PARTE II
La lengua de Jimin estaba fuera de su boca. Él la mantenía en el borde de su labio, mirando a la cámara significativamente, pues él bien sabía lo que producía en sus fans. Y más cercano, en el menor del grupo que, sentado aun en su posición de inicio, no le despegaba la mirada. Jimin podía ver los ojos de Jungkook recorrerlo por medio de la pantalla que tenían en frente.
A lo largo del directo, los miembros se habían desplazado por la sala. Habían bailado, reído y charlado entre ellos, enseñando sus coloridos atuendos a los espectadores online.
Mas Jungkook estaba en su posición inicial como una estatua. Su mirada se perdía en ocasiones y luego volvía como si nada, pero él estaba... extraño. Inmóvil no era una palabra con la que se describiera al maknae en un día cualquiera. Su característica emoción inquieta contenida en una expresión de concentración. Sus ojos coincidieron en el monitor y Jimin no pudo evitar sonreír al ver el brillo en los ojos de Jungkook. Un brillo poco común; peculiar y del cual él sabía que era merecedor desde hacía un tiempo ya.
Deseo, inconfundible deseo.
Lo que lo hacía preguntarse, si Jungkook tanto lo deseaba, por qué no hacía algo por conseguirlo. Jimin seguramente no se iba a oponer. Él lo quería tanto de vuelta, si acaso no más. Decidido a conseguir alguna reacción de su consentido, se puso de pie yendo hasta él y tomando asiento a su lado.
Jungkook se tensó de inmediato. Sus manos cerradas en puños sobre sus rodillas.
-Ya es casi Navidad Jungkookie -dijo con su voz más tierna. Hizo un puchero para acompañar su acto y recostó su cabeza en el hombro del pelinegro. Los ojos de este se fueron de inmediato hasta sus labios abultados. -¿Qué le vas a regalar a hyung? Ni siquiera me has preguntado que le voy a pedir a Santa.
La manzana de Adán de Jungkook se movió al tragar.
-Eso es porque hyung ya lo tiene todo, ¿qué más puedes querer?
La sonrisa de Jimin fue maliciosa.
-Estoy lejos de tenerlo todo, mocoso -Golpeó su hombro juguetonamente. -Aunque mi deseo este año es bastante sencillo en realidad.
-¿Qué quieres? -Jungkook preguntó inocente. A pesar de que sus ojos seguían en los labios del otro con mirada perdida.
-Quiero un beso. -Jimin dijo como si nada.
Jungkook se quedó como un pez. Frío y sin aire.
Su boca es como el pico de un pollito, todo él es como un pollito. ¿Cómo voy a besarlo? ¿Cómo permitir que alguien más lo bese? La cabeza del maknae de oro entró en cortocircuito y todos aquellos talentos y virtudes de los que solía presumir, escaparon por la ventana. Vio a Jimin ponerse de pie con una sonrisa brillante y hermosa e ir a despedirse del directo. Todos lo hicieron y tardíamente Jungkook se unió dando una despedida torpe con su mano.
Un beso. Su hyung quería un beso para navidad y él quería ser quien se lo diese. Porque quién más; no había, no podía haber.
-Pueden ir a descansar, chicos –Su manager Sejin les indicó. -No es necesario que se cambien inmediatamente, pueden dejar sus ropas en sus habitaciones y serán retiradas más tarde.
A pesar de que todo el mundo entró en movimiento, nadie dejó la habitación de inmediato.
Jimin se estiró poniéndose de punta de pies en una pose que exponía su figura estilizada.
-Iré por un cambio de inmediato –dijo para nadie en particular, fue hasta la puerta y se volteó en el ultimo momento antes de salir, mirando solo a una persona. -Tengo ganas de divertirme un poco.
El cuerpo de Jungkook sintió un rayó de electricidad golpearlo y su corazón se aceleró a mil revoluciones.
¡Él te desea!
El tono coqueto, la mirada lasciva; el modo descarado de Jimin era la muerte para Kook. Este nunca había podido manejarlo, haría cualquier cosa por él.
