31 de octubre de 1981

Leah Potter

Nos habíamos enterado por Sirius de que hace un mes había nacido la hija de Remus y Mack, había nacido en septiembre y se llamaba Winter, era hermosa.

Hoy era Halloween y desgraciadamente seguíamos escondidos en estas cuatro paredes. Nos estaba afectando demasiado, tanto James como yo queríamos salir, pero sabíamos que eso sería imposible, nos estaban buscando. No podíamos poner en peligro a Harry, pero sabía perfectamente que esto no era una buena vida, aunque James y yo hacíamos todo lo posible para que lo fuera.

James y yo nos estábamos derrumbando, y sentía ansiedad al estar encerrada, a veces era como si estas cuatro paredes me ahogaran. Desde que me entere de la noticia todo mi mundo se vino abajo, mi madre y Marlene habían muerto y sentía culpa por no haber estado ahí y salvarlas. No pude salvar a Marlene como la primera vez cuando éramos niñas y casi pensé que la perdería en ese momento, al igual que ella tuvo ese mismo miedo en ese entonces.

No podía creer que Naia fuera la causante de la muerte de mi madre y Marlene, jamás pensé que fuera capaz. Después de todo lo que habíamos hecho por ella y su hermano, ella nos lo pagaba de esta forma. Me dolía saber que había confiado en ella y ella me había traicionado de esta manera. Jamás le perdonaría eso, tampoco podía odiarla, se me hacía difícil después de todo lo que habíamos compartido, pero no podía vivir sabiendo que ella había sido la causante de que las perdiera. Ella sabía lo importante que eran ellas para mí y me las arrebato sin ningún remordimiento.

Por lo que nos contaba Sirius, los demás estaban bien, estaban a salvo con sus familias y es lo único que me alegraba. Los extrañaba demasiado a todos, incluso extrañaba a Maddie y sus golpes a cada persona que le tocara las narices o me molestara.

Por estas fechas nos hubiéramos reunido todos para celebrar esta festividad que tanto amábamos, pero lastimosamente, todos estábamos cuidando y protegiendo a nuestras familias. Solo rezaba para que llegara el día en el que todo esto se acabara y nos pudiéramos reunir todos de nuevo. Hacía meses que no había visto a las chicas, Remus, Sirius y Reg solían venir de vez en cuando para ver como estábamos y contarnos algunas novedades. También nos solían traer cartas que habían hecho los demás y fotos de los niños, porque si, cada pareja tenía su familia ya formada.

Estaba muy orgullosa de todos ellos, a pesar de que estuviéramos en guerra ellos tenían su familia y se merecían lo mejor del mundo.

Sabía que hoy nadie podría venir así que estaríamos James, Harry y yo solos celebrando esta festividad. Sirius y Reg habían venido hace unas semanas para hablar y para darnos un pequeño detalle de parte de Maddie, básicamente consistía en un disfraz de bambi para Harry. Debía reconocer que se me había muy tierno. También hablamos con Sirius, él no estaba muy convencido de que fuera buena que lo siguiéramos teniendo como Guardián, ya que todo el mundo sabría que era él por obvias razones. 

Había propuesto a Remus, pero Sirius no confiaba en que fuera buena idea ponerlo a él como Guardián. Según él por la condición de Remus tal vez estuviera del lado de Voldemort, obviamente discutí con Sirius sobre eso al igual que con James, porque, por una parte, estaba de acuerdo con lo que le había dicho Sirius.

Estuve enfadada con ellos varios días e ignorar a James no fue tan complicado porque me la pasaba con Harry y dormía en la habitación de él. 

—Leah... —levante la mirada del suelo, ya que estaba en la habitación de Harry jugando con sus juguetes. Harry al verlo soltó una pequeña risa mientras le hacía gestos con las manos para que lo tomara en brazos. En cambio, yo decidí ignorarlo, James tomo en brazos a Harry y yo me levanté para recoger los juguetes y ordenar el cuarto de Harry— Leah, por favor...

—Ahora no Potter —cuando termine salí de la habitación, baje las escaleras y fui hacia la cocina para preparar la comida.

Aunque la tranquilidad no duro mucho porque James entro en la cocina.

—Vamos a hablar —volteé los ojos.

—No hay nada de que hablar —James se acerco a mí y me agarro con cuidado de los hombros para verlo.

—Lo siento, siento mucho haber desconfiado de Remus. De verdad que tienes razón y Remus no sería capaz de traicionarnos, pero los dos sabemos que si hubiéramos puesto a Remus, pasaría lo mismo que con Sirius, sería muy evidente —suspire agotada y James me abrazo fuerte haciendo que yo también le correspondiera el abrazo.

—Lo siento James—susurré.

—No amor, el que debe pedir perdón soy yo... Tú no hiciste nada malo —asentí y seguimos abrazándonos.

Hace unos días me enteré de que estaba embarazada, así que quería darle una pequeña sorpresa a James.

Ahora me encontraba en la cocina haciendo algunas galletas, mientras James y Harry jugaban en la sala, desde la cocina se escuchaba la risa de Harry y la de James logrando que sonriera. 

Un rato después deje de escucharlos así que me preocupe un poco, salí de la cocina para no verlos en el suelo jugando.

—¡James! —grité preocupada.

