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T2: La Influencia del mal.


 Después de pasar algunos minutos en soledad. Isaac estaba pensativo, viendo con atención el retrato familiar colgado en su pared. Luego de haber estudiado las palabras de su hija, sin parar, él al final se daría cuenta de qué en verdad ella tenía toda la razón. No podía quedarse ahí, escondido para toda la vida, sin embargo, tampoco podía ir a ningún lado aunque quisiera. Todo por culpa de asuntos del pasado; pero sabiendo que no iban a parar, hasta tenerlos a todos, él tomó una decisión.

Quizá una arriesgada, pero al fin y al cabo debía hacerse cargo de los suyos, así que tomó las riendas de su destino de nuevo. Primero arreglándose, quedando algo más presentable para salir a ver a su gente, y también para aparentar que no seguía tan borracho.

[Mientras tanto]

Karu, Alison, Bell, Rosa y Ned, estaban organizando a todo el mundo, haciendo que muchos de ellos se quejen o de plano nieguen poner de su parte, para ayudarles. Por más que Alison les rogaba que no se dieran por vencidos, muchos ya estaban derrotados por dentro, debido a lo que había ocurrido. Y si bien, ella y el vessel trataban de animarlos; estos no se dejarían tan fácilmente.

Incluso el bicho gordo, cocinero de la mansión decidió tomar sus cosas e irse de ahí, quizá con rumbo a un lugar dónde si fuese más apreciado y no hubiera tanto peligro para su vida. Siendo seguido de algunos cuántos más, justo cuando Alison se estaba dando por vencida, una nube de humo carmesí apareció frente a ellos. Para sorpresa de todos, el dueño de dicha nube era nada más, y nada menos que Isaac. El murciélago con vestimenta victoriana, acomodó su gabardina antes de dar un paso adelante.

Él venía a poner orden con los suyos, para todos era una gran sorpresa verlo fuera de la mansión, debido al hechizo que se le había impuesto hacía años; pero de todos, su hija era la más sorprendida de este hecho. Tanto así que Karu notaba una ligera preocupación creciente en la hembra, qué era incapaz de esconder a los demás.

—¡Mis queridos hermanos, no deben dudar, hemos pasado por tiempos difíciles antes y los hemos superado, no vamos a ceder ante esto! ¡Y mucho menos dejaremos que nos vuelvan a atacar de esta manera!— Dijo Isaac, anunciando eso a todos los reunidos, que eran la mayoría de los que quedaban en el asentamiento.

—¿Pero cómo vas a protegernos si ya saben dónde vivimos?— Gritó alguien desde la multitud, haciendo que todos se pongan en su contra.

—¡No se preocupen, para eso yo ya tengo un plan!—

—¿¡Un plan?! ¿No lo ves? ¡Ya no tenemos nada aquí, no podemos hacer nada para defendernos!—

—¡A eso precisamente iba!— Dijo Isaac mientras suspiraba enojado, antes de aclarar su garganta y continuar. —Viendo que el enemigo sabe dónde vivimos. No hay más seguridad aquí, no hay otro remedio que buscar un nuevo hogar.

—¿¡Quééééé?!— Gritó la multitud, con gran sorpresa y asombro.

Incluso Alison y los demás detrás suya solo pudieron tener una reacción similar, al escuchar su idea. Sin embargo, él continuó antes de que alguien más pudiera interrumpirle.

—Por muchos años, decidí que éste lugar era perfecto para que nuestra raza y otros allegados a la misma, pudieran vivir en armonía. Pero, luego de este ataque no cabe duda que no es un buen lugar para quedarnos a vivir; después de todo, volverán, y ahora más fuertes que antes, para terminar con lo que empezaron. Así que nuestra única opción es irnos de aquí...— Dijo Isaac, mientras se cruzaba de brazos, teniendo una expresión que dejaba ver su descontento con su propia idea, sin embargo, también era la única vía posible para sobrevivir.

—¿Y a dónde iremos?

—¿Qué pasará con los capturados?

—¿¡Y si no tenemos nada para viajar?!

—¡No pienso irme sin mi familia!

Estás, y muchas más quejas comenzaron a salir de entre la multitud, cosa que hizo que Isaac hiciera una mueca de disgusto ante tanta bulla. Y antes de poder hablar de nuevo, una tos leve le recordaría que debía darse prisa, ya que empezaba a tener los primeros síntomas de los cuales él ya sabía que iban a ocurrir.

