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01 ━━━ Arrival.

━━━ ❛CLÍO I❜ ━━━

S1E1: Llegada.

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Hay un poco de azul en el reflejo de la luna que mora sobre mi casa. Es la luz que reverbera por encima del agua cerca del río. Contemplo el punto refulgente por mucho rato, demasiado, tanto que empiezo a querer cerrar los ojos únicamente para realizar un movimiento, aunque sea mínimo.

A veces siento que flotamos en el cielo, aunque haya estudiado muchas veces las raíces del árbol que nos sostiene. A veces me gusta ignorar la mítica historia de las ramas que conectan los mundos entre sí; porque realmente lo que hay es una gran aureola cósmica debajo de todo esto. A veces me siento ajena a mi propio hogar. A veces ni siquiera estoy segura de querer comprender lo que me precede y lo que me aguarda.

Hay demasiada belleza en un lugar creado desde la sangre, demasiada paz donde antes solo reinaba el caos. Hay una gran grieta que no quiero ignorar.

—¿Acaso soy las páginas de un libro antiguo que decides ignorar? —repone Madre detrás de mí, exigente—. No puedes estar aquí todas las noches, Victoria. Necesitas descansar.

Aprieto los labios duramente.

—¿Qué le queda a una hija que resiente a su madre? —le pregunto con la voz cavernosa—. Para una persona que no se conoce a sí misma. Una hija que no quiere perdonar, a la que no le importa todo lo que construyeron y tú destruiste.

—¿Me estás diciendo que no te conoces a ti misma? —inquiere.

—No lo hago. Y no estoy segura de querer averiguarlo si decido quedarme aquí.

Althea esboza una sonrisa torcida.

—Es el trabajo de una madre, hija mía. Si tú no sabes quién eres, yo sí lo sé.

—¿Quién soy? —pregunto.

—Eres como yo. O al menos lo serás.

Pero eso, en lugar de brindarme consuelo, solo me aterra. Me espanta y me hace querer salir corriendo.

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⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Existía una cita en particular, bastante llamativa para mi cabeza, que solía recordarme con mucha frecuencia a mi madre. Decía: «Odioso para mí, como las puertas del Hades, es el hombre que oculta una cosa en su seno y dice otra». No es el tipo de dichos con los que una hija debería relacionar a su madre, pero era lo que me pasaba a mí. Era la única manera en la que podía sopesar su existencia sin llenarme de amargura.

La cita era veraz; era muy ella. No se trataba del tipo de persona a la que le pudieras creer ciegamente sus palabras. Con ella siempre había lugar a la sospecha.

Y claro que, como si de un mal augurio se tratase, cada vez que me daba por pensar en esa cita —e indirectamente en ella—, solo significaba que algo muy malo estaba a punto de suceder. Si era una simple coincidencia no lo sabía, aunque tampoco ponía en tela de juicio la posibilidad de que la fatalidad estuviera intrínsecamente conectada a ella.

—... Accedió a venir regularmente para que nuestro equipo médico le realice un chequeo. Ha pasado... bastante tiempo y se encuentra bien, estable. Comenzaba a preguntarme cuándo aparecería nuestra consultora favorita —Phil Coulson detuvo súbitamente su caminar cuando tan solo quedaban un par de pasos para llegar hasta el ala este de la base de S.H.I.E.L.D. en Nueva York. Se me quedó mirando con una tenue sonrisa ladina—: Stark estuvo aquí. No se mostró emocionado.

—Tony no es un patriota entusiasta —le respondí, afable.

—Usted lo conoce bastante bien —añadió en tono despreocupado, echando a andar otra vez—. El otro, por el contrario, mostró gran interés en el expediente del hijo de Howard Stark. Fury cree que a usted le resultará atrayente la situación.

Me volví hacia el otro lado para evitar que me viera el rostro.

—Podría decirse. ¿Dónde está Hill?

—El jefe la tiene asignada a una misión extracurricular. No es que tenga mucha información, porque...

—... Nadie lo sabe —completé. Asentí, o más bien fue una sacudida de cabeza exhausta, y terminé por atravesar la puerta que el agente Coulson acababa de abrir para mí.

