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T2: Asentamiento de Murciélagos.

Karu había ayudado en todo lo que pudo, ahora mientras iban de camino al verdadero lugar en el que vivían todos ellos, se quito su vendaje aprovechando que de tiempo no sufría, y así que miro su herida. A pesar de tomar las medidas de precaución, sanidad y precavidas, su mano no curaba aún. Y eso que le había echado el frasco entero que le quedaba de agua de terma, así que suspiro ya que el dolor y el ardor eran muy soportables, lo insoportable era sentir ese extraño hormigueo, el cual poco a poco iba extendiendo su presencia de su mano, hasta el resto de su brazo; el vessel volvió a colocarse un nuevo vendaje, no tenía de otra más que esperar a que sanará por su cuenta. Pero esperaba que pueda ser pronto.

Sin saber que no iba a ser tan fácil, el que su mano cure. Pero ahora mismo tendría una nueva herida y cicatriz en un futuro.

Mientras esperaba a llegar, fue a la parte delantera de donde se encontraba, un carruaje de carga ya que ahí se le había otorgado algo de espacio, iría hasta llegar a la parte delantera del carruaje en donde lo esperaba Edward, sentado y guiando a las bestias que tiraban del carruaje. Estas se asemejaban a unos cavasuelos gigantes, pero con la diferencia de ser mucho más peludos.

Al notar la presencia de Karu, el murciélago se apartó dándole un poco de espacio para que pueda sentarse con él, todavía quedaba un buen tramo antes de llegar al destino.

-Bueno, suponiendo que ya no tengas nada que hacer allá atrás, me imagino que quieres saber un poco más de nosotros, ¿no es así?

-"En parte, simplemente me estaba aburriendo de no tener nada que hacer. Así que mejor cuéntame algo sobre ustedes, así al menos me olvido de que tengo una herida en la mano y de que aún falta para llegar a nuestro destino..."

-Esta bien, ¿y qué quieres saber primero?-

-"¿Cómo es ese tal Isaac?"-

-Bueno, Isaac es el líder de la tropa, es quien toma la mayor parte de las decisiones aquí y es quien tiene todo bajo control. En parte claro, pero al menos sabe de las prioridades de su gente, te encantará conocerlo. Ya que es, ¿cómo decirlo?....algo pintoresco.

-"Okey. ¿Y cuantos de ustedes son ahí?"-

-Hmmm. Realmente nunca los había contado, pero si no estoy mal somos...- Hace una corta pausa para hacer cálculos. -Al menos somos como 10 docenas, y si no me equivoco.

-"¡Vaya, con esos números me sorprende que a cada rato los estén atacando"-

-No todos somos guerreros, ni todos saben como usar sus dones de manera apropiada, de hecho, preferimos usar nuestros dones para cosas menos bélicas u que tengan que ver con la violencia. Como por ejemplo el circo, así es mejor tener algo positivo en que gastar tus habilidades.

-"Tu sobrina casi me muestra lo contrario hoy, así que dudo mucho que no usen sus dones de fuego para defenderse"-

El murciélago suspiro mientras seguía con la charla, el camino poco a poco se iba haciendo más lodoso debido a la cantidad de agua estancada por estos sitios, eso si, las carretas y carruajes pasaban como si nada por ahí. Y además se iban acercando a uno de los puntos de control que ellos tenían. Ya que encima de unos árboles, casi invisibles para la vista habían unas casetas hechas con madera, en donde estaban dos murciélagos armados con ballesta y arco para defender de extraños y desconocidos este camino. Además en el suelo igual habían otros murciélagos pero a diferencia de los de arriba, estos eran normales y comunes.

Al ver la diferencia entre estos murciélagos Karu se quedo algo confundido y curioso al respecto, ya que de su poco entendimiento del tema. Se suponía que todas las razas de murciélagos odiaban a los murciélagos de fuego, pero he aquí, habían dos qué no eran de fuego qué aparentemente se encontraban bien conviviendo entre murciélagos de fuego.

