T2: Temporada De Caza.
En la mansión en el medio del pantano, Karu estaba en el patio trasero entrenando sus poderes con Edward, quien le enseñaba lo básico, hasta ahora el vessel con el paso de los días, demostro tener un buen potencial para ir aprendiendo rápido, claro, no de inmediato, porque algunas cosas o hechizos tardaba unos 3 a 6 intentos hacerlos bien. Pero para ser lo más básico iba haciendo el trabajo bien, haciendo que todos en la mansión sepan rápido del potencial de la vasija.
Ahora mismo Karu aprendía a como teletransportar se por el patio, como Edward le había enseñado, tenía que fijarse en el área en el que quería aparecer, luego concentrarse y dejar que la llama escarlata lo lleve hasta ahí, un proceso que le costaba, pues era demasiado raro para él, ya que no estaba acostumbrado a este tipo de magia. Cayendo más de una vez, mareado, confundido y sobretodo con muchas náuseas.
—Bien, poco a poco empiezas a agarrarle el truco a esto. Aunque todavía falta mucho para que no te sientas mareado, descuida, los niños también suelen pasar por lo mismo que tú, así que vas bien chico— Dijo Edward con un gran entusiasmo al ver como Karu ya iba progresando más.
—"Aún así, esto ni siquiera es fácil para mí... Ustedes por ya se acostumbran, yo no se si me vaya a acostumbrar a esto..."
El vessel se puso de pie, en lo que trataba de no caerse. Edward con un chasquido de dedos apareció frente al vessel, ayudándolo a no perder el equilibrio, pues este lo había estado haciendo bien, y ya desde luego que era parte de un largo entrenamiento que por lo visto, iba a durar más de lo que a Karu le gustaría. Así que tras una limpieza a su ropa, el murciélago se alejo del vessel, para darle a entender, que de nuevo tenía que hacer el ejercicio.
Karu suspiro con mucho pesar, después de todo no sabía si él a la larga, iba a usar estos poderes o no, pero solo por no defraudar al murciélago azul lo haría. Con la aprobación de Edward, este se alistó antes de desaparecer en un humo rojizo escarlata y tan solo unos segundos después, volver a aparecer, esta vez delante de su mentor. Unos segundos pasaron, y consiguió no tambalear o caer, así que sonrió un poco de lado, aunque el gusto le duró poco al sentir como había aparecido sin capa, teniendo su cuerpo muy expuesto, a lo cual el murciélago soltó una risa.
Y Karu resoplaba mientras se iba por su capa tirada en el piso, lo bueno era que traía taparrabos.
Finalmente al vestirse, el vessel se cruzó de brazos mientras veía como Edward terminaba de reír, para recuperar su postura y su seriedad para continuar con el entrenamiento. Por otro lado, no tan lejos de ahí, Bell y Alison se encontraban hablando un rato, pues estos dos parecían llevarse mejor de lo que imaginaban.
—Entonces, ¿hay bichos que se encuentran interesados en hacer que se vuelvan sus esclavos?— El gusano preguntó con curiosidad, pero sobretodo sorpresa.
—Sí, digamos que no somos de su agrado. Creen que estarían mejor, si nos sometemos a ellos, pero para su mala suerte eso no va a ocurrir— Dijo Alison con un tono serio y algo agresivo.
Mientras una expresión fría y un poco tenebrosa aparecía en su rostro, haciendo que el gusano se ponga nervioso, llevándose una mano a la nuca para rascarse, en lo que soltaba una risa nerviosa.
Aunque tras unos segundos él se pudo recomponer, para seguir la conversación. Esta vez, con una pregunta que ni la propia Alison era capaz de responder.
—Bueno, dejando de lado ese tema, quisiera preguntar; ¿por qué Karu parece odiarme? No le he hecho nada malo, que sepa yo...— Dijo Bell mostrando una intriga, curiosidad y hasta cierto punto, algo de tristeza por este asunto.