—¡Una cosa a la vez señores y señoras, una cosa a la vez, no puedo hacerlo yo todo solo!, ¡Así que mi hija y Karu me van a ayudar con algunas cosas, mientras yo y el resto vamos a comenzar a hacer las maletas, no vamos a dejar a nadie atrás, pero tampoco vamos a quedarnos aquí a esperar otro ataque!— Exclamó con firmeza, Isaac mientras caminaba directo a la multitud.

—Entiendo que durante mucho tiempo, no fui el líder que quisieron, pero estaba ligado a un mal que no me permitía ser capaz de ayudarles de la forma en cómo mi esposa hubiera querido. Pero saben qué, ¡al carajo con ese mal, y al carajo con el maldito que me lo dió en primer lugar, es hora de hacer las cosas bien!

—Así que a partir de ahora, se acabó, es hora de que tome las riendas cómo tuve que haberlo hecho hace años. No quiero nada de quejas o murmullos, vamos a trabajar todos juntos para salir de ésta, así que si quieren ayudar en algo...Vayan con— Hizo una pausa y vio a Ned y a Rosa de reojo. —Con ellos, que les digan en que pueden ayudar, sea con heridos, recoger escombros o preparar alimentos y provisiones para nuestro viaje. Otros más vendrán conmigo, mi hija y Karu para preparar un plan de rescate. ¡Así que muévanse, no quiero ver a nadie perdiendo tiempo!—

Tras decir esto, todo el mundo comenzó a hacer algo, mientras la mayoría se iba a acercar a Ned y Rosa, la minoría iría con ellos para ver cómo rescatar a los demás.

Pero entre todo eso, padre e hija tendrían un momento a solas para hablar, Alison seguía sin creer que su padre estuviera afuera de las paredes de la mansión, y el verlo aquí; le traía ciertas memorias de su niñez. Aunque claro, pronto recordó que aún no se encargaron de su Maldición, ya que este volvió a toser de nuevo.

—...¿Por qué?— Preguntó Alison confundida y viendo a su padre muy preocupada por él.

—¿Por qué, qué?— Dijo Isaac mientras veía a su hija bastante preocupada.

—¿Por qué saliste de la mansión si ya sabes lo que te va a ocurrir?—

—Porque alguien me dijo que lo hiciera, y además porque no iba a quedarme de brazos cruzados, viendo sufrir a nuestra gente. Odio admitirlo pero tenías razón, a los problemas hay que enfrentarlos a la cara, por lo tanto te doy las gracias cariño, sin ti, no sabría que hubiera hecho.

Isaac sonrió mientras acariciaba una de las mejillas de Alison, la contraria no pudo aguantar la emoción y terminó abrazando a su padre, con algunas lágrimas en sus ojos. El contrario también le regreso el abrazo, antes de que Karu les hablara para ver cuál sería el plan a seguir.

Padre e hija se acercaron con él y los demás, para ver qué es lo que harían, ya que era obvio que no se iban a quedar ahí por más tiempo.

[Al día siguiente]

Mavis iría por primera vez al lugar dónde tenían recluidos a todos los murciélagos, a su lado iba Jeffrey quién para sorpresa de todos, ya no estaba nervioso al lado de la mantis. Delante de ellos iba Gareth, y a sus lados iban el escarabajo y la hormiga. Aunque también iba una murciélago con ellos, que parecía ser la sirvienta personal del macho mariposa.

—Muy bien señorita Mavis, entiendo que sus preocupaciones sean conseguir algún producto de calidad. Pero tengo que decirle que todo lo que toque tendrá que pagarlo, así que trate de no tocar la mercancía a menos que la vaya a comprar— Dijo Gareth mientras fumaba un puro y la guiaba hasta el lugar que ella tanto anhelaba ver y visitar.

—No se preocupe, estoy dispuesta a pagar cualquier cosa que me interese— Mavis Respondió con una sonrisa en su rostro.

Para luego ver como el par al lado de Gareth se le quedaban viendo, no tan convencidos de que ella tuviera buenas intenciones, además de comprarles algo de su "mercancía". Una vez dentro de este lugar, la mantis miró a todos lados, con gran gozo en sus ojos al ver todo lo que tenían para ofrecer, tantas ideas, y tantos sujetos de prueba para futuros experimentos locos. Entre los cuales le llamó la atención, nada más y nada menos que Edward. Pasando frente a su celda, mientras veía pasar a Mavis junto con Jeffrey, aunque algo le decía que ya la conocía. Quizá no de forma personal, pero sí porque cierta vasija ya le había contado sobre ella.

