Capítulo 4: Such A Rush
Me dejaron aquí. Y cuando lo hicieron, no lloré, ni les rogué que me llevaran, ni siquiera los dejé despedirse de mí, si volvía a ver la cara de Clementine, esta vez no iba a fallar.
Me dejaron aquí, con la doctora Jones tratando de entablar conversación conmigo todo el tiempo en el que estuve en el área de emergencias. No me caía mal, pero tampoco me caía bien, sólo hacía preguntas que no quería responder. En lo único en que podía pensar era en salir de ahí lo antes posible, en fumarme unos cuantos porros, y en el hecho de que no se me permitía usar mi teléfono. Quería llamar a Fox.
—Hoy te trasladarán a tu habitación, ya que pareces estar bastante estable —La doctora Jones se sirvió un poco de agua y se acercó a mí, sonriendo, su sonrisa siempre era sincera, a diferencia de la de Clementine, la de Shana me parecía amigable—. Llevas dos días aquí, ¿cómo te sientes ahora, Alyssa?
—Cómo mierda —le contesté cortante—, ¿cómo cree que me siento, doctora?
Ella se echó a reír con suavidad y tomó asiento en la silla junto a la camilla. Me preguntaba si no tenía más pacientes que atender, estaba pegada a mí todo el miserable día.
—¿Has reflexionado sobre tus problemas en estos dos días? —me preguntó, esperando pacientemente por mi respuesta, como si de verdad pensara que respondería a eso.
No, no he reflexionado nada. No hay nada de qué reflexionar. Mamá murió de un maldito cáncer de huesos. Papá la olvidó en menos de un año. Clementine simplemente es demasiado falsa e intenta hundirme lo más que puede. Me gusta la marihuana, la cocaína, heroína, las fiestas, el vodka, el whisky, los cócteles, el sexo, esto, aquello. ¿Y qué? Todo eso me distrae, me calma, y lo controlo si quiero. ¿Qué reflexión tengo que sacar de eso? Desde mi punto de vista, el jodido problema es de ellos, no mío.
Dios, cómo quería fumarme aunque fuese un cigarrillo.
—¿Cuándo me llevarán a mi celda? —resoplé, sintiéndome enormemente agotada sin ninguna razón aparente.
—Te llevarán a tu habitación —dijo, haciendo énfasis en la última palabra—, cuando termine de asegurarme de que estás estable, y de que acatarás las reglas que se te impondrán.
Uf, reglas, mis peores enemigas luego del éxtasis, sin duda.
—En este Centro hacemos todo lo posible por garantizar la comodidad del paciente, eso no quiere decir que tendrás la misma libertad que antes —Se detuvo, esperando a que comentara algo al respecto, pero como no lo hice, continuó—. Se te dará un horario de actividades que deberás acatar al pie de la letra. Compartirás una habitación con otro paciente para que así puedas interactuar con personas con problemas similares que el tuyo. Te reunirás tres veces a la semana conmigo para una sesión de terapia individual, y tendrás que asistir al grupo de apoyo con el doctor que se te asigne.
>>No podrás usar tu teléfono móvil tampoco, sí puedes hacer llamadas, pero sólo en recepción, así como todos los internados aquí. También tienes que entregar todo lo que pueda ser un arma blanca; junto al horario de actividades te darán la lista de cosas que no puedes tener. ¿Alguna pregunta que quieras hacerme, Alyssa?
Bien, veamos: Casi me expulsan de la escuela por saltarme casi todas las clases por alrededor de dos meses. No soy la mejor candidata para jugar a eso de súper amigas compañeras de cuarto que se trenzan el cabello y hablan de sus problemas. ¿Ver la cara de la doctora Jones tres veces a la semana? Bueno, eso no era tan malo. ¿Grupo de apoyo? Hmm, volvemos al punto número dos y lo relacionamos diciendo que simplemente no me gustaría hacer amigos en un lugar como este.
No puedo creer que no pueda usar mi teléfono. En serio.
—¿También me dirán a qué hora tengo que ir al baño y a cada cuánto debo respirar? —pregunté sarcásticamente, dedicándole a Shana una sonrisa burlona.
—Tal vez debas dejar de pensar en bromear y comenzar a pensar en tus problemas, eso te daría una salida más próxima de la que predigo —inquirió ella, dejando escapar un suspiro, aunque pude ver que las comisuras de sus labios se alzaron un poco, parecía contener una sonrisa—. En fin, puedes cambiarte de atuendo, le diré a Jenna que te escolte a tu dormitorio, ya tu padre dejó todo lo que necesitas allí.
Gruñí al escucharla mencionándolo. Me hacía sentir enferma de tan solo pensarlo.
Dejé que se fuera a buscar a la enfermera mientras me deshacía de la incómoda bata que había estado usando desde que llegué aquí. Demasiado ligera, demasiado reveladora, la odiaba, estaba esperando el momento de quitármela de una vez por todas.
Sin querer, alguien se reflejó en el espejo de cuerpo completo que se encontraba en una esquina de la habitación, y no pude evitar quedarme un poco conmocionada ante lo que veía.
Esta chica era demasiado pálida, y no hablo de un pálido bonito, era más de un pálido enfermo, gris, preocupante. Brazos largos y delgados como espaguetis, un cuerpo sin gracia, bastante aburrido, de esos que nadie querría realmente quedarse viendo. Esta chica tenía un rostro demasiado demacrado, con mejillas ahuecadas y grandes ojos azules, ellos se encontraban adornados por unos grandes, profundos, círculos oscuros. Y el cabello, el cabello de esta chica era un desastre, iba en todas direcciones por los nudos que tenía, y aun así, las ondas negras azabache se mantenían brillantes. Ella desgraciadamente sacó el cabello de su padre.