La murciélago torció la boca al escuchar la pregunta, pues ni ella misma sabía la respuesta, era un tema reservado de Karu, que sin duda, el vessel no iba a tocar con facilidad. O al menos darle una pequeña mención al respecto, así que ella suspiro tratando de dar una explicación por lo menos, un poco lógica o que tuviera algo de sentido para Bell.
—Realmente no lo se... Quizá sea cosa personal suya, pero no tiene ese mismo comportamiento con los demás, solo contigo, es casi como si el verte le afectará con mucha fuerza. Y realmente yo no tengo una respuesta concreta, así que deberías preguntarle a él en persona... Si es que se deja en primer lugar....— Dijo Alison en lo que dejaba salir un suspiro de su boca.
Después noto como Anya y Andrea se encontraban jugando en el piso, ya que al ser todavía algo pequeñas, era obvio que no iban a poder volar todo el tiempo pues se cansarían rápido, y eso le haría un gran favor a Alison, ya que no tendría que vigilar mucho de hacia dónde van o fueron.
—...Supongo que podría intentar hablarlo con él... Si es que se deja al menos...— Dijo Bell, inseguro de si debía o no hacer lo que dijo Alison.
—Mira, por lo menos intentarlo es lo que importa. Si no hayas un poco de cooperación, o todas las respuestas a lo que tú quieres, le podrías pedir a Edward o a mí de preguntarle. Y ya te diríamos lo que nos diga— Sugirió Alison, de todos modos, Bell lo pensaría un rato antes de darle respuesta.
Así que el gusano con pelaje se levantó y le daría las gracias a Alison por la agradable charla que tuvieron, sin embargo, se pondría a pensar un largo rato, sobre lo que tenía que hacer, ya que por un lado no quería ser un aprovechado con sus anfitriones y por el otro, tampoco es que se encontrará muy convencido de acercarse al vessel, pues todos los intentos de hablar o al menos tener un diálogo amistoso con él, habían sido fallidos. Y aún no le encontraba la razón detrás de su rechazo, así que solo se quedó a pensar un rato más. Mientras se iba caminando del lugar, por ir metido dentro de su cabeza, no se daría cuenta que acabo en el patio, donde Karu y Edward se encontraban entrenando.
Mientras el vessel con la guía de Edward, seguía practicando sus poderes ya que a pesar de todo lo que había aprendido, iba a pasar mucho tiempo antes de que Karu perfeccione cada cosa que hasta ahora había hecho. En el instante que él se volvió a teletransportar, no se percató de la presencia del gusano, así que apenas apareció del otro lado, acabarían cayendo sobre Bell.
Karu se sobo el golpe, aunque no hubiera sido demasiado fuerte, y él miro hacia abajo para ver que fue lo que amortiguo su caída, y para su sorpresa ahí mismo se encontraba Bell. Con sorpresa el vessel se alejo de él, por no decir que fue un reflejo involuntario de temor. Edward al acercarse al gusano, le ayudo a ponerse una vez más de pie. Mientras quitaba todo rastro de polvo y tierra de su ropa y pelaje.
—¿Te encuentras bien? Fue un golpe bastante duro.
El murciélago terminó de ayudar a limpiarlo mientras Bell solo se podía sobar la nuca tras aquella inesperada caída del vessel.
—Sí, estoy bien, descuide, aún así muchas gracias por ayudarme—
—No hay de que chico, ¿no crees que le debes una disculpa a Bell, Karu?
Edward miro a Karu, aunque él estaba muy callado y por algún motivo hasta nervioso, si se era demasiado observador, se daría cuenta uno, de que el vessel se encontraba temblando un poco.
—¿Karu? ¿Estás bien?— Edward se acercó al vessel para verificar que todo estuviera en orden.
Karu solo asintió con la cabeza rápidamente, sin embargo esto no convenció a Edward, así que el murciélago azul tomo a Bell y para probar una hipótesis que él tenía, lo puso delante del vessel.
De inmediato como lo esperaba, la vasija daría un par de pasos hacia atrás, cosa que dejo a Bell confundido y hasta cierto punto frustrado.