Luego de que el grupo haya pasado, la mantis sería llevada al área dónde tenían a todos los niños, un área con el mayor cuidado posible. Ya que querían que los pequeños estuvieran en buen estado, para ser vendidos a un mejor precio. Y si bien a la mantis le causó cierto enojo e incomodidad ver a tantos niños en diversas situaciones. Su atención se fijó en la más reciente adquisición de todo este catálogo. Las dos pequeñas murciélagos qué estaban metidas dentro de una jaula, siendo exhibidas como el centro de atención de todo el lugar. Era evidente que la mantis ya le había puesto el ojo a esas pequeñas; pues su mirada estaba fijada todo el tiempo sobre ellas.

Cosa que no pasó desapercibido para Gareth y sus dos secuaces más fieles, ya que Mavis lo dejaba evidente y claro. Más aún cuando ella misma se acercó a ver a las dos pequeñas. Las pequeñas murciélagos dentro de la jaula se alejaron de ella, mientras siseaban asustadas, y se trataban de ver más intimidantes pese a su miedo creciente.

—Veo que le llamaron la atención ellas, bueno podríamos manejar un buen precio— Dijo Gareth yendo casi directo al grano en la negociación.

—¿Cuánto quiere?— Preguntó Mavis sin voltear a ver al contrario, solo miraba a las dos niñas que parecían tener mucho miedo.

—Ciento veinticinco mil de geo por ellas.

Al oír la cantidad Mavis volteo a verlo, con una mirada de sorpresa y desprecio, ya que no contaba con que los precios le serían tan altos.

—¿Y no puede haber un descuento? Después de todo hicimos un trato, ¿recuerdas?— Dijo Mavis con una mirada molesta, que se reflejaba más en su tono de voz.

—Así es. Pero ese fue otro trato, en ésta ocasión hablamos de negocios que a mí me benefician, así que esa es mi única y última oferta. Tómala o déjala— Dijo Gareth, mientras fumaba y veía a Mavis.

La mantis tuvo un ligero tick en su ojo izquierdo por la avaricia de este macho, así que solo miro de reojo a las niñas y sin otra opción, acepto el trato de malas.

Apretando la mano de Gareth con su garra, llegando ciertamente a tener un agarre firme y un poco doloroso, ya que no le había gustado nada ese precio. Aún así, todo sea para hacer posibles sus planes. Los secuaces del macho todo el rato estuvieron viendo fijamente a Mavis, ya que querían evitar que pudiera hacer algo estúpido.

Tras este apretón. Y tras dar el dinero primero, claro está. Ahora mismo, en sus garras tenía la jaula donde ambas niñas murciélago estaban. Ella miró con gran fascinación su forma tan tierna en cómo se querían defender, aunque sin tener ni un solo fruto de su esfuerzo.

—No se preocupen pequeñas, ahora van a ser de mucha ayuda para mí— Dijo Mavis, esbozando una sonrisa maliciosa.

Cuando pasaban frente a Edward, al ver que se llevaban a las niñas, él no pudo evitar sentirse impotente de no poder hacer nada, para ayudarles, aunque al final estiro lo más que pudo su brazo fuera de la celda. Agarrando la gabardina de Mavis, solo para que esta lo volteé a ver. Arrodillado y llorando de impotencia, el murciélago le pedía a Mavis que no se las lleven.

—¡Por favor no se las lleve, se lo ruego, llévame a mí en su lugar!— Exclamó Edward, rogando a que Mavis pudiera hacerle caso.

—No te preocupes, el siguiente en ser comprado será usted. Así que podrá estar con ellas, una vez regrese por ti— Dijo Mavis mientras se inclinaba hasta quedar a la altura de Edward. —Hasta entonces. Guarda tus energías para cuando ese momento llegue— Con una sonrisa algo burlona, Mavis se levantó y tras quitar bruscamente la mano del contrario de su gabardina continuó caminando.

Edward simplemente golpeó la puerta de su celda con furia, mientras veía como se llevaban a las pequeñas, hacia un futuro incierto.

[Mientras tanto en alguna otra parte]

El carruaje se detuve en una parte dónde el grupo pudiera descansar nuevamente, después de todo llevaban ya un largo rato en su trayecto. Además de que aún les faltaba llegar hasta el lugar que Rayden les había indicado. Así que se detuvieron cerca de un arroyo para descansar por al menos unos minutos, antes de continuar su trayecto.

Karn bajó del carruaje mirando a Rayden, quién al percatarse de que la vessel aún dudaba de qué él no tuviera intenciones de quedarse. Levantó sus tenazas, con lo cual le hizo recordar que aunque quisiera estaba esposado con grilletes resistentes.

