PARTE FINAL
-¿Qué?
-¿Qué es?
-¿Qué sucede?
Ante el grito de Taehyung, el resto de los miembros de la banda y un par de managers se apresuraron al pasillo.
-Nada. Nada, no es nada... Yo estaba -La voz de Tae comenzó a sonar nerviosa, con un leve temblor gracioso. -practicando mis notas agudas.
-¿Qué?
-Como te atrevas a moverte, voy a jalarte las orejas -Jimin susurró en el oído de Jungkook. Le tenía fuertemente asido por el frente de la ropa. Estaban tan pegados como era posible, casi mimetizados con la puerta en la que estaban recargados haciendo todo lo que podían por pasar desapercibidos.
-Créeme hyung, no lo haría ni aunque quisiera. Y no quiero -Kook que tenía sus manos a cada lado de la cabeza de Jimin, tuvo que llevar una a su boca para cubrir la risa que amenazaba con salir cuando escucho a Tae comenzar a cantar a voz en grito.
-Ven, practico. -Siguió diciendo este.
Se escucharon murmullos poco convencidos, pero también pasos alejándose. Creíble o no, tanto Jimin como Jungkook iban a tener que pagarle a TaeTae por salvar sus traseros con su actuación.
-Bien, ahora podemos...
Jimin no pudo terminar su frase.
Su boca se vio asaltada por otra muy insistente sobre la de él. Enternecido y asombrado, Jimin tomó ambas sensaciones en su pecho, relajándose y besando de vuelta. Su consentido era entusiasta en lo que hacía, y besaba delicioso. Su olor, su sabor, la forma en que se sentían el uno contra el otro. Jimin se puso de puntas de pie para extender el beso, con un pequeño ruidito de disfrute.
-Hyung... -Jungkook respiró ahogadamente.
Él había caído enamorado la primera vez que vio a Jimin bailar. O sea, la primera vez que se vieron.
Era una historia digna de ser plasmada en papel.
Una historia clásica de amor adolescente en donde dos mundos que parecen no tener nada en común colisionan formando un hermoso universo. Y había estado acumulando sentimientos por su mayor desde entonces.
Ahora, ya no podía contenerlo más.
-No soy bueno diciendo que te amo. No puedo hacerlo cuando es necesario. -comenzó de manera acalorada. -Pero creo que lo hago cada vez que me preocupo por ti. Cuando quiero saber cómo lo estás llevando. O si descansaste bien por la noche. O si te duelen los músculos después de una presentación. -Vio que Jimin boqueaba y a pesar de no entender esa reacción, dio la estocada final. -Te amo y no solo se trata de esas dos palabras. Tiene un sinfín de significados.
-Jungkook-ah -Interrumpió Jimin, su voz baja y gutural.
-¿Entonces me perdonas?
-Supongo que yo también cometo errores. -Él había escuchado todo y estaba a punto de morir de amor. Si es que eso existía. O quizás él lo iniciaba. ¿Se podía ser tan lindo como Jeon Jungkook?
El chico de dientes de conejo los enseñó en su sonrisa.
-¿Eso es un sí?
-Es un maldito seas, cállate y bésame.
Y como Jungkook era bueno siguiendo órdenes, hizo exactamente eso.
Envolvió a Jimin por la cintura, sus manos descansando en la curva de su voluptuoso trasero. Jimin le rodeó el cuello con las manos y como el par de enamorados que eran, se balancearon hasta los labios del otro, besándose sin tapujos.
Sin miedo.
Sin esconder nada.
¿Qué importa si los veían?
Eran una imagen encantadora.
-Vamos a la habitación –Jimin pidió comenzando a avanzar aun en la posición entrelazada de sus cuerpos.
-¿Cuál? -Jungkook dudó.
-La que sea, solo por si las moscas.
El menor no iba a cuestionar eso. O nada.
Se deslizaron aun besándose hasta el cuarto más próximo, que resultó ser el de Jimin, y la cama les hizo un guiño de inmediato al verse inmensa y necesitando acción.
El clic del cerrojo al caer en su sitio resonó por todo el lugar y consiguió separarlos.
Se miraron y ante el ambiente de pronto denso, ambos sonrieron.
Park Jimin demostró su valentía dando el primer paso.
Su ropa fue cayendo al piso al igual que su vergüenza. Eso no iba con él. Jimin se hacía una idea de lo que provocaba en Jungkook e iba a sacarle provecho. Tiró su playera al suelo y prosiguió con su overol de jeans, detuvo sus dedos sobre el botón de los pantalones para crear expectación, pero todo se fue al traste cuando estos se negaron a cooperar y dejar sus piernas.
¿Por qué tenía que usar ropa tan ajustada?
Entre risas, forcejeó para sacarlos al fin, cayendo contra la cama en el proceso, sus piernas en el aire y una gran sonrisa en su rostro. Jungkook se alzó a mirarlo, también divertido.
-Eso ha sido lindo -dijo arrugando su nariz. La posición de Jimin dejaba poco para la imaginación, lo que freía el cerebro de Kook, por lo que, tuvo que recordarse que el que estaba llevando a la cama al otro era él. ¿O era al revés?
Tomó el dobladillo de su playera y la sacó por encima de su cabeza de un tirón. Su cabello largo rebotó desordenado. Y sus tatuajes oscuros resaltaron contra su piel más que nunca.
Jimin le recorrió el torso con una mirada lasciva, echándose atrás contra las almohadas para poder apreciar la vista.
-¿Me vas a enseñar qué tan malo puedes llegar a ser, chico bueno? -Lo retó.
Con una mueca picara, Jungkook se vertió sobre él. Atacó de inmediato el cuello de Jimin, besando su clavícula y aquel lunar que destacaba en su piel clara. Jimin echó su cabeza atrás gimiendo profundo.
-Te he amado desde que éramos unos niños... -dijo mordiendo la oreja de Jungkook para luego pasar su lengua por su lóbulo. -llegó mi hora de cobrarte toda la espera que me hiciste pasar.
Y con un giro, hizo cambiar las posiciones, quedando a horcajadas sobre las caderas de Jungkook. Colocó sus manos en sus hombros y lo obligó a tumbarse. Los músculos trabajando. Presión en su entrepierna y las mejillas sonrojadas del menor. Lo miró y llevó sus manos a su propia cara fingiendo que tomaba una fotografía de la posición.
Eso costaría un millón de dólares de seguro.
Pero quizás era bueno no tener una cámara en sus manos, pues quería apreciar el momento.
Ellos volvieron a besarse. Sonriendo. Sin preocupaciones. Sin pensar en nada más que en ellos en ese momento y todo lo que estaban sintiendo.
Quizás hasta dónde llegarían en ese momento. El regalo de Jimin ya había sido entregado. Ellos podían ir todo el camino o solo detenerse.
Lo único seguro era que, juntos, habían sido felices en los tiempos ingenuos, en los tiempos donde había más dudas que intenciones. Ahora, como ellos se estaban atreviendo, iban a ser algo increíble.
¿No lo crees igual?
BESOS Y ABRAZOS.
XOXO
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