Con todas las alarmas sonando en su cabeza, las piernas de Kookie comenzaron a rebotar suin control contra el piso de alfombra. Los nervios lo estaban consumiendo, ojeó la habitación esperando que nadie le estuviese prestando atención, y al comprobar que así era, salió apresurado. La habitación de su hyung estaba dos más alla de la de él, si era rapido podría interceptarlo antes de que saliese a algun lado y entonces podría...
Chocó de frente con un risueño Jimin.
-¿Dónde vas tan apresurado Jungkookie? -Quiso saber su hyung con una mirada penetrante.
Él estaba claramente tomándole el pelo y disfrutando cada segundo de ello.
-¿Te han comido la lengua los ratones? -presionó al no obtener una respuesta. Puso sus labios en un puchero que abultó su boca besable, roja como el color de las fresas frescas que estaba atrayendo toda la atención del chico más alto.
Si se hacía el suficiente silencio, cualquiera podría escuchar las mariposas aleteando dentro del estómago de Jungkook.
Él estaba enamorado.
Tanto.
Tan mal.
Jungkook lo sujetó en un abrazo estrecho.
-¿Jungkookie?
Este se lanzó con tantos nervios para llegar a sus labios, que el golpe fue brusco y consiguió sacar un gemido de Jimin. Un sonido del dolor tras el choque y al aire de sorpresa dejando su cuerpo.
-Lo siento hyung... -Se disculpó de manera torpe e intentó de nuevo el beso. Sin tanto apremio y con más sentimiento.
Como acto reflejo, las manos de Jimin fueron hasta la estrecha cintura de Jungkook y se agarraron cuál bote salvavidas ante la marea de sensaciones que barrió sobre él ola tras ola.
No estaba siendo un beso arrebatador, era un gesto dulce y romántico. Sólo sus labios siendo presionados por los otros. Calor aquí y allá. Un aliento que tembló y un ruidito de satisfacción.
Fueron cinco segundos de prueba, cinco segundo que le dijeron a Jungkook todo lo que necesitaba saber; las campañas sonaron para él.
Estaba con el indicado.
Entonces besó a Jimin de verdad, como había querido hacerlo desde hacía un tiempo, como soñaba en su habitación en algunas ocasiones que lo hacían sonreír en los dias que le seguían.
Él le dio a su mayor la muestra de cómo deseaba amarlo.
Fue un beso profundo, que le dio a Jimin un calor lleno de cosquillas y le hizo retroceder pasos hasta sentir que su espalda chocaba con algo liso sobre lo que apoyarse. Él lo necesitaba. Él se estaba derritiendo. ¿Cómo es que Jungkook podía besar así? Como si lo estuviese encendiendo al punto de que Jimin iba a derretirse. Su cuerpo se volvió lánguido y no hablar de la necesidad con la que comenzó a aferrarse al otro chico.
En un segundo, todo se transformó en fuego.
No todo es siempre sobre el amor.
A veces, es más complejo.
A veces, es sobre deseo compartido sin ninguna implicación más que saciar una necesidad en un acto tan común como lo es el sexo sin sentimientos que lo enreden.
Pero en esta ocasión, era terrible; pues la combinación de todo lo que llevaban callando por años los hacía comerle la boca al otro con la intención de verter sus secretos y no permitir de paso, que aquello que había empezado de la nada terminara de la misma manera.
Estaban en un espacio reducido, alejado de la luz y del ojo de cualquiera que pasara por allí.
Pero, a pesar de estar escondidos, olvidaron una sencilla regla de vida; si algo puede salir mal, saldrá mal.
-¡OH POR DIOS!
El grito cortó el aire y el momento; fue agudo, histérico y para nada característico de quien lo emitió.
Los chicos se separaron abruptamente para mirar a Taehyung al medio del pasillo luciendo horrorizado, su boca aun abierta en una perfecta O.
Él lo había presenciado todo.
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