Para evitar que escape, o intente llevarse el carruaje; cosa que la tranquilizo un poco más, mientras ella comenzaba a caminar en dirección al arroyo cerca de dónde se habían quedado a descansar.

Aquí la esperaban los demás, quiénes aprovechando el momento llenaban sus cantimploras, o simplemente lavaban una parte de sus cuerpos. Rae al ver a su hermana acercarse, fue hacia ella con gran entusiasmo, al parecer con algo para enseñarle.

—¿Sucede algo Rae?— Preguntó Karn con curiosidad, mirando a su hermano y su forma tan entusiasta de actuar.

("¡Tal parece que encontré algo, solo mira esto!")— Dijo Rae llevando a Karn a una parte del camino de este arroyo.

La vessel lo siguió con curiosidad, antes de que él vessel le enseñara unas marcas de pisadas en el lodo. Karn vio de reojo a Rae y luego a las pisadas, para examinarlas con mucha atención.

—¿Y esto qué es?— Curiosa la vessel se agacho para ver más de cerca las pisadas.

Ya que tenían una forma peculiar, ya que eran humanoides así como los pies de ella, de Amber, de Akira o de Rae y Asher, sin embargo también por el lodo habían dos rastros más. Al parecer quién quiera que fuera iba acompañado.

("¿Crees que puedan ser de Karu?")— Preguntó Rae mientras veía a su hermana ponerse de pie.

—No lo sé, pero solo hay una forma de averiguar. Ven sígueme— Dijo Karn, a lo cual sin dudar accedió, siguiéndola de cerca.

El dúo de hermano y hermana, siguieron las huellas hasta que se alejaron del sendero del arroyo, haciendo que poco a poco, vayan perdiendo el rastro. Para ya luego quedarse sin pistas de hacia dónde pudiera haber ido, quien quiera que haya dejado estas huellas.

Suspirando Karn solo pudo resignarse a buscar pistas, mientras que Rae de una forma casi inmediata ayudaba a su hermana a encontrar algún indicio de que puedan sacar provecho.

("¡Mira Karn, está piedra se ve sospechosa!")— Exclamó Rae, mientras levantaba una piedra sobre su cabeza con una mano.

—Rae...eso solo es una piedra...— Dijo Karn con ojos entrecerrados y viendo a su hermano ciertamente confundida de la manera a veces tan insensata y poco razonable del contrario.

("¡Pero se ve sospechosa!")— Insistió Rae, agitando la piedra en su mano, pero al final Karn tuvo que encargarse de este asunto.

—No Rae, no es sospechosa, sólo está ovalada, ¿Lo ves?— Dijo Karn agarrando la piedra y mostrándole a Rae qué no es sospechosa como él pensaba.

("Ohhhh.....¿Segura de que no tiene nada que ver con una pista?")— Miró a su hermana con curiosidad.

—....Sabes que, olvídalo, mejor será seguir buscando...— Karn suspiro algo agotada y derrotada, mientras lanzaba la piedra lejos.

Para la sorpresa de ellos, justo cuando la piedra cayó detrás de unos grandes arbustos y vegetación, una voz aguda se quejó por el golpe. Llamando la atención del dúo dinámico de vessels. Karn tomó el liderazgo del momento, tomando de su espalda, su báculo motosierra, y Rae su aguijón mientras preparaba en su otra mano su hechizo de lianas y enredaderas en caso de ser necesario.

Al acercarse poco a poco, pronto los dos escucharon un par de voces hablar, justo cuando el par de hermanos estaba a punto de entrar a los arbustos. Un grito desde dónde estaban los demás, hizo que su atención se gire hacia el grupo, viendo que del arroyo habían salido unas criaturas desde la orilla del mismo, bestias con tenazas y caparazón duro, además de tener varias patas para moverse. El grito había sido de Elizabeth quién alertó a todos de la presencia de estas cosas. El dúo de hermanos tuvieron que dejar atrás, las voces que habían escuchado. Y fueron a ayudar a los suyos, contra estas peligrosas criaturas, que emergieron desde el fango y lodo de las orillas del arroyo.