Los guardias dejarían pasar al convoy de carretas y carruajes al confirmar de quienes se trataban así que siguieron con su camino, pero Karu no se quedo con las ganas, e hizo la pregunta sobre el tema. Ya que quería saber más acerca de esta relación.

-"Vaya, creía que los murciélagos normales odian a los de su tipo, pero esos de allá atrás no parecían estar nada incómodos al respecto"- Dijo Karu a lo cual Edward lo miro de reojo.

-Bueno, estas en lo correcto, no somos del agrado de las demás razas. Sin embargo los cazadores de murciélagos cazan incluso a las demás razas, y por ende nos buscaron en busca de ayuda; al principio Isaac estaba bastante inconforme con la idea de tener que cuidar de murciélagos qué le fueran unos completos extraños, pero con el tiempo hicieron qué no se haya arrepentido de haber dejado que se quedarán. Gracias a eso, nuestro hogar a crecido en número durante los últimos años transcurridos- Dijo Edward, con esa simple explicación dejo al vessel aún más intrigado de ya conocer al dichoso líder de esta Tropa.

Tras un rato más avanzando por un camino el cual se iluminaba con diversas antorchas, y aparte se encontraba vigilado por unos cuantos guardias. Llegaron al fin a donde vivían, Karu abrió sus ojos con impresión de lo que se encontraba frente a él, no daba crédito a lo que veía. Pero todo por más que le cueste era muy real, para empezar a los lados y costados del camino habían unas casas o chozas hechas de madera qué se veían bien cuidadas pese a la zona en donde estaban, igual habían un par de edificios con un propósito distinto al anterior, por ejemplo: tenían una escuela qué se veía demasiado pequeña pero podía albergar a todos los niños que vivían aquí, también había un salón para dar eventos y además divertirse, por último de lo que al menos había en esta parte. Era qué a la lejanía se veía una especie de corral en donde se mantenían a varias especies para criar y además para consumo de todos los que aquí habitan.

Sin duda un lugar demasiado pintoresco a ojos del vessel, pero eso no era lo más impresionante, ya que a lo lejos se distinguía la silueta de una enorme mansión de aspecto lujoso y victoriano, ya que a pesar de vivir en el medio de un pantano. No iban a dejar pasar su oportunidad de vivir de manera digna, y eso hacia qué la vibra del lugar se sienta bastante hogareña. Edward detuvo a las bestias qué tiraban del carruaje en medio de este mini pueblo.

Muchos comenzaron en poco tiempo a acercarse al ver que ya habían regresado, y eso le dio un momento a la vasija de observar que entre la multitud habían niños, adolescentes, jóvenes adultos, adultos y hasta uno que otro murciélago de edad muy avanzada. Cosa que lo dejo con mucha sorpresa ya que no se imaginaba ver a ningún anciano por ahí, aunque salió de sus pensamientos cuando escucho al murciélago azul hablándole para que lo siga. Así que eso hizo, fue detrás de él, siendo el blanco de todas las miradas. Cosa que una vez más lo había dejado con algo de incomodidad.

Y algo que hasta apenas había notado, era que también aquí encontraba a varios bichos de diversas especies con máscaras, medias máscaras o de plano con antifaces. No sabía a que se debía eso, pero encontraba algo raro y ciertamente espeluznante este hecho; en especial porque algo en la forma en como lo miraban lo ponía demasiado alerta, quizá no sabía cómo definir lo que se encontraba sintiendo. Pero mejor se apresuró a seguir a Edward en el menor tiempo posible.

Ya que estaban a punto de llegar a la mansión, qué poco a poco se iba agrandando y comenzaba a tapar más y más de la luz de la luna qué entraba por las copas de los árboles.

Finalmente llegarían al portón de la mansión siendo recibidos por dos bichos que les abrieron y de esta forma poder continuar con su camino. Pasando por un gran y extenso patio exterior, hasta al final llegar a la entrada principal de la mansión, que más cerca se veía demasiado imponente pero a la vez muy intimidante por su apariencia.