—Hmmm... Bell, ¿me podrías permitir unos momentos a solas con Karu por favor?—
Bell miro a Edward y luego a la vasija, para seguido de ello solo soltar un suspiro mientras se iba hacia el interior de la mansión, y cuando salió del rango de visión de ambos, se escondería tras un arbusto para escuchar lo que iba a pasar a continuación.
Karu relajo un poco su cuerpo al momento de que Bell se fue de su vista hasta desaparecer, aunque Edward decidió encararlo por lo que había ocurrido, poniendo al vessel muy incómodo. Debido a que no le gustaba hablar sobre el tema.
—¿Podría saber por qué siempre que aparece Bell te comportas de esa manera? ¿Acaso Bell te hizo daño?— Pregunto Edward en lo que se cruzaba de brazos viendo a Karu, con una ceja levantada.
—"...Es complicado..."— Fue la corta respuesta de Karu quien se dedicaba a evitar el tema.
—Complicado... Bueno, si lo es, lo mejor sería comenzar a hablar, sino de otro modo cada vez que te cruces con Bell te va a pasar lo mismo. Una y otra vez. Así que mejor dime lo que pasa chico— Dijo Edward buscando que Karu coopere con él. Aunque sin nada de éxito.
Edward suspiro con pesar, en lo que tallaba su frente con dos de sus dedos, mientras tanto él solo miraba a Karu; intentando que pueda descifrar el misterio del vessel, sin embargo. Nada podía o parecía funcionar, pero no por eso se daría por vencido, ya que aún tenía otros medios para así saber lo que le ocurre a la joven vasija.
—Mira, Karu, no tiene porque haber secretos entre nosotros.
—Sí hay algo que tengas en la cabeza que te impida estar al cien, lo mejor sería que me lo digas ahora mismo que tienes oportunidad. No tienes porque cargar con ese peso para siempre sabes...
Tras escuchar las palabras que el murciélago le había dicho, Karu se quedo pensando unos cuantos segundos, antes de suspirar con pesadez. Para decirle entonces a Edward lo que pasaba, tras haber pensado un poco las cosas.
—"....Bell... Bell me recuerda a mi padre, si es que siquiera lo puedo llamar así..."— Dijo Karu respondiendo a la pregunta, en lo que se rascaba la nuca incómodo y algo disgustado de tocar este tema.
Edward escucho a Karu, sin que una sola palabra salga de él, por lo menos por ahora, pues quería seguir escuchándolo. Al igual que el escondido Bell, quien tenía un poco más de curiosidad que el propio murciélago azul por saber lo que en verdad tenía el vessel.
—"No es un tema fácil para mí, ¿okey? Es algo que prefiero no mencionar o evitar, pero él..."
Karu hizo una pequeña pausa, recordando aquel momento tan fatídico donde su padre, lo dejo caer al abismo, en una caída muy larga. La cual por lo menos hubo durado un par de minutos, antes de haber llegado al suelo. Uno de los peores momentos de su vida, y uno que quisiera olvidar para siempre. Pues no era mucho de su agrado, recordar eso, o por lo menos a aquel gusano, al que no esperaba ver nunca más. Siendo que ahora tenía que convivir con uno todos los días, gracias a eso era porque estaba distante, y es rudo y hasta cortante con Bell.
—Él, ¿él qué te hizo?— Pregunto Edward con curiosidad, pero en vez de recibir una respuesta, el vessel volvió a suspirar.
—"No importa... Iré a tomar algo de aire..."— Dijo Karu, en lo que se daba la vuelta y se iba alejando.
—Pero si ya estas en el exterior.
Edward levanto una ceja, en lo que cruzaba sus brazos luego de haber escuchado lo que Karu dijo pues, ya estaban afuera, en el exterior.
—Pero si ya estas afuera en el exterior chico.
—"Necesito tomar aire lejos de todos.... Al menos por un rato".
Tras decir eso, Karu desapareció de la vista de Edward haciendo uso de sus nuevas habilidades, una vez "solo", el murciélago se tallo la frente con dos dedos, al mismo tiempo que suspiraba y daba media vuelta, para encarar a Bell.
