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05 ━━━ Helicarrier.

━━━ ❛CLÍO V❜ ━━━

S1E5: Helicarrier.

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Marzo 1942 📍 Queens, Nueva York.

Mi garganta quema cuando aterrizo infructuosamente con la cara contra el pavimento. Las lágrimas que caen por mis mejillas arden con tanta saña que tengo que refregarme los ojos con demasiada fuerza; tanta que me duele. Mi corazón está achicado, el sentimiento de culpa me está comiendo viva y no puedo hacer nada más que perder el aire descontroladamente cada vez que trato de respirar. Soy vagamente consciente de que alguien me está viendo, pero no puedo analizarlo bien.

El Teseracto ha sido robado, el pueblo de Tønsberg murió entero y todo lo que yo pude hacer fue mirar. Un sollozo ensordecedor, similar a una sierra chirriante, sale de mis labios haciéndome temblar. Pero entonces, a través de las lágrimas vislumbro a alguien que se ha acuclillado frente a mí. Es una mujer.

—Señorita —me llama con cautela—, ¿se encuentra bien?

Me siento tan devastada que solo consigo negar con la cabeza, mientras que mi cuerpo entero tiembla horrorosamente. Alguien más se detiene detrás de ella.

—Mi nombre es Peggy Carter —me informa, y una pequeña sonrisa adorna su bonito y gentil rostro—. Este es Howard Stark —señala a su acompañante, que también me sonríe—, ¿Nos dejarías ayudarte? ¿Puedes decirnos tu nombre?

Trago saliva.

—Victoria. Mi nombre es Victoria.

Howard Stark extiende su mano hacia mí.

—Ven con nosotros, reina Victoria.

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⠀⠀⠀⠀⠀Phil Coulson suspiró del otro lado de la línea telefónica.

—Es un viaje de dos horas hasta la base, tendrá tiempo de ponerse al día —contestó. Yo acababa de preguntarle por Steve Rogers y ya me estaba arrepintiendo de haberle dado pie a la conversación—. Mostró bastante curiosidad por el doctor Banner y por Stark. También preguntó por usted.

Puse los codos sobre la superficie de mármol de mi cocina.

—Estaba con él cuando Fury me contactó ayer.

—¿Debo decirle que viene en camino?

—Tú me conoces, Coulson. No me muevo sin un plan —repliqué tras remojarme los labios.

—Estoy seguro de que ese es el motivo por el que el Capitán Rogers preguntó por usted —concedió sin dejar pasar un segundo—. El director Fury tiene un plan, pero necesitamos un equipo de respuesta.

Tomé una bocanada de aire.

—Necesito un momento más. Realmente disfruto el anonimato, Coulson; en el momento en el que ponga un pie sobre ese Helicarrier dejaré de ser solo una cara bonita.

—Le haremos el tiempo, señorita Clare. Banner y Romanoff ya se encuentran en escena, Rogers va en camino. Nova sigue siendo evaluada.

—¿Qué hay de Tony? —pregunté. Me enderecé de nuevo y saqué los codos del mesón, luego abrí el chorro del agua para llenar un recipiente y prepararme un té.

Coulson guardó silencio brevemente.

—Tomó la información, pero no dijo que sí.

—Bueno —exhalé—, voy a revisar todo lo que me dejó Fury sobre Halley. Ver qué más puedo hacer antes de subir a la nave. Gracias, Coulson.

—No hay de qué —respondió sin cuidado—. El jefe confía en usted, y yo también. Enviaré a alguien a buscarla cuando lo requiera. Que sea pronto.

Cuando se cortó la comunicación le eché un vistazo al reloj del horno de la cocina: las nueve de la mañana del tres de mayo de dos mil doce. La última vez que Steve Rogers había tenido algún tipo de contacto con el Teseracto fue el cinco de febrero de mil novecientos cuarenta y cinco, el mismo día que se estrelló en la costa este de Groenlandia y yo me quedé en la tierra. La última vez que yo tuve contacto con el cubo fue el veinte de junio de mil novecientos noventa y cinco, cuando Carol Danvers se preparaba para abandonar este planeta.