Edward abrió la puerta primero y por dentro las cosas se ponían aún mejor, ya que en el interior eran recibidos por una sección qué dividía varios caminos hacia distintos pasillos y corredores, e igual frente a ellos habían dos grandes escaleras de madera qué se dividían en el miedo para en la parte superior tener una pasarela y muchos más pasillos.

Todo el lugar estaba adornado en las paredes con finos papeles con el símbolo de la cabeza de un murciélago, además de tener unas lámparas de luciérnagas iluminando el interior, el piso se encontraba igual decorado con finas y costosas alfombras que tenían el mismo patrón y diseño, aparte de la cantidad de muebles hechos a base de madera, aparte de varios candelabros y demás cosas que agregaban mucha más esencia de elegancia al lugar.

Karu estaba tan impresionado mirando todo, que no se percató de que iba a pegarse con alguien, solo así salió de su impresión en el momento que sintió el impacto viendo delante suya a lo que era una especie de mayordomo. El bicho con máscara vestía con un elegante y lujoso esmoquin, y en su mano derecha traía una gran bandeja de plata; y encima se encontraba una botella de licor, con dos vasos de vidrios decorados, su otra mano la llevaba detrás de su espalda. Y a pesar del golpe no se demoro en irse del lugar alejándose sin haber dicho nada al vessel tras el golpe accidental qué tuvo con él.

-Ven, sígueme, no estamos muy lejos de llegar con Isaac- Dijo Edward mientras caminaba por delante de Karu, para guiarlo en el camino.

-"Vaya decoración que se han hecho, me impresiona mucho y también se me hace demasiado llamativa a mi gusto"- Dijo el vessel yendo detrás del azulado murciélago.

Este último solto una corta risa, a la par que veía de reojo a Karu antes de seguir caminando. Y con la cabeza negar un poco.

-Bueno, esa es una especie de especialidad para nosotros, tener glamour, incluso si es en nuestro hogar. Así que no te sorprendas mucho por todo este ambiente, igual te acostumbras- Dijo Edward para finalmente detener su caminata frente a una puerta.

-Bien, aquí estamos, quiero que sepas unas cuantas cosas antes de entrar. La primera es que a Isaac no le gusta que sean mal educados, así que mantén una buena impresión, en segunda, intenta no interrumpirlo antes de finalizar una oración, lo hace enojar, en tercera, evita por todo lo que más quieras, el mirarlo fijamente. Le disgusta y le da mucha incomodidad, trata de no verlo por mucho tiempo- Dijo Edward para así ayudar a Karu a dar una buena impresión.

-"Okey, entendido"-

-Bien, entonces entremos, después de ti.

Edward abrió amablemente y de forma educada la puerta dejando al vessel pasar primero, Karu dió un paso adelante y entro, viendo que se encontraban en lo que se asemejaba a una oficina de gran tamaño, qué incluso tenía más de una estantería llena de libros de diversos temas, índole y más.

Al fondo había colgado en una pared, un cuadro familiar en el cual se veían 3 figuras, una de ellas era Isaac, sin embargo en el retrato familiar pintado, se veía a uno mucho más joven y a su lado una murciélago igual joven que en brazos cargaba a una pequeña murciélago, qué apenas y tenía sus ojos abiertos. Karu daba unos pasos lentos y cortos mirando cada detalle de la pintura, en lo que se escuchaba el crepitar de la madera en la chimenea que se encontraba justo debajo de esta misma pintura.

-¿Ya acabaste de mirar?- Dijo una voz que estaba sentada y de espaldas en una silla qué estaba hecha de finas texturas y cuero de algún animal cazado.

El portador de aquella voz se dió la vuelta dejando ver que era el mismo murciélago de la foto, eso si, mucho más viejo, pues ya se le empezaban a notar alguna qué otra cana en el pelaje, además de las arrugas que iban dejando ver que ya no era un joven macho.

