Initium
La niebla ha cubierto el lugar desde hace ya muchas horas, el pequeño pueblo de Yiling permanece en silencio esperando el amanecer, casi todos descansan en la seguridad de su hogar a estas altas horas de la madrugada.
Todos excepto uno.
No es de extrañar que padres que no pueden mantener a sus hijos, los abandonen en las calles esperando que alguien más se compadezco de ellos y los críe. El pueblo de Yiling tiene un pequeño orfanato que se dedica especialmente a cuidar a los niños que son abandonados, quizás sino hubiese una escasez de alimentos tan severa hubiesen considerado llevar un niño más a sus instalaciones. Quizás no hubiesen fingido no verlo.
Es un niño pequeño, quizás cinco años, luce más pequeño que los niños de aquella edad, no sabe leer ni escribir pero tiene una sonrisa brillante y unos hermosos ojos color plata. Pero aquello no le ha servido para conseguir un techo aquella noche.
Hua Cheng resiste las ganas de vomitar cuando encuentra el pequeño cuerpo, cubierto de heridas ahogado en un charco de sangre ya oscurecida, el rostro irreconocible producto de las mordeduras, una creación divina destruida nuevamente por la falta de empatía humana, quiere detenerse a enterrar el cuerpo, ofrecer una oración en su nombre o ponerle uno al menos, pero el cuerpo no es más que la huella más feroz de nuestra mortalidad, si la vida se ha ido, poco se puede hacer con lo que dejamos atrás.
Se ha ido. Tan rápido como llegó al mundo humano.
Causa de Muerte:
Hemorragia producida por mordidas múltiples de perros.
Ultimos minutos de vida:
Niño con desnutrición severa peleó con una jauría de perros por un pedazo de pan mohoso. No hubo intervención humana. Fue comido vivo.
Padres:
Wei Changze (fallecido, en ciclo de reencarnación )
Cangse Sanren (fallecido, en ciclo de reencarnación)
Eso era todo.
La chispa de la vida se había ido hace mucho pero la pequeña alma debía seguir perdida por algún lado.
¿A dónde había ido el pequeño Wei Ying?
El ángel de la muerte recorrió con la mirada el lugar, no había ninguna luz encendida en aquel pueblo, dudaba de que el menor hubiese conocido a alguien en aquel lugar por lo que sólo puede haberse ido en la búsqueda de aquella persona.
¿Familiar? ¿Algún pequeño amigo?
¿Alguien podría recordarlo?
Tronó sus dedos y una bella manta se materializó sobre el cuerpo mutilado del pequeño niño, pequeñas mariposas se arremolinaron alrededor hasta convertir el pequeño cuerpo en sólo rasgos de luz y un bonito ramo de flores, nadie más se tomaría la molestia así que lo hizo por sí mismo, tendría que encontrar la pequeña alma asustadiza y llevarla de regreso a casa.
Seguir el rastro de un niño es difícil, no piensan como lo haría un adulto. Las mariposas se arremolinan a su alrededor antes de revolotear en una dirección, el ángel las sigue hasta llegar donde los perros pelean mordisqueando lo que parece ser un pequeño brazo humano. Hua Cheng frunce el ceño, los perros pueden ser criaturas aterradoras, deja que las mariposas se encarguen de aquello, y entonces lo ve, en medio de la nieve y las gotas de sangre carmesí resalta un pequeño sonajero.
¿Es del pequeño Wei Ying? ¿Un recordatorio de que sólo es un niño de sus padres?
No puede ser así, se ve como una magnífica de entretenimiento para un joven maestro, no adecuado para un niño que vive en la calle. Quizás el último recuerdo de que Wei Ying existió y conoció a alguien. Lo recogió con cuidado y lo hizo sonar, la ligera risa de un niño se escuchó como eco, el recuerdo de la última risa de Wei Ying aún no se había marchado de él, un hilo plateado se desprendió entonces del juguete hasta sumergirse en la oscuridad de la niebla.
La pequeña alma traviesas era sin duda muy amable, dispuesta a buscar al último ser misericordioso que se apiadó de él para despedirse.
¿Quién había sido tan bueno con este pequeño bebé?
Cuando llegó al final de la cuerda, se sorprendió de haber llegado a la nevada ciudad de Gusu, incluso en invierno se veía como una imponente fortaleza, los más de mil escalones anunciaban un incómodo viaje para todo aquel que quisiese conocer el pequeño clan de las nubes. Afortunadamente, no había necesidad de caminar, con unos cuantos pasos y un tronar de dedos llegó a la cima sin que nadie reparara en su presencia.