Tenía un terrible sabor ácido en la punta de la lengua y no podía sacarme de la cabeza el rostro de Eris ayer en el parque. Era una bomba de tiempo que me iba a estallar en la cara muy pronto, lo que solo me hacía preguntarme cuánto iba a pasar hasta que alguno de mi progenitores también se echara una visita a la tierra. Decididamente Eris no había llegado aquí solo porque disfrutara de mi presencia, alguno de los dos la había mandado.

Volví a reparar en la hora y me enderecé. No me iba a dar tiempo de tomarme el té si quería llegar al Helicarrier antes de que echara vuelo. Tenía tan poco tiempo que me enervaba de manera espantosa; en serio no disfrutaba moverme sin un plan tangible —porque claro que yo no podía delegar el cien por ciento de mi creencia en la táctica de Nick Fury. Eso sería muy irresponsable de mi parte.

Estaba pensando en Loki Odinson cuando percibí algo fuera de la puerta. Relajé los hombros y volví el rostro para encarar al intruso tan pronto se abriera la entrada.

A las personas se les estaba haciendo una mala costumbre aparecer en mi casa sin invitación.

—No recuerdo haberte dado llaves de mi casa —dije en voz alta y sin moverme.

Tony Stark me dedicó la expresión más obvia que pudo improvisar.

—¿Parezco alguien que necesita llaves?

—Me pareces irritante, arrogante, emocionalmente inestable y volátil —me metí las manos a los bolsillos traseros del pantalón y le dediqué una media sonrisa divertida, a lo que el pelinegro me miró mal—. Empezaba a preguntarme cuándo te vería la cara. Hola, Claudia.

La encantadora castaña me sonrió de manera cortés mientras levantaba un poco su mano derecha para enfatizar el saludo.

—Buenos días, señorita Clare —asintió levemente—. La extrañamos ayer en la iluminación de la Torre.

—No digas «nosotros», vas a hacerle creer que yo la echo de menos —refunfuñó Tony mientras hacía un ademán de manos a su asistente personal. Claudia se rió por lo bajo. Después acabó virando la atención hacia mí, con los ojos pegados a mi rostro al tiempo que evaluaba mi expresión—: ¿Por qué no estás vestida? Tenemos tarea que hacer, sácate la bata de satín y ponte unos pantalones. O falda. Quizás puedas ponerte los Louis Vuitton que te regalé en navidad. No lo sé, pero nos vamos. Bueno, yo no voy contigo pero en serio me gustaría que te fueras primero con parches así el ambiente está más ligero para cuando llegue yo.

El hombre del traje de hierro se había detenido justo frente a mi cara, por lo que todo su parloteo me había golpeado de cerca. Tuve que ladear la cabeza hacia la izquierda para buscar la mirada de Claudia Vale.

—¿Se te olvidó sacarlo a pasear esta mañana? —inquirí con una ceja alzada.

—No está en mi horario del día, señorita.

—Quizás esté en el de Pepper Potts.

—Se fue a Washington.

—Mmhmm —me volví hacia Tony y lo encontré mirándome mal—. Todavía tengo que evaluar a Halley Nova.

Tony frunció el ceño.

—Tengo todos los archivos y ella está bien. Déjala ir. La señorita Vale está aquí para llevarse la cosa naranja, extraña, espeluznante...

—... Mi hija.

—Esa cosa —se estremeció—. Claus la mantendrá con ella así tú puedes ir a trabajar y a hacerme la vida un poco más sencilla.

Me quedé muy quieta y no quité la expresión calmada de mi rostro.

Esta era una persona que yo conocía por mucho más tiempo del que él podía recordar. Antes, para Tony yo solo era la gentil dueña de la firma de diseño interior que tenía un largo y tendido contrato con Stark Industries. Solo era su antigua amiga, esa en la que recaía cuando James Rhodes simplemente no estaba de humor para su inconsistente personalidad. Eso era antes. Después él fue secuestrado y muchas cosas cambiaron. Fue una noche bastante tensa e insondable cuando voló mi fachada tratando de ayudarlo. No pude ponerlo en duda ni tampoco arrepentirme de hacerlo porque, simplemente, no podía permitirme abandonar al hijo de Howard Stark. Así como cambiaron también pasaron otras cosas más. Ahora Tony no me miraba como lo hacía antes y eso estaba bien, porque ahora sabía que no podía darle la espalda. Y esa no era una acotación que él me haría directamente, pero yo sabía que tampoco me daría la espalda.