El murciélago miro de pies a la cabeza a Karu para luego hacer una mueca de disgusto, antes de mirar a Edward que venía a un lado del vessel.

-Edward, te había dicho que no quería que trajeras a ningún solo forastero. Solo a mi hija y he aquí tengo un forastero frente a mí, y eso no me gusta- Dijo Isaac, poniéndose de pie para luego poner sus manos sobre el escritorio de madera.

-Entiendo tu disgusto, pero te puedo asegurar que solo será por un tiempo su estadía. Después él podrá irse de aquí, es tan solo en lo que lo ayudo a encontrar a sus amigos. Se separaron luego de un incidente en su campamento- Explico Edward para luego darle la palabra al otro murciélago.

-¿Y eso debería importarme? Lo lamento por lo de tus amigos, y todo eso, pero la verdad es que no te puedes quedar chico. Así que lo mejor sería que te vayas ya- Dijo Isaac hablando de una forma grosera y mal educada.

Cosa que no le gusto a Karu, y no se iba a quedar callado oyendo lo que el murciélago le decía, de un modo tan vulgar y grosero.

-"Mire, no se cual sea su puto problema conmigo, pero por lo menos debería estar dándome las gracias de que su amigo aquí y la que es su hija; qué por cierto casi me mata con fuego y además me mordió mi mano, estén aquí sanos y a salvo"- Dijo Karu mostrando su mano con vendaje manchado de sangre a la par que lo veía con semblante serio y enojado.

En un principio Isaac estaba muy molesto de que el vessel se haya atrevido a hablarle de esa forma, y justo cuando estaba por abrir la boca para hablar se fijo en la mano de Karu, y fue ahí qué se dio cuenta de lo grave que era el asunto. No solo porque la herida aún no sanaba, sino también por lo que significaba eso. Entonces su semblante cambio de serio y enojado, a uno de preocupación por el contrario.

-...¿Mi hija te mordió?-

-"¿Acaso hay eco aquí? Así es, ella me mordió la mano y pese a todo lo que haya puesto, aún no sana mi herida"-

Tras oír eso, Isaac se sentó en su silla con un semblante pensativo y también serio pero preocupado por él. Karu no tardo en notarlo y vio a Edward el cual también se encontraba igual. Solo que no lo mostraba tanto como Isaac para no preocupar al vessel.

-"¿Alguien me va a decir por qué hay cierta incomodidad? No creo que una mordida sea un problema grave... Además tengo una resistencia bastante buena contra virus y bacterias así que no me gusta mucho sus miradas..."

-...El problema no es que vayas a atrapar algún virus o alguna infección, sino algo mucho peor.

Isaac soltó un suspiro para luego mirar a Karu y tras unos pocos segundos de silencio decidió que lo mejor era ayudar al vessel, en especial porque sabía lo que las mordidas eran capaces de hacer.

-Bien chico, te permito que te puedas quedar. Perdona también mi manera de ser, no he tenido buenos días, ni mi gente tampoco así que estaba de malas. Pero no puedo permitir que andes por tu cuenta allá afuera, así que ponte cómodo aquí en la mansión-

Este cambio de parecer tomo por sorpresa a Karu qué no sabía que decir sin embargo, antes de que una palabra saliera de su boca, una nube de humo rojo apareció de la nada. Y de ella salió la hija del murciélago, la misma que le había puesto un mordisco en su mano en primer lugar.

-¡Papá!- Exclamó felizmente la hembra mientras se abalanzaba contra su padre para abrazarlo.

Isaac correspondió el abrazo, un par de segundos después este se separo para ver que su hija este bien, y ella al notar la presencia de Karu en la habitación no pudo evitar hacer notable su disgusto.

-Ugh. ¿Qué hace él aquí?-

-Es una larga historia Alison, pero para hacerla corta quiero que sepas que aquí, puede que nuestro invitado este...- Hizo una pequeña pausa para ver a Karu, quien estaba intrigado de lo que iba a decir. -Bueno, este en problemas.