—Muy bien, ya puedes salir de ahí jovencito— Dijo Edward, en lo que se cruzaba de brazos.
—¿Sabía que yo estaba ahí todo este tiempo? ¿Pero como? Si fui lo suficientemente sigiloso para no ser descubierto— Dijo Bell claramente confundido y algo sorprendido.
—Podrás engañar a la vista de un viejo como yo, pero nunca un olfato como el mío jovencito, no pude haber visto cuando hayas entrado en el arbusto, pero tu hedor te delató...— Dijo Edward, mientras caminaba acercándose al contrario, quien encontraba coherente lo que dijo el mayor.
—¿Y a qué huelo?— Pregunto Bell con mucha curiosidad, con claro interés de descubrir como olía en verdad.
—A que te hace falta un baño jejejeje...— Edward dijo, mientras reía y le daba unas palmaditas en su espalda a Bell.
—¡Hey!... Pero bueno, ¿cómo cree que deba abordar el tema con Karu? Al parecer su padre fue un Wyrm como yo, así que lo más probable es que le haya hecho algo muy grave— Dijo Bell, quien buscaba conocimiento del viejo murciélago.
Edward negó con la cabeza sin tener una respuesta, pues él se encontraba igual, queriendo ver de que manera podían ayudar a Karu, claro que si no sabían que le ocurría, nunca podrían como poder ayudarle con lo que sea.
—Sinceramente no lo se, solo el tiempo nos dirá como podremos ayudarle, por ahora lo que te doy de recomendación es intentar un poco más de pequeñas charlas o interacciones, poco a poco tienes que ganarte su confianza. Quiera o no quiera, tarde o temprano, él te estará hablando. Así que solo dale tiempo, al tiempo...— Dijo Edward con lo cual dejo muy pensativo al gusano mitad polilla en medio del patio.
[Mientras tanto en otro lado]
El campamento montado por los esclavistas ya estaba listo para hacer la primera expedición al interior del pantano, algo que a muchos no les agradaba, pero no había de otra. Si ahí se hallaban muchos murciélagos, ellos iban a encargarse de que no escapen, y eso era la principal prioridad.
Así que mientras todos alistaban sus cosas, el escarabajo a cargo de esta operación se encontraba hablando con la hormiga negra, ya que estaban a nada de entrar en territorio desconocido y muy posiblemente hostil. Por lo cual debían asegurarse de dejar unas órdenes antes de partir en el 1er grupo que entraría al pantano.
—¿Todo listo?— Pregunto aquel escarabajo mirando a la hormiga hembra.
—Lista, andando, que no vamos a quedarnos aquí para siempre.
La hormiga y el escarabajo se fueron con el grupo que entraría primero, y tras dar la orden, todo el mundo que conformaba aquel equipo. Partió hacia el interior de ese espeso y peligroso pantano.
Cómo era de esperarse, habían muchas cosas que iban a querer matarlos, desde depredadores, a flores y todo tipo de flora de este peligroso lugar. Y conforme ellos se adentraban, más y más bichos iban perdiendo la vida, muchos ya querían darse la vuelta y que volvieran por dónde vinieron. Lo cual no iba a ser posible, pues las ordenes eran claras, avanzar y seguir avanzando hasta que se encuentren la primera señal de que aquí hay murciélagos, y si bien había unos cuantos con sus dudas, rápidamente estas fueron desapareciendo, conforme iban habiendo más rastros de que en la zona hay actividad. Desde un par de árboles talados, a un par de puentes construidos sobre las peligrosas aguas pantanosas, así que el grupo avanzaría un poco más, hasta dar con la lotería, al llegar a un punto de control de murciélagos. Obviamente no se dejaron ver, pero con el hallazgo realizado.
Decidieron traer a la caballería, ya que iban a cortar el problema de raíz, sin dejar lugar a huida o contraataque de los Murciélagos.
[De regreso con Karu]
El vessel se encontraba alejado del resto, en una zona solitaria a las afueras de la seguridad del Asentamiento o de la mansión.