Finalmente comprendió las historias de su padre, aunque no le hicieran gracia, y así se le hizo más fácil entender mi existencia en su mundo. De maneras distintas ambos fuimos atestados por Howard de palabrería acerca de Steve Rogers y de maneras distintas tratamos de lidiar con eso.

No nos parecíamos, en absoluto, solo teníamos varias cosas en común que acababan entrelazándonos.

Acabé suspirando por enésima vez en lo que iba de mañana.

—Vera está arriba —me rendí en dirección a Claudia—. Si ves, escuchas, sientes o siquiera te imaginas algo extraño me llamas. Espero que no tengas nada en contra de los pájaros azules o el carnaval de Brasil porque estás a punto de oír y ver mucho de eso.

Claudia hizo una mueca.

—Tendré su número en marcación rápida.

—Muchas gracias.

Tanto el pelinegro como yo observamos a la castaña emprender camino hacia el segundo piso y luego desaparecer por el pasillo.

Entonces nos encaramos de nuevo.

—¿En serio te parece que Halley Nova está lista para esto después de lo que pasó en Rusia? —quise saber, con el ceño ligeramente fruncido.

Tony lo sopesó un minuto.

—Solo hay una manera de averiguarlo, vieja, ¿qué es lo peor que puede pasar? No me respondas eso. Las opciones tampoco son tan grandes, ¿sabes? Digo, yo ni siquiera clasifiqué a la Iniciativa Vengadores y mírame —sonrió.

—Tienes que dejarlo ir.

—¡No! ¿Cómo es posible que incluso tú votaras en mi contra?

—Estamos hablando de Halley —lo señalé.

El pelinegro torció los ojos.

—Da igual, andando. Parches ya habló contigo, eso lo puedo jurar.

—Lo hizo —repuse—. Justo como tú se apareció aquí sin avisar y sin invitación.

Tony hizo un mohín y alzó las cejas.

—Sorprendente, vino en persona —silbó.

Al que está necesitado no le conviene ser vergonzoso.

—Me encanta cuando citas a Homero, ¿alguna vez te lo dije? Refleja tus mil años. Seguro tomaron el té juntos en la antigua Grecia.

Me carcajeé.

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Halley Nova ya se encontraba en la base de S.H.I.E.L.D. para cuando yo llegué. También había aparecido justo dos minutos antes de que la nave comenzara a fijar su curso hacia arriba, pero al menos no había llegado con la mente en blanco. Esta era la tercera vez en la que me encaminaba por los caminos del cubo, iba a resultar estrepitosamente ridículo si dejaba que tuviera el mismo destino que las dos primeras veces. Estaba que me moría por sacarme esto de encima lo más pronto posible, antes de que tuviera que ver la cara de Eris de nuevo, o peor —antes de que mamá o papá vinieran a visitarme.

Steve Rogers también estaba en el sitio, pero aparentemente acabábamos de izar la bandera de la indiferencia. El rubio se veía ofuscado a más no poder, incómodo, tenso y también exasperado. Mi presencia solamente acentuaba un estado de humor de por sí intolerable, así que no me sorprendió mucho que quisiera dejar de lado el hecho de que yo me encontraba allí también.

Teníamos tantos asuntos sin resolver gracias al Teseracto que ponernos juntos en la misma misión por ese mismo motivo era tan estresante para mí como para él. Pero claro, nadie me escuchaba cuando decía que Steve Rogers y yo no podíamos volver a coincidir. Era una cuestión de salud mental para ambos.

Crucé los brazos sobre el pecho mientras sentía como el Helicarrier se elevaba y pensaba en lo mucho que me gustaría estar en casa con Vera en lugar de lidiar con esto.

En ese preciso momento, la agente Natasha Romanoff atravesó la puerta principal en compañías del doctor Bruce Banner, Halley Nova y también de Steve. Detrás de ellos venía flanqueando una mujer bajita y cabello color miel a quien vagamente recordaba haber visto en los pasillos del cuartel general de S.H.I.E.L.D.

El doctor ya estaba familiarizado con este tipo de ambientes, así que permaneció junto a la mesa principal de con expresión incómoda mientras veía todo lo que sucedía a su alrededor. A Halley esto le daba igual, como la mayoría de las cosas, estaba más entretenida bromeando con un agente que parecía conocer. Y Steve estaba tratando por todos los medios no permanecer a menos de tres metros de distancia de mí.