-¿A si? Bueno, porque el no ha dejado de darnos problemas de camino acá- Dijo Alison viendo a Karu con desagrado.

-"Linda, que no me puedas soportar no es mi culpa. Solo me odias ahora porque tu tío detuvo nuestra pelea, oh pero créeme, no hubiera tenido ni un solo problema en acabarla con mis propios puños"- Dijo Karu en un tono de amenaza y de provocación.

La hembra gruñio mientras su pelaje se erizaba del enojo, y sus ojos brillaban, apretando ambos puños con fuerza. Tratando de reprimir todo lo que quería decir en contra del vessel, sin embargo su padre intercedió para evitar el inminente conflicto qué se podía sentir en el aire.

-¡Muy bien, basta, no tenemos porque ponernos a pelear, pero lo mejor sería que nos calmemos todos! Así que sugiero que vayan acostumbrando a verse mucho más seguido. Por ahora, Edward, lleva a....- Decía Isaac antes de hacer una pausa para saber el nombre del vessel.

-"Karu"- Dijo el vessel con voz fuerte y clara.

-Gracias. Por favor Edward, se amable y muéstrale a Karu la habitación en la que se va a estar quedando durante su estancia en nuestra mansión- Finalizó Isaac al mismo tiempo que Edward le asintió con la cabeza y guiaba a la vasija a la salida.

El vessel se retiro del lugar, no sin antes mirar a la contraria en lo que se iba. Haciendo que una vez más suba la atención, pero lo bueno fue que ya fue detrás de Edward para después cerrar la puerta detrás suya. Dejando que padre e hija tengan una charla en privado, en donde Alison se veía molesta y Isaac demasiado serio.

-¿En verdad vas a dejar que el se quede?- Pregunto Alison con disgusto viendo a su padre.

Isaac la miro mientras estaba con los codos recargados en su escritorio y las manos cruzadas, su semblante de seriedad y de estar pensando dejo a su hija con bastante intriga, así que tomo asiento delante de él, para ver lo que este tenía.

-¿Sucede algo?

-...Me temo que si querida hija, y ese algo tiene que ver con él recién llegado...

-¿Y qué tiene para que te tenga así?-

Isaac se quedo unos segundos en silencio antes de suspirar y ver a su hija, para luego carraspear y poco después hablar.

-¿Recuerdas hace algunos años cuando el Rey Pesadilla estaba furioso de haber sido vencido por un simple niño?-

-Sí, ¿por? ¿Acaso él tiene que ver con eso?-

-Así es, y más de lo que te estas imaginando. Ya que él es alguien cercano a ese niño, pude sentirlo, y eso solo significa que él no va a estar seguro del Rey, y menos en el mundo onírico. Todo gracias a la mordida qué le diste-

La hembra se quedo unos pocos segundos en silencio antes de ver a su padre con algo de disgusto y preocupación por el contrario.

-Lo que me intentas decir es que...

-A Karu le siguen fuerzas más allá de nuestro poder, y con la mordida qué le diste, solo diste paso libre a que el Rey Pesadilla pueda llegar más fácil a él. No se que intenciones tenga, pero solo se que no pueden ser buenas-

Alison se quedo en silencio tras haber oído estas cosas, sin duda a pesar de que Karu no le haya caído tan bien. Tampoco le tenía tanto odio como para desearle el mal, así que ahora estaba muy pensativa como su padre sobre que hacer al respecto.

-...¿Y ahora que hacemos?-

El silencio reino la habitación por unos cuantos segundos, qué se sintieron una eternidad antes de que Isaac suelte un suspiro de pesadez y deje caer un poco su cabeza para luego ver a su hija.

-...Guardar esto como algo entre nosotros- Fue la respuesta corta y concisa de Isaac, dejando a su hija sorprendida y a la vez muy confundida. -Entiendo que no te pueda agradar mucho esta idea, pero solo ponte a pensar que eso nos dará el tiempo suficiente de como saber lidiar con el tema, y además nos ayudaría a saber las intenciones del Rey Pesadilla con nuestro invitado.