El aludido me dedicó una expresión medio sabionda, como si hubiera sido algo sencillo de responder —que definitivamente lo fue.

No debió haberme sorprendido encontrarme en medio de una masiva concurrencia en esta ala del edificio, pero lo hice. El número de personas me abrumó de tal manera que empecé a sentir... Bueno, realmente no sentí nada. Ese era el primer y más importante indicio de que mi mente estaba muy cerca de sufrir un colapso a causa del estrés: la ataraxia. La copiosa sensación de imperturbabilidad que envolvía mis sentidos de una forma tan apremiante que, conforme pasaban los segundos, terminaba por quitarme todo indicio de humanidad que pudiera poseer. Entrar en un piloto automático de esa magnitud no era algo que disfrutara o deseara, pero tampoco había desarrollado una habilidad para evitarlo. Solo sucedía.

Y eso claramente era una broma pesada, a la cual seguía sin encontrarle la gracia.

Quería sentirme frustrada, enojada, histérica e incluso desilusionada. Quería sentir algo, y en su lugar todo lo que había era una hueca y vacía nube de serenidad en mis arterias.

No somos dioses si nacemos, vivimos y morimos. Somos igual a todos porque sentimos. Nosotros también sentimos.

No somos dioses si nacemos, vivimos y morimos. Somos igual a todos porque sentimos. Nosotros también sentimos.

No somos dioses si nacemos, vivi...

—Aquí está —avisó el hombre del traje—. Siéntase cómoda de observar, él no puede vernos. Esa es la doctora Alexandra Caillat, es quien lo ha estado monitoreando desde que despertó. Le da un informe detallado al jefe, aunque sólo han sido cinco revisiones. Todos quieren asegurarse de que el Capitán Rogers se encuentra en óptimas condiciones de vida y que no habrá complicaciones futuras, aunque no se hayan presentado ningún tipo de contratiempos hasta ahora. No hubo desorientación, confusión o pérdida parcial o completa de la memoria, así que, en realidad, esto es solo protocolo. También existía una...

Dos cosas sucedieron simultáneamente tan pronto dejé de prestarle cualquier tipo de atención a la palabrería de Phil Coulson.

La primera se asemejó mucho a una especie de turbación. Fue desconcertante fijarme más allá del vidrio templado y darme cuenta de que lo que veía era un extraño. Que aunque conocía las facciones, los ojos, la voz y los movimiento, no me eran familiares. Desde el primer momento en el que hablé con Nick Fury, asumí por adelantado que una vez pusiera los ojos en Steven Rogers después de casi un siglo, todo me llevaría de regreso. Que los recuerdos me comerían viva y, por primera vez en mucho tiempo, no iba a percibir el espectro del hueco vacío en el lugar en el que se supone debe encontrarse tu corazón.

Pero eso no sucedió. Steve Rogers estaba ahí, a pocos metros de distancia, separado únicamente por una fina capa de vidrio... y yo no sentí nada.

La segunda cosa, sin embargo, sí la sentí. Fue una alerta cargada de recelo, un agudo sentido de alarma que me hizo rebuscar de manera apresurada en mi cabeza todo lo que Coulson estaba parloteando. Repetí mentalmente todo lo que me había dicho desde que llegué y empecé a compararlo con lo que estaba viendo.

—¿Esto le resulta familiar de alguna manera, señorita Clare? —me preguntó Coulson en voz baja.

—Para nada —contesté sin aliento.

La negativa provocó un corrientazo eléctrico en mi sistema nervioso que me hizo sentir eufórica. No había mentira alguna en ello, era totalmente cierto. No estaba mintiendo. Esto no me resultaba familiar. Ni siquiera era capaz de encontrar una similitud pasada lo suficientemente cautivadora para entablar algún tipo de choque nostálgico que me hiciera querer llorar o dar saltos de alivio y esperanza.

Todo lo que sentía era sospecha.

—Agente Coulson... —alargué, solícita. Esbocé una mínima sonrisa cordial tras girarme en su dirección—: Todos parecen tan preparados para la situación, es impresionante. Demasiado para un imprevisto.