—¡Arriba amor! —suspiré aliviada y subí tranquilamente hasta la habitación de Harry, pero de pronto ellos salieron de la habitación y lo que vi hizo que me muriera de ternura.

Harry me estaba viendo con una sonrisa mientras estaba vestido con el disfraz que le había obsequiado Maddie.

—Pero que ciervito más lindo —me acerque a ellos y Harry alzo sus brazos para que lo cogiera y eso hice. James nos vio con una gran sonrisa mientras me abrazaba por los hombros.

De pronto alguien llamo a la puerta logrando que viera preocupada a James.

—Quedaros aquí, cualquier cosa Leah te vas —quise decirle algo, pero él ya había bajado.

Minutos después escuché como James me llamaba para que bajara y pude ver a Remus y a Sirius con una gran sonrisa.

—Menudo susto idiotas —bajé del todo y Sirius tomo en brazos a Harry.

—Eres el cervatillo más lindo del mundo —Harry soltó una pequeña risa. Me acerqué a Remus y le di un fuerte abrazo.

—Te extrañé —susurré.

—Yo igual, Maddie también quiso venir, pero no queríamos arriesgarnos así que nos insulto a los dos —solté una pequeña risa, sin duda alguna extrañaba a Maddie.

—A la próxima —él asintió con una sonrisa.

Después ellos se quedaron en la Sala en lo que yo sacaba las galletas, las puse en un plato y salí para ir con ellos. Estuvimos toda la tarde riendo y Sirius no dejaba de jugar con Harry a todo lo que se les ocurriera, era lindo pasar Halloween con ellos, aunque obviamente aquí faltaba bastante gente, por eso esperaba que esta guerra acabara pronto.

Había pasado el tiempo demasiado rápido y ya era un poco tarde así que Remus y Sirius tenían que irse, nos despedimos de ellos y cerramos la puerta. Hace un rato había cambiado a Harry y le había puesto su pijama con ciervitos que fue otro regalo de Maddie.

—De acuerdo, ve a llevar a Harry a descansar yo me ocupo de la sala —asentí con una sonrisa y subí las escaleras, pero cuando ya estaba arriba se oyó un fuerte estruendo que hizo que todos mis sentidos se pusieran en alerta.

De pronto vi a James correr escaleras arriba asustado. Se acercó a mí y me miró muy preocupado.

—Leah, es él... Llévate a Harry y huye yo lo distraeré —no, no podía dejar que él muriera. Él decidido quiso bajar, pero lo agarré de la mano—. Leah, ¿qué haces? —me miro preocupado.

—Seremos felices, te lo prometo... Gracias por siempre estar para mí amor, te prometo que estaremos siempre juntos, en esta vida y en todas las siguientes.

—Lo sé amor —susurro con una pequeña sonrisa.

—Te amo James Potter —susurré.

—Yo también te amo Leah Potter... Te amaré en esta vida y en todas las siguientes —me acerque a él para besarlo, sabía que sería la última vez que lo hiciera.

Lo tenía claro.

—Yo igual James, por eso mismo espero que me perdones por esto —saque mi varita y no le deje hablar porque lo había petrificado. Vi como la puerta explotaba así que rápidamente deje a Harry en su cuna y volví con James para esconderlo en algún lugar. Con magia lo moví de las escaleras y agarre la capa de invisibilidad y lo tape con ella. Cuando ya vi que estaba todo perfecto, pude ver como Voldemort subía las escaleras. Volví corriendo a la habitación de Harry y me acerqué a la cuna, lo miré con lágrimas en los ojos y él estaba asustado.

Agarre los barrotes de la cuna.

—Harry, sé fuerte, sé valiente... Papá te quiere... Mamá te quiere... Por favor perdoname por esto, pero tendrás unos tíos increíbles y a tu padre para cuidarte, te lo prometo —lo cogí en brazos y lo abracé muy fuerte, sabía que mi niño sería muy valiente.

De pronto Voldemort explotó la puerta haciendo que abrazara más fuerte a Harry para protegerlo. Lo volví a colocar en la cuna y me coloqué delante de él.

—Apártate —él me apuntó con la varita.

—Déjalo en paz, mátame a mí, pero deja a Harry en paz.

—Estoy siendo bueno porque le prometí a alguien que no te mataría, así que hazte a un lado para que mate al niño.

—Por encima de mi cadáver —si iba a morir, pero sabía que había una magia antigua que protegería a Harry una vez que yo me sacrificara para que mi pequeño estuviera a salvo.

—Si así lo deseas... ¡AVADA KEDAVRA! —grité y la luz verde me invadió haciendo que todo a mi alrededor desapareciera.

Estaba segura de que James no me lo perdonaría nunca, pero debía protegernos aunque eso significaba que ni el bebé ni yo saliéramos con vida y si esta era la única manera la tomaría sin ningún problema. Echaría demasiado de menos a todos, extrañaría a Maddie y sus sermones. Tal vez ella tampoco me perdonaría por dejarla, pero se trataba de James y Harry y por ellos haría lo que fuera, al igual que por ella y por los demás.

Solo esperaba que estuvieran unidos y cuidaran bien de Harry y James después de este día.

Los amaría siempre, en esta vida y en todas las siguientes.

NOTA DE AUTORA

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