Por la mañana, el rubio abrió los ojos al sentir los rayos del sol procedentes de su ventana, alguien quería interrumpir su sueño profundo.

Inclinó la cabeza suavemente a la izquierda para hallar a quien entró en su habitación y provocó su despertar. Su malhumor se desvaneció al contemplar la figura con quien compartía habitación.

-Buenos días, dormilón. ¿Has dormido bien?-El dulce tono de voz que Cliff le transmitía hacía que se le formase una pequeña sonrisa en su rostro.

-Muy bien. Estoy super contento por tu regreso, en serio, no sabes lo feliz que estoy ahora mismo...-Opinó con una encantadora mirada dirigida al ente sin vida, éste se sentó en el borde de la cama y acarició su frente lentamente.

-Tenía que hacerlo, no quería verte sufrir más...-Una sonrisa más se dibujó en el rostro del joven demacrado, le era imposible contener esa sensación-Por cierto, he visto que estás un poco más delgado de lo normal, supongo que sería por la depresión... Sí, sin duda estás algo desnutrido. Ahora mismo te traeré un desayuno rico en vitaminas y otros tipos de nutrientes que harán que recuperes tu auténtico físico, ¿te parece bien?-Asintió, al poco tiempo, el bajista se levantó de la cama y salió del cuarto de su amigo.

Su primera comida de aquel día constaba de alguna pieza de fruta, un vaso de leche y algún bollo saludable. Iba a traer todo aquello en una bandeja a la cama de su mejor amigo, el jovencito no se iba a despertar de una y fue por eso que iba a trasladar aquel conjunto de comida hacia donde estaba su colega para que se espabilara un poco mejor.

-Venga, no te puse mucha comida. El bollo es pequeño y te eché poca leche. Cómetelo todo, por favor. Hazlo por mí-Le pidió con ternura a un enfermo James postrado en su cama, se sentó en ésta cuando tuvo la bandeja entre sus manos, acto seguido empezó a ingerir alimentos.

-Cliff... Cuando como, siempre vomito todo a causa del estrés... Espero que esta vez no sea así...-Comentó mientras bebía de su vaso de leche, pegó una arcada al probarla, Cliff no sabía que él detestaba la leche.

-Aunque te pase, no tienes que pensar en eso. Contra más lo pienses, peor va a ser-Dijo, al observar las arcadas que le daba la leche, decidió consentirle el no tomársela y la retiró de la bandeja-La leche no, pero el resto quiero que te lo comas todo. Decidí empezar suave y continuar con alimentos más completos los días siguientes. Yo sé que serás capaz de ir tolerando alimentos de nuevo-Sonrió, el rubio hizo lo mismo y siguió comiendo su primera comida del día.

-Estaba pensando... ¿Viniste conmigo por algo en específico o simplemente porque te di pena o porque quisiste?-Interrogó invadido por la curiosidad, el bajista se sentó de nuevo en el botde de la cama.

-Tengo una misión que ejercer contigo, James. Yo no puedo venir aquí así porque sí. Si estoy aquí es para cumplir un cargo muy importante, no para hacer el paripé-Explicó amablemente, Hetfield mordisqueó un poco su futa, manzana concretamente, se quedó completamente intrigado.

-¿Qué misión?-Preguntaba a la vez que proseguía mordiendo su manzana, parecía que era difícil de decir puesto que tardó bastante tiempo en volver a hablar.

-Te va a parecer de lo más surrealista e incluso puede que no me creas, pero aquí voy-Carraspeó un poco mientras se acomodaba en la cama, estando casi tumbado-Al parecer, cuando mueres, vas a una especie de sitio que no es para nada ni el cielo ni el infierno, le llamamos el ''coma''. ¿Por qué así? No lo sé, no me dijeron el significado... En este lugar, tu trabajo puede ser: 1. Ángel infantil, es decir, cuidas a aquellos angelitos que sean niños; 2. Ángel nativo, que tienes un puesto en el coma y, el mío, ángel guardián, y la misma palabra te da a entender que nuestro oficio, el de los ángeles guardianes, es salvar vidas en la superficie terrestre. Hasta aquí lo que tienes que saber fundamentalmente, ahora te digo lo que de verdad tienes que tener en cuenta, presta atención. El trabajo mío y el de otros compañeros míos, viene a ser que cada uno escogemos un humano vivo y nos comprometemos a ser su barrera para el resto de su vida. Para eso, nos dan un plazo de unos tres o cuatro días para analizar bien a quién escogíamos. Yo miré a la banda en sí en esos días y fue que te vi a ti tan depresivo y sin ganas de hacer absolutamente nada por mi partida. Así que, lo que hice fue ver bien que el que peor lo estaba pasando eras tú, y al final me decanté por ti. Claro, sólo el protegido por estos ángeles puede tener contacto físico con su protector, es decir, sólo tú me puedes sentir, el resto nadie me percibirá. Y... Creo que hasta aquí está más que clara mi explicación... Espero que haberte aclarado tus dudas-Dijo un poco tímido, James acabó su desayuno y dejó la bandeja en su escritorio detrás de su cama, acto seguido volvió a darse la vuelta y a dejarle claras algunas cositas a su mejor amigo.

-Se ve interesante... Pero, ¿realmente quisiste hacerlo?-Cuestionó todavía inseguro, el fantasma sonrió en respuesta.

-Claro que quise, James. Si no, no estaría aquí-Contestó apartando un mechón del pelo de su cara, el jovencito sonrió dulcemente.

Así que... Cliff era un ángel guradián...

Estaba dispuesto a proteger a James...

Nadie volvería a hacerle daño...