El interpelado me devolvió el gesto sin alterar su postura recta; manos apretadas firmemente frente a su cuerpo, espalda derecha y piernas presionadas contra el piso.

—Somos buenos, señorita Clare. Lo sabe.

—No lo encontraron hace dos días cuando Fury fue a visitarme a Washington, ¿verdad?

Coulson no respondió.

—Eso pensé —murmuré entre dientes mientras me daba la media vuelta para dejar la sala.

—Pero, señorita Clare, ¿no quiere ver al Capitán Rogers? —preguntó Coulson detrás de mí.

No respondí nada y tampoco dejé de caminar.

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—Han sido días ocupados —repuso Fury desde su escritorio. No me estaba mirando a mí, y la verdad es que yo tampoco lo miraba a él. Al menos no hasta que añadió—: Hubieras podido estar más al tanto de las cosas si siquiera prestaras atención, Clare. Si no estuvieras pasando tiempo en exceso en Washington y Malibú.

Reparé en él con cierto aire crítico.

—Empezaste a buscar a Rogers hace un año, eso no lo sabía. Tampoco sabía que ha estado despierto por seis semanas. Y no porque no estuviera prestando atención, sino porque tú lo ocultaste.

—¿Te molesta que no te involucrara desde el primer momento? —cuestionó con un poco de filo.

Tragué saliva.

—No.

El hombre del parche se me quedó viendo con expectación. Claramente mi respuesta había sido muy ambigua.

Cerré los ojos, por un segundo infinitesimal, y se me escapó un jadeo agotado. Resultaba muy difícil para cualquiera de comprender, incluso para mí misma, por lo que era prácticamente imposible de explicar. No era algo de lo que pudiera hablar abiertamente en voz alta porque, en realidad, no había alguien a quien pudiera decírselo. Nadie iba a entenderlo, el número de personas que se hacían una vaga noción de lo que había pasado estaban muertas o en blanco. Fury estaba en blanco, de la misma manera en la que Tony Stark lo estaba.

No podía hablar de lo que había pasado, lo que había hecho, lo que había sucedido y todo lo que acarreó porque incluso aunque no podía sentir nada, era doloroso.

Pero en este escenario tan particular, más me valía decir algo. Y pronto.

—Ha pasado demasiado desde la última vez que vi su rostro —le conté, con la voz rasposa a causa del ahogo. Me abracé más a mí misma, como si eso fuera suficiente para ayudarme a reunir un poco de paciencia, o resistencia—. Estaba muerto. Acepté el hecho de que estaba muerto y ahora no puedo lidiar con él estando vivo. No puedo. No lo conozco, y ciertamente él tampoco me conoce, en absoluto —apreté los labios—. Me conocía, y yo lo conocía a él, pero ya no más. Lo que está allá es un extraño y yo... Yo no lo sé.

Fury respiró lentamente.

—Clare, no puedo entenderte si no me dices qué pasó. Todo lo que sé de ti es... Esto —me señaló, para después recostarse más del espaldar de la silla—. Esto es lo que había cuando te conocí en los noventas. Esto fue lo que quedó cuando Danvers y Stryder se fueron. Todo lo que conozco de ti es esto, y eres buena, pero no lo es todo. No puede ser todo.

La firme mirada de Fury se encontró con la mía en ese preciso momento.

Tal vez tenía razón y esto no era todo, pero no tenía ni idea de dónde se encontraba lo demás. No sabía si estaba roto, dañado o simplemente perdido. No sabía qué más había porque me di vencida por completo mucho tiempo atrás, y ahora solo no le veía el punto.

Arrugué la frente.

Esto es todo lo que hay. No quiero volver un siglo atrás, no puedo volver un siglo atrás porque no me gusta esa Victoria. Esa es una persona que no quiero ver de nuevo, jamás.

—Te va a encontrar, Clare. Te va a ver la cara, va a saber que eres tú y te va a reconocer —replicó. Enarcó las cejas, pero no hizo ningún otro movimiento.