Este se encontraba tirando unas piedras al agua, en lo que seguía pensando acerca de lo que había hablado con Edward. Sabia bien que Bell no era malo como fue su padre, aunque su aspecto era lo único que le impedía tener una conversación o dirigirle siquiera la mirada al gusano. Suspiro con pesadez tratándose de desahogar tirando piedras al agua, para que luego se siente en una piedra y se ponga a reflexionar.
—"¿Por qué nada puede ser sencillo por lo menos una vez, en la vida?"— Pregunto Karu en voz alta en lo que veía hacia al horizonte.
—"Eso le quitaría lo divertido a la vida sabes"— Hablo una voz muy misteriosa.
Haciendo que Karu se ponga en alerta, mientras veía hacia todas partes, buscando el origen o al dueño de dicha voz.
—"¿Quién está ahi? ¡Sal y da la cara!"— Dijo Karu en guardia y su aguijón en alto.
—"¡Jajaja!, ¿dar la cara? Oh que ingenuo, si ya nos hemos visto en ocasiones pasadas. ¿O es acaso que ya no recuerdas todos esos malos sueños que has tenido? ¡Yo siempre he estado, en cada uno de ellos!"— Respondió la voz, con lo cual dejo a Karu confundido por lo que dijo.
—"¿Disculpa?"—
—"Mira al agua niño, y dime lo que ves ahí..."
No tan seguro si debería hacerle caso o no, Karu durante un par de segundos dudo, aunque al fin con la curiosidad carcomiendole la cabeza, lentamente se acercó a la orilla del pantanoso lago, solo para ver en el reflejo del agua, a una figura de un murciélago, de aspecto aterrador y demoníaco, con un tono mucho más rojo que el resto. Además de tener unos ojos demasiado rojos como la sangre, intimidantes y bastante imponentes. Karu quedaría muy sorprendido por lo que veía, que tuvo que tallar sus ojos para ver que no estuviera teniendo algún tipo de alucinación, aunque tras hacerlo y ver que ese reflejo aún no iba a ninguna parte. Sin duda le hizo tener una gran confusión.
—"¿Quién eres y qué es lo que quieres de mí?"— Pregunto el vessel con un tono agresivo, en una pose defensiva.
—"¿Quién soy yo? Soy aquel que ha hecho que tus sueños sean un infierno, él que se alimenta de las malas experiencias de la gente, y por si no fuera poco, soy un ser o deidad más antigua que cualquier cosa en la que estés pensando eh"
—"En otras palabras chico, tienes la fortuna de que el rey de las Pesadillas se haya interesado en ti, digamos que eres... Demasiado valioso para mí"— Dijo aquel murciélago rojo, haciendo que Karu abra los ojos grandemente.
Su sorpresa aumento más, tras averiguar la identidad de aquel murciélago, siendo nada más y nada menos que el Rey Pesadilla, una entidad cuya influencia y poder, iba más allá del Mundo Oniríco según propias palabras de Edward y Isaac. Así que Karu estaba atento a sus acciones pues este ente nunca tenía intenciones buenas con quien quisiera hablar o ver.
—"...Eso no responde a toda mi pregunta..."— Dijo Karu con un tono bastante serio tratando de permanecer firme ante este ser.
El murciélago solo pudo sonreír tétrica y tenebrosamente, con lo cual al contrario le dieron unos escalofríos de solo ver la sonrisa de oreja a oreja, qué tenía aquel ser. De la nada con una risa igual de tenobrosa que su sonrisa, no dijo nada, solo desapareció y se hizo presente, frente a la vasija.
Karu daría un par de pasos hacia atrás, cuando vio la figura de este murciélago enfrente suyo, con lo cual saco su aguijón preparando un ataque en caso de que algo le fuera a pasar ahí mismo, aunque lejos de toda hostilidad, el Rey le empezaría a ver de pies a cabeza, en lo que caminaba alrededor de círculos.
—"Bueno, lo que quiero es muy simple chico. Quiero que seas mi adalid.
—"¿Qué?... Isaac ya es uno de tus adalid, así que no cuentes conmigo"— Dijo Karu negando la oferta, sin embargo no es que tuviera de otra.
