"Nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes."

Eso es basura. Siempre lo sabes, solo que das por sentado que nunca lo perderás y lo descuidas.

Me siento un imbécil, porque creo que fuí el único que te descuidó.

Siempre eras abierto con tus sentimientos, a pesar de que te tratáramos cómo un lacayo entendías que era nuestra rara forma de protegerte y respondías con tu actitud infantil, sacándonos una sonrisa en este mundo oscuro.

Así fue cómo me enamoraste Skull, me atrapaste no con coqueteos o arreglándote, solo fuiste tú.

Sabías cuán orgulloso soy, por eso te conformabas con que volviera todas las noches a casa y pasáramos tiempo juntos, sabías que nunca te sería infiel, que era solo tuyo mientras estuviéramos juntos, así que no me reclamaste la falta de "te amo" o "te quiero" por mi parte.

Siempre sonreíste y lo dijiste por los dos, yo soy un sol y tú eras una nube, pero tú eras el que iluminaba mis días, mi luz que dejé que se desvaneciera.

—Reborn-san... —Me giré al escuchar el llamado y los vi.

Nuestros niños, ambos tenían los ojos hinchados de tanto llorar, pero Enma se veía mucho peor. Era natural, después de todo tú eras su padre adoptivo, a diferencia de mí que solo podía soñar con ser el padre de Tsuna.

—A papá no... —Vi como carraspeaba para que su voz no se quebrara más con tu mención—. No le gustaría que usted se enfermara. Sé que es duro, pero por favor entre a calentarse un poco.

—No soy tan débil cómo para enfermarme por esto Enma.

—Reborn, estamos a semanas de que comiencen las nevadas y tú estás empapado con este frío. —Me dijo Tsuna con el seño fruncido.

Sé que tiene razón, llevaba una hora parado junto a tu tumba a pesar de la lluvia, todos los demás habían entrado a la mansión Simon donde se estaba llevando a cabo el velorio, pero yo había permanecido en el patio.

—...No me moveré, al menos no aún. —Les dije sin ánimos de discutir.

Tsuna suspiró y extendió su paraguas hacia mí al tiempo que se metía bajo el de Enma.

—Al menos úsalo, sé que ya estás empapado pero es mejor que nada.

Tomé el paraguas sin decir nada y ambos se fueron abrazados, esperaba que ellos no fueran separados cómo nos pasó a nosotros, pero sé que de llegar ese día, ninguno se arrepentiría de no haber aprovechado el tiempo cómo lo estoy haciendo yo.

—Tantas veces que te llamé idiota, y resulta que yo era el imbécil.

Observé mi reloj de muñeca y cerré mis ojos, ya debía ser tiempo.

Y así fue, un humo rosa me rodeó y me vi en la antigua habitación de Tsuna en Namimori, la versión infantil de la vaca tonta me miraba a punto de llorar temiendo mi reacción, pero no tenía tiempo para esto.

—Lambo. —Lo llamé mientras me agachaba frente a él tratando de no asustarlo más—. Necesito tu ayuda.

A la mierda el orgullo, ya me había costado demasiado.

—¿Reborn necesita ayuda... De Lambo-san? —Preguntó atónito, así que yo asentí—. ¡Nyajajajajjajaja! ¡No puede evitarse! ¡Lambo-san es amable así que te ayudará!

—Gracias Lambo. —Le dije con una sonrisa rota, él detuvo su risa y parecía a punto de decir algo, pero lo corté extendiéndole un sobre que saqué del bolsillo de mi abrigo—. Cuando mi yo de este tiempo regrese, dale esta carta y encárgate de que la lea completa. Asegúrate de que no se dañe ni se pierda Lambo, por favor.

Él tomó el sobre envuelto en papel impermeable y me observó con desición.

—¡Lo entiendo! ¡Lambo-san entregará la carta de Reborn a Reborn! —Reí un poco por su actitud, me recordaba un poco a ti—. Pero...

—¿Qué pasa?

Él miró la carta dubitativo y alzó su mirada, me sorprendió ver la preocupación en sus ojos al verme.

—Si entrego esto... ¿Reborn dejará de estar triste?

Acaricié su cabello y sonreí con esperanza.

—Sí, esa carta alejará la tristeza de mi, así que te la encargo Lambo. Mi felicidad depende de ti.

Él asintió con determinación y casi al instante, el humo volvió a rodearme y me encontré nuevamente frente a tu tumba. Acaricié la inscripción en ella pensativo, "Gabriel Tusha", cuánto me hubiera gustado que hubieras sido recordado como un Sinclair, pero no se pudo por mi estupidez.

—Espero que mi viejo yo haga las cosas mejor. Hasta otra vida amore mio. —Me despedí usando mi mano para dejar un beso sobre la lápida y entrar a la mansión.

Reborn nunca pudo confirmarlo, pero en ese momento, su yo del pasado que recién había recuperado su forma adulta sostenía con manos temblorosas la foto que venía junto a la carta que le había dado Lambo y que recién acababa de leer.

En ella se podía apreciar a un hombre de cabellos y ojos onix con patillas rizadas que sonreía de lado mientras era abrazado por otro de cabellos rizados púrpuras y que sonreía de forma amplia con los ojos cerrados.

—¡Reborn-sempai! —Escuchó como lo llamaban desde afuera de la casa así que corrió a asomarse por la ventana y ahí estaba—. ¡Si no nos apuramos llegaremos tarde a la prueba de trajes de Colonnello-sempai y se pondrá histérico otra vez!

Apretó sus puños y tragando el nudo en su garganta respondió.

—¡Ya bajo Skull!

La sorpresa en el rostro de la nube al ser llamado por su nombre no pasó desapercibida para el Hitman antes de alejarse de la ventana.

—Reborn. —Se detuvo al escuchar el llamado infantil—. ¿Ya no estarás triste?

Observó la carta y la fotografía en sus manos antes de que estás comenzarán a arder en llamas amarillas.

—No lo estaré Lambo. Gracias a ti ya no me equivocaré. —Le dijo mientras dejaba caer las cenizas de la única prueba de aquel futuro nefasto.

Esta vez, ambos vivirían.

Fin