—Tal vez lo haga, o tal vez no —me encogí de hombros, pero el movimiento terminó siendo doloroso, como si la sangre se me hubiera disparado y empezara a pincharme cual miles de agujas—; Solo... No es el mismo mundo que era hace setenta años, Fury. Nada es lo mismo —susurré la última parte, bajando la cabeza hacia mis manos.

La única parte racional de mi cabeza solía repetirme constantemente que necesitaba hablar con alguien. Era ese único mismo emisferio estable el que se esforzaba por no dejarme derrumbar a causa de mis propios atropellados pensamientos, el que dentro de todo me recordaba mis prioridades y las ordenaba.

No era ningún tipo de estado de negación, mucho menos un trastorno o renuencia. Simplemente no podía hablar, las palabras no me salían o no tenía con quién hacerlo. No era precisamente mi corazón el que latía en mi pecho, era otro ajeno, y estaba acostumbrada a su calor, a sentirlo moverse junto al mío.

Antes no sabía quién era; solo sabía que no quería ser como mi madre. Ahora sigo sin saber quién soy, pero siento, en lo más profundo de mi pecho, que soy igual a ella. Es un sentimiento apenas perceptible, pero lo noto. Está ahí.

—¿Temes que termine igual que en los cuarenta? No lo hará —me aseguró pastosamente.

Eché la cabeza hacia atrás, vencida.

—¿Por qué?

Nick Fury evaluó mi expresión con ojos insondables.

—Porque un rayo no cae dos veces en el mismo lugar, Clare.

Alcé los ojos a tiempo para verlo ponerse de pie de la silla mientras se dirigía a la puerta. Coulson lo estaba esperando del otro lado.

—Jefe, tenemos que irnos —le avisó al hombre de la negra vestimenta. A la distancia en la que me encontraba hubiera resultado imposible entender exitosamente lo que Phil Coulson vino a decirle, porque ambos se alejaron bastante... Pero yo todavía oía cuando susurró en voz muy baja—: Alerta roja en Mojave.

Me llevé una mano a la barbilla cuando sentí la puerta deslizarse de nuevo.

—Clare —me llamó Fury en voz alta—. ¿Te importaría echarle un ojo a Stark y a Nova? Y hazme un favor y pasa a ver a Rogers antes de irte.

—Con gusto, tengo un tiempo libre hasta que Vera regrese del campamento —sonreí sin mostrar los dientes. Me puse de pie y giré sobre mis talones para encararlo, y solo entonces agregué—: ¿Qué hay en Mojave, director Fury?

El aludido me miró con ojos helados, sin responder, y acabó por salir de la oficina para perderse entre los anchos pasillos del cuartel general de S.H.I.E.L.D. en Nueva York.

❓❓❓

N O T E :

USTEDES NO SABÍAN, porque yo no les dije ni modo que me leyeran la mente vdd? 🤣

Pero por primera vez en la historia de Heroines Among Us estaré subiendo EN ORDEN CRONOLÓGICO ‼

Shock colectivo? Yo sé que sí, porque eso significa que ahora no van a explotar sus bellas neuronas y cabecitas tratando de comprender mis mamadas 😎

Así que yes calabacitas, subiremos Holyground hasta The Winter Soldier y entonces finalmente arrancaremos Sapphire y Disturbia 🍻 (me rompo la espalda para que entiendan todo en estas tres porque son la base de todas mis otras pendejadas)

Pasaremos mucho tiempo con la Vicky mientras llegamos a la muñeca y a la sirena 🚀🐍

Ahora sí en cuanto al capítulo y a Holyg...

Ya estamos familiarizados con los inicios de los capítulos PERO si eres nuevo leyendo déjame aclararte algo: los capítulos de Holyground inician con un recuerdo relacionado con el contenido del cap en sí ⚡

Antes lo hacía solo en Holyg pero ahora lo emplearé en todas las historias de la fase 1 👯‍♀️👯‍♀️👯‍♀️👯‍♀️

En fin, me alargué demasiado

¡Muchas gracias por leer! Espero que les haya gustado el piloto, si tienen una duda pueden dejármela por aquí y no olviden esos votos y comentarios 🎈

Steves virtuales y besucos para todos 💛

Ashly se despide xx

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