—"Oh, no lo entiendes chico, yo no quiero que seas otro líder de alguna tropa o grupo, tengo unos planes diferentes para ti. Pero los iras sabiendo todo a su tiempo, lo quieras o no"— El Murciélago de color carmesí miro a Karu a los ojos.
Sin que el vessel se diera cuenta, sus ojos tuvieron por un par de segundos, un peculiar brillo de color escarlata, mientras sentía un leve dolor de cabeza, por lo cual llevo una mano a su cara y bajo la guardia unos instantes.
—"Nos estaremos viendo Vessel, más pronto de lo que piensas..."
Antes de que Karu pudiera decir o hacer algo, esta deidad ya no se encontraba más ahí con él, y por más que mirara a todos lados, no encontró nada. Ni siquiera en el agua, así que suspiro pesado, en lo que notaba su inesperado y repentino cansancio. Como si esa mirada le hubiera quitado todas las fuerzas para ese día, así que decidió regresar al interior de la seguridad del Asentamiento; no muy seguro de si contarle esto a Edward e Isaac.
Pero tendría que decidir rápido, ya que sin su conocimiento, algo iba a pasar, algo que iba a hacer que cambie él, y todos los que lo conocen. Así que sin decir una palabra, llego hacia su habitación en la mansión, y abrió la puerta, encontrando ahí a Alison junto a las niñas.
—Hasta que por fin apareces, te estaba buscando por todos lados, es tu turno de cuidar a las niñas, además... ¿Te paso algo? Luces muy cansando...— Dijo Alison, notando que algo no andaba bien con Karu.
—"Estaré bien, solo fue un día pesado para mí. Es todo, claro, deja a las niñas, me aseguraré de que coman, y estén bien"—
Tras decir esto, Karu bostezo, lo cual le dio curiosidad a Alison, y sin decir más, la murciélago se puso de pie para salir de ahí, no sin antes dirigirle una última mirada al vessel, creyendo que había visto por unos instantes un peculiar brillo escarlata en estos.
Aún con sus dudas, Alison salió y al cerrar la puerta, se quedó ahí parada, durante unos segundos, pensando si lo que vio fue real o cosa de su imaginación. Aunque al final sacudió su cabeza, ya que era mejor si no pensaba más del tema, pues no quería que este le de vueltas todo el día.
Tras esto, Karu se sentó sobre el borde de la cama, en lo que veía a las pequeñas murciélagos, con una ligera sonrisa en su rostro, y con cierta alegría al ver como el dúo de traviesas se empezaban a colgar de sus cuernos, como si se tratarán de las atracciones más divertidas del mundo. Y quizá para ellas dos lo eran, gracias a esto, la vasija pudo olvidar por unos momentos sus problemas, sin saber que pronto la cosa se iba a complicar para todos, más pronto de lo que él podría pensar o creer.
[En algún otro lugar]
Mavis y Jeffrey caminaban hasta el lugar dónde el mosquito había indicado, era un trayecto largo y demasiado pesado, pero para no llamar la atención, ambos solo se llevaron lo necesario. Además de que dejaron a los Tremors junto al encapuchado en su guarida improvisada; así que eran ellos dos y algunas provisiones para su camino.
—¿Estás seguro de que allí van a estar?— Cuestionó Mavis, viendo a Jeffrey con una mirada que no generaba mucha confianza.
—S-Sí, se supone que ese es uno de sus escondites más conocidos, por bichos de mala vida. Así que lo más probable es que si estén, o al menos es lo que yo espero...—
Lo último lo susurro para evitar que la mantis lo oiga, aún así, la contraria giro su cabeza hacia él, cosa que lo puso nervioso, más cuando vio que frunció el ceño y encima también estaba bastante seria. Aunque por suerte no pasó a mayores la situación, la cosa se puso tensa y ahora, Jeffrey tenía más ganas de encontrar a ese grupo de esclavistas. Para buena suerte suya, el lugar ya era más visible. Y se notaba que si había actividad ahí, por el ruido que se escuchaba de muchos bichos que estaban hablando. Así que en el mestizo de mosca y mosquito, un suspiro de alivio salió de su boca.