De inmediato comenzó un enfrentamiento contra estas bestias de apariencia muy robusta, los golpes a su caparazón, no eran efectivos en ningún aspecto pues su robusto exoesqueleto eran suficientes para repeler los ataques. Además de que con sus pesadas y peligrosas tenazas atacaban al grupo, obligando a que tengan que retroceder por motivos de seguridad. Rayden al ver todo esto, solo trató de romper sus grilletes sin mucho éxito, ya que estaban hechos para escorpiones exactamente. Así que estaba esposado con grilletes al carruaje, en lo que veía a los demás tener problemas con las bestias marinas y terrestres.

—¿Alguna idea de como vencer a estas cosas? ¡Ahora sería un buen momento para algún plan, porque no les hacemos ningún daño!— Dijo Elizabeth, mientras esquivaba otro ataque de una de estas criaturas.

—¿Qué tal si nos vamos?— Preguntó Rayden desde el carruaje, tratando de liberarse sin mucho éxito.

Sin embargo su comentario no fue tomado en cuenta, en parte porque todos estaban peleando contra estás criaturas.

Amber, Frank y Asher trataban con hechizos y algo de fuerza bruta hacer que retrocedan, sin mucho éxito en cada uno de sus intentos. Así que solo conseguían hacer enojar aún más a esas cosas que solo buscaban acabar con ellos.

Por otro lado, Rae, Karn, Akira, Elizabeth, Ágata y Carlos peleaban, con los mismos resultados que sus compañeros. Pues no parecían estar afectando al duro caparazón de las bestias más grandes y fornidas. Pese a haber matado ya a algún que otro joven o cría, haciendo enojar más a los adultos.

El grupo se tuvo que dividir cuando de la nada una de estas cosas se acercó con rapidez y violencia hacia ellos, con sus tenazas por delante; Carlos esquivo el ataque justo a tiempo, sin embargo, cómo consecuencia está criatura destrozo la parte dónde traían sus alimentos y provisiones para el viaje. Una vez retiró su tenaza de la madera. Esta comenzó a comer parte de los alimentos del grupo.

—¡Hey, esa es nuestra comida, maldita criatura desgraciada!— Exclamó Carlos con enojo mientras se ponía de pie.

Su pequeña hija Alice, qué hasta ahora se había quedado al margen de la pelea, al ver que se comían sus alimentos, solo pudo hacer lo que mejor sabía. Usar sus poderes de la llama escarlata. Con su boca le lanzó una bola de fuego hacia el caparazón de la criatura. Causando que chille de dolor, además de comenzar a retorcerse debido al ataque. Al ver esto al murciélago se le encendió una idea en la cabeza.

—¡Alice, prendete en llamas!— Exclamó Carlos con fuerza. Su hija apenas oírlo supo a lo que se refería.

—¡Nya!— La pequeña acróbata voladora, se alzó por lo alto, mientras canaliza toda su energía en un acto que podía ser muy maravilloso, pero también peligroso.

De repente, su cuerpo entero se prendió en llamas, y emprendió su vuelo en picada, pasando cerca de la primera criatura. Y después siguiendo con el resto, como si estuvieran hipnotizadas por la belleza y majestuosidad del vuelo de la pequeña niña murciélago, o atraídas por las llamas escarlatas que rodeaban a la pequeña Alice. Todas las criaturas la siguieron, los demás vieron el espectáculo con algo de curiosidad, así como sorpresa. Cada quién, pensando de forma distinta a lo que veían.

Una vez Alice captó la atención de todas las criaturas, se puso a dar vueltas en círculos encima de ellas, esperando a que su padre haga el siguiente paso, ya que sé estaba cansando y también sus poderes iban haciéndose más débiles con cada momento. Carlos entonces no perdió su tiempo, las llamas cubrieron sus brazos enteros. Y cuando su pequeña vio esto. Voló rápido hacia él, las criaturas no pudieron ni reaccionar, cuando el suelo a sus pies se calentó y de la nada una enorme columna de fuego las rostizó desde adentro hacia afuera.

Todos se quedaron sorprendidos por lo ocurrido, unos pocos segundos después de que la columna haya comenzado, poco a poco se podía ver cómo disminuye hasta desaparecer, dejando el piso y alrededores muy calientes. Las criaturas acabaron muertas en su totalidad, mientras tanto el murciélago y su hija, acabaron exhaustos y sin energías. Rae se acercó a ellos, con un entusiasmo y emoción típicas de él, haber visto ese ataque había sido muy espectacular y glorioso. Y quería ver la forma de que se lo enseñen. Mientras tanto Karn con ayuda de Elizabeth, recargaban al cansado murciélago en una de las ruedas del carruaje. Tanto él como su hija, estaban débiles y sin nada de fuerzas.

—¿Están bien?— Preguntó Karn algo preocupada por ellos.