-Pero papá, ¡no podemos dejar las cosas pasar así como así, los dos sabemos de lo que es capaz el Rey Pesadilla!-

-Lo sé, pero hasta no estar seguro de lo que planea, no se que o como podamos ayudarle. Y aparte, entrometernos en lo que no nos incumbe nos haría ganar un castigo grave; por ahora hija mía, sería mejor que dejemos de hablar y esperar a que el tiempo nos diga que va a suceder-

Alison no le termino de gustar lo que oyó, así que suspiro con una gran molestia. Esperando que no estuvieran haciendo más mal del bien que podrían hacer al ayudar a Karu. Pero como dijo su padre, sería el tiempo quien diga lo que iba a ocurrir.

Por otro lado, Edward llevo a Karu a su habitación, la cual por dentro tenía más de la apariencia victoriana del lugar, teniendo un gran número de variedad entre su decoración, muebles y más pero sin llegar a perder su toque de elegancia. Cosa que le agrado mucho a Karu.

El vessel dio un paso adelante en lo que Edward le explicaba y le enseñaba al vessel cada una de las pequeñas habitaciones que su cuarto tenía, como por ejemplo: el cuarto de baño, el ropero, en donde por el momento no había nada pero en algún futuro. Y además en el techo había colgado un gran candelabro para darle el toque necesario de elegancia a su cuarto.

Karu agradeció a Edward por el corto tour por su cuarto, pero en el momento que se despidió del murciélago para irse a dormir de lo cansado que estaba, comenzó a sentir una extraña picazón en el área de su mordida, así que se retiro el vendaje y miro su mano para darse cuenta de que esta se encontraba, por así decirlo, roja, no sabía si esto se debía a algún efecto adverso de la mordida, lo que si sabía era que tenía que ir a tratarse la. Pero como estaba muy cansado decidió solo echar algo de agua oxigenada en su herida, ardió un poco pero al final valió la pena ya que bajo la picazón y además también hizo qué Edward no se preocupe por él, ya que parecía que tenía todo bajo control, sin embargo lo que ni uno ni otro sabía era, que esto solo era el principio de algo mucho peor que una simple infección.

Karu acomodo a Fred en la cama y después de unos segundos el se acostó, al poco tiempo quedo profundamente dormido luego de haber tocado la cama. Así que con su confiable compañero y amigo al lado, el vessel se fue a dormir para descansar...si es que podía primero.

Ya que tan pronto como cayó dormido, en la zona de su mano se pudo ver un tenue brillo de un color carmesí. Al mismo tiempo de que se marcaban venas rojas por la zona de su muñeca. Dando indicios de que algo más ocurría con el vessel.

[Mientras tanto, en otra parte]

El grupo siguió a Mavis hasta su ubicación secreta, en donde ella decía que estarían a salvo. En el lugar no había nada más que una cabaña en un aparente estado de estar abandonada, ya que tenía partes del techo caídas, además de tener las ventanas rotas entre otras cosas, sin embargo Mavis había hecho esto a propósito ya que no quería atraer atención no deseada.

-Bueno, sean todos bienvenidos a mi humilde morada. Que no los engañe el look de la cabaña, solo es una fachada para no recibir la visita indeseada de alguien-

La mantis guió a todos y dejo que el grupo se pusiera manos a la obra para poner todas sus cosas, además viendo que entre ellos se encontraban varios heridos, con diversas heridas, Mavis sonrió ya que podía sacarle provecho a sus habilidades. Pero también para hacer sus fechorías sin que se de cuenta nadie de sus verdaderas intenciones.

-Veo que varios están heridos, podría serles de ayuda, tengo experiencia médica. Así que si gustan puedo revisarlos y darles ayuda médica- Dijo Mavis en lo que veía al grupo entero, con el mosquito atrás de ella.

-Gracias. Yo paso- Respondió Elizabeth ya que no creía que sus heridas fueran tan graves para ser tratadas.

