndolo más a sí mismo.
Escucharon otro click por lo que se relajaron nuevamente, buscando otra posición para otra foto.
A Efrén no le interesaba cambiarla, así que se dedicó a susurrar palabras en el oído de Álvaro, escuchando como Amara tomaba fotos disimuladamente de la parejita.
Álvaro estaba tan sonrojado por aquellas palabras que su madre no pudo evitar soltar un aw, en esta mi niño sale como un pequeño tomatito.
-Mami...- le regañó, avergonzado- No me estás ayudando.
Amara se encogió de hombros, restándole importancia. Su hijo le agradeció internamente a su padre por llevársela de allí, argumentando que debía darles un poco de espacio a los recién graduados.
-¿Y ahora qué?- inquirió Jack, haciendo un pequeño puchero- ¿Vosotros que haréis?
-Jey no quiere quedarse a la cena, así que nosotros nos marchamos ya- comentó Mike- Cuanto antes mejor.
-Nosotros igual- comentó Zack- Nos vemos después, chicos.
Jack pegó un grito que podría haberse escuchado por todo el lugar, exigiéndole a su alfa que debía esperarse porque tenía que despedirse de sus mejores amigos.
Zack quiso hablar, pero un fuerte pisotón por parte de Efrén le hizo replanteárselo.
-Haz lo que quieras, amor- refunfuñó mientras le regalaba una mala mirada a Efrén- Pero no tardes mucho, por favor.
No, por supuesto que no lo haría.
Tras miles de abrazos, grupales y no grupales, llantos, risas, besos y muchas, muchas, muchas lágrimas, estaban listos para marcharse.
-Y sólo les ha tomado treinta minutos- refunfuñó Zack, mirando su reloj- Pensé que sería peor.
Tras otro regaño por parte de Jack por fin pudieron poner rumbo a la salida.
-Iremos a por las maletas y vamos al restaurante, papi- comentó Álvaro con una sonrisa- ¿Nos vemos allí?
-Por supuesto, chicos- comentó su padre con otra sonrisa- Allí nos vemos, así nosotros nos vamos poniendo al día.
Los padres de los chicos habían congeniado muy bien, así que se sintieron aliviados por aquella declaración.
Quizás no noten que tardemos demasiado.
Pensó Álvaro con emoción.
Porque sí, Álvaro tenía una última petición que hacerle a su alfa antes de abandonar la universidad de forma oficial.
-¿Alfa?- inquirió con inocencia mientras abría la puerta de su habitación- ¿También echarás de menos esta habitación?- hizo un pequeño puchero- Prácticamente has pasado más tiempo aquí que en la tuya.
Efrén emitió una pequeña risita, cerrando la puerta cuando ambos hubieron entrado.
-Sí, por supuesto- comentó él- ¿Por qué la pregunta?
Se acercó a Efrén, intentando poner la mirada más inocente que podía. Comenzó a juguetear en el pecho del alfa, pasando sus dedos para crear figuras imaginarias en éste.
-¿Me concederías un último capricho, alfa?- inquirió con una gran sonrisa- ¿Por favor?
Efrén emitió un gruñido, asintiendo.
-Vamos a despedirnos de nuestra habitación, alfa- susurró sobre los labios de Efrén- Una buena despedida.
Efrén volvió a gruñir, correspondiendo el beso que Álvaro se había atrevido a iniciar.
Comenzó a quitar la chaqueta del alfa con lentitud, disfrutando del beso. Se separó de Efrén para colocarla pulcramente sobre el escritorio, cuidando de que no se arrugase demasiado.
Efrén atacó nuevamente los labios del otro alfa, imitándolo. Quitó su chaqueta, aunque la tiró sin ningún tipo de cuidado.
-¡Se arrugará!- gritó Álvaro como un niño pequeño- ¡Alfa, déjame colocarla!
Efrén negó, callándolo con otro beso.
-No lo hará- gruñó Efrén- Déjame quitarte esto...- refunfuñó, agarrando el nudo de su corbata para deshacerla por completo de un tirón.
Álvaro lanzó un pequeño gritito.
-¡No!- chilló, tomando su cobarta deshecha entre sus manos- ¡Nosotros no sabemos hacer nudos de corbata!- le regañó- ¡Ahora sabrán que hemos hecho algo!
Efrén resopló, colocando sus manos sobre el culo del otro alfa, impulsándolo para tomarlo entre sus brazos.
Álvaro entrelazó sus piernas sobre la cadera de Efrén, dejándose llevar hacia la cama.
Bueno, sólo será una chaqueta arrugada y un nudo de corbata mal hecho. Tampoco se notará mucho.
Pensó Álvaro.
-¡La madre que te pario!- gritó al sentir como el primer boton se rompía debido al brusco movimiento del alfa- ¡Oye deja de romper mi traje y cárgate el tuyo, alfa bruto!
Efrén resopló una vez más, restregándose contra Álvaro.
-¿A quién mierda le importa un jodido traje cuándo puedo tenerte desnudo?- inquirió, soltando un pequeño gruñido- Cierto, a nadie deberá importarle porque lo mataré si tiene un mínimo pensamiento obsceno contigo.
Álvaro enterró su rostro en el cuello del otro alfa, olfateando disimuladamente para confirmar lo que ya se temía.
No llegaremos a esa cena.
Pensó Álvaro con una pequeña sonrisa.
-Efrén...- éste soltó un pequeño gruñido de advertencia, provocando un suspiro por parte de Álvaro- Alfa, mi dulce, dramático, robusto y posesivo alfa, ¿puedo levantarme un segundo para asegurar la puerta?- inquirió con dulzura- No necesitamos que alguien interrumpa tu celo, ¿verdad?
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