—Sí...solo necesitamos descansar, usar todas nuestras reservas de alma y la llama escarlata nos dejó así. Denos unas horas...quizá uno o dos días, pero vamos a estar bien...— Dijo Carlos con una voz débil y cansada.

—Nya...— Dijo la pequeña Alice con cero energía en su voz, mientras estaba recostada sobre el regazo de su padre, con una expresión agotada en su rostro.

Karn se alegró un poco al saber que no les pasaría nada más, aparte de haber quedado así. Sin embargo, sus problemas solo estaban comenzando, ya que al fijarse que Akira, Amber, Frank y Asher revisaban los suministros y provisiones de comida. Se percataron que el ataque había destruido casi todas sus reservas. Cosa que hizo que ellos se sintieran un poco frustrados al no haber podido conseguir proteger la comida.

—Genial...nos quedamos sin comida, ¿ahora qué haremos?— Dijo Frank con fastidio, en lo que suspiraba molestia.

Por otro lado Ágata, Rae, Karn y Amber se acercaron a ver los cadáveres todos rostizados de las criaturas. Al ver que se encontraban totalmente muertas, además de que dejaban salir un olor apetecible de sus cuerpos y exoesqueletos, ellos se vieron entre sí antes de tener una idea algo alocada.

Con sus cuerpos más blandos y ya sin oponer tanta resistencia. Los vessels se encargaron de arrancar las patas de las criaturas. Para luego proceder a aplastar y retirar la carne del interior del exoesqueleto, así hicieron por un rato, hasta que de nuevo, su problema con la comida hubo sido resuelto.

("¡Tenemos comida hasta de sobra!")— Anunció felizmente Rae sujetando dos grandes bolsas hechas a base de planta, dónde llevaban la comida.

Más de estas bolsas habían sido metidas dentro de la rota carretilla reparada de forma poco ortodoxa; pero que al fin y al cabo no se les caería nada por el camino.

("Así es. Pero me preocupa que estás cosas jamás las hayamos visto con anterioridad, ¿Qué serán?")— Dijo Asher, mientras se quedaba con la incógnita para él.

"Ya de regreso puedes preguntarle a sus mantis Lords. Ellos llevan viviendo más tiempo aquí que ustedes, de seguro saben que son esas cosas"— Dijo Amber, cerrando su cuaderno de anotaciones, tras haber escrito su encuentro con estás criaturas y haber hecho unos dibujos de las mismas.

("Hmmm, tienes razón. Quizás lo haga al regresar a la tribu")— Dijo Asher, en lo que veía a Rae. —("¡Rae suelta eso ahí, no nos lo vamos a llevar!")— Regaño Asher a su hermano; debido a que Rae se quería llevar varias tenazas de regreso con ellos.

("Awwww...¡Pero se verían cool cómo armas!")— Dijo Rae decepcionado, Asher se acercó a él y le quitó las tenazas, para luego comenzar a regañarlo.

Mientras tanto Akira y Karn volvieron juntas a donde Rae y ella habían oído las voces, al regresar al lugar abrieron los arbustos dónde estaban las voces. Pero justo como la vessel militar pensaba. No había nadie ahí, se notaba que quiénes fueran, se habían ido con mucha prisa del lugar. Pues dejaron medio recogido una fogata y algunas cosas más, que no eran tan importantes.

—Sea quien sea que haya estado aquí, algo me dice que nos los volveremos a topar en otra ocasión...— Dijo Karn en lo que se ponía de pie tras examinar todo en cuclillas.

Akira asintió en silencio, estando muy de acuerdo con su hermana. Ambas después de la rápida inspección fueron de regreso con los demás, aunque cómo ya era costumbre la vessel de 5 ojos desapareció de la nada. Entre las sombras del lugar. A continuación, Karn decidió que era momento de irse de abandonar el sitio. Mientras aún podían, sin saber que todavía más adelante se iban a encontrar con muchas más sorpresas de las esperadas.

[Regresando al pantano]

Ajenos del peligro creciente que corrían Edward o las niñas, Karu por fin había establecido a un grupo que iría a rescatar a tantos como pudieran; mientras tanto el segundo grupo, más grande, sería aquel que se vaya a una zona segura según Isaac.

Alison se despedía de algunos amigos y conocidos. Pero en especial de su padre, temiendo más por su salud y seguridad, a pesar de que tuviera su salud en declive lentamente por el trato hecho con cierta deidad. Él murciélago juraba que hasta su último aliento ayudaría a los suyos, incluso si eso implicaba morir en el intento.

