
《Uno: Reencarnación》
El dolor de volverse cenizas es inmenso, literalmente supera cualquier clase de dolor jamás visto. Fue su culpa, de eso no hay duda, el haber bajado la guardia cuando creyó haber visto a Frisk dar su último aliento fue un error que le costó la vida, y pudo haberle hecho perderla también a su mejor amiga.
A diferencia de los monstruos, los Darkners no son una creación directa de Lothric, sino que los hizo Xylos con la energía de su hermano menor, por lo tanto, ellos sí que están vivos, ellos sí pueden descansar en algún lugar, lo cuál es irónico considerando que provienen de objetos inanimados. Bah, ¿Qué o quién determina qué es la vida?
Aunque sigue siendo una pena, el haber muerto antes de volver a ver a Kris le dolió al príncipe, incluso en aquel estado espiritual. Él vió a su compañera y al de Rosaria mirarse mutuamente con odio previamente a una batalla en la que esperaría que uno de ellos dejaría de respirar. Ralsei sintió que lo agarraban del hombro, por lo que, sin prisa, giró la cabeza hacia atrás, encontrándose con él, Dagón.
El Grande con forma de pez mencionó unas palabras no entendibles para el oído mortal, para que acto seguido el Darkner responda sólo asintiendo antes de ver su cadáver, o lo que quedaba de él, mientras le respondía normalmente
- Sí, lo sé. Sólo me pone triste no poder serle de mayor utilidad... Sé que no lo entiendes, ni tampoco te importa, pero me arrepiento el no haber pasado más tiempo con ellos. ¿Sabes? Creo que me dí cuenta de que el mayor error que uno puede cometer es no demostrar que quieres o amas a tus seres queridos, porque cuando ya se hayan ido... Ya será muy tarde como para que lo sepan. Y en mi caso, fue mi manera de tratarla antes de morir. -
Tras reflexionar un poco, el de la oscuridad miró nuevamente a la parca de Lordran, para luego pronunciar sin miedo las palabras "Ya estoy listo." Permitiendo así que la criatura lovecraftiana rodee de sombras la mayoría del cuerpo espiritual de la cabra hasta justo debajo del cuello, para así ambos salir disparados al cielo y volviéndose, momentaneamente, estrellas.
Ambos fueron a una velocidad abominable, Ralsei literalmente podía ver a los asteroides, los planetas, las estrellas y el resto de los astros pasar como si apenas fueran pequeñas luces en el fondo. Segundos después, ambos frenaron a mitad del enorme abismo oscuro, Ralsei vió al Grande sacar un cuchillo con forma de rayo que emitía una energía morada oscuro de él; y sin que el primero pudiera siquiera verlo, el más anciano cortó la realidad misma para que ambos entraran a las Tierras de Quetzalcóatl, lugar que era a simple vista un enorme campo con una pirámide ubicada en el centro, siendo aquel el lugar al que tenían que llegar. Tras esto, Dagón se dió la vuelta y se retiró de allí, dejando sólo a Ralsei pues sabía que el mismo no tenía otro lugar a donde ir.
El príncipe de la oscuridad vió alrededor, esperaba más gente, incluso una fila esperando su turno para el otro mundo. Él se fue caminando hacia la pirámide, disfrutando del paisaje alrededor, el río que separaba dos partes del campo, las flores tan especiales de la zona, todo era tan... Precioso. Sin embargo, la paz del Darkner se vió interrumpida con la aparición de una enorme serpiente alada rodeando la pirámide central con su propio cuerpo, siendo, efectivamente, la diosa Quetzalcóatl, la cuál miró directamente al ahora muerto que estaba en su zona.
- Bienvenido a la muerte, Ralsei. Sé que te preguntas por qué parece eres el único aquí, sé qué sabes de los dioses y qué crees de nosotros, así como sé cuál es tu religión y tu destino final. Leíste poco de mí, y sabes menos de lo que hay después de la vida... La verdad es que cada quién tiene un campo personalizado antes del siguiente paso, y yo estoy atendiendo a cada uno de todos ellos a través del multiverso entero. Cada campo, cada muerte, cada alma que pasa al otro lado, yo siempre estoy allí, observando... Porque sé cuándo, dónde, cómo, quién, porqué, por quién... La muerte lo sabe todo. -
- ¿Osea me estás diciendo que tú eres la muerte? -
Tras escuchar esto, Quetzalcóatl se burla de Ralsei en su cara, sabiendo que el mismo no puede hacer nada más que lo que hizo, lo cuál era enojarse.
- En lo absoluto. Sólo soy el eslabón que hay entre el mundo de los vivos y el de los muertos. La muerte no es Dagón, no es Midir, no soy yo, no es la runa... La muerte es el primero de los demonios de verdad. Pero nada de eso importa ahora, ya hemos decidido tu destino, y serás lanzado al sitio donde reina la noche, los territorios de Nyxaris, un lugar donde la runa de la muerte no tiene poder... El Vacío. Disfruta de la cacería y del misterio, porque yo tampoco sé qué se oculta allí. ¡Jajaja! -
Tras reirse, Quetzalcóatl desaparece sin dejar rastro alguno mas que un montón de polvo dorado en el aire, para que acto seguido unas llamas negras empiecen a quemar el campo entero, a la vez que el sitio empezaba a derrumbarse hacia un abismo interminable. Ralsei corrió hacia la pirámide sólo para darse cuenta que ésta ya se había caído a la oscuridad. Sin poder hacer nada, y viendo cómo las llamas se acercaban a su lugar, Ralsei se sentó en posición fetal mientras cubría su cara, sin saber qué era lo que seguiría, además de que el ruido del fuego se estaba intensificando más y más, hasta que entonces...
