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Salgo de mi escondite y el señor me mira fijamente.
—Jimin.—llama Jeongguk mi atención y me hago detrás de él.
—¿A mí es a quien quieres, no?.—pregunto y el me mira con desdén.—hagamos un trato.
—No hago negocios con bastardos.—dice el y ruedo los ojos.
—Deje ir a mis amigos y lleveme a mi.—digo.—Yo soy más importantes que ellos, el señor Jeon me quiere a mi, no a ellos.
—Tomenlo.—ordena el y siento mi corazón encogerse así que salgo corriendo del lugar, uniformados me observan con atención y salto la valla del patio trasero mientras soy perseguido, Jeongguk se encuentra detrás de mí y a lo lejos veo a Taehyung y Hoseok corriendo por sus vidas.
Las personas nos observan con detenimiento y sé que estoy siendo juzgado, las calles están repletas y me es más fácil perderme.
—¡Hey, aquí hay un bastardo!.—grita uno de ellos y los uniformados vuelven a perseguirme.
Las personas se abren paso y las ganas de llorar se apoderan de mi, mi vista se nubla y sólo pienso en que la sociedad da asco, perros están detrás de mí ladrando como si su vida dependiera de ello, los uniformados corren a toda y yo sólo sigo a Taehyung y Hoseok quiénes van más adelante con otros uniformados detrás.
Jeongguk grita a lo lejos y me pide que corre, que huya, que el me encontrará.
No pienso en nada más y así lo hago, corro con todas mis fuerzas intentado perderlos de vista pero no puedo.
Taehyung y Hoseok se encuentran acorralados y lo único que hago es gritar llamando la atención de aquel grupo que los rodea.
Taehyung me mira con temor, las lágrimas caen por su rostro y Hoseok sólo toma su mano.
Mi corazón late a toda prisa y me siento desesperado, le sonrió para darle calma y dos soldados se quedan con ellos mientras los demás me persiguen, ya no son dos perros si no que 5, ya no son 5 uniformados, ahora son 10. No tengo escapatoria.
—¡Para ahí o disparó!.—grita uno de ellos y sigo corriendo.
Mis pies no dan más, me siento fatigado y se que en cualquier momento caeré, sólo estoy ganado tiempo para Tae y Hoseok.
—¡Corre, Jimin, corre!.—grita Jeongguk quién toma la delantera pero es retenido por dos de ellos.
—¡Que pares, bastardo!.—grita nuevamente un soldado, quita el seguro de la pistola y lo último que escucho es un disparó.
—¡Jimin!.—grita Jeongguk desesperado.
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