—Tengan cuidado, no saben a lo que se van a enfrentar— Dijo Isaac mientras le daba un abrazo a su hija.

—Descuida papá, intentaré regresar sana y salva— Dijo Alison con una sonrisa que tranquilizaba a su padre.

El murciélago sonrió antes de comenzar a toser, indicando que era la hora de irse, pues no podían continuar ahí. Así que él tomó asiento en el primer carruaje qué iba a ser la guía de la gran caravana de carruajes que estaba en línea para salir de ahí. Antes de retirarse él miró a Karu, Ned, Rosa y Bell.

—Intenten traer a todos en una pieza, y por favor, protejan a Alison— Dijo Isaac, expresando su preocupación por su hija, cómo cualquier padre hubiera hecho.

—No se preocupe señor Isaac, su hija está en buenas manos— Respondió Rosa con una sonrisa amistosa y amable.

—Sí, además no es cómo si no pudiera defenderse ella sola. Sabe cómo pelear, le aseguro que estará bien— Dijo Ned en lo que veía de reojo a Alison.

—¡Le prometemos que haremos nuestro mayor esfuerzo!— Dijo Bell, expresando un gran entusiasmo y ánimo por empezar esta aventura.

Finalmente Karu tomó la última palabra, antes de que él murciélago de la orden de partir.

"No te preocupes por nosotros. Vamos a estar bien. Tú mantén a los demás a salvo, lleguen a ese lugar del que tanto hablaste y después nos reuniremos con ustedes allí"— Dijo Karu, mientras se acercaba a él, estrechando su mano en un apretón de manos fuerte y firme.

—Gracias Karu...por todo, cuento con ustedes. Ahora si nos lo permiten, ¡es la hora de irnos gente. Andando!— Dijo Isaac antes de que hiciera que las bestias empezaran a mover el carruaje.

Tras esto, como un efecto domino, uno a uno cada carruaje fue detrás del de Isaac, algunos a pie, y otros más cargando a sus hijos y posesiones más personales e importantes encima de los lomos de las criaturas de carga que tenían. El grupo esperó hasta que hasta el último murciélago y bicho halla salido de su vista, ellos dieron media vuelta y se fueron a su carruaje, dónde les esperaba el cazador atrapado. Noqueado y algo más golpeado, después de que lo atraparon tratando de escapar.

"En cuanto despierte este imbécil, háganme saber, porque vamos a necesitar más información del paradero de sus amigos"— Dijo Karu antes de subir a la parte del conductor.

Ned y Rosa cada uno asintió, antes de subir dentro del carruaje con el cazador, mientras Bell se trepaba al techo, listo para una genial aventura que les aguarda, mientras tanto Alison subió a un lado de Karu. Y con todos abordó, ellos de fueron por su rumbo, listos para lo que sea que tuvieran que enfrentar.

—Bien, entonces el plan es encontrar un puesto de sus amigos y después que, ¿los matamos a todos?— Preguntó Alison, casi con una sed de sangre que era palpable en la forma que sacaba sus garras de forma amenazante.

"Sí y no, entiendo que estés furiosa, pero necesitamos dejar al menos a unos cuantos con vida, así dejaremos que ellos nos digan cómo llegar. Una vez tengamos la información que buscamos, ahora sí los matamos"— Dijo Karu, mientras su vista se mantenía fija en el sendero que tenían que seguir.

—Bien, al menos eso ya suena como un plan para comenzar...— Dijo Alison, un poco decepcionada de que tendría que esperar para poder matar a los cazadores que se le crucen.

El grupo salió del terreno del asentamiento, para dirigirse a su primera parada, cómo siempre, sin saber a qué se tenían que enfrentar primero. Pero, dispuestos a lidiar con lo que sea para salvar a los suyos.

[En el pueblo de los cazadores]

Mavis había dejado la jaula de Andrea y Anya sobre la mesa, pensando sobre qué hacer con ambas pequeñas. Demasiadas ideas se le venían a la mente, algunas no eran tan malas, como dejarlas ir, pero por otro lado había ideas que rozan todo lo perverso y macabro que pueda imaginar.

Pero antes de decidir qué hacer con ellas, Jeffrey se acercó a ella mirándola pensativa, con una garra sobre su mentón y la otra sobre su brazo. Así que el mestizo tuvo que chasquear los dedos, llamando la atención de la mantis hacia él, cada vez que lo miraba, el cuerpo del mosquito tenía escalofríos de temor por la manera en cómo lo veía. Aunque él ya se estaba acostumbrando a lo aterradora e intensa que podía llegar a ser Mavis, a veces.