Silencio. El príncipe de la oscuridad dejó de oir el fuego negro, de hecho, había dejado de oir cosas en general, por lo que él abrió los ojos, sin haberse dado cuenta que estaba acostado de cara contra el suelo. Veía borroso y estaba volviendo a escuchar su alrededor mientras se levantaba lentamente, cayendo un poco mientras lo hacía, él miró a sus alrededores, estaba en un campo de flores blancas y gente de todas las razas, ángeles incluidos, crucificados por aquí y por allá, cosa que horrorizó demasiado al Darkner, hasta que decidió mirar hacia el cielo, observando con sus propios ojos, ahora con sus pupilas reducidas, el mayor terror de la Oscuridad, la mayor figura para el pueblo de Yahar'gul y Yharnam...
El todopoderoso le dicen algunos, el inexistente le dicen otros, la religión que el mundo debió de seguir, y el gobernante de allí según Quetzalcóatl. Un símbolo de luz, miedo, oscuridad, calma, renovación, muerte, vida, introspección, protección, paz interior, reflexión, transición, mundo espiritual, las emociones y sentimientos. Con el poder sobre el desarrollo y crecimiento humano, el poder sobre las mareas, el poder de la rotación del planeta, y la psicología de los seres vivos... era la Luna.
Ralsei se tambaleó mientras caminó hacia atrás, podía sentirlo sobre su piel, la luna lo estaba mirando, lo estaba aterrando. Ésta vez no habían estrellas en el cielo, no habían dioses que le perdonaran la vida, no había un qué hacer. Si huyes de la luna, siempre te alcanza, si te escondes de la luna, siempre te encuentra, si luchas contra ella, siempre te derrota. Y a pesar de todo, Ralsei se dió la vuelta y corrió, corrió como nunca antes había hecho en su vida, corrió como si ésta dependiera de ello, corrió mientras lloraba, se sentía un niño aterrado, era un niño aterrado, uno que jamás podría huir del miedo, incluso después de muerto. Ralsei tropezó por su falta de cuidado y se lastimó por su caída al suelo, él se dió la vuelta mientras aún se iba arrastrando hacia atrás, la luna seguía allí, era inútil correr, era inútil hacer algo, la luna siempre seguiría encima suyo. ¿Qué pasará si muere otra vez? ¿Acaso desaparecerá de la existencia? ¿Se irá al infierno? ¿Reaparecerá donde estaba al principio? ¿Será crucificado como todos los que estaban a su alrededor? No quería saberlo, no quería morir, no otra vez.
Pero ya era tarde, él no tenía esperanza ni posibilidades de huir. Vió a la luna otra vez antes de cerrar los ojos, esperando su horrible destino... No, ésta historia no debe terminar así... Zeroth sigue atrapado... Y ésta es la única oportunidad que tenemos... Perdón padre, pero no puedo permitir que defractes a éste Darkner, yo también lo necesito.
Entonces, Ralsei escuchó a algo o alguien ponerse entre él y la luna, cubriéndolo de su maldita luz, al mismo tiempo que una extremidad lo rodeaba, se lo imaginaba como un tentáculo por su tacto, además de que al instante sintió cómo es que iban a una velocidad impresionante, y a pesar de no abrir los ojos en ningún momento, el príncipe se imaginó a su salvador como un gran calamar humanoide, similar a Cthulhu de los mitos lovecraftianos. Aunque todo importó poco pues Ralsei fue lanzado en el aire y acabó aterrizando dentro de una cueva, ocultándose dentro de ella para evitar a la luna a toda costa.
Dos horas pasaron para que el príncipe de la oscuridad salga de las sombras que habían en la cueva, la luna se había vuelto blanca, por lo que, creía él, no tendría que preocuparse demasiado por el momento. Él se fue de allí caminando sin rumbo hasta ver un reino en la lejanía, al cuál se le ocurrió ir pues no tenía otro lugar. Ralsei caminó hacia el lugar por un buen tiempo, teniendo la buena suerte de que la luna no decida atacarlo por el momento, pudiendo llegar a las puertas sin mucho problema...
- Bien, ya estoy aquí... Y con suerte, otras personas también lo estarán... No sé dónde estoy, pero es mejor tener a alguien si quiero al menos sentirme bien... ¿Eh? Así que éste lugar se llama... Boletaria... Qué nombre tan raro... Bien, aquí voy... -
Tras decir esto, Ralsei entra por las puertas abiertas del reino, comenzando con su propia aventura, y con ésta, el segundo DLC de Dark Knights.
Continuará...
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