A ella le siguieron Frank, Derek y Lily, ya que Jonathan tenía una fea herida en la pierna, así que él fue el único que se quedo callado de todos ellos. Además sin las herramientas médicas de Lily, el grupo no tuvo de otra que dejar que la mantis los atienda. Mavis dejo de hacer lo que hacía para ir por sus cosas médicas para serle de ayuda al grupo.

En lo que esperaban a que la mantis regrese, había algo en el ambiente qué daba cierto aire de inquietud, como si algo o alguien los estuviera vigilando. Pero ellos eran incapaces de ver que era, o de siquiera saber si era una mera obra de su imaginación por estar siendo perseguidos, aún así esto hizo qué Elizabeth se pusiera en modo alerta al igual que Derek, Lily y Frank, ya que Jonathan se encontraba sufriendo acostado en una camilla improvisada.

No pasó mucho tiempo antes de que Mavis saliera de su cabaña trayendo consigo una bolsa con instrumentos médicos, medicinas y demás cosas. Jeffrey miro a la hembra mantis y por un instante juro ver dentro una jeringa de un color naranja/amarillo dentro de su bolso. Ahora mismo la mantis comenzó a tratar a los heridos, dejando ver su experiencia médica, ya que se podía ver muy bien lo que hacía, y también los tratamientos qué usaba.

-Entonces señorita Mabel, ¿en dónde aprendió medicina?- Le pregunto el pulgón viendo como esta trabajaba.

-Oh bueno, digamos que tome clases de medicina y además fui voluntaria en diversos campos de batalla a lo largo de estas tierras y otras más lejanas, pero siempre servía al mejor postor, lo que menos me importaba eran sus estupidas disputas sabe, lo que a mi me venía mejor era el tener que curar a sus heridos y trabajar con otros bichos para salvar vidas y todo eso- Dijo Mavis mientras comenzaba a cerrar una herida con aguja e hilo en uno de los brazos de un bicho.

-Ya veo, entonces puedo estar seguro de que usted es alguien buena para este tipo de trabajo-

-Se lo aseguro, además soy una cirujana de campo. Puedo ayudar con cualquier tipo de heridas, en mis garras, todos ustedes están a salvo- Dijo Mavis con una suave sonrisa para no levantar ninguna sospecha.

-Eso me da gusto oírlo señorita.

Finalmente tras un rato curando a todos, toco el turno de Jonathan y al examinar su herida, Mavis se topo con un desafío difícil pero a la vez sencillo de manejar para ella. Ya que después de todo se encontraba frente a muchos de los casos que tuvo en ocasiones pasadas, aún así tuvo que sacar sus bisturís y comenzar a hacer un procedimiento extenso, qué se tuvo que llevar con la ayuda de más de un bicho e insecto ya que se requería hacer muchas cosas para asegurar que viva.

Este comportamiento en Mavis de ayudar a los demás no era nada común en ella, pero tenía sus motivos para estar haciendo esto, ya que detrás de toda esa cara de amabilidad y de ayuda que tenía, se encontraban unos oscuros motivos que tardarían en ser descubiertos por el grupo.

Tras unas horas de cirugía y de medicar a Jonathan para ayudar a sanar su herida, la mantis salió triunfante al arreglar su pierna, y no solo eso, también frenando una hemorragia qué tenía. Así es como pudo salvarle la vida, como festejo decidió sacar unas cajas de cerveza qué ella traía consigo.

Para repartirlas con todos, y así festejar, pero ella también se alejo un poco para limpiar toda la sangre que tenía en su ropa y sobre ella. Por ahora tenía que aparentar algo que no era, pero con suerte una vez todos hayan tomado de las cervezas con el somnífero qué ella había puesto a la bebida. Podría por fin hacer su plan sin tanta molestia, por lo cual se sentó a esperar, sin que supiera que Derek, Lily, Frank, Elizabeth y Jonathan no iban a beber, uno por estar dormido luego de la operación, y los otros porque sentían qué algo no se encontraba bien en el ambiente.