No fue sino hasta que Fury dio la orden de que el Helicarrier se desvaneciera que la conversación comenzó.

—Caballeros, Halley —saludó. Steve se aproximó hasta el moreno y le entregó un billete de diez dólares mientras continuaba detallando la nave. Fury los tomó mientras fruncía los labios en una mueca graciosa, y luego se acercó al doctor Banner—. Doctor, gracias por venir. ¿Conoce a la doctora Blair Horvath? De lo mejor que tiene S.H.I.E.L.D., nos gustaría que trabajara con usted. Dos mentes funcionan mejor que una.

El interpelado asintió repetidas veces.

—Gracias por invitarme amablemente. ¿Cuánto tiempo me quedaré?

—Tan pronto como recuperemos el Teseracto se podrá ir.

—Señorita Clare —me saludó el doctor al verme de pie en una de las esquinas. Le sonreí cortésmente—, ¿Cómo va la búsqueda del cubo? La doctora Horvath dice que usted puede ser de ayuda.

Crucé los brazos contra mi pecho y observé fijamente a Fury. No se le estaba ocurriendo repartir copias de mi expediente por ahí, ¿verdad?

Devolví mi atención a Banner.

—Trato de hacer lo que puedo en el campo, doctor Banner, el laboratorio no es realmente algo que domine.

—Por otro lado, escaneamos todas las cámaras inalámbricas del planeta —me interrumpió Coulson—. Celulares, laptops; si está conectado a un satélite, podemos verlo.

—Aún así no lo encontraremos a tiempo —añadió Romanoff.

El doctor Banner estuvo de acuerdo.

—Redúzcamos la búsqueda, ¿cuántos espectrómetros tienen?

—¿Cuántos hay? —inquirió Fury.

—Que los laboratorios los pongan en sus techos y los calibren para rayos gamma —indicó—. Crearé un algoritmo que rastree los clústeres, así podemos descartar algunos lugares. ¿Dónde puedo trabajar?

Fury se volvió hacia la pelirroja que estaba agachada junto a una de las pantallas.

—Agente Romanoff, por favor escolte al doctor Banner y a la doctora Horvath hacia el laboratorio.

La aludida estuvo a punto de obedecer la orden de Fury, pero se vio interrumpida cuando Halley Nova alzó la voz. La rubia se había quedado pegada viendo una de las pantallas que estaban en el lateral derecho de la sala y ahora nos miraba con suma curiosidad.

—Esa eres tú —me señaló, y luego se volvió hacia Steve—. Y este otro obviamente eres tú.

En la pantalla se extendían parte de los archivos del cuarenta y cinco. Contuve las ganas de ir a decirle un par de palabras para nada educadas a Fury.

—Sí —convine con voz dura.

Halley entrecerró los ojos.

—¿Todo esto no se pudo haber evitado si ambos hubieran mantenido el cubo a salvo en el cuarenta y cinco?

No sé con exactitud qué expresión habrá denotado mi cara, pero tuvo que ser una bastante fea para que Halley Nova retrocediera dos pasos en respuesta.

No obstante, Rogers se apresuró a responder.

—Hubo la oportunidad de hacerlo, y la quise tomar.

Oh, no, ¿de verdad? ¿De verdad dijo eso? Giré el torso en su totalidad hacia él, que se hallaba sentado en una de las sillas de la gran mesa redonda cerca de la entrada principal y ahora de dirigía a la rubia.

Respiré hondo.

—Hubiera sido una oportunidad perfecta de haber contado con un equipo que confíe en ti —sentencié.

Rogers se volteó a mirarme completamente con las facciones heladas. Bastante bien que tenía que salirle si había pasado setenta años así.

—La confianza habría tenido que ser mutua —contestó entre dientes—. No lo fue, porque para eso los miembros del equipo tendrían que haber dejado de guardarse aquellos secretos que nos afectaban a todos.

Yo me encogí de pura ira. Mi supuesta calma innata se vio estropeada tan pronto la respuesta de Rogers resonó en mis oídos.

Me dejé caer hacia adelante y apoyé las manos sobre la mesa de golpe.

—El único secreto que no tenía que haberse guardado fue tú reuniéndote con mi madre y ayudándola a acusarme de cargos criminales por el Teseracto —le siseé.