Ella, era yo.
—Para —murmuré, sacudiendo la cabeza y desviando la mirada lejos del espejo.
Me apresuré a vestirme, papá había dejado unas prendas antes de irse, un par de jeans, un suéter gris de lana que la abuela Claire me tejió la Navidad pasada, mis botas y mi abrigo. Estaba nevando afuera, el frío podía sentirse hasta aquí dentro.
—Hora del paseo, Aly —Jenna me sorprendió al abrir la puerta de golpe, como siempre, su entusiasmo acerca de en sí, cualquiera cosa, me asustaba bastante. Debía doler sonreír tanto, a mí me dolería.
Arrastré mis pies hasta la salida, sentía rígidas mis piernas y cada paso que daba me pesaba, siendo cien por ciento honesta, me sentía como si hubiese corrido doce kilómetros sin parar y luego me hubieran empujado hacia un acantilado. Añadiéndole que por más agua que bebiera, mi garganta seguía sintiéndose seca y rasposa.
—Por este camino se va a la cafetería, y por allá está el área de recreación, a muchos les gusta e... —La voz de Jenna me mareaba, así que la bloqueé, concentrándome más en lo que veía a mí alrededor.
Casi no parecía un loquero, parecía un loquero disfrazado de hotel. Sí, esa era la descripción perfecta. Los decorados de madera, y las paredes de colores no-deprimentes ni enfermizos, pero eran desmentidos al momento en que veías a las personas que caminaban por los pasillos, eran como zombies, en su mayoría muy delgados, con ojeras tan profundas como las mías, pálidos, con ojos tristes y melancólicos. La idea de tener que convivir con alguna de estas aterradoras personas comenzaba a agobiarme de nuevo.
Tragué saliva, e hice una mueca dolor.
—Ya la doctora Jones te dijo que compartirás el dormitorio con otra persona, ¿cierto? —me preguntó Jenna, haciendo que apartara la mirada de un chico sentado en el suelo, abrazándose las rodillas y con la vista ausente.
—Sí —le contesté, sintiendo un escalofrío subir por mi columna.
—Pienso que convivir con otra persona hace el proceso más fácil, a los pacientes que he atendido antes les ha funcionado —Ella enganchó su brazo del mío y siguió caminando mientras sonreía.
Cantidad de porros que quería fumarme hasta el momento: 3.
Me arrastró por un rato más hasta llegar a detenerse en una de las puertas de madera, no había parado de hablar en todo el camino, lo cual me hizo sentir fatigada, casi me alegré al ver que ya habíamos llegado a nuestro destino. Casi.
—Puedes llamarme si necesitas algo —Jenna al fin dejó ir mi brazo—, la doctora Jones me pidió mantenerte vigilada, así que vendré a verte de vez en cuando.
—Genial —Intenté ocultar mi sarcasmo, sin tener mucho éxito.
Ella —sonriendo— abrió la puerta frente a nosotros y la empujó para dejarme ver el interior. Nada fascinante ante mis ojos, estoy siendo completamente literal cuando digo esto. No había nada más que dos camas individuales y dos mesitas de noche con sus respectivas lámparas. Nada más. Ningún cuadro, póster, signos de vida de otra persona... Nada.
El área de emergencias se me hizo más acogedora que esto.
—Diviértete —me dijo Jenna a mis espaldas, antes de despedirse y dejarme sola dentro del dormitorio. Mi supuesta compañera no se encontraba.
Caminé hacia la cama donde estaba mi equipaje. Habían dejado la maleta más grande, asumiendo que mi estadía aquí no sería sólo por unos días. Claro, era para su beneficio, más días de descanso para ellos. Qué ganga, ¿no?
Las hojas que la doctora Jones me había mencionado, estaban puestas sobre la cama de sábanas blancas, una al lado de la otra, como obligándome a leerlas. Reglas, reglas, reglas. Léenos, léenos, léenos. Dios, creo que me estoy volviendo loca.
Me senté junto a las hojas, sin querer realmente leerlas, quizá sentirían mi rechazo y desaparecerían de mi vista. Me rehusaba a convertirme en una de esos zombies vivientes que vi en mi camino al dormitorio. Los loqueros te chupan la vida.
Mis dedos comenzaron a jugar inquietamente con el brazalete de identificación que Jenna me había colocado en el área de emergencias, me daba picazón, ya tenía una gran mancha roja en la muñeca de tanto que me había rascado. Tragué saliva, sintiendo de nuevo la inexplicable resequedad en mi garganta. Genial, al parecer me iba a enfermar pronto.
—¿Así que no irás a almorzar? —Di un respingo al escuchar la puerta abrirse de golpe y a Jenna asomar su cabeza.
—Joder —expresé sobresaltada.
—¿En serio creías que te dejaría sola? —preguntó ella, cerrando la puerta a sus espaldas.
—Que si preferiría que me dejaras sola, pues sí —farfullé.
—Son las 11am, hora del almuerzo, ¿no has leído tu horario? —Se cruzó de brazos de forma desaprobatoria—. Comer tres veces al día en la cafetería es algo obligatorio. Vamos a tener que trabajar en eso.
Puse los ojos en blanco.
Cantidad de porros que quería fumarme hasta el momento: 8.
Nota de la autora: Such a rush, to do nothing at all.'8 - Coldplay. (No sé por qué no puedo colocarles la canción en multimedia e.e)
Perdón por la tardanza, me faltaban algunos detalles, espero que les guste.
Me despido, esperaré a sus comentarios.
Besos y los quiero a todos <3.
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