—Hey, lamento interrumpir lo que sea que tengas planeado hacer pero tengo una pregunta para ti— Dijo Jeffrey, quién estando algo firme en sus palabras, aún no podía esconder su temor qué tenía por la mantis.

—Adelante dime pequeño, ¿Cuál es tu pregunta?— Dijo Mavis mientras ella se agachó para quedar cara a cara con él, en su rostro una ligera sonrisa burlona y maliciosa apareció.

—...¿Qué planeas hacer con ellas, o siquiera con los demás murciélagos?— Preguntó Jeffrey, manteniendo un poco de contacto visual con los ojos naranjas de Mavis.

—Sigo pensando en eso, sabes. Aún no se bien lo que haré, pero por lo mientras dejaré que se queden ahí; al menos por el momento— Dijo Mavis para luego ver a las pequeñas que estaban asustadas en el interior de su jaula.

Mavis entonces decidió agarrar su amuleto qué traía en el cuello, solo para frotarlo, para la curiosidad de Jeffrey, sin decir nada, la mantis sonrió con mucho misterio en su mirada, sin que el mestizo lo supiera. Ella comenzó a llamar a sus creaciones hacia dónde estaban, pues quería que sus planes se pudieran hacer lo más rápido posible. Al recibir el llamado de su creadora, discípulos y Tremors por igual rugieron para luego dirigirse hacia su ubicación, cómo una furiosa estampida de criaturas salvajes e infectadas.

La garra derecha de Mavis, al ver que los tremors y discípulos se iban a toda prisa, hacia cierta dirección, supo que era por la mantis. Así que tomó a los demás infectados y los llevó con él para llegar a dónde estaba la hembra en estos momentos.

Al saber que solo era cuestión de tiempo para que finalmente sus creaciones la encuentren, Mavis se relajo, diciendo disfrutar de los lujos que le ofrecían en el lugar. Sabiendo que pronto iba a tener una rebaja de precios de hasta el 100%, además de nuevas adquisiciones en la enfermería. Pues finalmente algunos de los bichos morían y otros más solo sufrían, dejando que los pocos médicos que estaban, tuvieran que hacer algo para ayudar a los que aún seguían con vida.

Dejando que la cantidad de cuerpos en la morgue siga en aumento, sin saber que era cuestión de tiempo antes de que se fueran a levantar, está vez, en contra de ellos. Además de que la palabra de la Diosa polilla estaba cobrando más fuerza entre los cazadores, haciendo que un gran número de ellos, ya crea en la Diosa, sin una pizca de duda.

Pronto todos aquí quedarían infectados, solo era cuestión de tiempo para que la mantis consiguiera su verdadero objetivo en este lugar. Así que mientras esperaba a la llegada de sus creaciones, decidió que era momento para ir disfrutando de la dulce compañía del mestizo, así mismo cómo del creciente y lento caos que poco a poco se iría desarrollando hasta que ya no quede nada más que hacer para ellos.

[Mientras tanto, en la tribu de Jade y Salvia]

Todos los preparativos para iniciar la cacería de Mavis habían finalizado, ahora dos grupos liderados de guerreros de élite, liderados por Jade y Salvia. Y por los 6 Lords, se alistaron para salir, ya que pronto irían al lugar dónde vieron por una última vez a la mantis. El destruido y abandonado reino de las cucarachas.

Así que tras prepararse y asegurarse de que todo hubiera quedado en orden, ellos dieron marcha a su plan. Mientras Abdul abría sus alas y lideraba a un pequeño grupo de mantis aladas para buscar de forma aérea. Los demás grupos fueron a pie, esperando ponerle fin a la loca a la que tanto repudiaban. Sin saber que esto sería una larga aventura.

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¡Hola! Bien finalmente acabaron las pequeñas vacaciones que me quería tomar, en primer lugar tengo que decir que les deseo un feliz y bonito 2022.

Como ya se la saben, compartan la historia si les está gustando, comenten que les pareció el capítulo y también dejen su voto. 

Pero creo que ya les quite mucho de su tiempo, así que sin nada más que decir les deseo un buen 2022 otra vez, dios los bendiga y yo me despido hasta aquí.

¡¡Hasta la próxima!!

Posdata: Esta parte como las anteriores ha sido actualizada, y por ende pueden encontrar comentarios muy antiguos. Así mismo, también, las criaturas que se mencionan en este episodio son cangrejos.

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