Mientras a su lado, la mantis se mantenía callada con semblante serio, y con una actitud bastante atenta y precavida a su entorno, pues uno nunca sabía con que o como podían hacerle algo. Por lo mismo, Mavis se mantenía alerta en todas direcciones, con ambas antenas bien levantadas para dar la alarma de peligro en caso de que lo hubiera.
Ni bien se habían acercado a ese lugar, fueron recibidos de forma hostil por un largo número de bichos, quienes les apuntaron de todas direcciones, con ballestas, arcos, lanzas y distintos tipos de armas. Jeffrey se sorprendió, por nervios levanto sus manos para mostrar que no traían ninguna mala intención.
Sin embargo, lejos de exaltarse o sentirse amenazada, Mavis no se mostraba en lo absoluto molesta u preocupada de la situación. En lugar de eso, ella mantenía una mirada seria y fría, como si esto no fuera nuevo para su rutina diaria.
—¿Qué quieren aquí?— Uno de los muchos bichos preguntaría, mientras les apuntaba con una lanza.
—Venimos a hacer negocios...— Respondió Mavis de forma muy seca y fría, alejando con su garra la punta de la lanza de su cara.
—¿Negocios?— Repitió un bicho a su izquierda de la mantis, y de inmediato las risas no tardaron.
Todos los bichos e insectos no se tardaron en carcajear debido a lo dicho por Mavis, no tomándola en serio. Sin embargo, las risas y carcajadas lentamente se fueron apagando, conforme se daban cuenta de que la mantis hablaba en serio, pues su rostro no había cambiado ni un poco, pese a las risas de los contrarios, ella no se inmuto ni en un momento. Y con esto, se le iba a tomar en cuenta.
—Negocios eh, ¿qué clase de negocio exactamente?— Volvió a preguntar el 1er bicho.
—... ¿Acaso no es obvio? Busco el próximo cargamento que tengan de murciélagos— Dijo Mavis con total seriedad, tomándose muy en serio la negociación. A pesar de que a los bichos no se les vea muy confiados o abiertos a una.
Mavis solo rodó los ojos, de sus harapos ella saco una bolsa llena de Geo, tirandola a los pies del primer bicho, este la miro antes de tomarla segundos después y pesarla con la mano, notando en el interior que estaba pesada, sin duda una buena cantidad estaba ahí dentro.
—¿Y ahora? ¿Tenemos un trato?
Tras un rápido intercambio de miradas de todos los bichos e insectos, ellos asintieron para después darle una respuesta a la mantis, solo que fue una que no le gustó.
—Nah, gracias de todos modos por el Geo. Pero creo que al jefe le gustaría tener a una mantis en su repertorio— Dijo el 1er bicho, haciendo un error fatal que iba a costarle caro.
—Respuesta equivocada...—
Antes de que el bicho pudiera hacerle algo a ella, un tentáculo salió de su espalda, atravesando la cabeza del bicho, qué aún con vida estaba retorciendose mucho por el dolor y la agonía. Jeffrey y el resto se quedaron en shock, en lo que la mantis disfrutaba de su agonía del bicho. Finalmente ella azotó contra el piso el cadáver de ese esclavista. Luego miro a los demás con una sonrisa bastante maliciosa.
—¿Alguien más o cerraremos el trato?— Pregunto Mavis, a su vez que más tentáculos salían de su espalda, para intimidar al resto.
Para no quedar como su colega, los demás aceptaron por temor y miedo, aunque antes de irse, la mantis decidió exigir otra cosa, ir y conocer a su líder. Así que para que nadie pudiera decirle algo, la hembra tomaría el cadáver del bicho muerto, inyectando aquel líquido amarillo/anaranjado tan característico de su diosa. Unos segundos tuvieron que pasar, y ante la mirada más aterrada, confundida y asustadiza de sus ex colegas, el bicho se puso de pie, tras unas convulsiones en el piso.