Así que se mantuvieron alerta, y de esta manera no perderían ni un solo detalle de todo lo que les rodeaba, y pese las insistencias de los demás a unirse a ellos, el grupo paso de ello solo para que luego se dieran cuenta de cómo a los demás poco a poco les iba haciendo efecto el somnífero en la bebida. Uno a uno se fueron a dormir, y con esto ellos sintieron de nuevo esa punzada de que no se encontraban a salvo ahí, en un punto estaban en lo correcto, por el otro no, ya que en otro lado los soldados podrían encontrarlos, y acabar con ellos, pero viendo de que sus aliados habían caído dormidos al piso, con la primer cerveza, ellos tomaron unas cuantas medicinas y tomaron a Jonathan para esconderse y así ver si estaban en lo correcto de estar en peligro ahí mismo.

Poco después Mavis salió de el lugar donde se había quedado y de su bolsa saco una jeringa con la cual comenzó a inyectar algo de ese líquido en todos los presentes. A excepción de Jeffrey qué por alguna razón paso de largo, y mientras estaban aún ocultos, el grupo se preguntaba que era lo que la mantis había hecho. Y justo cuando estaban a punto de salir a confrontarla, ella hablo, pero no en su dirección.

-¡Bien, ya pueden salir!- Dijo Mavis y tras unos segundos el grupo quedo atónito al ver lo que salió de unos arbustos grandes.

De estos salieron los Tremors de la mantis, a su lado salió aquel encapuchado que funcionaba como la mano derecha de la mantis. Tras unos segundos y sin poder oír lo que Mavis les decía, Elizabeth decidió que era mejor la retirada. Pese a la negativa de sus amigos, ya que no querían dejar a los demás ahí tirados, pero ella como la líder del grupo les hizo ver que era un suicidio ir por ellos, en especial al todos haber sido drogados así que sin más comenzaron a retirarse del sitio tratando de ser lo más sigilosos y cautelosos posibles.

P

ero a medida que avanzaban, Jonathan comenzó a hacer unos ruidos de dolor a medida que lo llevaba sobre hombros, Frank.

Esto llamo la atención de Mavis qué al ver lo que hacían solo vio a los dos Tremors, estos ya muy impacientes la miraron, ya que querían su aprobación.

-Vayan por ellos, no los dejen escapar...- Dijo Mavis de forma seria y fría, para luego darse la vuelta y caminar hacia otro lado, con el encapuchado a su lado.

Los Tremors después vieron a la dirección en donde estaban ellos, y lanzaron un rugido qué dejaría a más de uno con la sangre muy helada, pero no teniendo tiempo para quedarse ahí quietos, ellos salieron corriendo, mientras los empezaban a perseguir los dos enormes Tremors.

Esto durante la oscuridad de la noche, en un bosque demasiado frondoso y grande, dando inicio así a una persecución qué iba a durar quizás hasta la mañana.

Por otro lado, Mavis se acercó a las cosas de los mercenarios, ya que sin tiempo de recogerlas, las habían dejado atrás y al revisar unas cuantas, se llevó una grata sorpresa al ver una foto de ellos junto con Karu. Haciendo que se le asome una sonrisa demasiado maliciosa.

-Tal parece ser que nos vamos a ver otra vez...solo es cuestión de tiempo para ello.

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¡Hola! Hasta aquí un capítulo más de la segunda temporada, lamento si me demore mucho haciendo este capítulo pero la verdad hubieron varias cosas que me impidieron sacarlo antes.

Pero prometo que voy a intentar sacar capítulos más seguidos sin demorarme tanto, así que bueno ya saben lo que voy a decir, si les gustó el capítulo no se olviden de votar al igual que dejar un comentario positivo de que les pareció el capítulo además también de compartir la historia para que más personas la conozcan.

Y bueno, sin nada más que decir yo me despido de ustedes hasta aquí.

¡¡Hasta la próxima!!

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