¿Dónde podía estar el pequeño Wei Ying?
Era sorprendente que lograse atravesar las barreras de Gusu Lan, sin duda era un niño destinado a tener un núcleo muy fuerte cuando creciera, lástima que no lo hizo. Había dejado a su paso pequeñas marcas espirituales que llevaban hasta una hermosa casa tradicional rodeada de gencianas.
El pequeño espíritu permanecía arrodillado junto a un niño humano viviente, con mucho esfuerzo trataba de soplar aire caliente hacia su amigo para mantenerlo abrigado, su tarea era en vano y eso lo desesperaba.
— Debes ir a casa... — susurró Wei Ying angustiado — Los perros pueden venir, debes ir a casa...
— Los perros están prohibidos en Gusu —
— Oh... — el menor hizo un puchero celoso— Gusu parece un buen lugar pero hace mucho frío, debes ir a casa
— No... — replicó el menor sin inmutarse— Madre abrirá en cualquier momento
Hua Cheng consultó su papiro antes de soltar un suspiro, al parecer el alma de la madre del niño había sido recogido hace muy poco, afortunadamente el niño no figuraba entre los próximos muertos así que quedarse ahí podría causarle una fuerte gripe pero no la muerte.
— Wei Ying, debemos irnos— dijo con solemnidad llamando al niño a su lado— Has sido muy travieso al venir aquí
— Quería ver a Lan Zhan... —
—Mnh...—
— Así que puede verte... — comentó distraído — Inusual
Un hilo rojo se materializó entre los meñiques de ambos niños, la tira fantasmal era visible solo para los dos espíritus, el ángel de la muerte no pudo resistir un suspiro.
— Es una pena, hombrecito— susurro en dirección a Lan Zhan— Quizás en otra vida...
El pequeño fantasma intentó tomar las manos de su amigo entre las suyas pero no pudo, hacia demasiado frío para dejarlo ahí, el alma se inquieto soltando sollozos lastimeros mirando hacia todos lados en busca de ayuda. Frente a él, sólo permanecía un hombre vestido de rojo con un elegante parche negro en el ojo.
— No podemos ayudarlo, Wei Ying— contestó con voz calmada--El duelo es una etapa del comportamiento humano
— ¿Por qué sabes mi nombre? —
— Porque he venido para llevarte a casa... —
— Pero Lan Zhan me necesita, no puedo dejarlo—
— Cariño, si te quedas desaparecerás y nunca más podrás verlo—
El niño pareció meditarlo antes de separarse ligeramente de su amigo,sonrió cálidamente al niño y agitó su mano en señal de despedida.
— No puedes llevarte a Wei Ying—
— Joven maestro Lan, me temo que esa no es su decisión —
— No te lo puedes llevar— griro el niño poniendose de pie para ocultar a Wei Ying — Te lo prohíbo
— Joven maestro, si Wei Ying no viene conmigo entonces se corrompera y nunca más podrán encontrarse
El pequeño fantasma hizo un pequeño puchero tratando de darle un abrazo de despedida a su estoico amigo. Su pequeño cuerpo empezaba a volverse transparente. Hua Cheng rodeo al menor y se acercó hasta tenerlo frenre a frente, se agacho para estar a su altura y sonrió.
— Si vienes conmigo, te prometo que todo irá bien— ofrecio con calma— Tendrás un bonito hogar y en algun momento podrás volver a ver a tu amiguito
— ¿Lo juras? —
El pequeño extendio su meñique reteniendo las lágrimas, era obvio que desconfiaba, solo habia conocido la cruelda e indiferencia de los humanos.
— Lo juro... —
— Bien, pero no quiero que Lan Zhan se quede solo aquí —
— Bien... —
El pequeño sonajero del menor se elevo en el aire hasta llegar hasta donde se encontraban, un sonido fuerte y fantasmal empezo a escucharse en la apasible noche. El sonido de un sonajero irrumpio en Cloud Recess.
— Volveré, Lan Zhan— dijo el menor regalandole una brillante sonrisa — Gege debe prometer que me recordará
— Mnh... —
— Es hora, Wei Ying
El niño tomo la mano del ángel mientras agitaba su otra mano libre, Lan Zhan contemplo con lagrimas en los ojos como su unico amigo desaparecia convirtiéndose en mariposas fantasmales mientras el eco de un sonajero resonaba para alertar a otros cultivadores.
La leyenda cuenta que Madam Lan amó tanto a su hijo, que incluso después de muerta se negaba a verlo llorar frente a una casa vacía.
Pocos saben que alguna vez Wei Ying existió y fue el mejor amigo de el segundo maestro de Gusu Lan.
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