Al ponerse de pie sus ojos ya brillaban del mismo color que los tentáculos de Mavis, y aparte, la herida en su cabeza cerró con un gran quiste infeccioso, y bajo las órdenes de la mantis, ahora el bicho se quedaría a su lado como un zombie. Mirando este acto tan atroz y tan macabro, los bichos e insectos más temerosos, soltaron sus armas y salieron corriendo, o bien se quedaron en sus lugares, en shock e incapaces de moverse.
—Je. Que fácil— Dijo Mavis antes de atacar a esos bichos, dejando que padezcan lo mismo que su ex compañero.
Los restantes más por miedo que por otra cosa, suplicaron por sus vidas, a lo cual Mavis accedió el perdonarles a cambio de que la llevasen con su líder, Jeffrey iba detrás de ella y muy pegado por el miedo que le causaba ver a un bicho ya muerto caminar como si nada. Al igual que el resto, y no queriendo acabar como él, los demás llevarían a Mavis hasta su líder. Con la esperanza de que les perdone la vida a ellos. Todo iba a depender de como estuviera el humor de la mantis.
[De regreso al pantano]
En la zona de vigilancia de los Murciélagos, el grupo que estaba ahí en esos momentos estaba en problemas, debido a que fueron atacados sin aviso previo, con lo cual varios habían sido heridos y capturados, mientras el resto iba retrocediendo hacia la mansión y hacia el Asentamiento. Pero para no delatar la ubicación de este "santuario", unos tuvieron que quedarse atrás para darle tiempo a los que darían la alarma a todo el mundo.
Aunque al final solo uno de los murciélagos sería capaz de irse de allí, porque el resto le darían tiempo suficiente de avisar a los demás, del inminente peligro que se aproxima a ellos, por ende él corría a todo lo que podía. Al no ser un murciélago de fuego, sus capacidades eran limitadas y su único método de llegar; es correr rápidamente. A todo lo que sus piernas puedan permitirle.
—Vamos... Falta poco...— Dijo dándose un poco de ánimos, ya que se estaba cansando de tanto correr, además de no saber si era perseguido todavía.
Jadeando, corría sin mirar atrás, estaba agitado y el cansancio y la fatiga se hacia más evidente a medida que avanzaba más y más pero aún así, este no se detenía al saber que niños y Murciélagos ya ancianos estaban en peligro. Por lo cual con sus fuerzas cada vez más débiles consiguió evadir al grupo de cazadores, para llegar hasta el perímetro exterior del Asentamiento. Suspiro aliviado, mirando las murallas del lugar.
Sin embargo, antes de que de un paso más, un dardo salió de una dirección inesperada, de forma casi de inmediata, sentiría como empezaba a caer desmayado, lo último que vería sería aquella hembra hormiga mirándolo con su casco, antes de dirigir toda su atención al Asentamiento.
—Muchas gracias, sin su ayuda quizás nunca hubiéramos podido hallar en dónde se encontraban, no te preocupes, pronto todos tus amigos estarán contigo...— Dijo aquella hembra seriamente y de forma amenazante.
Detrás suya, fueron saliendo uno a uno varios cazadores de otras especies, que lo habían seguido de forma ágil y veloz sin que este se hubiera dado cuenta, debido a lo cuidadosos que fueron para no ser vistos en ningún momento.
Así que viendo que ya habían encontrado el lugar donde se escondían los Murciélagos, este grupo de cazadores se preparo para entrar y atraparlos a todos.
Sin saber que ese sería un gran error para su organización....
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¡Hey! Hola me da gusto verte de nuevo por aquí. Espero que te haya gustado este nuevo capítulo de la historia de Karu, como ya es habitual te pido que si te gusto no te olvides de votar y comentar algo positivo, además de compartir la historia para que más personas la puedan conocer.
Supongo que tendrás dudas y preguntas después de haber leído, pero solo queda decirte que será mejor que tengas paciencia que todo con el tiempo va a ir siendo respondido capítulo con capítulo.
Sin más que decir, yo me despido de ustedes hasta aquí.
¡¡Hasta la próxima!!
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