—No, Victoria —masculló, enojado. Se levantó de sopetón de la silla y los músculos de sus brazos y hombros se tensaron de forma evidente—: Todo se habría evitado si tú me hubieras contado lo que en verdad estaba pasando. Ahora no me puedes culpar por no ser consciente de las cosas que jamás me hablaron.

—Si no conoces una situación te mantienes al margen, no metes tu nariz hasta el fondo.

El rubio apretó la mandíbula.

—Cuando tratas de ayudar a los que te importan, a tu equipo, las cosas cambian —dijo.

Aquello me quemó la garganta. La sensación ácida que había estado experimentando desde que me levanté explotó en el fondo de mi estómago y me hizo estremecer hasta el punto que casi me pongo a temblar.

Cerré la boca, incapaz de responderle algo más, y di varios pasos hacia atrás para alejarme.

Cada uno de todos esos asuntos sin resolver y problemas del pasado iban a seguir explotando, poco a poco, hasta que nosotros no le pusiéramos un alto. Hasta que no lo habláramos. La cosa era que... Yo no quería hablar con él y él muchísimo menos después de esto iba a tener ganas de dirigirse a mí. Por eso odiaba, detestaba y aborrecía a esa Victoria. No podía pensar en ella sin que me dieran arcadas y quisiera arrancarme los ojos.

Por eso, bajo ninguna circunstancia, se pensaba en el cuarenta y cinco. Eso había sido demasiado para una vida tan larga.

Silenciosamente, Natasha Romanoff y Halley Nova se deslizaron fuera de la habitación y se llevaron a los doctores con ellas. No me volteé porque no quería lidiar con la mirada acusatoria de Nick Fury, aunque no tuve otra elección tras unos minutos.

—Tenemos un resultado —anunció Jasper Sitwell—. Coincide en un sesenta y siete por ciento... En Stuttgart, Alemania. 28 de la calle König. No se está ocultando, en verdad.

Los restantes clavamos la vista en el monitor para ver lo que indicaba Sitwell. Tragué saliva sonoramente.

—¿Puedes ampliarlo un poco? —le pedí con voz gangosa.

Maldije internamente y resoplé. Justo lo que le faltaba a mi abultada agenda, Loki y Eris en el mismo lugar.

—Capitán —lo llamó Fury—, es su turno.

—Yo también voy —decidí.

—Esto no va a terminar bien —murmuró Maria Hill, alzando la voz por primera vez desde que estábamos en ese lugar.

⚠️ ⚠️ ⚠️

N O T E :

Jakjsje y ustedes creían que Storia nada más era dramático, pero si tienen sus pedos bien cabrones amigos míos 🥰

El contexto de la discusión es uno muy vago para lo que realmente sucedió, porque siempre hay dos lados de cada historia y el punto de vista de la vieja no es precisamente objetivo, así que vamos a conocer ambos y después abrimos la cajita de todo el problema completo 🤞🏻

AGRADECIMIENTO HIPER MEGA RECONTRA TRIPLE ESPECIAL PARA MI SOULSIS wxlflove 💕 y ustedes se preguntarán, ¿por qué le agradecemos a Ana Banana? Pues además de su preciosa existencia, ella tuvo una participación ÚNICA en este capitulo, ya que la escena de la discusión Storia la escribí con ella. Hicimos un rol donde ella era Steve y yo Victoria, porque aunque no soy precisamente la stan #1 de este rubio, le tengo muchísimo respeto a la paleta y no quería cometer una falta contra su personaje en algo tan delicado como lo son las discusiones ❗ Así que le pedí ayuda a la persona que además de ser mi hermana es quien mejor conoce y entiende a Steve Rogers. Gracias eternas para el Steve de mi Tony, te amo

TAMBIÉN VIMOS ALGO DE CLAUDIA VALE 🧚‍♀️ si me siguen en mi cuenta de instagram (soulessh0pe, ahí siempre subo noticias, encuestas, hago jueguitos muy divertidos y cada tanto abrimos buzón para preguntas de todas mis historias 😊), vieron el sneak peak que les di de Claudia y les dije que era súper hiper mega importante para Sapphire, asi que recomiendo recordar todo de ella 💕

Pero en fin, esto ya quedó largo. Nos leemos en el próximo mis amados saltamontes 🦎

Steves virtuales para todos 🤎

Ashly se despide xx

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